LA VIDA COMO ALEGORÍA. CONSIDERACIONES ANTISUBJETIVAS DE LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA , Silvia Susana Anderlini; Córdoba: Alción Editora, 2017; 104 pp; ISBN 978-987-646-705-6

LA VIDA COMO ALEGORÍA O LA (IM)IMPOSIBILIDAD DEL RELATO AUTOBIOGRÁFICO

Fabiana Takahashi [1]

Como el poeta dantesco, Silvia Anderlini acompañará a Benjamin en un recorrido a través de su libro La vida como alegoría. Consideraciones antisubjetivas de la escritura autobiográfica; y en cada capítulo, un teórico estará esperando para aportar al diálogo con el escritor alemán, mientras nos adentramos en la lógica de la problemática propuesta.

Ya desde el primer capítulo podemos observarlo: en el título “Entre el ángel y la calavera: Retratos de la vida y de la historia”, figuras y conceptos indican la dirección que la autora imprimirá al trabajo, dado que ‘ángel’, ‘calavera’, ‘vida’ e ‘historia’ en su conjunto, remiten de manera inequívoca al complejo universo del pensamiento benjaminiano. Este apartado es un intrincado recorrido por las teorías autobiográficas desde la Mímesis aristotélica, transcurriendo por los conceptos de Ricoeur y Arfuch para llegar al giro que producen en la concepción del género autobiográfico las ideas superadoras de Paul de Man –a quien Anderlini sitúa como punto de inflexión de las teorizaciones sobre el tema-, arribando finalmente a las tesis benjaminianas, anticipadas en el título del libro y sus variables (alegoría, vida, autobiografía y antisubjetividad), a las que contrasta mediante un impecable razonamiento, para finalmente ejemplificar atinadamente los conceptos trabajados con una novela latinoamericana, al tiempo que se detiene en las fotografías de los desaparecidos de la dictadura argentina, como imágenes que “narran” vidas, entre los análisis más significativos.

En el segundo capítulo “Alegoría y deconstrucción. Tras las huellas de una complicidad”, los postulados banjaminianos se amplían y profundizan para sumarse esta vez al concepto deconstruccionista derrideano, en un recorrido que realiza Anderlini con mirada lúcida por diferentes aspectos que nos ayudan a pensar (y re-pensar), a partir de una perspectiva alegórica de la escritura autobiográfica.

Con marco referencial erudito, Silvia Anderlini aborda el concepto de “archivo” derrideano, para referirse en el tercer capítulo: “Memorias como ruinas. Acerca de la discontinuidad de la representación de la vida en la escritura,” a la construcción discursiva que, como legado, es transmitida a los hijos recuperados de los desaparecidos de la dictadura en nuestro país. Luego Hans G. Gadamer acude para, con su impronta, acompañar a Benjamin en “La imposibilidad de una memoria ‘continua’”, y será relevado después por Hannah Arendt, quien entre sus interlocutores, cumple un lugar primordial puesta en el papel de biógrafa -íntima- de W. Benjamin en “Un intelectual con “mala suerte”… (Excurso autobiográfico), para aportar aun más a la comprensión del pensamiento del autor de Las afinidades electivas de Goethe. Desde el título, el apartado: “La autobiografía como interrupción: Diario de la galera”, anticipa el contrapunto que Anderlini entablará entre Benjamin y el Nobel húngaro Imre Kertész.

Los conceptos antes desarrollados confluyen en un epílogo: “Microrrelatos citadinos entre las ruinas del siglo”. En esta línea de pensamiento la autora propondrá para el análisis, un corpus de textos “autobiográficos” de Benjamin vinculados esta vez a los de Kertész dado que, para la investigadora, ambos intelectuales “entendieron la escritura autobiográfica como antisubjetiva, puesto que la propia vida, a partir de una escritura devaluada en relación con la propia experiencia, ya no es más ni menos que una cosa que puede significar cualquier otra, es decir, una alegoría” (Anderlini, 2017:97), corroborando de este modo el problema planteado desde el título del libro.

Por todo lo expuesto, esta reseña se torna invitación a la lectura del libro de Silvia Anderlini, en cuanto constituye una valiosa contribución al ámbito de los estudios sobre los problemas teóricos que la autobiografía continúa planteando, al tiempo que se torna un singular aporte a los estudios benjaminianos.

No puedo finalizar sin ponderar la hábil lectura y exquisita escritura que en su valoración de La vida como alegoría, realiza Daniel Vera, en una tarea metacrítica que obra como prólogo en el cual, parte de Calderón de la Barca, para derivar luego en una hérmenéutica del sueño.



[1] *Dra. en Letras por la UNC, Prof. Titular de Métodología de la investigación, Análisis del discurso y Seminario de investigación literaria, FFyH – UCC; Prof. Adjunta a cargo de Métodos investigación literaria y Lit. Hispanoamericana I y II, Depto. Humanas- UNLaR. fabianatakahashi@gmail.com . Recibido 23 /11/2018 Evaluado 30 /11/2018