Alonso, Luciano Que digan donde están. Una historia de los derechos humanos en Argentina. Buenos Aires: Prometeo, 2022, 365 págs.
A 40 años del inicio de una nueva democratización en Argentina, este libro es una contribución clave para reflexionar sobre la relevancia de un actor novedoso, que incidió fuertemente en la configuración de un escenario de salida desde la dictadura, a la vez que sobreimprimió uno de los temas candentes de la agenda de la transición como fue el tema de los derechos humanos en la Argentina posdictatorial. A la vez, no es la primera aproximación a ello de Luciano Alonso, ya que en 2011 publicó el libro Luchas en plazas vacías de sueños como parte de sus extensos aportes sobre la historia del movimiento de derechos humanos; un trabajo entonces más centrado en la experiencia de la ciudad de Santa Fe, Argentina.
A diferencia de aquella, Alonso nos presenta una obra que pretende ser una síntesis totalizadora y, a la vez siempre posible de ser revisada, en la que articula su ya consolidada experticia en el campo de los estudios de este actor colectivo con los aportes de una sostenida renovación (de la cual es parte) en el abordaje sociohistórico del movimiento y sus derivas. Se destaca igualmente en la obra la pretensión de síntesis así como su elaborado trabajo conceptual para dar cuenta de las herramientas más provechosas a fin de escudriñar lo que prefiere conceptuar como luchas por derechos humanos.
Que digan donde están. Una historia de los derechos humanos en Argentina reúne las indagaciones del historiador respecto de las luchas por derechos humanos en Argentina, a partir de la historia del movimiento de derechos humanos, con especial atención al caso santafesino, pero dentro de un entramado más general de preocupaciones, escalas y localizaciones, siendo una nueva puesta al día y profundización con un avance significativo en la periodización abordada. En efecto, y a diferencia de la mayoría de las publicaciones disponibles que suelen centrar su atención en los años de la conformación del movimiento, los años ochenta y otros pocos los años noventa, el autor avanza en las décadas más próximas.
Así, fruto de su tesis doctoral pero convertida en una escritura de difusión, la obra nos ayuda a conocer e interpretar la historia del movimiento de derechos humanos de Argentina, desde una mirada que recoge los aportes de otras investigaciones en diferentes escalas junto con su preocupación por maridar la perspectiva sociohistórica con la pregunta siempre presente por las categorías, enfoques y conceptualizaciones que usamos para nombrar y comprender. De este modo, el libro habilita diferentes lecturas que pueden desde acompañarnos hasta incomodarnos, poniendo en el centro del debate la relevancia histórica y política de este actor colectivo y su devenir, incluyendo la conveniencia o no de seguir pensando en la existencia actual de un movimiento social como tal, una preocupación muy presente en la historia de los movimientos sociales, lo que también ha sido pensado para el movimiento obrero, el movimiento piquetero, entre otros. Entonces, de la historia del movimiento a la historia de las luchas, y por tanto a los procesos de movilización que pueden -o no- alumbrar y/o sostener a los movimientos sociales, Alonso se ocupa de mostrar la relevancia de las incidencias (y conveniencias) teóricas y conceptuales a la luz de la experiencia histórica que convierte en su objeto de indagación.
Desde sus antecedentes en las viejas comisiones de solidaridad hasta la conformación de agrupaciones novedosas en dictadura (y su antesala), pasando por un minucioso análisis de sus cristalizaciones en diferentes localizaciones y con una interesante noción de movimiento social que contiene y a la vez desborda a las organizaciones clásicas incluidas en su nombre, Alonso se permite rastrear esas luchas por derechos humanos aludiendo a organizaciones, redes y solidaridades para dar cuenta de su dinámica y devenir. Igualmente se interesa por dotar de historicidad a su enfoque, buscando mostrar las mutuas incidencias entre las luchas y los diferentes contextos de actuación que se dieron en la mediana duración, mostrando divergencias y acompasamientos con otros actores y agencias, en especial con el Estado en diferentes momentos, preguntándose por las avatares de la institucionalización, si no es del movimiento al menos de sus demandas, y por las implicancias para sus actores de pasar a gestionar en la esfera estatal.
En consecuencia, esta primera parte del libro busca, luego de un extenso y riguroso capítulo dedicado a las vertebraciones teórico conceptuales y sus implicancias metodológicas -en el diálogo entre la historia social y la sociología histórica pero desde una perspectiva que se define anti reduccionista y por lo cual asume un marco teórico ecléctico-, mostrar una historia (tal indica la bajada del título) sobre las luchas de derechos humanos en Argentina, con dos capítulos extensos sobre la conformación y devenir del actor colectivo con bordes más porosos, imprecisos y relocalizados de lo que suele reconocerse y recordarse. Allí se despliega una de sus hipótesis centrales: que hacia 1974 y 1979 se conformó un actor novedoso, con las características de un movimiento social, que desplegó entre fines de la dictadura y los primeros años posdictatoriales su mayor potencia política como movimiento social autónomo.
Una primera parte de la obra se deja leer en esas claves, pero el libro incluye un segundo anclaje en la estrategia de focalización de puertas de ingreso particulares a determinadas cuestiones, problemas o tematizaciones que revisitan a estas luchas de manera caleidoscópica. En dos de esos capítulos se concentra en variaciones impensadas (o menos visitadas) por la narrativa clásica del movimiento; el caso particular del despliegue del actor en la ciudad de Santa Fe, caracterizada por una gubernamentalidad autoritaria, y el caso madrileño referido a la organización y movilización del exilio argentino y sus redes en la causa por los derechos humanos. A propósito del cambio en la escala de observación o su desterritorialización, ambos capítulos nos invitan a revisar el modo en que se han construido los bordes del movimiento en la narrativa tradicional.
En los capítulos siguientes, Alonso toma conceptos pivotes para reconfigurar sus interpretaciones. En uno de ellos se dedica a explorar los vínculos entre juventudes y generaciones, haciendo foco en lo que H.I.J.O.S. viene a trastocar de esa díada; tornándose un capítulo clave para mostrar la importancia de reorientar las tramas conceptuales a propósito de la pluralidad de la experiencia. Luego dedica otro al tema del paso de la manifestación a la monumentalidad, dos modos diferentes, pero no necesariamente opuestos (digo yo) de apropiarse del espacio público, tramando desde la dimensión contestataria a la memoria y conmemorativa del uso político de las calles. Quizás una de las relaciones conceptuales menos habitadas en los estudios de las luchas por derechos humanos ha sido la que pone en juego clases sociales y movilización. Alonso dedica a este par categorial la reflexión de un capítulo que constata y valoriza la presencia de las clases medias y medias altas en la configuración de este actor, al menos para varias de sus organizaciones y miembros. Por fin, un capítulo final centra la interpretación desde la categoría de culturas políticas, una referencia necesaria para pensar ese puente entre los procesos de movilización y los procesos de politización en la Argentina reciente.
Si hasta ahora nos detuvimos en una presentación sumaria del libro y de sus aportes, mostrando la pluralidad de diálogos que Alonso nos propone con la misma disposición en abanico de los temas y tramas posibles de ser albergados, resta prestar atención a las fuentes que sostienen sus ejercicios interpretativos. Y allí hay al menos dos puntualizaciones para compartir. En primer lugar, dada la naturaleza de los capítulos y las intenciones de su autor en cada uno, las fuentes se despliegan de manera no uniforme, siendo algunas más presentes que otras y esto también en un elemento a destacar porque contra los modos habituales de narrar el trabajo con materiales en la exposición de resultados, en Alonso ese diálogo es más o menos visible para quien lee en cada capítulo, más o menos mediado por la operación historiográfica, permitiéndonos reconocer diferentes escalas o niveles de reflexión en diálogo con la empiria. En segundo lugar, que ha desplegado un trabajo de archivo no convencional, pues recurre tanto a la prensa sea comercial y militante, como a las entrevistas (veinticinco de su autoría y casi una decena realizadas por otros), a la construcción de sociogramas sobre bases cuali y cuantitativas, como a la consulta de redes sociales y diversas publicaciones en línea, a los cuantiosos materiales escritos producidos por el movimiento y a producciones en diferentes lenguajes; todas ellas cotejadas con una frondosa referencia a trabajos expertos sobre cada una de las temáticas abordadas.
En resumen, el libro es una obra de síntesis que pone de relieve los alcances de las investigaciones disponibles con su costura interpretativa propia del autor, al mismo tiempo que ofrece un debate interesante sobre los modos (y atisba los efectos) de conceptualizar las experiencias de movilización y politización bajo análisis al interesarse por componer una historia de las luchas por los derechos humanos en Argentina. Una obra que se inscribe claramente en la historia reciente argentina pero no a la manera de una cierta porción cronológica contigua, sino por su intento de componer una historiografía crítica en palabras de Pittaluga (2017).
Bibliografía
Alonso, Luciano. 2011. Luchas en plazas vacías de sueños. Movimiento de derechos humanos, orden local y acción antisistémica, Prohistoria, Santa Fe.
Pittaluga, Roberto. 2017. “Ideas (preliminares) sobre historia reciente”, Ayer, 107 (3): 21-45.
Ana Carol Solís
http://orcid.org/0009-0000-9916-1864
Escuela de Historia y CIFFyH- UNC, AHORA