Revista de Educación en Biología, Vol. 25, Nº 2, Julio 2022 | Página 89
Revisiones, reseñas y comentarios
Las especies de HSC poseen un alto valor nutricional; con un elevado contenido de
proteínas y bajo porcentaje de grasas. Son una buena fuente de minerales, bras, vitaminas
y complejos bioactivos, que les otorga propiedades antioxidante, inmunológica, antibiótica,
entre otras. Su valor comestible se realiza de acuerdo a las propiedades organolépticas de
las fructicaciones; aunque es fundamental vericar que los ejemplares que se recolectan
no sean tóxicos o venenosos (Barroetaveña et al. 2017; Pose et al. 2018).
Para la identicación de especies, los micólogos se valen de la observación de
estructuras macroscópicas (píleo, himenio, láminas, anillo, etc.); propiedades organolépticas
de las fructicaciones (tamaño, textura, aroma, color) y estructuras microscópicas (hifas
y esporas). Es importante tener en cuenta estas cuestiones dado que solo una pequeña
cantidad de especies producen fructicaciones aptas para el consumo humano (Gamundi
et al. 2002; Barroetaveña et al. 2017; Pose et al. 2018).
El/la recolector/a debe tener claro que no hay reglas generales para establecer
cuáles especies son venenosas, tóxicas o comestibles. Es frecuente confundir las especies
que tienen una apariencia similar; como el caso de la falsa morilla (Gyromitra antártica) con
la Morilla (Morchella sp.) o el Paxilus involutus con los hongos de pino (Suillus sp.). Incluso
un mismo género puede albergar tanto especies comestibles como tóxicas o venenosas
(Gamundi et al. 2002; Barroetaveña et al. 2017; Pose et al. 2018).
Las intoxicaciones se producen generalmente por falta de información y representan
un riesgo para la salud. La toxicidad se produce cuando se ingieren ejemplares que
contienen sustancias que no pueden ser digeridas y metabolizadas por los humanos y
provocan diversos trastornos, que van desde molestias gastrointestinales hasta la muerte.
Por ello, es conveniente reconocer de manera certera cuál es la especie comestible; y en
caso contrario, evitar su recolección y consultar a un/a especialista o una guía de campo
que ayude a su reconocimiento. Dentro de los hongos tóxicos y/o venenosos registrados
en la región se encuentran: Amanita muscaria, Amanita phalloides, Ramaria accida,
Lactarius torminosus, Paxillus involutus, Russula sardonia, Gyromitra antartica (Gamundi
et al. 2002; Pose et al. 2018).
Una vez cosechados es importante limpiarlos correctamente, eliminar los restos
de tierra, hojas e insectos, previo al secado o cocción. Estos pasos son fundamentales
para evitar intoxicaciones. Si la recolección fue posterior a las lluvias, seguramente
posean mayor contenido de agua; en ese caso, es recomendable cortarlos y secarlos
para consumirlos luego. Tampoco es aconsejable consumir hongos en exceso, ni aquellos
que estén sobremaduros o en estado de degradación ya que pueden generar malestares
gastrointestinales (Barroetaveña et al. 2017; Pose et al. 2018).
Es primordial considerar que la recolección de HSC puede verse afectada por la
demanda creciente sobre estos Bienes comunes de la Naturaleza. Un/a recolector/a
responsable debe recordar que estos crecen de forma silvestre sobre diversos sustratos
del bosque y su recolección se realiza en ambientes naturales. Es esencial que al llevar a
cabo esta tarea, pueda reconocer las características y el hábitat donde se encuentran las
especies. Respetar la temporada de cosecha y las normas de recolección mencionadas.