¿Solo quedan distopías? 11 hipótesis para repensar la cultura literaria desde Internet
Vanoli, H. (2019). El amor por la literatura en tiempos de algoritmos. 11 hipótesis para discutir con escritores, editores, lectores, gestores y demás militantes (152 pp.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Anaclara Pugliese*
¿Qué lugar tiene la literatura en Internet, donde el diseño del mundo exterior ya no es un imperativo, donde lo que importa es el autodiseño a partir de nuestros perfiles en redes sociales? ¿Cómo se transformó la producción, recepción y circulación de la literatura en una contemporaneidad gobernada por el procesamiento que los algoritmos realizan de los datos que les brindamos de nosotros mismos de manera continua en la actualización de nuestros estados? ¿Cómo hacer de la literatura de nuevo un laboratorio de experimentación con utopías sociales? En El amor por la literatura en tiempos de algoritmos. 11 hipótesis para discutir con escritores, editores, lectores, gestores y demás militantes, estas preguntas disparan hipótesis que, como se anuncia en el título, son puertas de entrada para empezar a discutir sobre nuevas articulaciones entre arte, tecnología y sociedad. Su autor
* Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Rosario, Santa Fe, Argentina. anaclarapugliese@gmail.com
Recibido: 13/03/2021. Aceptado: 04/04/2021.
usos de la tecnología y, sobre todo, de la literatura. Partiendo de la idea de que esta pudo oponerse a las leyes del mercado en contadas ocasiones, intuye que los representantes de la tradición literaria tienen interpretaciones desactualizadas de la industria cultural, pero, al mismo tiempo, se afirma en el deseo de que la literatura se recree como una plataforma para “imaginar los desafíos de lo común” (Vanoli, 2019, p. 12).
Desde la construcción de 11 hipótesis desarrolladas como claves o puertas de acceso para pensar en las posibilidades de la literatura hoy, el libro avanza analizando sobre todo el perfil de los escritores en las redes sociales y el rol de las editoriales “alternativas”. Cada hipótesis se organiza como un capítulo que la mayoría de las veces termina con el planteamiento de interrogantes sobre los temas tratados.
Gran parte del ensayo está destinado a analizar las construcciones del “perfil del escritor” en las redes sociales. En Volverse público, Boris Groys (2018) sostiene que la accesibilidad a dispositivos con cámaras conectadas a Internet transformó la tradicional proporción numérica entre los productores de imágenes y textos y sus consumidores. “Hoy en día, hay más gente interesada en producir imágenes que en mirarlas” (Groys, 2018, p. 14). Diariamente, producimos relatos de nosotros mismos que van estableciendo en las redes perfiles solitarios: todos somos artistas y un poco nuestras propias obras de arte. Tomando esto como punto de partida, la tercera hipótesis de Vanoli es: “Todo escritor es su propia y precaria obra de arte bioprofesionalizada” (Vanoli, 2019, p. 39). Así, por la provisión de textos que serán procesados por algoritmos en las grandes plataformas, se va borrando la diferencia entre el estilo la vida de los escritores profesionales y el de los escritores amateurs:
Si antaño el escritor era muchas veces un funcionario público, otras un aristócrata, otras un militante y muchas un periodista, sus actuales condiciones de trabajo se han integrado al gran caudal de trabajadores cognitivos que alimentan de contenido a las grandes empresas de infoentretenimiento. Hoy los escritores se funden en la masa de editores de video, diseñadores gráficos o programadores web que proveen de contenidos baratos a los grandes cazadores de atención y de clics en abstrusos sistemas de maquila cultural desplegados a nivel global: un proletariado de monotributistas sin representación ni sindicato, emprendedores del self. (Vanoli, 2019, pp.
Esta precarización de los escritores los iguala con todos los productores de contenidos, es decir, con casi todos los usuarios de Internet. Pero la identidad digital de los escritores es no solo parte de su obra, sino lo que la fundamenta. Así, influencers, narradores y poetas tienen rasgos comunes: el anonimato carece de interés en el mundo del arte. En este sentido, “la cultura literaria se orienta hacia el consumo de autores, no de libros, y mucho menos de textos”, es decir, “todo escritor es su propia obra de arte bioprofesionalizada” (Vanoli, 2019, p. 45). Lo que se sostiene es que aquellos textos no sustentados por el carisma de su autor — expresado sobre todo en redes— carecen de interés y pasan casi siempre desapercibidos en el circuito editorial.
¿Cuáles son las estrategias comunes que Vanoli disecciona en la creación de los perfiles de escritores en las redes sociales? Una de ellas es enunciada en la cuarta hipótesis del libro: “Además de ser su propia obra de arte, todo escritor es un nanoactivista” (Vanoli, 2019, p. 49). Somos nanoactivistas porque Internet lleva al extremo la politización de la vida cotidiana, en un contexto de actualización permanente de nuestros estados. Así, “Internet es hoy el lugar de las performances políticas de la vida cotidiana” (Vanoli, 2019, p. 51), porque el diseño de sí mismo que realiza el escritor se da en un marco de corrientes de opinión que
generan climas que atraviesan sus discursos. Para Vanoli (2019), como correlato, si hay mucha agitación y movilización en los espacios públicos es por la necesidad de legitimidad que necesitan las militancias virtuales, por el imperativo de respaldarlas en las calles, proyectando performances hacia las redes.
Partiendo de este “autodiseño politizado”
La segunda de las constantes que encuentra Vanoli (2019) en el diseño de sí de los escritores, además del nanoactivismo, es la producción de sinceridad como imperativo, que no tiene que ver con lo confesional ni con la crudeza de los deseos íntimos exhibidos, ni tampoco de manera directa con lo que muestran o escriben. “La sinceridad de los escritores es el conjunto de puntos de fuga en su permanente diseño de sí” (Vanoli, 2019, p. 59).
Sin embargo, nuestra vida diaria exhibida en redes no es lo único que se ha politizado. En la sexta hipótesis
El corazón de la segunda mitad del libro es la hipótesis número nueve: “Las editoriales alternativas son galerías de arte condenadas a vender autores” (Vanoli, 2019, p. 99). Para Vanoli (2019), las editoriales alternativas actuales
Hacia el final del libro, el tono de distopía tecnofóbica que sobrevuela como un dron extraño y maléfico sobre todo el volumen se neutraliza, se modera en cierta medida, cuando Vanoli (2019) se pregunta cómo construir ciudadanías de la cultura que sean críticas y que dispongan de instrumentos para hacer frente a un mundo gobernado por compañías tecnológicas financieras. Su respuesta nodal es que el desafío de las artes y de la cultura es crear una infraestructura común que sea regulada por el Estado y que a la vez sea capaz de intervenir en el sistema educativo de manera directa. Aunque en este último capítulo intenta delinear posibles alternativas y formas, muchas veces la admitida postura “apocalíptica” del autor
Referencias bibliográficas
Groys, B. (2018). Volverse público: las transformaciones del arte en el ágora contemporánea. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Caja Negra.