Entrevista a
Fanny Edelman
Mariela Canali
Instituto y
Archivo Histórico Municipal de Morón;
Asociación de
Historia Oral de la República Argentina
Adriana Echezuri
Instituto
Histórico de la Ciudad de Buenos Aires;
Asociación de
Historia Oral de la República Argentina
Presentación
La entrevista fue realizada por Mariela Canali,
Silvana Luverá y Adriana Echezuri
el 6 de noviembre de 2008. Equipo de Documentalistas del IHCBA: Franca González
y Silvana Luverá. Participación especial: Adriana Zerdín.
Fanny Jabcovsky nació en San Francisco,
Córdoba, el 27 de febrero de 1911. Hija de inmigrantes rusos y rumanos
radicados en esa provincia, se trasladaron a Buenos Aires una década más tarde.
Allí ingresó en el Conservatorio Nacional, donde se recibió de maestra de
música; se desempeñó como profesora de piano, profesión que mantuvo durante
muchos años.
Mediando la Década Infame, en 1934 se afilió al Partido Comunista
y concentró su actividad militante en la solidaridad con los presos políticos,
y en el Socorro Rojo Internacional. En 1936 contrajo matrimonio con Bernardo Edelman, uno de los dirigentes del gremio de la
construcción que lideraron la histórica huelga de albañiles. Ambos fueron
movilizados por el Partido Comunista Argentino hacia España, uniéndose a las
Brigadas Internacionales que peleaban junto a los republicanos. Bernardo se
desempeñó como corresponsal de guerra, mientras Fanny trabajaba en el Socorro
Rojo Internacional, allí condujo la Campaña de Invierno de ayuda a los Frentes
de Guerra. Ante el avance del frente fascista se trasladó desde Valencia a
Barcelona y regresaron a Argentina en 1938.
Fanny regresó convertida ya en una militante femenina conocida en
el ámbito internacional, y como tal fue una de las organizadoras de la Junta de
la Victoria (1941), destacándose en la lucha antifascista durante la Segunda
Guerra Mundial.
También participó en el surgimiento y puesta en marcha de la Unión
Argentina de Mujeres (1947), desde allí recorrió el mundo y visitó experiencias
revolucionarias en China, Portugal, Nicaragua, Vietnam, Angola y Congo.
En 1972 fue secretaria general de la Federación Internacional
Democrática de Mujeres, desde esta organización impulsó el Año Internacional de
la Mujer (1975) e instaló problemáticas de género en la agenda de las Naciones
Unidas. Durante la dictadura cívico militar argentina, presentó numerosos testimonios
sobre la represión ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (Ginebra,
1978).
Aún en sus últimos años, Fanny Edelman
era la presidenta honoraria del Partido Comunista Argentino, y se había abocado
al estudio de los problemas de la diversidad sexual, demostrando no sólo
lucidez sino una amplia visión de las problemáticas actuales y preocupación por
las jóvenes generaciones.
Su siglo de vida fue celebrado con un homenaje en el Teatro
Nacional Cervantes, en la Ciudad de Buenos Aires, del que participaron
distintas organizaciones sociales. Falleció el 1 de noviembre de 2011.
Adriana Echezuri
(AE): En el marco de nuestras investigaciones sobre
historias de vida, estamos por el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos
Aires, Mariela Canali y Adriana Echezuri,
y el equipo de filmación, Franca González y Silvana Luverá,
iniciando esta entrevista… y ahora le vamos a pedir a usted que se presente,
que nos diga su nombre, su edad…
Fanny Edelman
(FE): Yo soy Fanny Edelman,
tengo 97 años, ya cerca de los 98. Nací en San Francisco de Córdoba, una
localidad que se destacaba entonces porque tenía dos grandes molinos harineros:
los Monetti[1] y el
otro no me acuerdo. Allí trabajaba mi padre. Nos instalamos allí porque antes
que mis padres emigraran de Rusia y de Rumania respectivamente, había llegado
un… una hermana de mi madre, casada allá, de apellido Silverman
el matrimonio, y naturalmente, los inmigrantes fueron a parar a casa de los que
ya residían en el país. Mi padre fue entonces, como decía, obrero, fue luego
telegrafista del correo local, y allí vivimos durante 7 años. Nunca me voy a
olvidar de la casa, una modestísima casa, pero con un parral maravilloso, que
servía de refugio para nosotros, los hermanos que jugábamos allí. No, miento,
no me fui de allí a los 7 años, me fui a los 10 años, cuando nació mi hermano
David, y cuatro años más tarde, ya en General Belgrano, provincia de Buenos
Aires, mi hermano Agustín a quien yo traté como una segunda mamá, porque nació
con una… un problema congénito en el corazón y había que llevarlo
permanentemente al hospital, y yo ayudaba a mamá en esa difícil tarea. De San
Francisco nos trasladamos a la provincia de Buenos Aires, a General Belgrano,
donde se había trasladado antes la familia Silverman,
es decir, su hermana, mi mamá, su cuñado y sus cuatro hijos. Y allí mi padre
inició una tarea que era completamente extraña a su personalidad y a sus
condiciones, que fue la de instalar un pequeño negocio, almacén o algo así.
Naturalmente que fracasó, como siguió fracasando (risas) posteriormente en esa
tarea. Yo hice la escuela primaria en General Belgrano. Allí comencé a estudiar
música, me gustaba mucho la música, y tenía una compañera, Graciela Lombardo,
de una familia archicatólica, con la cual iba a la
iglesia a tocar el armonio. Así que aprendí todos los aspectos de la religión
católica e ignoraba los de la religión judía, que era la que practicaban mis
padres, porque eran gente… liberales, como se decía entonces, y nunca
practicaron la religión. De manera que estaba ausente de todo lo que fuere… los
temas de ese carácter. Hasta siempre. Primero porque soy atea, segundo porque
detesto la política sionista, tercero porque he trabajado mucho con los árabes,
con los palestinos especialmente, y he conocido toda la perversión de la
política norteamericana y de los gobiernos sionistas que se han sucedido en
Israel, que han condenado a ese pueblo a condiciones de vida realmente
trágicas. He conocido los campos de refugiados de los palestinos, y solamente
eso, solamente conocer eso, ha llenado mi corazón de un rechazo absoluto,
absoluto, al sionismo, a su política y al apoyo que recibió y recibe
permanentemente de los Estados Unidos.
AE: ¿En qué año
conoció estos campos?
FE: Los conocí
recién en los años 75 – 80, cuando yo ejercía en Berlín, en Berlín… la capital
de la República Democrática Alemana, ejercí allí durante casi ocho años la
Secretaría General de la Federación Democrática Internacional de Mujeres. Es
una organización que se creó inmediatamente del fin de la guerra. Una organización
que fue convocada por las mujeres que participaron en la guerra, en la
retaguardia enemiga, en los campos de concentración, en la resistencia de los
países invadidos por el fascismo, y que se juraron en la reunión constitutiva
de esa federación en diciembre del 45, luchar porque jamás hubiera guerra. Esa
organización creció y se multiplicó por todos los continentes. Tenía doscientas
y más agrupaciones de los distintos continentes, y tuvo una fuerza femenina de
gran poder que alcanzó el estatuto número uno en el Consejo Económico Social de
la ONU, y fue la que propuso a la ONU la celebración del año internacional de
la mujer en el 75.
Mariela Canali
(MC): ¿En esa organización participaban mujeres de
todos los partidos, de todas las clases…?
FE: Era una
organización abierta a mujeres de todas las fuerzas políticas. Hay que decir
que las mujeres comunistas del grupo de los países entonces socialistas,
jugaron un papel muy grande, pero eso no disminuye de manera alguna la
participación de las mujeres de otras fuerzas políticas, mujeres sin partido,
una presencia… protagónica yo diría, de las mujeres africanas, vivieron todo
ese proceso de descolonización, donde las mujeres jugaron un papel
extraordinario… y además que yo… que tuve la fortuna de viajar por África, me
quedé prendada de sus capacidades, de su inteligencia, de su voluntad y de su
participación en la lucha.
MC: Estos viajes a
África y a otros lugares, ¿no?, porque también estuvo en otros continentes
¿eran todos como delegada de la Federación Internacional? ¿Para qué eran esos
viajes?
FE: En realidad,
durante todo este período se han presentado decenas de encuentros de mujeres,
por ejemplo, mi primer viaje a Asia fue a Mongolia, donde se realizaba un
encuentro de mujeres de África y Asia, para debatir los problemas comunes a
ambos sectores, digamos. El segundo viaje que hice fue a Tanzania, que se
reunía la Organización de Mujeres Africanas, que tenía que involucrar a todas
las organizaciones femeninas de los países africanos. Y así he seguido. Convenciones,
coloquios, preparación de encuentros. Siempre éramos invitadas a participar,
como integrantes de la dirección de una organización en la cual todos estaban
adheridas, incorporadas. Por ejemplo… una de
las primeras mujeres que dirigieron el Consejo Económico y Social de la ONU fue
María… Ma… no era María… Martin Cissé[2],
una africana maravillosa, con quien establecimos tal amistad que cuando yo iba
a Guinea iba a la casa de ella, y me preparaba sus famosas comidas con arroz y
frijoles (risas) con… con… como los venezolanos y los cubanos, que me
desesperaban porque eran tan picantes… (risas)… tal era la relación humana que
se establecía. Y en verdad, que a mí África me conmovió profundamente, porque
no podía acabar de percibir cómo esos pueblos y esas mujeres, sujetas a dominio
colonial durante siglos, expresaban la enorme felicidad de la liberación,
aunque era una liberación prematura todavía, porque sus opresores seguían
viviendo, tanto en el Congo, como en Agola, como en el Mozambique, como en Sudáfrica,
etcétera. Pero mostraban una capacidad de lucha, de defensas, incluso, de sus
intereses personales, que era de admirar… yo las adoro y la verdad que cuando
pienso siempre ¡cómo me gustaría volver hoy! por una parte, y por otra no,
porque están nuevamente sometidos al poder de sus exdominadores,
en cada uno de los países… (inaudible)… en alguna
medida de Sudáfrica, en
alguna medida de Angola, de Mozambique. Pero no, acabo de leer que en
el Congo
ha habido ahora una nueva matanza entre las diferentes etnias. Porque
la
criminalidad del colonizador fue tal, que dividieron a las etnias de
acuerdo a
sus intereses económicos. Y entonces, una etnia que
pertenecía a Senegal y a
Martinica… no, no a Martinica… ay, como se… se me
escapa… bué… que… a un país
determinado…
MC: Si, quedó
dividida políticamente en dos lugares distintos.
FE: … políticamente
en… no se correspon… ¡Mauritania! Senegal y
Mauritania. Y a mí me tocó viajar desde la capital de Senegal hasta
Saint-Louis, que es el límite con Mauritania, y no eran amigos, no eran amigos,
eran competidores y eran parte de una misma etnia. Y eso ocurrió en casi toda
Sudáfrica… África, no Sudáfrica. En Sudáfrica no porque en Sudáfrica estaba
mucho más concentrado por la política del apartheid…
MC: Y si usted
tuviera que comparar… ahora estaba pensando… esa militancia de las mujeres
después de la guerra, sobre todo en África ¿no? con la militancia de las
mujeres cuando usted empezó a militar… que…
FE: No, yo… siempre
pienso… que en realidad, cuando yo comencé a militar, éramos pocas las mujeres
que militábamos. Es verdad que hay que rendir homenaje, en primer lugar, a las
anarquistas… de fin del siglo XIX, que fueron las primeras en plantear… de una
manera totalmente como no la decimos ahora “Ni marido ni patrón”, eso tenía un
significado muy profundo. “Ni marido ni patrón”… el amor libre, por ejemplo.
Pero, esteee, acá en la Argentina para mí las
pioneras fueron las anarquistas, luego están las socialistas, cuando se
constituye el partido socialista, donde hay un grupo considerable de mujeres
avanzadas, realmente avanzadas. Y luego, a principios del [siglo] XX, aparece
esa pléyade… mujeres, Dra. Grierson, Dra. Dellepiane, Lanteri, etcétera,
que ya… mujeres de un sector social determinado, pero que plantean también… de
manera limitada, yo diría… que plantean también los derechos de la mujer. De
manera que… hay antecedentes anteriores, que es Juana Manso, por ejemplo, Juana
Manso. Hay antecedentes, eh… Mansilla. Pero… cuando yo pienso en mi juventud,
era una juventud todavía sometida a las normas clásicas patriarcales… Yo fui la
mayor de los hermanos. Un hogar que para mí tiene, para mí un valor enorme,
porque mi padre, que no era gente ilustrada ni mucho menos, mi madre era una
modestísima ama de casa, mi padre era un maestro frustrado, porque quiso
siempre ser maestro y nunca pudo llegar a serlo, sin embargo, había la cultura
de la lectura, y eso para nosotros fue de un valor inestimable, para los tres
hermanos. Pero cuando llegó el momento en que termina mi escuela primaria, a
pesar que yo llevaba varios años a mi hermano, al que me seguía… y luego al
menor, quien iba a la escuela secundaria eran ellos, no yo. Yo no fui a la
escuela secundaria, mi formación es la de una autodidacta… pasión por la
lectura… interés por los problemas sociales… Eran ellos, los varones. Mis
hermanos si, llegaron a la universidad. Yo no.
MC: Y de usted ¿qué
se esperaba?
FE: (Risas) ¡Es una
buena pregunta! ¡Nunca me la he preguntado! Pero seguramente que me casara y
fuera una buena ama de casa…
MC: Claro…
FE:
Eso… Yo seguía
estudiando música, porque tenía pasión por la
música… ¡pero tenía pasión por la
medicina! Siempre me ha gustado y tengo un enorme respeto por los
médicos a
pesar de lo mucho (risas) que los golpean… me parece una
profesión de un
humanismo tan profundo… y eso hubiera querido ser… pero
no. Me dediqué a la
música, estudié, estudié muy concientemente. Estudié
en el Conservatorio Nacional de Música. Estudié en la Facultad de Ciencias
Exactas con un musicólogo, Carlos Vega, un investigador de la música autóctona
nuestra, que me enseñó muchísimo. Pero esa frustración la tuve siempre… (risas)
la otra, la de no haber llegado a la universidad.
MC: Y ¿en qué año
empezó a militar?
FE: Yo
empecé a
militar… a ver… me afilié al partido en el
’34… un año antes, ’33…
’33…
MC: ¿Por qué eligió
el Partido Comunista?
FE: (Risas)
¡Es otra pregunta…! Eh… en realidad, yo comencé a militar en el Socorro Rojo.
Socorro Rojo era una institución internacional creada por la Internacional
Comunista, que tenía por actividad concreta la ayuda a los presos políticos y
gremiales. Estalla el golpe de Estado del año 30… Comencé a interesarme por los
problemas de entonces… y fue una coincidencia, que algunas cosas se me escapan
de la memoria… Nosotros vivíamos entonces en Vicente López. Y en Vicente López
tenía su residencia un grabador, Facio Hébequer[3],
un grabador de tendencias anarquistas. No puedo establecer con certeza cómo
llegué a ellos, con su esposa, que era una mujer que se dedicaba a teatro. Y el
vínculo con Facio Hébequer me hizo entrar en un
círculo de grabadores… con varios más… Spilimbergo no
estaba entre ellos, pero era un gran amigo de ellos… Álvaro Yunque vivía en
Vicente López, era amigo de ellos… Y yo comencé a concurrir a sus tertulias.
Veían en mí, quizá, inquietudes, veían en mí a una muchacha joven… ellos ya
eran gente de 45, 50 años, entonces ya eran viejos… y el contacto con ellos me
vinculó también a Leónidas Barletta, que era un
participante de sus charlas… Bueno, yo allí aprendí muchísimo. Estaba atenta a
todo lo que decían. Cuando uno es joven absorbe… absorbe todo. Y esa relación
amistosa me enriqueció muchísimo. Y fue una relación que la mantuve durante
toda la vida. Allí fue, seguramente, uno de los orígenes de mis inquietudes. Y,
además, nosotros teníamos una vida modestísima, pero dentro de nuestra modestia
había (inaudible)… entonces de esos aspectos de las condiciones de vida de la
gente y demás me golpearon mucho. Seguí mis cursos de música y… en una
seccional del Partido Socialista del barrio de Flores, Facio Hébequer hizo una exposición. Yo fui a esa exposición. Y
allí conocí a quien fuera mi compañero… [se cierra una puerta por un golpe de
viento] No es nada, no es nada, se cerró la puerta… (sobresaltos y risas) es la
corriente, no es nada…
Franca González (FG): ¡Justo
lo nombró a su compañero y mire…! (risas)
AE: O sea que en el
Partido Socialista usted conoce a Bernardo…
FE: En ese… en esa
exposición, en esa exposición. Bueno, allí nació una relación que se convirtió
luego en un matrimonio. La relación con Bernardo Edelman,
yo adopté su apellido, también me hizo ver… él era un militante socialista de
izquierda, me hizo ver, naturalmente, muchos aspectos de carácter político que
para mí hasta entonces no… Y fue él que me indujo a afiliarme al Partido
Comunista. Dice “Usted tiene tantas inquietudes, usted tiene tantas
preocupaciones, usted está trabajando en el Socorro Rojo…” en una actividad que
también me enriqueció muchísimo porque me hizo ir a las cárceles, conocer a las
víctimas de la… de la represión, conocer a sus familiares, porque juntábamos dinero
para cubrir el salario del trabajador preso hasta que saliera de la cárcel y
recuperara su trabajo… De manera que todo ese mundo que se movía alrededor mío
y del cual yo no pertenecía… naturalmente que fue… moldeándome, le diría…
enriqueciéndome profundamente. Y de allí surgen nuevas relaciones humanas,
gentes amigas de mi compañero, que me hacen ver que existe otra realidad en la
Argentina de entonces, donde no era necesario ser solamente un ama de casa. Así
fue como me incorporé a la actividad concreta del Socorro Rojo, y luego al
Partido Comunista, sin saber lo que era el Partido Comunista. Me dijeron “Es un
buen partido”. Además, en el Socorro Rojo… había tres personas que lo dirigían,
una de ellas Alcira de la Peña. Alcira de la Peña que fue una de las dirigentes
más caracterizadas del Partido. Una compañera por la que yo siento una amistad
muy profunda y un gran respeto. Ella era estudiante de medicina, del grupo
insurrecto de la Facultad de Medicina. Fue expulsada de la Facultad, se
trasladó a Rosar… a Córdoba para terminar su carrera, se incorporó allí a la
actividad concreta del partido… Jamás ejerció su carrera y su vida fue
consagrada al trabajo del partido. Era una… una mujer… de un dinamismo, de una
actividad, de una responsabilidad y disciplina impresionante ¡Claro! Y eso lo
iba recogiendo yo también. Aparentemente dura, tenía un corazón de oro. Y formó
a decenas y decenas de cuadros femeninos del partido. Y dirigió durante muchos
años el trabajo de las mujeres… el trabajo del partido entre las mujeres. De
manera que… de allí viene mi formación de militante.
AE: Una pregunta,
porque usted me está contando que Bernardo es uno de los que insiste para que
usted se afilie al Partido Comunista. Si yo mal no recuerdo, Bernardo no sólo
era Socialista, sino que era periodista de La Vanguardia…
FE: Efectivamente. Y
lo expulsan de La Vanguardia…
AE: Eso quería saber
¿por qué?
FE: Lo expulsan de La
Vanguardia porque tiene posiciones de izquierda. Y de allí surge una fracción
que llamó… que se llamó Partido Socialista Obrero, bajo la dirección de un gran
comunista que fue el doctor Benito Marianetti que era
un abogado de Mendoza, un hombre de una… de virtudes extraordinarias realmente,
una personalidad hermosísima. Un señor feudal en la casa, Marianetti
era el que probaba la comida, el que servía la comida en la casa. Un hombre de
una gran cultura, de un amor enorme de parte de los sectores más modestos de la
sociedad, y de gran respeto de todo el mundo, de sus adversarios y de sus
enemigos. Una personalidad atrapante, muy… muy… de una dignidad enorme.
Entonces sale ese grupo del partido socialista encabezado por Benito Marianetti, y mi compañero se integra al Partido Comunista,
entonces. Bueno, abandona… ¡abandona! Lo obligan a abandonar La Vanguardia y
[sic] ingresa como periodista a la Federación Nacional de la Construcción, que
era una poderosísima organización obrera. Fue la famosa huelga del año 36 que
se desató entonces, y que movilizó al país entero durante 98 horas. Una huelga
enorme, con una participación protagónica de las mujeres… de las esposas, de
los familiares de los trabajadores. Y de allí surge España. En realidad,
nosotros nos habíamos conmovido profundamente con la famosa huelga de los
obreros del año 34, y esa matanza espantosa, las fosas comunes, cuatro o cinco
mil obreros, la actividad de Dolores Ibárruri que surge entonces, trasladando a
los niños de los obreros asesinados y de los que estaban ocultos, a distintos
lugares de Madrid, para que fueran atendidos por familias que se hicieran cargo
de ellos. Y acá estaba… funcionaba una organización, el patronato argentino… el
patronato español de ayuda a las víctimas de Asturias y ahí nos incorporamos,
para la solidaridad, para la ayuda… de manera que había ya un antecedente con
respecto a la posterior decisión de ir a España.
MC: ¿Y cómo fue esa
decisión? ¿Fueron muchos que la tomaron…?
FE: Muy sencillo… muy
sencillo. En el sindicato, en la Federación de la Construcción comentaron “Qué
bueno sería incorporarse a las brigadas”. Mi compañero llega a casa y me hace
el comentario… Y yo… “Me parece magnífico, yo también me incorporo”, y así
decidimos. El sindicato juntó 500 pesos, 250 pesos para el barco ¡imagínense
qué barco era! Era un barco carguero (risas), “El Olimpie”
y 250 para los gastos allá. Eso para mi compañero, para mí ni un centavo.
Entonces comenzamos a ahorrar de las clases que yo daba de piano, y un grupo de
amigos completó la… cifra. Y así nos embarcamos en esa extraordinaria y
dramática aventura. Pero…
MC: ¿Y Cómo fue el
viaje… la llegada allá…?
FE: Antes de eso,
quería decirles que un grupo de historiadores marplatenses, está haciendo un
trabajo. Yo creo que… el otro día se presentó el libro de ellos y… dicen que ya
tienen seiscientos argentinos que han ido. Tengo que volver a hablar con ellos
porque cuando vinieron a verme a mí eran cuatrocientos y algo (inaudible)…
están haciendo un trabajo de investigación muy profundo. Y en verdad que
nosotros no sabemos cuántos fuimos. Sabemos que fuimos más de quinientos, pero
no sabemos quiénes somos. Era muy ilegal… muy ilegal. De manera que conocimos
al pequeño grupo que salió con nosotros, dos españoles, un argentino, un
periodista de Crítica, que luego lo perdimos de vista, y… dos albaneses
residentes aquí. Porque fueron a España
gran cantidad de inmigrantes de principios de siglo que se instalaron aquí, que
habían llegado a la Argentina por razones políticas, persecuciones y demás, y
se instalaron en España por motivos de… Nosotros nos trasladamos a París. En
París funcionaba ya un centro internacional de Solidaridad con España, que era
el que recibía toda las… los dineros, los cargamentos de alimentos y demás, que
se trasladaban luego a España y había una delegación del gobierno español que
hacía los trámites para que nosotros pudiéramos enrolarnos en España. Porque
llegamos de distintas maneras. Nosotros llegamos a Francia prácticamente
legalmente, con nuestros documentos verdaderos. Otros no, otros atravesaron los
Pirineos y llegaron a España sin documentación alguna. Otros lo tenían en Perpignan… nosotros tuvimos que cambiar nuestra
documentación en Perpignan y entrar con documento
español, no con documento argentino, es decir se buscaban distintas formas…
MC: El documento
español lo llevaban desde acá…
FE: No…
MC: ¿No? ¿Lo
tuvieron que conseguir allá?
FE: No, en Perpignan, era el centro de reclutamiento…
MC: Y una vez que
entraron a España ¿adónde fueron?
FE: Entramos a
España… ya íbamos con actividad determinada, porque en Francia la delegación
del gobierno español… del Socorro Popular francés organizaba nuestro destino.
Sabían que yo ya iba a Socorro Rojo a España, y mi compañero iba como
periodista al frente de guerra, en nombre de “La Nueva España” que era el
periódico que el movimiento de solidaridad editaba acá en la Argentina. Entonces
ya teníamos el destino establecido… Fuimos a… llegamos a Barcelona, y en
Barcelona a la sede del Partido Comunista Catalán. Y de ahí a Madrid, a la sede
del Partido Comunista español ¡que ya no existía! porque se habían trasladado a
Valencia por los terribles bombardeos que había en Madrid. Y en Valencia
estuvimos junto al gobierno español hasta que se trasladó a Barcelona. En el
último tramo de la guerra, cuando la guerra estaba prácticamente perdida por la
traición del general Casado y de otros grandes dirigentes de derecha del
fascismo…
MC: ¿Y cómo fue esa
experiencia de la guerra? ¿Ustedes estaban en contacto directo con los que
combatían?
FE: ¿Cómo?
MC: ¿Estaban en
contacto directo con los que combatían? ¿Qué trabajos hacían?
FE: Yo tenía contacto
directo con los frentes de batalla, porque cada responsable, cada comandante de
un frente, nos informaba a nosotros de las necesidades que tenían sus soldados.
Y como el Socorro Rojo concentraba el dinero y los bienes que mandaban desde
Francia, entonces podíamos hacer así la distribución responsable de las
recepciones de cada uno. Y por ejemplo, en el crudísimo invierno del 37 al 38,
un invierno espantosamente frío, donde los soldados… muchos de ellos no tenían
ropa de abrigo suficiente, Antonio Machado, el gran poeta, hizo un llamamiento
al pueblo español, no al movimiento internacional, pidiéndole que sacrificaran
todo lo que fuera posible, para salvar, en realidad, la vida de los soldados en
zapatillas, con ropas sin abrigo, y fue una movilización impresionante. Y yo
dirigí esa campaña… de manera que el contacto con Antonio Machado alrededor de
su llamamiento, fue impresionante la movilización de ese pueblo que se quitaba
lo que tenía para mandar al frente. Fue una guerra muy dura, muy dura. Yo
recuerdo, por ejemplo, que los soldados que mandaba Mussolini tenían
impermeables, botas, calzado duro, ropa de abrigo. Y los nuestros y los
internacionales en zapatillas, a veces hasta con las botas rotas, con abrigo
insuficiente, con un heroísmo y una voluntad de lucha impresionantes,
impresionantes.
MC: Acá en Argentina
hubo un gran movimiento de solidaridad…
FG: Podemos hacer un
pequeño stop que se nos acabó el tape…
FE: … un movimiento
de proporciones jamás conocidas en el país…
MC: Si, Paco me
contaba… él era joven, su primera detención por el delito de mendicidad
(risas)… fue por repartir claveles en el tranvía para juntar plata…
FE: Si, bueno, se
constituyó la Federación de Organismos de Ayuda a la República Española.
Nosotros formamos el comité argentino de…
AE: Pará, rebobinemos
esto porque lo vamos a perder…
(se hace un breve intervalo de descanso y para tomar jugo).
MC: ¿Cómo fue el
movimiento de solidaridad que surgió acá en la Argentina, con la guerra?
FE: Acá se desplegó
un movimiento solidaridad jamás conocido, con movilización de masas. Tuvo una
enorme participación las distintas colectividades españolas: gallegos, vascos,
murcianos, valencianos, todos. Cada región tenía su organización, como la
tienen hoy todavía, por lo menos de lo que yo conozco. Y la parte argentina,
digamos, fue enorme. Se constituyeron comisiones de ayuda a la República
española en todo el país, en pueblos, en regiones, en provincias. Se constituyó
una agrupación juvenil, los “Jóvenes amigos de la España leal”, que movilizó a
miles y miles y miles de gentes, el movimiento éste, CAME, la Comisión
Argentina de Mujeres… De los españoles (inaudible) que nos dedicamos
especialmente a la elaboración de sábanas, de... ¿cómo se llama?... de vendas,
de medias de lana, de... ajuares infantiles. Por ejemplo, hicimos para la
navidad del 38 cinco mil ajuares para niños, que los mandamos a Barcelona y que
Pasionaria[4]
distribuyó en las clínicas donde iban naciendo los niños... pañales de...
conjuntos para bebés, blancos y celestes. Teníamos un compañero que era obrero
gastronómico, salió de la cárcel y tomó, seguramente no un moderno equipo
(risas) cinematográfico como estos, y empezó a recorrer pueblos... pueblos de
cincuenta personas, de cien personas, llevando una película española. Nunca
habían visto cine, entonces, ponía la película, a la mitad interrumpía, decía
qué pasaba en España, cómo tenían que agruparse para solidarizarse, qué
significa para nosotros esa guerra y demás, y luego de tener agrupadas 5, 6, 8
personas, seguía con el resto de la película. Así recorrió todo el país. ¡Los pic-nic que habremos hecho en las islas del Tigre! Por
centenares, por centenares. Y... no sé si era la Federación de Sociedades
Gallegas u otras que tenían un gran espacio... en Vicente López, donde había
una asociación de quintas que entonces estaban dedicadas a esa actividad
colectividades que se reunían... los húngaros por ejemplo, y ahí hacíamos los pic-nics que se sucedían domingo a domingo, domingo a
domingo. Y el 7 de noviembre, hoy es 7 de noviembre, el 7 de noviembre, cuando
Franco dijo que iba a entrar a España... a Madrid, los jóvenes de España, y ahí
estaba nuestro amigo Roig salieron a la calle con enormes frazadas y espigas de
trigo, de claveles rojos, a cines, a teatros, a paseos, a atrios de las
iglesias, por las calles, vendiendo una espiga de trigo o una flor para mandar
a España... y fue un éxito enorme. Eran bandadas y bandadas de muchachos y
muchachas, campeonatos ciclistas que se hicieron en San Juan en beneficio de...
¡y los artistas! Los artistas prestaron una colaboración extraordinaria:
Libertad Lamarque, Francisco Petrone… no me acuerdo
ya, Delia Garcés. Los artistas de entonces prestaron una gran colaboración a la
solidaridad con España. Y tuvimos la fortuna de que el embajador de España en
la Argentina, el doctor Osorio y Gallardo, que era un católico militante, fue
un colaborador extraordinario en... para nosotros, respaldando con su
personalidad y con su autoridad la actividad que realizábamos. Fue
extraordinario ese movimiento de solidaridad. Tal es así que de acuerdo a las
cifras que se manejan, Suecia fue el primer país en ayuda y Argentina el
segundo, por la dimensión de la ayuda enviada.
MC: Ayuda que no...
que no dependía del gobierno... porque había países que mandaban ayuda....
FE: Nooo... que va... otra que el gobierno, si nos perseguía...
nos perseguía, nos puso presos, nos corría... una cosa tremenda. ¡La sección Especial se armaba unos banquetes con
nosotros!
FG: Un segundito que
le va a arreglar una cosita del micrófono... que le toca la blusa y le hace
ruidito... Gracias.
FE: Y... España nos
dejó una gran lección. Tanto mi compañero como yo nos sentimos felices
realmente de haber tomado esa decisión. Porque una cosa es ver la guerra desde
lejos y otra es ser partícipe de un acontecimiento de tanto dolor, de tanta
tragedia, de tanta injusticia, máxime cuando teníamos ahí por delante a Franco,
asistido por la iglesia, asistido por el fascismo y por el nazismo, con armas,
con hombres, con los elementos más avanzados de aquel entonces, y a España
limitada, constreñida, porque los gobiernos llamaron a la política de no
intervención. Francia, Inglaterra los primeros responsables... y los únicos que
llegaron a España de verdad, fueron la Unión Soviética y México, los únicos
países. Después el resto... nada. Incluso contribuyeron a perder la guerra,
porque negaron los armamentos que la República compraba, no pedía, compraba. Y
cuando nosotros salimos de (inaudible) con destino a (inaudible) en la carretera nos encontramos con miles y miles de
ametralladoras y otros instrumentos de guerra que estaban ahí, paralizados por
orden del gobierno francés. Eso es imperdonable.
MC: ¿Ustedes se
fueron antes de que terminara la guerra?
FE: Si, nos fuimos
poco antes de que terminara. Esa fue otra gran... un gran dolor para nosotros,
porque mi compañero fue llamado por sus compañeros del Partido Socialista que
estaban en esa situación de confrontación, diciendo que era urgente su
presencia y... yo me resistía y él también, porque nos daba la impresión de que
estábamos traicionando a... a nuestros compañeros. Al final salimos antes, unos
meses antes... y eso nos dolió profundamente. Todavía hoy me duele haber salido
antes. Pero... lo que vivimos allá son de esos hechos que perduran por toda la
vida. Justamente, el otro día, en una presentación de ese libro de los
internacionales, yo llegué a la sala, porque venía de una reunión en el piso de
arriba, llegué a la sala donde se hacía, y me encontré con cuatro o cinco
personas que debían haber hablado. Y estaba hablando un señor en un español muy
cerrado, muy cerrado, apenas le entendía, y... cuando me piden que diga unas
palabras, yo, la verdad, en lugar de agradecerle a los muchachos por el libro, les dije que España tiene una deuda enorme, y
lo siento y lo dije con toda la pasión. Porque durante los cuarenta años, más o
menos, del gobierno... ¡del gobierno! de la dictadura de Franco, murieron
miles, miles murieron... en las cárceles, y perseguidos como bestias en los
bosques. Y las mujeres ¡las rojas! que no decían dónde estaban sus maridos y
sus hijos, las pelaban, les ponían un moño rojo en un pequeño pedacito de
cabello, y las paseaban por el pueblo para que vieran a las rojas y la gente se
riera de ellas. Esa era la forma de... de humillarlas. Y resulta durante esos
años hubo silencio absoluto sobre la guerra. Tal es así, que yo volví a España
en el 96, a los sesenta años de la... si, sesenta años, del inicio de la
guerra, invitada por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales,
que funcionan en Madrid. Concurrieron unos cuantos internacionales. Fuimos
invitadas a... a mí me tocó ir a Astu... no en
Asturias, a... Bilbao, de Cataluña. Y hubieron dos grandes actos populares, uno
en Madrid, dirigido por este actor Sacristán, que fue muy hermoso... de cantos,
de bailes, y otro en Cataluña, de la misma característica, en Barcelona... Y
luego vinieron invitaciones formales, del Partido Comunista, del Partido
Socialista, que fueron tan desagradables para mí, los discursos de
circunstancia, el aplauso de circunstancia, y “a volar”. Y en esa oportunidad,
hicimos una visita a Tarragona y en Tarragona se acercó un grupo de muchachos,
a decirme que querían conversar conmigo para preguntarme qué había pasado durante
la guerra, dice “Porque nosotros no sabemos nada, la historia no dice nada”...
La historia no dice nada, como la historia alemana tampoco dice nada de los
campos de concentración y las monstruosidades cometidas por el nazismo.
Entonces en esta oportunidad, cuando se presentaba este libro, yo me levanto y
digo que los españoles tienen una gran deuda, tienen que recuperar la memoria,
no tienen memoria. Y en verdad, desde hace tres o cuatro años, un grupo de
andaluces comenzaron a buscar, con gentes experimentadas, antropólogos, a
descubrir las fosas comunes en Andalucía, de los miles que fueron enterrados
allí. Me alegro de que esto haya ocurrido ¿pero se necesitaron setenta, ochenta
años para hacerlo? Y...
MC: Lo que pasa que
también fueron muchos años de dictadura y...
FE: ¡Pero además hubo
el famoso Pacto de la Moncloa! donde todos los partidos, del comunista hasta el
republicano conciliaron para que se mantuviera el Rey Juan Carlos y siguiera la
monarquía. Entonces, como yo me iba, pasé un ratito solamente allí, me dice...
entonces salgo de la sala y viene corriendo el señor ese, al que no le entendía
bien, que era un representante del gobierno español (risas) y me dice
“Compañera, compañera, estamos recuperando la memoria”, y le digo: es muy bueno,
es un poco tarde, pero es bueno que la recuperen (risas) aunque sea ahora. Y
efectivamente, ahora el gobierno estableció un grupo, creo, para dedicarse a
recuperar la memoria...
AE: Hay un equipo de
antropólogos forenses trabajando en esto...
FE: Efectivamente...
AE: ... desde aquí...
FE: Si, desde aquí...
AE: ¿Qué sabe de
esto?
FE: No, no sé nada de
esto, no sé nada. Lo que sé es que en Andalucía, yo tenía una relación muy
amistosa con el partido y en Andalucía, y hay una compañera, una joven, que me
empezó a escribir... estuvo acá, y después comenzó a escribirme, y me decía que
ella quería levantar un monumento a cinco campesinos que fueron asesinados
durante la dictadura. Y que el alcalde le decía que para qué, que eso ya es
historia vieja y demás... y yo la estimulaba para que lo hiciera: “No te dejes
vencer, insistí, insistí”. Y al final, efectivamente, se levantó el monumento.
Y justamente a Andalucía han invitado a nuestra compañera... ay, siempre me
olvido ese nombre... Guadalupe, que estuvo en todas las instancias en el asunto
de Julio López, en la sentencia de Etchecolatz y al
secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, José Schulman, y estando ahora
en Andalucía, seguramente para tener conocimiento de cómo presidirlo y demás.
De manera que estoy esperando ansiosa su regreso, para saber cómo les ha ido...
es bueno eso, muy bueno. Pero, efectivamente, uno piensa en nosotros y que
bueno es que durante tantos años, no se detiene la lucha por la verdad y por la
memoria y por la justicia. Esto es un ejemplo.
AE: Quiero retomar,
me voy para atrás... estamos mirando la hora porque nos queda un ratito
todavía... Eh, obviamente nadie discute que usted es una gran militante
feminista ¿sí? (risas) Nadie lo discute. Pero me llamó la atención que cuando
empezó a hablar de su compañero dijo “Adopté su apellido” ¿por qué?
FE: No, pero fue
mucho antes...
AE: Antes de empezar
la militancia feminista, pero...
FE: Absolutamente,
absolutamente. Muchísimo antes (risas) Muchísimo antes. No, adopté su apellido
como... ahora no lo hubiera hecho (risas).
AE: ¡Eso quería
saber!
FE: Sí, ahora no lo
hubiera hecho...
MC: Y cuando terminó
la guerra... la guerra en España ¿ustedes volvieron acá?
FE: Volvimos acá y
nos incorporamos a la lucha por la libertad de los presos, por la solidaridad
con los presos y por la... por el viaje de refugiados a nuestro continente.
Allí jugó un gran papel, Neruda, porque fue un simbólico representante del
gobierno chileno quien organizó en París la llegada a Valparaíso del Winnipeg...
un vapor que trajo tres mil refugiados, costeados por el movimiento de
solidaridad argentino, uruguayo y chileno, y cada uno de nosotros nos hicimos
cargo de mil refugiados. Para conseguirles trabajo, para ubicarlos y demás. Y
en eso prestó una ayuda inimaginable el periódico Crítica, Natalio Botana. En
ese aspecto también jugó un papel esencial en la divulgación de la lucha del
pueblo español, en la recepción a refugiados, el trabajo en conjunto de
periodistas, en la recepción a Rafael Alberti y María Teresa y aun cuando
llegaron acá... fue una ayuda difícil de medir, la que prestó el diario
Crítica, con su propaganda, con su actividad permanente, con su información y
con su acción concreta a favor de la democracia…
MC: O sea que el
movimiento de solidaridad siguió después...
FE: Continuó,
continuó. Y luego enlaza con la Segunda Guerra Mundial. Enlaza con Segunda
Guerra Mundial y ese movimiento se transforma y se acrecienta en la solidaridad
con los países aliados de la Segunda Guerra Mundial. Que ese fue otro episodio.
Es otro grave episodio de la lucha del pueblo nuestro por la libertad y por la
democracia...
MC: ¿Ustedes
participaron en ese movimiento?
FE: Absolutamente.
MC: Pero ése, desde
acá, desde Argentina.
FE: Desde Argentina.
MC: Y siempre el
trabajo era juntar alimentos…
FE: Juntar dinero.
Por ejemplo mandábamos, a España también, éstas... Cómo se llaman… sopas
concentradas, chocolates, mucho chocolate. Y por ejemplo, los obreros
destinaban un jornal. Los obreros del calzado instalaron talleres desde donde
confeccionaban zapatos para mandar, zapatos no, botas, para mandar a...
MC: Yo he visto
publicaciones en los diarios de colectas de la Unión Ferroviaria que iban entre
los vecinos.
FE: ¡Enormes,
enormes! El movimiento obrero tuvo un papel muy importante. Muy importante en
la solidaridad. Yo creo que la dimensión de la Segunda Guerra Mundial también
dimensionó el movimiento de solidaridad: se organizaron comisiones de
periodistas, comisiones de artistas, comisiones de médicos, se establecieron
pequeños laboratorios para elaborar remedios que era posible mandar,
ambulancias, se mandaron ambulancias. A España se mandaron las primeras
ambulancias, desde Ushuaia, con el enfermero y con el colaborador! Y bueno,
organizaciones de la juventud, organizaciones de las mujeres, La Junta de la
Victoria, se llamó la organización de mujeres donde estábamos mujeres de todos
los partidos que respondían a los intereses soviéticos, franceses, ingleses y
norteamericanos. ¡Fueron grandes jornadas!
MC: Y en ese momento
¿usted ya había tenido a sus hijos?
FE: Yo tuve a mi
hija en el… Lucy nació en el 45… Ay, ¡se me escapa!, Sí, Lucy nació en el 45 y
Luis Carlos en el 50…. ¿me habré equivocado? (risas).
MC: O sea que
durante este trabajo de solidaridad todavía no era mamá…
FE: Espera un momento…
No, yo sí era mamá… En el 40 nació Lucy, nació cuando los dos quedamos sin
trabajo. Y yo tenía una medalla de oro, decían, de cuando había estudiado antes
de ingresar al Conservatorio Nacional, y fuimos a empeñarla y nos dieron 60
pesos, porque era de oro de verdad, y con eso vivimos un mes (risas). No, Lucy
nació en condiciones muy difíciles. Y yo me había ido, con 21, 22 años, a
cubrir una suplencia a Cruz Alta, provincia de Córdoba, para comprarme un piano
de media cola, la verdad que hice un sacrificio enorme, trabajé hasta conseguir
ese dinero, compré el piano de cola…. ¡Claro! ¡Si el piano de cola me lo llevé
cuando me casé! Me estoy olvidando, y nació Lucy en el 40 y de nuevo sin
trabajo entonces empeñamos el piano de cola. Y ¿qué pasó? Cuando fuimos al
banco Municipal a recuperarlo a los 6 meses resulta que deberíamos haber ido 3
meses antes, y el piano no estaba. Desde entonces, no volví a tocar el piano…
Bueno, llanto por acá, llanto por allá, pero el piano no estaba, no nos dimos
cuenta que era por tres meses y no por seis y ahí quedó la póliza (risas).
MC: ¿Usted trabajaba
como profesora de música?
FE: Sí. (risa). Son
gajes... ¡Ahora sí que...
AE: Ahora
sí, por hoy lo vamos a dejar acá y nos vamos a reencontrar para seguir
escuchándola. ¡Muchísimas gracias!