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Recial Vol. XIII. N° 22 (Julio-Diciembre, 2022) ISSN 2718-658X. Juan José Guerra, Melancolía y espectralidad
en Boca de lobo de Sergio Chejfec. pp. 253-269.
La gauchesca, pareciera decir, es el futuro de la literatura nacional. (1997, p.
151).
El hecho de que la novela se inscriba en este linaje no quiere decir que la historia de F y de
los hijos de F repita, punto por punto, la trayectoria de Martín Fierro y de sus hijos, ni mucho
menos. La alusión permite conectar el futuro difuso del obrero industrial con el pasado del
gaucho, pero no para establecer una analogía inmediata entre ellos, sino para señalar ciertas
invariantes de la miseria y la explotación. Para retomar la fórmula de Ludmer, el futuro del
pasado obrero incluiría también otros pasados, que terminarían por conformar una especie de
linaje de los sometidos. Porque, además, en tanto se constituye como la escena de escritura de
una novela por parte de un narrador que no es de extracción obrera, vuelve a reponer la tensión
entre letrados y clases populares. La letra como apropiación de la subalternidad culmina con la
violación física, el modo último de someter al otro: “Quería partirla y que se desvaneciera, pero
sólo para darle alcance, aprisionarla y someterla con más fuerza” (Chejfec, 2000/2009, p. 109).
La violencia que inflige la letra en este caso no consiste en superponerse con la voz del
subalterno, sino que se afirma como una lengua fría, estéril, una lengua que, por otra parte, se
limita a diseccionar aquel mundo fabril con la pericia del entomólogo y con la persistencia del
melancólico.
La matriz melancólica del relato expresa una adherencia al pasado perdido y,
consecuentemente, una insistencia de ese pasado en el presente del relato. Desajustando el
tiempo, la novela pone en escena una comunidad de espectros: en parte sobrevivientes de una
clase obrera en retirada, pero también sujetos de un porvenir cuyo advenimiento no puede tener
otra forma que la de la promesa y la inminencia. En conclusión, Boca de lobo no es una novela
de anticipación de la crisis, sino que se trata de una construcción deliberadamente conjetural,
que se sirve de materiales diversos, tanto en el plano histórico como en el literario, para elaborar
un artefacto conceptual que da cuenta de un proceso de desintegración social.
Referencias bibliográficas
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