Prevalencia de factores de riesgo modificables de enfermedades no transmisibles, en estudiantes de la Carrera Técnico Superior en Bromatología del Colegio Monserrat.

Resumen

Las enfermedades no transmisibles (ENT), representan en la actualidad la mayor carga de enfermedades en nuestro país y en el mundo. Las cuales se caracterizan por presentar los mismos factores de riesgo modificables: alimentación inadecuada, estado nutricional de sobrepeso y obesidad, bajo nivel de actividad física, tabaquismo y consumo excesivo de alcohol.

El objetivo de este trabajo fue estimar la prevalencia de los factores de riesgo modificables asociados a estilos de vida presentes en los alumnos de ambos sexos de la Carrera Técnico Superior en Bromatología del Colegio Nacional de Monserrat en la Ciudad de Córdoba en el año 2018.

Se realizò un estudio de tipo descriptivo, observacional y de corte transversal. La muestra estuvo conformada por 83 jóvenes de ambos sexos. Se realizaron mediciones antropométricasde (peso, talla y circunsferencia de cintura) y se indagó sobre hábitos alimentarios, hábitos tóxicos (consumo de alcohol y de tabaco) y actividad física por medio de un cuestionario personal auto administrado. Los datos se procesaron con el programa estadístico InfoStat.

El 86,75% de la población manifestó consumir alcohol. Un 8,43% reportó fumar actualmente. El 96,39% expresó realizar actividad física. El 57,83% presentó un adecuado consumo de frutas y un 61,45% de verduras. Un 18,07% mostró un consumo bajo de carnes y huevos. Un 55,42% reportó un consumo bajo de lácteos. Un 60,24% manifestó un consumo adecuado de cereales y legumbres. Alrededor de un cuarto de la muestra estudiada presentó alto consumo de aceites y azúcares. Un 67,47% de los estudiantes presentó estado nutricional normal. El 85,54% presentó riesgo cardiovascular bajo.

En conclusión, se encontró una elevada prevalencia de factores de riesgo modificables en relación al consumo de alcohol y a los hábitos alimentarios. La disminución de hábitos tóxicos, sumado a una adecuada alimentación, combinada con ejercicio fisico sostenida en el tiempo crearía un contexto favorable para la prevención de ENT.