Editorial

Autores/as

  • Nora Aquín Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Córdoba.

Palabras clave:

editorial conciencia social, cartografias de la desigualdad, trabajo social contemporáneo

Resumen

Cuando lanzamos la convocatoria para publicar en el presente número, allá por mayo de dos mil diecinueve, nos propusimos dar cuenta, a través de las distintas producciones, de las modificaciones producidas en las condiciones de vida de los sujetos con quienes desarrollamos nuestra intervención, y, también, de las modificaciones producidas en nuestro ejercicio profesional, a partir de la instauración en la Argentina de la tercera ola neoliberal. Sabemos que la gestión de los gobiernos neoliberales favorece indefectiblemente los intereses de los grupos económicos concentrados, en detrimento de las condiciones de vida de la mayoría de la población.  Aumenta así, y de modo notable, la desigualdad., sea ésta considerada en términos regionales, provinciales o entre sectores sociales. Y ello es así en cualquier tiempo y lugar en que se imponga el neoliberalismo como modelo socio-político.

La aparición del número 6 de ConCiencia Social, ya promediando el año 2020, nos encuentra –y esto es central para las ciencias sociales y particularmente para el trabajo social— afrontando las consecuencias profundas de un proceso de modernización excluyente, que fuera rechazado a través del voto popular el 27 de octubre de 2019. La exclusión radica en una fuerte embestida contra derechos económicos y socioculturales adquiridos, embestida que se concretó a través del cierre de áreas estatales estratégicas desde el punto de vista de la garantía de derechos; a través de despidos masivos —que a nivel estatal estuvieron asociados a la persecución política y a nivel privado a la necesidad de disciplinar la fuerza de trabajo de modo de garantizar la baja del salario—. En síntesis, ha quedado configurado un escenario que dio por tierra con derechos inalienables de la sociedad argentina como son  la educación pública, el derecho al trabajo, a la salud, a la información veraz, a la libertad de expresión, a la libertad de asociación y de participación política. Se trata de un proceso regresivo que ya se ha ensayado en distintas oportunidades en nuestro país siempre con los mismos resultados: el empobrecimiento, la pérdida de derechos y de conciencia de nuestros derechos.

El actual momento nos ilumina con una luz tenue, que puede ser interpretada como ocaso o como amanecer. Y es que en realidad ninguna de las dos posibilidades está asegurada. Sin embargo –y como apuesta permanente y mayoritaria en el campo del Trabajo Social— queremos empujar a que amanezca.

En esta perspectiva, las/os profesionales que intervienen en la cuestión social pueden construir un horizonte que oriente sus prácticas. En él, ocupa un lugar importante el reconocimiento de que la nuestra es a la vez una práctica distributiva y cultural. En la primera dimensión, tenemos la posibilidad de distribuir bienes de uso, sin más restricciones que las que impone el contexto. Y en tanto práctica cultural, resulta necesario desarrollar una lucha discursiva que enfrente a la aporofobia –odio hacia los pobres—; y en segundo lugar, enfrentar el rechazo hacia las políticas de protección social que predominan en el sentido común.

Desde este punto de vista, nos definimos por lo que Habermas llama el interés emancipatorio que estructura las ciencias críticas. El interés emancipatorio se dirige, tanto subjetiva como socialmente, a romper, en lo que está a nuestro alcance, con las distintas formas de dominación, y tiene como horizonte la emancipación. Como señala María Inés Peralta en su artículo para este número, el interés emancipatorio necesita del ejercicio de la crítica, la cual …” debe ser recuperada, atesorada, activada, actualizada a la luz de lo que las prácticas sociales actuales nos convocan a pensar”. Esta definición exige animar y renovar el interés por la dimensión ética, tanto en los procesos de formación como en el ejercicio profesional, superando la idea de la ética como conjunto de prohibiciones y de permisos, y encarándola como espacio privilegiado de indagación acerca del significado social de nuestras profesiones, y del alcance de nuestras libertades y responsabilidades en nuestra condición de profesionales. Y si este interés es abordado colectivamente, tanto mejor.

Nuestras prácticas y representaciones no pueden sustraerse de sus condiciones de posibilidad: nuestros análisis, nuestras propuestas, nuestras críticas, se inscriben en las condiciones que la geografía y el tiempo histórico ejercen sobre nosotros. El tiempo histórico parece estar cambiando. Intentemos estar  a la altura de ese cambio. En términos de Michele de Certeau, seamos al mismo tiempo mirones y caminantes, no envejezcamos, sigamos inventando hora tras hora el acto de desafiar el porvenir.

Biografía del autor/a

  • Nora Aquín, Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Córdoba.

    Directora de ConCienciaSocial

Referencias

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Publicado

2020-05-01