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Recial Vol. XV. N° 26 (Julio-diciembre 2024) ISSN 2718-658X. Silvina Mercadal, Gabriel Montali y Diego
Vigna, La escritura del desencanto. Una lectura de las formas de disidencia en las revistas literarias y culturales
de los 80 en Villa María (Córdoba, Argentina), pp. 155- 181.
conflicto en el tiempo que les compete: el presente. La necesidad de revisar esa década, a la
vez, permite problematizar la coyuntura actual y reflexionar sobre la deriva política de la
cuestión democrática, a partir de prácticas creativas que expresan formas de interpelación. La
transición implicó, como afirmó Patiño (1997; 2006), la emergencia de un entramado social
que procuró transformar la matriz autoritaria impuesta (no solo por la última dictadura, sino
por rupturas de orden democrático previas y sucesivas), con el propósito de inaugurar una nueva
cultura política, que tuvo su traducción en los debates del campo intelectual y artístico (Patiño,
2006). La reconstrucción de la esfera pública, obturada por la censura y la represión, tiene por
escena tales debates, y el cuestionamiento de lo menos visible, como los “patrones autoritarios
internalizados en los microcontextos de la vida cotidiana” (Patiño, 2006), algo que aparece en
las revistas publicadas en Villa María.
Los ochenta fueron pensados desde distintas dimensiones abordadas por la crítica cultural,
con el diagnóstico de fondo respecto de cómo rearmar el tejido social atravesando el
“desencanto de la modernidad”, tal la síntesis de Garbatsky y Gasparri (2021) en el prólogo a
un trabajo sobre la década. La intensidad estética, cultural e ideológica de aquellos años fue
pensada desde los restos metamorfoseados del horror, la “deslimitación de los cuerpos y los
géneros”, el regreso de los ecosistemas de artistas y las formas novedosas de politizar las
prácticas. En este sentido, las prácticas procuraban producir una ruptura con las formas de
concebir lo que Richard llamó el “repertorio simbólico de la historia reciente” (2013, p. 109).
Richard elabora un modelo para pensar la temporalidad de la década en la estela que dejaron el
genocidio, la tortura y las desapariciones. En esta perspectiva, no resulta decisiva la
delimitación cronológica del período, como las marcas de su inicio y su “demolición”
(Garbatsky y Gasparri, 2021). Richard parte de la “falta de sepultura” como imagen de un
proceso que no termina de asimilar el sentido de la pérdida, y que perpetúa la naturaleza
transicional de lo inacabado. La falta de sepultura es condición de una temporalidad inconclusa,
basada en una cadena de horrores (el genocida, el neoliberal) que también “abre la exploración
de sus capas superpuestas por una memoria activa y disconforme” (p. 109).
A partir del trabajo de Mario Cámara con el archivo de Roberto Jacoby, Garbatsky y
Gasparri recuperan también ese modo de eludir el abordaje cronológico para atender a los
“hitos”, esto es, a las prácticas en el campo cultural que han tenido un impacto en la época
(2021, p. 7). Si el comienzo indiscutible —afirman— se sitúa en las expectativas de refundación
institucional, con la recuperación de los lazos sociales, [y/o] el reconocimiento de derechos
humanos o sexuales, las marcas de su “demolición” estarían en los indultos, la crisis económica,
la implantación del neoliberalismo, el sida (2021). Acá nos interesa, no obstante, hacer una
salvedad, y es que el derrumbe de los ideales progresistas no comienza con la transición sino
con la dictadura. Los indultos posteriores, y la reversión neoliberal menemista, son sombras
proyectadas desde el horizonte del modelo económico dictatorial (Usubiaga, 2021) que cubren
la restauración democrática a través del desencanto, el cuestionamiento de la idea de progreso,
en paralelo al debate sobre los derechos civiles.
Por último, cabe mencionar que las revistas porteñas de los ochenta fueron estudiadas como
escenario privilegiado de las prácticas intelectuales. Roxana Patiño, como figura ejemplar,
pensó los ochenta en las revistas a partir de la “máquina de interpretar” que montaron
intelectuales, escritores y artistas (2006). El aporte sustancial de Patiño es que tales
interpretaciones no se relativizan en la dimensión estética, pues las revistas estrictamente
literarias habilitan lecturas complejas acerca de la sensibilidad social y cultural. La literatura y