Marta Philp
279
para reparación de todos los familiares". "Los genocidas no les respetaron la vida a pesar
de que se habían entregado", recordó. Dijo que por eso recurrir a la CIDH es "una instancia
más, y hasta lo último vamos a seguir pidiendo memoria, verdad y justicia, pero juicio y
castigo, que sigue siendo de nuestras consignas fundamentales".
Su madre, Juana López, hermana de Luis Roque, revindicó durante el acto "la lucha de los
compañeros que cayeron", y también ella aseguró que seguirán pidiendo justicia "porque
siempre queremos llegar hasta las últimas consecuencias, necesitamos justicia, que no se
borre la memoria y que alguna vez los familiares quedemos con un poco más de sosiego en
este caso". Por su parte, Andrés Fernández, hijo de Antonio del Carmen Fernández,
subrayó que recurrir a un organismo internacional es para visibilizar las fallas judiciales
en Argentina. "Acá se pudo lograr una condena y resulta muy raro que la justicia haya
absuelto (a los autores), demostrando tener muchas contradicciones". "No hace falta que
sea en dictadura" para cometer crímenes de lesa humanidad, aseguró.
Hasta aquí lo relatado en el diario Página/12, que explicita los vínculos entre pasado y
presente, entre historia y memoria.
Propongo pensar el trabajo de Jorge Perea como historiador; sabemos que empezamos a
investigar a partir de la delimitación de un objeto de estudio, de un problema de
investigación al que llegamos por nuestras inquietudes, por nuestra historia de vida. Jorge
nos cuenta parte de su historia familiar antes de convertirse en historiador; el exilio
interno de sus padres desde Catamarca al sur del país, en Chubut, en busca de trabajo; el
regreso a Catamarca en los años setenta en busca de un clima más adecuado para el
problema de salud de uno de sus hijos, autor de este libro. Y es desde esta provincia donde
escribe historia, nos dice: “Ofrezco narrar”. En el capítulo 1, titulado “La escritura como
herramienta estratigráfica”, define con claridad sus intenciones para ejercer el oficio:
“contribuir a comprender cómo un conjunto de discursos y prácticas excepcionales
dirigidas a la represión y al exterminio de los Enemigos/Otros se fueron inscribiendo en el
ámbito de la vida cotidiana de los catamarqueños, unas veces en forma evidente, en
muchas ocasiones de forma solapada, hasta ser naturalizados” (pág. 29). El título del libro
Aquí no pasó nada: Historias y memorias sobre la violencia política en la Catamarca de los
años 70 nos indica que el tema/problema es la violencia política, aunque a lo largo del
libro vemos que la periodización no se limita a los años setenta, sino que nos traslada a
una larga duración donde anida la religión católica, integrante fundamental de la cultura
política que sustenta las prácticas y estrategias de la clase dirigente local y nacional.
Violencias sobre violencias dice Jorge a lo largo del libro.
Sabemos que hay interpretaciones que nos preceden, que dan cuenta que la Historia es un
campo de batalla, un recurso clave en los procesos de legitimación política; quienes nos