La explicación científica en el aula
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REVISTA DE ENSEÑANZA DE LA FÍSICA, Vol. 33, no. 2 (2021) 170
I. INTRODUCCIÓN
Promover la (re)construcción de explicaciones de los fenómenos físicos, en el contexto del aula, puede contribuir a la
formación de ciudadanos científicamente alfabetizados, principal objetivo de la educación científica (Tang y Daniels-
son, 2018). El conjunto de competencias específicas, a desarrollar por los estudiantes, incluye la necesidad de una
comprensión científica de los fenómenos (Hamza y Wickman, 2009). Sobre esta base, las competencias definidas en el
currículo de la educación secundaria en Argentina destacan la necesidad de que el estudiante no solo adquiera los
conocimientos científicos adecuados para interpretar y comprender las leyes y modelos científicos, sino también desa-
rrolle el pensamiento creativo y crítico de manera de llegar a ser capaz de confrontar las explicaciones científicas con
las del sentido común (Tate, Ibourk, McElhaney y Feng, 2020).
El aprendizaje de la construcción de una explicación científica escolar depende de la forma en que los profesores
aborden su enseñanza o del contexto de aprendizaje creado, pero es importante considerar que el aprendizaje de las
habilidades para explicar requiere diferenciar entre los procesos de construcción lógica de una explicación científica y
de enseñarla en el aula (Leite y Afonso, 2004). Es decir, la capacidad de construir una explicación científica no es sufi-
ciente para garantizar el éxito de enseñar a explicar. Cabe preguntarse, entonces, ¿cuáles son las características de las
explicaciones que ya formulan los estudiantes de la educación secundaria?, ¿cómo definir criterios de análisis de tales
explicaciones y enseñarlos a los futuros docentes como insumos para la intervención didáctica?
Las dificultades propias del discurso científico, por un lado, y la presencia, frecuentemente simultánea, de diferen-
tes niveles o dominios de representación (Johnstone, 2009) en los textos orales y escritos en la educación científica
escolar, fueron recuperadas durante los últimos años en el contexto de investigaciones en didácticas de las ciencias.
Estas investigaciones se tradujeron en propuestas –dispositivos de apoyo– para construir explicaciones o investigar el
efecto de dichos apoyos en las construcciones explicativas de los estudiantes (Bell y Linn, 2000; de Medeiros, da Silva
y Locatelli, 2018; Kenyon y Reiser, 2006; Keys, Hand, Prain y Collins, 1999; McNeill y Krajcik, 2006; Sandoval y Reiser,
2004.En esta línea, este estudio se propone una lectura didáctica como modelo para analizar la explicación elaborada
por estudiantes en un aula de Fisicoquímica de la educación secundaria de la provincia de Buenos Aires, Argentina,
con el propósito de elaborar sugerencias para el trabajo didáctico con las explicaciones científicas escolares.
II. EXPLICACIONES CIENTÍFICAS ESCOLARES
La explicación científica, tanto erudita como escolar, han sido objeto de estudio desde el campo epistemológico y
didáctico. En esta línea, Eder y Adúriz-Bravo (2008) señalan aspectos de los modelos epistemológicos de explicación
científica y los tipos de explicación, entre los cuales se encuentra la causal, también presente en la tipología propuesta
por Gilbert, Boulter y Rutherford (2000) y Leite y Figueiroa (2004). La misma se elabora a partir de una relación causa–
efecto, indicando específicamente las entidades involucradas que provocan el fenómeno observado.
En términos generales, las explicaciones científicas construidas por los estudiantes pueden ser analizadas conside-
rando su función, forma y nivel (Yeo y Gilbert, 2017). La función de la explicación se vincula con el tipo de pregunta a
la cual se busca dar respuesta; requiere que el estudiante reconozca el propósito o el contexto en el cual se enmarca
la cuestión de manera que sea significativa en la trama del discurso científico. En física y química las funciones más
importantes son las interpretativas y las causales. La forma refiere a la estructura de la explicación, es decir, a la manera
en que sus diferentes partes se entrelazan. Pueden presentarse organizaciones estructurales diferentes, entre ellas: la
causal que consiste en una identificación del fenómeno seguido de una secuencia lógica temporal de eventos, con la
incorporación de principios o leyes para dar sentido a la ocurrencia de los eventos. Por último, el nivel atiende a tres
características de la explicación: la precisión, la abstracción y la complejidad. Los términos empleados, la existencia o
no de ambigüedad en el lenguaje, los tipos de modelos involucrados y los modos de presentar las evidencias y las
justificaciones son aspectos a considerar en esta dimensión.
A la luz de la noción de lenguaje social propuesta por Bajtin, Mortimer y Scott (2003) sostienen que, dado que la
ciencia puede ser considerada una forma diferente de pensar y hablar sobre el mundo natural producido y validado
por una comunidad científica, un requisito para su aprendizaje será introducir a los estudiantes en el lenguaje de la
comunidad científica. Las disciplinas científicas poseen formas particulares de organizar el lenguaje y disponen de gé-
neros que dependen de los propósitos comunicativos. La enseñanza de la organización del lenguaje y el género en la
disciplina se convierte en una práctica de enseñanza fundamental en el aula, ya que permite a los estudiantes recono-
cer y familiarizarse con su lenguaje específico y, posteriormente, adquirir las habilidades para participar comunicativa-
mente en la disciplina. En el caso de la explicación científica, el texto contiene verbos que designan procesos que, a su
vez, se organizan en una secuencia lógica. El texto se caracteriza, además, por la presencia de conectores que permiten
ordenar temporalmente los eventos (Tang, 2015).