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Recial Vol. XIV. N° 23 (Enero-Junio 2023) ISSN 2718-658X. Valentina Villagra, Pratt, Mary Louise, (2022)
Planetary Longings (340pp). Durham: Duke University Press, pp. 433-437.
Néstor García Canclini, Ángel Rama, Vivian Schelling y otros, se pensó en la modernidad en su
escala planetaria y dio paso a lo que ahora se llama posmodernidad.
El capítulo “Mobility and the Politics of Belonging” se centra en entender las relaciones
entre el estar situado (placedness) y la movilidad en relación con la globalidad, la indigeneidad y
la modernidad, inscribiéndose tanto en la figura del viajero como en ciertos movimientos como
los que constituyen las demandas por el derecho a no migrar en países como México. En “Fire,
Water and Wandering Women”, se analizan las novelas La virgen de los sicarios, de Fernando
Vallejo, Tú, la oscuridad, de Mayra Montero, Salón de belleza, de Mario Bellatín, Plata quemada,
de Ricardo Piglia, y Los vigilantes, de Diamela Eltit, escritas en los años noventa en América
Latina, una época de reconfiguración económica, social y de las relaciones entre ciudadanía y
Estado.
Entre los análisis de Pratt, se ve cómo en las cinco novelas aparecen las figuras del fuego
y el agua como fuerzas purificadoras en medio del apocalipsis del final del siglo XX, así como un
espacio donde aparecen alternativas civilizatorias ante la catástrofe que son indescifrables para los
humanos. En “Planetarized Indigeneity”, Pratt analiza las condiciones en las que la indigeneidad
se constituyó como fuerza en la escala planetaria durante el cambio de milenio; esto, a través de
una revisión del activismo indígena desarrollado como parte de un pensamiento que responde a la
expansión capitalista y neoliberal que ha puesto a las comunidades indígenas de todo el planeta en
riesgo y condiciones de precariedad.
El capítulo “Anthropocene as a Concept and Chronotope” gira alrededor de las discusiones
respecto al término de antropoceno. Teorizando la forma en la que se define lo que es antropoceno
desde pensadores como Anna Lowenhaupt Tsing y Dipesh Chakrabarty, así como su diferencia
con respecto al concepto de capitaloceno, Pratt muestra cómo el término antropoceno prevalece:
por un lado, por su humanismo (a diferencia del capitaloceno, que llama a la industria); y por otro,
por su capacidad de desplazar el tiempo histórico por el tiempo geológico, mientras llama la
atención sobre la catástrofe climática en general.
Asimismo, presenta el antropoceno como un cronotopo, en el sentido bajtiniano, dada su
capacidad de ordenar el caos, identificar un problema (a saber, la crisis climática) y, también,
imaginar un futuro donde el planeta continúa, pero no las vidas humanas y carbónicas en este.
Finalmente, el capítulo recoge la iniciativa de pensar desde una perspectiva pesimista, en
la que, a pesar del inminente fin de las vidas humanas y carbónicas, es un reto imaginar un buen
vivir basado en formas nuevas de relacionarse en ese final.
En “Mutations of the Contact Zone”, trae a colación el concepto zonas de contacto (contact
zones), desarrollado por la autora previamente en su artículo “Arts of the Contact Zone” (1991).
El capítulo muestra diversos ejemplos en aulas de clases u otros espacios desde el momento en
que escribió el artículo. Uno de los aportes al concepto que Pratt considera valioso es el realizado
por geógrafos, pues estos usaron el término para estudiar interacciones multiespecie. Así, la autora
ve cómo las zonas de contacto sirvieron a los geógrafos para descentrar lo humano de sus estudios,
de la misma manera en que el término había sido propuesto inicialmente para descentrar a Europa
de los estudios del imperio.
Pratt finaliza esta primera parte con el capítulo “Authoritanism 2020: Lessons from Chile”.
Este capítulo se concentra en exponer algunas de las formas en que el autoritarismo de los discursos