Currículo y conocimiento pedagógico del contenido
www.revistas.unc.edu.ar/index.php/revistaEF
REVISTA DE ENSEÑANZA DE LA FÍSICA, Vol. 34, n.o 1 (2022) 45
Además de las cuatro categorías mencionadas, Garritz (2010) y Padilla y Van Driel (2012) plantean la necesidad de
reconocer el dominio afectivo como una componente más del CPC. En los últimos años algunos autores manifiestan
que el dominio afectivo es una condición necesaria para que ocurra el proceso de enseñanza y aprendizaje (Dávila-
Acedo y otros, 2021; Melo, 2018). Es por ello que se cree pertinente agregar un quinto componente del CPC, 5) estra-
tegias que tiendan a favorecer la motivación y a fortalecer el dominio afectivo de los estudiantes.
El CPC para una enseñanza eficaz requiere la integración de los componentes de formas complejas, de modo que
la falta de coherencia entre los componentes puede ser problemática en el desarrollo del CPC. En otras palabras, un
CPC fuerte tiene todos los componentes conectados entre sí con la suficiente firmeza para permitir que toda su es-
tructura funcione para reforzar el aprendizaje de los estudiantes. En este sentido, un aumento en un solo componente
sin un aumento correspondiente en los demás puede no ser suficiente para cambiar toda la estructura de CPC y así
estimular cambios en la práctica (Park y Oliver, 2008).
B. Currículo
Un recorrido por obras especializadas sobre teoría curricular remite a una primera constatación: hay casi tantos con-
ceptos de currículo como autores que abordan esta temática. Sin embargo, las diferentes definiciones de currículo
conviven con el hecho de que se ven siempre sujetas a los mismos recortes: qué principios y ordenadores involucra el
currículo, cómo se articula con la práctica escolar (Frigerio, 1991). Es posible pensar que de todo lo que sabemos y es
potencialmente enseñable y posible de aprender, el currículo es una selección regulada de los contenidos a enseñar
y aprender que, a su vez, regulará la práctica didáctica que se desarrolla durante la escolaridad (Gimeno Sacristán,
2010). El currículo es un recorte de la cultura con propósitos formativos, que organiza la trayectoria de los estudiantes
en el tiempo y que, en los contenidos, esquemas mentales, habilidades y valores que contribuye a comunicar, es un
regulador mayor de sus experiencias futuras (Bernstein, 1975; 1990).
A los múltiples conceptos sobre currículo se suman, para complejidad del análisis, los distintos tipos de currículo
que existen. Para este trabajo, es importante diferenciar entre el currículo real y el currículo prescripto. En el currículo
real se articulan el conjunto de procedimientos y mediaciones a través de las cuales el conocimiento erudito se con-
vierte en conocimiento aprendido (Frigerio, 1991). En otras palabras, el currículo real es la enseñanza efectiva que los
docentes ofrecen en el aula a los estudiantes, la cual se supone orientada por el currículo prescripto, aunque puede
guardar diversos grados de distancia con él, en función de la interpretación que de este realiza el docente (Gimeno
Sacristán, 1998).
El currículo prescripto es la propuesta oficial escrita y explícita en los programas. Este currículo es un texto que
representa y presenta aspiraciones, intereses, ideales y formas de entender su misión en un contexto histórico muy
concreto, desde donde se toman decisiones y se eligen caminos que están afectados por las opciones políticas gene-
rales, las económicas, la pertenencia a diferentes medios culturales, etc. (Gimeno Sacristán, 2010).
Toda institución educativa trabaja y defiende un currículo que transmite de múltiples maneras; lo cual es un hecho
consustancial a la existencia de la institución escolar. El currículo intenta establecer puentes entre los objetivos insti-
tucionales y las prácticas docentes cotidianas.
El mundo de los profesores se ha preocupado desde hace décadas por la reflexión sobre el currículo y sus efectos.
Pero las urgencias por la praxis del día a día llevan, muchas veces, a descuidar la formación teórica lo que, por consi-
guiente, produce, en ocasiones, una práctica rutinaria y dificulta que se generen auténticas innovaciones en este ám-
bito (Torres y Torres, 1991).
Para lograr cambios en la práctica a partir de repensar el currículo es necesario que, en las instituciones escolares,
el profesorado, como conjunto de intelectuales comprometidos, genere un clima de reflexión y debate sincero, acerca
del porqué de los contenidos con los que trabaja y cómo lo hace (Torres y Torres, 1991). En este sentido, este artículo
pretende invitar a la discusión de la pregunta guía: ¿qué oportunidades brinda el currículo de los espacios curriculares
disciplinares en Física para el fortalecimiento del CPC de los estudiantes del profesorado en Física del Instituto Superior
Simón Bolívar?
En las décadas del ochenta y el noventa del siglo pasado, hubo un resurgimiento del interés por el currículo, sobre
todo por parte de quienes asumieron una perspectiva histórica para su estudio (Goodson, 1988; Chervel, 1991;
Puiggrós, 1990; Cuesta Fernández, 1997). La producción histórica de lo que consideramos currículo, ya sea el pres-
cripto o el real, se convirtió en un objeto de investigación fértil y productivo (Dussel, 2014).
El currículo actualmente sigue siendo utilizado en múltiples investigaciones educativas, abarcando un amplio es-
pectro de temáticas: desde cómo influye en la permanencia escolar (Fonseca-Grandón, 2018) o qué oportunidades
brinda para el abordaje de contenidos específicos (McElhinny, 2014; Navarro, 2017); hasta para analizar cómo es
abordado un mismo contenido en distintos países (Vázquez-Ben, 2018; Stadermann y otros, 2019). También, como en
este trabajo, el currículo ha sido objeto de análisis para repensar la formación docente, como en el caso de Bargiela y
otros (2018), que estudia las prácticas científicas y la formación de maestros de educación primaria en ciencias; o el