124 VEsC - Año 14 - Número 26 - 2023 https://revistas.unc.edu.ar/index.php/vesc/issue/view/2437

Entre plazas y pantallas.
En búsqueda de la autonomía infantil

Por Silvina Casablancas y Bettina Berlin

Francesco “Frato” Tonucci, es pedagogo, escritor, dibujante,
investigador italiano del Consejo Nacional de Investigación (Italia) y
responsable del proyecto internacional “La ciudad de los niños y las
niñas” que se lleva adelante en más de 200 ciudades del mundo, siendo
30 de ellas, argentinas1.Entrevistador: ¿Podría comentarnos un poco
acerca de su actividad actual?

“Que las plataformas sirvan para escuchar a los niños”

Una tarde de calor agobiante en el pueblo de Cervara, Italia, Francesco “nos recibió” a Bettina y a
mí, Silvina, como representantes del equipo de investigación del PENT FLACSO. Nos encontramos
en todo el sentido de la palabra, a dialogar, a reflexionar sobre lo acontecido en la pandemia con las
infancias en sus hogares, lo que ocurre ahora, las promesas cumplidas y las que no tanto y también,
el rol de las tecnologías en las vidas de niños y niñas.

Nos interesaba revisar la idea que circuló durante la pandemia, la de “transformar las casas en
laboratorios”, dado que los escenarios de aprendizaje se daban en el entorno cotidiano. Durante ese
tiempo, en múltiples entrevistas y conferencias habló sobre la oportunidad que tenía la escuela para
resignificar su propuesta escuchando a niñas y niños y propiciando su autonomía. También basado
en la idea de pensar en una “ciudad jugable”, propuso organizar un día para regalar la ciudad, de una
forma simbólica y segura, a niñas y niños para salir a jugar y agradecerles así su esfuerzo durante la
experiencia de cierre.

En esta entrevista comparte algunas ideas para analizar el rol de las escuelas, las familias y las
tecnologías en los aprendizajes y la construcción de autonomía durante la pandemia y también hoy
en día.

Entrevistadoras (E): Nos interesa preguntar en primer lugar ¿Qué significó tu frase “La escuela
no para” ¿Qué cuestiones puso este hecho sobre la mesa?

Francesco Tonucci (FT): El tema es muy amplio. Efectivamente yo llegué a esta cuestión (el
confinamiento sorpresivo) como un extranjero que llega a una tierra extraña sin conocer nada, ni la
lengua ni las costumbres. Estuve dos años aislado, en un pueblo donde vivimos pocas personas.
Pasé aquí dos años seguidos, conectado con el mundo a través de las tecnologías. Por lo cual, no
sabiendo nada, entro en este mundo.

Y cuando todo el desastre empieza, marzo del 2020, Italia reacciona de una manera que a mí me

1 Para conocer sobre la Red Argentina https://www.facebook.com/redargentinaciudades/

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pareció muy rara por un lado, y previsible por otro. Todos sabéis que Italia ha tenido el privilegio de
entrar primera dentro de la pandemia, entre los países occidentales. El lema que instala y elige es “La
scuola non si ferma”, que significa “La escuela no para”. Y esto para mí es un tema muy importante,
porque la escuela, frente a un mundo que se detiene, declara que ella no se para. Entonces, yo me
pregunto ¿cómo puede, si se ha parado el mundo, no parar la escuela?… ¿de quién es “esta escuela”,
¿ puede hacer algo tan raro?. Efectivamente la escuela italiana no paró, en el sentido que siguió para
adelante dónde éste “seguir para adelante“ significó seguir con sus programas, con sus tareas, igual
que antes. Cambió sólo el medio.

Y creo que es interesante estudiar a nivel experimental esto que ha pasado, porque esta escuela,
de clases y tareas, era una escuela que no funcionaba pero se notaba poco. Y esto es así porque
había elementos que un poco ocultaban esta situación: eran los mismo compañeros, eran los mismos
profesores, era el ambiente escolar, era el aburrimiento por un lado y las bromas por otro, todo lo
que la escuela significa... pero clases y tareas no funcionaban porque nuestros alumnos no aprendían.
Hacer esto con un medio como las pantallas demostró que la escuela fracasó en su objetivo de clases
y tareas, por lo menos es la opinión de los estudiantes de todo el mundo, que ha sido homogénea,
coherente. Ahora se está discutiendo mucho si lo que era valioso de la escuela era la presencialidad.
A lo que yo digo que no, porque lo que valía (y vale hoy) en la escuela es la manera de proponer la
escuela.

E: También como especialistas, pudimos relevar que en varios casos que se intentó replicar en
formato virtual la clase presencial, no tuvo mucho éxito.

FT: Así es, sólo para completar esta idea, nosotros nos dimos cuenta de ésto, por eso lo primero
que hicimos fue enviar un mensaje, en español y en italiano a nuestra red, a los alcaldes/intendentes
de las ciudades que la conforman pidiendo convocar urgentemente a los Consejos de niños y
niñas, evidentemente de forma virtual, aprovechando las mismas plataformas virtuales que estaban
utilizando las escuelas. Pero nosotros proponemos un uso diferente de las plataformas. Las usamos
para escuchar a los niños. Esa es la gran diferencia con el uso que hicieron las escuelas y funcionó
mucho mejor. Los niños estaban encantados, y fue muy frecuente que los encuentros del Consejo que
en Europa eran cada 15 días, en muchas situaciones pasaron a ser una vez por semana (en Argentina
se sostuvieron una vez por semana). ¿Por qué? porque a los niños les gustaba. En una situación de
aislamiento, tan complicada, contar con esos momentos en los que los niños podían hablar entre
ellos, y compartir opiniones, ideas, sugerencias a sus alcaldes sobre cómo continuar fue para ellos
algo novedoso.

Esto gustó también a las familias, lo que para mí fue muy interesante. Porque en general, las
familias sufrieron la escuela. Una escuela centrada casi exclusivamente en tareas, donde las clases
obligaban a las familias a vivir situaciones muy complicadas, por ejemplo al no contar dentro de la
familia con tantos dispositivos tecnológicos como era necesario. Por ejemplo, si una familia tenía
varios hijos era un problema enorme que pudieran seguir sus clases en simultáneo, y al mismo tiempo,
que los padres pudieran trabajar, eso fue un rollo enorme.

Pero en este caso, los Consejos de niñas y niños, la solución fue muy buena. Esto me ayudó a
comprender que era posible aprovechar las tecnologías de otra manera. Así como era posible hacer
la escuela de otra manera.

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E: Un pensamiento que recorrió esa etapa fue, que si alguien, antes de la pandemia hubiera
dicho que era posible continuar los encuentros de docentes con los niños y niñas (pensemos en
la primera infancia), sin estar en un edificio, sin la presencialidad en un espacio físico concreto,
hubiéramos pensado que era imposible. Sin embargo, fuimos capaces de reconvertirnos y de generar
otros ambientes de aprendizaje.

Ahora que estamos de vuelta en la escuela, la pregunta que nos hacemos y te hacemos es si la
escuela fue capaz de volver a pensarse una vez más, ¿cómo lo ves?

FT: Desde la Red2 pedimos a los alcaldes regalar la ciudad a los niños de una forma simbólica por
lo menos. Como una manera de agradecerles cómo estaban viviendo la experiencia de cierre. “Salir a
jugar” fue la fórmula que propusimos y en Argentina3 tuvo una acogida muy fuerte, porque la asumió
la misma SENAF (Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia) e involucró también a la
FAM, (Federación Argentina de Municipios). Muchas ciudades se juntaron en esta idea, que empezó
con un hecho simbólico: agradecer a los niños. La idea que propusimos fue, que antes de abrir de
nuevo las ciudades al tráfico y al movimiento propio de las mismas, regalarles a las niñas y los niños,
un espacio libre donde pudieran salir sin las personas adultas. Porque así, vacías, serían seguras.

Uno de los temas que nosotros desde la Red estamos proponiendo con más fuerza es el tema del
juego, que está muy conectado con el tema de la autonomía de los niños. Esta es una experiencia que
se va perdiendo con el tiempo y sabemos que los niños están pagando un coste muy alto. Cuando
volvió la escuela (presencial) los niños y las niñas pasaron por la experiencia de ir a la escuela solo
un día, luego más de un día, pero siempre organizando burbujas de estudiantes. Presentar la idea
de regalarles la ciudad por un día llevó a todos a pensar cuándo y cómo poder hacerlo. Pensar, por
ejemplo, en cómo cerrar las calles implicó empezar un tema nuevo donde el juego de los niños se
unía al tema del espacio público, y no sólo a los espacios que ya están reservados y destinados al juego
(como una plaza).

El tema es que, ahora volviendo a la presencialidad en la escuela, me gustaría volver a un aspecto
formal y muy fuerte para mí, como es la Convención de los derechos del niño. Y lo hago porque vale
la pena, esta es una legislación internacional que nos une, que nos permite discutir puntos de temas
educativos como también sobre otros temas como el derecho al juego, a la participación, a expresar
su opinión. Estas son cosas que la Convención describe de una forma muy clara. Lo que me preocupa
en este punto, es que normalmente no se considera que un tratado internacional tenga un valor de ley
más fuerte que las leyes nacionales. Todos los países que ratificaron la Convención de los derechos
del niño, están obligados a respetar todo lo que ésta establece, porque sino, no tiene sentido que se
ratifique. En su artículo Nº 4 dice que los Estados que la ratifican se comprometen a modificar la
legislación regional si está en contra de alguno de los aspectos de la Convención.

Bueno, en relación al juego, esta Convención dice que los niños tienen derecho al tiempo libre
y al juego. Por lo tanto, el juego es una experiencia que los niños tienen que hacer en el tiempo

2 https://www.lacittadeibambini.org/es/
3 #Salir a Jugar, un día para que la ciudad sea de las infancias. La iniciativa propone que, cuando la situación sanitaria lo
permita, las chicas y los chicos tengan la ciudad a disposición por un día, recuperando los espacios públicos para disfrutar
de su derecho al juego y la recreación. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/noticias/salir-jugar-un-dia-para-que-
la-ciudad-sea-de-las-infancias

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libre. Claro que acá se puede discutir qué significa tiempo libre. No es difícil de entender que el
tiempo libre es el tiempo a disposición, donde las personas deciden, porlo cual debería ser libre de
compromisos, libre de tareas, libres de control, y en este tiempo libre es donde los niños y las niñas
viven la experiencia del juego.

Siguiendo con la Convención, en el artículo Nº 28 habla de la escuela, y es interesante porque
hace una afirmación muy fuerte diciendo que los Estados que ratifican la Convención, para garantizar
iguales oportunidades deben abrir escuelas obligatorias y gratuitas para todos, especialmente escuelas
primarias. Lo cual nos da una idea de por qué tenemos una escuela gratuita y obligatoria para garantizar
igualdad de oportunidades.

En el artículo Nº 29 habla de educación, habla de escuela pero involucra a la familia y a la sociedad
en general. En este explica en dos líneas, lo que yo repito siempre que para mí definitivamente,
es el punto sobre el cual podemos trabajar. Porque dice que la escuela y la educación deben estar
encaminadas a desarrollar la personalidad del niño, sus actitudes y capacidades hasta el máximo de
sus posibilidades. Y esta definición de educación entra en conflicto total con la escuela, la que yo
viví , la que vivieron mis hijos y que ahora está viviendo mi nieta pequeña. Es decir, la escuela que
nos tocó fue una escuela que nos ofreció un poco de todo, ¿no? varias disciplinas, aprendiendo de
cada una en forma suficiente. Lo que considero que es una escuela modesta, una escuela mediocre, lo
suficiente para conseguir la calificación mínima. La escuela que propone la Convención y que pide a
los Estados que garanticen, es una escuela de excelencia, porque establece que debe estar encaminada
a desarrollar en los niños hasta el máximo de sus posibilidades.

A mí me encanta pensar que la escuela que está proponiendo esta ley, es una escuela que no se
ocupa de lo que le falta, sino que busca desarrollar al máximo lo que tiene. Mientras que la escuela
que yo conocí, y que sigo viendo cuando visito escuelas y hablo con docentes, está especialmente
preocupada en lo que le falta. Todo el tema referido a evaluación está encaminado en esa dirección,
ver dónde están las dificultades. Todo el sistema PISA, los sistemas de evaluación internacional
denuncian lo que falta, pero no se preocupan por lo que hay. Esto es fatal porque es evidente que
lo que falta, es algo que no le gusta a la persona a la cual le falta. Yo, en algunos ámbitos tengo
desconocimientos enormes, por ejemplo, tengo una ignorancia total a nivel musical. Y es algo que
siento mucho. No estoy orgulloso ni nada, pero no creo poder recuperarlo. En mí vida he intentado
desarrollar lo que me gustaba, y bueno, no sé, pero creo que es evidente que esto cambia todo. El
objetivo de la educación es el desarrollo de la persona, la realización de las personas, su felicidad, y
claro, que ésta es la mejor manera, creo que es la única forma para enfrentarse correctamente con el
tema de la orientación profesional, con la orientación en la vida. Que cada uno pueda ser aquello para
lo que nació. Es la única garantía para ser felices y para buscar trabajo. Porque sólo en lo que me gusta
yo puedo ser el mejor, y si uno sabe hacer bien algo que encima le gusta, seguramente encontrará
trabajo en eso.

E: Nos gustaría volver al concepto de las casas como laboratorios, ¿podrías ampliar esta idea? fue
muy potente en su momento y puede ilustrar también diferentes posibilidades de aprendizajes más
allá de la pandemia.

FT: No sé si sabéis, pero justo en Argentina, bueno empezó en España, una de las primeras
intervenciones que yo hice en el 2020, creo antes de mayo, fue una conferencia que salió desde

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Barcelona, un webinar4 en el cual participé. Asistieron más de 70.000 personas de todos los países de
Latinoamérica y en esa ocasión yo compartí esa propuesta, que me parecía simplemente de sentido
común, que llamé la casa como laboratorio.

Me parecía obvio que, si el mundo de los niños se había restringido a su casa, donde vivían y
vivieron durante ese tiempo, y por muchos meses seguidos, con sus padres, la escuela, en lugar de
dedicarse a los dinosaurios o a Napoleón como siguió haciéndolo, asumiera la vida familiar como
vida del mundo de los niños. Y de este modo, las nuevas tareas podían ser las actividades domésticas:
la cocina, la limpieza, el cuidado de los animales, el cuidado de las plantas, la lectura colectiva, tener
un diario

Esta propuesta llegó a vuestro ministro en ese momento y me invitó a un webinar que creo que
ha tenido mucha más escucha allá que en Barcelona. Y después de esta experiencia, nació un folleto
que se llamó “Saberes cotidianos”5 que publicó el Ministerio de Educación Argentina proponiendo
esta idea.

Es decir, el Ministerio asumió esta idea, que si bien no fue su posición única, la propuso como una
posibilidad. Publicó ese folleto y repartió muchísimas copias en muchos lugares, a niños, maestros
y familias, llegando hasta donde no llega Internet. Esto me pareció muy interesante. En ese folleto
se explicaban estas propuestas de la casa como laboratorio. Por lo cual en algunos países, esta idea
“pasó”, por lo menos donde yo pude presentarla. Y donde se hizo, funcionó muy bien. Los niños
reaccionaron muy bien.

Y de aquí sale una idea fuerte, que fue una gran preocupación, estas cosas no sé si lo habéis notado,
publiqué un librito pequeño durante la pandemia que se llama “¿Puede un virus cambiar la escuela?”
que en Argentina salió con Editorial Losada, como todos mis libros, lo que a mí me preocupó mucho
era justamente, en relación a tu pregunta lo que se mencionaba todo el tiempo ¿cuánto perdieron los
niños, cuánto, en esta etapa de cierre de la escuela? Lo que decía que me empezó a preocupar, es la
pregunta “cuánto perdieron los niños a lo largo de estos meses y años sin escuela”, porque yo creo
que es una pregunta muy presuntuosa. ¿Si no van a la escuela pierden mucho?. Creo que hay que
cambiar por la pregunta correcta que sería ¿cuánto aprendieron y qué?, y que la escuela investigara
qué aprendieron las niñas y niños durante la pandemia.

Pues, aprendieron a quedarse solos, a pasar mucho tiempo con sus padres. Y sus padres, a pasar
mucho tiempo con sus hijos. Aprendieron a dominar el miedo, por todo lo que llegaba desde la
televisión, que me imagino que en todas las casas habrá quedado todo el tiempo encendida a pesar
de las informaciones horrorosas que llegaban. Porque no creo que en una familia los padres pudieran
ver la información a solas, porque había niños y niñas presentes.

Los niños y niñas sin diferencia, aprendieron a cocinar, aprendieron a hacer cosas que antes no
hacían. Estas son cosas de un valor enorme y probablemente lo que se aprendió en este tiempo,
vale para toda la vida. Mientras que la mayoría de los aprendizajes escolares se olvidan en un corto
tiempo. Por lo cual, yo creo que hubiera sido muy importante que la escuela tomara esa actitud, que

4 Diálogos en educación. Escuela y conocimiento en tiempos de pandemia. Ministerio de Educación de la Nación
(06/05/2020). Conferencia Francesco Tonucci. Disponible en: https://youtu.be/OZ5N-WjqKUA
5 Saberes cotidianos: explorar, jugar y aprender en casa. Disponible en https://www.educ.ar/recursos/154263/saberes-
cotidianos-explorar-jugar-y-aprender-en-casa

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pudiera decir: ha sido un tiempo largo, seguro que han pasado cosas, buenas y malas, recuperémoslas,
estudiémoslas. Este material podría ser el material de trabajo de hoy, y salir de este síndrome dramático,
de cómo recuperar el tiempo perdido, que yo creo que es una locura.

Hay propuestas rarísimas de Ministerios, de Ministros provinciales o de Ministros de Estado que
están proponiendo ampliar el tiempo escolar, por ejemplo, para hacer más. Y no se entiende qué
significa. ¿Por qué? Porque el tema no es cuánto tiempo tenemos, sino qué tipo de propuestas se
hacen en el tiempo que tenemos.

-El tiempo escolar, la pérdida de actividades, fue un tema que se presentó con fuerza en esa
etapa. En algunas ocasiones hubo un síndrome de activismo: generar numerosas tareas y actividades
que parecían que de alguna forma neutralizaban la situación de no concurrir a clase. El tiempo de
conexión por plataformas con la escuela, era vertiginoso en cuanto a tratar de realizar el máximo de
tareas posibles. Muchos de los chicos y chicas que entrevistamos de diferentes países, nos decían
que lo bueno que tenía la pandemia es que estaban más tiempo con su familia, con su papá y con
su mamá. Un ejemplo muy valioso que rescatamos, que nos contaron los niños, es que en algunas
clases no podían o no tenían recreos en los zooms, entonces les faltaba poder charlar de sus cosas.
Hubo un caso de un nene que nos contó que, como no podían utilizar el chat, utilizó los 3 puntitos
que aparecen para cambiarse el nombre, para contar por allí que su perrita había tenido cachorritos,
es decir que por ahí les iba escribiendo a sus compañeros lo que para él era inmenso en su vida, en su
día y sentía que lo tenía que contar.

Este es un ejemplo, muy emblemático, porque significa que la escuela utiliza un canal que no tiene
posibilidad de establecer un verdadero diálogo, de un ida y vuelta, algo que no resulta raro, ya que
la escuela funciona así. La escuela normalmente es un lugar donde los que escuchan son los niños.

Este año estamos celebrando 100 años de Mario Lodi, que era un gran maestro de Italia y he
tenido la suerte de tenerlo como un gran amigo. Él decía que a los 6 años todos los niños saben hablar
muy bien, y en la escuela no les permiten hablar, sino que les piden escribir aunque no lo saben hacer.
Hay algo de sádico en esta actitud ¿No?. He reflexionado mucho sobre esta idea, pensando en otras
cosas. Por ejemplo, los niños conocen la historia de su familia, conocen la historia de sus abuelos, y
la escuela les propone estudiar la historia de los romanos. Conocen su barrio y le proponen estudiar
Australia… por lo cual es siempre una lucha perdida, en la cual el niño siempre escucha porque no
sabe esto o aquello, la escuela, siempre lo sorprende cuando debería ser lo contrario, debería ayudarlo
a descubrir y no sorprenderlo. Porque sorprenderlo es una actitud de humillación porque sí “yo te
sorprendo significa que te demuestro que tú no sabes”.

Sobre Mario Lodi, creo que no se conocen mucho de sus libros. Creo que se conoce, “El País
errado”, un libro muy importante para mí, y Editorial Losada había publicado un libro mío sobre
Mario Lodi, “Vida de clase, 5 años, con Mario Lodi y sus alumnos”

E: Gracias por compartir con nosotras esta valiosa experiencia con Mario Lodi. Seguramente
invita a quienes los lean a recorrer esos libros…

Desde esta perspectiva que estamos dialogando, ¿qué pasa con ese tiempo libre, con las pantallas
y con las familias? Porque las pantallas, desde el celular o desde las computadoras del papá o de la
mamá, se miran series, pueden jugar también… todo eso, de alguna forma, fueron aliados para que

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pasen todo ese tiempo en los hogares. Y ahora nos preguntamos cómo se está reformulando esto.
Porque sabemos que tiene que ver no sólo con materiales de calidad, sino desde el tema de la salud,
desde la conexión, y la desconexión con los dispositivos. Hablar de infancias era pensarlas lejos de las
pantallas y de repente ahora, dio un viraje en 180 grados ¿qué pasa hoy? ¿Cómo se usan las pantallas?
¿Qué hace la escuela y que hacen las familias?

FT: Es un recurso y es un problema, porque lo que antes decía. Tenemos bastantes indicaciones,
estudios que demuestran que un uso intensivo de tecnología está afectando mucho a la infancia,
afectando en varios aspectos, incluso pareciera bajar el nivel cognitivo de los niños al reducir en
gran parte una serie de actividades de investigación. Por ejemplo, para buscar un lugar, para buscar
una respuesta, antes teníamos que consultar diccionarios, consultar amigos, llamar, hacer cosas,
movernos. Ahora es suficiente digitar una palabra sobre el celular, sobre el móvil. Hay estudios, que
imagino conocéis, que dicen que los niños de hoy arriesgan de tener un nivel cognitivo más bajo que
el de sus padres y que muy posiblemente esto haya comenzado antes de la pandemia.

Es evidente que la pandemia ha creado una situación nueva donde las tecnologías fueron todo:
un recurso pero también un peligro. Porque no hubo más remedio que utilizarlas. Y yo creo que
tenemos que seguir investigándolo y examinándolo como un problema. Por ejemplo, hasta ahora
hemos hablado mucho de los niños y no hemos hablado de adolescentes. Los niños lo vivieron
bastante bien, la relación con sus padres también la vivieron bien o decentemente bien. Pero sabemos
que los adolescentes lo pasaron muy mal. Es evidente que en el momento que el hijo o la hija están
liberándose de sus padres, que es lo propio de la adolescencia, y donde simbólicamente tienen que
irse de su casa, se vieron obligados a quedarse meses encerrados con su familia. Esto, en muchos
casos, ha producido efectos muy graves, al contrario de lo que se podía esperar. Es decir, hizo que
los chicos hayan asumido una actitud de no salir de su habitación, al revés de lo que es propio de la
adolescencia.

Por lo cual yo creo que tenemos que mirar a estos problemas con mucha atención y no aceptar
que la situación de urgencia que vivimos, justifique una situación que puede crear problemas. Por
ejemplo, yo estoy convencido que contra este peligro del aislamiento que pueden producir estos
medios, una de las pocas herramientas que la familia y la educación tienen, es la autonomía de los
niños. Que estos puedan salir de casa desde muy pequeños, antes de los 6 años e ir a jugar con
amigos, crea fuertes conexiones neuronales entre ellos. Yo creo que esa autonomía es una de las
pocas garantías para que no se construya esta dependencia virtual. Porque hoy el peligro es este, creo
yo, que en algún momento se evalúe que la vida virtual es más cómoda, más fácil, más segura que la
vida real. Y esto produce estas situaciones de aislamiento.

E: Planteaste el tema de la autonomía, lo importante de encontrarse entre pares para poder ir
generando confianza en sí mismo, vincularse. Esto, evidentemente, en la adolescencia fue lo peor,
la peor pesadilla, la de estar encerrados con su familia. Es importante el rol del adulto, porque en
todo esto, incluso para la infancia también, el adulto es quien posibilita que el niño salga a jugar,
quien posibilita, acompaña, limita el uso de los entornos virtuales también. Como señalas, debería
problematizarse el rol del adulto tanto para ir a la plaza como para mirar la tele. Una preocupación
más que sostenemos también desde el equipo.

FT: Cuando la ciudad ofrece plazas para jugar, significa que impide la autonomía de los niños.

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Es decir, a las plazas, los niños van acompañados siempre, Y acompañados, no se juega. Y es así.
Porque jugar significa salir. Y salir a jugar significa saludar a sus padres. Y los padres saludan a sus
hijos porque confían en él y en ella. Los niños son absolutamente capaces de moverse tranquilos en
el ámbito urbano. Es evidente que esto crea responsabilidades para la ciudad, que tiene que cuidar el
espacio público, no sólo los espacios reservados para los niños como las plazas. Es decir, una ciudad
es jugable, si los niños pueden salir de casa y encontrarse a jugar donde quieran y como quieran.
Claro, dentro de algunas normas que propone cada familia. Los juegos de los niños también implican
forzar esas normas, y eso también es un juego muy interesante en la construcción de autonomía, hasta
dónde es posible forzar las normas familiares para no tener consecuencias negativas. Este tema de la
autonomía es en este momento el tema que nosotros vemos como más complicado, porque ha sido
siempre una experiencia posible, normal y natural. Casi obligatoria para todos los niños y las niñas,
hasta hace 30 o 40 años atrás. Y ahora está prácticamente desaparecida, por lo menos en nuestros
países occidentales. Es casi imposible encontrar un niño o una niña con menos de 10 años que se esté
moviendo por su cuenta o esté jugando, esté explorando sin adultos en la calle. Si esto ocurre, por
ejemplo encontrar un niño solo, se comprende como que al estar solo es un niño perdido, un niño en
peligro, un niño raro. Es una experiencia que se va perdiendo, el niño y la niña que vuelven a su casa
y cuentan la experiencia que han vivido. Eso también es parte del juego.

La calle no existe más como espacio de juego, espacio de encuentro, la escuela ocupa ese lugar.
En la pandemia, lo que más extrañaron los niños y las niñas fueron a sus amigos y amigas. La escuela
tiene que ayudar a los niños y las niñas a conectarse con sus amigos y amigas. Y las plataformas
digitales en las escuelas tienen que ayudar a eso, a conectarse.

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