Vol. 13 Núm. 25 (2024): Difracciones, articulaciones y coaliciones entre academia y activismos
Aprender a mirar desde el punto de vista de vidas otras -marginadas, oprimidas, subyugadas, subalternadas- implica visibilizar nuestros privilegios y reconocer que es posible habitar posiciones de sujeta que nos habilite a relativizarlos. Se trata de la posibilidad de mirar desde un lugar encarnado que fortalece la objetividad porque el punto de vista de las posiciones subalternas permite ver aquello que aparecía sesgado si sólo mirábamos desde posiciones hegemónicas, dominantes, institucionalizadas. Aprender a pensar desde posiciones móviles e intercambiables no garantiza que el punto de vista de las mujeres -o de cualquier otra posición subalterna – pueda resultar contradictoria, equívoca, distorsionada. Lo que estos ejercicios críticos ponen en juego son las condiciones de posibilidad del diálogo y la traducción de saberes, prácticas y tecnologías en las que aprender a escuchar trastoca radicalmente la producción de conocimiento. Hacer el ejercicio de ampliar la audibilidad a las voces, sentires y quehaceres de mujeres migrantes, de sectores populares, asalariadas, precarizadas, indígenas, militantes permite conectarnos con relatos, narrativas, testimonios, trayectos vitales, corpobiografías. Todo lo cual requiere y supone la articulación academia/activismos así como la producción teórica hacia ampliaciones epistémico-metodológicas situadas y en contexto.
Aprender a mirar, aprender a pensar, aprender a escuchar, ampliar la audivilidad no solo trastoca la distancia entre sujeto y objeto en el interés, el involucramiento, el acuerpamiento sino también desmiente las visiones desinteresadas en la co-implicancia, las alianzas, la búsqueda de afinidades, los nudos y des(a)nudamientos para sostener(nos) en una epistemología de la articulación que asume que los sujetos implicados en las tramas de una indagación están atravesados por intereses diversos y sesgos particulares, que los objetos son activos y móviles y que los contextos y los procesos de investigación reconfiguran las relaciones.
Producir conocimiento en relación y que ese intercambio de saberes y prácticas genere conocimientos situados así como nuevas articulaciones y conexiones en el territorio, supone que tanto el intercambio como la productividad que de allí devienen están amarrados a sus condiciones de producción. Nos referimos a la situacionalidad, la ubicación geopolítica, las contingencias históricas, las políticas de financiamiento de investigación, los modos en los que configuramos las comunidades (no) académicas, las relaciones entre activismo y academia, los usos de la investigación, las disputas por lo que se concibe como conocimiento experto y por quiénes lo generan.