Obra bajo Licencia Creative Commons 4.0 Internacional.
Recial Vol. XV.25 (Enero- Junio 2024) ISSN 2718-658X. Nicolás Garayalde, La escritura biográfica:
entre lo intratable y la fascinación, pp. 275-277.
https://doi.org/10.53971/2718.658x.v15.n25.45637
La escritura biográfica: entre lo intratable y la fascinación
Musitano, J. y Surghi, C. (Comps.). (2023). Deshacer la vida. Dimensión y experiencia
en la escritura biográfica (226 pp). Villa María: Eduvim.
Nicolás Garayalde
CONICET IDH Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
negarayalde@gmail.com
ORCID: 0000-0002-0692-4330
Recibido 24/04/2024 Aceptado 12/05/2024
En un gracioso momento de su Apología para la historia o el oficio del historiador, al
ponderar las dificultades de la máxima de Heródoto según la cual la historia debe contar
las cosas tal como fueron, Marc Bloch imploraba irónicamente: “Robespierristas,
antirrobespierristas, les pedimos clemencia: simplemente díganos, por piedad, quién fue
Robespierre” (2001, p. 140).
Pero nunca lo sabremos. Nunca lo sabremos por razones que exceden a cualquier
método histórico o biográfico, a cualquier biógrafo, a cualquier biografiado. “Nunca
sabremos cómo fue James Joyce”, dice Juan José Saer al revisar los libros que escribieron
Herbert Gorman y Richard Ellman. “Nunca sabremos mo fue Carlos Mastronardi”, dice
Nora Avaro, mientras comenta la biografía que le consagró Miguel Ángel Petrecca. Nada
puede garantizarnos ese saber: ni los archivos, ni las cartas, ni los testimonios, ni las obras.
No existe el biógrafo piadoso, cuya clemencia por fin nos entregaría el ser de aquel cuya
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entre lo intratable y la fascinación, pp. 275-277.
existencia es retratada, más allá de toda polémica, afín al precepto de Heródoto que se
atendría a los hechos en la consistencia de su materialidad, como si una vida objetiva
pudiese ser recuperada y representada en una escritura generosa. Más que representar una
vida, la escritura le ofrece su existencia, y en ese hiato se abren todos los problemas de
un género antiguo y curioso como la biografía, que en los últimos años, como casi todo
en las ciencias humanas, ha vuelto sobre sí para pensar sus fundamentos.
En este contexto se puede leer la reciente publicación de una excelente antología
preparada por Julia Musitano y Carlos Surghi, que bajo el título Deshacer la vida reúne
un conjunto de ensayos dedicados a la biografía literaria, como problema teórico general
y como crítica de un corpus particular. En este sentido, la antología podría atraer por un
lado a aquellos interesados en alguna biografía o biografiado en particular: el Proust de
Maurois (Silvio Mattoni), las Vidas breves de John Aubrey (Carlos Surghi), las biografías
de Delmira Agustini (Carina Blixen) o de Juan Filloy (Candelaria de Olmos), la Silvina
Ocampo de Mariana Enríquez (Judith Podlubne), el Carlos Mastronardi de Petrecca (Nora
Avaro), la María Elena Walsh de Gabriela Massuh (Patricio Fontana), el Nicanor Parra
de Gumucio (Julia Musitano). Pero, por otro lado y quizás de manera más atractiva,
el libro invita a su vez a una reflexión teórica y técnica sobre el género, en torno a un
conjunto de problemas ligados no solo a la pregunta por lo que una biografía es, sino
también por lo que debería ser.
¿Qué es una biografía? Pero sobre todo: ¿cómo se escribe y cómo se debe escribir
una biografía una vez que se asume que la escritura produce la vida de quien quiere
retratar? ¿Cómo se narra una vida una vez que se advierte que a través de esa narración
el biografista dejará su huella sobre el biografiado? Estas preguntan atraviesan la
antología Deshacer la vida, que en cada uno de sus textos ensaya modos de abordar la
experiencia de narrar un proceso vital “entre la naturaleza intratable de la vida y la
subjetividad del biógrafo” (Musitano y Surghi, 2023, p. 13).
En lugar de la piedad irónicamente implorada por Bloch, aquellos interrogantes
invocan una dimensión ética (ligada a la relación con la alteridad irreductible de aquel
cuya vida se toma por objeto de narración) y una dimensión retórica (que involucra los
procedimientos desplegados para narrar esa vida de acuerdo a ciertas decisiones éticas).
Para decirlo de otro modo: los ensayos que reúne el libro procuran responder, cada uno a
su manera y en diálogo con un corpus particular, cómo se escribe lo intratable de una vida
en el marco de la fascinación que nos provoca.
He aquí los términos claves que podrían sintetizar las dos vertientes fundamentales de
la preocupación ética y retórica de la antología: la fascinación de lo intratable y la
escritura consecuente. Es decir, la captura que la vida ajena produce en su irreductibilidad
y la precipitación amorosa hacia una forma de contarla en la que el propio biógrafo se ve
implicado. Lo que Carlos Surghi describe en su ensayo al definir la biografía como “la
versión novelable de lo indeterminado” (p. 39). Lo indeterminado: la vida, lo intratable,
la verdad como un cúmulo de puntos de colores apoyados en una superficie que de lejos
parece una materia continua y de cerca, una constelación o un caos en trance de
convertirse en algo”, según expresa Mattoni. Lo novelable: pues artesano de ese magma
informe y fascinante, el biógrafo se dispone a novelar y en esa acción aparecen las
preguntas sobre la escritura: su técnica, sus alcances, su potencia “poética antes que
infalible”, según una expresión de Saer que recupera Avaro.
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entre lo intratable y la fascinación, pp. 275-277.
Como se habrá ya advertido, todas las vidas que estos ensayos toman como objeto,
variadas como puedan ser, tienen algo en común: son vidas de escritores o escritoras.
Como en una puesta en abismo, el espiral autorreflexivo lleva no solo a indagar el ser y
los límites de la biografía, sino a su vez el papel de la escritura en una existencia en
particular, es decir, el devenir escritor, donde la relación entre vida y obra adquiere un rol
capital. No es casual, por eso, que encontremos allí y acá ponderaciones en torno a cómo
esa relación ha sido abordada, a veces para desmontar el mito construido por los rumores
que confluyen en un falso misterio; otras para invocar el mito personal de escritor contado
por la escritura, antes que por lo anecdotario, apuntando hacia un misterio más fascinante.
Tampoco es casual lo que los compiladores eligen para los extremos opuestos del libro:
al inicio, un ensayo sobre la biografía de Proust quien, como ninguno, se propuso narrar
la historia de su devenir escritor; al final, un texto de Rafael Gumucio, biógrafo y
autobiógrafo a la vez, que pondera en esa coincidencia lo que ocurre cada vez que alguien
se propone la curiosa tarea de narrar una vida ajena, y advierte que en el camino comienza
a narrar la propia. A veces, tal entrelazamiento es más tímido, otras (como el caso de
Gumucio, pero también el de Gabriela Masuh que analiza Patricio Fontana) toma un lugar
protagónico, exhibiendo los complejos e inevitables entramados entre una vida y otra.
Al final, en un giro irónico, este libro parece señalar también que la escritura biográfica
no solo debe afrontar retóricamente, mediante la escritura, lo intratable y fascinante de
una vida ajena, sino también el misterio insondable de la propia. No hay piedad que baste
para saber quién fue Robespierre, pero tampoco para saber quién es el propio biografista.
O quizás, más precisamente y esta es una lección de este libro tal vez haya un tipo de
piedad ética, técnica, retórica que nos ponga en contacto con lo intratable de lo ajeno y
lo propio: la del lenguaje que es capaz no de decir lo que una vida fue, sino de dar
existencia a una de sus formas posibles.
Referencias bibliográficas
Bloch, M. (2001). Apología para la historia o el oficio del historiador. México: Fondo
de Cultura Económica.
Saer, J. J. (1997). El concepto de ficción. Buenos Aires: Ariel.