Obra bajo Licencia Creative Commons 4.0 Internacional
Recial Vol. XIV. N° 24 (Julio - Diciembre 2023) ISSN 2718-658X. Sasha S. Hilas y María Victoria
Dahbar, Un pájaro y un paisaje. Figuras temporales para distorsionar el presente, pp. 62-78.
Oliver y Szymborska. Las cosas pequeñas y sin importancia tienen sus observadoras, tienen
quien tome nota de ellas y “su potencia para transformar silenciosamente el mundo” (Didi-
Huberman, 2018a, p. 266).
A lo largo de estas páginas hemos intentado recorrer “Una historia de verano” y “Despedida
de un paisaje” en tanto imágenes dialécticas que guardan algunas figuras críticas, operaciones
que pueden encontrarse en dos momentos específicos de la escritura: el desajuste temporal y
un posible deshacerse del yo; en una interrupción a ciertos marcos temporales, en una distorsión
del presente, se habilita otra humanidad, emparentada con la atención kafkiana y con las
criaturas de las narraciones y cuentos de hadas que Benjamin rescata.
Ambos poemas actúan como imágenes dialécticas al ofrecer un tiempo de la naturaleza que
entra en tensión con el tiempo humano y su medida soberana. Szymborska por su parte,
considera al tiempo de la naturaleza como una evidencia (el tiempo de las estaciones, el
crecimiento de la hierba, la vacilación de los tallos) y una irrupción (“Algo nuevo, como un
trino,/ comienza a gorgotear entre los juncos”). Hay un montaje de temporalidades donde ese
vínculo no es sin conflicto: la voz poética reconoce ese advenimiento, aunque se niega,
renuncia al privilegio de la presencia. En cuanto a Oliver, el gesto de detenerse en aquellas
cosas que escapan a la dominación (“pequeñas cosas, a nuestro alcance/ existen en el mundo//
que no están hechas / de oro/ ni de poder — / que nadie posee”), atendiendo a los cambios y
elementos de la naturaleza, implica, como dijimos, una experiencia del tiempo que no es
humana. Esta distorsión temporal es un cese de la dominación y, como tal, una intromisión
mesiánica que, sin ubicarse ni en el pasado ni el futuro, y sin ser un mero presente, es nombrada
por Benjamin como tiempo-ahora.
Efectivamente, allí encontramos modos en los cuales lo no humano emerge del lugar pasivo
y silenciado al cual está con frecuencia confinado. En los poemas, lo que ocurre en el paisaje
sucede con indiferencia al protagonismo humano, y a los efectos que pueda tener sobre el sujeto
en primera persona. Con las estaciones que señala Szymborska y el mundo natural en el que se
va desdibujando Oliver, entendemos que la expresión del mundo natural y creatural no necesita
asemejarse al lenguaje humano. También se evidencia que estos modos de expresión pueden
no constituir una causa ni un efecto relacionado con lo humano. En este preciso sentido, las
voces de los poemas no se desmarcan de lo humano ni expresan distorsiones temporales
movidas por un interés marcadamente revolucionario. Antes bien tienden pequeñas trampas a
los marcos temporales dominantes que articulan estructuras específicas de dominación.
Desmarcarse, interrumpir, tender trampas, no implica una retirada inocente del marco temporal
que sostiene la violencia. Las voces de los poemas no se retiran del mundo. Antes bien,
participan de él articulando un ejercicio crítico que oscila entre la denuncia y la reparación.
Una distorsión del presente no es, sabemos, una imagen conciliada con el mundo. La distorsión
acarrea también una violencia, en la medida en que aflora la propia indeterminación alojada en
aquello que falla, y en la medida en que sus efectos pueden ser también imprevisibles y
desafortunados para la vida; lo cual no parece ser un motivo para dejar de intentarlo.
Quizás, como apuntaba Horkheimer, no podamos decir lo que es el absoluto bien, ni
representarlo. No obstante, parece necesario hacerle lugar a estas figuras poéticas que señalan,
ya no el absoluto bien, sino las maneras que tenemos, en este tiempo, de discutir sus
coordenadas. Creía Jacques Derrida que la justicia radica en aquello que desquicia al presente
vivo (1995, p. 13), en aquella no contemporaneidad a sí del presente vivo, en aquello que lo
desajusta. En ese sentido hemos ofrecido una mirada sobre estos poemas, quizás formas de la
crítica y, en tal sentido, formas de la justicia.