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Recial Vol. XIII. N° 22 (Julio-Diciembre 2022) ISSN 2718-658X. Rafael Mazón Ontiveros. La reinterpretación del
genio romántico en Nadja de André Breton, pp. 309-322.
esthetic (with which surrealism bears deep similarities), with the aim of making a novel
contribution to the field of literary studies, and its dialogue with the philosophy. The work will be
divided into three clearly differentiated parts: an introduction, in which the figure of André Breton
will be concisely discussed, as well as some assumptions of surrealism; then, the concept of
romantic genius will be described based on some current research; finally, an attempt will be made
to structure a pertinent interpretation of the novel using the notion of romantic genius to study the
relationship between the character of Nadja and the narrator.
Keywords: literary, studies, surrealism, romantic, genius
Usualmente se acostumbra ubicar el nacimiento oficial del movimiento surrealista, uno de los
exponentes principales de las vanguardias artísticas, en el año 1924, fecha en que se publica el
primer manifiesto. A su autor, André Breton (1896-1966), se le considera como la cabeza de esta
nueva escuela artística. Para resumir los orígenes e influencias más importantes de este
movimiento, se puede afirmar que el surrealismo es una suerte de síntesis en la cual se mezclan
antiguas influencias románticas, la tradición de la “literatura negra”, y algunos vestigios del
simbolismo (principalmente alrededor del concepto de imagen). Esta vanguardia artística busca
lograr un automatismo psíquico puro, para alcanzar así una nueva realidad, despojada de cualquier
tipo de limitación intelectual o estética. Como consecuencia de la amistad de Breton con Tristan
Tzara, el surrealismo se relaciona con el dadaísmo, del cual recupera ciertos elementos a los que
les otorga una nueva perspectiva surrealista. Otros representantes importantes de esta corriente son
el poeta Paul Eluard, Robert Desnos (asesinado por los alemanes en 1943), y Louis Aragón,
militante comunista (en determinado momento, el surrealismo estuvo ligado al marxismo, como
consecuencia del carácter revolucionario de este último) (Escarpit, 1974, pp. 141-142).
Los surrealistas están en contra de lo que generalmente se identifica con lo lógico; defienden lo
inconsciente y lo imaginario, el sueño y la locura, para conseguir, más allá de la pintura y de la
escritura, salvar al hombre, ayudarle a reconquistar un equilibrio cada vez más amenazado.
Aunque los estilos y las inquietudes de los escritores y pintores surrealistas eran diferentes, todos
comparten una determinada intención, la cual los une a todos en una especie de comunidad: la
voluntad de sobrepasar lo real, de provocar lo casual, la sorpresa y la extrañeza; así como de liberar
al pensamiento. Para lograr este objetivo, la metáfora y la imagen surrealista cobran vital
importancia. Para Breton, la metáfora es connatural a la imaginación humana, pero ese potencial
solo puede plasmarse si se da rienda suelta al inconsciente; de esta manera, el surrealista provoca
la aparición de imágenes asombrosas, extrañas, difíciles de evocar cognitivamente. La ya
mencionada imagen surrealista surge de la yuxtaposición casual de dos realidades diferentes;
cuanto más diferentes sean los dos componentes de esta y más lejanos se encuentren los campos
semánticos de los elementos en cuestión, más brillante y bella será la chispa nacida en ese
encuentro (Real, 1994, p. 1095). En este punto, es imprescindible retomar el primer manifiesto
surrealista de André Breton en donde realiza una disertación sobre el concepto de imagen y su
relación con el término, propuesto por él mismo, de la “chispa”: