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Recial Vol. XIII. N° 22 (Julio-Diciembre 2022) ISSN 2718-658X. Beatriz Colombi, La Respuesta a
sor Filotea, de sor Juana Inés de la Cruz, la comunidad femenina y el archivo patriarcal, pp. 116-134.
La complicidad de género permite la creación de un "nosotras" inclusivo que abarca a las
integrantes de una misma comunidad. La Respuesta… acude, en el segundo párrafo, al tópico
de la amistad entre mujeres estableciendo un paralelo con la tradición bíblica, a través del símil
entre María y sor Filotea, y entre la Madre del Bautista y sor Juana, lo que define un dominio
estrictamente femenil y, dentro de ese terreno, una relación de jerarquía y autoridad, aunque
atravesada por el afecto y la identidad genérica compartida. En virtud de esta sociedad entre
mujeres, la advertencia del obispo pasa a ser una amonestación "en traje de consejo", lo que
atenúa la severidad de la admonición recibida. La pretendida complicidad entre emisor y
destinatario, en tanto monjas, permite la complacencia del diminutivo, la condonación de los
cargos, la disminución de la culpa y la voluntaria —aunque fingida— sumisión.
En otra dimensión aparece también la comunidad femenina en la Respuesta… Es a través de
la construcción de un catálogo o genealogía integrada por numerosos ejemplos de la tradición
clásica, bíblica y contemporánea:
…y en fin a toda la gran turba de las que merecieron nombres, ya de griegas, ya
de musas, ya de pitonisas; pues todas no fueron más que mujeres doctas, tenidas
y celebradas y también veneradas de la antigüedad por tales. (Cruz, 2017, vol.
IV, p. 508).
Este género antológico en Occidente es conocido como catálogo de mujeres ilustres,
distinguidas por su sabiduría, heroísmo, castidad o prudencia, y se remonta a la antigüedad
siendo reactualizado en la Edad Media y el Humanismo (Bolufer, 2000). Uno de los primeros
de su especia fue Mulierum virtutes, de Plutarco; también podrían considerarse dentro de esta
especie las Heroidas, de Ovidio, cartas ficcionales de mujeres, por lo común silentes, a las que
el poeta les da la palabra. El compendio de Giovanni Boccaccio, De claris mulieribus (1374),
consiste en biografías de mujeres notables, legendarias, históricas o mitológicas, escrito bajo la
influencia del humanismo petrarquista, que revelaba ya un cambio en la concepción del rol
femenino. En la misma línea, De memorabilibus et claris mulieribus (1521), de Joannes
Ravisius Textor, o la Officinae, del mismo autor, que destina una sección a las Mulieres doctae,
subgénero dentro de estas recopilaciones. En el Tercer libro de El cortesano (1528), de
Baldassare Castiglione, se produce un diálogo entre aquellos nobles que sustentan la tesis
aristotélica de la mujer como animal defectuoso, amante de los extremos, débil, loca y cruel,
sometida a los lugares comunes del binarismo (forma y materia, humor caliente y humor frío);
y aquellos que proponen la igualdad entre ambos sexos y muestran la infame relegación de la
mujer en la historia; el capítulo incluye innúmeros casos a modo de ejemplo. Pierre Le Moyne
en La gallerie des femmes fortes (1647) pone en circulación el concepto de mujer fuerte
aplicado a distintas heroínas del pasado, a quienes destina un soneto, un elogio, una reflexión,
una pregunta moral y un ejemplo contemporáneo. Estos catálogos y listados de ejemplos son
también una tácita admisión de que solo la excepción admite y justifica la figuración femenina
en la historia, ya que los casos recopilados están marcados por algún exceso o atipicidad. Sor