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Recial Vol. XIV. N° 24 (Julio - Diciembre 2023) ISSN 2718-658X. Héloïse Elisabeth Marie-Vincent Ghislaine
Ducatteau, Manuel des frontières linguistiques dans la Romania, pp. 347-349.
La contraportada resume la introducción, distinguiendo entre los distintos tipos de frontera
y los ámbitos afectados. La frontera se divide en geolingüística, sociolingüística,
psicolingüística y de política lingüística. Las cinco zonas principales son la zona
galorrománica, la zona iberorrománica, la zona italorrománica, el sudeste de Romanía y Nueva
Romanía. Se trata de una disposición muy alemana, que podría inducir a error a un lector poco
informado, que podría entender Romanía como Rumanía, ya que así es como se expresa en
italiano. Lo mismo ocurre con el término romanófono, que podría entenderse como
rumanohablante. Cabe señalar que estos dos términos técnicos ya han sido utilizados por
académicos portugueses (Melo & Araújo e Sá, 2007, pp. 171-181) y suizos (Gajo, 1996, pp.
431-440), entre otros. La introducción resume eficazmente cada mesocapítulo con un DOI
antes de dar paso a un capítulo sobre teorías y métodos de investigación.
Esta sección descifra los matices entre lenguas por distancia y lenguas por elaboración. Las
fronteras geolingüísticas se clasifican en fronteras lingüísticas de asentamiento, fronteras
lingüísticas naturales y fronteras político-lingüísticas. Las fronteras sociolingüísticas incluyen
las fronteras lingüísticas de grupo, las fronteras lingüísticas de dominio y las fronteras
psicolingüísticas. También se explican las características de las fronteras: pueden ser de muy
bajo contraste entre lenguas lingüísticamente próximas, como el catalán y el castellano, o de
muy alto contraste entre el castellano y el euskera, por ejemplo. Las fronteras pueden ser
permeables y unidireccionales o recíprocas: los araneses hablan español en presencia de no
araneses, pero a la inversa, los hispanohablantes del resto de España no se pasan al aranés. A
la inversa, la frontera entre Saint-Georges-de-l'Oyapock, en la Guayana Francesa, y Oiapoque,
en el noreste de Brasil, es bidireccional con el portugués y el francés. Las fronteras también
varían según su anchura: mientras que el alemán y el polaco son muy estrechos, el occitano y
la langue d'oïl están separados por una zona de transición en forma de media luna en
Bourbonnais. Se utilizan diferentes tipos de representación gráfica: isoglosas (Rosenqvist,
1919, pp. 87-118), síntesis de isoglosas (Pottier, 1968, pp. 1146-1161) y similitud con colores
(Berschin et al., 2008).
Cada gran parte está dedicada a una Romanía distinta. Esto corresponde más a un criterio
andragógico que científico (Meier, 1941). Cada uno de estos macrocapítulos se divide en cuatro
o cinco mesocapítulos, a excepción de la Nueva Romanía, que es objeto de ocho mesocapítulos.
Centrémonos en las fronteras del occitano. En cuanto a las distintas variedades del occitano
enumeradas en la p. 114, sorprende no ver ninguna mención al bearnes, del que se ocupa
Bourdieu (Milhé, 2020), ni al marchois, la variedad más amenazada (Quint, 1991 y 1996), que
se incluye en un proyecto de la Agencia Nacional de Investigación (ANR). En cuanto al estatus
y la vitalidad del occitano, sorprende que no se mencionan los estudios de Fonseca (2017) y
Chorin (2017), que describen y analizan su uso en las Calandretas, escuelas de lengua occitana.
Estos últimos se limitan a ser mencionados en la p. 128, pero no se presenta su funcionamiento.
Un trabajo reciente sobre el aranés no se comenta en absoluto, a pesar de que trata de la
vitalidad del idioma (Lehne, 2013). Es lamentable que este capítulo solo incluya una única
figura sin pie de foto en la p. 118 y sin ninguna indicación de las lenguas habladas. Solo se
muestran los departamentos, algunas ciudades (Aviñón, por ejemplo, pero no Aix-en-
Provence, a pesar de que esta última es una ciudad más grande), los ríos y las provincias
históricas sin realidad administrativa actual (Quercy, Périgord, Provenza, Dauphiné). La única
diferencia es que las tres zonas principales (occitano del Norte, occitano del Sur y gascón)
tienen colores diferentes, pero el color del occitano del Norte prácticamente se funde con el de
la langue d'oïl. El color de la zona franco-provenzal es tan llamativo que los lectores que no
hayan leído el texto pueden pensar que se trata de una zona occitana.