Las experiencias políticas feministas de las mujeres del instituto de acción social familiar – IASYF (Mendoza, 1968-1975)

 

The feminist political experiences of the women of the family social action institute – IASYF (MENDOZA, 1968-1973)

 

Natalia Naciff*

 

 

 

Resumen

 

El artículo aborda las experiencias políticas de las mujeres del Centro de Investigaciones sobre la Mujer en el Instituto de Acción Social y Familiar CIM-IASyF, en la provincia de Mendoza, desde 1968 a 1973. En un contexto de radicalización de la clase trabajadora, las mujeres de esta organización emergen de la militancia cristiana liberacionista para debatir sobre las opresiones de las mujeres y el orden social machista; a través de la lectura, los talleres de autoconciencia, y la escritura conjunta.

Por lo tanto, el trabajo busca contribuir al conocimiento y estudio sobre las genealogías de los feminismos en los tempranos años 70, a partir del uso y trabajo con fuentes orales; y, en segundo lugar, desde un enfoque de la historia social, revivir la potencialidad del trabajo con experiencias políticas en la historia reciente. Las fuentes que se utilizaron en esta investigación provienen de entrevistas y material escrito por la organización, con las cuales presentaremos un análisis de las características de la organización, la experiencia de Norma Zamboni y Anabella Yáñez a través de su escritura; indicaremos, además, cuales fueron los principales recorridos, debates y lecturas.

 

Palabras claves: Experiencias, Feminismos, Mujeres, Autoconciencia, Redes liberacionistas.

 

 

Abstract

 

The article addresses the political experiences of the women of the Women's Research Center at the Institute of Social and Family Action CIM-IASyF, in the province of Mendoza, from 1968 to 1973. In a context of radicalization of the working class, the Women from this organization emerge from Christian liberationist militancy to debate the oppression of women and the sexist social order; through reading, self-awareness workshops, and joint writing.

Therefore, the work seeks to contribute to the knowledge and study of the genealogies of feminisms in the early 70s, based on the use and work with oral sources; and, secondly, from a social history approach, revive the potential of working with political experiences in recent history. The sources that were used in this research come from interviews and material written by the organization, with which we will present an analysis of the characteristics of the organization, the experience of Norma Zamboni and Anabella Yáñez through their writing; We will also indicate what the main routes, debates and readings were.

Keywords: Experiences, Popular feminisms, Women, Self-awareness, Liberationist networks.

 

 

 

Introducción

 

Este trabajo busca contribuir al conocimiento y estudio sobre las genealogías de los feminismos y en particular a los feminismos de la segunda ola, en los tempranos años ´70, en un contexto de radicalización política de la clase trabajadora en Mendoza, a partir del uso y trabajo con fuentes orales; y revivir la potencialidad del trabajo con experiencias políticas en la historia reciente.

Los últimos años de la década del ´60 y los primeros de la siguiente en Argentina, estuvieron marcados por la crisis económica, el conflicto social y la inestabilidad política. Son años convulsionados, de procesos revolucionarios en Cuba y Argelia, del Concilio Vaticano II y debates religiosos con la Teología de la Liberación, el Mayo Francés, y el derrocamiento de Salvador Allende en Chile. Con ese telón de fondo, en Argentina se sucedieron los gobiernos autoritarios de la autonombrada “Revolución Argentina”. Con el peronismo aún proscripto, surgieron nuevas experiencias políticas como el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, los azos en Córdoba, Rosario, Mendoza; el nacimiento de organizaciones político militares; y en 1973, el retorno de Perón.

Estos años coinciden con la crisis en el modelo hegemónico de acumulación capitalista (Torrado, 2010) que desde 1945 hasta 1972 había sido el de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), y a partir de 1976 será el Modelo de Apertura a la globalización económica internacional. Los gobiernos habían dispuesto resolver la crisis hegemónica del ISI, imponiendo el modelo aperturista, de modo que los años de transición de modelo a modelo, observaremos la puja entre trabajadores/as y estudiantes radicalizados y sus modos de resistencia a la crisis, frente a los modos de los sectores hegemónicos, empresarios y políticos que no deseaban perder poder. El modelo de acumulación aperturista en el territorio latinoamericano se caracterizó por concentrar las riquezas, aplicar la violencia y la exclusión, “la crisis de hegemonía se resolvió con la puesta en marcha de un régimen aperturista que apuntó a la desarticulación del movimiento de protesta y a la superación de la crisis económica desatada en el sistema capitalista a nivel mundial” (Rodríguez Agüero, 2013) a costa de la clase trabajadora y los sectores populares; crecieron el disciplinamiento y el empobrecimiento en igual proporción que la dependencia externa por toma de deuda.

Mendoza, fue gobernada por cinco interventores federales en estos años: los generales Tomás Caballero, José Blanco, Ramón Díaz Bessone, el ingeniero Francisco Gabrielli y el doctor Félix Gibbs. Como en el resto del país, la provincia creció en participación política, la cual podemos observar en dos situaciones que condensaron la efervescencia de la época, ponen en articulación a distintos actores políticos y se hace visible la radicalización de la clase trabajadora: el aluvión de 1970, y el Mendozazo en 1972.

El aluvión de 1970, dejó 24 víctimas fatales, 1700 personas refugiadas en campamentos y más de 200 viviendas destruidas. La gran parte de estas familias provenían de las zonas aledañas al zanjón, y a la zona Confín desagüe en las cercanías a la capital de la provincia. Todas las personas damnificadas se reunieron frente al desastre, y ante la ausencia de respuestas del Estado, encabezaron una experiencia de organización, acompañados por el sacerdote tercermundista Edgardo Tarico de la Parroquia Virgen del Valle ubicada de espaldas al Zanjón Frías. El resultado fue la reunión de múltiples organizaciones, incluido el IASyF, para dar apoyo material y físico a las familias, y la creación autogestionada del barrio virgen del Valle.

Por su parte, el Mendozazo, fue una gran gesta de la clase trabajadora de Mendoza,  aglutinador de diversos sectores sociales y militantes. El azo cuyano, convocó a trabajadores y trabajadoras rurales, bancarios, docentes, desocupados y amas de casa provenientes de diferentes barrios del gran Mendoza, organizaciones estudiantiles, canillitas, enfrentados con el interventor Francisco Gabrielli, quien llevaba a cabo una política de reducción de derechos laborales y de no aumento salarial, sumado a la decisión del incremento de la tarifa de la electricidad. El Mendozazo marca un antes y un después en la organización del pueblo mendocino, y en las intervenciones gubernamentales. El resultado de esta pueblada, de abril de 1972, fue la suspensión del cobro del aumento de la electricidad, y la renuncia del gobernador interventor Francisco Gabrielli; pero por sobre estos visibles efectos se desarrolla la visualización de la capacidad organizativa de diversos sectores del pueblo mendocino (Scodeller, 2010; Baraldo, 2006; Rodríguez Agüero, 2013). 

Nos preguntamos, cómo advirtieron ese periodo las mujeres de la clase trabajadora que pertenecieron a organizaciones, y en especial a organizaciones cristianas liberacionistas, como el caso del Centro de Investigaciones sobre la Mujer-Instituto de Acción Social y Familiar (CIM-IASyF), partícipes del aluvión y el Mendozazo, con articulaciones, conformación de redes, e inserciones políticas en ámbitos académicos, diálogos en los barrios populares del oeste de la Ciudad de Mendoza, con sindicatos y partidos. Por ello, desde el enfoque de una historia social con perspectiva de género; con énfasis en la dimensión histórica de las experiencias políticas de mujeres, buscamos discutir el relato tradicional hegemónico de la historia reciente de Mendoza que se centra en la concepción de una provincia despolitizada y conservadora para aquellos años, construida sobre la invisibilización de experiencias políticas de organización de la clase trabajadora y los sectores populares.

Desarrollaremos, las características de la organización CIM-IASYF, la experiencia de Norma Zamboni y Anabella Yáñez, como mentoras de la organización y difusión del ideario feminista; la participación de ambas en la escritura de los debates y reflexiones de los espacios de lectura y autoconciencia; y su articulación con otras organizaciones políticas, territoriales y sindicales. El devenir feminista de estas mujeres se sostiene en el taller de autoconciencia, la lectura y análisis de pensadoras feministas, la escritura colectiva y una propuesta pedagógica de divulgación en los lugares de articulación. 

Las fuentes de esta investigación son orales y escritas, provenientes de las entrevistas realizadas a Norma Zamboni y Jorge Gissi, integrantes de la organización; un texto escrito por Norma Zamboni en 1971, titulado Mi experiencia de cuatro años en el IASYF, el capítulo escrito por Norma Zamboni en el libro Opresión y marginalidad de la mujer en el orden social machista, de 1972, un Boletín del CIM escrito entre 1969-1970, y el artículo de Anabella Yáñez en la revista Democracia Sindical, en 1973.

La importancia de las fuentes utilizadas, radica en el tenor de los debates desarrollados y la relación entre organizaciones de la época: sindicatos, ecumenistas, mujeres, estudiantes, vecinas/os de barriadas, etc. Es necesario señalar que las lecturas feministas de la realidad en aquellos momentos estaban en ciernes y que serán obstaculizadas e interrumpidas por la dictadura hasta el retorno de la democracia, cuando las mujeres sobrevivientes al terrorismo de estado encarnen los feminismos de los ´80 y ´90 y recanalicen sus deseos y posibilidades de militancia y participación.

 

La comunidad IASYF

 

En Mendoza, el feminismo de la segunda ola estuvo relacionado con las organizaciones cristianas liberacionistas, es decir que estuvo estrechamente ligada a grupos ecumenistas y católicos/as tercermundistas. En ese sentido, puede incluirse al cristianismo liberacionista dentro de una red social densa y red social extensa, producto del trabajo militante acumulado en lo político y territorial de sus dos grandes vasos comunicantes: el ecumenismo y el movimiento de sacerdotes para el tercer mundo.

Redes sociales densas entendidas con Laura Rodríguez Agüero (2019) y Pablo Ghigliani (2016), y tomando los aportes de Mike Savage, como formación de clase que “se apoya en la constitución y extensión en el espacio de al menos dos tipos de redes sociales, aquellas denominadas redes densas, relaciones estrechas, cara a cara, típicas del espacio comunitario o de trabajo y las redes extendidas aquellas que ligan a los miembros de la clase a través de lugares geográficos o laborales diferentes” (Rodríguez Agüero: 5), figuradas como constelación tercermundista, según Touris (2012), o constelación tercermundista ecuménica según Baraldo (2023), o red cristiana liberacionista.

El cristianismo liberacionista, según Barón (2020) y Löwy (1999) remite a los postulados compilados en el cuerpo de escritos de 1970 por diferentes referentes del movimiento, y además y “tomando lo dicho por Leonardo Boff, esos escritos son el reflejo y la reflexión de una praxis previa; expresión de un vasto movimiento social que surgió a principios de los años ´60” (Lowy, 1999: 47).

Según esta definición, el cristianismo liberacionista abarcó la experiencia política de sacerdotes, religiosas, órdenes, obispos, movimientos laicos, acción católica, juventudes universitarias cristianas, jóvenes obreros; redes pastorales populares, comunidades eclesiales de base (CEB); clubes femeninos, asociaciones vecinales, sindicatos obreros, campesinos.

El Instituto de Acción Social y Familiar (IASyF) surgió en 1968 ligada a grupos cristianos liberacionistas, como espacio de formación e investigación autónomo de instituciones formales y aglutinó a trabajadores/as, estudiantes, amas de casa y profesionales que pudieron acceder a un programa de formación desde una perspectiva crítica y con compromiso con las transformaciones políticas y sociales. La coordinación estuvo a cargo de Anabella Yáñez y Luis Fernández Soler, acompañados por académicos, pensadores y juristas que paralelamente participaban de instituciones de educación formal como la Universidad o la Escuela de Trabajo Social, como es el caso de Ezequiel Ander Egg, Enrique Dussel, y el psicólogo chileno Jorge Gissi, entre otros.

En el seno de esta institución, de conformación mixta, varones y mujeres apostaron por investigar los orígenes y características de la opresión de género; producto de esa indagación y de reiterados talleres de formación y debate, surge el Centro de Investigación sobre la Mujer – CIM y como resultado de las investigaciones, la escritura del libro Opresión y Marginalidad de la Mujer en el Orden Social Machista, publicado en 1972, texto que fue “una gran huella en las experiencias y genealogías feministas”, sostiene Alejandra Ciriza, en el libro ``Los ´70 …” (2018) ya que es una temprana reflexión en torno a los feminismos.

También una serie de boletines dieron cuenta del tenor de los debates y articulaciones, mantuvieron comunicación con organizaciones políticas y sindicales; participaron de la publicación periódica “Democracia Sindical” de Asociación Bancaria seccional Mendoza, con el debate “Liberación o dependencia de la mujer en la actual estructura capitalista”, escrito en 1973 por Anabella Yáñez, integrante y coordinadora del IASYF. Por otra parte, Norma Zamboni, gesta vinculaciones con otras organizaciones políticas con quienes compartía territorio, en el populoso barrio San Martín, al oeste de la Ciudad de Mendoza, junto al tercermundista padre José Llorens, con quién desarrolló su militancia entre 1973 y 1975.

Anabella y Norma en sus escritos de 1971 y 1972, se definen como amas de casa, con escasas posibilidades de estudiar en ámbitos formales, por el trabajo de cuidado de sus familias. A través de sus testimonios, analizamos cómo emergían en las formaciones y reuniones, las problemáticas específicas de género, la situación de opresión de las mujeres, el impacto de las violencias en las parejas y en las familias. Norma relata en una entrevista realizada en 2022, luego de una relectura de sus textos de la década del ´70:

 

“En los encuentros que teníamos entre nosotras, a veces con ellos también, aparecía el tema de la violencia intrafamiliar, lo que ahora es la violencia de género (…) En las escuelas, con las familias, en el barrio, ese tema era un tema que aparecía muy a menudo. Y teníamos también problemas nosotras, pero eso lo entendimos después.”

“En algunas oportunidades nos enterábamos que alguna de las vecinas no venía a la formación porque había tenido un problema en la casa, era muy habitual aquello. Y nosotros decidimos tomar el tema y buscar soluciones.”[1]

 

Del fragmento de la entrevista podemos hacer diversas lecturas: una de ellas, la mención acerca del emergente del tema de la mujer y la violencia familiar, planteada en las reuniones de la organización, dentro y fuera de los territorios de inserción, es decir, en los talleres y cursillos que realizaban con otros/as militantes, en la escuela de padres organizada en el barrio San Martín y en Las Heras, y en los espacios de diálogo y autoconciencia, entre las integrantes.

Las actividades que realizó el IASyF fueron dirigidas a generar espacios de formación, con claros objetivos de transformación social: se realizaron cursos, seminarios, charlas, pero sobre todo se apuntó a generar un curso de orientadores/as familiares para realizar acompañamiento en organizaciones e instituciones de la provincia.

Entre todos los objetivos de la IASYF se le dio prioridad a la formación, capacitación y desarrollo integral del estudiante del curso de orientadores y a la búsqueda de respuestas para la opresión femenina. La originalidad de la enseñanza se basaba en los contenidos de enseñanza, el estilo de la fundamentación filosófica y antropológica, la particularidad de las materias en algunos casos, el enfoque especial en otras y los métodos de enseñanza diferentes al sistema tradicional de clase conferencia. En buena parte de los casos fue eminentemente activa, dando oportunidad a los y las estudiantes para que se expresen, para que incursione personalmente en lo que le interesa, aceptando iniciativas, fomentando la capacidad creadora y estimulando el espíritu crítico. Así encontramos en las fuentes referencias a círculos, reuniones, talleres, debates y escritos sobre la opresión de la mujer en el sistema capitalista, un tema recurrente, traído por las integrantes de la organización y abordado de modo exhaustivo por todos/as los integrantes de la comunidad.

Inferimos que en esos primeros cursos emerge el tema de la opresión de la mujer, presentado por las estudiantes como problemática transversal de la humanidad.

Aquí se pusieron en contacto con el psicólogo conferencista Jorge Gissi, quien desde el enfoque de la psicología social se colocaba en diálogo con mujeres y varones para desentrañar los orígenes del patriarcado. Gissi, desarrolló una decena de cursos en Mendoza, intercalándolos con viajes y cursos en Buenos Aires, con las integrantes de UFA – Unión Feminista Argentina. Es importante señalar la vinculación política de la organización con personalidades del país vecino, durante la experiencia política de Salvador Allende y la Unidad Popular, y posteriormente con la acogida de personas exiliadas y refugiadas en la provincia durante la dictadura de Augusto Pinochet en 1973. Hombres y mujeres del IASyF y posteriormente de la Fundación Ecuménica de Cuyo (FEC) se nuclearon para la recepción y acompañamiento de las familias.

En una entrevista realizada al psicólogo chileno, éste, recordaba sus visitas a UFA y el diálogo con sus referentas:

 

“En esos años, a principios de los ´70, o en los últimos de la década del ´60, también viajaba a Buenos Aires, me invitaban de Mendoza, de Buenos Aires, para compartir conferencias sobre formas de alienación, la mitología de la femineidad, o estudios sobre la familia. Uno de los espacios donde fui invitado fue UFA, usted sabe, la Unión Feminista de Argentina, también nueva para esos años. Ellas traducían textos, viajaban, traían de otros países libros y los traducían. Allí conocí a Gabriela Christeller y a María Luisa Bemberg, ambas me pidieron algunos artículos para publicar, y creo que también dieron difusión, como el IASYF al texto de mitologías. También organizaban reuniones y conferencias, yo estuve en varias oportunidades.

(…) No lo sé con seguridad, no lo podría afirmar, pero ciertamente UFA y el IASYF deben haber tenido un diálogo. Sobre todo, porque éramos muchos los que nos movíamos con libros de aquí para allá. Gabriela (Christeller) era una persona que viajaba y compartía mucho”.[2]

 

Las personas que integraban el IASYF aprendieron dentro del programa de formación para orientadores/as familiares y de organizaciones los siguientes espacios de conocimiento: técnicas de trabajo, sociología de la personalidad, sociedad y cultura, antropología cultural, conocimiento y comprensión del adolescente, metodología del trabajo social, clases de entrevista, sociología juvenil, sociología familiar, psicopatología, y un cursillo de derecho de familia.

El IASYF se autofinanció con las colaboraciones de los y las estudiantes, hasta 1971 cuando obtuvieron un subsidio de OXFAM -Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre, que fue conseguido por la mediación de Ezequiel Ander-Egg, quien tenía relaciones con instituciones extranjeras por su trabajo intelectual. El subsidio de la organización belga debía ser empleado en trabajos que contribuyeran a la erradicación de las desigualdades sociales. Cabe destacar que el tema de género u opresión de las mujeres no era un tema de la agenda de OXFAM, pero el CIM realizó su abordaje dando explicación a la relación entre desigualdad social, pobreza, y opresión específica de género. 

El instituto funcionó en un local prestado de la escuela Cicchitti, hasta conseguir alquilar su propio local; la coordinación y los docentes no cobraban salarios, hacían su trabajo ad honorem, entendida como militancia.

Dice Zamboni (1971) y Baraldo (2023) que las prácticas de los/as orientadores/as comenzaron en el segundo semestre de 1972, en tres sitios diferentes: en el centro comunitario del barrio San Martín, en la escuela técnica de Las Heras, y en la escuela primaria provincial 145 también de Las Heras. Se trabajó fundamentalmente con grupos, derivándose en muchos casos a consultas personales.

 

Mis cuatro años en el IASyF, análisis de una experiencia

 

Norma Zamboni, fue una Educadora Popular, nacida en Mendoza, fue alfabetizadora de la Escuela Redonda en el barrio San Martín, donde desarrolló junto al sacerdote tercermundista José “Macuca” Llorens y Gerardo Moreno una experiencia pedagógica de comunidad y educación popular freiriana entre los años 1973 y 1975. Entre 1968 y 1975 fue integrante del Centro de Investigaciones de la Mujer (CIM) en el Instituto de Acción Social y Familiar – IASyF; vinculada al cristianismo liberacionista, fue parte de la primera organización política en Mendoza que puso en debate la “Marginalidad y opresión de la Mujer” y “El Orden Social Machista”.

Casada con el filósofo y sociólogo Ezequiel Ander Egg, intelectual reconocido desde aquellos años, tuvieron tres hijos, vivieron en Mendoza hasta 1976, cuando fueron obligados al exilio en España, luego de haber sobrevivido a la explosión de una bomba en el domicilio, y el intento de secuestro a uno de los niños de ambos.[3]

En la entrevista que realizamos para nuestras investigaciones, junto a Laura Rodríguez Agüero, accedimos a sus recuerdos en torno a esas primeras experiencias de debate feminista en la región, apoyada en una sistematización escrita por ella misma en 1971 alrededor de sus cuatro años de participación en el IASyF.

En cuanto a su sistematización de experiencia[4] de cuatro años, nuestra entrevistada eligió contarnos sus motivaciones personales, pero también realizó una detallada descripción del instituto, sus encuadres teóricos – metodológicos, las principales problemáticas, sus límites, y también sus fortalezas. Conjuga tanto su experiencia singular como también la experiencia de diálogo con otras mujeres donde desarrolla su práctica: las experiencias con las mujeres madres de las escuelas, con otras mujeres miembros de la organización, en el estudio y la investigación, el tema que emerge una y otra vez, era la opresión de género.

En la lectura del documento y en la entrevista encontramos un apartado para sus sentires personales en la organización, dice que el IASYF vino a destrabar su frustrado deseo de estudiar y formarse, siendo una ama de casa y madre, era imposible hacerlo en instancias formales, por lo cual el instituto fue muy importante para ella y otras mujeres en su misma situación.

Norma fue al IASyF después de haber sido alumna por algunos años de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Facultad de Antropología, no pudo llevar a término estos estudios por diversos motivos, de índole personal que irá nombrando a medida que va entendiendo su situación y la de otras mujeres en la sociedad.

Entró al instituto para ver de qué se trataba, le gustó y le resultó compatible con sus obligaciones de familia, además de favorecerle el horario nocturno. En sus propias palabras, Zamboni se refiere:

 

“Llenaron lo que yo sentía como un vacío y un anhelo de capacitarme y proyectarme fuera de mi ámbito familiar y doméstico, me despertó en muchos aspectos en los que estaba aletargada, abriéndome puertas y dándome la oportunidad de conectarme con otras mujeres que como yo habían vivido la problemática y deseducación por el hecho de ser mujer, y me brindó la oportunidad y la confianza de integrar un grupo de reflexión que se sintió respetado y alentado por el IASyF. “(1971:10)

 

Norma nos muestra las diferencias de la enseñanza formal y tradicional e intelectualista con la experiencia del IASyF: en cuanto a la modalidad de estudio, de las personas que enseñaban y aprendían, el sentido de la carrera, la relación profesor/a-alumno/a encontrada en el instituto.

 

“Entendí a ésta (el IASYF) más satisfactoria y más humana, mientras que la otra experiencia le era ajena y descomprometida, y de alguna manera no colaboraba en la vida de las personas que no solo se dedicaban al estudio, como es el caso de trabajadores/as y amas de casa, como ella.” [5]

 

Este último debate que hace visible Zamboni en su experiencia, podemos encontrarla analizada en profundidad en el libro Opresión y Marginalidad en el orden social Machista, donde confluyen no solo el estudio y la investigación, sino también el debate de las integrantes de la organización acerca de lo que descubren como una problemática estructural.

 

Un libro y una huella

 

El libro Opresión y marginalidad de la mujer en el orden social machista (1972) introduce a los/as lectores y lectoras de la siguiente forma:

 

“El volumen que el lector tiene en sus manos contiene el texto de conferencias y seminarios realizados en el IASYF sobre la cuestión de la mujer, y constituyen un punto de partida de investigaciones de mayor aliento por realizarse a partir del segundo semestre del año 1972.

(…) el IASyF a través de su Centro de Investigación sobre la Mujer – CIM, y su Departamento de Investigaciones de Sociología Familiar viene realizando algunos estudios sobre familia y juventud y estrechamente vinculados a ambos sobre la problemática de la mujer” (1972: 5).

 

Desde las primeras páginas el texto enuncia, el contexto de producción y el objetivo del mismo; sus capítulos albergan citas, lecturas y reconocimiento a las reuniones y reflexiones grupales de las mujeres del CIM-IASyF, que coinciden y son también el resultado de los debates de los feminismos de la época.

Los capítulos citan El segundo sexo de Simone de Beauvoir; El hombre y la mujer de Margaret Mead; La mística de la femineidad de Betty Friedan; El origen de la familia la propiedad privada y el estado de Federico Engels, entre los libros más destacados. Además, agregan apuntes de clases y reflexiones sobre las Jornadas ecuménicas latinoamericanas, el rol de la mujer en la iglesia y la sociedad; le suman temas de estudio expuestos por estudiantes del IASYF en el año 1971 y temas de reflexión y estudio de las mujeres del CIM en los años 1969, 1970 y 1971.

Los textos citados buscan resolver cuestiones acerca de la opresión femenina, sus orígenes, la creación de los mitos en torno a la femineidad, la mistificación de sus roles, entre otros. Las lentes que utilizan provienen de la mirada de los feminismos y desde la teoría crítica explicadas en términos de dependencia y liberación, es decir lo hacen poniendo la mirada en opresión de género y también en la opresión de clase. El contexto marca que los feminismos son entendidos como una práctica política internacionalista (Ciriza-Rodríguez Agüero, 2012), contemporáneo a otros movimientos de liberación en América Latina en los años 60 y 70 (Vasallo, 2005).

Ezequiel Ander Egg y Norma Zamboni, son pareja al momento de participar del IASyF, en su escritura conjunta debaten nuevas herramientas teóricas para comprender la opresión y la emancipación de las mujeres. Ezequiel Ander Egg es un filósofo, sociólogo y ensayista argentino; destacado por realizar estudios de sociología, ciencias políticas, economía, planificación económica, planificación social y pedagogía; estudió en Argentina, Francia, España y Bélgica. Su producción intelectual más destacada ha sido la metodología del desarrollo de la comunidad, la cual nace al calor de experiencias como la gestada en el IASYF en la década del  ́70.

Norma nos recuerda que:

 

“el trabajo de escritura con Ezequiel fue compartida, era una mirada a lo que vivíamos cotidianamente, en nuestra casa y afuera de ella. Leímos y escribimos juntos. Una parte y una parte, sola no sé si hubiera podido, con las demás cosas que debía hacer en la vida cotidiana. Fue una buena experiencia. Anabella sí se animó a hacerlo sola.

(…) Mientras leía y escribía me iba enterando de cosas, iba viendo algunas que no había visto antes. Para cuando escribimos el libro yo era la esposa y madre de nuestros hijos, y él era un intelectual reconocido.”[6]

 

El libro fue una novedad en la región, un desafío escribirlo colectivamente, una tarea de parejas militantes, pero sobre todo era una labor relevante para las mujeres que integraban la organización, porque reivindicaba su formación y su búsqueda de liberación.

El texto con el que presentan el capítulo llamado la Mujer quiere tener historia, destaca la creciente emancipación de las mujeres, frente a su condición de “perpetua minoridad, confinamiento al hogar, cosificación, de haber sido impedida” (1972: 8); existe un deseo de tener una historia propia pese a sus sometimientos, el deseo de ser tratada como una persona. Para ambos autores la situación de inferioridad, dependencia y subordinación es “axiomática”, y para ello recurren a una serie de autores para dar cuenta de los supuestos irrefutables acerca de las mujeres, y de otras teorías para objetar a la tradición.

Se recurre a Engels para explicar que el sistema patriarcal tiene arraigo milenario, así como la monogamia y la lucha de clases, se usan fragmentos de la Familia, la propiedad privada y el Estado para poder demostrar como la familia moderna está fundada en la “esclavitud doméstica”, dan cuenta de las construcciones culturales que significa la socialización de las mujeres en el seno doméstico y espacio privado.

 

“La dominación masculina es la más antigua y todavía no se ha suprimido (…) a esta situación conflictiva se la llama el primer antagonismo de clases que coincide con el desarrollo del antagonismo entre hombre y la mujer en la monogamia y la primera opresión de clases con la del sexo femenino por el masculino. (…) En la actualidad mantiene el mismo carácter, por otra parte, la familia moderna se fundan la esclavitud doméstica más o menos disimulada de la mujer” (Ander Egg, 1972: 9).

 

Los escritos de John Stuart Mill, Simone de Beauvoir y Kate Millet son traídos a los argumentos para explicar la ausencia de las mujeres en la historia, porque esta historia, dicen los autores, “es la historia de los prejuicios masculinos sobre las mujeres” (p. 11). Para dar cuenta de ello, el texto incluye una larga lista y análisis de filósofos y pensadores que han opinado sobre las mujeres, y han sentado las bases filosóficas de su opresión y sometimiento. Filósofos clásicos, representantes de la escolástica cristiana, Lutero y los pensadores de la reforma protestante; aseveran que la mujer ideal es la mujer santa o la doncella. El recorrido no cesa en la modernidad ni en el siglo XIX, pensadores como Rousseau, Proudhon, Nietzche, o Hegel, además de dos papas, León XIII y Pio XI, sostienen el “mito del eterno femenino” como fantasía ideológica que condiciona la dependencia.

Para Simone de Beauvoir, marcaran Ander Egg y Zamboni:

 

“el eterno femenino se define como la falsa creencia de que existe una esencia universal de la mujer cuyo carácter universal es definido como femenino: la sensualidad, la entrega a otros, la pasividad, la belleza. Una feminidad entendida como inferioridad femenina y subordinación al macho” (p.37).

 

Además, plantean una serie de puntos que ordenan las razones del mito del Eterno Femenino: Las razones biológicas y las razones psicológicas de la dependencia: “las mujeres se configuran teniendo como norma las expectativas sociales sobre lo que debe ser la mujer, y termina siendo lo que la sociedad espera de ella” (p.40)

Presentan una sistematización de las características del eterno femenino desde los estereotipos, en formato de cuadro comparativo. Consultando a Norma nos comenta que “era una herramienta pedagógica elaborada para dialogar, quizás, no recuerdo, si sea una sistematización de alguno de los talleres”[7]. A través de sus reflexiones, llegamos al texto de Gabriela Christeller, inédito, citado para dar cuenta de la creación de la dependencia de las mujeres y su opresión como producto de un sistema patriarcal.

 

“En conclusión, hoy no se puede admitir seriamente ninguna razón biológica o psicológica que justifique la dependencia de la mujer en relación al hombre, su situación de desventaja y de inferioridad. No existe un solo estudio serio que lo haya probado, pero la mujer sigue sin participación en paridad con el hombre y en la tarea de dirigir la sociedad, de hacer la historia. Esto se explica y lo hacemos con las palabras de Christeller como el resultado específico de una civilización exclusivamente masculina como la que tuvimos hasta ahora. Patriarcado, mundo paralelo, colonialismo y hoy, democracias hipócritas y colectivismo agresivos.” (p.45).

 

Es importante la cita de Gabriela Christeller, porque junto a María Luisa Bemberg, fundan UFA (Unión de Feminista Argentina), en sus viajes traficaron desde distintos puntos del mundo textos feministas de la época. Norma Zamboni en sus entrevistas recuerda “asistí a talleres en Mendoza, con algunas feministas de otras provincias, que traían textos traducidos, no recuerdo sus nombres, una era italiana, usamos sus traducciones para el libro”[8]. Se trataba de Christeller, y de las mujeres de UFA.

Otro tema que trae el texto es el problema de la marginalidad de las mujeres a “la luz de la formación del carácter”, aquí ponen de relieve que factores ideológicos, como los mitos, la dependencia económica, las ideas religiosas a pesar de ser mayoritariamente mujeres las creyentes, las ideas políticas y filosóficas no sólo construyen, sino que refuerzan su opresión y marginalidad. 

Con el título la “mística de la femineidad o el modo de hacer felices a las mujeres en su alienación”, desenvuelven una reflexión sobre el texto de Betty Friedan (1965), donde se esgrime que “manteniendo a la mujer en un plano secundario y dependiente, supuestamente feliz, pero alienada, se le hace creer que su papel era fundamental para la sociedad, pero impidiéndole que sea persona” (p. 51)

Otras explicaciones para la no adaptación de las mujeres a su rol, y las consecuencias sociales que lleva aparejado; explicado desde la psicología y el psicoanálisis de Freud como la envidia del pene; y desde la sociología funcionalista, que determina que el problema está en la no aceptación de las mujeres de su función de “esposa y madre”; las consecuencias para ambas disciplinas son las perturbaciones mentales de la mujer y/o la lucha por su emancipación.

Más tarde, agregan una lista de autoras que mencionan para contrargumentar a los mitos fundantes del patriarcado que se remonta a Condorcet, Olimpe de Gouges, Flora Tristán, Lucy Stone y Simone de Beauvoir, dando cuenta de una femealogía que toma los aportes de pensadoras que ponen en tensión la liberación de las mujeres en relación a otras situaciones de explotación, sobre todo la de clase.

 

“La sociedad burguesa en su conjunto, impide o dificulta la posibilidad de ser personas. Es por eso que planteamos la lucha de la liberación de la mujer como parte de la lucha por la liberación de toda situación de explotación. Pero eso no es todo, no habrá posibilidades de auténtica liberación, sin que la mujer se emancipe y en igualdad de condiciones con el hombre participe y se movilice en la lucha por la liberación y reconocimiento de la dignidad de todos (…) el grado de emancipación de las mujeres es la medida natural de la emancipación general.” (p.85)

 

El capítulo Opresión y marginalidad, es un texto introductorio a los principales debates antipatriarcales, un recorrido por los principales argumentos de pensadores que crearon y sostuvieron la opresión femenina. Presenta un claro camino para desentrañar con contra argumentaciones feministas cada una de las propuestas que han cimentado la dependencia del eterno femenino.

Norma nos dice al respecto: “El libro en su totalidad fue resultado de debates e investigaciones, mucha lectura, y fue insumo para propiciar otros nuevos caminos,”[9] de allí que luego encontremos reconfigurado lo escrito en el libro, en el boletín de la bancaria o años más tarde recuperado por la Fundación Ecuménica de Cuyo.

 

El Boletín del CIM

 

El CIM o Centro de Investigación sobre la Mujer, nacido en el seno del Instituto de Acción Social y Familiar da cuenta de una experiencia breve pero potente, de indagación acerca de la opresión del género femenino” (Ciriza, 2020; Rodríguez Agüero, 2019), y lo hace desde ciertas herramientas: el taller de autoconciencia, la lectura y análisis de pensadoras feministas, la escritura colectiva y una propuesta pedagógica de divulgación en los lugares de articulación.

El boletín de difusión del CIM-Centro de Investigación sobre la Mujer, es escrito entre los años 1969 y 1972, condensa en cierta medida las herramientas mencionadas; contiene una nota editorial donde desarrolla los objetivos: “procuramos continuar con nuestra labor de concientización acerca de una problemática que es considerada de trascendental importancia en el mundo actual: promoción integral de la mujer y sus derechos a la justicia y a la libertad” (p.1).

Su difusión estaba orientada a poner en diálogo al CIM con “todas las mujeres que aspiran a ser personas auto determinadas libres, a ser mujeres nuevas junto a hombres nuevos, capaces de construir una sociedad más solidaria y más justa” (ibidem). Es importante destacar que hacen mención a una idea guevarista del hombre nuevo, dialogando con los feminismos, las izquierdas y la radicalización de la época (Rodríguez Agüero, 2023). El Boletín además realizaba las siguientes sugerencias de lectura: Margaret Randall (“Las mujeres, ed. S. XX), Margaret Mead (“El hombre y la mujer, colección Mirasol), Margaret Mead y otros, (“La promoción de la mujer”, Paidos), Oshleymontagne, que en realidad era Ashley Montagu (“La mujer sexo fuerte”) y Leclerq J. (“La mujer hoy y mañana, col. Hinneni). Luego, presentaba una serie de artículos: “Cultura, biología y papeles sexuales” de Diana Trilling; “Hombre y mujeres pueden colaborar?”, resultado de una investigación antropológica presentada por la dra. H. Harmsen al Seminario internacional sobre este tema en Holanda en 1969; una nota sobre “El eterno femenino” y otra sobre “La mujer colonizada”. Podemos observar cómo circulaban, aunque de manera acotada, los principales debates feministas de la “segunda ola” feminista.

Norma nos aclara que “el interés del boletín era poner en un lenguaje llano lo analizado, discutido”[10] los roles y estereotipos femeninos, la división sexual del trabajo, el futuro de las mujeres, y su liberación.

El CIM-IASYF se desarrolla al calor de la radicalización que caracterizó esos años, por lo cual podemos ver los tópicos que ponen en debate, aquellos que consideraron los motivos de la opresión patriarcal de las mujeres: a. La división sexual del trabajo en el orden patriarcal. La reclusión de las mujeres en el ámbito privado con tareas cuidado y reproducción de la vida, b. La cosificación de las mujeres; las mujeres como objetos de adorno, estereotipadas, con roles pre establecidos. 

Para el CIM era muy necesario que las personas pudieran:

a)                  Reconocer la existencia del sistema patriarcal como construcción cultural e histórica;

b)                 Reconocerse como mujeres oprimidas junto a varones dentro del capitalismo y del patriarcado;

c)                  Adquirir conciencia de su situación y trabajar en la emancipación a través de la formación política individual, y colectivamente en el trabajo en comunidad.

Estas temáticas son la continuidad de los debates comenzados en los encuentros y en los escritos en diferentes ámbitos, pero también es una forma de difusión de ideas y puntapié para comenzar a dar debates, como versa en la contratapa, una invitación “para las personas interesadas por las actividades del CIM- Centro de Investigación sobre la Mujer, hacemos saber que cada tres semanas en días sábados realizamos reuniones abiertas en San Luis 407 de Ciudad, si les interesan pueden informarse en los teléfonos …” (p.16)

Podemos analizar que esa interpelación es un objetivo de la organización, que un año más tarde realiza participaciones en la revista sindical de la Bancaria.

 

La revista de la Bancaria

 

La Asociación Bancaria, seccional Mendoza se destaca en la provincia por desarrollar un sindicalismo antiburocrático (Scodeller, 2009; Rodríguez Agüero, 2019), se encontraban alineados a la CGT de los Argentinos a nivel nacional. En su revista llamada “Democracia sindical”, herramienta de comunicación, debate y discusión, se discuten los temas políticos del momento, se acentúan los intercambios sobre tópicos ideológicos, enclaves políticos propositivos, análisis de coyuntura desde una perspectiva de transformación revolucionaria.

Según la tesis de Natalia Baraldo, “la revista era un órgano político pedagógico del gremio” (2016: 228), donde podían participar referentes de otros espacios políticos afines al gremio.

En ese sentido, el boletín número 2 de octubre del año 1973, presenta la nota Liberación o dependencia de la mujer en la actual estructura capitalista, escrita por Anabella Yáñez[11] quien presenta un debate feminista dentro de una revista sindical, por lo cual desde su título disputa no solo el terreno político, en un sindicato no burocrático con militancia compartida con otras organizaciones de izquierda de la época; además pone a disposición de los lectores y lectoras una síntesis de lo que se debatía por esos años entre las mujeres que sostenían los feminismos dentro de sus organizaciones. La nota es una invitación a conocer que pensaban las feministas con perspectiva clasista, en ese momento, y una interpelación a las organizaciones para adoptar sus postulados.

Acompaña la nota una imagen de una mujer arrodillada en un pastizal, en ropa interior en actitud desafiante, tomándose la cadera en actitud de bajar el bikini en color claro y besos como estampados. El contenido nos permite entender que no es un error la elección de la fotografía, sino es la forma pedagógica de llamar la atención al lector o la lectora, acorde a los “sentidos modernizadores de los medios de comunicación” de la época, los cuales “no habían producido procesos de radicalización profundas” (Ciriza, 2018; Rodríguez Agüero, 2013, 2023). 

Lo comprendido en sus tres páginas de extensión comienza con la presentación de la opresión femenina en el trabajo doméstico, lo que ya hemos explicado como mistificación de la mujer.

 

“insatisfecha e infeliz no importa su desánimo, es validado a cada instante por un monstruoso aparato ideológico montado a sus espaldas que la gratifica canalizándola como madre, convenciéndola de que el hogar es el reposo del hombre, que en el sexo débil encuentra este su fuerza Engaño, pura mistificación que le permite retornar a su trabajo cansador, solitario y cotidiano” (p.82).

 

Anabella argumenta que la condición de explotada de las mujeres se debe encontrar en un análisis de múltiples causas, entre ellas la dependencia económica. Contextualizando con la coyuntura nacional, informan que la gran mayoría de las mujeres dependen económicamente en forma total del hombre, existe un bajo porcentaje de mujeres que trabajan fuera del hogar. Y a su vez ese reducido porcentaje posee independencia económica, pero realiza otras funciones tales como la crianza de los hijos, limpieza, atención de la casa; lo que hace que buena parte de esas mujeres dependen en mayor o menor grado del hombre. Esa relación básica de subocupación económica mantiene además una situación de dependencia en los aspectos emocionales, sexuales intelectuales y sociales, de esta manera todos los planos de la relación varón-mujer se ven teñidos por el matiz del dominio-sumisión.

 

“La mujer obrera, por otro lado, está oprimida por el capital, al igual que la empleada de tienda o escritorio, y además permanece en la esclavitud casera. Es esclava del hogar, vive agobiada por la labor más embrutecedora, más mezquina, la cocina, la limpieza, la economía doméstica, familiar e individual” (p.83).

 

Del mismo modo que explican la dependencia económica de las mujeres hacen un análisis de las diferencias sociales entre las clases sociales, y la diferenciación de grados de opresión entre ellas.

 

“Mientras que la mujer proletaria está doblemente explotada, la mujer burguesa es doblemente explotadora, es explotadora indirectamente a través del despilfarro del dinero que su marido obtiene el trabajo de sus empleados u obreros y es explotadora en forma directa de sus empleadas domésticas en las cuales delega todas las tareas importantes de la casa incluido el cuidado de los hijos” (ibidem).

 

La liberación de la mujer como anticipa Anabella, será larga y dificultosa, en primer lugar, deberá contemplar la ruptura de la dependencia económica,

 

“en la medida que la mujer salga a la calle y se enfrente con la realidad del mundo existente su mente comenzará a abrir su panorama, ya no sé limitara al del marco del hogar a la rutina del ir y venir en el trajín de los problemas domésticos en la medida que la mujer luego en la independencia económica, podrá lograr la independencia mental, respecto a su marido la independencia emocional y social. Es en el marco de los problemas sociales donde la mujer encontrará liberación de la conciencia, el enfrentamiento de la mujer con los problemas políticos económicos, sociales la llevará a cuestionar los mitos en que permanece viviendo.” (p.84)

 

De igual modo el texto aborda con mucha profundidad la práctica individual de la mujer para salir de su condición de oprimida, la cual une conciencia crítica de su realidad y de la realidad en la que está inmersa. Su concientización, su preparación intelectual y su actuación que no son procesos sucesivos sino simultáneos a los colectivos.

 

Devenir feminista en los ´70

 

Hasta aquí hemos podido observar cómo se fueron formando los feminismos de la segunda ola en los tempranos años ´70 en Mendoza, en el seno de una organización mixta como el IASYF, en el contexto de un elevado nivel de conflictividad social y política, en un proceso de radicalización del movimiento obrero, y de la emergencia de amplios sectores populares. La experiencia de estas mujeres, es similar a la de otras organizaciones de la época: con encuentros, debates, lecturas y difusión de los temas de la agenda feminista.

Advertimos, por un lado, que los principales temas que las aquejan como organización tienen relación al ámbito familiar, al mundo de las parejas, y esto las impulsa a pensar el matrimonio, la monogamia, la división sexual del trabajo, los roles y estereotipos, y los mitos que sostienen el patriarcado. El camino para la liberación de las mujeres, pensaron, tendría que tener una parte singular e individual de formación y toma de conciencia de la realidad, Por otro lado, la parte colectiva en la cual poder poner en común la problemática y encontrarle solución con otras/os, en otras palabras, el método de concienciación o autoconciencia que impulsaban las feministas en esos años. A través de la autoconciencia realizaban la lectura y discusión de las temáticas que aquejaban a las mujeres particularmente.

La experiencia de autoconciencia en el IASYF es experiencia personal y colectiva, se desarrolla durante las formaciones y talleres, es en el seno de esos espacios que encontraron la conciencia de vivir en un sistema patriarcal.  Su objetivo de formar y acompañar procesos colectivos, con la finalidad de transformación integral, en un contexto de disputas políticas nace en Mendoza también la posibilidad de integrar los postulados de los feminismos con las demás agendas de renovación, cambio y transformación.

Como sostiene Alejandra Vasallo, en este contexto, “el surgimiento de organizaciones feministas fue una de las múltiples formas en la que los grupos de mujeres que provenían de distintos sectores sociales y experiencias militantes lucharon por un lugar y una voz propias dentro de la política argentina en los años ´70” (Vasallo, 2005: 2).

El CIM - IASYF, es una de las organizaciones mixtas de la época, que supo poner en diálogo las reivindicaciones feministas con la agenda más radicalizada del momento, en Mendoza. La existencia de los debates al interior de las organizaciones aun siendo acotados o poco conocidos suscitaron transformaciones: en las experiencias de mujeres a corto plazo, en algunas organizaciones políticas acogiendo el debate de los tópicos anti patriarcales, y a largo plazo un cambio de conciencia frente a esta opresión específica que no podría olvidarse. Y una muestra de ello es la existencia del IASYF, sus debates y diálogos podemos rastrearlos una década posterior en la Fundación Ecuménica de Cuyo.  Hubo, como ya mencionamos, vinculaciones, diálogos, militancias y participaciones múltiples. Como sostiene Zamboni en su entrevista:

 

“A algunos integrantes del IASYF los encontramos también en el ILPH, en el Instituto de Liberación y Promoción Humana, como es el caso de (Oscar) Bracelis, de Ezequiel (Ander Egg), realizando cursos en ambos lugares, a (Enrique) Dussel. Yo estaba en el barrio San Martín, y allí me reunía con otras personas de otras organizaciones; Anabella participaba en talleres de estudio, y allí hace un escrito para el libro y otro para una organización. En ese momento, todos estábamos compartiendo el mismo edificio con la gente de la ecuménica (el ILPH), con Alieda (Verhoeven), con Mauricio López.”[12]

 

Ese intercambio y convivencia entre organizaciones es una característica de la incursión de los feminismos de la época, pero también de la militancia política en general de esos años, por lo cual se podría pensar que hay una reapropiación y reaprovechamiento de herramientas conocidas. Si recuperamos lo expuesto en el apartado del “Movimiento tercermundista, observamos la conformación de redes densas y extensas, donde el lugar de las mujeres es nodal” (Touris, 2019; Rodríguez Agüero, 2019).

En 1970, nació la Unión Feminista Argentina (UFA), quien articula con Muchacha y el grupo Nueva Mujer, dos años después surge el Movimiento de Liberación Femenina luego llamado Organización Feminista Argentina (OFA), el Movimiento Feminista Popular (MOFEP), y la Asociación para la Liberación de la Mujer Argentina (ALMA). Todas estas organizaciones en 1975 formaron el Frente de Lucha por la Mujer (FLM) en respuesta a la declaración de Naciones Unidas de declarar el año 1975 como año de la mujer.

Como hemos mencionado anteriormente, en la articulación de estas primeras organizaciones se destacaron dos mujeres: Gabriela Christeller y María Luisa Bemberg, fundadoras de UFA, ambas viajeras, trasladarían desde distintos puntos del mundo textos de diversos feminismos de la época. Se contactaban con diversos centros de estudios y militantes del movimiento de mujeres en Chile, Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Gran Bretaña y España. Entre 1968 y 1971 realizaron varios viajes y así comenzaron a forjar sus contactos internacionales, mientras que al mismo tiempo reunir una vasta bibliografía con la producción más actualizada en el campo de la antropología, la sexualidad, la psicología y particularmente el feminismo de los años 60 y 70 (Rodríguez Agüero, 2017; Vasallo, 2005: 11). UFA realizó la traducción y difusión de libros de Kate Millet, Shulamith Firestone, Juliet Mitchell o Carla Lonzi, Simone de Beauvoir o Betty Friedan. Encontramos en las fuentes de estudio del IASYF, citas de trabajos inéditos de Christeller y la mención de reuniones de estudio con mujeres que viajaban con ese propósito de provincia en provincia. Norma intenta recordar sobre estos encuentros:

 

Recuerdo algunos encuentros con unas mujeres, no recuerdo sus nombres, pero sí recuerdo que hacíamos reuniones para leer esos libros (feministas), como te dije Anabella era la que más llevaba esas tareas, y las lecturas las pudimos poner en el libro que hicimos. Pero ella es la que más trabajaba esos temas.[13]

 

Debemos destacar la importancia de la reunión con otras, del espacio de autoconciencia, donde las mujeres del IASYF se encontraron desde sus experiencias personales y políticas. De acuerdo al Diccionario de estudios de género y feminismos (Gamba, 2007) Ana María Bach define a “la experiencia entendida en diferentes sentidos: como hecho interno, como enseñanza adquirida y/o como forma externa”. La autora se concentra en la experiencia como hecho interno, concepto básico para el feminismo relacionado con los movimientos feministas radicales en la década del 70, que recurrían a la práctica de la autoconciencia o concienciación para compartir experiencias de opresión entre mujeres y juntas pensar formas de resistencias (Bach, 2007:130).

Carla Lonzi, escribe en 1972, sobre “los espacios de autoconciencia para las mujeres (…) sitios donde se disputa el derecho a la subjetividad desde la práctica del diálogo de experiencias en el devenir feministas: el feminismo comienza cuando una mujer busca la resonancia de sí en la autenticidad de otra mujer, porque comprende que el único modo de afirmarse a sí misma reside en su propia especie” (Lonzi, 1978: 128).

 

Palabras finales

 

El estudio de la experiencia del IASyF, contribuye al conocimiento y estudio sobre las genealogías de los feminismos de la segunda ola en Mendoza, en un contexto de radicalización política de la clase trabajadora en la región. Entre sus vivencias se encuentran aquellas experiencias de autoconciencia de la opresión patriarcal, experiencias personales y también colectivas, como hemos mencionado anteriormente, claves para las mujeres a través de las cuales se deviene algo o se activan ciertos parámetros, para vivir la realidad, no activos antes del proceso de concienciación.

Al analizar el devenir y la transformación de las mujeres del IASYF en un andar feminista, observamos que este andar estuvo marcado por sus experiencias comprometidas con otros activismos, contra la violencia estatal, la pobreza, la marginación, etc.

Las integrantes del IASYF, encontraron un modo de expresar su experiencia de opresión y marginalidad, e intentaron así allanar el camino con/por/para otras y otros. Escribieron desde sus propias experiencias, entendiendo el peso político que tuvo para ellas crear una descripción del mundo desde la subjetividad individual y colectiva.

Bach (2007) y Ciriza (2009) sostienen que los feminismos y sus devenires pueden darse en escenarios múltiples que se salen de los tradicionales académicos o grupos de autoconciencia, y de los modos en que las mujeres son interpeladas por el feminismo.

En la historia han existido otros canales por los cuales las mujeres conocieron y adoptaron el feminismo como movimiento social o como teoría explicativa de la realidad social previamente a sus exilios o como militancias paralelas o dobles militancias, o como en el caso de la experiencia del IASYF, que desarrolla una forma de llegar a los feminismos en el ámbito de una organización mixta y con vínculos con la izquierda cristiana, y por/con mujeres de diversas procedencias.

 

Fuentes escritas

 

Ander-Egg, E., Zamboni, N., (1972) Opresión Y Marginalidad De La Mujer En El Orden Social Machista, Humanitas, Buenos Aires.

Boletín CIM/IASyF, Año 1 Numero 2 (1973).

Yañez, A. (Nota De La Redacción) (1973), Liberación O Dependencia De La Mujer En La Actual Estructura Capitalista, En Democracia Sindical, Asociación Bancaria, Mendoza, Año 1, N° 2.

Zamboni, N (1971), Mi Experiencia De Cuatro Años En El Iasyf, Texto Mecanografiado Facilitado Por La Autora.

 

Fuentes orales

 

Entrevista a Norma Zamboni. Realizada por la autora, junio de 2022.

Entrevista a Jorge Gissi. Realizada por la autora, febrero de 2023.

 

Bibliografía

 

Andújar, Andrea; Débora D'Antonio; Fernanda Gil Lozano; Karin Grammático y María Laura Rosa (comps.). 2009. De minifaldas, militancias y revoluciones. Exploraciones sobre los 70 en la Argentina, Luxemburg, Buenos Aires.

 

Bach, Ana. 2007. Las voces de la experiencia, el viraje de la filosofía feminista, Biblos, Buenos Aires.

 

Baraldo, Natalia y Gabriela Scodeller. 2006. Mendoza ’70, Tierra del Sol y de Luchas Populares, Manuel Suárez Editor, Buenos Aires.

 

Baraldo, Natalia. 2023. “Formando subjetividades militantes. La función educativa del movimiento de sacerdotes para el tercer mundo en Mendoza, Argentina”. Sociohistórica, 51, e192. En: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.15468/pr.15468.pdf

 

Barón, Guillermo. 2020. “El Movimiento Ecuménico y los orígenes Mendocinos de la Teología de la Liberación”. Revista del CESLA, Vol. 26. Uniwersytet Warszawski, Polonia, pp. 327-345.

 

Ciriza, Alejandra. 2009. Intervenciones Sobre Ciudadanía De Mujeres, Políticas Y Memoria. Perspectivas Subalternas, Feminaria Ed., Buenos Aires.

 

Ciriza, Alejandra; Fabiana Grasselli y Laura Rodríguez Agüero. 2018. Los 70. Lecturas sobre la centralidad de la política en un tiempo disruptivo, EDIUNC, Mendoza.

 

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Löwy, Michael. 1999. Guerra de Dioses. Religión y política en América latina. Siglo XXI, Buenos Aires.

 

Rodríguez Agüero, Laura. 2013. Ciclo de protestas, experiencias organizativas y represión paraestatal: Mendoza, 1972-1976 [en línea]. Tesis de posgrado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.889/te.889.pdf

 

Rodríguez Agüero, Laura. 2019. “Redes sociales, catolicismo liberacionista y represión en el Barrio San Martín. Mendoza, 1959-1976”. Prohistoria, Año XXII, núm. 31, pp. 135-158.

 

Scodeller, Gabriela. 2009. “Conflictos obreros en Mendoza (1969-1974): cambios en las formas de organización y de lucha producto del Mendozazo: Un análisis del 'borramiento' del conflicto como política de la memoria de la historiografía regional”.  Tesis de posgrado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=tesis&d=Jhttps://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=tesis&d=Jte449

 

Vasallo, Alejandra. 2005. “Las Mujeres dicen basta: Feminismo y movilización política de los 70”. Andújar, Andrea et. al (comps). Historia, Género y política en los ’70. Feminaria Ed., Buenos Aires, pp. 61-88.

FECHA DE RECEPCIÓN: 01/8/2023

FECHA DE ACEPTACIÓN: 23/10/2023

 



[1] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[2] Jorge Gissi. Febrero de 2023. Realizada por la autora.

[3] Testimonio de Norma Zamboni en audiencia 75 / persecuciones y atentado, 28 de abril de 2015, en https://juiciosmendoza.wordpress.com/tag/norma-zamboni/

[4] Un texto mecanografiado de 20 páginas, entregado por Norma Zamboni en las entrevistas.

[5] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[6] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[7] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[8] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[9] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[10] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

[11] Si bien la nota aparece firmada como N de la R, nota de la redacción, se ha constatado a través de las entrevistas que era quien escribió esa nota y realizó la articulación.

[12] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.

 

[13] Norma Zamboni. Agosto de 2022. Realizada por la autora.