Jorge Bracamonte [1]
Este texto de Elisa Calabrese propone, con diferentes énfasis, reconsiderar la obra de Ernesto Sábato y actualizar interesantes discusiones acerca de la función artística que la misma suscita. Como señala María Rosa Lojo en su prólogo: “Sábato. Historia y apocalipsis provee valiosas herramientas para la comprensión de un autor poco frecuentado en nuestros días por la crítica académica nacional, aunque sigue despertando interés en nuevas generaciones de estudiosos fuera del país, y aunque el público lector no ha dejado nunca de reconocerlo como uno de los autores contemporáneos fundamentales de la literatura argentina y latinoamericana.” Podría decirse que, en diversos sentidos, este libro revisita de una manera novedosa lugares clásicos e ineludibles a propósito de la obra sabatiana, y plantea nuevos ángulos y enfoques. Y así se agrega a un proceso de recuperación gradual pero sostenido iniciado hace varios años, marcado sobre todo por la edición crítica de la Colección Archivos de Sobre héroes y tumbas (2008), coordinada por María Rosa Lojo y en la cual participó como crítica contribuyente Calabrese.
Y si bien el título del libro apunta a cuestiones de fondo que el universo sabatiano aborda de lleno y de manera recurrente, hay una serie de primeras cuestiones tratadas y que hacen a elementos de la artística, sobre los que se realizan consideraciones necesarias. La primera de ellas se refiere a la importancia de la novelística sabatiana en el devenir de la literatura argentina. Con acierto, la crítica contextualiza el surgimiento de dicha novelística en el proceso de renovación del género en la década de 1940, momento crucial del desarrollo literario. Y en dicho marco precisa como, junto a una inserción en la dinámica propia de la literatura argentina, las ideas sobre el valor y la función de la literatura y el arte sabatianas dialogan de manera decisiva y a la vez innovadora con lo que tanto el surrealismo como los existencialismos heideggeriano y sartreano actualizan en tanto movimientos filosóficos y artístico-culturales. En este sentido, el presente estudio aporta a una comprensión matizada del peculiar tratamiento que tanto lo objetivo del mundo como lo subjetivo adquieren, desde los textos iniciales, en la obra del autor de El túnel (1948). No se puede obviar que, ya tematizado desde aquel ensayo inicial Uno y el universo (1945), Sábato vuelve componente central de sus planteos culturales y artísticos su desencanto y radical ruptura con lo científico, racionalista y la tecnolatría, que ve como alienante en el mundo contemporáneo de los ´40 y ´50. Calabrese retoma, entre otros aspectos, aquello señalado por el mismo escritor, pero a partir de aquí la crítica examina qué retoma Sábato, tanto en su ensayística como en su novelística, del surrealismo. Y ocurre que, como señala, “lo destacable para él [Sábato] del gran movimiento poético [surrealismo], ya no se refiere a sus logros o errores estéticos, sino a pensarlo como una actitud vital, con valor filosófico y ético; en este sentido significa un rebrote reivindicativo de las fuerzas oprimidas por el racionalismo extremo que domina la cultura occidental, manifiesto en la escisión de la conciencia, que separa los dos aspectos del hombre: la abstracción frente a la intuición, la racionalidad en lugar de la fe, el logos sustituyendo el mito.” En esta dirección, detectar como, por caso, Sábato retoma el surrealismo de una manera heterodoxa, para reelaborar algunos de sus alcances filosóficos y artísticos pero en el plano novelístico, es examinado por Calabrese desde los ensayos y, sobre todo, desde los materiales y composición de las novelas. Así, la reflexión sobre el vínculo psicológico entre Pablo Castel y María Iribarne, considerando además la importancia que la pintura y los símbolos adquieren en dicha relación, permite observar desde la trama y lo compositivo de El túnel como el escritor despliega artísticamente sus concepciones sobre las complejas interacciones entre lo subjetivo y lo objetivo en la realidad, el pensamiento y la cultura. Y este análisis se prolonga, minucioso, respecto a las otras dos novelas sabatianas, Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddon, el Exterminador (1974), siempre teniendo en cuenta además su ensayística, en particular El escritor y sus fantasmas (1963), Tres aproximaciones a la literatura de nuestro tiempo. Robbe-Grillet, Borges, Sartre (1969) y La cultura en la encrucijada nacional (1973). Es, causalmente, la profundización de esta perspectiva la que lleva a dos aportes relevantes de este trabajo en función de comprender la poética sabatiana: en primer lugar, hacer una relectura genealógica desde su última hasta la primera novela, y en segunda instancia destacar la compleja constitución ontoficcional de ciertos personajes sabatianos –Bruno, Alejandra, Fernando, Martín, Sabato, S- y la complejidad de sus voces narrativas, lo cual evidencia tanto el atesoramiento de las estéticas y perspectivas filosóficas reelaboradas por el escritor como, sobre todo, la densidad que adquiere en su pensamiento y estética el diálogo simultáneo con la metafísica gnóstica y la hermenéutica histórica. Lo cual, en definitiva, manifiesta uno de los aciertos de este ensayo: el análisis de la complejidad de las modalidades discursivas –Sábato aquí aparece redescubierto como un verdadero precursor de las formas autoficcionales, sobre todo en Abaddon…- y de las voces narrativas, se enlaza con el examen de la relevancia de la dualidad gnóstica en la interpretación del devenir metafísico e histórico del mundo según la concepción sabatiana y las reelaboraciones de lo social, político e histórico que a su vez realiza la novelística del escritor. En otras palabras y esto no es menor: Sábato. Historia y apocalipsis realiza una acertada aproximación a la notable coherencia existente entre los procedimientos artísticos y las concepciones que va formulando y reelaborando Sábato durante su trayectoria.
Los abordajes y tratamientos de las concepciones y realizaciones de la obra sabatiana son manifiestos en este texto crítico con dos cualidades a resaltar: una positiva densidad y precisión conceptual, y un fluido y elegante registro ensayístico. El reordenamiento de zonas temáticas, nocionales y estéticas fundamentales de la obra de Sábato, algunas ya recorridas por la crítica anterior pero aquí reorganizadas con una sintética disposición integrada a su vez con otras zonas poco o nada transitadas, muestra su novedad en gran medida en lo que detallamos o sugerimos en el párrafo anterior y a la vez culmina con el “Capítulo III. Engendrar el sentido. Motivos, símbolos y cosmovisión”. Aquí las líneas de análisis y contextos hermenéuticos antes recorridos se integran en tópicos clave de la obra sabatiana –la memoria y los antepasados, las doctrinas esotéricas y procedencias gnósticas, las cuestiones del castigo y la renovación, lo referente a la transmigración, las personas y las máscaras…-, pero además se resaltan aspectos poco valorados de las modalidades narrativas del escritor: la matriz policial, sobre todo la crónica, en tanto “auténticos genotextos” de sus novelas, y el carácter collagístico de estas, en particular de la última.
Quizá sea un buen momento para seguir profundizando acerca del valor de ciertos textos de Sábato debido a que, por ejemplo, ciertas discusiones, en particular lo referente al giro autobiográfico en la escritura literaria y la permeabilidad de las fronteras entre lo ficcional y ensayístico, sugerirían una revisión con amplitud teórico-crítica de su obra. Y quizá sea un buen momento también porque el deseable desarrollo plural de nuestra crítica actual nos permitiría, entre los necesarios disensos y esfuerzos por lograr valoraciones más justas, construir la perspectiva necesaria para evaluar los alcances del impacto de aquella poética en nuestra literatura. En este sentido, Sábato. Historia y apocalipsis implica, por cierto, una intervención crítica cuidadosamente fundada y formulada, por momentos provocativa, que profundiza aquella gradual y sostenida revisión y recuperación de la obra del escritor a las que aludimos al principio.