RESEÑA

PELIGROS Y ESPERANZAS DEL MUNDO ACTUAL

MBEMBE, ACHILLE: CRÍTICA DE LA RAZÓN NEGRA. TRAD. ENRIQUE SCHMUKLER. BUENOS AIRES: FUTURO ANTERIOR, 2016, 288 pp.

Julieta Kabalin Campos *

Con la reciente publicación de Crítica de la razón negra realizada por NED Ediciones y Futuro Anterior, tenemos la valiosa oportunidad de acceder en español a las reflexiones de uno de los más prestigiosos teóricos contemporáneos que se inscriben en la línea del pensamiento poscolonial. El ensayo, que salió por primera vez en francés en 2013, tiene ahora una versión en nuestra lengua gracias al excelente trabajo de traducción de Enrique Schmukler. Es importante remarcar y celebrar este hecho porque, lamentablemente, muy poco de la producción de este historiador camerunés circula en español (básicamente, algunos artículos publicados en Le Monde Diplomatique y su libro Necropolítica lanzado por Editorial Melusina en 2011). Tal vez, su propio libro sea un buen punto de partida para reflexionar sobre estos matices de (in)visibilización que organizan la actual circulación y distribución intelectual.

Achile Mbembe, en su ensayo, propone pensar el mundo contemporáneo a partir de dos consideraciones claves. Por un lado, reconocer como marco de enunciación de su discurso un contexto de nuevas oportunidades para el pensamiento crítico actual a partir de un efectivo descentramiento europeo en la organización mundial. Por el otro, advertir la necesidad de distinguir el principio de raza como un elemento constitutivo del proyecto moderno para poder realizar una verdadera crítica a la Modernidad y, así, dar paso a un nuevo pensamiento universal, a una nueva ética y, por lo tanto, a un nuevo humanismo.

En un rico diálogo con otros pensadores (empezando por Kant en la clara referencia intertextual del título y en la disputa entablada a lo largo del texto con la racionalidad moderna), Mbembe construye un ensayo potente para volver a colocar en el centro del debate intelectual nociones problemáticas, entre las cuales lo negro y la raza se ubican como los conceptos principales de esta revisión. Entre sus interlocutores, Foucault cumple un lugar primordial, ya que es a partir de su noción de biopolítica que desarrollará su concepción sobre los presentes regímenes de administración y gobierno mundial. En continuidad con las reflexiones sobre la necropolítica comenzadas en el ensayo ya mencionado, el autor reflexionará aquí sobre el basamento racial que sustenta la violencia y la explotación extrema del capitalismo actual. En esta línea de pensamiento, Mbembe convocará a autores como Georges Bataille, Hannah Arendt y Jean-Luc Nancy para explicar el funcionamiento del principio racial como una política de la muerte. Pero hay otra tradición crítica que reverbera en la voz Mbembe y en la cual podemos ubicar a Fanon como uno de sus pilares fundamentales. En las constantes referencias a éste, se explora sobre todo la idea de una dimensión psíquica de la herida colonial que debe ser sanada. Como horizonte de cura se vislumbra la superación del racismo en un humanismo planetario. En esta línea, se ubican autores como Paul Gilroy que, entre otros aspectos, lo ayudan a pensar en la importancia del Atlántico como espacio de incubación de la Modernidad y Édouard Glissant que es retomado para adherir a las ideas del complejo, relacional y rizomático lugar común de la humanidad que éste reivindica.

De este modo, lo que en principio puede parecer una discusión anacrónica, se torna en el libro de Mbembe un imperativo fundamental para el tiempo presente y un ejercicio vital hacia un futuro que está por construirse. En este movimiento, la principal advertencia puede resumirse en lo que él denomina el “devenir negro del mundo”. Con esta idea el autor alerta sobre la peor amenaza del siglo XXI entendido como el tercer momento de la expansión capitalista característica de la Modernidad. Este devenir se presenta como una tendencia de universalización de la condición negra que era restrictiva de los esclavos negros en el primer capitalismo y que hoy “amenaza a todas las humanidades subalternas” (30). Se trata de advertir, así, las continuidades de una lógica colonial que encuentra nuevas maneras de expresar el principio racial que le es constitutivo: innovadoras modalidades de segregación, dominación y explotación en un mundo capitalista que ha llegado a su máxima expresión en un contexto de neoliberalismo y economía especulativa global, de tecnologización y digitalización que renuevan las maneras de concebir y controlar los cuerpos y sumamente militarizado en respuesta a las lógicas de violencia/terror/seguridad que estructuran hoy nuestras sociedades. Éstas son algunas de las características que habilitan en la actualidad un racismo que no se restringe al fundamento biologicista, dando lugar a otras articulaciones, como aquellas basadas en aspectos culturales y religiosos, para generar nuevas categorías racializadas. La experiencia negra no se circunscribe a la población africana esclavizada y sus descendientes. Otros cuerpos marginalizados, objetualizados y mercantilizados son víctimas del sistema neoliberal actual: migrantes indocumentados, trabajadores explotados, sujetos excluidos y perseguidos por las vigentes políticas nacionales e internacionales, etc.

Para comprender este devenir negro, Mbembe realiza un exhaustivo trabajo genealógico que busca revelar el mecanismo de enmascaramiento y fabulación (también llamada “delirio” por el autor) del sistema colonial que lejos de quedar en un plano imaginario, tuvo efectos materiales concretos en el orden del mundo. En este trabajo de deconstrucción, reconocer a África y al negro como signos productos de procesos históricos específicos es una de las tareas primordiales y será el objetivo de los primeros capítulos del libro.

Asimismo, la “razón negra” como noción central del ensayo busca dar cuenta del lugar medular que el principio racial ocupo en la configuración del pensamiento occidental moderno. Con ella se define a una “compleja red” de prácticas, saberes, discursos, etc. (inclusive aquellos vinculados a los deseos de libertad o venganza que las poblaciones violentadas produjeron), que tiene a la raza como eje estructurador y al negro como figura paradigmática de la otredad. La principal hipótesis defendida es que esta estructura – explorada ampliamente por Mbembe en su ensayo – es la que ha sostenido al proyecto moderno de conocimiento y de gobierno, a partir de dos fantasías complementarías: la del blanco como sujeto universal (y consecuentemente Europa como centro y modelo); la del negro como representante de la diferencia fundamental (y, África como la exterioridad absoluta). Este orden segregatorio es el que fundamenta el establecimiento de fronteras a partir de las lógicas coloniales que definieron los sucesivos momentos de la Modernidad, que comienza con la trata atlántica en el siglo XV y se extiende hasta los días actuales.

A pesar de poder señalarse un cierto pesimismo a lo largo del ensayo, éste se vincula a una intencionalidad preventiva configurada en el texto. En este sentido, se habilita como contrapunto un espacio optimista en la reflexión en la medida que estas nuevas condiciones mundiales significan también la emergencia de un potencial horizonte emancipador. Esta esperanza está depositada en un particular entendimiento sobre un posible y necesario proceso “curativo” de la experiencia traumática que significó la esclavitud como el núcleo de una constelación de horrores que precisan ser sanados. Será principalmente en los últimos tres capítulos del libro y en el epílogo donde ésta perspectiva será desarrollada con más profundidad. Aquí encontraremos una interesante reflexión sobre las diferentes formas de autodeterminación de la población negra a lo largo de la historia y el papel fundamental de la memoria como ejercicio clave para desnaturalizar la mirada de Occidente. El poder liberador de este proceso radica en la capacidad del hombre de devenir en otros, de desprenderse de las formas asignadas (forma-esclavo) para otorgarse otras nuevas. De esta proposición, nace el último llamado esperanzador del libro: la posibilidad de conformar un mundo en-común. “No hay más que un mundo” es el último grito de Mbembe, que a su vez es eco del Todo-Mundo de Glissant, y con él señala la necesidad de reconocernos semejantes – aunque diferentes – en nuestra humanidad. Para ello, somos instados a ser abanderados de una ética de la restitución y la reparación, que procure la cura de todos aquellos que han sido víctimas de algún proceso de deshumanización.

Antes de concluir, vale destacar el interesante prólogo realizado por Verónica Gago y Juan Obarrio para esta edición. Los autores ofrecen una antesala a la altura del texto principal logrando destacar algunas líneas de lectura posibles para ingresar prevenidos al pensamiento de Mbembe, pero sobre todo desde un anclaje geopolítico particular, en este caso el contexto latinoamericano. En este sentido, nos gustaría sumarnos a esta apropiación del texto del camerunés, proponiendo una lectura situada que trate de reconocer en estas advertencias (de peligros y esperanzas) una reflexión más próxima sobre nuestro día a día, sobre nuestra sociedad y sus diversos enclaves socio-culturales (el barrio, la ciudad, la nación y otras configuraciones que nos atraviesen y constituyan). Debemos ser capaces de advertir qué devenires negros nos cercan hoy como sujetos de comunidades específicas: qué sujetos ocupan hoy esos lugares de alteridad fundamental, qué cuerpos son cosificados e invisibilizados, qué otredades son desechables y sacrificables en beneficio de la perpetuación de la razón negra y su mundo desigual.

Las inquietudes y problemáticas que Mbembe expone en su libro deja abierto un diálogo con preguntas urgentes para la investigación social y el pensamiento crítico contemporáneo. Su libro nos invita a continuar reflexionado sobre las consecuencias del apremiante cambio epocal que transitamos y, sobre todo, sobre los modos de pertenecer al mundo que hoy están en disputa: las imposiciones de la racionalidad gubernamental neoliberal que estructura y comanda el orden mundial, pero también las resistencias que nos permiten pensar en un posible horizonte emancipador.



* Licenciada en Letras Modernas. Actualmente realiza el doctorado en Letras con beca Conicet. Facultad de Filosofía y Humanidades – UNC. Email: julietakabalin@gmail.com