la medida que la verdad tiene una relación esencial con el tiempo” (1964, p. 23). Por su parte, Compagnon,
también considera la Recherche como una novela filosófica que debe ser comprendida más que como una
búsqueda del tiempo como una búsqueda de la verdad. “[L]a Búsqueda del tiempo perdido es, ante todo, una
búsqueda de la verdad, una novela filosófica que responde a una doctrina estética: el arte no puede compararse
con la vida, la trasciende, porque él es la verdadera vida” (Compagnon, 1987, p. 9).
3
Proust es referido de modo explícito siete veces en el texto y otras tantas de modo indirecto.
4
Sobre este concepto Merleau-Ponty afirmaba que “Toda gran prosa es también una recreación del instrumento
significante, en adelante manejado según una sintaxis nueva. Lo prosaico se limita a tocar por signos convenidos
significaciones ya instaladas en la cultura. La gran prosa es el arte de captar un sentido que no había jamás sido
objetivado hasta aquí y de hacerlo accesible a todos aquellos que hablan la misma lengua” (Merleau-Ponty,
2000, p. 45). Para ampliar la centralidad del concepto y la relación con la literatura proustiana puede verse:
Buceta, (2020b), pp. 73-99.
5
Para ampliar este punto puede verse Buceta, (2020a), pp. 25-39. Allí se describen tres puntos principales de
una filosofía de lo sensible complementada con las herramientas propias de la literatura, a saber: I. La filosofía
de lo sensible como ámbito de creación; II. Una filosofía que apela al uso literario del lenguaje; y III. El
filósofo-escritor sujeto de la filosofía de lo sensible como literatura.
6
En adelante para la obra de Proust se citará en nota la referencia a la edición en francés dirigida por J. Y.
Tadié, en este caso (Proust, 1987a, p. 477).
7
(Proust, 1987a, p. 307).
8
(Proust, 1987a, pp. 477-480).
9
Es preciso señalar que para Proust la idealidad sensible es susceptible también de ser expresada por medio de
la literatura y no solamente de la música, esto se hace explícito en un pasaje en que el Narrador, en diálogo con
Albertine afirma: “… las sensaciones vagas sugeridas por Vinteuil provenían no de un recuerdo, sino de una
impresión (como la de los campanarios de Martinville) … modo por el que «oía» y proyectaba fuera de sí el
universo. En esto, en esa cualidad desconocida de un mundo único y que ningún otro músico nos había hecho
ver nunca, quizá consistía, le decía yo a Albertine, la prueba más auténtica del genio, mucho más que el
contenido de la obra misma. «¿Incluso en literatura?, me preguntaba Albertine. —Incluso en literatura». … los
grandes escritores nunca han hecho más que una sola obra, o, mejor dicho, han refractado a través de diversos
medios una misma belleza que ellos aportan al mundo. … Estas frases-tipo que usted, mi pequeña Albertine,
empieza a conocer como yo, idénticas en la Sonata, en el Septeto, en las demás obras, serían por ejemplo, si
usted quiere, en Barbey d´Aurevilly una realidad oculta revelada por una huella material, la rojez fisiológica de
la Embrujada, de Aimée de Spens …” (Proust, 2005c, p. 318; Proust, 1988b, p. 361).
10
(Proust, 1989, p. 185).
11
(Proust, 1987a, p. 305).
12
(Proust, 1989, p.186).
13
(Proust, 1987a, p. 269).
14
Sobre esta característica de Proust, Juan de Sola anota en su prólogo a la Correspondencia 1914-1922 que
“[p]oco antes de terminar su monumental edición de la Correspondance de Proust, Philip Kolb estimaba que las
más de 5000 cartas que había logrado reunir no suponían más que una vigésima parte del total. Quizá la cifra
puede sonar un tanto exagerada, pero lo cierto es que el autor de la Recherche fue un corresponsal compulsivo,
maniaco, que en muchos casos se sirvió de la carta como herramienta no ya complementaria, sino directamente
sustitutiva de la conversación personal: lo mismo la usaba para precisar unas palabras escritas o pronunciadas
apenas unas horas antes, que para añadir lo que no había sabido o querido decir cuando tocaba” (2017, p. 9).
15
Esta intención de Proust de no dar a conocer la “teoría” que subyace a la obra, ese pensamiento que no busca
analizar sino recrear mediante la novela, es la que dará lugar a la introducción de frases en la Recherche como:
“El arte verdadero no tiene que hacer tantas proclamas y se realiza en medio del silencio. … De ahí la grosera
tentación para el escritor de escribir obras intelectuales. Gran falta de delicadeza. Una obra en la que hay teorías
es como un objeto sobre el que se deja la etiqueta del precio” (Proust, 2005c, p. 763; Proust, 1989, pp. 188-189).
16
(Proust, 1987b, p. 400).
17
(Proust, 1987b, p. 402).
18
En relación con esta técnica y al modo de concebir el arte, la primera vez que el Narrador se refiere al pintor
en la historia leemos: “Mme. De Sévigné es una gran artista de la misma familia que un pintor a quien yo habría
de encontrar en Balbec y que ejerció una influencia muy profunda en mi visión de las cosas, Elstir. En Balbec
me di cuenta de que una y otro nos presentan las cosas siguiendo el orden nuestras percepciones, en lugar de
empezar a explicarlas por su causa” (Proust, 2005a, p. 579; Proust, 1987b, p. 222). La técnica de presentar las
cosas siguiendo el orden de las percepciones que el Narrador aprende en el atelier de Elstir, y que da en llamar
“pintura de los errores”, implica que esos “errores” no son negativos, sino que constituyen un acercamiento
auténtico al ser bruto.