Por el luminoso sendero de la universidad. La presencia del PCP-Sendero Luminoso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos: revisión histórica desde la memoria de los dirigentes estudiantiles (1980-1991)
Down the shining path of the university. The presence of PCP-Sendero Luminoso in the Universidad Nacional Mayor de San Marcos: historic revision from the memory of the student leaders (1980-1991)
Rodrigo Arturo Palao Paucar*
Resumen
Desde 1980 hasta 1993, el Perú experimentó el desarrollo de una guerra interna donde el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) se levantó en armas con objetivos políticos delimitados. Con el avance de los insurgentes a zonas urbanas, se suele comprender a las universidades como un espacio dirigido por el PCP-SL. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) estará en las dinámicas de lucha entre el PCP-SL y el Estado peruano, donde este último generará una ofensiva en los varios lugares donde se suponía participaban los insurgentes, incluyendo como objetivos a las universidades. La idea predominante que existe en la actualidad, sobre la relación entre la UNMSM y el PCP-SL, es que el movimiento estudiantil sanmarquino estaba “dominado” por los insurgentes senderistas. Sin embargo, la complejidad del escenario universitario, las condiciones políticas en San Marcos y fuera de ella, las diferentes etapas del desarrollo de la guerra interna y las reacciones dadas al avance del PCP-SL contradicen esta idea. Junto a la fuente escrita, las memorias de los ex dirigentes servirán para replantear lo anteriormente señalado y para la fundamentación de una experiencia muy diferente a la planteada por el discurso oficial y común.
Palabras claves: Movimiento estudiantil, Universidad de San Marcos, PCP-Sendero Luminoso, Memoria histórica.
Abstract
In the decade of the 80’s and part of the 90’s, Perú experienced the development of an internal war where the Communist Party of Peru (PCP-SL) rose up in arms with delimited political objectives. Through the advance of the insurgents in the urban zones, the universities are usually understood like spaces directed by the PCP-SL. The Nation University of San Marcos (UNMSM) will be in the dynamics of fight between the PCP-SL and the Peruvian State, and this last will generate an offensive on many places were suppose participated the insurgents, including the university centres. The predeterminate idea currently is the preponderance which the sanmarquino student movement were “dominate” for the PCP-SL, however, the complexity of the university scene, the political conditions inside and outside of San Marcos, the different stages of the internal war’s development and the reactions against the advance of the PCP-SL discuss with this idea. Next to the written source, the memory of the ex-leaders will useful for reframe and set a different experience to the raised by the official speech, till the popular, about the conformation of the political movement inside of the UNMSM.
Keywords: Student movement, San Marcos University, PCP-Shining Path, Historical memory.
Introducción
Durante el intervalo de trece años, que inicia en 1980 y termina formalmente en 1993, se desarrolló en el Perú una guerra interna entre el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso y el Estado peruano. En este conflicto diferentes sectores de la sociedad, pero sobre todo comunidades campesinas, tuvieron una participación directa y/o colateral en el desarrollo de los hechos, tal como menciona Flores Galindo —1985—. Según este autor, la respuesta del PCP-SL a la ofensiva de las Fuerzas Armadas, iniciada a finales de 1982, consistió en un ataque no solo a los militares “sino contra aquellos que forzada o voluntariamente son colocados en la primera línea de fuego, y de esta manera la guerra de Sendero contra el Estado se convierte en una atroz guerra civil, en la que se enfrentan unas comunidades contra otras” (Flores Galindo, 1985, p. 28).[1]
El devenir de las acciones senderistas, tanto en las zonas rurales y urbanas, se multiplicaron con el avance de la guerra, comenzando a usar diversas tácticas de trabajo político, con el objetivo de ampliar sus zonas de influencia. Las necesidades, tanto para ejecutar acciones militares como el de lograr mayor apoyo hacia la lucha armada, hicieron que el PCP-SL reforzara su trabajo de agitación y propaganda entre los espacios de organización popular, ya sean estos sindicatos, comedores populares o gremios universitarios. Así es como el desarrollo de la guerra no quedará ajena a varios espacios de la sociedad peruana y por tanto la universidad se verá relacionada directa o indirectamente en las acciones que tanto el Estado y el PCP-SL tomen en su estrategia político-militar.
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), en casi toda su vida durante el siglo XX, tuvo uno de los movimientos estudiantiles más importantes del país. Tanto los problemas propios de la educación como los problemas nacionales y globales tendrán una influencia decisiva en las ideas y prácticas de los estudiantes y organizaciones políticas que se desarrollaron en ella. Para la década de los 70 e inicios del 80, no habrá solo un puñado de organizaciones políticas dentro de la universidad, sino que se verá la multiplicación de espacios politizados, originado tanto por los conflictos universitarios como por acciones y propuestas externas a la universidad. A nivel institucional, San Marcos enfrentó una situación crítica: problemas económicos provocarán la degradación cada vez más profunda del ambiente universitario y esta fue una condición, fundamental entre varias otras, para la radicalización estudiantil tan característica entre estos años. Dadas estas condiciones universitarias en donde se desenvolvía ya un trabajo político, y considerando los próximos hechos que se llevarán a cabo en el país a partir de 1980, la idea recurrente de que toda actividad impulsada por los estudiantes implica una dirección por parte de los grupos armados, pero sobre todo del PCP-SL, será una constante entre la población civil y hasta en los sectores menos radicalizados dentro de San Marcos. Esta idea servirá como razón suficiente para que el Estado legitime su accionar violento y represivo en las aulas sanmarquinas.
La utilización de esta idea tiene varias razones y medios por los cuales se propaló. De esto último un ejemplo es la actividad periodística de aquellos años que también ayudó a cimentar dicha idea predeterminada que fue utilizada para desarticular la organización estudiantil. A pesar de la existencia de otras versiones que proponen una interpretación diferente a la clásica, estas aun no llegan a un cierto grado de sistematización por lo que los estudios científicos que proponen otra mirada a la idea hegemónica sobre el fenómeno senderista en San Marcos son más bien escasos. La investigación más destacada es el de la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR), documento que toca aspectos generales de la universidad peruana en las décadas del 60 al 90, y aborda el caso específico de la UNMSM. Muy aparte de la investigación de la CVR, que representa una tendencia dentro del discurso oficial originada por iniciativa del Estado peruano, otras investigaciones que puedan complementar o polemizar con esta investigación no son abundantes y mucho menos para el caso específico de San Marcos. Entre estas pocas podemos encontrar los trabajos de Carlos Iván Degregori o Pablo Sandoval, que representan una continuación del discurso predeterminado y oficial de cómo la actividad senderista dentro de San Marcos es el factor determinante para identificar al movimiento universitario sanmarquino.
Haciendo una comparativa entre la discusión interpretativa de la presencia del PCP-SL en las universidades, el caso de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga presenta un conjunto de investigaciones más variadas y que polemizan entre sí. Por un lado, se tiene el clásico libro de Degregori “El surgimiento de Sendero Luminoso. Ayacucho 1969-1979” donde explica el surgimiento del PCP-SL y su relación con la universidad ayacuchana, dando énfasis en el desenvolvimiento de los gérmenes del futuro partido entre las bases universitarias y la dirección administrativa. Oponiéndose a dicha tesis, se tiene el libro de Manuel Jesús Granados, “La universidad de Huamanga y el PCP Sendero Luminoso”, que permite una mejor ubicación del movimiento universitario huamanguino de esa década, las diversas organizaciones políticas existentes y su confrontación abierta y violenta contra los miembros futuros del PCP-SL.
Un ejemplo parecido al caso de San Marcos puede hallarse en forma de artículos de investigación dispersos, pero sin una profusa continuación y/o sistematización en otro tipo de investigación más rigurosa o sistemática. Se pueden citar dos fuentes: por un lado, Pablo Sandoval en su artículo “El genio y la botella: sobre Movadef y Sendero Luminoso en San Marcos” (2012) señala como los objetivos del PCP-SL se centraron en el control directo de la política universitaria sanmarquina donde una “amplia gama de organizaciones de izquierda” se resistieron a ello (Sandoval, 2012, p. 2). Con ciertas diferencias, pero con algunas limitaciones documentales e interpretativas, María Gracia Ríos en “San Marcos en el ojo de la tormenta” (2012) afirma la poca presencia de militantes insurgentes dentro de San Marcos y como su actividad era respondida por las organizaciones existentes dando énfasis en cómo los medios de comunicación han jugado un papel fundamental en la construcción de la identidad del sanmarquino como un “terrorista” (García Ríos, 2012, p. 66). Estas son algunas referencias que podrían citarse, pero aún faltan más trabajos que puedan contribuir al entendimiento y explicación del movimiento estudiantil de San Marcos en el periodo estudiado.[2]
Siendo este el escenario tanto histórico como historiográfico del tema a discutir, la presente investigación tiene la intención de generar una propuesta alternativa al discurso predeterminado tanto de espacios estatales, centros académicos y periodísticos que reproducen una misma narrativa, voluntaria o no, que no considera diversos factores que complejizan un escenario caótico y violento desde mucho antes a la presencia del PCP-SL como grupo protagónico de la guerra interna. Para comprender a mayor grado la cuestión del estado político del movimiento estudiantil en los 80, se requiere ir a una fuente directa de esta experiencia. Por ello, es obligatorio ir principalmente a los ex estudiantes que tenían condición de dirigentes en ese momento, centrar la mirada y la atención hacia los principales participantes de aquella época tan conflictiva y poco estudiada de manera rigurosa.
Si es que tomamos a la memoria como el elemento determinante en una investigación, esta toma un cariz problemático para el establecimiento de la verdad al ser una fuente “poco confiable”, según algunas opiniones, debido a una maleabilidad y tanto más por su parcialidad. Esto último es importante para comprender la predominancia del discurso oficial, el cual se sustenta en parte por testimonios de estudiantes sanmarquinos, pero sin un correcto filtro y una atinada contrastación con otras fuentes. La tarea, en ese sentido, de usar a la memoria como un elemento de las investigaciones académicas se torna más difícil al comprender que, precisamente, la memoria es:
“la capacidad de conservar determinadas informaciones, y remite a un complejo de funciones psíquicas con el auxilio de las cuales el hombre está en condiciones de actualizar impresiones e informaciones del pasado, de comprender y producir ideas, transmitir experiencias y definirse a sí mismo, es decir, intervenir en el proceso social” (Barela, et al, 2009: p. 15).[3]
Este problema es tanto hermenéutico como gnoseológico y se hace fundamental comentarlo en la continuación del presente trabajo. En este sentido, para la comprensión más a fondo de la realidad universitaria de San Marcos en los años 80, el presente trabajo se divide primero en la exposición del recorrido histórico de esta universidad. Aquí buscaremos el devenir de las características y relaciones del periodo estudiado para así evitar tomar la crisis de San Marcos como una naturalidad o la radicalidad del movimiento como algo espontáneo o introducido unilateralmente desde fuera, es decir, introducido por los insurgentes. Posteriormente, en la segunda parte de esta investigación evaluaremos la presencia del PCP-SL en la UNMSM, detallando los principales aspectos políticos del movimiento estudiantil y explicando a la par de los aspectos metodológicos del uso de la memoria como elemento de investigación.
Sobre las relaciones entre universidad, Estado y partido político
La universidad no existe fuera de una sociedad y tampoco es impermeable a las influencias y condiciones externas que esta misma sociedad establece. Tal como menciona Mariátegui (1928) en su ensayo sobre la educación:
“El problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en nuestro tiempo, si no es considerado como un problema económico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en su doctrina exclusivamente pedagógica. Sus proyectos han ignorado el íntimo engranaje que hay entre la economía y la enseñanza y han pretendido modificar ésta, sin conocer las leyes de aquella.” (Mariátegui, 1928, p. 156-157).
Considerando ello, debemos señalar cuales son los elementos principales —también podrían ser considerados como “actores”—, identificados en el contexto estudiado, que crean dinámicas particulares y traen consigo aspectos económicos, políticos y sociales implicados en la formación de una realidad universitaria en un momento histórico. El primer elemento de todos, y en el cual está centrado el trabajo, es el movimiento estudiantil bajo la observación de que no es ajeno a la realidad de su entorno extrauniversitario. El segundo elemento son los partidos políticos que accionan dentro de la sociedad peruana y que intentan, por razones sujetas a su línea ideológica-política o al programa de su espacio, influenciar en la dirección de diferentes espacios, ya sean sindicatos, asociaciones, gremios estudiantiles, etc. Es decir, su concepción de la realidad y sus objetivos marcan la pauta de los elementos organizados en los espacios mencionados. El tercer elemento es el Estado entendido como aparato de gobierno en una sociedad que, no obstante, no comprende todos los intereses de esta, sino de un sector, grupo o clase social específica. Por tanto, su accionar se resuelve según la condición social y económica de la clase dominante. Estos tres elementos tendrán un conjunto de relaciones particulares que dan como consecuencia diferentes manifestaciones, una de ellas: la radicalización estudiantil bajo determinadas condiciones políticas, económicas e históricas.
La universidad durante la descomposición oligárquica
La primera relación conflictiva de los elementos mencionados que podemos destacar es la que existe a comienzos del siglo XX. En los años 20 se evidencia una clara descomposición del “Estado oligárquico” peruano, a manos de los procesos económicos y las pugnas políticas de las clases sociales en el Perú. En este contexto, un hecho que resaltó fue la lucha emprendida por los universitarios reformistas de 1919, quienes lograrán varias reivindicaciones y entran en una dinámica de consensos y disputas con las autoridades donde, sin embargo, esas últimas son las que más predominan.[4] Consecuencia de ello serán tanto los cambios de las leyes universitarias que retroceden en las reivindicaciones alcanzadas como también la formación de una organización estudiantil más detallada y orgánica, tanto en espacios gremiales como en partidos políticos. Por varias décadas, el desarrollo político del movimiento universitario, tanto en lo organizativo como en el carácter cada vez más radical de su teoría y práctica, se verá paralelo a la desvinculación del Estado hacia la universidad. Es en ese escenario de ruptura, no solo con la institucionalidad de la universidad sino también con su comunidad —y especialmente el estudiantado—, en donde se crea la relación entre movimiento estudiantil y partido político, que reemplaza al Estado como guía de los destinos de la universidad. Esta relación se desarrolla en el marco del nacimiento de una “nueva conciencia nacional”. Respecto a este tema, Francisco Guerra García (1983) menciona:
“En esta época surge una nueva conciencia en torno a los problemas del país y a la dinámica de su desenvolvimiento, se crean nuevas formas de organización política que aspiran a transformar esa realidad y se desarrollan crecientes expectativas en capas cada vez más extendidas de la población” (Guerra García, 1983, p. 24).
Para transformar la realidad, estas nuevas formas organizativas consideran indispensable la apropiación del poder político. Es así como el objetivo común, entendiéndose como el objetivo de fondo de la actividad y como un punto generalizable a todos los nuevos espacios políticos, será la disputa por la toma del poder y frente a este objetivo la planificación para su materialización se concentra en el mencionado crecimiento de una subjetividad trasformadora de varios sectores sociales. Este elemento, el partido, que nace como una respuesta organizativa para la formulación de plataformas de acción reivindicativa y programas políticos, se pasa a cimentar gracias a la consolidación ideológica y capacidad orgánica de la dirección que comenzará la ampliación del trabajo hacia diversos movimientos sociales, encontrando en el movimiento estudiantil un lugar propicio para su desarrollo.
Los partidos políticos y el movimiento estudiantil
La actividad política de la universidad verá una ligazón externa con su espacio político guía, siendo así que la estrategia y táctica en el ambiente universitario encuentra una correspondencia con la línea del partido que acoja un sector activo del estudiantado. Una de las primeras fuerzas políticas será el Partido Aprista Peruano (PAP) y su vinculación universitaria con San Marcos será igual de importante en sus años de apogeo por lo que ocupará la dirección de la gran mayoría de espacios gremiales, tanto los Centros Federados como la Federación Universitaria (FUSM) los cuales tendrán un largo dominio del PAP hasta la entrada de los años 60 donde es desplazado por fuerzas de izquierda, encabezadas por el Partido Comunista Peruano.
El trabajo político en la universidad, cada vez más grande y mucho más contundente en las luchas debido a su amplitud entre los estamentos, tendrá diversas formas, tanto abiertas como cerradas según las restricciones que los partidos se impongan en su momento y los objetivos que tengan. Aquí también veremos el surgimiento de la característica tan común en próximas décadas como es la radicalidad universitaria que nace tanto por conflictos internos entre organizaciones (luchas entre los sectores comunistas con los apristas) como también de una realidad económica y social que se verá agravada a puntos de colapso en la década de los 80. Sobre el aspecto económico, se verá la constante descrita anteriormente donde la desvinculación del Estado con la Universidad se va ensanchando y se crean las problemáticas de rentas y modernización agitadas por el movimiento universitario. La Comisión de la Verdad y Reconciliación CVR en el año 2001 proporcionó algunos datos de esta desvinculación económica del Estado para con la educación pública:
“El gasto social en las universidades también disminuyó; hubo un decrecimiento proporcionalmente al aumento de la matrícula universitaria. Se estima que en 1960 el sistema universitario recibía en promedio el 6% del Presupuesto General de la República. Para 1970, este porcentaje bajó al 3.4% y, en 1980, apenas llegó al 1.9%. A largo plazo, esto se ubicó en una tendencia cada vez mayor de disminución del gasto público en educación. La inversión por alumno de universidades públicas —según datos deducidos de la ANR (2001)— pasó de aproximadamente 400 dólares en 1960 a menos de 100 dólares en el 2000. Como consecuencia de la crisis fiscal y la reducción del financiamiento estatal, se inició un lento deterioro físico y de infraestructura de las universidades y se devaluaron los sueldos de los docentes, así como baja la calidad académica”.[5]
Esta cita muestra como el aspecto económico trajo efectos en los apartados académicos de la universidad, pero también vale añadir que cumple como causa para la efervescencia del estudiantado. Se puede mencionar aquí la experiencia de los entrevistados que enfrentaron una realidad mucho más agonizante que de los 60, en el contexto del colapso de casi todo el sistema de bienestar estudiantil:
“Entonces, un estudiante que no tiene donde comer, un estudiante que no tiene servicios académicos eficaces, un estudiante que vive en una universidad en crisis porque generalmente hay hasta cortes de agua y no se sabe por qué, y los baños que siguen siendo una inmundicia, ¿cómo no se va a radicalizar? Viene de un hogar pobre y estudia en una universidad pobrísima, cómo no se va a radicalizar, no radicalizarse sería antinatural”.[6]
Esta realidad, de pobreza familiar que menciona el entrevistado, se relaciona con el aspecto social. En éste se estará viendo un cambio entre la masa estudiantil la cual tendrá otros orígenes. Previamente, la extracción social sería principalmente urbana y mesocrática, sin tampoco obviar un sector estudiantil de orígenes acaudalados, pero que irán abandonando el recinto por otros espacios educativos de carácter privado como lo es la Pontificia Universidad Católica del Perú. Los procesos de migraciones del campo a la ciudad, nuevas formas de urbanización y la conformación de generaciones con tendencias marcadas a la organización y la creación de un pensamiento colectivo, se reflejarán en el ambiente educativo. Respecto a este tema, Cotler (1986) analiza esta nueva forma que va tomando la juventud:
“Puede decirse que a partir de los años sesenta se experimentó una primera oleada de radicalización juvenil, asociada al proceso de cambios sociales iniciado en esa década, y que luego fue catalizada por el bloqueo político de los años setenta” (Cotler, 1986, p. 119).
Concretización de la radicalidad y su continuidad
Además de estos factores objetivos, también hace falta mencionar la influencia decisiva del escenario internacional en la política universitaria. Con el desarrollo de acontecimientos como la Revolución cubana, que dará nuevos matices al movimiento externo e interno en San Marcos, ejemplo de ello será las guerrillas del 1965 de expresión guevarista y con militantes salidos de San Marcos, hay un hecho decisivo y fundamental: la división sino-soviética en el movimiento comunista internacional, la cual propicia la división del Partido Comunista Peruano según la línea política que asuma —“pro-soviéticos” o “pro-chinos”— siendo así el maoísmo la vertiente que toma mayor fuerza en el movimiento estudiantil.
En medio de este contexto, se generarán más espacios políticos y prácticas que serán usuales hasta la época estudiada, 1980. La década de los 60, por ende, será una etapa que podría calificarse como paradigmática debido a que aquí comienza la imagen que se tiene de San Marcos como espacio explosivo y altamente politizado. Una reseña inicial sobre el movimiento estudiantil es la que proporciona Guerra García (1983):
“Así, aparece una nueva orientación y un nuevo estilo de acción política: semi-clandestino, profundamente ideologizado, contestatario verbal e indiscriminado de todas las acciones políticas que no sean las suyas, proclive en alto grado al debate metafísico, al lenguaje hermético sólo para iniciados, al personalismo y al fraccionalismo frecuentemente practicado”, y junto a esta descripción, añade algunas consecuencias de estas características: “En no pocas universidades, su radicalismo más bien retórico, el desconocimiento y despreocupación por la investigación y la docencia, aunado a la presión por el ingreso como a la debilitada moral de muchos profesores y autoridades y la carencia de los recursos necesario desatará una práctica demagógica y matonesca que aún persiste en algunos de nuestro más importantes centros superiores” (Guerra García, 1983, p. 65-66).
Los años 60 es, en ese sentido, el preámbulo de otro escenario mucho más caótico y violento la cual se enmarca ya en el proceso de una guerra interna.
San Marcos durante la guerra interna
Con la explicación del desarrollo de la UNMSM en función a las relaciones que establece con otros elementos de la sociedad y las condiciones materiales con que entra a la década de los 80, pasamos a detallar el escenario de ésta durante la guerra interna. Este es un escenario muy complejo y variado donde ya existe una política universitaria compuesta por muchas organizaciones políticas tan radicalizadas que son capaces de enfrentamientos internos con armas de fuego de grandes proporciones. Para detallar estos aspectos, inicialmente debe contextualizarse a la universidad dentro de las dinámicas de choque y reacción que tendrá la guerra interna, para eso deben definirse esquemas que puedan vislumbrar la actividad del PCP-SL en San Marcos y su influencia en el movimiento.
La guerra interna tiene como fracciones principales al Estado que, respecto a la acción militar, está representando por las fuerzas policías y militares, y a los grupos insurgentes, principalmente el PCP-SL y el MRTA.[7] Estos actores aumentarán progresivamente su participación o presencia en los espacios universitarios según vaya desarrollándose la guerra interna, por lo que se requiere delimitaciones temporales que estén en función al incremento de su actividad la cual se basa en combates y reacciones siempre violentas[8]. La primera delimitación es la de la CVR que propone cinco periodos en el desarrollo de la guerra interna:[9] el primero es “El inicio de la violencia armada” desde la acción en Chuschi en 1980 hasta que las FF.AA entran en combates con el PCP-SL en 1982; el segundo “La militarización del conflicto” desde que se instala un Comando Político-Militar en 1983 hasta las muertes en los penales en el 86; el tercero es “El despliegue nacional de la violencia” que va desde la matanza en penales hasta el ataque en Uchiza el 89; el cuarto es “La crisis extrema: ofensiva subversiva y contraofensiva estatal” que va desde Uchiza hasta la captura de Abimael Guzmán en 1992; se termina con el quinto periodo del “Declive de la acción subversiva” que acaba en el 2000.
Esta periodización se basa en algunos hechos que delimitan periodos diferenciados para que “refleje lo ocurrido como parte de un proceso nacional y recupere la secuencia de acontecimientos basados en sus propios hallazgos e investigaciones”[10] [11] Esta primera propuesta podría observarse específicamente en la división entre los años 1983 y 1989, hasta puede simplificarse si es que consideramos las etapas táctico-militares que el PCP-SL intentó desarrollar.
Según la teoría militar de la guerra popular prolongada, tipo de fuera que el PCP-SL dijo seguir, consta de tres etapas: la primera es la Defensiva Estratégica donde se busca reclutar campesinos para la formación de un “ejército popular” dadas las diferencias cuantitativas y cualitativas con el ejército estatal, esta etapa comprendería del primer periodo al término del tercero de la CVR;[12] la segunda etapa es el Equilibrio Estratégico donde ya hay grandes enfrentamientos armados entre el “ejército popular” y militares por lo cual hay cierta igualación de fuerzas, esta etapa comprendería desde poco antes del cuarto periodo que anota la CVR; la última etapa es la Ofensiva Estratégica donde las luchas ya comienzan a tener como espacio protagónico las ciudades, esta etapa no se logra desarrollar dada la desarticulación del partido.[13] Es esta periodización la que tomamos con más relevancia para explicar la presencia del PCP-SL en San Marcos porque consideramos que sus acciones aumentaron y tomaron las formas que expondremos en base a estas etapas.
Un último esquema es el realizado por la CVR en torno a la UNMSM y las fuerzas armadas. La primera etapa sería de “Indiferencia” por parte del Estado hacia los problemas de San Marcos para luego proseguir a una etapa de violencia desmesurada desde los primeros enfrentamientos con el PCP-SL en 1982 hasta la intervención militar en el 91 donde comienza una tercera etapa de “militarización” de la universidad; finaliza la periodización con una cuarta etapa donde se hace la intervención administrativa, política y militar de la universidad en 1995, mediante una Comisión Reorganizadora, hasta finalizado el gobierno de Fujimori en el 2000.[14] Esta propuesta guarda cierta coherencia, pero puede advertirse algunas ideas que definan claramente la actividad del Estado. Principalmente, la violencia constante por parte de las fuerzas estatales no ocurre recién en 1983 ni acaba con la militarización del campus universitario en 1991. La etapa de “Indiferencia” no se encuentra sustraída de casos de violencia dadas las frecuentes luchas que el movimiento estudiantil emprende por más rentas y otras reivindicaciones, caso puntual son las luchas contra la Ley Alayza-Sánchez que genera grandes marchas desde 1983 y que son respondidas con dureza. En 1991, un movimiento estudiantil decaído permanece luchando contra la intervención de la universidad y la respuesta de las autoridades sanmarquinas también recae en autoritarismo. De esta manera, la “Indiferencia” guarda bastante ambigüedad en su utilización.
No obstante, a grandes rasgos, con estos esquemas se puede estudiar mejor al movimiento estudiantil en sus diferentes momentos. Para entrar de fondo a San Marcos podemos comenzar con las organizaciones estudiantiles, grupos protagónicos dentro de la universidad.
Las organizaciones políticas en San Marcos
Las organizaciones dentro de la UNMSM en los años 80 mantienen una presencia bastante prolongada. Son espacios estructurados y bastante cohesionados ideológicamente por lo que se permiten desarrollar un trabajo duradero. Sin embargo, se sufrirán divisiones internas que crearán otras organizaciones y frentes. Para atender a una división en bloques de las organizaciones, un entrevistado nos menciona:
“Cuando ingreso [en el año 84] había como que tres grandes bloques: el FDR, que se llamaba el Frente Democrático Revolucionario, donde estaba la UDP y donde estaba el FER-Antifascista (FER-A) y otros grupos pequeños más. Ya se había formado Izquierda Unida (IU), IU se forma en el 80, 81, y en las universidades donde había presencia de partidos que eran parte de IU había IU-Estudiantil. Y el otro bloque grande era el APRA, el ARE (Alianza Revolucionaria Estudiantil), que participaba en política, pero de una manera muy marginal”.[15]
A comienzos de los 80, por lo tanto, las fuerzas que mantenían la disputa por los gremios eran IU y el FER-A. IU era un frente compuesto por las bases estudiantiles de Patria Roja (PR), que se hacían llamar FER del Perú, los del PCP Unidad (PCP-U), los del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y un espacio sin órgano exterior que era la Unión Estudiantil (UE). Este frente tendrá algunas divisiones con posterioridad como es una división interna en PR que origina una fracción llamada PR-Bolchevique, y también sumará otros espacios como el Partido Unificado Mariateguista (PUM). El otro bloque era el FDR, creado a comienzos de 1984,[16] donde dominaba el FER-A, pero había un trabajo en conjunto con las bases de UDP[17] y la división de PR, la fracción “bolchevique”. Sus espacios externos serán el PCP-Estrella Roja y UDP. El otro espacio era el APRA, organización poco masiva entre los estudiantes, pero con cierta fuerza en el estamento docente con el espacio “Movimiento Académico”. La actividad del APRA se restringía a la lucha física con las demás organizaciones las cuales se unificaban para hacerle frente a las incursiones de los apristas. Este espacio tendrá bastante rechazo entre las bases estudiantiles por lo que, en 1987, año que se produce la intervención a varias universidades públicas por parte del gobierno de Alan García, se elevará como consigna la frase “Somos estudiantes y no terroristas; terroristas son los búfalos apristas”.[18]
Otra organización que tendrá relevancia, pero tendría una participación fuera de los tres bloques mencionados, será Pukallaqta, organización con mucha menor dirección en San Marcos a comparación de su papel en la Universidad Nacional del Centro o la Universidad Nacional de Educación La Cantuta, pero que tenía una fuerza y radicalidad considerable. Este espacio activaba en el Frente Estudiantil Unificación y Lucha (FEUL) y se presentaba también como FER-FEUL. Por otro lado, la existencia de “organismos generados” del PCP-SL para un trabajo netamente universitario fueron pocos o casi nulos hasta finales de los 80. Consideramos que esto se debe por una razón principal: en los inicios de los años 80, el PCP-SL se encuentra en su primera etapa militar lo cual provoca la concentración de esfuerzos en otras tareas fuera de los espacios universitarios. Por lo tanto, el PCP-SL no conformó algún tipo de organización como en los 70,[19] recién a finales de los 80 tendría presencia en algunos espacios con carácter de frente, algunos colectivos y principalmente en actividades de propaganda. Por ejemplo, se veía más su presencia en el espacio de Asociación de Abogados Democráticos de Derecho, espacio que ocupaba un rol de defensa frente a las detenciones de dirigentes y militantes, tanto del PCP-SL como de otros espacios.
Finalmente, los objetivos comunes de estas organizaciones estudiantiles era conseguir la dirección de los gremios como la FUSM, Centros Federados y Centros de Estudiantes, y para ello recurrirán a luchas para nada pacíficas. La violencia será algo generalizado en San Marcos.
El uso de la violencia en San Marcos
Hacemos énfasis en la característica de “radicalidad” debido a su importancia para saber las reacciones del movimiento frente a la presencia del PCP-SL en la universidad. Una definición de este término es la que proporciona Lynch (1990). Este autor afirma que la radicalización es “la organización política de las expectativas estudiantiles a partir de un discurso ideológico […] que logra convertirse en la identidad de su grupo de referencia” (Lynch, 1990, p. 14). Su explicación detalla el fenómeno de la radicalización en lo orgánico y sociológico, pero faltaría añadir dentro de esta definición la relación directa que se tiene con el uso de la violencia, completamente asumido en lo teórico y plasmado en la práctica como algo cotidiano y necesario.
Según Lynch, en los años 70 los grupos dominantes asumen un discurso bastante extendido como lo era el maoísmo, en parte gracias a sus partidos políticos externos como Patria Roja (PR) en sus primeros años, Estrella Roja (ER) y otras organizaciones que también adoptan un ideario e interpretación maoísta. Para los años 80, el maoísmo seguirá siendo un poderoso discurso entre varias organizaciones, principalmente las que aun mantenían un trabajo por fuera de la legalidad institucional, caso del PCP-ER y su organización estudiantil FER-Antifascista (FER-A). La diferencia entre las organizaciones de espacios legales con las demás es la notoria apertura del trabajo que ya no se encuentra bajo un total “secretismo”, sino que su actividad va dirigida a la movilización de los militantes con objetivos políticos relacionados a elecciones o procesos parecidos. Sin embargo, a pesar de esta diferencia en lo que consta de trabajo abierto o cerrado, la violencia será un elemento constante entre todos los militantes de cualquier espacio que active en la universidad.[20] Un entrevistado nos comenta sobre este tema y lo ilustra con un hecho:
“La violencia se había naturalizado en la universidad lamentablemente. Muchos de los debates, asambleas, procesos de elecciones terminaban en unas peleas descomunales. En el año 87, 88, se partió la FEP, ya también la FEP venía con muchas debilidades, y las dos fracciones de la FEP, una fracción conducida por PR y otra fracción de la FEP conducida por cuatro organizaciones: el sector disidente de PR que se llamaban los bolcheviques, el PC-Unidad, el Partido Unificado Mariateguista (PUM) y UDP; entonces esos cuatro grupos principales hicieron un evento para recuperar la FEP, o para crear una nueva FEP, y PR se opuso y hubo una pelea descomunal en la ciudad universitaria, que se concentró en la Facultad de Economía y que fue algo tremendo”.[21]
En ese sentido, la violencia era parte de la vida universitaria y no fue algo extraño a los estudiantes ni siquiera en una primera etapa de los años 80, tanto para los activos dentro del movimiento como para los que no mantenían ningún tipo de relación ni con la política universitaria. A pesar de esta consideración, algunas investigaciones, a la hora de señalar sobre qué espacios mantenían los actos de violencia, se suele vincular inmediatamente cualquier conflicto al accionar del PCP-SL, desconociendo plenamente el uso de la violencia generalizado y normalizado por casi todas las organizaciones políticas sanmarquinas. Un testimonio ejemplifica lo que acabamos de señalar:
“Veinticinco años atrás San Marcos bullía en medio de la mayor efervescencia política de su historia. La izquierda legal era un archipiélago de tribus que empezaba a confrontar (sin éxito) la prédica de Sendero Luminoso. Por supuesto que no era grato estudiar en ese ambiente, enrarecido por el fanatismo de una secta de alucinados, pero en medio de ese clima en la escuela de periodismo recuerdo clases que fueron para mí lecciones de vida. Una noche de verano, sería 1983, Aníbal Quijano contaba detalles de cómo la radio había cambiado la vida cotidiana de los norteamericanos en los años treinta. Lo seguíamos con atención cuando se escuchó el primer estruendo de la dinamita en los extramuros de la Ciudad Universitaria. En menos de diez segundos hubo otros dos bombazos que nos cubrieron de sombras. La luz se fue de pronto, pero Quijano seguía allí. Imperturbable. Apenas un respiro, y continuó con esa exposición (magistral) que ningún senderista le podía estropear, y que ninguno de nosotros se quería perder. […] Esa clase, a ratos estremecida por el sonido de la bala o la letanía senderista que subía amenazante desde el Patio de Letras, dictada en medio de un apagón, pero iluminada por la convicción de un maestro, puede dar una idea de la experiencia extraordinaria que fue para mí estudiar en San Marcos”.[22]
Este parece ser un testimonio “clásico” de como la actividad del PCP-SL era la única violenta en los recintos universitarios y que expone la incapacidad de las demás organizaciones para “confrontar” su “prédica”. Como respuesta a esta afirmación, tenemos el siguiente testimonio:
“Habría que precisar, más bien, de qué acontecimiento se hace la crónica de los bombazos y balaceras. Quienes menos balaceras hicieron en San Marcos, en los años 80′, fueron los senderistas. Casi todas las explosiones ocurridas en el recinto universitario eran de las broncas entre Patria Roja-Izquierda Unida contra sus masivos adversarios del FER antifascista y sus aliados del FDR. Por supuesto, una bronca de tales niveles involucraba a grandes cantidades de contendores y elevados niveles de violencia. Por supuesto, para ganar la bronca, era necesario apagar la luz del pabellón atacado o de toda la universidad si era posible. Las enormes pintas del PCP-SL han sobredimensionado su presencia en la UNMSM donde jamás dominaron un solo gremio en los 80”.[23]
En el contraste entre estos dos testimonios podemos ver algo común y es el uso de la violencia, que se encuentra presente en las aulas de San Marcos. La divergencia se encuentra en qué espacio(s) era el hegemónico en el movimiento estudiantil y por lo tanto el que ejercía mayor violencia. Por otro lado, este contraste entre testimonios nos lleva a tratar con cuidado las fuentes testimoniales, dado que una respuesta a la pregunta que nos planteamos sobre la presencia del PCP-SL está ligada a las fuentes principales que usamos en el presente trabajo. Los testimonios de los estudiantes son esenciales para una comprensión correcta del periodo estudiado, pero la selección de una muestra debe resultar de un proceso mucho más consciente debido a las variables y dificultades en el uso de testimonios dispares y poco homogéneos.
La memoria y la presencia del PCP-SL en San Marcos
El discurso oficial, como la CVR, se sustenta en dos fuentes: testimonios y material periodístico —fuentes primarias— e investigaciones académicas —fuentes secundarias—. Se ha comentado la falta de producción académica que sistematice toda la información posible sobre el período y tema estudiados, siendo la referencia más próxima que consta de un carácter científico y sistémico la propia CVR. Este documento incluye un capítulo dedicado exclusivamente a la UNMSM. Las conclusiones que llega el informe afirman la presencia del PCP-SL que va aumentando desde 1983 para llegar a ser una fuerza casi hegemónica a comienzos de los años 90, hasta la intervención militar en el año 1991 por el gobierno de Fujimori, pero previo a los 90 será una fuerza poco gravitante y que debe su presencia más bien para cumplir el objetivo de ser “un ente ordenador ante la corrupción de autoridades y funcionarios de la escena universitaria”.[24] Para llegar a estas ideas y conclusiones, las fuentes utilizadas por la CVR, y que también forman parte de los materiales que utilizamos en la presente investigación, son la memoria de los ex estudiantes quienes testifican como real la presencia del PCP-SL en la universidad, pero variable según el espacio y tiempo.
Para utilizar nuestras fuentes testimoniales, es necesario primero dar un marco teórico que nos permita cierto margen de objetividad. En ese sentido, a la hora del manejo testimonial de las personas de un espacio particular, este material “factual” debe primeramente pasar por un análisis sociológico. Michael Pollak (2006) fundamenta este recurso metodológico de la siguiente manera:
“Un análisis tal, tiende a integrar en la reflexión todo aquello que dice el material disponible, después de haber reubicado cada documento en el contexto de su producción y de sus destinatarios presuntos o reales, de modo de establecer un ida y vuelta permanente entre materiales empíricos y construcción teórica” (Pollak, 2006, p. 57).
Este método nos abrirá nuevas perspectivas hermenéuticas respecto a la información que puede proporcionar cada testimonio y ver cuán grande puede ser la parcialidad de cada uno, parcialidad inmanente en todos ellos. De esta manera, el análisis sociológico se enmarca en el ambiente universitario, la propuesta para una clasificación del estudiantado, y que sirve bastante tanto para una comprensión del movimiento estudiantil como para la problemática de la fuente oral, se basa en el nivel de participación política dentro de la universidad. Sobre ello, un entrevistado comenta:
“Siempre ha existido gente que va a estudiar y nada más. Los cuadros políticos no, [...] había gente que estábamos allí solamente para activar mientras que había gente que estaba allí exclusivamente para estudiar su carrera. Había el “mestizo”, entre las dos tendencias. El sincrético era el que estaba para activar, pero a la vez para terminar su carrera”.
Frente a esta sociología del estudiantado, que divide en tres grupos definidos —los netamente académicos, los netamente políticos y los que activan y estudian a la par—, nos proporciona un caso concreto que muestra la proporción de estudiantes activos:
“Cuando había elecciones generales de estudiantes —para la FUSM— la verdad es que no es la mayoría de estudiantes sanmarquinos la que va votar, las elecciones generales de estudiantes después han tenido que imponerse como obligatorias con multa porque frente al ausentismo electoral de la gran masa estudiantil tenemos una universidad de 45 mil estudiantes de las cuales votaban... máximo 10 mil”.[25]
Este es un escenario político dividido entre un conjunto mayoritario de estudiantes que poco o nada participa dentro del movimiento estudiantil frente a un conjunto numeroso, pero que no es mayoría, de militantes y personas activas dentro de la política universitaria. La política universitaria sufrirá cada vez más situaciones que debilitarán al propio movimiento y desmovilizará aún más a las bases estudiantiles ocasionando, para comienzo de los años 90, una significativa despolitización. Para complementar esta idea, un entrevistado nos menciona:
“Cuando yo ingreso a la universidad, ya era notorio el desencanto y la desafección de la gran mayoría de estudiantes por la política. Ya se había producido toda una situación de excesos, malas prácticas, corrupción, autoritarismo, mediocridad académica, clientelaje, ya era fuerte. Sin embargo, todavía había sectores de jóvenes estudiantes que querían involucrarse en la vida universitaria política”.[26]
Esta tendencia a la inactividad tendrá razones internas, como las ya mencionadas por el entrevistado, al igual que factores externos a la universidad como la actividad contrainsurgente del Estado que originará una desarticulación profunda de la política universitaria y de la organización popular en general.
La mencionada actividad política, base de nuestra clasificación, son las que originan que los testimonios sean tan variados. Es decir, de acuerdo al nivel de participación política del testimoniante, la percepción sobre la presencia del PCP-SL será distinta. Hemos mencionado previamente un testimonio donde resalta la presencia del PCP-SL para el 83. Otro testimonio parecido, y que ejemplifica nuestra clasificación, es el siguiente donde se vincula el recuerdo de llevar clases con la violencia dentro de San Marcos: “Las clases que Aníbal Quijano llevaba a cabo eran muy significativas tanto por su contenido como por su actitud frente a la violencia senderista en San Marcos. Recuerdo que mientras la mayoría estaba entre las tinieblas provocadas por SL, rápidamente, se retiraba…”. Cuando se le consulta sobre su vida universitaria, su respuesta es la siguiente: “Como estudiaba y trabaja, al mismo tiempo, no disponía de tiempo para participar del movimiento estudiantil. Llegaba a las seis de la tarde y cuando no tenía clases, como les acabo de contar, eventualmente escuchaba clases en otras escuelas y facultades” (Huaytalla, et al., 2013: p. 251-252).[27]
Este testimonio puede encuadrarse dentro del grupo de estudiantes “académicos”, su participación política es limitada y un posible diagnóstico suyo sobre las correlaciones políticas dentro del movimiento podría no ser preciso. Este testimonio ejemplifica bastante bien la problemática de tomar testimonios de estudiantes sin un planteamiento sociológico previo. Sin embargo, también dentro de las divisiones realizadas, pueden darse algunas observaciones respecto a la parcialidad que tienen los dirigentes estudiantiles de los años 80 quienes varios pertenecieron a organizaciones de partidos de la izquierda legal los cuales terminaron por confrontar a los insurgentes y participaron en acciones de contrainsurgencia tanto fuera de la universidad como en ella. De esta manera, la memoria de ellos replicará estas posiciones, sin embargo, puede superarse esta problemática intentando recuperar más información empírica como también seguir una contrastación con otros testimonios. La memoria de estos dirigentes sigue siendo un material esencial para los objetivos que nos hemos planteado.
Continuando con nuestra investigación, la vinculación del PCP-SL con el movimiento no parte de manera inmediata y espontánea, dado que su presencia es resultado de un proceso largo y con objetivos diferentes a los siempre planteados. A inicios de los 80, la presencia del PCP-SL era nula. En una entrevista realizada en 1980 a Alejandro Choque, dirigente del FER-A, se hace mención sobre la quema de ánforas en Chuschi, pero Choque no reconoce quienes causaron el evento y no relaciona al PCP-SL dentro del movimiento en San Marcos (Inkarri, 1980, p. 72). Para estos momentos, la presencia del PCP-SL en la universidad era poca debido a que estaban en su primera etapa militar tal como hemos mencionado previamente. Con posterioridad, su presencia será más frecuente intentando sumarse al trabajo universitario con los objetivos de buscar solución a las reivindicaciones estudiantiles como también de solucionar sus propios problemas utilizando, por ejemplo, los recursos disponibles para mantenerse como movimiento externo.[28]
Otra actividad recurrente será la propaganda[29] sobre la “guerra popular”, es por ello la presencia de pintas en los espacios universitarios[30] y la generalización de estas consignas a finales de los años 80 donde se suponían estar en el Equilibrio Estratégico.[31] Una característica especial que tenía el discurso del PCP-SL es que coincidía bastante con los discursos ideológicos del FER-A o Pukallaqta, organizaciones que fueron “drenadas” poco a poco por los insurgentes senderistas y que ocasiona su debilitamiento y posterior enrolamiento en la militancia de estos. El PCP-SL, al comenzar a sumarse tardíamente en el ambiente político de San Marcos, a través de grupos de estudio, colectivos juveniles y la realización de un trabajo en frente con otros espacios como el FDR, entra en las disputas con las organizaciones de ese momento, que ya controlaban gremios estudiantiles, las cuales responden de diversas formas, entre ellas la violencia.[32]
La tendencia al debilitamiento del movimiento estudiantil va siendo aún más evidente. Consideramos que esto se debe tanto a la razón antes señalada de las propias dinámicas de lucha entre organizaciones y las prácticas antidemocráticas de éstas como a la actividad de las fuerzas armadas que se encontraban en un momento de contraofensiva. Un ejemplo de la actividad de este último eran las detenciones constantes de universitarios que producen no solo consecuencias objetivas, sino efectos subjetivos entre los estudiantes.[33] En comparación, la actividad del Estado resultaría más determinante en la desarticulación política dentro las universidades que el accionar del PCP-SL, o hasta del MRTA, accionar muchas veces “horizontal”, como se menciona en el próximo testimonio, y con objetivos que recogían reivindicaciones gremiales. Una síntesis sobre los grados de presencia del PCP-SL y una mención sobre el carácter que va teniendo es el siguiente:
“En 1983 la mayoría de incursiones de SL a la UNMSM se hacían por piquetes que, aprovechando noches de apagón en Lima, daban discursos en el patio de Letras, en Derecho o en la escalinata de Economía. Ya entre 1988-1992 el PCP-SL tenía un mayor nivel de crecimiento horizontal entre la masa estudiantil, guardando un perfil bajo, manteniendo sus pizarras en cada facultad y haciendo pintas de madrugada. Como no estaban interesados en la lucha por los gremios, no participaban directamente en los enfrentamientos armados entre estudiantes”.[34]
Conclusiones
Finalizados estos apartados, concluimos lo siguiente. Primeramente, la universidad peruana sufrió reveses en tanto su relación con las clases dominantes, desplazando su eje de actividad de la sustentación de sus intereses de clase a una promoción abierta por una educación popular a la par de una transformación social. El encuentro entre movimiento estudiantil y partidos políticos se vuelve una constante rastreable antes y poco después de la época estudiada. El espacio universitario y su movimiento interno no permanecen ajenos de las dinámicas de lucha entre diversas organizaciones políticas activas en la sociedad, como tampoco queda desatenta de los problemas que atañen a la educación universitaria; esto produce ciertas condiciones que no harán fácil el desarrollo espontáneo de otras organizaciones.
Segundo, San Marcos durante la guerra interna ha permanecido como un espacio político importante, demostrado en acciones ligadas tanto a luchas reivindicativas como políticas. Las diversas organizaciones que existieron y activaron en el espacio de la UNMSM significaron la permanencia de una organización estructurada de manera prolongada, por lo tanto, la entrada de organizaciones como el PCP-SL no ocurrieron de manera abrupta e inmediata, más bien su presencia hasta el año de la intervención militar en San Marcos era principalmente propagandística y no demostraba una hegemonía dentro del movimiento universitario ni tampoco un completo autoritarismo como lo plantea el discurso oficial, y cuando comienza a tener mayor presencia, a finales de los años 80, “crece horizontalmente” y tiene un carácter variado además de sumarse a las luchas violentas entre las organizaciones políticas existentes.
En el periodo estudiado, y a través de un discurso al cual hemos considero oficial, el universitario de San Marcos es señalado como una “personalidad del subversivo” debido a las acciones acometidas por el movimiento estudiantil en general el cual mantiene un rasgo de radicalización. Esta imagen será difundida tanto por la prensa como por el gobierno ya que su accionar contra las universidades se justificaría al ser un espacio “copado por elementos terroristas”. Ya a comienzos de la década de los años 90, está cimentada esta imagen que sirve para el control del movimiento estudiantil.
Como última conclusión, relacionada a lo que es la investigación de esta época, trata sobre el testimonio como fuente historiográfica. La memoria de los estudiantes en general puede ayudar en la descripción del momento estudiado, pero para una explicación y diagnóstico más profundo se requiere un tratamiento más riguroso según las parcialidades de cada grupo. Esto se basa en los testimonios de los dirigentes que usamos, testimonios que contienen también un carácter parcial, pero ofrecen una mayor información y contrastan diversas ideas en comparación a los datos que pueden proporcionar ex estudiantes de base desvinculados de la organización gremial y partidaria.
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Actas de Consejo de ministros. Periodo de Alan García, Tomo IV.
El Comercio
La República
Revista Inkarri
Entrevistas
-Dante Castro. Dirigente del FER del Perú hasta finales de los 80. Entrevista hecha el 6/9/2020 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao.
-Juan Carlos Giles. Dirigente cercano al FER del Perú, luego pasará a ser miembro no orgánico de IU y finalizará en las juventudes del PUM. Entrevista hecha el 5/5/2021 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao.
FECHA DE RECEPCIÓN: 30/06/2022
FECHA DE ACEPTACIÓN: 06/09/2022
[1] En relación al concepto de guerra interna, tampoco vemos contradictorio el uso del concepto “guerra insurgente contrainsurgente” utilizado por Rendón (2021), sin embargo, nos decantamos por la utilización del primero por el grado social alcanzado durante los hechos armados.
[2] La misma advertencia la menciona Gracia Ríos (2012) donde para investigar el periodo de los 80 en el ambiente de la UNMSM el material bibliográfico resulta exiguo.
[3] Este problema de la memoria lo veremos en los siguientes apartados cuando establezcamos ciertos criterios para el uso de testimonios, en lo cual nos apoyaremos en textos como los de Pollak (2006).
[4] Felipe Mac Gregor (1988) expone con claridad como los espacios universitarios encuentra más relación o choque con el gobierno que con la sociedad. La dominación, o sus intentos, por parte del gobierno se expresa en las leyes universitarias que intenta la esquematización de ciertos principios hacia las diversas realidades universitarias (p.13). Para el caso de San Marcos, durante toda su vida republicana, el movimiento estudiantil se enfrentará a las propuestas de reforma y/o cambio de leyes universitarias.
[5] Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo III, p. 608.
[6] Dante Castro. Entrevista hecha el 6/9/2020 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao.
[7] Estas facciones también representan la relación entre Estado y partido político antes explicado.
[8] Vale advertir que las líneas formuladas no tienen que ser contradictorias porque todas se subordinan a un mismo proceso, más bien se complementan para así dar con puntos álgidos de violencia que repercutirán en toda la sociedad y en el caso estudiado de San Marcos.
[9] Un problema que surge en la actividad de periodizar un proceso es que se puede comprender de manera rígida la sucesión de las etapas. Hay hechos claves que pueden servir como referencias de periodos que, al compararse, muestran diferencias importantes, pero los años de tránsito entre un periodo a otro deben comprenderse de manera más flexible y hasta críticamente si consideramos, por ejemplo, la política de contrainsurgencia.
[10] Esta periodización intenta agrupar a todos los actores tal como menciona la CVR, pero sería correcto aclarar que las respuestas del Estado son eso mismo, respuestas a una actividad previa de los grupos insurgentes por lo que sus tácticas terminarían por subordinarse principalmente a las nuevas ofensivas del PCP-SL y/o el MRTA.
[11] Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo I, p. 59.
[12] La propaganda previa a los ochenta está relacionada con la lucha armada, pero no está dentro del mismo proceso. En los varios espacios donde trabajaban, comenzaron a retirarse o fueron desactivados, caso del FER-SL en San Marcos, para pasar a otro tipo de trabajo y así iniciar el proceso de guerra interna.
[13] El quinto periodo que anota la CVR sería lo que llama una facción de los ex militantes la “Nueva Gran Estrategia” donde la lucha política se desarrolla en los espacios legales del Estado.
[14] Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo V, p. 433.
[15] Juan Carlos Giles. Entrevista hecha el 5/5/2021 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao.
[16] “… se dijo que el FDR es una organización creada en el mes de enero de este año [1984], ante la pasividad de la Federación de Estudiantes de San Marcos”. La República, 08/08/84. Extraído de: https://lum.cultura.pe/cdi/foto/violentos-enfrentamientos-entre-la-gc-y-estudiantes-en-la-av-grau
[17] Externamente, UDP pertenecía al frente IU en la forma de PUM, pero en SM sus bases provienen de sectores del MIR que no se adscriben a IU.
[18] Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo V: p. 641.
[19] En los 70, el PCP-SL tenía una organización llamada FER-Por el sendero luminoso de Mariátegui, conocido como FER-Sendero Luminoso. Este espacio se desactivaría en esa misma década.
[20] Vale entender que la violencia será una constante en las organizaciones de “izquierda”. Los pocos elementos políticos de organizaciones tipo Acción Popular no mantenían disputas violentas con las demás organizaciones. Caso aparte son los militantes del PAP que no lo consideramos como una organización de izquierda dados sus antecedentes que demuestran un accionar poco democrático.
[21] Juan Carlos Giles. Entrevista hecha el 5/5/2021 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao.
[22] “Testimonio de Mario Munive”, San Marcos en los 80, Lima, 9/12/2009. En: https://sanmarcos1980s.wordpress.com/2009/12/09/testimonio-de-mario-munive/ Disponible en junio del 2022.
[23] “Comentario de Dante Castro”, San Marcos en los 80, Lima, 13/12/2009. En: https://sanmarcos1980s.wordpress.com/2009/12/13/comentario-de-dante-castro/. Disponible en junio del 2022
[24] Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo V, p. 633.
[25] Dante Castro. Entrevista hecha el 6/9/2020 de manera virtual —contexto de la pandemia—. Entrevistador: Rodrigo Palao.
[26] Juan Carlos Giles. Entrevista hecha el 5/5/2021 de manera virtual —contexto de la pandemia—. Entrevistador: Rodrigo Palao. El entrevistado también concluirá que cada año era más visible que los gremios, como la FUSM, se verán debilitados hasta convertirse en lo que él refiere a una “cáscara”.
[27] El testimonio es parte de Carolina Ortiz, estudiante de Sociología en la década estudiada.
[28] Dante Castro. Entrevista hecha el 6/9/2020 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao. En dos oportunidades tendrían estudiantes cercanos en la Junta Directiva del gremio del comedor y así llegarían a desviar alimentos. La lucha por el gremio entre varias bases del PCP-SL y el FDR contra PR desplaza a los primeros de las juntas directivas.
[29] Juan Carlos Giles. Entrevista hecha el 5/5/2021 de manera virtual (contexto de la pandemia). Entrevistador: Rodrigo Palao.
[30] Este tipo de pintas tienen una historia particular según lo recogido. Al parecer eran realizadas en la madrugada, sin obedecer los concesos gremiales de no seguir pintando la universidad. Sin embargo, tanto pintas de organizaciones de la izquierda legal como de los insurgentes aparecerán hasta comienzos de los 90. Del mismo modo, un hecho como la quema de la bandera nacional eran realizadas en horas de la madrugada. Esto último puede ser consultado en: https://lum.cultura.pe/cdi/foto/grupo-subversivo-arri%C3%B3-y-quem%C3%B3-bandera-peruana-en-san-marcos
[31] En Cabrera (2019) un testimonio menciona que la entrada del PCP-SL en San Marcos sería recién por el año 88, año donde tanto la insurgencia como la contrainsurgencia tendrá varias acciones.
[32] La actividad de propaganda del PCP-SL intentaba ser contrarrestada por los años de 1987. Miguel Cruzado, presidente de la FUSM en ese año, explicará su posición en “contra de la subversión” y las actividades realizadas “para evitar que los jóvenes estudiantes pasen a engrosar las filas de la sedición”. El Comercio, 24/03/87. Extraído de: https://lum.cultura.pe/cdi/foto/estudiantes-reconocen-infiltraci%C3%B3n-terrorista-en-tres-universidades
[33] El gobierno aprista, en el mes de febrero de 1987, planteará una nueva estrategia contrainsurgente donde figura entre las recomendaciones a tomar la creación de “psicosociales”. Cuando ocurrió la intervención universitaria, se intentó relacionar este hecho con los objetivos planteados por el gobierno para detener el avance del PCP-SL como también se relacionó con el deseo de recesar las universidades. Actas del consejo de ministros. Alan García (Primer gobierno). Tomo IV, p.25
[34] “Comentario de Dante Castro”, San Marcos en los 80, Lima, 13/12/2009. En: https://sanmarcos1980s.wordpress.com/2009/12/13/comentario-de-dante-castro/. Disponible en junio del 2022