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Año 11 - Número 21 - 2020 |
Virtualidad, Educación y Ciencia |
ISSN: |
Dialogando con mis “marcos teóricos”: Los vivos de Instagram como espacio de construcción de sentidos en tiempos de coronavirus1
Chatting with my theoretical frameworks: Live sessions on Instagram
as an opportunity to reflect in times of coronavirus
Carolina Clerici
Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina
Resumen
Desde el 2 de mayo al 4 de julio de 2020, desarrollé un ciclo de diálogos en vivo a través de Instagram (o Youtube) con referentes en pedagogía, didáctica y tecnología educativa de Argentina, España y Chile. El objetivo inicial fue reflexionar sobre la virtualización repentina de nuestras clases por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio declarado en marzo de este año. La cantidad de seguidores que se sumaron al ciclo y su difusión me llevaron a pensar que se trata de una tendencia cultural que merece una reflexión y que se presenta como un espacio propicio para la construcción de sentidos en estos tiempos. De estos vivos surgieron categorías para comprender lo que está pasando. Estas atraviesan temas que nos preocupan: el vínculo, la revisión de la práctica, los contenidos y las actividades, el foco de la evaluación y la práctica y residencia en los institutos de formación docente.
Palabras clave: clases virtuales; vínculo; contenidos; evaluación; colectivo.
Abstract
From May 2 to July 4, 2020, I carried out a series of live sessions on Instagram (or YouTube) with experts in pedagogy, didactics and educational technology from Argentina, Spain and Chile. The initial objective was to reflect on the sudden virtualization of our classes due to the Social, Preventive and Mandatory Isolation declared in Argentina in March of the current year. The number of followers who joined the cycle of live sessions and its popularity made me think that it is a cultural trend worth reflecting on, and it is a good opportunity to build senses on what we are going through during these times. From these dialogues, categories arose to understand what is happening. Such categories are the bonding with students, the need to revise our teaching practice, the contents and activities, the focus of assessment and teacher training practice in teacher education programs.
Keywords: online classes; bonding; content; assessment; collective.
1 Los vivos están disponibles en este enlace:
Fecha de recepción: Junio 2020 • Aceptado: Julio 2020
CLERICI, C. (2020). Dialogando con mis “marcos teóricos”: Los vivos de Instagram como espacio de construcción de
sentidos en tiempos de coronavirus Virtualidad, Educación y Ciencia, 21 (11), pp.
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Carolina Clerici |
Introducción
Desde el sábado 2 de mayo al sábado 4 de julio de 2020, desarrollé un ciclo de diálogos en vivo a través de Instagram con varios referentes de diversos campos disciplinares relacionados con la pedagogía, la didáctica y la tecnología educativa de Argentina, España y Chile. El objetivo inicial fue reflexionar sobre la enseñanza virtualizada repentinamente por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio declarado en marzo de este año. La difusión que tuvo el ciclo en ámbitos a los que no estaba dirigido originalmente y la cantidad de seguidores que se sumaron y participaron en cada vivo, enviando preguntas previas y con comentarios posteriores, me llevaron a pensar que se trata de una tendencia cultural que merece una reflexión. En esta reseña comparto algunas ideas sobre los 16 vivos que formaron parte del ciclo, en el que participaron Mariana Maggio, Carina Lion, Rebeca Anijovich, Emilio Tenti Fanfani, Jorge Steiman, Dolors Reig, Andrea Alliaud, Miriam Kap, Verónica Perosi, Miguel Ángel Santos Guerra, Hernán Aldana Marcos, Juana María Sancho Gil, Sandra Nicastro, Jordi Adell Segura, Federico Navarro y Paula Carlino.
El sentido de los vivos fue pensar lo que estamos atravesando, de la mano de especialistas, pero además, y fundamentalmente, acercar estos “marcos teóricos” a mis estudiantes, para que los vean y los oigan en un formato más cercano que el de los textos que leemos o los videos y conferencias que vemos. Por eso, en este artículo, refiero a sus aportes indicando sus nombres y no sus apellidos. La razón de utilizar Instagram para este ciclo vino de la mano de Mariana que, haciendo mención a sus historias del día en Instagram, señaló que van en línea con la didáctica en vivo, que trabaja con las tendencias culturales actuales. Si la gente está en Instagram, entonces es un lugar en el que hay que experimentar. “Hay que estar donde la gente está”, expresó. En algunos casos, no fue posible el intercambio en Instagram y utilizamos una transmisión en vivo a través de Youtube, siempre con el formato de diálogo descontracturado. A continuación, comparto algunos ejes de análisis.
El tiempo y el espacio en cuarentena
Muchos de los diálogos iniciaron comentando que no es lo mismo una virtualización repentina de emergencia de la enseñanza y la educación a distancia. En este último caso, se piensa como tal desde un inicio. Nosotros no tuvimos esa posibilidad. La virtualización repentina de las clases ha impactado en nuestra percepción del tiempo. Estamos trabajando más que antes. Y no se trata solamente de la cantidad de tiempo, sino que esta situación potenció otra noción del tiempo, que se presenta a la vez como un recurso abundante y escaso. Por un lado, no sabemos qué hacer con tanto tiempo “libre”, pero a la vez no alcanza para todo lo que tenemos que hacer.
Con respecto a la cantidad de tiempo, coincidieron en que no se trata de proponer horas y horas de eventos sincrónicos por Zoom o similares, y que la calidad de la propuesta no depende de corregir horas de ejercicios que nos mandan los estudiantes. Hay que redefinir actividades y repensar el sentido de lo que proponemos a los estudiantes.
La recreación y el juego también se resignificaron en este marco. El tiempo de recreación y el tiempo de juego merecen especial atención. Particularmente, los videojuegos, dijo Carina, unen lo emocional y lo cognitivo. En algunos videojuegos hay un triunfo épico, uno se siente bien jugando, y tiene otra vida en caso de que “las cosas vayan mal”. La escuela, en cambio, es un espacio en el que eso no suele darse. Verónica nos invitó a pensar que sería muy bueno si nuestras propuestas
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educativas pudieran lograr ese sentido de realización, de logro épico. No solo buscar el resultado previsto sino la experiencia del juego. Hoy la enseñanza (y la evaluación) está siendo invitada a no centrarse solamente en los resultados, sino en el proceso. Esta singular situación a la que asistimos se presenta como una oportunidad para ello.
Con respecto al espacio (y al tiempo), también surgió la preocupación por la falta de contextos para la observación y la práctica de quienes se encuentran cursando la residencia en los institutos de formación docente. “Hoy la práctica es esto”, dijo Mariana, “el encuentro mediado por tecnología”. Rebeca, Jorge y Andrea coincidieron en que este contexto tan virtualizado resulta un lugar rico para observar y reflexionar. Si bien hay cuestiones de la relación presencial que no se dan de la misma manera en lo virtual, como dijo Emilio, también debemos entender que la práctica es esto. La enseñanza hoy se da en este contexto.
La presencia ya no es física, sino que es una palabra; es necesario dar cuenta de que registramos al otro en su heterogeneidad, nos dijo Miriam. Decirle al otro “estoy acá”. Mantener el vínculo pedagógico, escribir y hacer buenas retroalimentaciones cuando estamos evaluando, contestar un correo electrónico cuando nos lo mandan, conectarnos a una cámara si lo que se necesita es eso. Dolors destacó el valor de la tutoría individual y personalizada como un modo de relacionarse y de resignificar el tiempo con los estudiantes y afirmó que eso llegó para quedarse. Se resignificó el espacio: la presencia hoy es coincidir en el tiempo, se trata de una presencialidad temporal, como destacó Paula.
Revisitar, recapacitar, revisar, reinventar, re, re, re!
La virtualización de las clases hizo visibles prácticas que era imprescindible revisar, en eso coincidieron casi todos explícitamente. Por ejemplo, la clase vista como la transmisión de saberes, desde una lógica expositiva, acompañada de cantidades de textos para leer y de trabajos prácticos para hacer. En ocasiones esto se ha traducido en un exceso de sesiones sincrónicas, un exceso de pdf y guías de lectura. “Un revoleo”, como insistió Mariana. La proliferación de memes que generó esta situación dejó en claro que necesitamos repensar esa práctica. El exceso ya era malo antes. Hoy es insostenible.
Un currículum minimalista se presenta como una necesidad impostergable. Mariana nos propuso pensarlo “simple y largo”, es decir, minimalista y sostenido en el tiempo. Necesitamos definir anticipadamente cuestiones que son mínimas y “no negociables”, como dijo Rebeca. No solo se trata de los contenidos sino también de las actividades. Federico nos invitó a pedir tareas que tributen a varias asignaturas. Este tipo de actividades implica un trabajo colectivo y, a la vez, da a los estudiantes más tiempo para hacer un trabajo de calidad. Insistió en pensar instrucciones claras, ofrecer modelos y trabajar con rúbricas y feedback entre pares, algo que Rebeca también destacó en relación con la evaluación. Para que las clases tengan sentido, dijo Mariana, deben ser un lugar de construcción de conocimiento original y un tipo de actividad que atraviesa distintas asignaturas y propone trabajar con otros se inserta en esa línea.
La virtualización repentina de las clases puso a muchos en un lugar de incomodidad creativa. Carina nos invitó a pensar que esta situación inédita implica grandes desafíos: cómo capturar al estudiante que abandona, cómo aprovechar los múltiples formatos que ofrecen las tecnologías,
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mostrar que los aprendizajes “van por más de un lado”, tal es el caso de un meme, una infografía o un juego. Insistió en que debemos revisar el sentido de la actividad, ¿por qué Kahoot?, ¿por qué un escape room?, ¿cuál es su sentido y en qué momento? A esto mismo Verónica lo definió como estar siempre en “estado beta”, un estado de prototipado, de rediseño, de reinvención permanente. Ella nos propone estar en un estado de pregunta: ¿podría ser distinto?, ¿lo podríamos hacer mejor? Describió esta experiencia como estar en una situación incómoda cómoda.
Por su parte, la evaluación no escapa a la necesidad de ser revisada. Cuando le pregunté a Jorge dónde debíamos poner el foco, me respondió: “donde lo poníamos antes”, y aclaró, “si estábamos conformes con eso”. Y si no, habrá que revisar dónde poníamos ese foco. Necesitamos centrar la evaluación en la capacidad de hacer y no en la posibilidad de que los estudiantes reproduzcan, o copien, especialmente ahora que no podemos vigilarlos. Justamente esa imposibilidad de “vigilarlos” nos obliga a revisar si el foco estaba bien puesto. De hecho, las primeras preocupaciones relacionadas con la evaluación parecieron venir desde la imposibilidad de controlar si los estudiantes se copiaban mientras resolvían las evaluaciones. Rebeca y Juana resaltaron la importancia de pensar evaluaciones “no gugleables”, es decir, que pongan al estudiante en situación de crear y no de repetir. Miguel Ángel y Jordi también destacaron la necesidad de pensar la evaluación en función del desarrollo de competencias. Y, finalmente, como dijo Emilio, las preocupaciones elementales siguen siendo las mismas: lectura, escritura y cálculo. Volvemos a lo básico. Mariana, trayendo a Edith al diálogo, nos incitó a aprovechar la evaluación para recapacitar.
Andrea nos recordó que no hay una única manera de enseñar nada a nadie, que cada situación obliga a volver a pensar qué hacer y cómo hacerlo. Eso quedó muy claro en este contexto de virtualización repentina de las clases. Los entrevistados coincidieron en que vamos a salir fortalecidos de esta experiencia. Los vivos y esta reflexión buscan invitar a que reflexionemos sobre qué aspectos de esta situación debemos capitalizar y mantener en la escuela de la “nueva normalidad”.
Humanizar el vínculo y hacer con otros
Uno de los aspectos destacados por los entrevistados fue la necesidad de enfocarnos en la relación con los estudiantes. De hecho, los vivos en sí mismos resultaron un modo de vincularse con estos “marcos teóricos” de un modo diferente y ese fue su valor en este contexto de aislamiento. Pudimos verlos, escucharlos, conocerlos en sus vidas cotidianas. En muchos casos, además, compartieron con nosotros anécdotas e historias de vida que nos ayudaron a conocerlos de un modo “más humano”, como coincidieron muchos de los seguidores en sus comentarios luego de los vivos. Mariana destacó que “el vínculo es esto, es estar cerca”. También se trata de la “amorosidad”, como dijo Andrea, que nos impulsa a enfrentar la tarea docente, particularmente en este contexto. O como insistió Hernán, formamos el saber pero, fundamentalmente, el ser. De eso se trata.
En este contexto, se potencia el valor de las tecnologías como herramientas de participación y empoderamiento. Los jóvenes pueden enseñar a sus docentes y familiares a usar las tecnologías. Esta convivencia intergeneracional les da un espacio de responsabilidad y de sentirse “útil”, potenciado por la virtualización de la educación. Según Dolors se trata de una individualidad conectada, nuevos modos de vincularse y de hacer con otros. Paula nos invitó a ofrecer instancias de trabajo compartido, en especial para abordar la lectura de textos complejos. No esperar que ellos tomen la iniciativa de
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leer juntos y compartir la tarea, sino proponerlo nosotros como parte de la consigna. Interactuar en torno a la lectura y la escritura de textos es valioso y necesario.
El oficio de enseñar es eso: crear, pensar y generar permanentemente. Andrea remarcó la importancia de comprender que los docentes somos productores de saber. Y si además lo hacemos colectivamente, es muy enriquecedor. Se refuerza la idea de enseñanza como oficio solidario, en oposición a una tarea individualista. La pandemia mostró la riqueza del trabajo compartido, como expresó Jordi, “la gente ha descubierto el poder de compartir”. Estamos valorando el intercambio como aprendizaje, nos dijo Miriam, “entendimos que hay un colectivo docente”. La docencia es un acto de creación colectiva. Somos parte de un movimiento, reiteró Mariana.
El justo medio entre dos extremos
Uno de los mayores desafíos que hemos tenido los docentes, y no solo ahora en este contexto, es articular lo mejor de la tradición y lo mejor de la innovación. Jordi advirtió que solo hay que innovar aquello que necesita ser innovado; lo que funciona bien, a eso hay que dejarlo como está. Carina nos invitó a pensar que hay cuestiones de la enseñanza tradicional que vale la pena mantener, pero también es necesario innovar. La virtualización de las clases hizo visible mucho de lo que no funcionaba y está permitiendo innovar y experimentar en cuestiones que no hubiésemos imaginado posibles.
Esto significa, como dijo Rebeca, considerar la posibilidad de volver a una forma híbrida en la que mantengamos cuestiones de la enseñanza
Sandra trajo la voz de Kaës para hablar de un intervalo entre una pérdida segura y una incierta adquisición y, en esta situación, será un desafío aprender a habitar “el mientras tanto”.
Reflexiones finales para la pospandemia
El hecho de haber virtualizado las clases no significa per se que con la vuelta a la escuela van a cambiar las cosas. No necesariamente. La pandemia nos puso en un lugar que permite ver todo “desde lejos”, dijo Emilio. Nos obligó a revisar todo.
Una de las principales preocupaciones, destacó Mariana, es que los chicos no vuelvan después de este período sin clases presenciales, que los hayamos perdido en el camino. Rebeca advirtió que va a quedar una brecha que tendremos que enfrentar. No solo se trata de una brecha por falta de acceso a internet
Mover el foco de la calificación y de la acreditación hacia la evaluación como acompañamiento y parte del proceso de aprendizaje es algo que esta situación hizo posible. Rebeca destacó que hemos luchado mucho tiempo para que esto suceda y ahora tenemos esa oportunidad. Al fin no tenemos que preocuparnos por la calificación, la nota ni el número.
Será necesario, sin dudas, recuperar parte de las clases no “vividas”, como dijo Jorge refiriendo a lo necesario, que es volver al aula; pero también será necesario aprovechar los aprendizajes que
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estamos logrando como colectivo docente. Hay cosas que no podemos perder y otras a las que no queremos volver, dijo también Verónica.
Quedó claro que la conectividad es esencial para las condiciones que el siglo XXI está demandando. Tenemos que seguir luchando para reducir brechas, especialmente, de acceso a la tecnología. Las desigualdades ya estaban ahí, es cierto; hoy se hicieron más visibles e inaceptables. Debe ser nuestro compromiso hacer lo posible para asegurar el acceso y la permanencia de los estudiantes en el sistema educativo. En este contexto, destacamos el valor de reflexionar sobre la práctica, no en términos de juicio valorativo, sino como oportunidad para generar pensamientos reflexivos.
La situación por la que estamos atravesando en todo el mundo es triste y dolorosa. La escuela se vio afectada, como todos los aspectos de nuestras vidas. Lejos de bajar los brazos es una oportunidad para revisar. Juana nos invitó a pensar sobre la idea de que no vamos a cambiar el mundo de un día para el otro, pero que podemos hacer algo si tan solo nos proponemos cambiar lo que está a nuestro alcance, “imagínate, solo la gente que estamos aquí”, dijo refiriéndose a quienes se habían sumado al vivo, “que cada uno cambiemos nuestro metro cuadrado, habremos cambiado un montón de metros cuadrados”. Cierro esta reseña con un mensaje de Mariana: “En esta lógica compleja, tenemos que diseñar la mejor enseñanza posible”. He aquí nuestro mayor desafío.
Poscréditos
Algunas ideas para seguir dialogando con “marcos teóricos”: La vida en las aulas, de Philippe Jackson; La inteligencia colectiva, de Pierre Levy; The game, de Alessandro Baricco; Pulgarcita, de Serres; entre otros tantos que surgieron en los vivos.
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