Número 9

Año 2021


Una historia de la infamia

Reseña del film Esquirlas (Natalia Garayalde, Argentina, 2020)

A history of infamy

Movie review of Esquirlas (Natalia Garayalde, Argentina, 2020)

Martín Iparraguirre

Universidad Nacional de Córdoba

Córdoba, Argentina

martinipa@hotmail.com

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ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s22504524/ytl30dtn0 

 

 

Esquirlas (Argentina, 2021)

Dirección: Natalia Garayalde

Producción: Eva Cáceres

Música: Federico Disandro y, Atilio Sánchez

Fotografía: Natalia Garayalde

Guion: Natalia Garayalde

Reparto: con intervenciones de Natalia Garayalde, Esteban Garayalde, Nicolás Garayalde y Omar Gaviglio

Productora: Punto de Fuga Cine

Género: Documental


TOMA UNO, Nº 9, 2021 - https://revistas.unc.edu.ar/index.php/toma1/ 
ISSN 2313-9692 (impreso) | e-ISSN 2250-4524 (electrónico)

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-Sin Derivadas2.5 Argentina.


Si la pandemia del coronavirus fue un duro golpe para todas las actividades públicas (pese a su cercanía, hoy nos resultan inverosímiles las imágenes del mundo detenido a inicios del 2020), para el cine resultó una verdadera calamidad: a excepción de las plataformas de streaming, prácticamente ninguna sala, productora, película o institución se benefició de este virus aciago. Entre esas raras excepciones se encuentra Esquirlas (Argentina, 2020), película cordobesa de Natalia Garayalde que desde su resonante estreno en el Festival Internacional de Mar del Plata 2020 giró por todo el mundo, donde no solo recogió premios (es una de las películas argentinas más galardonadas de los últimos tiempos, con reconocimientos en Inglaterra, España, Francia, Corea y Japón, entre muchos otros países) sino que también pudo dejar testimonio de su tema, la explosión de la Fábrica Militar de Río III, una de las máculas más grandes de la historia política argentina, emblema oscuro de la gestión de Carlos Menem.

Como se sabe, Garayalde recurre en la película a videos familiares de su infancia para dotar de una dimensión íntima y personal a la hecatombe histórica que vivió su comunidad. Si bien los documentales de found footage que trabajan con home movies tienen ya una larga historia, el filme de Garayalde se destaca por la notable potencia emotiva que puede alcanzar en su regreso a un pasado amado pero perdido irremediablemente por la vileza de la clase política argentina de los años noventa. Se trata, en este sentido, de la reconstrucción de la memoria íntima de una familia transformada por la corrupción de los poderosos: como si fuera un acto de justicia poética, Garayalde emprende un diálogo lúcido con las esquirlas de su pasado en este filme remontado desde la conciencia del presente, habilitando una apreciación cabal de los acontecimientos históricos que nos permite entender sus verdaderas consecuencias. Pocas veces el cine alcanzó tal elocuencia en su capacidad de pensar la Historia con mayúsculas.

Resulta otro acto de justicia poética que, en la era de la hiperdefinición digital, esa potencia cinematográfica se construya a partir de los videos caseros filmados en VHS por la propia directora a sus doce años de edad, con imágenes de un alcance emotivo inversamente proporcional a su pobreza estética. En esos planos amateurs, apenas intervenidos por la voz actual de la directora para restituir su mirada infantil del mundo, se accede al corazón de una familia de clase media más o menos prototípica de los años noventa, que vive su cotidianeidad sin ser consciente de la fragilidad de su felicidad ni del trauma que le espera a la vuelta de la esquina. Una época y una clase social laten en esas imágenes, con sus intereses mundanos, sus prácticas amorosas, sus formas de socialización, de consumo y de ocio, sus gustos y sus placeres. La identificación resulta inevitable y no son pocos los planos de esa película casera que quedarán en la memoria emocional de sus espectadores: su textura sucia y granulada y sus encuadres nerviosos se vuelven hermosos por su notable fuerza evocativa.

Pero ese pasado un tanto idealizado por la distancia, que conmueve profundamente por su calidez e inocencia, estallará violentamente el 3 de noviembre de 1995 con la irrupción de lo ominoso: de repente, Río III se convierte en un territorio en guerra con más de veinte mil proyectiles lanzados sobre la ciudad por la explosión intencional de la Fábrica Militar. El corte es abrupto y estremecedor, con la inclusión de registros urgentes de la desesperación ciudadana en medio del caos que nos permiten vivir la experiencia de primera mano, como si de repente nos trasladáramos a ese momento horroroso de la historia. Sobre todo, un video casero filmado desde el interior del auto paterno mientras recorre la ciudad intentando auxiliar a los transeúntes mostrará con precisión la verdadera dimensión del desastre: todo es confusión y caos, con personas desesperadas corriendo entre escombros, nubes de humo y explosiones de fondo en busca de refugio. Una ciudad en estado de shock, el trauma se vuelve colectivo.

A partir de allí, Garayalde sumará videos ajenos y archivos de televisión para completar el cuadro histórico de la tragedia, sin dejar de lado la dimensión íntima del relato pues ella misma se dedicó, en los días posteriores al ataque, a registrar la vida de su pueblo como cineasta incipiente que ya era. El oficio periodístico de la directora emergerá aquí con mayor claridad, recorriendo la estulticia política y judicial que siguió a los acontecimientos, con imágenes del presidente Menem y el entonces gobernador de Córdoba, Ramón Mestre (padre), intentando manipular a la prensa para imponer la versión del accidente o un video del juez del caso exponiendo toda su soberbia de clase en la realización de una pericia falsa, destinada a sellar la complicidad con el poder político. Verdaderos hallazgos del trabajo con archivos destinados a confirmar lo que todos ya sabemos, la nefasta colusión del poder político y judicial para garantizar la impunidad que Menem gozó hasta su muerte.

Pero Garayalde hace algo más que narrar esta historia de la infamia —que se extiende a nuestros días con la amenaza latente del Polo Químico que sigue funcionando en la ciudad— pues la directora volverá valientemente a su vida personal para exponer sus pérdidas familiares, sus dolores más hondos, con el objetivo de transformarlos en una respuesta (política) a la prepotencia de los poderosos. En esa vulnerabilidad expuesta, en esa capacidad que tiene Garayalde de compartir su experiencia desnuda sin apelar nunca al sentimentalismo, Esquirlas alcanza una dimensión universal y el dolor de la directora se convierte en el sufrimiento de todos, restituyendo a la memoria su dimensión colectiva. Esquirlas se convierte finalmente en una historia de la resiliencia, que enseña cómo procesar artísticamente los traumas y restituir algo de justicia allí donde la historia se ensañó con los más débiles.

Referencias

Filmografía

Garayalde, N. (2021). Esquirlas [documental]. Argentina: Punto de Fuga Cine.

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Cómo citar este artículo:

Iparraguirre, M. (2021). Una historia de la infamia. Reseña del film Esquirlas (Natalia Garayalde, Argentina, 2020). TOMA UNO, 9(9). Recuperado de https://revistas.unc.edu.ar/index.php/toma1/article/view/35802.


Biografía

Martín Iparraguirre

Es Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Córdoba. Magíster en Gestión de la Comunicación Política por la Universidad Católica de Córdoba. Se desempeña como editor de las secciones de Política Internacional y Cultura del diario Hoy Día Córdoba. También es crítico cinematográfico en diversos medios e integrante del equipo editorial de la revista Toma Uno. Ha participado en los libros Diorama, ensayos sobre el cine contemporáneo de Córdoba (2013, Ed. Caballo Negro) y Cine, política y derechos humanos (2014, UNC), entre otros. En docencia, es Profesor Asistente de la Cátedra de Análisis y Crítica Cinematográfica y de Historia del Cine del Departamento de Cine y TV de la Facultad de Artes de la UNC.

Contacto: martinipa@hotmail.com

Blog: www.lamiradaencendida.wordpress.com