Vraie Vie de Vinteuil, ambition to make Vinteuil real: although they actually create a new
character who is all the more fictitious for that matter.
Keywords: Bastianelli, composer, literature, Millet, Vinteuil
Ubicado en el centro de una tríada de creadores ficticios, el personaje de Vinteuil es el que
menos se deja domesticar en el seno de esta gran “obra abierta”
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(Defer, 1992, p. 108) que es
À la Recherche du temps perdu. Aunque se presenta en el transcurrir de las páginas, nunca se
revela por completo: es en apariencia un “hombre sin cualidades” [“homme sans qualités”],
humilde y secreto. Descrito como un “viejo bobo” (Proust, 2007, p. 228) [“vieille bête”
(Proust, 1987-89, I, p. 211)] por Swann, es reservado, poco mundano y de un pudor excesivo.
Organista de Combray, adonde se retira luego de la muerte de su esposa, y antiguo profesor
de piano de las hermanas de la abuela del Narrador (Proust, 1987-89, I, p. 111), es también el
genial compositor de la obra maestra de Marcel Proust. Así, figura-faro del anti-beuvismo
proustiano
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, ilustra la perfecta separación entre el hombre y el artista, razón que conduce a
Proust a no anclar a su personaje en la Historia, con el fin de crear un puro personaje de
ficción. Vive, además, en Montjouvain, por el lado de Swann o “côté de Méséglise” (Proust,
1987-89, I, p. 145). En la vida real, Proust se inspira en dos casas situadas en las
proximidades de Illiers, pueblo francés en donde de niño pasaba sus vacaciones, en la casa de
su tío y de su tía. Estas dos casas, respectivamente Montjouvin y Mirougrain, forman
Montjouvain. Como ocurre a menudo en Proust, la mezcla es voluntaria, con el objetivo de
hacer que el lugar entre en la ficción. A fin de cuentas, es esencialmente la música de
Vinteuil lo que vive a través de la novela.
El compositor es presentado en los salones del mismo modo que otros compositores
contemporáneos de Proust, e incluso es definido como “el mayor músico” (Proust, 2009, p.
248) [“le plus grand musicien” (Proust, 1987-89, III, p. 263)] de la época. Asimismo, poseía
un estilo musical que se reconocía de inmediato cualquiera fuera el fragmento interpretado, lo
que es propio del compositor de genio: “La audición de una obra suya no dejaba abrigar duda
alguna” (Proust, 2009, p. 262) [“L’audition d’une œuvre de lui ne laissait aucun doute”
(Proust, 1987-89, III, p. 758)]. Para describir las obras musicales imaginarias de Vinteuil,
Proust se inspiró en numerosos hechos musicales concretos y en variadas impresiones. La
multiplicación de las fuentes y la voluntad del escritor de enturbiar las pistas contribuyen a
crear una síntesis de lo que es un músico francés en aquel entonces (Leblanc, 2017, p. 22).
Con esto, Proust consigue también liberar por completo, a la vez que multiplica los indicios,
la obra musical de À la Recherche du temps perdu de toda referencia, creando una
“metabolización” (Mauriac Dyer, 2013, p. 51) de las fuentes. Vinteuil se revela entonces
profundamente ficticio.
Los compositores ficticios en la literatura
Las historias sobre compositores que solo existen en los libros son una subcategoría de la
ficción relativamente reciente. En la literatura occidental, surgen en el siglo XVIII en
Alemania
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. Anteriormente no se encuentran rastros de compositores ficticios en una obra
novelística: todos eran reales. El escritor alemán Wilhelm Heinrich Wackenroder parece ser
el primero, con La singular vida musical del compositor Joseph Berglinger (breve relato que
se encuentra en Efluvios cordiales de un monje amante del arte, traducción de
Herzensergießungen eines kunstliebenden Klosterbruders), de 1796. Una construcción
semejante no es solo una salida para evitar alcanzar a los hombres reales, sagrados e
intocables. Un compositor ficticio permite expandir los límites de lo real; los compositores
pueden ser de aquí en adelante personajes principales, incluso si no existen. Si su vida resulta