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Número 7 · Año 2021


 

Interferencias monumentales: activismos sobre figuras públicas

 

Monumental Interferences: activisms in public figures

 

Ana Laura Axat

Universidad Nacional de La Plata

La Plata, Argentina

anaxat4@gmail.com

https://artilugiorevista.artes.unc.edu.ar/files/image002-1.pnghttps://orcid.org/0000-0001-9470-0865

 

 Julia Cisneros

Universidad Nacional de Córdoba / Universidad Nacional de La Plata

La Plata, Argentina

julia_cisneros@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0002-4140-623X

 

 

Recibido: 19/02/2021 - Aceptado con modificaciones: 10/06/2021

https://artilugiorevista.artes.unc.edu.ar/files/image003-1.png ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s2408462x/b574rv4yr

 

Resumen

Este trabajo indaga sobre activismos artísticos que intervienen de forma crítica símbolos coloniales como estatuas y monumentos, creando acciones efímeras disruptivas que funcionan como interferencias en el espacio público. Abordaremos distintas estrategias que asumen las intervenciones sobre las figuras monumentales; y, a partir de dos casos, analizamos la potencia de estas prácticas en el espacio público y la comunidad. Reseñamos en primera instancia la intervención sobre la estatua de Isabel la Católica en La Paz, Bolivia, por parte del movimiento Mujeres Creando —rebautizada como “La chola Globalizada”— y distintas acciones sobre monumentos a Julio Argentino Roca realizadas entre los años 2003 y 2020 en Argentina.

Palabras clave: Monumento, Patrimonio, Activismo, Participación.

Abstract

This study investigates about decolonial artistical practices that question symbols displayed in public spaces. This is done by interventions of monumental figures, and by this the transformation of ephemeral poetics are activated and function as interference in public spaces. On one hand we go through the different ways that interventions in monuments and statues assume; and on the other hand, taking into account two cases, we analyse the power of this actions over public space and the community. In first instance, we review the intervention in the statue of Isabel la Católica in La Paz, Bolivia, done by the movement “Mujeres Creando” —which was renamed “La chola Globalizada” after the intervention— and different actions performed over the monument of Julio Roca, done between 2003 and 2020 in Argentina.

Key words: Monument, Heritage, Activism, Participation.


ARTILUGIO

Número 7, 2021 / Sección Reflexiones / ISSN 2408-462X (electrónico)

https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART

 

Centro de Producción e Investigación en Artes,

Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.

https://artilugiorevista.artes.unc.edu.ar/files/image004-1.png

 

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional


 

 No sufrimos un olvido de la historia normativa, sino un borrado sistemático de la historia de opresión y resistencia.

 No necesitamos más estatuas. No pidamos mármol o metal para llenar esos pedestales. Subamos a ellos y contemos nuestras propias historias de supervivencia y liberación.

 Paul B. Preciado (2020)

Introducción

En el año de la pandemia, a pesar de las medidas de distanciamiento social y confinamiento decretadas en el mundo, asistimos a manifestaciones en el espacio público que centraron sus reclamos contra la violencia ejercida por el colonialismo y en denuncia contra el patriarcado. Un elemento de la gramática urbana se convirtió en protagonista de estas luchas: las estatuas. Los procedimientos utilizados para intervenirlas fueron varios; en muchos casos se trató de materiales efímeros en contraste con la perdurabilidad del mármol, tal es el caso del graffiti, el papel, la tela o bien distintos activismos lumínicos. En otros casos, la operación fue más radical: se practicaron amputaciones, inmersiones en lagos o directamente la quema del monumento. Por ejemplo, la estatua de Cristóbal Colón en La Paz, Bolivia fue intervenida el 12 de octubre de 2020 con pintura roja, con el símbolo de una chacana y una calavera en su pedestal. En Boston, Estados Unidos, hacia el mes de junio, Colón había sido decapitado. A partir de estas intervenciones nos preguntamos ¿qué sentidos disputa la apropiación de estos monumentos?, ¿mediante qué estrategias interpelan el discurso hegemónico?, ¿qué narrativas históricas discuten?, ¿qué tensiones evidencian en la cartografía urbana?, ¿cómo lo hacen? y ¿en qué momentos/contextos se activan estas intervenciones? Este trabajo reflexiona en torno a dos casos donde se evidencian estos interrogantes: en primer lugar, la experiencia propuesta por Mujeres Creando[1] (MC) sobre la estatua de Isabel La Católica en La Paz, Bolivia, en 2020; y por otra parte, una serie de intervenciones en torno al monumento de Julio Argentino Roca realizadas en Argentina entre 2003 y 2020.

El emplazamiento de esculturas monumentales en los paseos y parques contribuyó en latinoamérica a fortalecer un concepto de urbanización liberal y colonial promoviendo determinados próceres y relatos hegemónicos (Gutiérrez Viñuales, 2004). Las intervenciones contemporáneas sobre estos monumentos representan un acto de sublevación ante el relato construido en torno a estos símbolos, personificados en figuras que encarnan una historia de opresión y violencia. Volver sobre ellos implica desnaturalizar la omnisciencia de estos objetos escultóricos mediante intervenciones poéticas que cuestionan su sentido.

Caracterizamos, por su modo disruptivo y contestatario, como decoloniales las acciones que analizamos en el este escrito, en tanto que presentan desde lo procedimental estrategias que interpelan una concepción eurocéntrica del arte al desmarcarse de su tradición autorreferencial, a través de experiencias transdisciplinares que se implican en lo político (Melendo e Isidori, 2016). Estas presentan formas de acción disruptivas que contraponen prácticas efímeras comunitarias con las representaciones que “monumentalizan” figuras, cuestionando los criterios de representación. Asimismo, como veremos, recuperan y revalorizan a través de diferentes recursos elementos identitarios de la tradición de los pueblos originarios, planteando una visión crítica sobre el presente.

Las acciones de Mujeres Creando se proponen desde un feminismo despatriarcal que discute la hegemonía de representación, planteando una matriz de producción propia como práctica anticolonial (Galindo, 2018). Sus intervenciones crean irrupciones en el espacio público que operan simbólicamente transformando el contexto como estrategias para visibilizar formas de opresión y desigualdad.

 

Interferencias

La controversia sobre las figuras emplazadas en el espacio público no es algo nuevo. En 1966, la ecléctica y popular revista Panorama publicaba un artículo titulado “El hospital de la gloria”. Con tono humorístico abordaba el problema del “vandalismo” sobre los próceres de las plazas. Los encargados de recomponer manos, cabezas, alas, ornamentos y lanzas de las estatuas rotas de la ciudad de Buenos Aires trabajaban en la sección de Parques y Paseos Públicos. La nota identificaba cinco tipos de “agresiones” sobre los monumentos: los censuran, roban, ensucian, rompen o explotan. Entre los motivos: la moral, la política, el amor.

Nadie se salva de las afrentas y de la destrucción. Hasta San Martín fué víctima de atentados. En una plaza suburbana donde se retiraron los bustos de Perón y Evita, obcecados militantes de la Juventud Peronista procedieron a quitar un tercer busto, el de San Martín aclarando en un cartel que “Si Perón y Evita no pueden estar aquí, tampoco va a estar San Martín” (El hospital de la gloria, 1966, p. 51).

El 5 de marzo de 1956, el Decreto-ley 4161 que proscribió al peronismo obligaba a retirar todos los monumentos, estatuas y bustos emplazados en el espacio público que representaban las figuras de Evita y Perón. La autodenominada Revolución Libertadora se encargó de eliminar hasta los bustos ubicados en la cima del Aconcagua emplazados dos años antes. También mandó a destruir parte del conjunto escultórico que Leon Tomasi había concretado para “El justicialista”. Curiosamente una de estas esculturas, el Monumento a la independencia económica, se reformuló para convertirse en el Hombre de Mar emplazado en la ciudad de Mar del Plata, Argentina.

Retomando el artículo de Panorama, el periodista se detiene finalmente en el valor histórico y político de estos monumentos así como las tensiones que provocan e indica:

Otros próceres que suelen visitar el taller son Rivadavia, Moreno y Mitre, todos del sector liberal, ya que la rama caudillista y nacionalista de la historia no tiene monumentos; tal vez por eso, sus seguidores se desquitan ensuciando los de sus adversarios. Sarmiento encabeza cómodamente el ránking de los atentados (p. 51).

La disputa por los sentidos que imponen estos cuerpos de piedra y metal tiene una larga historia que opera directamente en la gramática urbana. A partir de la preeminencia y visibilidad de determinados personajes (denominados como el “sector liberal” en el artículo citado) en contraposición a la ausencia de otros se construyen tramas discursivas que impactan en el espacio social.

Desde una mirada sociológica crítica, la noción de patrimonio implica que los bienes reunidos en la historia de una cultura no pertenecen realmente a toda la sociedad, aunque parezcan ser de todos y estar a su disposición. Las formas en que se transmite el saber y la herencia cultural en las sociedades —mediante instituciones como la escuela o los museos— evidencia que la apropiación de los bienes culturales y patrimoniales es desigual. Al respecto, como indica Garcia Canclini (1999), la capacidad diferenciada para vincularse con el patrimonio se origina primero en la desigual participación de los grupos sociales en la conformación de ese objeto de valor o bien común. El autor entiende que:

La reformulación del patrimonio en términos de capital cultural tiene la ventaja de no presentarlo como un conjunto de bienes estables neutros, con valores y sentidos fijos, sino como un proceso social que, como en el otro capital, se acumula, se renueva, produce rendimientos que los diversos sectores se apropian de forma desigual ( p. 18).

Preciado (2020), en su artículo “When Statues Fall” [Cuando caen las estatuas], entiende que la destrucción de los monumentos es un proceso de resignificación material del espacio urbano que...

(...) genera caos pero también alegría política y finalmente justicia. Una revolución no es solo una suplantación de los modos de gobierno, sino también un colapso de los modos de representación, una sacudida del universo semiótico, un reordenamiento de cuerpos y voces. Es importante que estos momentos de intervención, crítica y desamparo no sean criminalizados sino acogidos como gestos de subjetivación política de quienes han sido y son objetivados por las técnicas del gobierno patriarcal y colonial. Una característica de una democracia radical es su capacidad para entender la reinterpretación crítica de su propia historia como fuente de creatividad y emancipación colectiva, en lugar de apresurarse a homogeneizar voces y contener la disidencia (párr. 16).[2]

El arqueólogo e historiador Gonzales Ruibal[3] señala en una entrevista reciente que la mayor parte de las estatuas de confederados en Estados Unidos no se levantaron durante o después de la Guerra de Secesión, sino entre los años de 1910-1920 y entre 1950-1960; años de lucha por los derechos civiles en los que la población afroamericana empezaba a organizarse contra el racismo. Así, el propósito de materializar estas representaciones en el espacio público se vincula con la defensa y consolidación, desde lo simbólico, de un sistema de opresión. Si los gobiernos conservadores y de derecha protegen estos monumentos y condenan los ataques, sin acceder a debatir e intercambiar con las comunidades por sus reclamos, es precisamente porque estas estatuas son una parte simbólica constitutiva de la narrativa patriarcal-colonial que promueven con sus políticas.

Las intervenciones a monumentos que reafirman el colonialismo y el patriarcado irrumpen en el espacio público generando prácticas colectivas decolonizantes y antipatriarcales, crean modos de participación ciudadana que disputan sentido a los poderes hegemónicos. Estos activismos artísticos[4] proponen diálogos entre vecinos/as, organizaciones y colectivos de arte.

En líneas generales, podemos identificar dos grandes formas de intervención crítica sobre estos monumentos públicos, por un lado el derribo o destrucción de las esculturas y por otro, aquellas acciones que intervienen de manera efímera las estatuas, resignificándolas a través de diferentes procedimientos. En ambos casos se trata de formas de acción más o menos organizadas, más o menos resonantes políticamente. Nos interesa aquí analizar algunos ejemplos dentro de la segunda caracterización con la intención de reflexionar sobre la potencia simbólica de ciertas estrategias de intervención en el espacio público. Entendemos que estas interpelan las cartografías urbanas y la historia, promueven debates e “interferencias” contraponiendo y creando otros significados y otras memorias posibles para pensar lo común.

Nos detendremos en este trabajo en dos intervenciones que implican formas de acción y colaboración: por un lado “Nuestros sueños no caben en sus urnas. La plaza de la chola globalizada”, acontecimiento que tuvo lugar en 2020 en La Paz, Bolivia. Por otro, en una serie de acciones realizadas en torno a los monumentos de Julio Argentino Roca en la ciudad de Buenos Aires y en Bariloche, Argentina respectivamente.

Imagen 1: Mujeres Creando (2020, 12 de octubre). Nuestros sueños no caben en sus urnas. La Paz, Bolivia. La plaza Isabel La Católica fue rebautizada como “Plaza de la Chola globalizada”[5].

 

La chola globalizada

“Nuestros sueños no caben en sus urnas” fue una acción convocada por Maria Galindo[6], realizada conjuntamente por el movimiento MC y otras organizaciones[7]. Se llevó a cabo en el año 2020 en La Paz, Bolivia, con un clima de tensión social y política en la semana previa a las elecciones generales[8], el 12 de octubre, Dia de la Descolonización[9].

Este colectivo irrumpió en la plaza Isabel La Católica y realizó una intervención a la estatua de la reina. Los días previos, MC invitó a las mujeres a movilizarse desde la casa central del movimiento La Virgen de los Deseos, bajo la consigna-graffiti electoral “Nuestros sueños no caben en sus urnas”. Se convocó a concurrir con carteles que propusieran consignas en las que se reclamara al estado las deudas pendientes con los derechos de las mujeres. Al grito colectivo deNunca más nos vamos a callar” el colectivo irrumpió el Día de la Descolonización en la plaza portando carteles con consignas como “luchar hoy significa no morir mañana”.

La primera acción que realizaron fue intervenir con los carteles las rejas que circundan el monumento; se procedió luego a vestir la estatua con ropas características de las cholas: pollera, sombrero y aguayo[10]. Los objetos utilizados (polleras y dos mantas para el aguayo) tenían un valor simbólico especial en tanto fueron donadas a MC por dos de las oradoras del evento[11]. La base del monumento y la placa con el nombre de Isabel fueron intervenidos con pintura roja, en su lugar se colocó un cartel de cartón que rebautizó el sitio como “Plaza Chola Globalizada”. Luego de la intervención a la estatua, tres cholas integrantes del colectivo, pronunciaron discursos frente a las/los presentes e invitaron a otras mujeres a contar sus experiencias[12]. Como cierre de la acción se propuso marchar hacia el Ministerio de Gobierno próximo a la plaza, para intervenir la fachada con carteles.

La intervención de la estatua se propuso como un ejercicio de deconstrucción simbólica sobre esa representación; la figura de la mujer noble, blanca, europea, emblema de la colonia es transformada y resignificada en la figura de la chola, no con la intención de erigir un nuevo estereotipo (la chola cosificada como objeto ornamental) sino como representación de las mujeres locales en su diversidad. De esta manera, se aglutina en esa figura un abanico complejo de pertenencias y condiciones sociales (Galindo, 2020). A la vez, la intervención propone replantear la connotación negativa de una práctica cultural puesto que travestir de chola es visto como algo negativo en la sociedad boliviana, así lo explica Maria Galindo (2020):

Es importante entender que el acto de travestir de chola en Bolivia se lee como de humillación en código racista y machista: en los municipios del altiplano cuando un alcalde o dirigente es indeseable y corrupto se le viste de chola, en el cuartel cuando un soldado es desobediente o débil se le castiga poniéndole pollera. A la mujer amante que no es “públicamente pareja” se le llama la “chola de” (párr. 7).

Imagen 2: Mujeres Creando (2020, 12 de octubre). Nuestros sueños no caben en sus urnas. La Paz, Bolivia. La plaza Isabel La Católica fue rebautizada como “Plaza de la Chola globalizada”[13].

 

Este ejercicio problematiza la construcción patriarcal, colonial y racista de lo abyecto, reivindicando la figura de la chola y sus prácticas: el uso de la pollera, el sombrero y el aguayo funciona como respuesta irónica al estereotipo de representación hegemónica impuesto por la mujer globalizada con estándares europeos. La “chola globalizada” alude a ese horizonte ilimitado, como señala Galindo “es la reivindicación del atrevimiento de la chola, la reivindicación de la chola inventada por sí misma que no es originaria porque es original” (párr. 9). Este gesto de revalorización de su figura está lejos de una concepción tradicionalista, la coloca en el centro como protagonista activa del presente.

 

Desmonumentalizar a Roca

En 1940, fue emplazado en el Centro Cívico de Bariloche un monumento con la figura de bronce del General Julio Argentino Roca[14]. Al año siguiente se ubicaron otras esculturas ecuestres que lo homenajeaban, entre estas, una en la ciudad de Buenos Aires cercana a la casa de Gobierno. Con estos homenajes, el gobierno conservador de Castillo, se propuso sostener y reforzar a nivel nacional el relato histórico de la mal llamada “Campaña del desierto”[15] liderada por Roca, que significó el genocidio de los pueblos originarios y la apropiacion de sus tierras de la región pampeana y patagónica. Con el correr de los años estos y otros monumentos fueron intervenidos por manifestantes que expresaron su repudio hacia la representación de la figura de Roca. Muchas de las estatuas fueron reparadas, rodeadas de rejas e incluso custodiadas por las fuerzas de seguridad.

En los años posteriores al Bicentenario de la República Argentina, colectivos de activismo artístico, en colaboración con organizaciones y grupos de vecinos/as, produjeron intervenciones en diferentes sitios del país. El colectivo Grupo de Arte Callejero (GAC)[16] realizó entre 2003 y 2005 una serie de acciones en torno al monumento de Roca emplazado en la ciudad de Buenos Aires: el cambio de denominación de la calle que recordaba al genocida, campañas de concientización sobre la temática, conversaciones y charlas abiertas al pie de la estatua de Roca (GAC, 2009). Con la creación de la Comisión Anti-Monumento a Julio Argentino Roca elaboraron el proyecto de ley[17] que lleva el mismo nombre, donde exponen sus fundamentos que señalan la necesidad de “revisar los mecanismos mediante los cuales se establecen formas de simbolizar y se instituyen modelos que rigen la vida y la identidad de los pueblos” (GAC, 2009, p. 306). En el documento exponen también que “el ejercicio de la memoria es una necesidad que no se restringe a los crímenes de lesa humanidad ocurridos en las últimas décadas, sino que debe abarcar a toda nuestra historia y llegar hasta presente”[18] (p. 307). El colectivo solicita que se consideren los reclamos en torno a otros genocidios, al señalar que “la figura de Roca es utilizada por los sectores retrógrados para rectificar su dominio” (p. 307) perpetuando la impunidad. El proyecto finaliza con la propuesta de siete puntos fundamentales entre los que se encuentran “el pedido de remoción y/o destrucción de todos los monumentos con la figura de Julio A. Roca, el reemplazo de denominación de plazas parques museos, escuelas y otros establecimientos que llevan el nombre del genocida” (p. 307) e interesantes iniciativas como revisar los manuales escolares de historia, retirar de circulación el billete de cien pesos y reemplazarlo por un diseño que refiera a los reclamos de los pueblos originarios[19].

Las intervenciones directas realizadas en el monumento fueron de carácter efímero: stencils con la imagen de la estatua desplomándose de su pedestal, grandes escarapelas colgadas del monumento con los nombres de las empresas que pueblan actualmente las tierras patagónicas y afiches que reclamaban a Benetton por el desalojo de familias mapuches de sus territorios. Este conjunto de acciones y estrategias conformó un gran dispositivo que permitió abordar la complejidad de la creación simbólica de una narrativa nacional. Las intervenciones se realizaron colectivamente como ejercicios de construcción de memoria que discuten la historia y visibilizan las consecuencias directas de la continuidad de estas políticas en el presente.

En 2012, Osvaldo Bayer[20] impulsó una campaña para “desmonumentar a Roca”[21]; en todo el país se llevaron a cabo iniciativas para quitar los homenajes que glorificaban al genocida. Finalmente el monumento ecuestre de la ciudad de Buenos Aires[22] fue removido en 2014 y trasladado a la estancia “La larga”, propiedad de la familia Roca.

Imagen 3: Kulturnazo (2012, 11 y 12 de octubre). Intervención al Monumento de J. A. Roca. Bariloche, Argentina. Fotografía de A. Bartoliche[23].

 

La plaza donde está ubicado el monumento a Roca en el Centro Cívico de Bariloche, desde 1990 se transformó en un lugar de acción por la memoria. Todos los 24 de marzo la comunidad se reúne en la renombrada popularmente “Plaza de los pañuelos” para conmemorar el Día de la Memoria. En esas jornadas se realizan pintadas de pañuelos blancos e imágenes del Kultrun[24] mapuche, símbolos que traen al presente dos genocidios y una lucha: la de la memoria por la verdad y la justicia.

El 11 de octubre, fecha en que los pueblos originarios celebran el “último día de libertad”, y el 12 de octubre (Dia de la diversidad cultural americana[25]) se realizan desde hace años intervenciones en torno al monumento de Roca por parte de grupos de activistas e integrantes de la comunidad. En 2008, el grupo Kultrunazo junto a otras organizaciones realizó una intervención en la estatua de Roca: se la cubrió completamente con un Kultrún de tela gigante, provocando que la silueta de la escultura de bronce se viera a contraluz envuelta por la transparencia del objeto circular. Esta acción, que se repite año a año desde entonces, se realiza en el marco de una vigilia nocturna con actividades como una radio abierta, música y charlas para compartir la cosmovisión mapuche y su historia. Las acciones del 11 y 12 de octubre conforman una serie de intervenciones que reavivan los debates sobre la figura del genocida. A pesar del rechazo generalizado de estas comunidades, el monumento permanece en el mismo lugar desde su emplazamiento en 1940[26].

 

Imagen 4: Kulturnazo (2012, 11 y 12 de octubre). Intervención al Monumento de J. A. Roca. Bariloche, Argentina. Fotografías de H. Pirato Mazza y A. Bartoliche[27].

 

Poéticas de lo efímero

Las experiencias presentadas constituyen dispositivos que se estructuran en torno a redes comunitarias entre colectivos artísticos, organizaciones y grupos de personas autoconvocadas. Se complementan con otras prácticas decolonizantes como renombrar colectivamente calles o plazas[28]. Estas operaciones simbólicas conectan pasado y presente disputando al poder un relato histórico y cuestionando la “honorabilidad” de estas figuras y de las políticas que representan. Las intervenciones proponen una articulación entre instituciones y comunidades operando desde lo artístico y lo político, y desdibujando los límites disciplinares a través de la apropiación de procedimientos y estrategias que conjugan diversas formas de hacer. Su potencia simbólica activa debates políticos y pone en circulación otros discursos, a través de su capacidad para colectivizar luchas y por su cualidad inventiva para crear otros modos de habitar el presente.

Imagen 5: Kulturnazo (2012, 11 y 12 de octubre). Intervención al Monumento de J. A. Roca. Bariloche, Argentina. Fotografías de H. Pirato Mazza y A. Bartoliche[29].

 

Identificamos en estas experiencias formas de intervenir que podríamos denominar poéticas de lo efímero, en relación a las estrategias performativas y las materialidades que se utilizan en el espacio público. Estas intervenciones-interferencias proponen acontecimientos colectivos que alteran la significación de un lugar e invitan a experimentar ese espacio cotidiano con códigos críticos. Lo efímero está presente también en la materialidad empleada: cartón, pintura, telas, tejidos, papel y luz, son elementos que, desde su fragilidad, dialogan con el bronce y la piedra de las estatuas, preparadas para resistir la erosión del tiempo y la intemperie, dispuestas para ser inmortales. Las poéticas de lo efímero no intentan erigir nuevas monumentalidades y “figuras eternas” crean más bien formas abiertas, colectivas y transformables.

Según Preciado (2020), estas estatuas deben ser retiradas del espacio público porque son símbolos de la naturalización de las violencias patriarcales y coloniales. Consideramos que intervenciones como las de los monumentos a J. A. Roca y a la estatua de la Reina Isabel contribuyen a reflexionar con la comunidad creando memoria y vehiculizado demandas colectivas urgentes.

 

Referencias

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Biografías

Ana Axat

Profesora en Historia de las Artes Visuales, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Maestranda en Estéticas Contemporáneas Latinoamericanas de UNDAV. Recibió la beca de Creación del Fondo Nacional de las Artes en 2017. Actualmente es docente de Artes Combinadas y Procedimientos Transdisciplinares e integra proyectos de investigación en la Facultad de Artes (UNLP). Participa en proyectos colectivos de producción plástica y de edición.

Contacto: anaxat4@gmail.com

Julia Cisneros

Magíster en Estética y Teoría del Arte (UNLP, FA), Licenciada en Letras Modernas (UNC), Técnico superior en Artes Visuales (UPC), Profesora en Letras (UNLP). Trabaja como docente en escuelas públicas de la ciudad de La Plata. Participa de equipos de investigación de la UNC y la UNLP, también en el Centro de Arte Experimental Vigo. Ha recibido becas del FNA de creación e investigación, publicó artículos de investigación, ilustraciones y libros de poesías.

Contacto: julia_cisneros@hotmail.com

 

Nota de las autoras

“Interferencias Monumentales: activismo sobre figuras públicas” surge en torno al proyecto editorial Bruma del cual formamos parte junto a la ilustradora y diseñadora Pilar Romero. Bruma (@bruma.editora) es una plataforma de edición experimental iniciada en 2019 dedicada a la investigación artística. Para la colección GRITO —que compila registros de activismos en el espacio público— realizamos un fanzine denominado FIGURAS. Esta edición recupera registros de intervenciones sobre estatuas y propició la presente indagación.

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Cómo citar este artículo

Axat, A. y Cisneros, J. (2021). Interferencias monumentales: activismo sobre figuras públicas. Artilugio Revista, (7). Recuperado de: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART/article/view/34544 

 


https://artilugiorevista.artes.unc.edu.ar/files/CC-BY-NC-SA.png



[1] Movimiento de activismo feminista y anarquista de Bolivia, activo desde 1992 con sede en La Paz y Santa Cruz.

[2] Texto original en inglés. Traducción de las autoras.

[3] Ver: Zas Marcos, M. (2020, 17 de junio). El derribo violento de estatuas reabre un debate histórico: «El espacio público es para el homenaje» [entrevista a A. González Ruibal]. Conversación sobre la Historia. Recuperado el 2021, 8 de junio de https://conversacionsobrehistoria.info/2020/06/17/el-derribo-violento-de-estatuas-reabre-un-debate-historico-el-espacio-publico-es-para-el-homenaje/.

[4] Ana Longoni (2010) define los activismos artísticos como aquellas “producciones y acciones, muchas veces colectivas, que abrevan en recursos artísticos con la voluntad de tomar posición e incidir de alguna forma en el territorio de lo político” (p. 90).

[6] Cofundadora y referente del movimiento Mujeres Creando.

[7] La Organización Matriz de las trabajadoras sexuales de El Alto, Omespro-Organización de Mujeres en situación de prostitución de La Paz y otras mujeres que participaron de forma autónoma.

[8] En esos días se vivía un clima de violencia y amedrentamiento social por parte del gobierno de facto de Jeanine Añez. La presidenta convocó a elecciones, debido a las presiones por las numerosas manifestaciones que denunciaban las violaciones a los derechos humanos en su administración y la pésima gestión de la pandemia del COVID que dejó numerosas víctimas fatales.

[9] En esa fecha se festejaba desde 1915 el Día de la Raza como celebración de la “unión” entre España e Iberoamérica. En los últimos años, países como Argentina y Bolivia hacen un reconocimiento a los indígenas que fallecieron durante la colonización y el 12 de octubre pasa a celebrarse la Diversidad Cultural. En Bolivia, el Día de la Descolonización fue declarado por el Presidente Evo Morales Ayma en 2011.

[11] Yolanda Mamani y Emiliana Quispe, mujeres muy queridas por el movimiento, participaron de la acción dando sus testimonios y donando prendas.

[12] El monumento se transformó en una plataforma para alzar la voz de las cholas, las trabajadoras sexuales, las vendedoras del mercado, las mujeres trans y las trabajadoras del hogar. Las oradoras compartieron por turnos sus experiencias: “ser chola” o redefiniciones sobre el “ser mujer”, sus miradas sobre el rescate de la comida ancestral y la política de estado. También se las invitó a apropiarse de términos racistas como “salvajes” para resignificarlos, otorgarles otros sentidos como ejercicio de desobediencia.

[14] Recomendamos la lectura del artículo “Julio A. Roca y la “Conquista del desierto” monumentalización, patrimonio y usos del pasado durante las décadas de 1930 y 1940”. En él se desarrolla en extenso el proceso de inclusión de la narrativa histórica de la llamada “Campaña del desierto” por parte de las administraciones conservadoras. También recomendamos el artículo “Un desierto para la nación. La Patagonia en las narraciones del Estado de la Concordancia (1932-1943)” de Carlos Masotta.

[15] En “La Campaña del desierto (1870-1890): notas para una crítica historiográfica”, Diego Escolar, Claudia Salomón Tarquini y Julio E. Vezub (2015) señalan que “es inadecuado hablar de “Campaña” o “Conquista del Desierto” debido a que este rótulo tiene específicas connotaciones orientadas a instalar la noción de un espacio vacío y legitimar la invasión, la ocupación y la expropiación territorial de los indígenas que lo habitaban. Por otra parte, la mal denominada “Campaña” o “Conquista” tampoco se concretó mediante un solo evento sino en varios” (p. 224).

[16] GRUPO DE ARTE CALLEJERO, colectivo formado en 1997 “a partir de la necesidad de crear un espacio donde lo político y lo artístico formen parte de un mismo mecanismo de producción” (GAC, 2009, p. 12).

[18] En referencia a la activa política de Derechos Humanos que llevaba adelante el entonces presidente Nestor Kirchner sobre los crímenes cometidos en la última dictadura cívico militar en Argentina.

[19] El billete de cien pesos que reemplazó al de Roca llevó la figura de Eva Duarte de Perón. Se imprimió en 2012 durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner.

[20] Escritor y periodista que coordinó la edición del libro Historia de la crueldad argentina que trata sobre la figura de Julio Argentino Roca. El GAC colaboró con este libro en el capítulo “El antimonumento: resignificación de la memoria histórica”.

[22] Ubicado en Av. Diagonal Sur y Perú, próximo a la casa de gobierno.

[23] Fotografía recuperada el 2021, 18 de junio de https://yenerevista.com/2021/01/09/bariloche-intercultural/.

[24] El kultrun (instrumento circular de madera y cuero) es el objeto emblemático sagrado de la cultura mapuche de un importante valor ceremonial. En torno a intervenciones contemporáneas sugerimos consultar el relevamiento relizado por Natalia Buch (2020): Bronce y genocidio: historias de un monumento en disputa.

[25] En el 2010, año del bicentenario, el gobierno de Cristina Fernández envió al Congreso un proyecto de ley para modificar el nombre de “Día de la Raza” por “Día de la Diversidad Cultural Americana”.

[26] Aunque los reclamos persisten, la Comisión Nacional de Monumentos, Museos y Lugares Históricos argumenta que el traslado del monumento es imposible dado su carácter de "Monumento Nacional". Recomendamos al respecto la lectura de “Monumentos, memorialización y espacio público: reflexiones a propósito de la escultura de Juana Azurduy” de Pablo Ortemberg (2016).

[28] Un ejemplo reciente es el de la Plaza Baquedano (militar que participó en la guerra del pacifico y en la ocupación de la Araucanía) de Santiago de Chile, popularmente conocida como Plaza Italia, fue renombrada como “Plaza Dignidad” a partir de las revueltas chilenas de 2019. Otro caso sucedió en Argentina en el año 2003, los vecinos del barrio de Floresta se organizaron y mediante una votación cambiaron el nombre de la Plaza Ramón Falcón por el nombre Che Guevara.