Proust transatlántico: Una lectura compartida de La Recherche por españoles e
hispanoamericanos
Herbert E. Craig
*
Resumen
Desde 1920 hasta ahora ha existido una relación transatlántica entre España e
Hispanoamérica con respecto a la gran novela francesa de Marcel Proust. Se descubrió la
Recherche a fines de 1919 con el anuncio del Premio Goncourt. Desde entonces gran
cantidad de autores franceses y españoles comenzaron a publicar artículos sobre la obra
proustiana en sus países de origen y eventualmente a enviarlos más allá del océano Atlántico.
Muy pronto la crítica hispanoamericana también incursionó en la lectura de la Recherche y
escribió textos que algunos autores españoles pudieron consultar con el tiempo. A través de
traducciones, artículos y hasta libros enteros compartieron sus ideas y conocimientos de la
obra proustiana con otros ensayistas de lengua española. El siguiente estudio es un intento de
mostrar de qué manera una parte de la crítica literaria española, argentina, chilena,
venezolana, mexicana, etcétera, elaboró un entramado crítico de textos sobre Proust que se
leyó asiduamente de un lado al otro del Atlántico.
Palabras claves: españoles, hispanoamericanos, Proust, Recherche, artículos
Transatlantic Proust: A Shared Reading of the Recherche by Spaniards and Spanish
Americans
Abstract
From 1920 until now there has existed a transatlantic relation between Spain and Spanish
America with regard to the great French novel by Marcel Proust. The Recherche was
discovered at the end of 1919 with the announcement of the Goncourt Prize. Since then a
large number of French and Spanish authors began to publish articles about Proust’s work in
their countries of origin and, eventually, to send them across the Atlantic Ocean. Very soon,
Spanish American critics also embarked upon the reading of the Recherche and wrote texts
that some Spanish authors could consult over time. Through translations, articles and even
entire books they shared their ideas and knowledge of Proust’s work with other essayists of
*
Profesor Emérito de español, con un doctorado en español y una segunda maestría en francés. Department of
Modern Languages, College of Arts & Sciences, University of Nebraska at Kearney, USA. craig@unk.edu
Recibido 23/12/2020 Aceptado 15/04/21
the Spanish language. The following study is an attempt to show in what way some Spanish,
Argentine, Chilean, Venezuelan, Mexican, etc. literary critics elaborated a tapestry of critical
texts about Proust which were read frequently from one side of the Atlantic to the other.
Key words: Spaniards, Spanish Americans, Proust, Recherche, articles
La relación crítica y literaria entre el novelista francés Marcel Proust y los lectores y
escritores hispanoamericanos se engloba en una ruta translatántica que À la recherche du
temps perdu (1913-1927) recorrió para llegar desde Francia a Latinoamérica. No obstante,
existe también otro sentido en que Proust se convirtió en un asunto transatlántico porque la
lectura de la Recherche en España y una determinada cantidad de textos sobre la obra
producidos allí influyeron al otro lado del océano. Asimismo, con el tiempo, el fenómeno
Proust cruzaría las aguas en sentido inverso.
Comienzos: 1919-1929
Según mis investigaciones, el primer artículo sobre Proust publicado en Hispanoamérica
fue escrito por un corresponsal francés de El Universal de Caracas, Francis de Miomandre,
para anunciar que Proust había ganado el Premio Goncourt (23/I/1920)
1
, fue seguido en el
mismo periódico unos meses después por otro artículo del español Corpus Barga (Andrés
García de la Barga), corresponsal que envió desde París a Caracas el texto “Marcel Proust”
para El Universal del 28 de mayo, al igual que envió a El Sol de Madrid un texto similar el 27
de marzo.
2
De la misma manera, luego de la muerte de Proust en noviembre de 1922, Corpus
Barga publicó su encomio del novelista francés primero en El Sol (28/XI/1922) y luego en El
Universal (25/I/1923). En estos artículos Barga quería informar a sus lectores españoles y
venezolanos sobre los valores originales de Proust: su comprensión de las clases altas, la
importancia del tiempo en su obra y su renovación de la novela psicológica francesa.
En otros países de habla hispana también podemos observar cómo algunos escritores
facilitaron desde España la recepción de Proust en Latinoamérica. Estos, sin embargo, no
eran siempre españoles. Alberto Insúa, de origen cubano, quien había escrito en La
Correspondencia de España (23/XII/1919) sobre el Premio Goncourt y otro premio, el de
Fémina-Vie Heureuse, y había observado de Proust que era “intimista” o “sensitivo” y que
toda su obra “emana de su sensibilidad”, fue autor del primer artículo sobre la Recherche en
Argentina. En “Un psicólogo: Proust”, que apareció en La Nación el 17 de octubre de 1920
3
,
Insúa citó a Édmond Jaloux y Jacques Rivière para mostrar que Proust seguía a Stendhal y
superaba en lo psicológico a autores como Flaubert y Barrès. Asimismo el gran erudito
mexicano Alfonso Reyes envió desde Madrid a la revista Social de La Habana uno de los
primeros artículos publicados en Cuba: “Vermeer y la novela de Proust” (II/1924).
Hay que reconocer que el caso de cada país fue un poco diferente. Por ejemplo, en Chile
un crítico literario francés que había sido cura, Emile Vaïsse (cuyo pseudónimo fue “Omer
Emeth”) publicó el primer artículo chileno sobre Proust. Aparecel 11 de abril de 1921 en
El Mercurio de Santiago y resultó ser el primer texto acerca de Proust realmente escrito en
toda Hispanoamérica. En el caso de México, se publicaron en Revista de Revistas en marzo
de 1920 tres fragmentos del segundo tomo de Proust que habían aparecido antes en una
revista de autores latinoamericanos residentes en París y Londres, América Latina (II/1920).
4
Sin embargo, no hubo en México artículos sobre Proust hasta 1925. Curiosamente, entre los
primeros destaca la traducción de un artículo norteamericano: “Marcel Proust el literato más
grande de Francia juzgado por el espíritu sajón” de Rose Lee (El Ilustrado Universal,
8/X/1925)
5
.
Por otra parte, aun en el caso de los textos enviados desde España, no todos eran
simplemente artículos publicados anteriormente allí. Tal vez pensando en la gran afición de
los argentinos por la literatura francesa, José Ortega y Gasset envió la versión española de su
famoso ensayo acerca de Proust a La Nación de Buenos Aires. De este modo, “Tiempo,
distancia y forma en el arte de Proust” apareció en ese periódico el 14 de enero de 1923, solo
quince días después de su versión francesa en La Nouvelle Revue Française. Todavía hoy se
considera una de las mejores contribuciones extranjeras al “Hommage à Marcel Proust”, pero
no aparecería en España hasta la publicación del tomo VIII de El Espectador en 1934. Según
Ortega, la Recherche fue muy original porque implicaba “una nueva manera de ver… de
tratar el tiempo y de instalarse en el espacio” (Ortega, 1923, p. 18).
El hecho mismo de que el ensayo de Ortega se haya publicado en Buenos Aires es muy
significativo. Inició un diálogo muy temprano sobre Proust entre el filósofo español y la
crítica literaria argentina. Aunque no se atrevían a responder a los críticos franceses, sí podían
poner reparos a este español, que unos años antes, había visitado el país. Pocos meses
después de la publicación del ensayo, un crítico español residente en Argentina, Antonio
Herrero, en su artículo La obra de Marcel Proust” (Nosotros, VI/1923), escribió que Ortega
había dicho algo más bien obvio sobre el tiempo y la distancia en Proust. De igual manera,
más adelante, el novelista argentino Manuel Gálvez refutó la idea de Ortega de que Proust era
miope. En un artículo de La Nación (4/XI/1923) y luego en una versión ampliada de este que
se publicó en su libro El espíritu de aristocracia y otros ensayos (1924), Gálvez contradijo a
Ortega en su apreciación sobre Proust: “lo imagino con un microscopio en cada ojo, de
manera que puede advertir lo infinitamente pequeño ya sea en el orden espiritual o entre las
cosas materiales” (Gálvez, 1924, p. 162). En su caso, Victoria Ocampo simplemente citó a
Ortega en su primer texto vinculado con la Recherche,“La alegría de leer a Rabindranath
Tagore” (La Nación, 9/XI/1924). Otro novelista argentino, Roberto Mariani, comenzó una
conferencia suya, “Introducción a Marcel Proust”, que se publicaría luego en Nosotros
(IV/1927), hablando precisamente de Ortega y se refirió a él varias veces en el texto, lo cual
sugiere que el aporte del español fue fundamental para el comienzo de la discusión de Proust
en Argentina
6
, que se adelantó a todos los otros países hispanoamericanos con la excepción
de Chile que tenía un crítico de origen francés.
7
De manera semejante, Ortega, y quizás por razones similares “Azorín” (José Martínez
Ruiz), publicó más sobre Proust en Argentina que en España. Aun antes de la publicación de
su famoso artículo “El arte de Proust” en ABC de Madrid el 4 de noviembre de 1925,
8
Azorín
escribió para La Prensa de Buenos Aires una reseña en dos partes del libro de Léon Pierre-
Quint Marcel Proust, la cual apareció el 18 y el 22 de octubre de 1925. Después publicó
también en La Prensa otros dos artículos vinculados con Proust: “Las antologías”
(21/XI/1926) y “Cartas de Proust” (5/IV/1931).
9
De este modo Azorín pudo compartir sus
lecturas proustianas con el público argentino y no tuvo que preocuparse por lo que sus
lectores españoles pensaran de su interés por Proust, ya que era autor de Doña Inés (1925) y
de otras novelas quizás relacionadas con el novelista francés.
10
Otro crítico español que publicó dos artículos sobre Proust en ABC en el mismo mes que
Azorín (21 y 24/XI/1925), José María Salaverría, envió a Argentina y a Colombia distintas
versiones de sus textos. Así aparecieron una en La Nación de Buenos Aires el 29 de
noviembre de 1925 y otra en El Espectador de Bogotá el 14 de enero de 1926. Este último
artículo fue uno de los primeros de la prensa colombiana.
11
Sin duda, uno no debe exagerar la importancia de tales artículos enviados desde España. A
partir de 1923 varios argentinos y chilenos comenzaron a escribir sus propios artículos acerca
de la Recherche. Recientemente la investigadora argentina Margarita Merbilhaá ha estudiado
el caso de las revistas argentinas en “La recepción temprana de Marcel Proust en el espacio
de revistas culturales argentinas de los años veinte” (2018), aunque también se publicó
mucho sobre Proust en los periódicos de Buenos Aires. En el “Consultorio literario y
artístico” de La Nación del 5 de agosto de 1928 se nombraron algunos textos proustianos de
las revistas y periódicos:
Sobre Marcel Proust pronunció hace algún tiempo el Dr. Juan P. Ramos una
conferencia, que se publicó íntegramente en la revista Verbum El Dr.
Manuel Gálvez, por su parte, estudió diversos aspectos de la estética
proustiana en un ensayo que se publi hace algún tiempo. Nuestro
colaborador Roberto Mariani es autor de un estudio sobre Proust,
relativamente extenso, de carácter crítico y bibliográfico. Otro trabajo
argentino sobre el autor de Les plaisirs et les jours se debe al Dr. Agustín
Urtubey… El aporte argentino a la bibliografía proustiana incluye también una
composicón poética de Álvaro Melián Lafinur, titulada “Elegía a Marcel
Proust”. (1928, p. 15).
12
En el caso de Chile “Alone” (Hernán Díaz Arrieta) publi la primera de sus muchas
“Crónicas Literarias” sobre Proust en La Nación de Santiago el 17 de junio de 1923. Siendo
mucho más proustiano que Omer Emeth, Alone fue en gran parte responsable de que su
interés personal por Proust se convirtiera en un tipo de proustmanía nacional, a la que otro
chileno, Jenaro Prieto, satirizó en “Una víctima de Proust” (El Diario Ilustrado,
18/VII/1929)
13
. Por otra parte, algunos corresponsales franceses
14
e hispanoamericanos que
vivían en París, como Enrique Gómez Carrillo, mandaron desde Francia otros artículos
proustianos. Vale la pena señalar que este escritor guatemalteco publicó en 1926, en por lo
menos tres periódicos de Hispanoamérica, el mismo artículo bastante negativo hacia la
Recherche. De este modo “El calvario de un gran escritor” apareció en El Diario de la
Marina de La Habana (3/IX), El Tiempo de Bogotá (17/X) y El Universal de Caracas
(4/XI).
15
El artículo de Gómez Carrillo fue uno de los primeros de Hispanoamérica en mostrar el
lado débil de Proust y en sugerir que el fenónomeno Proust podía pasar como cualquier
moda. Sin duda, durante los años treinta y cuarenta la Recherche llegaría a ser menos popular
en Francia y en muchos otros países europeos, pero mantendría un alto nivel en naciones
hispanoamericanas, como Argentina y Chile.
16
No obstante, hubo también en esos años por lo
menos un artículo que defendió a Proust, el cual se publicó en ambos hemisferios. “El amor y
el dolor de Marcel Proust” de Manuel Bueno aparecprimero en ABC de Madrid el 4 de
junio de 1929 y luego en La Razón de Buenos Aires el 30 de julio de 1929. Frente a la crítica
de que Proust solo se ocupaba de duquesas y que él había participado personalmente en el
mundo de Sodoma y Gomorra, al que solo había descrito como espectador en su novela,
Bueno respondió que “Marcel Proust fue un hipersensible, o dicho de otra suerte un
sensitivo…” (Bueno, 1929, p. 7).
De todos modos, el aporte de los españoles y de los hispanoamericanos residentes en
España a la recepción de Proust en América fue considerable, y esto se nota también de otra
manera: a través de la publicación de fragmentos de la Recherche en la prensa
hispanoamericana. Aunque no hubo reseñas de la traducción realizada por Pedro Salinas de
los dos primeros tomos proustianos Por el camino de Swann (1920) y A la sombra de las
muchachas en flor (1922) que, según mis investigaciones, fueron las primeras versiones de
estos tomos en el mundo entero, sí aparecieron en Hispanoamérica unas breves selecciones
durante esos años. Precisamente, con el título del tomo inicial, el corto texto “Por el camino
de Swann” fue publicado por El Universal Ilustrado de México el 12 de noviembre de 1925.
Ya antes La Nación de Buenos Aires les había ofrecido a sus lectores La irrealidad del
pasado” el 20 de enero de 1924. Luego, El País de Montevideo proporcionó el 21 de junio de
1928 un fragmento muy conocido: Los campanarios de Martinville”
17
. Sin duda alguna, las
traducciones del célebre poeta español desempeñaron un papel esencial en la recepción de
Proust en Hispanoamérica. De ello quedan testimonios personales: en uno de los ensayos de
su libro La vida y la historia (1975), el erudito peruano Jorge Basadre habla de la “delicia” de
leer esta traducción de la Recherche “sin apuro, sin interrupciones” (Basadre, 1975, p. 222)
mientras estaba en la cárcel en 1927 por sus actividades políticas estudiantiles en los tiempos
del dictador Augusto Leguía.
Período intermedio: 1930-1970
Al igual que los españoles que no sabían leer a Proust en francés, un buen número de
hispanoamericanos esperaban con mucha anticipación la traducción de los otros tomos de la
Recherche. Así, antes de la publicación de su reseña sobre la primera parte de El mundo de
Guermantes en Crisol de Madrid (19/X/1931b), Benjamín Jarnés escribió para La Nación de
Buenos Aires “Marcel Proust en España” (10/IX/1931a). Aunque no trató de explicar por qué
Salinas no había terminado el tercer tomo ni por qué sí lo hizo José María Quiroga Pla, Jarnés
citó, como razón de la demora de casi una década entre los tomos dos y tres, ciertas
dificultades económicas de España. Asimismo, la reseña de Juan José Domenchina de la
segunda parte (que llevaba el título El mundo de Guermantes II. Sodoma y Gomorra I y que
Quiroga Pla había traducido solo) ganó el interés de parte del público hispanoamericano. Por
eso, después de su publicación en El Sol de Madrid (12/II/1933), “Marcel Proust en 1933
fue reimpreso dos veces en América: en el Repertorio Americano de San José (10/XI/1934) y
en El Tiempo de Bogotá (31/XII/1934).
18
Por otra parte, la traducción de Proust por Salinas llegó al lector hispanoamericano de
varias maneras. En 1933 Alone publicó en Chile una antología de los dos primeros tomos que
él llamó Las mejores páginas de Marcel Proust (Santiago, Nascimento). Según sus propias
palabras, este crítico chileno (que llegaría a publicar más de 40 textos relacionados con
Proust) había querido hacer él mismo una traducción, pero se dio cuenta de las dificultades y
decidió aprovecharse de la versión de Salinas que él consideró “admirable”, una
“trasmutación mágica” al español desde el francés muy complejo de Proust (Alone, 1968, p.
50). Tal antología no sació el deseo de los lectores chilenos de conocer mejor la Recherche.
Por eso unos años después, en 1937, la editorial Zig-Zag hizo la primera edición fuera de
España del segundo tomo proustiano A la sombra de las muchachas en flor, que había ganado
el Premio Goncourt.
Por esos años ya había comenzado en España la guerra civil, que afectó mucho la
publicación de textos asociados con Proust, además de un sinfín de otros aspectos de la vida
española. Sobre todo después del triunfo de Francisco Franco, cuyo régimen declaró a Proust
“persona non gratapor su tratamiento de la masculinidad y de la homosexualidad, poco se
publicaría en España sobre la Recherche por casi una década.
Sin embargo, nuestro asunto transatlántico dio unos pasos adelante porque algunos
escritores que huyeron de España hacia 1939, llevaron consigo su interés por Proust. Uno de
ellos, que había sido miembro de el grupo del 27, Francisco Ayala, se estableció en Buenos
Aires antes del final de la Guerra y publicó en La Nación un excelente ensayo: “Proust en la
inactualidad”. Este texto del 5 de mayo de 1940 fue incluido después en su libro Histrionismo
y representación (1944) y por fin cruzaría el mar en sentido contrario cuando se incorporó a
un libro suyo publicado en Madrid, Los ensayos. Teoría y crítica literaria (1971).
Dirigiéndose a lectores de Argentina, de otros países hispanos y del mundo entero, Ayala
declaró que el Proust de los salones aristocráticos ya había pasado de moda, pero que el
Proust que había analizado el tiempo, la memoria y el subconsciente humano era más
pertinente y valioso que nunca.
No hubo otros exiliados españoles que contribuyeran tanto a la apreciación de Proust en
Hispanoamérica como Ayala. Sin embargo, durante los años cuarenta José María Souvirón
reseñó en la revista chilena Estudios (I/1942) el libro de Ernst Robert Curtius Marcel Proust
y Paul Valery, que se había publicado en Buenos Aires. También a través de su revista La
Verónica y su imprenta del mismo nombre, Manuel Altolaguirre ayudó a difundir en Cuba
una conferencia que había dictado la francesa Eva Fréjaville en el Círculo de Amigos de la
Cultura Francesa de La Habana el 25 de noviembre de 1942: Marcel Proust desde el
Trópico.
19
Durante los años cuarenta la traducción de Pedro Salinas de Proust ganó aún más
relevancia en Hispanoamérica. En el mismo año 1944, Libros de México publicó el segundo
tomo en la versión de Salinas A la sombra de las muchachas en flor
20
, y la casa editorial
Santiago Rueda de Buenos Aires comenzó a publicar por primera vez los siete tomos de En
busca del tiempo perdido. Por supuesto, los dos primeros, que aparecieron ese año, fueron
Por el camino de Swann y A la sombra de las muchachas en flor en la versión de Salinas. Al
año siguiente se publicó, además de El mundo de los Guermantes en la traducción de Salinas
y Quiroga Pla, la versión que había hecho el escritor argentino Marcelo Menasché de Sodoma
y Gomorra y La prisionera. En 1946 se completó la serie con Albertina ha desaparecido y El
tiempo recobrado, también traducidos por Menasché.
21
De esta manera, con la ayuda de los
traductores españoles Salinas y Quiroga Pla, una casa editorial argentina pudo realizar lo que
no se había hecho todavía en España: publicar en castellano toda la gran novela de Marcel
Proust.
22
No se puede decir cuántos ejemplares cruzaron el Atlántico para llegar a España,
pero cuando José Luis Cano reseñó para Ínsula en agosto de 1953 la primera edición
española de En busca del tiempo perdido, citó la traducción de Menasché para criticarla. En
su opinión, el poeta español Fernando Gutiérrez había traducido mejor los cuatro últimos
tomos de la Recherche. No obstante, el segundo tomo doble de esta edición de Plaza & Janés
de Barcelona (1952), el cual se iniciaba significativamente con el tomo más polémico de
Proust Sodoma y Gomorra, no recibió de los censores franquistas el permiso de venderse por
mucho tiempo. En contraste, el gobierno de Franco no prohibió la circulación en España de la
traducción argentina de los cuatro últimos tomos de En busca del tiempo perdido. Así, los
españoles que querían leer estos tomos proustianos tuvieron que hacerlo, durante quince años,
usando la traducción del argentino Menasché, a pesar de lo que Cano había alegado.
Durante los años cincuenta el interés por Proust creció en España, al igual que en
Hispanoamérica y el mundo entero, pues casi todos los críticos y lectores comenzaron a
reconocer el gran valor de la Recherche. Pero no hubo mucho intercambio sobre Proust entre
las dos orillas hispanas del Atlántico durante esos años franquistas. Por ejemplo, aunque
Carmen Castro, hija del gran erudito español Américo Castro, publicó en 1952 su libro (el
primero en esa lengua) Marcel Proust o el vivir escribiendo, no se supo mucho de él en
Hispanoamérica por una década.
23
Afortunadamente, con la reducción de la censura y el crecimiento de la industria editorial
española durante los años sesenta, algunas publicaciones proustianas de la metrópolis
llegaron a Hispanoamérica. Por eso se podía comprar y leer en el Nuevo Mundo a partir de
1966 la nueva edición de Alianza de En busca del tiempo perdido. Incluía todavía la
traducción hecha por Salinas y Quiroga Pla de los tres primeros tomos, pero para los restantes
se utilizó una versión nueva y en algunos aspectos mejor, la de Consuelo Berges. Asimismo,
Alianza/Lumen de Madrid/Barcelona publicó en 1967 la traducción en dos tomos de la
biografía de Proust realizada por el inglés George D. Painter, la cual tuvo un impacto
evidente en Hispanoamérica. Poco después aparecieron allí tres libros sobre Proust (los
primeros de Hispanoamérica): Tiempo y memoria en la obra de Proust (1967) del autor
mexicano Jaime Torres Bodet, Un mito proustiano (1968) de la investigadora chilena Marta
Rivas y Proust (1969) del escritor venezolano José Balza, que acababa de comenzar su
carrera. En cada caso es posible observar la influencia de Painter.
24
Pero en particular para
nuestros propósitos debemos notar que el libro de Torres Bodet fue reseñado por Ínsula de
Madrid (X/1967).
25
Centenario de Proust y después: 1971-2020
Para el centenario del nacimiento de Marcel Proust en julio de 1971, las dos orillas,
España e Hispanoamérica, estaban bien preparadas para rendir homenaje al sobresaliente
novelista francés. Así se publicaron muchos artículos sobre la Recherche y su autor en los
periódicos y las revistas de casi todo el mundo hispano. Aunque La Nación de Buenos Aires
escogió cuatro artículos de célebres críticos proustianos de Francia (Henri Bonnet, Jacques de
Lacretelle, Georges Piroué y Georges Poulet), la gran mayoría de las publicaciones periódicas
dejaron hablar a escritores y aficionados proustianos de su propio país. En este aspecto casi
no hubo diferencia entre España e Hispanoamérica. Entre los escritores proustianos de los
distintos países encontramos los textos de Alone de Chile, José Bianco de Argentina,
Eduardo Caballero Calderón de Colombia, Edmundo Valadés y Juan García Ponce de
México y Rafael Conte y Consuelo Berges de España.
26
Sin embargo, en dos países donde no
se había prestado aún mucha atención a la Recherche se reprodujeron artículos proustianos
que ya habían aparecido en España. De este modo “La poesía de Marcel Proust” de Antonio
Fernández Molina se publicó en Educación de San Juan de Puerto Rico (VI/1971) después de
aparecer en Poesía española e hispanoamericana de Madrid (III/1971) y La aparición de
Proust en París (1920-1924) y su apoteosis” del escritor catalán Josep Pla
27
se publicó en La
Prensa de Managua (25/VII/1971) luego de aparecer en Destino de Barcelona (15/V/1971).
28
El centenario de Proust en 1971 también implicó discursos o conferencias sobre el
novelista francés en lugares como Santiago, México y Madrid.
29
Pero esta vez quiero
subrayar el significado de una presentación oral hecha en el mismo París. El 5 de julio, el
escritor cubano Alejo Carpentier, que en aquel momento era asesor de la Embajada Cubana
en París, ofreció un discurso formal en el muy prestigioso Collège de France: “Marcel Proust
et l’Amérique latine
30
. Como se puede leer en francés en el Bulletin Marcel Proust (1972) o
en español en Casa de las Américas (1971), Carpentier aseveró que todos los novelistas
d’Outre-Atlantiquedebían algo a Marcel Proust, es decir que este escritor francés había
influido de alguna manera en muchos escritores latinoamericanos.
31
También Carpentier
alegó, sin pruebas, que los libros de Proust “entraron por las puertas de La Habana y luego de
Buenos Aires” (Carpentier, 1971, p. 228).
32
Sin duda Carpentier no se refirió aquí al caso de España, pero en su propia novela más
proustiana, que escribió poco después de hablar en París, El recurso del método (1974), al
referirse a las “magdalenas”, recuerda, como Proust mismo, que eran “estriadas como veneras
de Compostela” (Carpentier, 1974, 92). De ese modo, Carpentier relaciona a España con
Proust en el nivel narrativo.
33
Aunque Carpentier siempre prestó más atención a Francia y al
Caribe, escribió un texto de raigrambre española, “El camino de Santiago”, en el cual el
protagonista llega desde el famoso camino de peregrinaje hasta Burgos. Pero también hay que
tomar en cuenta otra barrera, además del océano Atlántico: los Pirineos. Sin embargo, el
fenómeno Proust pudo traspasarlos muy rápidamente.
34
De los primeros años de la década del ochenta, puedo citar un caso de verdadera
colaboración entre españoles e hispanoamericanos en relación con Proust. Voces, una
publicación bimestral de Barcelona, decidió dedicar su tercer número a Marcel Proust. En
este proyecto participaron dos españoles. El escritor catalán Pere Gimferrer ya había
compuesto en su idioma un texto biográfico sobre Proust para su libro Dietari (1979-1980),
el cual fue traducido al castellano: “El señor Proust”. El investigador Luis Maristany estudió
en “Informe crítico: Proust en España” los primeros escritos sobre Proust de su país y la
traducción de Pedro Salinas.
35
Del mismo modo dos hispanoamericanos contribuyeron con
sendos ensayos: el mexicano Juan García Ponce, quien ya había publicado varios artículos
acerca de Proust, y el colombiano Ricardo Cano Gaviria, quien era más bien novato en este
campo, pero se encargó de la publicación. Los otros textos son una traducción de Menasché
de un escrito menor de Proust, y tres artículos de reconocidos críticos proustianos: dos
franceses, Gérard Genette y Roland Barthes, y un belga que enseñaba en los Estados Unidos,
Marcel Muller. Voces 3 (1982) tuvo éxito en España y llegó a algunas librerías de
Hispanoamérica. El estudio de Maristany se reimprimió años después en la revista argentina
Descartes (VII/1997).
Desde entonces los proustianos hispanos en ambos lados del Atlántico han seguido con sus
publicaciones, las cuales a veces han repercutido notoriamente en la otra orilla. Por ejemplo,
hubo dos reseñas en Buenos Aires de la segunda traducción española que hizo Julio Gómez
de la Serna de los dos primeros tomos de la Recherche (La Prensa, 1/XI/1981 y La Nación,
7/II/1982), mientras que en España no se escribió ninguna.
36
También en la revista Imagen de
Caracas se reseñaron tanto Proust y la revolución del español Juan Pedro Quiñonero (31-
X/1973) como la edición española de Álbum Proust (X/1989).
Uno de los casos más extraños de un traslado crítico más allá del océano Atlántico se
relaciona con otra antología de Proust. En 1982 el poeta español Luis Antonio de Villena, que
había escrito un pastiche proustiano, “Una carta inédita de Marcel Proust a Mme. Emile
Straus”, prepa una antología de los siete tomos de la Recherche (usando la edición de
Alianza), además de una introducción suya. Pensaba que todo estaba listo para la publicación
cuando la editorial española se declaró en bancarrota. Años después, en 1988, y sin
comunicarse con De Villena, una editorial argentina, L. C. y Ecologic Editora Argentina, que
había conseguido de alguna manera el texto, lo publicó en Buenos Aires bajo el título de La
memoria involuntaria. Si yo no le hubiera hecho notar a Luis Antonio de Villena la existencia
de este libro, quizás él todavía creería que su proyecto proustiano se había perdido.
37
Por otra parte, debemos recordar otro exilio más reciente, el de numerosos escritores
latinoamericanos que huyeron durante los años setenta de gobiernos represivos y de
condiciones económicas o profesionales adversas. En efecto, dos argentinos se trasladaron a
España y publicaron allí textos sobre Proust. Blas Matamoro fue el autor del libro Por el
camino de Proust (1988)
38
y Estela Ocampo de Cinco lecciones de amor proustiano (1995).
Hoy en día la situación es similar, pero me parece de verdad digno de interés lo que ha
pasado con las tres traducciones nuevas de Proust. Precisamente en el año 2000 comenzaron
a publicarse dos en España y una en Argentina. Mauro Armiño acordó con Valdemar de
Madrid la publicación de A la busca del tiempo perdido en 2005. La versión completa de
Carlos Manzano de En busca del tiempo perdido estaba lista para el público en 2009 para
Lumen de Barcelona. Estas dos versiones son unas de las pocas traducciones en el mundo
hechas por un solo traductor. La escritora argentina Estela Canto, quien había dejado en
forma manuscrita la mayor parte de la serie cuando murió en 1994, recibió la ayuda del editor
de Losada, Miguel de Torre Borges, para la finalización de seis tomos. Otra argentina,
Graciela Isnardi, tradujo y publicó el último tomo El tiempo recuperado en 2009, al igual que
Manzano. No es sorprendente que, en nuestro mundo del siglo veintiuno con el internet y el
comercio internacional, se pueda comprar cualquiera de estas traducciones en ambos lados
del Atlántico.
39
Sin duda hay todavía casos de artículos y libros relacionados con Proust que reflejan esta
colaboración entre España e Hispanoamérica. Por ejemplo, un periodista argentino muy
aficionado a Proust, Hugo Beccacece, tradujo un libro italiano usando el título El abrigo de
Proust, que fue publicado en España (2013). También una vieja traducción proustiana de un
escritor colombiano, Eduardo Caballero Calderón, que se había publicado por primera vez en
1945, Los salones y la vida de París, se ha revisado y publicado de nuevo en Sevilla en 2011
(Espuela de Plata).
40
Por otra parte, el interés de algunos profesores y doctorandos en
filosofía especializados en Proust, a veces desde la perspectiva de Walter Benjamin o
Maurice Merleau-Ponty sobre la Recherche, puede observarse en la Universidad Nacional de
La Plata, Argentina. Allí, el profesor Julio César Moran comenzó a escribir, hacia 1993,
ponencias de tipo filosófico sobre Proust. Formó un equipo de investigaciones proustianas
alrededor del año 2000, con el cual ha publicado dos libros con sus ponencias: Proust más
allá de Proust (2001) y Proust ha desaparecido: una memoria de los paraísos perdidos
(2006).
41
De manera que no me parece casual que se haya escrito tambien en otros lugares
hispanos más de una tesis o libro sobre Proust y Merleau-Ponty, tal como ocurre por ejemplo
en el caso de Barcelona y en lengua catalana.
42
Sin embargo, me parece más evidente este panhispanismo en algunas bibliografías. Yo,
como estudioso estadounidense que he tratado de examinar en detalle el proustianismo en
Hispanoamérica y en España en dos libros míos (Marcel Proust and Spanish America, 2002 y
La Reception of the Writings of Marcel Proust in Spain, 2012),
43
que se ha avanzado
mucho en este campo desde el primer intento del mexicano Alfonso Reyes de crear una
bibliografía latinoamericana: “Proust en América” (Libra, Buenos Aires, 1929; Monterrey,
Río de Janeiro, 1930-1933). Además de las bibliografías de mis dos libros, hay que citar el
caso de “Lectores de Proust” (Cuadernos Hispanoamericanos, IX/1991) en donde,
sirviéndose de su experiencia de vivir en Argentina y España, Blas Matamoro nombró todos
los artículos y libros sobre Proust de los dos continentes que había visto.
44
Quisiera señalar
otras dos bibliografías más recientes: una de España y otra de Chile. Aunque solo incluyen
libros y no artículos, aquellos vienen de ambos lados del Atlántico y muestran que, en cada
orilla, se conoce hoy mayormente lo que se ha publicado en español allende el mar. En el
primer tomo de su nueva traducción (2000), el español Mauro Armiño añade, después de su
bibliografía proustiana general, una Bibliografía española,” que incluye “Estudios y
ensayos”. Allí aparecen los libros del uruguayo Mario Benedetti, del puertorriqueño Esteban
Tollinchi y del mexicano Jaime Torres Bodet, además de los libros de los españoles Carmen
Castro, José Antonio Vizcaíno, Luis Gaston Elduayen y Víctor Gómez Pin. En el caso del
chileno Daniel Swinburn, hasta el título de su libro Para leer a Proust: La mirada de Alone
(2001) parece imitar el título de un estudio español: Para leer a Marcel Proust (1990) de
Javier del Prado. En general, en su bibliografía de “Proust en español”, encontramos casi los
mismos títulos españoles e hispanoamericanos. Pero quizás por algún descuido o falta de
conocimiento los dos, el chileno Swinburn y el español Armiño, omitieron el primer libro
chileno sobre Proust escrito por Marta Rivas, al igual que el libro del venezolano José
Balza.
45
En fin, muchos españoles e hispanoamericanos se han interesado por el novelista francés
Marcel Proust, han leído su enorme novela entre otros de sus textos, han hecho traducciones
y han escrito artículos, ensayos y libros sobre el autor, los cuales se difundieron a ambos
lados del Atlántico.
46
Esta actividad intelectual compartida ha sido muy fructífera y ha de
continuar en el futuro.
47
Referencias bibliográficas
Aleixandre, V. (15 de mayo de 1971). Aquel camino de Swann. Destino (Barcelona), 21.
[Reimpr. en Diálogos (México), (43) (I-II/1972), 4-5].
Alone. (17 de junio de 1923). Marcel Proust. La Nación (Santiago), 4.
Alone. (1968). Prólogo. En M. Proust, Las mejores páginas de Marcel Proust (pp. 50-52).
Santiago: Zig-Zag.
Alpha. (18 de diciembre de 1921). Marcel Proust: Juicio de un crítico inglés. La Nación
(Buenos Aires).
Anónimo. (octubre de 1967). Reseña de J. Torres Bodet, Tiempo y memoria en la obra de
Proust. Ínsula.
Anónimo. (29 de enero de 1968). Reseña de G. D. Painter, Marcel Proust.
Hispanoamericano (México).
Anónimo. (18 de julio de 1971). Un siglo a la sombra de Marcel Proust. El Mercurio
(Santiago), 4.
Anónimo. (1 de noviembre de 1972). Coloquio sobre Proust. Estafeta Literaria (Madrid),
(485), 51.
Araujo Costa, L. (24 de enero de 1920). Figuras contemporáneas: Marcel Proust. La Época
(Madrid), 4.
Armiño, M. (2000). VI. Bibliografía española. En Autor, A la busca del tiempo perdido I (pp.
CCXCVII-CCXCVIII). Madrid: Valdemar.
Ayala, F. (5 de mayo de 1940). Proust en la inactualidad. La Nación (Buenos Aires), sec. 2,
p. 1. Reimpr. en Autor (1944), Histrionismo y representación (pp. 133-145). Buenos
Aires: Sudamericana, y en Autor (1971), Los ensayos. Teoría y crítica literaria (pp.
1215-1222). Madrid: Aguilar.
Azorín. (18 de octubre de 1925). Reseña de L. Pierre-Quint, Marcel Proust. La Prensa
(Buenos Aires), sec. 2, p. 2.
Azorín. (22 de octubre de 1925). Las dos ideas de Proust. La Prensa, sec. 2, p. 1.
Azorín. (4 de noviembre de 1925). El arte de Proust. ABC (Madrid), 1. Reimpr. en El País
(Montevideo), 11/XII/1925, 12.
Azorín. (21 de noviembre de 1926). Las antologías. La Prensa.
Azorín. (5 de abril de 1931). Cartas de Proust. La Prensa, sec. 2. Reimpr. en Autor,
Ultramarinos (1966), (pp. 39-45). Barcelona: E.D.H.S.A.
Barga, C. (27 de marzo de 1920). Un letrado chino: Marcel Proust y sus novelas. El Sol
(Madrid), 6. Reimpr. como Novelistas franceses: Marcel Proust en El Universal
(Caracas), 28/V, 1.
Barga. C. (28 de noviembre de 1922). El entierro de Proust. El Sol, 1. Reimpr. en El
Universal, 25/I/1923.
Basadre, J. (1975). La vida y la historia. Lima: Fondo del Libro del Banco Industrial del
Perú.
Balza, J. (1969). Proust. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
Bianco, J. (3 de febrero de 1974). El ángel de las tinieblas (segunda parte). La Nación, sec. 3,
pp. 1-2.
Blanco, J. J. (febrero de 2006). Retratos con paisaje Proust proliferado. Nexos, (338), 71-76.
Buceta, M. (2020). Merleau-Ponty lector de Proust: Lenguaje y verdad. Argentina: Sb
Editorial.
Bueno, M. (4 de junio de 1929). El amor y el dolor en Marcel Proust. ABC, 7. Reimpr. en La
Razón (Buenos Aires), 30/VII.
Cano, J. L. (15 de agosto de 1953). Proust en castellano. Ínsula (Madrid), (92), 6-7.
Cano Gaviria, R. (Ed). (1982). Marcel Proust. Voces (Barcelona), (3).
Capistrán, M. (14 de julio de 1971). Proust en México. ¡Siempre! “La Cultura en México”,
(492), vii-ix.
Carpentier, A. (1969). El camino de Santiago. En Autor, Guerra del tiempo (pp. 15-76).
México, Compañía General de Ediciones, S. A.
Carpentier, A. (1971). Marcel Proust en la América Latina. Casa de las Américas (La
Habana), (69), 227-229.
Carpentier, A. (1972). Marcel Proust et l’Amérique latine. Bulletin de la Société des amis de
Marcel Proust et des amis de Combray, (22), 1321-1326.
Carpentier, A. (1974). El recurso del método. Madrid: Siglo XXI Editores, S. A.
Castro, C. (1952). Marcel Proust o el vivir escribiendo. Madrid, Revista de Occidente.
Consultorio literario y artístico. (5 de agosto de 1928). La Nación, 15.
Craig, H. E. (1983). “The Presence of Proust in Argentine Narrative” (Tesis doctoral).
University of Wisconsin-Madison. Madison.
Craig, H. E. (enero-junio de 1999). Proust en España y en Hispanoamérica: La recepción
1920-1929. Bulletin Hispanique (Bordeaux), 101 (1), 175-185.
Craig, H. E. (2002). Marcel Proust and Spanish America: From Critical Response to
Narrative Dialogue. Lewisburg, PA: Bucknell University Press; London: Associated
University Presses.
Craig, H. E. (6 de noviembre de 2005). Sobre los traductores de Proust. La Nación,
Suplemento Cultura.
Craig, H. E. (2007). Reseña de J. C. Moran, Proust ha desaparecido: una memoria de
paraísos perdidos. Bulletin Marcel Proust, (27), 124-125.
Craig, H. E. (2012). La Reception of the Writings of Marcel Proust in Spain: Translations,
Literary Criticism and Narrative Influence. Lewiston: The Edwin Mellon Press.
Craig, H. E. (2020). Assessing the English and Spanish Translations of Proust’s À la
recherche du temps perdu. New York: Peter Lang.
De Diego, J. L. (2020). Los autores no escriben libros: Nuevos aportes a la historia de la
edición. Ciudad autónoma de Buenos Aires: Ampersand.
De María, L. (Ed.). (1988). Album Proust. Madrid: Mondadori, S. A.
De Torre, G. (16 de marzo de 1967). Permanencia de Proust. Clarín (Buenos Aires), sec. 3.
De Villena, L. A. (marzo-abril de 1981). Carta inédita de Marcel Proust a Mme. Emile
Straus. Cuadernos del Norte, (6), 66-69.
Domenchina, J. J. (12 de febero de 1933). Marcel Proust en 1933. El Sol, 2. Reimpr. En
Repertorio Americano, (706) (10/XI/1934), 281-282, y en El Tiempo (Bogotá),
31/XII/1934, 46.
Emeth, O. (11 de abril de 1921). Marcel Proust - ¿En qué consiste la novedad de su arte? El
Mercurio (Santiago), 3.
Farrés Famadas, G. (2004). Presència de Proust en l’obra de Merleau-Ponty (Tesis doctoral).
Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona.
Fernández Molina, A. (marzo de 1971). La poesía de Marcel Proust. Poesía española e
hispanoamericana (Madrid), 2a serie, (219), 8-9. Reimpr. en Educación (San Juan,
P.R), (33) (VI), 115-117.
Foschini, L. (2013). El abrigo de Proust. Trad. de H. Beccacece. Madrid: Editorial
Impedimenta.
Frejaville, E. (1942). Marcel Proust desde el Trópico. La Habana: La Verónica.
Gallo, R. (2014). Proust’s Latin Americans. Baltimore: John Hopkins University Press.
Gálvez, M. (4 de noviembre de 1923). A propósito de Proust: la literatura y el conocimiento.
La Nación, sec. 3, pp. 4-8.
Gálvez, M. (1924). La literatura y el conocimiento: a propósito de Marcel Proust. En Autor,
El espíritu de aristocracia y otros ensayos (pp. 145-166). Buenos Aires: Agencia
general de librería y publicaciones.
Gálvez, M. (1961). Recuerdos de la vida literaria. Vol. II. En el mundo de los seres ficticios.
Buenos Aires: Librería Hachette, S. A.
Gimferrer, P. (1982). El señor Proust. Voces, (3), 3-4.
Gómez, C. A. (7 de febrero de1982). Nueva traducción de Proust. Reseña de En busca del
tiempo perdido I. La Nación (Buenos Aires).
Gómez Carrillo, E. (3 de septiembre de 1926). El calvario de un gran escritor. Diario de la
Marina (La Habana), 16. Reimpr. en El Tiempo (Bogotá), (171) (17/X), 333-334, y
en El Universal (Caracas), 4/XI, 8.
Gómez Carrillo, E. (1927). La nueva literatura francesa. Madrid: Editorial Mundo Latino.
González Fernández, F. (1998). Du côté de Saint-Jacques: le singulier pèlerinage de la
Recherche [Del lado de Saint-Jacques: el peregrinaje extraño de la Recherche]. En
T. García-Sabell Torneo (Ed.), Les chemins du texte. Vol. 1 (pp. 275-284). Santiago:
Universidade de Santiago de Compostela.
Guerra, Á. (15 de enero de 1920). Marcel Proust. El Figaro (Madrid). Reimpr. En El
Universal (Caracas), 4/III, 4, y en La Nota (Buenos Aires), (249) (21/V), 1812.
Guillot Muñoz, A. (octubre de 1925). Marcel Proust, essai d’une littérature introspective. La
Cruz del Sur (Montevideo), (7), 32; (9) (XII), 25-28.
Guillot Muñoz, G. (junio de 1950). El bajo bosque proustiano. Revista de la Facultad de
Humanidades y Ciencias (Montevideo), 4 (5), 211-243.
Herrero, A. (junio de 1923). La obra de Marcel Proust. Nosotros (Buenos Aires) (169), 208-
215.
Insúa, A. (23 de diciembre de 1919). Dos premios literarios. La Correspondencia de España.
Insúa, A. (17 de octubre de1920). Apuntes sobre la renovación literaria en Francia: Un
psicólogo: Proust. La Nación (Buenos Aires), sec, 2, p. 2.
Jarnés, B. (10 de septiembre de 1931a). Marcel Proust en España. La Nación (Buenos Aires),
8.
Jarnés, B. (19 de octubre de 1931b). Proust en español. Crisol (Madrid), 2.
Lee, R. (5 de julio de 1925). Proust the Most Complex Problem of the Decade [Proust, el
problema más complejo de la década]. The New York Times Book Review.
Lee, R. (8 de octubre de 1925). Marcel Proust, el literato más grande de Francia juzgado por
el espíritu sajón. El Ilustrado Universal (México), (439), 12, 42.
Magaña-Esquivel, A. (28 de octubre de 1974). Otro inventor de la realidad.
Hispanoamericano, 57-58.
Mariani, R. (abril de 1927). Introducción a Marcel Proust. Nosotros, (215), 16-23.
Maristany, L. (1982). Informe crítico: Proust en España. Voces, (3), 61-71. Reimpr. en
Descartes (Argentina), 9 (15-16) (VII/1997), 113-124.
Martel, J. (febrero de 1920). Reseña de À l’ombre des jeunes filles en fleurs. Cosmópolis
(Madrid), (14), 50-51.
Martel, J. (enero de 1921). Reseña de Le côté de Guermantes. Cosmópolis, (25), 133-135.
Matamoro, B. (1988). Por el camino de Proust. Barcelona: Editorial Anthropos.
Matamoro, B. (septiembre de 1991). Lectores de Proust. Cuadernos Hispanoamericanos,
(495), 95-116.
Merbilhaá, M. (2018). La recepción temprana de Marcel Proust en el espacio de revistas
culturales argentinas de los años veinte. Catedral Tomada, 6 (11).
Miomandre, F. de. (23 de enero de 1920). Marcel Proust: El Premio Goncourt. El Universal
(Caracas), 5.
Miranda, J. E. (31 de octubre de 1973). La nueva crítica española: del ensayo escolar al
discurso desenfrenado. Reseña de J. P. Quiñonero, Proust y la revolución. Imagen,
(88-89), sec. 2, p. 9.
Ocampo, E. (2006). Cinco lecciones de amor proustiano. Barcelona: Ediciones Destino, S. A.
Ocampo, V. (9 de noviembre de 1924). La alegría de leer a Rabindranath Tacore [sic]. La
Nación, sec. 3, p. 3.
Ortega y Gasset, J. (1 de enero de 1923). Le temps, la distance et la forme chez Proust. La
Nouvelle Revue Française.
Ortega y Gasset, J. (14 de enero de 1923). Tiempo, distancia y forma en el arte de Proust. La
Nación, 18. Reimpr. en Autor (1934), El Espectador. Vol. 8. Madrid: Revista de
Occidente.
Ortega y Gasset, J. (1925). Ideas sobre la novela. En Autor, La deshumanización del arte e
Ideas sobre la novela (pp. 83-149). Madrid: Revista de Occidente.
Painter, G. D. (1967). Marcel Proust: Biografía (2 vols. Trad. de Andrés Bosch). Madrid/
Barcelona: Alianza/Lumen Editorial.
Paz, O. (2018). Memorias y palabras: Cartas a Pere Gimferrer, 1966-1997. México:
Editorial Planeta Mexicana.
Peltzer, F. (1 de noviembre de 1981). Reseña de En busca del tiempo perdido I. La Prensa
(Buenos Aires), 7.
Pérez Ferrero, M. (28 de diciembre de 1933). Reseña de J. Torres Bodet, Estrella de día. El
Heraldo de Madrid, 2.
Petersen, L. (2019). Las traducciones de Santiago Rueda editor en la encrucijada de su
tiempo. 1611 (13).
Pla, J. (15 de mayo de 1971). La aparición de Proust en París (1920-1924) y su apoteosis.
Destino, 27-29. Reimpr. en La Prensa (Managua), 25/VII, 3.
Pla, J. (2004). 1920 literario: El año de Marcel Proust. En Autor, La vida básica. Antología
mínima de Josep Pla (pp. 483-488). México: Universidad Nacional Autónoma de
México.
Prado, J. del. (1990). Para leer a Marcel Proust. Madrid: Palas Atenea Ediciones, S. A.
Prieto, J. (18 de julio de 1929). Una víctima de Proust. El Diario Ilustrado (Santiago).
Proust, M. (febrero de 1920). El Premio Goncourt: “Las jóvenes”, Las flores”, “Las
sirenas”. América Latina (Londres y París), 15. Reimpr. en Revistas de Revistas
(México), (514), (7/III), 19, y en Orto (Manzanillo, Cuba) 9 (20) (18/VII), 4-5.
Proust, M. (20 de enero de 1924). La irrealidad del pasado. La Nación (Buenos Aires), sec. 3,
p. 8.
Proust, M. (12 de noviembre de 1925). Por el camino de Swann. El Universal Ilustrado,
(444), 55-56.
Proust, M. (21 de junio de 1928). Los campanarios de Martinville. El País (Montevideo), 12.
Proust, M. (1933). Las mejores páginas de Marcel Proust (Selección e introduccción de
Alone). Santiago: Nascimento.
Proust, M. (1937). A la sombra de las muchachas en flor (Trad. de P. Salinas). Santiago: Zig-
Zag.
Proust, M. (1944). A la sombra de las muchachas en flor (Trad. de P. Salinas). México:
Libros de México.
Proust, M. (1944-1946). En busca del tiempo perdido (7 vols. Trad. de P. Salinas, J. M.
Quiroga Pla, M. Menasché). Buenos Aires: Santiago Rueda.
Proust, M. (1945). Los salones y la vida de París (Trad. de E. Caballero Calderón). Bogotá:
Librería Suramérica. Revisión de V. Corbi. Sevilla: La Espuela de Plata, 2011.
Proust, M. (1952). En busca del tiempo perdido (2 vols. Trad. de P. Salinas, J. M. Quiroga
Pla, F. Gutiérrez). Barcelona: Plaza & Janés.
Proust, M. (1966-1969). En busca del tiempo perdido (7 vols. Trad. de P. Salinas, J. M.
Quiroga Pla, C. Berges). Madrid: Alianza Editorial.
Proust, M. (1970-1993). Correspondance de Marcel Proust. 21 vols. P. Kolb (Ed.). París:
Plon.
Proust, M. (1981). En busca del tiempo perdido I (Trad. de J. Gómez de la Serna). Madrid:
Aguilar.
Proust, M. (1987-1989). À la recherche du temps perdu (4 vols.). Paris : Gallimard,
Bibliothèque de la Pléiade.
Proust, M. (1988). La memoria involuntaria (Selección e introducción de L. A. de Villena).
Buenos Aires: L. C. y Ecología Editora Argentina.
Proust, M. (2000-2005). A la busca del tiempo perdido (3 vols. Trad. de M. Armiño). Madrid:
Valdemar.
Proust, M. (2000-2009). En busca del tiempo perdido (7 vols. Trad. de C. Manzano).
Barcelona: Lumen.
Proust, M. (2000-2009). En busca del tiempo perdido (7 vols. Trad. de E. Canto, G. Isnardi.
M. de Torre Borges (Ed.)). Buenos Aires: Editorial Losada, S. A.
Pujol, C. (1982). El tiempo de Proust. Historia universal de la literatura. 20. Bogotá:
Editorial Oveja Negra.
Quiñonero, J. P. (1972). Proust y la revolución. Madrid: Taurus.
Rangel Guerra, A. (1964). Imagen de la novela. Monterrey: Universidad de Nuevo León.
Rebry, L. (octubre de 1989). Reseña de Álbum Proust. Imagen (Caracas), 100 (58), 45.
Reyes, A. (febrero de 1924). Vermeer y la novela de Proust. Social (La Habana), 9 (2), 30-31,
77.
Reyes A. (inverno de 1929). Proust en América. Libra (Buenos Aires), (1), 87-89.
Reyes, A. (junio de 1930). Proust en América. Monterrey (Rio de Janeiro), (1), 8; (2)
(VIII/1930), 5; (5) (VII/1931), 4; (10) (III/1933), 2.
Rivas, M. (1968). El mito proustiano. Santiago: Editorial Universitaria, S. A.
Salaverría, J. M. (21 de noviembre de 1925). Vida y personas literarias. ABC, 1.
Salaverría, J. M. (24 de noviembre de 1925). Literatura de Marcel Proust. ABC.
Salaverría, J. M. (29 de noviembre de 1925). Unas palabras sobre Marcel Proust. La Nación
(Buenos Aires), 16. Reimpr. como “Sobre Marcel Proust” en El Espectador
(Bogotá), (60) (14/I/1926), 12.
Sender, R. J. (14 de mayo de1949). Proust: Man of Genius? The New Leader (New York), 11.
Souviron, J. M. (enero de 1942). Reseña de E. R. Curtius, Marcel Proust y Paul Valery.
Estudios (Santiago), (108), 67-68.
Swinburn, D. (2001). Biografías y estudios sobre Proust en español. En Autor, Para leer a
Proust: La mirada de Alone (pp. 130-132), Santiago: Aguilar Chilena de Ediciones,
Ltda.
Torres Bodet, J. (noviembre de 1928). Aniversario de Proust. Contemporáneos, 1 (6), 280-
291.
Torres Bodet, J. (1967). Tiempo y memoria en la obra de Proust. México: Porrúa, S. A.
Torres Bodet, J. (1985). Narrativa completa (2 vols.). México: Editorial Offset, S. A.
Vizcaíno, J. A. (1969). Marcel Proust. Madrid: EPESA.
Notas
1
Por casualidad, Luis Araujo Costa publicó el primer artículo completo en España, “Figuras contemporáneas:
Marcel Proust”, el 24 de enero de 1920, es decir, un día después del artículo de Francis de Miomandre en
Venezuela.
2
En otro artículo (El Figaro, Madrid, 15/I/1920) Ángel Guerra lamentó la pérdida del libro sobre la guerra, Les
croix de bois de Roland Dorgelès. Se reimprimió en El Universal de Caracas (4/III) y La Nota de Buenos Aires
(21/V).
3
Esto significa que Argentina fue el segundo país de Hispanoamérica y el tercero del mundo hispano en
publicar un artículo sobre Proust.
4
Como se ve en la Correspondance de Marcel Proust XIX, 43-44, 129-130,el peruano Ventura García
Calderón había pedido a Proust una fotografía para esta publicación. Los mismos fragmentos se publicarían
después en la revista Orto de Manzanillo, Cuba (18/VII/1920).
5
Su versión original había aparecido en The New York Times Book Review (5/VII/1925). Un ejemplo del interés
de los argentinos por la crítica proustiana internacional se ve en una nota de “Alpha”: J. Middleton Murry (La
Nación, 18/XII/1921).
6
Después de la publicación de “Ideas sobre la novela” (1925), el mexicano Jaime Torres Bodet también
respondió a Ortega: “Sólo un análisis superficial creería inerte el cultivo de acciones apasionadas, intensamente
dramáticas, que hierve en À la recherché…” (Torres Bodet, 1928).
7
En Montevideo, Álvaro Guillot Muñoz escribió en 1925 en francés “Marcel Proust, essai d’une littérature
introspective”, La Cruz del Sur 7 (X). Su hermano Gervasio alegó equivocadamente después que fue lo primero
escrito en América sobre Proust (Guillot, 1950, p. 218).
8
Este artículo fue reproducido después en El País de Montevideo (11/XII/1925).
9
Por lo menos este artículo de Azorín fue publicado también en España en una colección de artículos de La
Prensa: Ultramarinos (Barcelona, 1966, 39-45).
10
Otro miembro de la Generación del 98, Miguel de Unamuno, también parece haber escrito un artículo sobre
Proust que envió a Caras y Caretas de Buenos Aires, pero no se publicó. Por mi parte, escribo ahora un artículo
sobre este otro asunto transatlántico.
11
Para mis investigaciones proustianas en Hispanoamérica he hecho algunos viajes y en particular, me he
tomado un año sabático en el que viajé por nueve meses a nueve países (1985-1986).
12
En mi tesis doctoral The Presence of Proust in Argentine Narrative (1983) incluí mucha información sobre el
caso de Argentina hasta 1970, la cual había reunido con la ayuda de una beca Fulbright (1976-1977).
13
Como Daniel Swinburn mostró en su libro Para leer a Proust: La mirada de Alone (2001), este crítico
chileno publicó seis meses después de la aparición de último tomo proustiano ocho artículos sobre diversos
aspectos de la Recherche.
14
Además de Miomandre, cuyo artículo de Caracas hemos visto y quien también hizo reseñas y comentarios
breves en La Nación y Nosotros, está el caso de Paul Souday, quien publicó varios artículos proustianos en
Bogotá, Buenos Aires y México.
15
Gómez Carrillo también criticó la Recherche en La nueva literatura francesa: “Hasta la soporífera y larga
prosa de Proust…” (Gómez, 1927, p. 70). Sin embargo, en su revista madrileña, Cosmópolis, hay dos reseñas
tempranas sobre Proust (II/1920 y I/1921).
16
En su ensayo “El ángel de las tinieblas” (La Nación, 3/II/1974), José Bianco recuerda que en 1945 él sabía
más sobre Proust que los franceses: “En París… se hablaba mucho de existencialismo y poco o nada de Proust.”
(Bianco, 1974, p. 2).
17
Ecos de la controversia sobre la posible influencia (o plagio) de Proust en los relatos de Pedro Salinas Víspera
del gozo llegaron hasta Uruguay, Costa Rica y Argentina.
18
Solo conozco un caso respecto al interés de los españoles por el proustianismo hispanoamericano: las
comparaciones con Proust de dos novelas publicadas en España del escritor y diplomático mexicano Jaime
Torres Bodet. Véanse La Voz, 25/I/1930 y El Heraldo de Madrid, 28/XII/1933.
19
Ramón J. Sender no contribuyó a la difusión de la Recherche en Hispanoamérica cuando publicó en Nueva
York “Proust: Man of Genius?” (The New Leader, 14/V/1949), pero esto muestra mo un exiliado español
llevó consigo su conocimiento de Proust.
20
Esta edición mexicana, igual que la chilena de unos años antes, reconoce que Salinas lo tradujo, pero algunas
ediciones de Por el camino de Swann, como la cubana y la nicargüense de 1987, ni siquiera dicen quién fue el
traductor.
21
Últimamente se ha señalado en Argentina el papel importante que hizo el artículista proustiano Max
Dickmann como asesor de Rueda en la publicación de la Recherche. Véanse los estudios de Petersen (2019) y
de De Diego (2020).
22
Como expliqué en mi nuevo libro Assessing the English and Spanish Translations of Proust’s À la recherché
du temps perdu (2020), esta edición argentina fue la segunda traducción proustiana completa en el mundo,
después de la inglesa.
23
Se pueden ver las primeras referencias a Castro en la bibliografía del mexicano Alfonso Rangel Guerra en su
libro Imagen de la novela (1964) y el artículo del suegro español de Borges, Guillermo de Torre, “Permanencia
de Proust”, Clarín (16/III/1967).
24
Algunas personas podían leer la biografía de Painter en inglés, pero otras usaron la traducción española como
se ve a través de una reseña de ella en Hispanoamericano de México (29/I/1968).
25
El libro del español José Antonio Vizcaíno, Marcel Proust, también se publicó en la estela de Painter, en
1969, pero los hispanoamericanos nunca le prestaron atención.
26
También en algunos países se publicaron homenajes a Proust, como el de “La Cultura en xico” de la
revista ¡Siempre! (14/VII/1971), donde Miguel Capistrán publicó un estudio nacional excelente, “Proust en
México”. España sobresalió con seis homenajes.
27
Otro texto de Pla sobre Proust, que él escribió primero en catalán, fue traducido al castellano y aparecen
una antología mexicana de su obra: “1920 literario: El año de Marcel Proust” (2004).
28
Para este número de Destino el poeta español Vicente Aleixandre escribió un poema proustiano: “Aquel
camino de Swann”, el cual fue reimpreso en parte en Diálogos de México (I-II/1972).
29
Para leer sobre la conmemoración oral de Proust en Santiago, véase “Un siglo a la sombra de Marcel Proust”,
El Mercurio (18/VII/1971), para la de México “Otro inventor de la realidad”, Hispanoamericano (28/X/1974) y
para la de Madrid, Estafeta literaria (1/II/1972).
30
En el Hommage international hablaron varios críticos y estudiosos importantes de Proust, tales como
Jacques de Lacretelle, Philip Kolb y Pierre Clarac. Los representantes internacionales como Carpentier eran
pocos. Incluyeron dos de Bélgica, uno de Inglaterra y otro de Japón.
31
Confieso que este discurso me afectó mucho y que después de leerlo en 1972 empecé a estudiar aquel
fenómeno no solo literario, sino también crítico. Sin embargo, que algunos escritores latinoamericanos han
rechazado a Proust por razones políticas.
32
Ya indiqué que los primeros artículos sobre Proust aparecieron en Caracas. De los libros mismos, Carpentier
cita para La Habana 1924. Según Manuel Gálvez llegaron antes a Argentina, dos años después de Nacha (1919).
Véase En el mundo… (Gálvez, 1961, p. 265).
33
Véase, por ejemplo, el artículo del profesor español de francés Francisco González Fernández “Du de
Saint-Jacques, le singulier pèlerinage de la Recherche (1998). Muestra aquí en detalle la relación entre
Santiago de Compostela y Saint-Jacques de Proust.
34
La cercanía entre España y Francia fue un factor que permitió que aquel país ayudara a sus antiguas colonias
a descubrir la obra de Proust, pues los periódicos franceses llegaban mucho más fácilmente a España que al
Nuevo Mundo.
35
Desde 1984, cuando encontré esta publicación en Madrid, me ha ayudado, sobre todo, el estudio de
Maristany. Me alentó a buscar artículos españoles además de hispanoamericanos sobre Proust y a examinar y
comparar las traducciones de Proust al español.
36
Antes de la publicación por Aguilar de esta traducción (1981) del hermano de Ramón Gómez de la Serna,
hubo dos anuncios de que iba a publicarse (ABC, 18/X/1979 y La Vanguardia, 9/IV/1981), pero nadie la reseñó
después de su publicación.
37
Para el número 20 de su Historia Universal de la Literatura: “El tiempo de Proust” (1982), la Editorial Oveja
Negra de Bogotá contrató al español Carlos Pujol, autor de varios artículos sobre Proust (incluso de dos para el
centenario).
38
Blas Matamoro, que sigue viviendo en Madrid, ha publicado otros libros o capítulos sobre el novelista
francés: Proust y la música (2008) y “La novela familiar de los Proust” (Puesto fronterizo, 2003).
39
Algunos críticos hispanoamericanos han comentado las nuevas traducciones. Véase, por ejemplo, “Retratos
con paisaje Proust proliferado” del mexicano José Joaquín Blanco (2006). Yo mismo escribí, para el
“Suplemento Cultura” de La Nación, “Sobre los traductores de Proust” (6/XI/2005).
40
He aquí un caso más personal: en su libro Memorias y palabras (2018) el Premio Nobel mexicano Octavio
Paz intercambió ideas sobre Proust en su correspondencia con el catalán-castellano Pere Gimferrer, pues ambos
habían publicado artículos sobre la Recherche.
41
Aunque solo cité la tesis de Julio César Moran (1996) en mi primer libro, desde entonces he estudiado en más
de una ocasión su equipo de investigaciones proustianas, incluso en una reseña de su segundo libro (Bulletin
Marcel Proust, 2007).
42
Véanse la tesis de Glòria Farrés Famadas: Presència de Proust en l’obra de Merleau-Ponty (Universitat
Autònoma de Barcelona, 2004); y el libro de Martín Buceta (doctor por la Universidad Nacional de San Martín)
Merleau-Ponty lector de Proust: lenguaje y verdad (2020).
43
En solo una ocasión anterior, traté de estudiar juntas las dos partes del mundo hispano: “Proust en España y
en Hispanoamérica: La recepción 1920-1929” (Bulletin Hispanique, I-VI/1999).
44
En uno de mis viajes de investigaciones proustianas en España, un proustiano de este país llamó a Blas
Matamoro “el que había escrito más sobre Proust en España aunque no era español”.
45
Tampoco incluyeron los libros proustianos del mexicano Edmundo Valadés, de la colombiana María Cristina
Restrepo o de la profesora argentina Ana Galimberti.
46
A pesar de que un profesor de origen mexicano que enseña en los Estados Unidos, Rubén Gallo, ha escrito un
libro muy apreciado, Proust’s Latin Americans (2014), este estudio se ha limitado a las relaciones personales de
Proust.
47
Añado una contribución mía que acaba de publicarse: Assessing the English and Spanish Translations of
Proust’s À la recherche du temps perdu. Aquí estudié las traducciones de lengua inglesa además de las de
lengua española, las que también han sido transatlánticas.