Elena Viviana Quiroga*
Resumen
En el marco de la propuesta teórico/metodológica elaborada por los dres Mozejko y Costa, el presente trabajo intenta poner en relación la novela de Guillermo Martínez Crímenes Imperceptibles, con la posición del autor como sujeto social dentro del sistema de relaciones desde el cual actúa, especialmente dentro del campo literario, a fin de hacer comprensibles y explicables las opciones discursivas realizadas en la obra citada.
Partiendo del hecho de que hay una relación condicionante entre el lugar social desde el cual se lleva a cabo la práctica discursiva y las opciones que el escritor realiza en su discurso, creemos que el escritor ha hecho en esta novela un uso eficiente de los recursos que ha adquirido en su trayectoria como sujeto social, teniendo en cuenta las limitaciones y posibilidades con que cuenta al momento de escribirla.
Desde esta perspectiva, pretendemos identificar en la novela las operaciones discursivas que el escritor ha elegido como más rentables para la construcción del enunciado, dentro del género policial, fundando su empleo en razones inferidas de condiciones objetivas, habida cuenta del capital acumulado por el escritor en su trayectoria profesional y teniendo en cuenta sus probabilidades de aceptabilidad.
Palabras clave
Posición del autor- opciones discursivas- gestión eficiente - género policial- conjeturas
Abstract
The present work tries to relate the novel “Crímenes Imperceptibles”, by Guillermo Martínez, with the position of the autor as a social subject within the system of relations from which he writes, especially within the litherary field, with the intention of making his discursive options comprehensible and understandable.
Starting with the fact that there is a conditioning relationship between the social place from which the discursive practice is done and the options the autor analyses in his discourse, we believe the writer has accomplished and efficient use of the resources he has picked up throughout his trajectory as a social subject, taking into account the limitations and possibilities he had at the moment he wrote it.
From this perspective, we pretend to identify in the novel, the discourse operations the autor has chosen as the most plausible for the construction of the statement, within the crime fiction genre, supporting its use in reasons inferred from objective conditions, taking into consideration the skills gathered by the autor during his profesional career and the possibilities of acceptance.
Key words
Author’s position – discursive options – efficient use – crime fiction genre - conjectures
* Elena Viviana Quiroga. Lic. en Letras. Investigadora en equipo dirigido por Dra. Olga B. Santiago “La explicación/comprensión de textos literarios fundado en razones” SECyT - CIFFyH UNC. Correo electrónico: quirogavivi@gmail.com. Recibido 05/2011. Aceptado 06/2011
OPCIONES ENUNCIATIVAS Y CONFIGURACIÓN DEL POLICIAL EN “CRÍMENES IMPERCEPTIBLES”, DE GUILLERMO MARTÍNEZ
En el marco de la propuesta teórico/metodológica elaborada por los dres Mozejko y Costa, el presente trabajo intenta poner en relación la novela de Guillermo Martínez Crímenes Imperceptibles [1] , con la posición del autor como sujeto social dentro del sistema de relaciones desde el cual actúa, especialmente dentro del campo literario, a fin de hacer comprensibles y explicables las opciones discursivas realizadas en la obra citada, especialmente aquellas que le permiten construir un policial novedoso. [2]
Hemos circunscrito nuestro análisis a la novela Crímenes imperceptibles porque la consideramos un hito clave en la trayectoria novelística de Guillermo Martínez como escritor, y un punto de inflexión en la transformación o cambio de su lugar social. A tal fin se hace necesario remitir permanentemente a dicha trayectoria, tomando además como obligada referencia su nutrida producción ensayística, especialmente la que reflexiona sobre sus experiencias personales y sobre su formación estética.
Crímenes Imperceptibles es la novela policial con la que Guillermo Martínez ha adquirido notoriedad dentro de la narrativa argentina contemporánea. Está protagonizada por dos matemáticos que emplean sus conocimientos para resolver una serie de crímenes que ocurren en Oxford en el verano de 1993. La obra obtuvo el Premio Planeta 2003 [3] , se tradujo a más de 30 idiomas, y además fue llevada al cine recientemente por el director español Alex de la Iglesia. Desde entonces, se ha hecho conocida la doble condición del autor en tanto escritor y científico, que le confiere un perfil original dentro del grupo de narradores de su generación.
La crítica atribuye su éxito fundamentalmente a la incorporación de elementos matemáticos en la trama policial de la obra. Este recurso, sin embargo, aparece ya en Acerca de Roderer, [4] su primera novela de 1992, y no parece suficiente para dar cuenta de la diversidad y complejidad de elementos y procedimientos enunciativos presentes en la novela, ni tampoco para explicar su éxito de mercado.
En efecto, ya Colautti, en “ Verdades apenas perceptibles,” [5] ha señalado acertadamente que hay en la novela una trama compleja y sólida en la que convergen y se mezclan con el policial otros saberes igualmente significativos, generadores de sentidos diversos. Por ejemplo, los artísticos, plasmados en el gran friso asirio que hacia el final resume y resignifica el texto; los literarios, cuyo aporte intertextual contribuye a definir el perfil de los personajes, como el cuento de Dino Buzzatti, “Los siete pisos”; los criminalísticos, que aportan casos policiales con claves para la búsqueda de la verdad; la magia y la tradición pitagórica ; los informes psiquiátricos, y la presencia siempre reconocida de Borges, cuyo relato “La muerte y la brújula”, según Colautti, parece haber proporcionado la concepción general del texto de Martínez, transformando en novela policial el relato breve de los supuestos crímenes con los que Scharlach desafía al investigador Lönnrot y a Treviranus, el detective oficial.
Esta proliferación de intertextos que se cruzan y resignifican en la obra muestra que hay una apuesta del escritor al presentarla en el concurso de la editorial Planeta, y
que esta apuesta, mucho más audaz y ambiciosa que la simple intercalación de elementos matemáticos, consiste en mostrar una novela policial diferente. Dentro de las limitaciones que le imponen las características del género y su tradición jalonada de autores memorables, tanto extranjeros como argentinos, pero contando con un capital propio conformado por experiencias de distinto signo y por una trayectoria de más de veinte años de escritura literaria, el escritor elige cuidadosamente los elementos que considera más rentables dentro de su nutrida cartera de recursos, y pone en juego temas, personajes, conocimientos, experiencias, técnicas, habilidades que funcionan como estrategias para exhibir su propia competencia diferenciada como novelista.
La posición del escritor
Al momento de escribir Crímenes Imperceptibles, el autor como sujeto social cuenta con una serie de recursos acumulados que definen su posición social: en el ámbito político, a la tradicional incursión familiar en este espacio se suma su propia militancia en la izquierda juvenil durante la época del Proceso, la experiencia de la clandestinidad y las lecturas fervorosas de Marx y Engels como alternativa posible al capitalismo y autoritarismo vigentes. En el ámbito científico, cuenta con un Doctorado en Matemáticas y una especialidad en Lógica. Mientras que en relación al ámbito literario su formación arranca con la inmersión en la biblioteca de sus padres “con una manera bastante fanática de leer”, y con sus primeros cuentos propios siendo adolescente bajo la mirada atenta de un padre escritor. [6] Borges, Lawrence, Durrell, Virginia Wolf, Joyce, Baudelaire, Nabokob, Thomas Mann, Sastre, Gombrowics y su admirado Henry James son sus modelos en el ámbito de la ficción. Además, posee una competencia en la escritura de ficciones que comienza en sus años juveniles con los libros de cuentosLa jungla sin bestias (1982), e Infierno Grande (1989), que recibió el Primer Premio del Fondo de las Artes y ha sido reeditado recientemente.
En 1993 apareció su primera novela, Acerca de Roderer, publicada por Planeta, alabada por la crítica y traducida al inglés, al serbio y al noruego. Ese mismo año viajó a Oxford, donde residió dos años realizando estudios de postdoctorado en matemática. En 1998 se publicó su segunda novela, La mujer del maestro, que apareció también en España y en Serbia. En ambos textos sus búsquedas expresivas se concentraron en la recreación de mitos antiguos: el del hombre que vende su alma al diablo a cambio de poder y conocimiento, proveniente del folklore germano, en Acerca de Roderer; y el mito clásico de Prometeo, que roba a los dioses el fuego sagrado para dárselo a los hombres, en La mujer del maestro, texto en el que dos escritores centran en esta figura mitológica sus búsquedas estéticas.
Mientras tanto, continúa su labor como científico. En 1995 completa estudios de posdoctorado en Oxford, y paralelamente a su escritura de ficción, desarrolla una labor crítica en conferencias y ensayos que es recogida en el libro Borges y la matemática de 2003, poco antes del certamen literario que consagró a Crímenes Imperceptibles. Antes de este premio, el reconocimiento que tenía como escritor era muy limitado [7] , y le resultaba difícil abrirse camino como novelista y acceder a la publicación de sus textos. Proveniente del campo científico, carecía de vínculos personales que lo ligaran a otros escritores, y principalmente de las relaciones necesarias en el periodismo cultural o en los ámbitos académicos para darse a conocer y acceder a su cuota de poder dentro de los sectores influyentes de la narrativa argentina.
Sin avales académicos ni críticos, el propio escritor, en su conocida polémica con el crítico Damián Tabarosky, resume su posición en una pregunta clave: “¿Pero qué le quedaba al escritor que no estaba adentro de este mundo de redacciones y editoriales, que no era amigo de editores ni tampoco periodista, sino “sólo” escritor, escritor a secas? Le quedaban los concursos literarios.” [8]
Es desde esta posición, privado de espacios de poder que lo favorecieran, pero dueño de un bagaje científico y literario al que está decidido a sacar el máximo partido posible, que el novelista decide presentarse al concurso literario convocado por Planeta. [9] Esta decisión significa en ese momento una oportunidad de publicación y con ella la posibilidad de llegar a una cantidad mayor de lectores que puedan apreciar sus obras. Y en términos de discurso, el desafío de producir un proyecto propio que compendie lo mejor de su formación artística con el aprovechamiento máximo de un recurso que decide enfatizar, un recurso escaso en el campo literario pero que él maneja y controla en su condición de matemático: su formación científica.
La elección del género policial es la apuesta más riesgosa: renovar un género ya tan cultivado, de excelentes exponentes tanto en su variante clásica inglesa como en el llamado policial negro que impusieron los autores norteamericanos. En razón de su popularidad, esta elección puede verse como una concesión a las preferencias del mercado y también, como un modo de adecuarse a los requerimientos del certamen. Pero si tenemos en cuenta las entonces recientes conferencias sobre los elementos matemáticos presentes en los cuentos de Borges dictadas por el escritor, y editadas en su texto crítico Borges y la matemática en el mismo año en que apareció Crímenes Imperceptibles, la obra puede verse además como una capitalización de sus conocimientos sobre el policial en general, y el policial de enigma de Borges en particular.
En efecto, en la doble articulación policial-matemáticas es posible reconocer un gesto de filiación que no se oculta, y que puede verse como una estrategia para inscribirse dentro de la tradición policial borgeana, con el rédito evidente, ante los jurados del Concurso, de llamar la atención sobre su modo original de recrear el estilo del maestro y añadir así valor a su propia novela.
El género policial en Crímenes Imperceptibles
Crímenes imperceptibles tiene los elementos esenciales del policial clásico: hay muertes, que pueden verse como crímenes; un enigma a resolver, una investigación llevada adelante por un inspector, Petersen, y otra investigación paralela, de tenor más científico, realizada por dos matemáticos que utilizan sus conocimientos profesionales para descubrir al culpable. Transcurre en Oxford, y, como ocurre en las clásicas novelas inglesas, separa el crimen de su motivación social, tratando al delito casi como un problema matemático.
Por otra parte, los crímenes conforman una serie que aparece asociada a otra serie de signos lógicos, de modo similar a lo que sucede con “los hechos de sangre” del relato borgeano “La muerte y la brújula”. De esta manera se aproximan términos cualitativamente distantes -los crímenes y las figuras lógicas- que se ubican repentinamente en un recorrido único de significación, generando y sosteniendo un enigma que pone en juego a la vez causalidad y azar, intencionalidad y destino. [10] Esta asociación puede explicarse también -en términos de Costa-Mozejko- como un modo de poner en valor un recurso que el escritor domina, un recurso escaso en los textos literarios narrativos, que no puede ser cuestionado porque su condición de científico garantiza la competencia en el tema, legitima su discurso sobre los símbolos y le asegura aceptabilidad.
De hecho, la serialidad de los crímenes no es, en sí misma, una innovación, pero constituye una opción rentable porque permite que la investigación se oriente no solamente hacia atrás, para establecer el cómo y el por qué de las muertes, sino también hacia adelante, creando una actividad interpretativa deductiva que posibilita la anticipación de futuros intentos del asesino. Proporciona así una línea de suspenso suplementaria que involucra a los matemáticos protagonistas – improvisados detectives- y al lector en el desciframiento del sentido de las muertes y de los signos lógicos asociados a ellas.
Tampoco puede considerarse original la enunciación en primera persona, que en el policial clásico suele corresponder al ayudante y amigo del investigador avezado, estructurando un relato retrospectivo destinado a destacar a cada paso la pericia y genialidad de aquél en la lectura de pistas e indicios. En la novela, este rol discursivo es asumido por un joven matemático argentino que llega a Oxford con una beca para estudios de posgrado. Narra en primera persona y en forma retrospectiva los sucesos que tuvieron lugar en el verano del 93: una serie de muertes que investiga y resuelve con la guía y colaboración de uno de los lógicos más renombrados del siglo, Arthur Seldom. La opción por la enunciación en primera persona es, según el escritor, un recurso de verosimilitud: “En un mundo en el que faltan las certidumbres y aún la objetividad de la ciencia está en duda, la voz humana solitaria, contando su propia historia, puede parecer la única manera auténtica de traducir la conciencia…Crea una ilusión de realidad.” [11]
A excepción de La mujer del maestro, las demás novelas de Martínez emplean la primera persona. [12] Sin embargo, cabe destacar, dentro de esta opción enunciativa, una “marca de estilo” que la vuelve redituable en términos de aceptabilidad: la configuración de la competencia del enunciador en forma parcialmente autobiográfica, es decir que generalmente se atribuyen al sujeto textual experiencias y aprendizajes del sujeto social que produce el texto. Esta “marca de estilo” parece responder también a una búsqueda de verosimilitud, ya que favorece en el lector la asociación enunciador-autor. Esto explicaría el hecho de que, en las novelas del escritor, el enunciador nunca tiene nombre propio, aunque sí está dotado de un saber y un rol específicos.
De hecho, en Crímenes imperceptibles el protagonista -no conocemos su nombre- llega a Oxford con una beca para hacer un posdoctorado, de la misma manera que años atrás lo ha hecho el propio escritor. Tampoco es gratuita la presencia de un interlocutor calificado, en este caso Arthur Seldom, que a través del diálogo con el enunciador lleva adelante la interpretación y el esclarecimiento de los hechos.
Si tomamos en cuenta la vinculación de Crímenes imperceptibles con los aspectos señalados del género policial, no advertimos más que procedimientos empleados en muchos de sus exponentes; sólo algunos ingredientes del género manifiestan un tratamiento propio que busca potenciar la eficacia de la práctica discursiva. ¿Dónde radica, entonces, la originalidad de la obra? ¿De qué otros recursos se vale el autor para poner de manifiesto su competencia diferenciada como creador de ficciones?
En la gestión de dicha competencia, podemos identificar al menos tres procedimientos enunciativos fundamentales, que se imbrican y complementan entre sí, determinando en alto grado la eficacia del discurso narrativo para la consecución del fin propuesto: el logro del premio literario.
a) En primer lugar, el protagonismo de los dos matemáticos que se ven involucrados en los hechos y emplean sus conocimientos para descifrar el misterio de los crímenes ocurridos en Oxford. Podría vinculárselos con el investigador amateur y su ayudante menos dotado del policial clásico, necesarios ambos para la investigación (detective) y para el relato retrospectivo que de ella se hace (ayudante), y en cierta medida es así. Pero hay en esta obra una variación destinada a producir un cambio fundamental en la modalidad discursiva y en los contenidos narrados: la profesión de los protagonistas y su compromiso con la verdad. La construcción de su competencia como científicos permite poner en juego, a través del diálogo, un cúmulo de conocimientos de ámbitos disciplinares tan complejos como la matemática y la lógica, que se van articulando con los hechos hasta constituir el cuerpo de la novela. Contra lo que pudiera pensarse, no hay didactismo ni apología del discurso científico en la obra. El escritor emplea un lenguaje sencillo, casi de divulgación, para introducir nociones complejas como el teorema de la incompletitud de Gödel, el método axiomático, los enunciados indecidibles y el principio de incertidumbre de la física cuántica. Lo hace ligando estos conceptos al relato de vida que Seldom realiza, especialmente en el Cap 7 (C.I.: 67-77), de modo que parecen fluir naturalmente como reflexiones que llevan al personaje a concluir con una comparación entre la matemática y la criminalística:
Como sea, me dediqué entonces a estudiar, en otros ámbitos, lo que yo llamo para mí la estética de los razonamientos. Empecé, como siempre, por lo que me pareció el modelo más sencillo, o por lo menos, más cercano: la lógica de las investigaciones criminales. La analogía con el teorema de Gödel me pareció verdaderamente llamativa (CI: 73).
Esta modalidad encuentra su sentido si se piensa en el tipo de lector previsto: un lector no especialista pero culto, capaz de compartir las principales referencias literarias del autor. Por eso el autor recurre tanto a la interdiscursividad como a los intertextos, citando autores, axiomas y postulados -a veces levemente apócrifos-, que a la vez que ponen en juego ideas científicas y muestran sus implicancias relacionadas con la trama, construyen la competencia del los personajes, dan verosimilitud a la trama -especialmente en su línea lógica- y reorientan continuamente la búsqueda de la verdad.
b) En segundo lugar, cabe mencionar un elemento verdaderamente “original”, que el propio escritor consideró central en la construcción de la obra: el carácter “imperceptible” de los crímenes, a tal punto que en las ediciones argentinas sirve de título al texto. La vacilación en la consideración de cada muerte como “intencional” o crimen, o como “accidental” o natural, vertebra y complejiza la trama. Como recurso enunciativo resulta redituable en más de un sentido, ya que introduce un signo de ambigüedad que alcanza no sólo a las muertes en sí mismas, sino también al posible responsable, a las causas probables y a la misteriosa significación de los indicios asociados a dichas muertes, autorizando la emergencia de diferentes versiones de los hechos que, como los enunciados indecidibles citados por Seldom -el eminente matemático- no pueden ser confirmadas ni refutadas. [13] La falta de definición de las muertes como delitos debilita también las relaciones de causalidad, especialmente la determinación de los motivos o causas, que pudieran haber orientado la investigación y señalado sospechosos. Sin embargo, el desconocimiento de los móviles sirve acabadamente a los fines narrativos porque fortalece la complejidad del enigma.
c) En tercer lugar, hay un procedimiento que tiene que ver con la modalidad que adopta el discurso, o mejor, con el estilo narrativo: el empleo de la conjetura como mecanismo de progresión del relato. [14] Llevadas al terreno literario, las conjeturas se presentan discursivamente como suposiciones, creencias, dudas, hipótesis, y también como teorías y versiones. Suponen un proceso de abducción que adopta provisionalmente una inferencia explicativa para someterla a verificación y hallar la regla general, al revés de la deducción, que parte de la regla e infiere un resultado necesario.
En Crímenes imperceptibles, todos conjeturan: principalmente los matemáticos que protagonizan la obra, pero también el jefe de policía, la psiquiatra en su perfil del asesino, la amante del protagonista -fanática de las novelas policiales-, el periodista que intuye al verdadero culpable: “Yo diría que se trata de alguien que imagina que los matemáticos son algo así como el paradigma de la inteligencia y por eso busca medir fuerzas directamente con ellos.” dice Seldom (CI: 111). “La psiquiatra se inclina a pensar que M es un homosexual reprimido que vive solo, pero no descarta que pueda haberse casado y que aún ahora tenga una vida familiar convencional, que enmascare estas actividades secretas” comenta Petersen a Seldom (CI:129). “Es verdad que usted tiene otra idea…personas que están viviendo de algún modo una sobrevida, más allá de lo esperable” acota Seldom al enunciador (CI: 181).
La conjetura es en la obra el método para acercarse a la verdad. Hay crímenes, pero el foco no está puesto en ellos sino en las conjeturas que se tejen alrededor, en las versiones y suposiciones que explican en forma verosímil, la sucesión de muertes. Este énfasis en la actividad conjetural de las distintas voces que tejen el relato, puede explicarse por la necesidad de complejizar la trama y generar interpretaciones diversas y a veces contradictorias, lo que guarda relación con la permanente creación de nuevas pistas y posibles hipótesis de lectura.
Según Tzvetan Todorov, las novelas de enigma no contienen una historia sino dos: la historia del crimen y la historia de la investigación. [15] En el policial clásico, el status de la segunda historia establece que no tenga importancia en sí misma, porque solamente sirve como mediadora entre el lector y la historia del crimen. Los teóricos de la novela policial han coincidido siempre en que el estilo de esta segunda historia debe ser simple, claro, directo transparente: lo que importa es apuntar siempre a la otra historia, la del crimen.
Sin embargo, en Crímenes Imperceptibles ocurre lo contrario: lo que se pone en primer plano es la investigación misma, y la cadena de crímenes se desdibuja a veces por su carácter impreciso y ambiguo: imperceptible. Es el cúmulo de conjeturas, que a veces se estructuran en pequeñas teorías o en elaboradas versiones, lo que confiere al relato una densidad plurisignificante, frente al adelgazamiento de los hechos que, casi esquematizados, constituyen la trama.
Como opción discursiva, este mecanismo sugiere un planteo más profundo sobre la Verdad y la Justicia. “Hay una diferencia entre la verdad y la parte de verdad que puede demostrarse”, dice Seldom (C.I: 67) La verdad existe, pero sólo es posible acceder a versiones incompletas y parciales de ella. Como la Justicia sobrevalora la evidencia física y se atiene a las hipótesis más simples, no siempre puede demostrar la verdad, aún cuando la conozca. (C.I: 74-77) De hecho, en esta novela los crímenes se resuelven con un culpable equivocado, y la verdad sólo se conoce muchos años después de ocurridos los hechos, por el relato de narrador-protagonista y no por un acto de reparación de la Justicia.
Este procedimiento de relieve de lo conjetural constituye la apuesta más fuerte y riesgosa en la construcción de la novela, ya que en lugar de ir despejando incógnitas a la manera del policial clásico, la investigación progresa por la vía de la indefinición y la ambigüedad, y por este medio logra, sin embargo, sostener el interés del lector hasta el final.
La crítica ha visto el empleo de la conjetura como una operación lógico-discursiva que proviene de las ciencias “duras”. Sin embargo, hay razones para explicar que el modelo conjetural se inspira sobre todo en la técnica narrativa de Henry James, quien también proporciona al escritor el rentable esquema de interacción entre dos personajes de igual o similar profesión pero en relación asimétrica: uno de ellos, generalmente el narrador, pregunta y aprende del otro, que es un autor consagrado. En La lección del maestro, por ejemplo, el joven Paul Obert admira al consagrado escritor Henry St. George y pretende aprender de él el arte de novelar, aún cuando el maestro se presenta a sí mismo como ejemplo negativo. El cuerpo de esta novela de James, como el de La figura en el tapiz- donde se repite la relación asimétrica- lo constituye la suma de observaciones, deducciones y conjeturas que un personaje hace sobre determinada situación.
El propio escritor ha reconocido la impronta de James en Crímenes imperceptibles. [16] Como en el caso de Borges, esta confesión puede verse como un recurso para añadir valor a su producción, inscribiéndose como continuador de un estilo literario consagrado.
Según hemos visto, la novela Crímenes imperceptibles marca un punto de inflexión en la trayectoria literaria del escritor. A través de la elección de un género, el policial de enigma, y del uso eficaz de los recursos que controla y domina -la matemática, la lógica, y el empleo de la conjetura-, logra ganar un premio literario y transformar su posición relativa dentro del campo literario. La gestión que realiza de su competencia literaria le abre el camino para la publicación de sus novelas y trabajos críticos, y le posibilita además el acceso a ejercer el periodismo cultural como colaborador de medios como La Nación , Clarín y Página 12. La cantidad de sus lectores crece en forma exponencial. A través de entrevistas, y artículos de opinión va gestionado una imagen pública de escritor independiente, crítico y fuertemente comprometido con la literatura, [17] y con la realidad social, política y cultural de su país.
A Crímenes Imperceptibles debe este nuevo “momento de identidad social” en su trayectoria, este reconocimiento de su competencia diferenciada como creador de ficciones. Que no puede atribuirse solamente al éxito que obtuvo en términos de mercado, sino fundamentalmente a la gestión eficiente de su capital de formación -literario y científico-, seleccionando y poniendo a operar los recursos de que disponía de manera novedosa, y generando estrategias enunciativas pertinentes al género policial elegido, y adecuadas a la finalidad que perseguía. Recursos que, en su mayor parte, había empleado anteriormente en otras obras, pero que en esta novela son elegidos y combinados dentro de los límites que imponen las condiciones objetivas -el certamen literario-. La eficacia y la originalidad de los resultados muestra que la gestión ha sido acertada y que, como sujeto social, le ha generado un reconocimiento y un prestigio al que antes no había logrado acceder.
[1] Las citas de esta obra se realizarán en adelante, con la sigla CI y el número de página correspondiente, pertenecen en todos los casos a la 1º ed. Buenos Aires, Planeta, 2003.
[2] Todas las nociones teóricas-metodológicas usadas en este trabajo, en especial el concepto de “lugar social” del escritor -agente social que produce el discurso- y su relación con el discurso -la obra-, provienen de la propuesta de los Dres. Ricardo Lionel Costa y Danuta Teresa Mozejko publicadas en los libros a los que hacemos referencia completa en la Bibliografía. Remitimos, entonces a esas fuentes para la definición y precisión de límites conceptuales de nociones como “Competencia”, “posición social”, “propiedades eficientes”, “gestión de recursos”, conceptos teórico metodológicos que son aplicados en este trabajo a la obra de Guillermo Martínez.
[3] Otorgado por un jurado integrado por Marcos Aguinis, Federico Andahazi, Carmen Posadas, Marcelo Serrano y Ricardo J. Sabanes.
[4] El escritor viene publicando relatos desde 1982, en esta novela, el protagonista abandona su pueblo natal para estudiar matemática en la Capital, y la competencia científica que adquiere será un elemento clave para poner a prueba la búsqueda de conocimiento absoluto que el enigmático Roderer ha emprendido.
[5] www.guillermo-martinez.net/notas/ entre los pliegues de lo real.
[6] El propio escritor hace una revisión de su vida y de sus experiencias de formación en “Primera persona”, incluido en La fórmula de la inmortalidad. Bs.As., Seix Barral, 2005. Págs.209-227.
[7] Con palabras del propio autor: “Durante veinte años escribí libros que circulaban no mucho más allá de los ámbitos literarios”. En entrevista para Río Negro on line. www1.rionegro.com.ar/diario/tools/ 2010.
[8] En La fórmula de la inmortalidad, 2005:.201-202.
[9] Por esta razón el autor ha defendido siempre los premios literarios como mecanismos más democráticos de publicación. Que su fama provenga de este hecho es un elemento más con el que sus detractores desmerecen sus novelas, ya que a los premios de editoriales se les suele atribuir escasa calidad literaria y concesiones a un mercado masivo poco exigente.
[10] Barthes, Roland, “La estructura de suceso”, en Ensayos críticos (1983) Seix Barral, Buenos Aires. En este artículo el autor afirma que la repetición de hechos o la conjunción de series alejadas cualitativamente son relaciones de coincidencia que apuntan a una significación que hay que develar. Repetir es significar, y toda coincidencia es, a la vez, indescifrable e inteligente.
[11] En La fórmula de la inmortalidad, 2005: 69.
[12] También las que publica posteriormente, como La muerte lenta de Luciana B (2007) Planeta, Buenos Aires. y Yo también tuve una novia bisexual (2011) Planeta, Buenos Aires.
[13] Seldom los atribuye a Gödel, y dice que están fuera del alcance de los mecanismos formales, así como algunos hechos sobre los que ningún juez podría dictaminar su verdad o falsedad, su culpabilidad o inocencia. En C.I.: pág 68.
[14] Adoptando un punto de vista lógico, entendemos por conjetura una opinión basada en indicios, no en pruebas: un tipo de conocimiento provisorio que sólo capta una realidad parcial e incompleta, un juicio fundado en indicios y observaciones. Las conjeturas son formas válidas de inferencias en la medida en que se hayan nutrido de informaciones previas.
[15] En “Tipología del relato policial”, en Link, Daniel (2003) El juego de los cautos. La marca editora, Buenos Aires. Págs. 46-51.
[16] “…es como una novela de Henry James, donde en vez de matrimonios hay crímenes” Entrevista a Guillermo Martínez. Río Negro on line, 2010.
[17] Considera a la literatura una forma de conocimiento: “(La literatura) alumbra conexiones que no son lógicas ni científicamente causales, ni tiene que ver, a veces, con coordenadas históricas o políticas. Hay relaciones o dimensiones de la realidad de las que sólo puede dar cuenta la literatura, y que no son visibles hasta que uno las lee” El imperio de las conjeturas, Entrevista a Guillermo Martínez para La Nación.com, 2010. www.lanacion.com.ar
Bibliografía
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(2003) Crímenes imperceptibles. Buenos Aires, Planeta.
(2003) Borges y la matemática. Buenos Aires, Seix Barral.
(2005) La fórmula de la inmortalidad. Buenos Aires, Seix Barral.
(2007) La muerte lenta de Luciana B. Buenos Aires, Planeta
(2011) Yo también tuve una novia bisexual. Buenos Aires, Planeta
Mozejko, Danuta Teresa y Ricardo Lionel Costa (2002) Lugares del decir I. Competencia social y estrategias discursivas. Rosario, Homo Sapiens
(2007) Lugares del decir II. Competencia social y estrategias discursivas. Rosario, Homo sapiens.
(2009) Gestión de las prácticas: opciones discursivas. Rosario, Homo Sapiens.
Artículos de Internet
Sitio oficial del escritor: www guillermomartinezweb.blogspot.com
El imperio de las conjeturas , entrevista a Guillermo Martínez para La Nación .com (2010)
Henry James. Gaceta. Universidad veracruzana, 2006.
Entrevista a Guillermo Martínez . Río Negro on line, 2010.
Una mirada sobre la literatura argentina. El canon argentino . Por Eloy Martínez para el suplemento Cultura de La Nación ( 1996)
Verdades apenas perceptibles . Entre los pliegues de lo real. Por Sergio Colautti.
El ambiguo mundo de Guillermo Martínez . El País.com.