LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
RURAL BONAERENSE (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX)
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/testimonios/index
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
TESTIMONIOS
Año 13 N°13 2024
ISSN 1852-4532
* Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos; Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires, Argentina; Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Email:
villanuevasilvana1@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1825-3853
** Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos; Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires, Argentina; Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Email:
micaelasilvestro@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3696-0532
*** Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos; Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires, Argentina; Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Email:
valedago@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8014-6784
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La Constancia: relatos de vida y memorias del despoblamiento
rural bonaerense (segunda mitad del siglo xx)
La Constancia: life stories and memories of rural depopulation of Buenos Aires
(second half of de 20th century)
Villanueva Silvana*
Silvestro Micaela**
D’Agostino Valeria***
Resumen
Este trabajo aborda la problemática del despoblamiento rural del interior de la provincia
de Buenos Aires durante la segunda mitad del siglo XX a partir del análisis de testimonios
de antiguos y actuales habitantes del ex centro agrícola La Constancia ubicado en el
partido de Ayacucho, en el sudeste bonaerense. Mediante la herramienta metodológica de
la historia oral se busca recuperar memorias, vivencias y dimensionar cómo los cambios
estructurales, incidieron en las trayectorias de vida de estas personas y en el entramado
social de la comunidad. Se busca responder cómo era la vida social, cultural y productiva
en esos tiempos, cómo vivieron los habitantes el proceso de despoblamiento del lugar, qué
recuerdos conservan, finalmente, cuál puede ser el aporte de la perspectiva centrada en
las historias de vida al estudio de las transformaciones del agro pampeano.
Palabras clave: Historias de vida - Memorias - Despoblamiento rural - Testimonios -
Modernización
Abstract
This work addresses the problem of rural depopulation inside of the province of Buenos Aires
during the second half of the 20th century based on the analysis of testimonies from ancient
and current inhabitants of the former agricultural center of La Constancia located in the
district of Ayacucho, in the southeastern of Buenos Aires. Through the methodological tool of
oral history, we seek to recover memories, experiences and dimension how the structural
changes that affected the Buenos Aires agriculture in the last decades of the 20th century,
affected the life trajectories of these people and the social fabric of the community. We ask
ourselves what social, cultural and productive life was like in those times, how the
inhabitants experienced the process of depopulation of the place, what memories they
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preserve, finally, what can be the contribution of the perspective focused on life stories, to the
study of the transformations of pampa agriculture in the second half of the 20th century.
Keywords: Life stories- Memories- Rural depopulation- Testimonials- Modernization
Introducción
En el presente trabajo abordamos la problemática del despoblamiento rural del interior de
la provincia de Buenos Aires durante la segunda mitad del siglo XX.
1
Para ello nos
centramos en el análisis de testimonios de antiguos y actuales habitantes del ex centro
agrícola La Constancia ubicado en el partido de Ayacucho, en el sudeste del territorio
provincial. Mediante la herramienta metodológica de la historia oral buscamos recuperar
sus memorias y vivencias y dimensionar cómo los cambios estructurales que afectaron al
agro bonaerense en las últimas décadas del siglo XX, incidieron en sus trayectorias de vida
y en el entramado social de la comunidad. De este modo, nos preguntamos ¿cómo era la
vida social, cultural y productiva en esos tiempos?, ¿cómo vivieron los habitantes el
proceso de despoblamiento del lugar?, ¿qué recuerdos guardan?, ¿qué aporta al estudio de
las transformaciones del agro pampeano la perspectiva centrada en las historias de vida?
El poblado se originó en una iniciativa de colonización agrícola impulsada por la ley
provincial de Centros Agrícolas de 1887, cuya aplicación llevó a la formación de casi
doscientos centros en toda la provincia, muchos de los cuales no lograron prosperar; aún
así, una veintena de pueblos pudieron constituirse, entre ellos La Constancia.
2
Aunque la
ley fue desactivada en 1895, la población instalada continuó creciendo. En la primera
mitad del siglo XX el poblado y su entorno rural tuvieron una intensa actividad para
atravesar luego un proceso de transformaciones productivas, económicas, culturales y
demográficas que redundaron en la paulatina y creciente pérdida de habitantes.
Aproximación metodológica: relatos de vida y entrevistas
Los estudios biográficos se han consolidado en las últimas décadas como formas valiosas
de abordaje de la realidad social pasada y presente, superando cuestionamientos y
1
La investigación que dio paso a este trabajo se desarrolló en el marco del Proyecto “Historia regional y
patrimonio rural. El trazado ferroviario en el surgimiento y ocaso de los pueblos rurales en el sudeste
bonaerense (1880-2017)” (PICT 2017 3950) de la Convocatoria de Proyectos de Investigación Científica y
Tecnológica del Foncyt, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica bajo la dirección de la Dra.
Mónica Blanco.
2
Respecto de la formulación e implementación de esta ley véanse Girbal (1980) y Sesto (1982) entre otros.
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debates acerca de su validez en la producción de conocimiento sobre la sociedad.
3
Las
biografías, historias, relatos y trayectorias de vida, han inspirado numerosas
investigaciones que tienen como norte la valorización del rol de los sujetos individuales y
sus experiencias vitales en la comprensión y explicación de los fenómenos sociales.
Siguiendo al historiador italiano Franco Ferrarotti (2007), uno de los máximos exponentes
de esta perspectiva, el relato de una vida debe verse como el resultado acumulado de las
múltiples redes de relaciones que, día a día, los grupos humanos atraviesan y a las que se
vinculan por diversas necesidades. Así, esta manera de comprender la historia de vida
“Nos permite descubrir lo cotidiano, las prácticas de vida dejadas de lado o ignoradas por
las miradas dominantes, la historia de y desde los de abajo” (Mallimacci y Giménez
Béliveau, 2006: 178). En otras palabras, la misma no tendría como objetivo único la
reconstitución de la memoria subjetiva sino también de la información sobre el entorno
social inmediato del individuo, lo cual constituye una contribución esencial a la memoria
histórica, a la inteligencia del contexto (Ferrarotti, 2007).
En este trabajo adoptamos la perspectiva etnosociológica de Daniel Bertaux, la cual pone
énfasis en las relaciones, normas y procesos que estructuran y sustentan la realidad social
y que trasmiten las personas con su testimonio (Bertaux, 1989). Este sociólogo entiende
que hay relato de vida desde el momento en que un sujeto cuenta a otra persona,
investigador o no, un episodio cualquiera de su experiencia vital. Esta definición
“minimalista” supone que es posible encontrar experiencias de vida en relatos centrados
en un período de la existencia del sujeto, o en un aspecto de esta. Esta aproximación
permite hacer más accesible la historia de vida, que no debe ser, ineludiblemente, un
recorrido integrador a través de la totalidad de la experiencia del individuo (Bertaux, 1997
cit. en Mallimacci y Giménez Béliveau, 2006).
La entrevista resulta ser una herramienta privilegiada para acceder al “texto” que toda
historia de vida constituye. Desde una perspectiva etnográfica, la entrevista no es sólo una
estrategia para que alguien hable de lo que sabe, piensa y cree, es también
(...) una situación cara-a-cara donde se encuentran distintas reflexividades pero,
también, donde se produce una nueva reflexividad. Entonces la entrevista es una
relación social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones en una
instancia de observación directa y de participación (Guber, 2001: 1)
3
Al respecto véase: Bertaux (1989), Thompson (2003), Mallimacci y Giménez Béliveau (2006), Longa (2010),
Bourdieu (2011), entre otros.
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En este sentido, como método de indagación involucra e interpela al investigador en todos
sus posicionamientos y requiere de éste una completa disposición, como en cualquier otra
interacción social. Por otra parte, siguiendo lo dicho antes, los datos que provee el
entrevistado son la realidad que éste construye con el entrevistador en el encuentro, no
algo que ya estaba allí (Marinas y Santamarina: 1993, cit. en Plano y Querzoli, 2003). De
este modo, podemos afirmar que la entrevista de historia oral no depende solo de la
memoria individual del entrevistado sino también de la acción activa y consciente del
entrevistador; así, es una actividad organizada por las perspectivas e intereses históricos
de ambos participantes (Benadiba y Plotinsky, 2005).
Es importante considerar que para el entrevistado, la pregunta acerca del pasado implica
toda una instancia de reflexión: reelaboración de los hechos y prácticas, sistematización
del recuerdo y una resignificación de lo acontecido. De esta forma, el sujeto entrevistado
realiza una introspección, un autoanálisis provocado y acompañado, en el que la
interrogación a mismo ocasiona un trabajo de explicitación sobre experiencias
reservadas o reprimidas durante largo tiempo (Plano y Querzoli, 2003). En este trabajo
acudimos a la historia de vida para abordar las transformaciones evidenciadas en el agro
pampeano hacia finales del siglo XX en primera persona.
4
Entendemos que esta
aproximación contribuye a ampliar posibles respuestas a interrogantes acerca de las
formas de habitar en ese entorno rural, el desarrollo de las actividades productivas y
sociales y cómo estas fueron modificadas según la visión de habitantes actuales y ex
pobladores de un paraje rural del partido de Ayacucho.
La Constancia en su entorno rural
En la segunda mitad del siglo XX, el agro pampeano evidenció una importante
reconfiguración de su fisonomía. Cambios productivos y tecnológicos, transformaciones en
el régimen de tenencia de la tierra y migraciones internas hacia centros urbanos, fueron
algunos de los factores que contribuyeron a alterar el entramado social de este mundo
rural. Por entonces se había instalado en los ámbitos dirigentes un discurso liberal
conservador que rechazaba la intervención del Estado en la regulación de la actividad
agraria y que derivó a fines de la década del ‘60 en el final definitivo de la ley de prórrogas
de los arrendamientos rurales, lo cual desataría procesos de profundo alcance con el
4
Balsa (2006) y De Arce (2014) entre otros autores han abordado las transformaciones del agro pampeano
incorporando en sus análisis el aporte de los relatos orales.
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desalojo de numerosos pequeños productores rurales. El acceso al uso del suelo que hacia
mediados del siglo XX arrojaba una participación bastante equitativa entre arrendatarios y
propietarios directos, comenzó a modificarse a partir de la década del ‘70, en detrimento
de los primeros. Por otra parte, la ganadería registró un descenso a lo largo del período,
siendo la producción lanar, la más afectada. Mientras tanto, la agricultura avanzaba sobre
la actividad ganadera. El énfasis de las políticas estatales en estos años estuvo puesto en la
modernización del agro a través de la mecanización y de la adopción de mejores prácticas
de manejo agronómico.
5
En 1960 el 93% de la superficie del partido de Ayacucho era destinada a la ganadería,
mientras sólo 7% estaba ocupado por la agricultura orientada a la producción de lino y
maíz. Para fines de esa década, el ganado ovino continuaba aventajando en presencia al
vacuno con casi el doble de cabezas pero entrada la década de 1970, comenzó a declinar
(Villanueva, 2014). A su vez, coincidiendo con los cambios a nivel general, entre 1960 y
1974 se registró un crecimiento de la tenencia bajo propiedad y una disminución del
régimen de arrendamiento y de aparcería. Así, en 1974 el porcentaje de hectáreas (has)
explotadas en propiedad era 73.53 % del total del partido, mientras que en arriendo
estaba el 20.97 %. De forma paralela a estos cambios, en las últimas décadas del siglo XX
se observa una clara disminución de la población rural en el partido que osciló de 5.779 en
1970 a 3.225 en 2001
6
en consonancia con una tendencia general de relocalización de la
población rural en las localidades cabeceras de partidos.
El entorno rural lindante al poblado de La Constancia se caracterizó por la presencia de
pequeñas y medianas propiedades producto de la existencia a fines del siglo XIX de un
centro agrícola. Para mediados de la década de 1950 algunas chacras rondaban las 30 has.
No obstante, tras sucesivas transacciones se produjo la concentración de varias parcelas
originando explotaciones de 100, 200 y 300 has.
7
Como puede apreciarse en el plano que
sigue, todavía en 1954 se podía identificar el trazado original de las chacras aunque para
esa fecha muchas ya habían sido reunidas en propiedades más extensas a pesar de no
aparecer reflejado en el catastro.
5
Sobre este período véanse Barsky y Gelman (2001), Balsa (2006), Azcuy (2000), Makler (2006), entre otros.
6
Censo Nacional de Población (1970 y 2001). Balsa (2000) observa que la tendencia decreciente se expresaría
al menos desde 1947 siendo más marcado en la zona sur de la provincia, desde 1960.
7
Siguiendo a Balsa (2006) pequeña propiedad sería una extensión menor a 200 has en tanto que se hablaría
de unidades medianas entre 300 y 1.250 has.
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El espacio está atravesado por la vías del Ferrocarril del Sud que cruza el partido de
Ayacucho en dirección a Tandil; la estación ferroviaria más cercana es Cangallo que dista a
7 kilómetros del poblado, por tanto, la ubicación del centro agrícola en esas tierras fue
estratégica dada la presencia del tendido férreo en la zona. Sin embargo, aunque desde sus
comienzos los concesionarios del proyecto colonizador manifestaron el interés de
establecer allí una estación, esto no se concretó hasta 1951, año en que se autorizó una
media estación. Toda la circulación de personas y producción hasta entonces se realizó por
Cangallo.
En 1950 se creó el Destacamento de Policía y en 1955 la Sala de Primeros Auxilios
(Anuario Kraft, 1946 a 1961). Además de la presencia de la Escuela N°16 y del Club y
Sociedad de Fomento Bernardino Rivadavia, existían allí diversos comercios como
peluquería, herrería, panadería, almacenes de ramos generales, los cuales dan cuenta de la
relevancia que fue adquiriendo este núcleo poblacional. Por entonces, vivían allí unas 400
personas (Anuario Kraft, 1965). Podría afirmarse que ésta fue la década de mayor
desarrollo; con posterioridad se comenzarían a ver las transformaciones que redundaron
en la paulatina disminución de la población.
Imagen 1. Plano catastral del poblado y alrededores. Fuente: Extracto del plano del cuartel X del partido de
Ayacucho en: Provincia de Buenos Aires, Ministerio de Hacienda, Economía y Previsión, Dirección General
de Rentas (1954). Segundo Plan Quinquenal.Reajuste Inmobiliario Ley 5738. Partido de Ayacucho.
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En ese espacio rural en el que las estancias predominantemente ganaderas y las cabañas
de alrededores atraían abundante mano de obra, se desarrollaron otras producciones
asociadas a las posibilidades de acceso a tierras de chacras e incluso al aprovechamiento
de terrenos en el pueblo. Así, hacia 1938 se registraban unos 30 criadores de aves y más
de 25 tamberos, cuya producción se dirigía mayormente a las dos cremerías de la firma La
Martona instaladas en la estación Cangallo y a la del Frigorífico Swift que funcionaba en La
Constancia (Guía Comercial Ferrocarril Sud, Oeste y Midland, 1938). Dos décadas más
tarde los tambos eran 24; por entonces se vuelve a mencionar la presencia de dos
cremerías en la zona, una de ellas instalada en el poblado de La Constancia propiedad de
Carballido, cuya referencia aparece recurrentemente en las entrevistas (Anuario Kraft,
1948, 1958 y 1961).
Lamentablemente no contamos con datos específicos para las décadas de 1970-1980, en
las cuales entendemos se produjo la mayor reconfiguración de este poblado rural. Sin
embargo, sabemos que para 1991 se contabilizaban 58 habitantes (Revista Estudios de
Población, 2016).
El primer acercamiento al universo de los entrevistados
Nuestra primera aproximación al paraje se realizó a fines del año 2019; el objetivo de
aquel primer viaje fue conocer el lugar, reconocer las instituciones, comercios y población
existente así como el trazado de la vía férrea y la media estación. Entonces pudimos
relevar algunas características del espacio que daban cuenta de las transformaciones
atravesadas: construcciones abandonadas y derruidas, tales como una fábrica de quesos y
un sin número de casas; terrenos y calles ocupados por montes de álamo; algunas
viviendas nuevas y en proceso de construcción que denotan un incipiente repoblamiento
del lugar. Observamos también que de aquellos espacios que habían funcionado como
“núcleos de sociabilidad”
8
sólo quedaba la escuela, la cual evidenciaba sucesivas
ampliaciones y parecía ser el lugar de mayor actividad. Además de la institución educativa,
8
Los mismos son definidos por Hugo Ratier como “aquellos lugares y situaciones donde el intercambio social
es más intenso, donde la trama de relaciones se torna más densa y se van conformando conductas peculiares.
Es allí donde se opera la socialización del conjunto, se traspasan valores, se actualizan pautas culturales y se
las modifica, se brinda y adquiere información. Allí los diferentes estratos sociales se comunican y la
estructura social, con sus acuerdos y conflictos, se torna visible con mayor nitidez” (2004: 84).
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identificamos la Sala de Primeros Auxilios que funciona en una casita en buen estado de
mantenimiento y señalización, lo cual denota la presencia estatal. Del club, por su parte, no
quedaba más que una edificación abandonada. Siguiendo el recorrido constatamos la
permanencia de dos comercios que son los únicos que se mantuvieron en el tiempo: un
almacén donde antiguamente funcionaba el correo (y luego una cabina telefónica) y la
panadería (reconocida en la zona por sus tortas negras). Por otro lado, no hallamos ningún
vestigio de la media estación de ferrocarril (un vagón de madera).
El reconocimiento del lugar, sumado al análisis de algunas fuentes censales y estadísticas
nos permitió construir un contexto a partir del cual pensar las entrevistas, las cuales a su
vez, fueron alimentando ese marco. El descubrimiento de las preguntas significativas,
según el universo cultural de los informantes, resulta emblemático para desentrañar los
sentidos locales. Por ello asume gran importancia en el desarrollo de la entrevista
acompañar dos grandes momentos: el de apertura y, el de focalización y profundización.
En el primero, el investigador debe descubrir las preguntas relevantes; en el segundo,
implementar preguntas más incisivas, de ampliación y sistematización de esas relevancias
(Mc Cracken, 1988, cit. en Guber, 2001). En nuestro caso, a medida que íbamos conociendo
historias y personajes, pudimos elaborar preguntas más contextualizadas y relevantes a la
luz de las trayectorias de vida de los entrevistados.
Actualmente nuestro análisis se basa en el abordaje cualitativo de doce entrevistas
realizadas entre los años 2020 y 2023.
9
Las mismas fueron elaboradas siguiendo un
criterio de agrupación de los entrevistados en dos grupos: a) antiguos pobladores que
migraron; b) personas que permanecieron en el pueblo o inmediaciones.
10
En líneas
generales, las edades de los entrevistados oscilan entre los 65 y 85 años.
9
Parte del trabajo se desarrolló durante la Pandemia por COVID-19 por lo tanto los primeros contactos
debieron efectuarse de manera no presencial. La primera entrevista fue realizada en 2020 por vía telefónica a
una antigua habitante del poblado. En su testimonio, ella mencionó a otro antiguo poblador, quien fue
contactado a través de Facebook (método bola de nieve) y accedió a un encuentro presencial en febrero del
año 2021. El establecimiento de contactos y la realización de entrevistas de modo virtual presentó varias
dificultades, entre ellas la mala conectividad y el mayor riesgo de interrupción, la ausencia de fluidez en la
comunicación y la pérdida de registro de la gestualidad.
Posteriormente, en una visita al paraje, se dialogó con un habitante que vive en las inmediaciones de la
estación de ferrocarril de Cangallo. En 2022 se pudieron concretar varias visitas al lugar en las que se llevaron
a cabo otras entrevistas: a un propietario de un campo vecino y a seis miembros de dos familias de pobladores
históricos. Además, en las ciudades de Ayacucho y Tandil entrevistamos a una propietaria de una chacra que
recientemente migró y a otros dos antiguos pobladores cuyas familias trabajaban en la zona. En algunos casos
pudimos concretar nuevos encuentros a fin de volver sobre algunas preguntas o hacerlo vía redes sociales. La
posibilidad del contacto cara a cara en el paraje, la recorrida de las calles y las charlas con la gente generó
contactos que la comunicación telefónica o por redes sociales no había proporcionado.
10
También fueron realizadas entrevistas a nuevos pobladores, aunque en este trabajo no se incluyen en el
análisis.
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Mientras que al principio, la recuperación de las vivencias y memorias sobre el proceso de
despoblamiento fue el tema que estructuró los diálogos, a medida que avanzamos fueron
apareciendo distintos tópicos que nos permitieron ampliar nuestra perspectiva. Los
mismos refieren a los recuerdos de la infancia, la asistencia a la escuela, los medios de
transporte, los espacios de referencia (el club, la cancha de pelota paleta, comercios), el
trabajo infantil, la demanda de empleo y las características del mismo, personajes,
anécdotas, entre otros. Respecto del despoblamiento, para quienes partieron del lugar, la
pregunta refería a los motivos que alentaron dicha decisión; para quiénes se quedaron, el
interrogante planteado era sobre cómo habían percibido las transformaciones
acontecidas, si es que lo habían hecho.
En muchos casos en los encuentros se trabajó con mapas del lugar y fotografías aportadas
por las entrevistadas. La mayoría de esas fotos reflejan diferentes momentos de la vida de
la escuela; contar con este material al momento del relato ayudó a recuperar recuerdos.
Realizadas las primeras entrevistas, pudimos empezar a cruzarlas. Compararlas nos
introduce en otro nivel de la investigación, en la explicación, “ya que nos permite apreciar
las particularidades y las generalidades, lo individual y lo colectivo, las identidades y los
conflictos, procesos individuales y colectivos que convergen en un mismo acontecimiento”
(Castaño Támara, 2007, cit. en Camarena, 2010: 113). Para ello hay que situar a los
entrevistados en el tiempo, y más precisamente en un proceso, el cual debe ser
deconstruido con el fin de ubicar ciertas etapas que puedan ser comparadas. En esa tarea
es importante entender que los individuos evocan sus vivencias sin seguir un orden lineal.
La mayoría identifica las circunstancias que han marcado cambios en su vida como “antes”
y “después” y organiza su relato en torno a estas marcas. Para quienes migraron, una de
esas circunstancias es el momento de la partida. Así, dar cuenta de la situación en la cual el
entrevistado se fue del lugar o los motivos que lo llevaron a hacerlo constituye un punto
de inicio a la hora de entablar posibles comparaciones y análisis.
Por otra parte, en los diferentes relatos se evidencian coincidencias en las referencias a los
lugares que se frecuentaban y el modo de habitarlos, por ejemplo, el uso del club para la
realización de actos escolares (antes de la ampliación de la escuela). También
encontramos menciones que marcan cierta época, como la presencia de determinada
maestra o directora en la escuela, o en las trayectorias personales (la fecha en que se
casaron o falleció algún familiar) entre otras. Estas referencias constituyen hitos que
permiten situar los relatos en el tiempo y los hacen comparables. Asimismo, considerar su
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171
lugar de residencia en la comunidad permite situar mejor algunas vivencias y también
cómo las recuerdan. Por ejemplo, encontramos personas que vivieron en el pueblo, en las
chacras del entorno o en las estancias vecinas, lo cual condicionó el acceso al trabajo y a
los servicios.
Otra concepción del tiempo que puede aparecer en las entrevistas tiene que ver con lo que
permanece, esto se expresa en los testimonios en la idea de que siempre ha sido así:
“Dentro de esta concepción, la vida de los individuos no presenta momentos de ruptura,
sino que se presenta como una continuidad a lo largo del relato sobre su vida” (Camarena,
2010: 102). Algunas de estas marcas es posible advertirlas entre quienes se quedaron en
la comunidad y narran algunos procesos como una continuidad hasta el presente.
Finalmente, otro aspecto a considerar en nuestro análisis es la relación entre memoria
individual y memoria colectiva. A veces las personas narran desde el “yo” y en la misma
narración utilizan el “nosotros” u otros pronombres, a la vez que están hablando de otra
persona, lo cual no es sólo una manera de hablar, sino que denota la forma en cómo el
recuerdo está estructurado y la intención que tienen sobre el asunto que están narrando.
En este caso, en las entrevistas a los pobladores que aún residen en la comunidad, “los
otros” son los nuevos residentes que se han establecido recientemente y que aparecen
mencionados de esta manera en varias oportunidades. Por otra parte, es importante
precisar que algunos ex habitantes se reúnen con cierta periodicidad y en esas ocasiones
recuperan vivencias, recuerdos, situaciones y anécdotas de su vida en La Constancia lo
cual puede incidir, también, en los relatos de vida recuperados en este trabajo y en su
forma de concebir un “nosotros”.
Las memorias del poblado y su despoblamiento
En la mayoría de las entrevistas realizadas a ex habitantes, la emigración es señalada como
un punto de ruptura en sus vidas. En la reconstrucción que hacen a través de sus
recuerdos se deja entrever una mezcla de idealización y melancolía sobre el lugar en el
cual crecieron así como cierta nostalgia por la partida. Algunos de los entrevistados
vivieron en la comunidad entre la década de 1940 y mediados de la de 1970 habiendo
presenciado parte de los cambios antes referidos.
El club y la escuela: los pilares de la sociabilidad
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Tanto la escuela 16 como el club son referenciados por los entrevistados como las
instituciones más significativas de la comunidad, funcionando a nuestro entender como
“núcleos de sociabilidad”. El club es recordado como un espacio con múltiples usos, entre
ellos la realización de eventos masivos, tales como bailes con presencia de orquestas y
presentación de compañías teatrales que convocaban a las familias de la zona, entre otros.
En ocasión de las fechas patrias, además se organizaban carreras cuadreras y juegos
(“encender el cigarrillo”, “enhebrar la aguja”) en colaboración con la escuela. Los relatos
referencian largas filas de vehículos estacionados en la vera del camino y también, el
arribo de personas caminando en la oscuridad de la noche, auxiliados con faroles en
tiempos anteriores al establecimiento de la electricidad. Por otra parte, el club participaba
de la Liga de Fútbol Agrario que nucleaba a los pueblos rurales de la zona, en la que
también actuaba el equipo de Cangallo.
Además, según nos contó una de las entrevistadas, en la década de 1950 en las
instalaciones del club se dictaban cursos de horticultura, apicultura, cocina, pintura, tejido,
entre otros. Los mismos probablemente se encontraban enmarcados en el Programa
Hogar Agrícola, impartidos de forma temporaria en la provincia de Buenos Aires desde la
década de 1940. Junto a iniciativas posteriores como el Programa Hogar Rural del Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tuvieron a lo largo del siglo XX a la mujer
rural como destinataria de sus políticas; la educación de este público era vista como
instrumento de civilización y progreso y fuente de arraigo de la familia rural (De Arce,
2014; Selis, Otero y Barrionuevo, 2017). A su vez, la escuela hacía uso del espacio del club
para sus actos por el escenario que disponía.
Entre los recuerdos de la escuela, existe coincidencia acerca de la cantidad de alumnos que
asistían a la misma, entre 80 y 100 estudiantes. A su vez, aparecen nombres de maestras y
directoras, y menciones a la forma en que éstas realizaban su tarea con grupos de niños de
diferentes edades que compartían la misma aula. Uno de los entrevistados se acuerda de la
autoridad que las maestras le transmitían: “Ahora que te digo, la señora Chicha decía, en
fila y era en fila, no era acá ni acá (señalando) era en fila. Nos hacía sentir seguros con la
autoridad que ella tenía, por lo menos a mí, en lo que a mí respecta”.
11
Otra de las ex
alumnas recuerda que en ese entonces “no faltaban nunca las maestras, nunca faltaban”
12
,
11
Entrevista N°2 realizada el 15 de febrero de 2021 en la ciudad de Tandil.
12
Entrevista N°1 realizada el 9 de marzo de 2020 a través de comunicación telefónica.
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y también “con mal tiempo y todo iban embarradas e iban y no faltaban nunca”.
13
En los
relatos se destaca la transformación de la escuela: “No era como es ahora, porque después
se hizo concentración, es otra cosa ahora”.
14
O también: “Si si si, la escuela no era muy
grande. Después cuando se hizo la concentración no me acuerdo en qué año se hizo
(piensa)”.
15
Así, las marcas temporales identificadas en estos fragmentos como “después” y
“ahora” refieren a la adopción de la modalidad de concentración por parte de la escuela
primaria en 1983 y también, a un tiempo en que las maestras nunca faltaban a trabajar,
según sus percepciones.
16
Además, hay referencias a la realización de los picnic de la
primavera a la vera del arroyo Tandileofú, lugar hasta donde llegaban los niños y maestras
a través de las calles del pueblo y de un campo lindero y a las jornadas de corte de pasto en
la escuela, tarea en la que participaban todos acorde a sus edades.
Una de nuestras entrevistadas nos relataba:
tenemos un grupo de ex compañeros y yo el otro día cuando… ahora el 9 de julio no lo
hice pero el 25 de mayo “a ver quién se acuerda de lo que eran las fiestas patrias en
aquel entonces, que iba la cooperadora nos hacía chocolate”, ellos donaban el chocolate
y la panadería de La Constancia, los Lorenzo, las tortas negras que eran gigantes,
siempre me acuerdo de eso y bueno íbamos con la tacita y nos daban chocolate.
17
Así, la existencia de estos encuentros nos lleva a pensar cómo las vivencias que
rememoran al ser entrevistados pueden estar vinculadas a ese ejercicio de memoria
colectiva que implican esas reuniones. Sin embargo, también es probable que el recuerdo
escolar sea recuperado de forma reiterada debido a la relevancia que tuvo durante la niñez
este ámbito, reforzado por la presencia de maestras que se mantenían en ejercicio durante
varios años. El origen de esas evocaciones no lo sabremos con certeza pero de una forma u
otra se hacen presentes de manera similar en las alusiones de los entrevistados. En este
sentido, es importante avanzar en la comparación de diferentes relatos a fin de detectar
estos lugares comunes construidos en sucesivas rememoraciones, así como los diferentes
registros.
Sobre el transporte y la accesibilidad
13
Entrevista N°7 realizada el 11 de julio de 2022 en la ciudad de Tandil.
14
Idem.
15
Entrevista N°4 realizada el 9 de mayo de 2022 en la ciudad de Ayacucho.
16
La concentración de escuelas implicó el agrupamiento de las comunidades educativas de cinco
establecimientos rurales en una sola institución, con sede en La Constancia. Este tipo de proyectos se
desarrolló en áreas rurales de la provincia y buscaba acercar a los estudiantes de estas zonas, servicios
educativos que no estaban a su alcance en escuelas multigrados (Resolución del Ministro de Educación y
Cultura de la Provincia de Buenos Aires, 31/5/1983).
17
Entrevista N° 7.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
RURAL BONAERENSE (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX)
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
TESTIMONIOS N°13 2024
174
La accesibilidad a La Constancia fue uno de los factores nodales que según entendemos
contribuyó a moldear la dinámica del lugar. La formación de una estación dentro del
pueblo fue un proyecto de los concesionarios del centro agrícola primero, y de la
comunidad después,
18
que tardó varias décadas en concretarse. Cuando finalmente se
logró sólo fue una parada de movilidad de pasajeros. Una de las entrevistadas rememora
el paso del tren durante su niñez como un acontecimiento a contemplar que rompía con la
monotonía cotidiana:
… los domingos íbamos al almacén, toda la familia nos reuníamos en el almacén y a las 6
de la tarde íbamos a la vereda del tren, a ver el tren pasar. (...) había una casilla grande
de madera me acuerdo con bancos, así todos bancos a la orilla para cuando llovía, para
el invierno.
19
En tiempos en que se dificultaba la llegada a la zona por el estado de los caminos de tierra
y el uso del automotor no estaba generalizado, el tren brindó un servicio de comunicación
para los habitantes del lugar con las ciudades más cercanas, Tandil y Ayacucho. Algunos
relatos refieren cómo se realizaba el movimiento de productos, animales o personas hacia
la estación, y la presencia de algunos pobladores que ofrecían el servicio de traslado en
carros y luego en automóviles. Comenta un vecino de Cangallo: “Acá te digo que se llenaba
de chatas, sulkis de gente que venía a tomar el tren, era una cosa maravillosa”.
20
El establecimiento de la media estación en La Constancia resulta ser un hecho
significativo:
y entonces cuando paró el tren ahí facilitó muchísimo las cosas. Inclusive había gente
que hacía tambo y mandaba el tambo a la fábrica de Iraola. Fue muy importante el
ferrocarril, y también fue muy lamentable cuando no pasó más.
21
Sin embargo, para ese momento, la comunidad ya contaba con otros servicios tales como
una empresa de ómnibus o Paraná que hacía el recorrido entre Ayacucho y Tandil,
pasando por La Constancia y todos los parajes rurales intermedios. Según la
remembranza de un vecino el ómnibus “venía lleno”. También, afirma que “la ruta mató a
los pueblitos” al referirse a la mayor relevancia comercial que fue adquiriendo la ruta
provincial 74 la cual se trazó en forma paralela al recorrido del camino que pasa por el
18
Encontramos algunas notas en la prensa de Ayacucho en la década de 1920 en las que se recoge este pedido.
19
Entrevista N° 1.
20
Entrevista N° 3 realizada el 16 de agosto de 2021 en Cangallo.
21
Entrevista N° 2.
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
175
paraje pero distante unos 15 kilómetros. Según los recuerdos, su trazado fue en los años
‘60.
Algo recurrente es el relato de las dificultades para llegar al lugar o trasladarse hacia otras
localidades en épocas de lluvias. Por ejemplo, uno de los testimonios refiere los
inconvenientes que generaba tener que sepultar un muerto: “ponele que lloviera y
estuviera feo, había que ir a Cangallo a avisar por el telégrafo que avisaran a Ayacucho y
según si lloviera mucho o poco que viniera el carro a buscar el muerto”.
22
Ello era más
acuciante ante situaciones que requerían de atención médica, por ejemplo, dar a luz:
“Había veces que capaz pasaba toda la noche descompuesta y esperaba el tren para ir,
llegaba allá y enseguida tenía, claro había estado toda la noche”,
23
cuenta una entrevistada.
En épocas anteriores habían existido parteras en la comunidad, pero los tiempos
cambiaban y las formas y necesidades de ser asistidas durante los partos, también. Otro de
nuestros entrevistados también recuerda:
yo iba a la escuela, y me empezó a doler acá,viste (señala el costado del abdomen), a
doler no podía caminar (...) Eso era a la tardecita, y al otro día pasaba el tren a las 6 de
la mañana, estaba la casilla, la garita ahí. Y llovió toda la noche, me acuerdo y yo no
pude dormir del dolor casi. Entonces al otro día me levanté a las 5, me levantó mi madre
y me dió un poco de café o leche caliente tomé, y bueno, me puse unas botas de goma y
un nylon y me fui a la estación sólo. Dejé las botas ahí, me puse zapatos y agarré el tren y
me fui.
24
Al llegar a Ayacucho, fue a buscar a su hermana mayor que allí residía. Lo llevó al hospital
y fue operado por apendicitis.
Los entrevistados recuerdan que se redujo paulatinamente la frecuencia de los recorridos
del tren hasta que finalmente no pasó más. En el relato de un vecino
25
que aún vive en la
zona, las dificultades del acceso al lugar son narradas enlazando lo que acontece en el
tiempo presente con el pasado, rememorando inundaciones históricas y problemas
recientes por lluvias abundantes y cierres de caminos por pantanos.
También la falta de servicios es considerada por los antiguos pobladores como un
obstáculo en el desarrollo del lugar: “Pero imagínate que no había teléfono, no había luz,
no había nada viste”.
26
Sin embargo, esta realidad vivenciada en el poblado no era
compartida por todo el entorno, contrastando con la situación de algunas familias situadas
en el puesto de una estancia cercana:
22
Entrevista N° 2.
23
Entrevista N° 8 realizada el 1 de septiembre de 2022 en La Constancia.
24
Entrevista N°10 realizada el 16 de septiembre de 2023 en La Constancia.
25
Entrevista N°5 realizada el 27 de mayo de 2022 en La Constancia.
26
Entrevista N° 1.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
RURAL BONAERENSE (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX)
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
TESTIMONIOS N°13 2024
176
Nosotros en la estancia teníamos motor. Me acuerdo que todos los días verlo a mi papá
que iba al galpón lo prendía y con eso teníamos luz. Yo por ejemplo siempre tuve baño
instalado, hay otras personas que son de mi edad y uno habla y han ido a los baños, estos
escusados, afuera. Yo gracias a Dios siempre tuve el baño con inodoro, con lavatorio.
27
Ello vuelve a plantear la importancia de situar los relatos en la posición de quien narra y
considerar las apreciaciones, expectativas y puntos de vista respectivos.
Las transformaciones en la producción y el trabajo
Cuando los entrevistados aluden a su infancia y juventud, marcan un contraste entre la
disponibilidad de trabajo cuando ellos vivían en el lugar y el momento en que se van del
pueblo. La referencia a las labores agropecuarias en los relatos ocupa un lugar
preponderante:
vos no te olvides que antes para cosechar un potrero llevaba mucho más tiempo.
Necesitaban bolsero, necesitaban carrero, necesitan… que ahora vas con una máquina
(...) No se junta más maíz a mano, no se esquila más a mano… Mi marido mucho tiempo
vivió de la esquila y era rapidísimo y ganaba mucha plata de la esquila y eso se termi
todo.
28
Las estancias y cabañas de alrededores del poblado demandaban mano de obra
permanente, como es el caso de la familia de una de las entrevistadas que vivía en un
establecimiento cercano; también abundante mano de obra estacional, especialmente para
la esquila, quema de paja, cosecha de maíz y papa, entre otras. Una de las entrevistadas
recuerda que en la estancia en la que trabajaba su padre como peón, además de la
ganadería se practicaba la agricultura: “me parece que sembraban trigo. Lino había
también en esa época, el campo celeste de lino las florcitas, no se ve más ahora, celeste,
parecía agua”.
29
Muchos de los que realizaban las labores temporarias en las estancias eran residentes del
poblado pero también chacareros de la zona, dueños de pequeñas propiedades, que no
permitían la autosuficiencia de la familia y combinaban el trabajo estacional con la
producción propia. Así lo refiere una de las propietarias de chacras: “Mi papá hizo plata
27
Entrevista N° 7.
28
Entrevista N°6 realizada el 16 de junio de 2022 en la ciudad de Ayacucho.
29
Entrevista N°7.
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
177
trabajando ahí como cabañero, no con la chacra”.
30
Tiempo después era su hermano quien
salía a trabajar afuera, mientras ella “cuidaba las ovejas cuando mi hermano no estaba”.
Todos los relatos refieren la necesidad de que los miembros de la familia realizaran
diferentes labores para aportar al sustento familiar.
Así, las familias rurales funcionaban simultáneamente como grupos organizados en torno
a valores y a cierta moralidad, y como “pools de fuerza de trabajo”. Todos los miembros
participaban según su condición en diferentes tareas en una organización en la que, en
general, el jefe de familia tiene poder de control y decisión sobre los otros miembros,
aunque esto adquiere significados variables en el tiempo para los vinculados a la red
familiar. En este esquema, la participación de las mujeres en los trabajos rurales aparece
como una prolongación de las tareas de cuidado del hogar, asociada a la cría de aves de
corral y la huerta fundamentalmente, aunque sin excluir la colaboración en otras
funciones a la par de los hombres (De Arce, 2014). En dos relatos aparece la figura
femenina en la realización de labores estacionales vinculadas a agricultura extensiva:
“Mamá juntaba maíz a la par de papá”.
31
Mientras que el relato en primera persona de una
habitante del poblado revela una dinámica similar:
trabajaba en lo que venía porque trabajaba en el campo igual, si había que ir a quemar
paja de lino que se hacía antes, iba, si había que trabajar en hacienda yo iba también,
llevaba alguno de los chicos siempre a juntar maíz, todo esas cosas todas las cosas las
hice para poder ayudarlo.
32
Sin duda alguna la presencia del lanar y la práctica de la agricultura modelaron la
demanda de trabajo en el lugar produciendo el requerimiento de abundante cantidad de
trabajadores estacionales. “Acá había ovejas por todos lados (…) Mi padre venía la época
de septiembre (...), ya andaba esquilando a tijeras él y marzo (...) y después se seguía con la
entrada de fardos, juntar bolsas de cosechas y después la juntada de maíz, junio, julio”.
33
En los relatos aparecen también otras fuentes de trabajo como las que brindaban la
panadería y la fábrica de quesos del poblado, o los tambos de la zona. Además, la cría de
aves de corral, cerdos y ovejas era otra alternativa para los habitantes del pueblo, que
utilizaban los terrenos baldíos y las calles poco transitadas para pastoreo, en una suerte de
“tierras comunes”. La existencia de estos “potreritos” se debe a que después de la
desarticulación del centro agrícola, muchos de los terrenos del pueblo quedaron sin
30
Entrevista N°6.
31
Entrevista N°6.
32
Entrevista N° 8.
33
Entrevista N° 10.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
RURAL BONAERENSE (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX)
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
TESTIMONIOS N°13 2024
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vender, también los lotes reservados para plaza y otros usos públicos. Esas tierras fueron
ocupadas con ganado y viviendas pese a su condición legal “incierta”. Así lo explica una
descendiente de una de las familias de primeros pobladores: “(...) supuestamente mi
abuelo cuando se casan ellos alguien, no si sería como un intendente o un ayudante o
algo así que estaría, que estaba ahí le dijo bueno vengan y pónganse ahí después se
arreglan los papeles”.
34
Interrogados acerca de las modalidades de uso de esas tierras, los entrevistados sugieren
que cada uno usaba lo que estaba disponible, aparentemente sin mayores conflictos con
sus vecinos. Incluso cuentan que las situaciones conflictivas son más comunes en el
presente que entonces; sin embargo, en sus propios relatos se evidencian algunas
circunstancias que motivaron enfrentamientos entre vecinos o con la autoridad policial
por el uso de terrenos baldíos o de los caminos rurales para el pastoreo de hacienda.
Interrogados por otro tipo de conflicto, sólo luego de la repregunta referencian situaciones
como el robo de gallinas y pavos o la matanza de corderos recién nacidos para vender el
cuero, prácticas que al parecer no eran infrecuentes pero que no aparecen
espontáneamente en el relato.
Otro aspecto recurrente en los recuerdos es el trabajo infantil. Una de las entrevistadas
menciona que:
mis hermanos ya te digo iban creciendo y empezaban a trabajar, en casa de familia las
mujeres y los varones se iban al campo. a trabajar, de chico nomás, terminaban la
escuela algunos, otros no, era muy como que la escuela no era tan necesaria en esa
época, no se sentía eso.
35
En su caso particular, se vio en la necesidad de dejar la escuela antes de terminar quinto
grado para ir a trabajar como niñera a Tandil y luego ya no volvió al paraje dado que
continuó con las mismas labores en la ciudad de Ayacucho. Otro entrevistado recuerda
que:
el primer trabajo que hice con muchos de ellos (alude a niños de su edad), nos llevó Baby
Ferradane en un carro a quemar paja, cuando se araba había que quemar la paja
primero, y éramos chicos, y nos pagó. Carel carro con muchachitos y nos llevó, nos
34
Entrevista N° 9 realizada el 19 de febrero de 2023 en la ciudad de Ayacucho.
35
Entrevista N° 9.
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
179
daba un hisopo con un marlo o con un ladrillo con querosene y quemábamos,
trabajábamos y nos pagaba.
36
La temprana inserción laboral acompañando al padre en las tareas rurales aparece
frecuentemente en los relatos “Había momentos en que por ahí el padre iba a esquilar y lo
llevaba al hijo a esquilar, el que iba a alambrar también lo llevaba a alambrar o juntar
maíz, entonces había mucha falta en la escuela, siempre alguno faltaba”.
37
Así rememora
en primera persona el tiempo de esquila uno de nuestros entrevistados:
(...) yo alcancé a andar esquilando con mi padre a ayudarle, a arriar, se le decía empezar
la oveja, papá largaba la de él y él seguía con la que yo había empezado. Entonces yo
levantaba otra, volteaba otra, la maniaba y arrancaba de vuelta yo. (...) Cuando yo tenía
9 años más o menos.
38
Estas prácticas y formas de trabajo se fueron modificando en la percepción de los
entrevistados. En uno de los relatos aparece un punto de ruptura entre las prácticas
agrícolas preponderantemente manuales realizadas en los ‘50 y los procesos de
mecanización de décadas posteriores: “hasta que llegaron las maquinarias, los tractores y
arados grandes y disqueadoras que fueron rompiendo todo. En esos años se hacía, por eso
es que el trabajo abundaba, había hasta para eso”.
39
Este proceso también es visualizado
por nuestro entrevistado que habita en las inmediaciones de Cangallo y que se dedicó toda
su vida a las tareas rurales en la zona:
(…) acá estamos hablando de un adelanto fabuloso, fabuloso de la tecnología, pero de
pocos años atrás, pocos años atrás, hablamos de 50 años a ahora cambio el 100 y pico
por ciento todo, todo. Bueno la gente, antiguamente había muchas familias, mucho
colono como quien le llamaba, que los campos grandes estaban subdivididos, había
arrendatarios que ordeñaban, criaban aves, capaz que con 50, 60, 100 ha.
40
Además de relatar desde su visión el impacto de la tecnología, destaca la finalización del
acceso a la tierra para pequeños arrendatarios lo cual provocó su salida de los campos:
“(...) acá está la pauta que te quedan los montecitos, allá una tapera, acá otra tapera. Hoy
está solo el campo.”
41
Lamentablemente en el universo de nuestros entrevistados no
hemos podido incluir a arrendatarios que hayan sido desalojados de los campos que
ocupaban producto de las leyes de fines de los años ‘60.
36
Entrevista N°2.
37
Entrevista N° 2.
38
Entrevista N° 10.
39
Entrevista N°2.
40
Entrevista N° 3.
41
Entrevista Nº 3.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
RURAL BONAERENSE (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX)
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
TESTIMONIOS N°13 2024
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Luego de la década del ‘50 se evidenció un avance en el proceso de mecanización y
automatización de las labores, que implicó la ampliación en el uso de tractores,
cosechadora mecánica de maíz, difusión de cosechadoras-trilladoras autopropulsadas y
aplicación de insumos químicos en la agricultura. Todo ello sustituyó paulatinamente las
labores manuales: “A causa de estos adelantos, para 1969 se cosechaban más del doble de
toneladas de maíz que en 1937, con casi cinco veces menos obreros temporarios y tres
veces menos trabajadores familiares” (Villulla, 2014). La exclusión de las mujeres de estas
labores fue más marcada, debido a que se consideraba que les faltaba el conocimiento o la
fuerza para la conducción de las maquinarias (De Arce, 2014).
Una de las claves de la permanencia de algunos pobladores quizá haya sido su capacidad
de adaptación a las nuevas circunstancias, a partir de aprender nuevos oficios, como el de
alambrador o tractorista. En otros testimonios aparece también la transición de la esquila
a tijera, a máquina.
42
“Un dia me fui del pago”: la partida del pueblo en primera persona
Como dijimos anteriormente, la partida del lugar es caracterizada por algunos
entrevistados como un momento de ruptura en sus trayectorias de vida. Ante la pregunta
acerca de los motivos por los cuales migraron, resuenan en las respuestas los procesos
vividos a nivel general en el agro en aquellos años pero también, circunstancias personales
y familiares particulares. El lugar desde el que responden a este interrogante, corresponde
al hoy y a la vivencia de ese recorrido, por tanto, podemos pensar que aparece un
ordenamiento y jerarquización de motivos desde el propio presente. Camarena (2010)
sostiene que
La entrevista implica una constante relación entre pasado (sobre el que se habla) y
presente (desde el que se habla), sin olvidar que desde el tiempo presente se selecciona
qué recordar, los cambios hacen referencia a las modificaciones que sufrieron sus
relaciones sociales y el uso de los espacios (p. 105).
En términos generales, las respuestas más frecuentes refieren a la búsqueda de mejores
oportunidades laborales y la continuidad de sus estudios. Una de las entrevistadas que se
fue en el año 1971, afirma que lo hizo una vez terminada la primaria: “nos fuimos con mi
42
Entrevistas N° 8 y 11.
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
181
hermana a Ayacucho a estudiar. Mis primos también, muchos se iban a hacer la
secundaria”.
43
Se ha afirmado que la mejora de rutas y caminos junto a las innovaciones en el transporte
automotor contribuyeron en estos años a una mayor conexión entre los campos y los
pueblos, lo cual fue acercando otras posibilidades de consumo, ocio y educación para los
pobladores rurales. Para muchas familias chacareras significó el éxodo a las ciudades
cercanas aunque conservando la producción agrícola en las chacras (Balsa, 2000; De Arce,
2014). En otros casos, como el de la entrevistada antes referida, su padre que era
empleado en una estancia permaneció en la zona y quien migró fue la esposa con los hijos.
El universo de nuestros entrevistados, por otra parte, no relata el uso de automóviles
propios para el desplazamiento sino la utilización del tren y colectivos, aunque señalan la
aparición de los primeros vehículos propiedad de estancieros o chacareros grandes.
Otro de los testimonios narra la partida en 1969 en búsqueda de trabajo agrícola. En su
relato, aborda con nostalgia ese momento, evocado como obligado, y lo asocia con las
palabras de alguien más:
Ya te digo como dice alguien “un día me fui del pago no porque lo desprecié, me
fui buscando trabajo y en Nogales lo encontré”. Me fui sin saber que no iba a
volver más, porque yo pensaba irme a Nogales, me acuerdo que el hermano de
mi cuñado cuando me fui me dice, salí de la panadería, serían las 6 de la tarde,
un calor hacía y me despedí de Pedrito: “bueno Miguelito hasta dentro de 15
días”, me dice. Estuve 10 años. Yo nunca pensaba que no iba a volver más…
44
El recurso a una canción de José Larralde
45
entendemos que brinda una forma o estructura
a su sentimiento de desarraigo “forzado” que se construye años después de su partida
dado que, como él mismo dice, no sabía que no volvería. Como parte de esa movilidad
rural en búsqueda de trabajo, algunos volvían temporalmente al paraje aunque eran cada
vez menos. También el Servicio Militar estuvo en el origen de algunos desplazamientos
masculinos.
46
En otras oportunidades, el traslado entre diferentes establecimientos
rurales lo realizaba el patrón. Es el caso de otra de nuestras entrevistadas que se alejó del
lugar por cuestiones laborales de su familia: su padre era cabañero de carneros en una de
las principales estancias de la zona, de gran incidencia en la dinámica social del poblado,
según los relatos recuperados. Recuerda que:
43
Entrevistada N° 1.
44
Entrevistado N° 2.
45
El fragmento original de la canción Un día me fui del pago es “Un día me fui del pago, la pucha que lo extrañé,
salí buscando trabajo y aquí estoy, míreme usted”.
46
Entrevistados Nº 10 y 12.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
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nos fuimos porque el patrón vendió, trasladó mejor dicho la cabaña de ahí que tenía en
La Constancia, la trasladó acá a Tandil sobre la ruta, a un campo sobre la ruta. Entonces
trasladó cabaña, cabañero todo, así que vino mi papá con mi mamá y yo, única hija yo.
47
El traslado de la cabaña a una ubicación sobre la ruta provincial vuelve a plantear la
importancia de la localización de los establecimientos productivos sobre caminos de
mayor accesibilidad. La percepción de la falta de oportunidades en el pueblo se puede
observar en los relatos de quienes, por ejemplo, se fueron para continuar sus estudios: “Si,
se iban, como que se quedaban. Y ¿que iban a hacer en La Constancia? ¿Qué iban a
hacer?”
48
. De forma similar, el entrevistado que partió por trabajo rememora:
Yo sa de mi pueblo buscando trabajo, ósea mejores horizontes digamos. Como no
teníamos ya no había en qué trabajar y aparte la persona que quería progresar tenía
que moverse, el que quedó ahí, quedó estancado en lo que está y ya hay gente que es
grande y bueno ya de ahí no sale.
49
Otro de los entrevistados al referirse a la juventud menciona:
se empezó a ir a trabajar afuera. Afuera en el sentido ponele Balcarce, Tandil se empezó
a desparramar a la juventud porque ya también los trabajos como que el tema de
esquila todo eso, la juventud como que buscaba otra cosa, viste, y ya después en esos
años se empe a achicar todo lo que era esquila (...) Después empezaron las
cosechadoras, los maíces ya poco había para juntar a mano, y empe a influir el
trabajo, se achicó en una palabra, entonces la juventud se empezó a ir.
50
Según estas palabras, a la reducción de la oferta de trabajos, por ejemplo en la esquila y
juntada de maíz, se agrega el hecho de que eran trabajos que la juventud ya no elegía,
aludiendo a un cambio de expectativas.
Entre los que se quedaron, por su parte, encontramos diferentes situaciones. Algunos
reconvirtieron sus oficios a alambradores, tractoristas, etc., otros, disponiendo de acceso a
una tierra (minúscula en algunos casos) pudieron continuar residiendo allí. Para otros, en
su propio parecer, no había otra opción:
Entrevistadora: ¿Y era lindo vivir ahí?
47
Entrevista N° 7
48
Entrevista N° 1.
49
Entrevista N° 2.
50
Entrevista N° 10
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Entrevistada: No quedaba otra, yo cuando era señorita que tenía 17-18 años iba mucho
a Tandil con mis primas, tenía primas allá de mi edad. Me iba en colectivo y volvía al
otro día o dos. Mi mamá se quedaba con mi hermano.
51
Para algunos, vivir en ese espacio sigue siendo su elección en la actualidad a pesar de tener
vivienda en la ciudad de Ayacucho, por ejemplo.
52
Vuelve a plantearse entonces el plano de
las decisiones individuales y familiares y también, cómo éstas se resignifican desde
diferentes presentes.
Consideraciones finales
Si la historia es el ser humano, en sociedad y a través del tiempo, entonces la historia oral
provee una fuente al investigador para aprehender tanto la subjetividad de una época,
como para percibir una serie de datos que de otra manera no han quedado registrados
(Pozzi, 2012: 69).
Los relatos de vida obtenidos en las distintas entrevistas nos han permitido empezar a
reconstruir las multicausalidades que contribuyeron al despoblamiento de La Constancia.
También, las características de la dinámica del entramado social del lugar, y sus
transformaciones en el período analizado, así como su impacto en la cotidianeidad de las
personas que allí habitaron. Un mundo rural heterogéneo aparece en estos testimonios:
familias chacareras, peones de estancia, jornaleros, propietarios de minifundios,
conforman el universo de los entrevistados. En el relato de sus vivencias aparece la
injerencia de instituciones como la escuela o el club, la oferta laboral, las formas de
movilizarse, el acceso a servicios, la mención a determinados actores, los comercios allí
existentes. A su vez, representaciones, juicios de valor, concepciones sobre la familia, la
vecindad, la autoridad subyacen en los testimonios que hemos podido recabar.
Entre los entrevistados que partieron es posible reconocer la complejidad que caracteriza
las trayectorias migratorias. Para muchos, el desplazamiento siguió canales habituales en
la búsqueda de empleo en tareas agropecuarias. Así, en esos casos no hubo un destino
definitivo hasta tiempo después de la partida. En otros, el no retorno parece haber estado
escrito desde la primera hora, asociado a la falta de oportunidades en la comunidad y la
desarticulación de las redes de socialización primaria. En cualquier caso, todos coinciden
en las dificultades de continuar habitando un espacio en el que las posibilidades de trabajo
51
Entrevista N° 6.
52
Entrevista N° 8 y 5.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
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TESTIMONIOS N°13 2024
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se iban reduciendo cada vez más, donde la falta de servicios era notoria en comparación
con las ciudades más cercanas de Tandil y Ayacucho y el acceso y desplazamiento se
dificultaba con las malas condiciones climáticas. Esta situación se replica en algunas
partidas ocurridas en el presente siglo en que la mención a la carencia de servicios
respecto de las ciudades, motiva la decisión de migrar.
Entre los entrevistados que forman parte de los que se quedaron, pudimos interpretar una
idea de continuidad con diferentes quiebres, en relación al funcionamiento de algunas
instituciones y a la provisión de ciertos servicios. Por ejemplo, mencionan a las diversas
enfermeras que estuvieron trabajando en distintos momentos, recuerdan el traslado de un
edificio a otro y el cierre y reapertura en diferentes situaciones. En cambio, quienes se
fueron mencionan “había una salita que venía un médico” asumiendo que se cerró y no
funcionó más.
En la medida que fuimos avanzando en la realización de entrevistas aparecieron distintos
elementos que nos permitieron complejizar la perspectiva sobre el proceso analizado,
dando cuenta del entramado de subjetividades y las vivencias de quienes formaron parte
de dicho acontecer. Así, los entrevistados no sólo hablaban acerca de lo que se les
preguntaba, sino de temas que estaban fuera de nuestro registro inicial y que ellos
consideraban relevantes. Entendimos que al trabajar con personas, la entrevista nos
introduce en un universo en el cual no sólo el testimonio se percibe a través de las
palabras que se manifiestan sino también en los gestos, los silencios, las pausas, en las
miradas, las resistencias. Adentrarnos en estas historias nos ha permitido observar cómo
los cambios estructurales que afectaron al agro pampeano fueron vivenciados en primera
persona por quienes habitaban este ex centro agrícola, alterando su devenir. Tal como
afirma Bertaux (1999: 18) “La experiencia humana es concreta. (...) tomarla en serio es
ponerse en posición de aprehender no solamente las relaciones sociales
(socioestructurales y socio simbólicas), sino también su dinámica, o mejor, su dialéctica”.
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LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
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Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
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UNICEN.
Entrevistas
De acuerdo a lo pautado con quienes brindaron sus testimonios, se identifican las entrevistas con
números, ofreciendo datos contextuales de su realización y de la persona entrevistada.
Entrevista 1: realizada el 9 de marzo de 2020 a través de comunicación telefónica por Silvana
Villanueva a una ex pobladora. En su niñez vivió en una cabaña de producción ovina cercana
a La Constancia donde su padre trabajaba como encargado. Migró hacia Ayacucho a los 12
años para realizar estudios secundarios y abandonó la ruralidad en forma definitiva a los 20.
Al momento de la entrevista tenía 64 años.
Entrevista 2: realizada el 15 de febrero de 2021 por Micaela Silvestro y Silvana Villanueva en la
ciudad de Tandil a un ex poblador nacido en el paraje de La Constancia. Habitó en el casco
urbano dedicándose a tareas rurales estacionales; partió del poblado alrededor de los 25
años y se especializó como tractorista y mecánico. Al momento de la entrevista tenía 77 años.
Entrevista N°3: realizada el 16 de agosto de 2021 por Valeria D’Agostino en Estación Cangallo a un
residente de cercanías de dicha estación ferroviaria. Ha habitado toda su vida en el entorno
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
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rural dedicándose a las tareas rurales, mayormente a trabajos con maquinaria agrícola. Al
momento de la entrevista tenía 84 años.
Entrevista N°4: realizada el 9 de mayo de 2022 por Silvana Villanueva en Tandil a un ex poblador
del entorno rural de La Constancia que vivió junto a sus padres en un establecimiento
ganadero. Migró en su infancia por el traslado laboral de su padre. Al momento de la
entrevista tenía 65 años aproximadamente.
Entrevista N°5: realizada el 27 de mayo de 2022 por Valeria D’Agostino y Micaela Silvestro en La
Constancia a un propietario y productor rural perteneciente a una familia de largo arraigo en
la zona. Reside en su propiedad en cercanías de La Constancia. Al momento de la entrevista
tenía 65 años aproximadamente.
Entrevista 6: realizada el 10 de junio de 2022 por Valeria D’Agostino en la ciudad de Ayacucho a
una propietaria de una chacra en las cercanías del poblado de La Constancia. Pertenece a una
familia que se instaló en la zona desde fines del siglo XIX. Desde hace unos quince años migró
a la ciudad de Ayacucho. Al momento de la entrevista tenía 86 años.
Entrevista N°7: realizada el 11 de julio de 2022 por Micaela Silvestro y Silvana Villanueva en la
ciudad de Tandil a una ex pobladora del entorno rural de La Constancia que hasta los 14 años
habitó junto a su familia en una cabaña de producción ovina donde trabajaban sus padres. La
familia fue trasladada a otro establecimiento del mismo propietario en el partido de Tandil.
Al momento de la entrevista tenía 65 años aproximadamente.
Entrevista 8: realizada el 1 de septiembre de 2022 por Micaela Silvestro y Silvana Villanueva en
La Constancia a una residente del poblado desde edad temprana que aún reside allí. A lo
largo de su vida acompañó a su esposo en la realización de tareas rurales estacionales y la
cría de ganado en pequeños terrenos del poblado. Al momento de la entrevista tenía 79 años.
Entrevista 9: realizada el 19 de febrero de 2023 por Valeria D’Agostino en Ayacucho a una ex
pobladora, oriunda de La Constancia que habitó en el casco urbano. Desde jovencita se
dedicó al cuidado de hijos de propietarios rurales de la zona migrando a la ciudad de Tandil
primero y de Ayacucho después para seguir desempeñando esas tareas. Al momento de la
entrevista tenía 76 años.
Entrevista 10: realizada el 16 de septiembre de 2023 por Micaela Silvestro, Valeria D’Agostino y
Silvana Villanueva en La Constancia a dos hermanos nacidos en el lugar. Uno habitó en el
casco urbano; desde pequeño acompañó las labores de su padre en trabajos rurales
estacionales. Partió del pueblo en la juventud en busca de otros trabajos y desde hace cinco
años aproximadamente volvió a residir en el mismo. Al momento de la entrevista tenía 71
años.
El otro es un ex poblador. Habitó en el casco urbano; desde pequeño acompañó las labores de su
padre en trabajos estacionales rurales. Partió del pueblo en la juventud en busca de otros
trabajos. Al momento de la entrevista tenía 81 años.
LA CONSTANCIA: RELATOS DE VIDA Y MEMORIAS DEL DESPOBLAMIENTO
RURAL BONAERENSE (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX)
Villanueva Silvana, Silvestro Micaela y D’Agostino Valeria
TESTIMONIOS N°13 2024
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Entrevista 11: realizada el 1 de septiembre de 2022 por Valeria D’Agostino en La Constancia a
un poblador de La Constancia desde su nacimiento. Realizó tareas rurales estacionales
vinculadas a la producción ovina y agrícola y luego se dedicó a trabajos con maquinarias y a
otras tareas rurales. Al momento de la entrevista tenía más de 80 años.
Entrevista 12: realizada el 22 de diciembre de 2022 por Micaela Silvestro, Silvana Villanueva y
Valeria D’Agostino en La Constancia a poblador actual que volvió al poblado tras varias
décadas de ausencia. Su partida en la juventud se originó en el cumplimiento del Servicio
Militar Obligatorio; durante toda su vida realizó tareas agrícolas estacionales. Al momento de
la entrevista tenía alrededor de 60 años.
Fuentes escritas
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Oeste y Midland.
FECHA DE RECEPCIÓN: 13/12/2023
FECHA DE ACEPTACIÓN: 21/10/2024