n. 6 (2024): Derechos de lxs hablantes
Dado el contexto en el que nos encontramos, en el cual, las declaraciones que vulneran nuestros derechos son una moneda corriente, nos vemos interpeladxs desde nuestra disciplina. Como investigadorxs de la lengua, consideramos relevante traer a colación la discusión sobre los derechos lingüísticos como derechos humanos y parte fundamental de la identidad, la dignidad y la calidad de vida de las personas. La declaración de derechos lingüísticos de la UNESCO de 1991 reconoce que son al mismo tiempo individuales y colectivos y, además, define a una comunidad lingüística como todo conjunto de personas que “se autoidentifica como pueblo y ha desarrollado una lengua común como medio de comunicación natural y de cohesión cultural entre sus miembros” (p. 23).
Sin embargo, y a pesar de lo que declara ese documento, resulta innegable que no todas las comunidades lingüísticas gozan, en la práctica, de los mismos derechos. Diariamente nos encontramos con problemáticas tales como la invisibilización de las lenguas indígenas cuyas comunidades luchan por la alfabetización e institucionalización en sus lenguas, las dificultades en la reglamentación jurídica que debería prestar garantías a los ciudadanos en el ámbito público, la proliferación de discriminación y estereotipos negativos de lenguas y variedades marginales en contextos educativos, la legitimación de la enseñanza de lenguas extranjeras europeas en detrimento de otras lenguas menos valoradas, entre otras.
Teniendo esto en cuenta, esta nueva convocatoria se abre además en el marco del III Encuentro internacional de Derechos Lingüísticos como Derechos Humanos: Conversaciones ins/urgentes. Este espacio surgió en un primer momento como una respuesta al Congreso de la Lengua Española en el año 2019, como protesta y denuncia de las acciones que entonces vulneraron los derechos de lxs hablantes en favor de un monolingüismo prescriptivista. En contraposición, el Encuentro plantea devolver la relevancia a lxs hablantes y concebir la lengua como “un territorio estratificado en el que se forman, conforman y pueden desplazarse los derechos, las identidades, los géneros, las pedagogías y las políticas públicas, en síntesis, formas de vivir la vida de cuerpos y comunidades” (Circular del III Encuentro internacional de Derechos Lingüísticos como Derechos Humanos: Conversaciones ins/urgentes).