INSPIRANDO DEBATES QUE ATRAVIESAN GENERACIONES FEMINISTAS. UNA RESEÑA DE “EL MARXISMO Y LA OPRESIÓN DE LAS MUJERES: HACIA UNA TEORÍA UNITARIA”, DE LISE VOGEL
INSPIRING DEBATES THAT CROSS FEMINIST GENERATIONS. A REVIEW OF “MARXISM AND THE OPPRESSION OF WOMEN: TOWARD A UNITARY THEORY”, BY LISE VOGEL
Mariela Cambiasso*
A cuarenta años de su publicación, en 2024 sale por primera vez a la luz en castellano “El marxismo y la opresión de las mujeres: hacia una teoría unitaria”, el libro que condensa los aportes más relevantes realizados por la socióloga feminista norteamericana Lise Vogel a la teoría feminista socialista, y que sienta las bases de la Teoría de la Reproducción Social (TRS). En la reseña proponemos un recorrido por los temas principales que desarrolla la autora en cada capítulo, considerando sus aportes fundamentales y la actualidad de los debates que contribuye a abrir con su original propuesta teórica.
Palabras clave: Lise Vogel, Teoría de la Reproducción social, Opresión, Marxismo
Abstract
Forty years after its original publication, in 2024 “Marxism and the oppression of women: towards a unitary theory” was published for the first time in Spanish, the book that condenses the most relevant contributions made by the North American feminist sociologist Lise Vogel to socialist feminist theory, and which lays the foundations of the Theory of Social Reproduction (SRT). In the review we propose a tour of the main themes that the author develops in each chapter, considering her fundamental contributions and the relevance of the debates that she helps to open with her original theoretical proposal.
Keywords: Lise Vogel, Social Reproduction Theory, Oppression, Marxism
El texto original fue publicado por primera vez en 1983[1] pero, como señalan Susan Ferguson y David McNally en su introducción a la edición de 2013, originalmente tuvo poca repercusión. Por aquellos años avanzaba el neoliberalismo al tiempo que retrocedían y se debilitaban los movimientos sociales y las luchas de la clase trabajadora. A su vez, mientras el movimiento feminista ganaba legitimidad, el feminismo socialista perdía repercusión en el escenario de los debates, eclipsado por las ideas posmodernas, que abonaban los análisis identitarios y particularistas de las dobles, triples, o múltiples opresiones.
El aporte fundamental que hace el libro a la TRS se construye a partir de una sesuda y detallista lectura de la obra de Marx y Engels y particularmente de “El capital”, donde Marx se enfoca en el modo de producción capitalista. Esto le permite a Vogel, por un lado, ordenar el campo de las discusiones al interior del feminismo socialista (perspectiva en la que inserta su trabajo y a la cual pretende contribuir), y analizar críticamente las posiciones que se expresaron en el debate sobre el trabajo doméstico que tuvo auge entre los años ´60 y ´70 en el marco de la Segunda Ola Feminista. Y, por otro lado, sentar las bases fundamentales de la TRS para dar respuesta a aquello que encontraba ausente tanto en la teoría marxista como en el campo del feminismo marxista y socialista. Como destaca Varela en el prólogo, la originalidad del libro radica en que plantea una inversión en los argumentos dominantes:
en lugar de partir del trabajo doméstico para, desde allí, establecer los vínculos con el sostenimiento del capitalismo en su conjunto, Vogel parte del carácter necesario que tiene la fuerza de trabajo para el sistema capitalista y, desde allí, establece los vínculos con la opresión de las mujeres (Varela, 2024, p.17).
Como señala la autora, este desplazamiento no es proposicional, sino teórico y le permite a Vogel hacer dos movimientos vinculados. Por un lado, enfocarse en el concepto de reproducción social (cuyos parámetros exceden a la familia o al trabajo doméstico) al que define en referencia a los procesos, instituciones y trabajos que son necesarios para el mantenimiento y la sustitución de la fuerza de trabajo (imprescindible para la producción y creación de plusvalor), y que tienen a las mujeres de la clase trabajadora como protagonistas. Y, por otro lado, colocar a la dimensión de clase, a través de la noción de fuerza de trabajo, en el corazón de la discusión sobre la opresión de las mujeres (Varela, 2024, pp. 19-20). Desde allí logra articular una mirada unitaria para pensar las relaciones entre género y clase que permite dejar en evidencia (sin lugar para eufemismos ni abstracciones) que “el feminismo es de clase o no es”, en la medida en que identifica a la opresión de género como una condición necesaria para la explotación de clase.
El texto plantea un recorrido con distintas paradas que recorren el posicionamiento en las discusiones del feminismo-socialista de su tiempo, atravesadas por el denominado debate sobre el trabajo doméstico; el estudio crítico y en profundidad de la teoría marxista y la obra de Marx y Engels, con el objetivo de contribuir a su ampliación; la discusión de textos clásicos de la tradición socialista sobre la “cuestión de la mujer”; y la elaboración de una perspectiva teórica original sobre la reproducción de la fuerza de trabajo en el capitalismo. Así, Vogel va trazando la ruta que define la estructura de su trabajo que no elude discusiones, sino que las convierte en oportunidades para afinar sus argumentos. El libro se organiza en cuatro partes que guían a la persona lectora por el camino que va atravesando el propio pensamiento de la autora, tal como ella misma lo reconoce en el prefacio a la versión original de 1983.
Inicia presentando el contexto de la Segunda Ola Feminista, en cuyo marco de debates se inscribe. Destaca el protagonismo de los movimientos por la liberación de las mujeres, el surgimiento (y pronto declive) de la corriente feminista-socialista y sus aportes al desarrollo del debate sobre el trabajo doméstico, al que recomienda volver con un ojo atento. Además, plantea la tesis central sobre la que se erige su investigación, según la cual: “el marxismo puede ser utilizado para desarrollar un marco teórico en el que situar los problemas relativos a la opresión y la liberación de las mujeres” (Vogel, 2024, p. 77), lo que implica sostener, a contramano de las feministas-socialistas de su tiempo, que el marxismo había iniciado gran parte del trabajo necesario para este fin.
Luego de estas primeras definiciones, en la primera parte, Vogel ofrece una lectura minuciosa sobre el estado de las discusiones teóricas elaboradas desde la corriente feminista-socialista en la cual se inscribe. Allí discute las contribuciones de autoras como Juliet Mitchell, Margaret Benston, Peggy Morton, Mariarosa Dalla Costa, Shulamith Firestone, Kate Millet, Heidi Hartmann, Amy Bridges, Iris Young, entre otras, problematizando sus valiosos aportes a la teoría socialista, aunque señalando también una serie de cuestionamientos específicos. Son estos debates los que inspiran su voluntad de redoblar los esfuerzos para “desarrollar una perspectiva materialista dialéctica unificada sobre la liberación de las mujeres” (Vogel, 2024, p. 110). La lectura de los primeros capítulos es clarificadora respecto de cuáles son los hitos sobre los que Vogel va edificando su teoría, que surgen tanto de los avances como de los problemas que encuentra en las preguntas de investigación y/o en los desarrollos teóricos de las feministas-socialistas de su tiempo que, como ella, participan tanto en el debate teórico como en los activismos del movimiento de mujeres.
De este recorrido inicial, Vogel deriva una serie de ejes que debería poder abordar una teoría comprometida con el problema de la opresión de las mujeres, sosteniendo, a diferencia de sus contemporáneas, que Marx y Engels ya los habrían considerado, aunque a través de un abordaje parcial (Vogel, 2024, p. 121). Con este adelanto de conclusiones, y ya situando abiertamente el problema de la opresión de las mujeres en términos de “reproducción de la fuerza de trabajo” y “reproducción social en general”, ingresamos a la segunda parte del libro, donde la autora se sumerge en una revisión exhaustiva de la obra de Marx y Engels, guiada por una pregunta simple, pero de precisión quirúrgica: ¿qué dicen sobre la subordinación y la liberación de las mujeres? Nuevamente, menciona aquí los aciertos y problemas que encuentra pero, sobre todo, se dedica a identificar aquellos puntos ya desarrollados en la teoría marxista que son centrales para construir su marco teórico. Destaca particularmente dos nociones que considera básicas: fuerza de trabajo y reproducción de la fuerza de trabajo, y una definición amplia de clase trabajadora, que incluye tanto a las/los trabajadoras/es asalariadas/os presentes como a las/los pasados y futuros, y a quienes dependen de un salario a pesar de no poder vender su fuerza de trabajo. Estos puntos son retomados en la última parte del libro donde desarrolla su perspectiva teórica en extenso. También va a dedicar varias páginas a discutir los últimos escritos de Engels, concentrándose en “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Esta escala larga, teñida de críticas filosas sobre la impronta dualista del texto, no puede comprenderse sin considerar la influencia que reconoce en esta obra sobre las investigaciones socialistas en torno a la “cuestión de la mujer” con las que es particularmente crítica.
En la tercera parte del libro se dedica a debatir con agudeza los textos clásicos de la tradición socialista. Allí pone en discusión los posicionamientos de August Bebel, Clara Zetkin y Lenin. De este recorrido deriva la caracterización de un debate oculto entre dos posiciones contradictorias al interior de la tradición socialista que, según sostiene, se reactualiza en el debate de las feministas socialistas de su tiempo. Por un lado, ubica a la perspectiva de los sistemas duales (que se impone como predominante) donde género y clase se plantean como sistemas independientes; y, por otro lado, a la perspectiva de la reproducción social, que explica la opresión de las mujeres a partir de su ubicación en el proceso de reproducción de la fuerza de trabajo en el contexto de la reproducción social en general. El libro no solo contribuye a traer a la superficie y a ordenar el debate, sino que construye un posicionamiento explicito y realiza aportes novedosos sobre la segunda de ellas. A esta tarea se aboca en la cuarta parte, que es la más densa en términos teóricos.
Todo el camino recorrido cobra un nuevo sentido cuando ingresamos a la recta final de la obra, donde las reflexiones y los análisis previos se ponen a disposición de la construcción de una perspectiva teórica marxista original sobre la opresión de las mujeres. Como lectora una llega bien preparada a este punto, porque la autora nos fue guiando de cerca desde el inicio del viaje. Para desarrollar su marco teórico primero formula lineamientos generales sobre la opresión de género en las sociedades de clase en general, y luego se enfoca en el modo particular que opera en el capitalismo. Esta distinción es importante porque se conecta con las diferencias entre abordajes teóricos y abordajes históricos que tensiona a lo largo del texto para pensar la opresión de género y las estrategias políticas que requieren delinearse para superarla.
Para comprender teóricamente este problema Vogel propone enfocarse en la relación entre producción y reproducción social. La reproducción social abarca aquellas condiciones que son necesarias para garantizar la producción, por eso, los procesos involucrados en la reproducción de la fuerza de trabajo se vuelven imprescindibles, ya que se necesita fuerza de trabajo para iniciar el proceso de trabajo. Dice Vogel, la reproducción de la fuerza de trabajo incluye tres tipos de actividades: el mantenimiento de los productores directos que garantiza que estos puedan volver al día siguiente al trabajo; el mantenimiento de quienes no están ocupados, pero forman parte de la clase trabajadora; y los procesos de reemplazo generacional (o biológico). En el último punto se asienta materialmente la división sexual del trabajo, dada la capacidad de gestar de las mujeres. Sin embargo, sostiene que no debe buscarse allí (ni en la familia per se) la perpetuación de la opresión de género, sino en la necesidad que tiene la clase dominante de apropiarse del trabajo excedente, y en la posición diferencial en la que nos encontramos las mujeres con relación a la reproducción de la fuerza de trabajo y a la apropiación del plusvalor[2].
De hecho, aunque identifica al hogar familiar como unidad preponderante, Vogel va a desplazarlo como punto de partida exclusivo de la reproducción de la fuerza de trabajo en las sociedades capitalistas. Entre las unidades o los espacios donde se lleva a cabo el “componente doméstico del trabajo necesario”, Vogel también va a mencionar a las escuelas, los hospitales, entre otras instituciones sociales. Asimismo, tampoco reduce el problema de la renovación de la fuerza de trabajo a su dimensión generacional, sino que considera otros procesos involucrados como la migración o la esclavitud.
Finalmente, dado que su análisis indaga en la lógica de acumulación capitalista, va a enfocar la atención en la distinción que hace Marx en “El capital” entre trabajo necesario (parte de la jornada de trabajo en la que se reproduce la fuerza de trabajo) y trabajo excedente (trabajo apropiado por la clase explotadora), y va a decir que, en realidad, el primero de ellos tiene un doble componente. Aquí podemos ubicar un punto nodal de su teoría. Vogel sostiene que, por un lado, existe el componente social del trabajo necesario que es equivalente al salario (sobre el que Marx sí trató en profundidad) y, por otro lado, existe el componente doméstico que contempla todo el trabajo adicional no remunerado que realizamos mayormente las mujeres, sin el cual no es posible garantizar la renovación diaria y a largo plazo de la clase trabajadora en su conjunto, que tiene lugar por fuera de la esfera de la producción y que no genera valor. La autora afirma que se trata de componentes disociados que el capitalismo separa “espacial, temporal e institucionalmente” (Vogel, 2024, p. 273). Estas precisiones le permiten insertar la reproducción de la fuerza de trabajo en el centro de la contradicción inherente al capitalismo que necesita por un lado renovar permanentemente la fuerza de trabajo como condición esencial para expropiar el trabajo excedente y que la producción capitalista tenga lugar, y por otro lado hacerlo al menor costo posible. Y le permiten señalar también que el modo en que se despliega y define concretamente en la práctica esta contradicción forma parte de la lucha de clases. En este sentido, Vogel sostiene que, “(…) los procesos de reproducción de la fuerza de trabajo en la sociedad de clases constituyen normalmente un importante campo de batalla” (2024, p. 270).
“El marxismo y la opresión de las mujeres” es un libro profundamente teórico, que aporta argumentos y reflexiones sólidas desde una perspectiva marxista sobre la especificidad de la opresión de las mujeres en el capitalismo. El modo en que logra insertar el trabajo de reproducción de la fuerza de trabajo como parte de una contradicción inherente al sistema capitalista, es decir que no puede quebrarse o revertirse de un modo trascendente sin cuestionar su lógica de funcionamiento, contribuye a cerrar la separación entre la lucha contra la opresión de las mujeres y la transformación social revolucionaria.
Por estos motivos es un libro que no solo no pasa de moda, sino que puede erigirse como un bastión para pensar problemas y discusiones actuales en el campo del feminismo y la teoría crítica en general. En ese sentido, la idea que introduce Varela hacia el final del prólogo sobre los distintos campos temáticos en los cuales la TRS interviene es interesante porque permite pensar las lecturas (en plural) que habilita hoy el texto en función de los ejes y/o las relaciones que se pretenda iluminar. Como sostiene la autora, el libro no hace aportes solo sobre el feminismo, sino que contribuye a pensar las diversidades, el racismo, la interseccionalidad, la crisis del trabajo, la ecología, las teorías críticas, etc. En ese sentido, podemos definirlo como un libro vital por su importancia, pero también porque está vivo y da vida a los debates, abre preguntas, aporta claves para resolverlas y nos invita a continuar renovando las discusiones y pensando colectivamente nuevas explicaciones que acompañen el desarrollo de los acontecimientos y las luchas.
Para concluir, entiendo que puede sumarse una última clave de lectura, aquella que se enfoca en la forma del debate. A lo largo de las páginas podemos ver a una autora que va a fondo en todas las discusiones que abre, que no conoce de medias tintas, atajos, ni reconocimientos complacientes; que se dispone a construir argumentos precisos en los que el rigor científico es el protagonista, aunque la motivación no es la pura erudición sino la intención de construir los mejores lentes para leer la realidad e intervenir en ella. Se trata de debates en los que se apuesta por una crítica y autocrítica constructiva (cuya máxima expresión es el apéndice, un texto que publica en el año 2000, donde responde algunos de los cuestionamientos que recibió el libro, pero que también recorre los balances y aclaraciones que pueden leerse en distintas notas al pie); debates que acompañan el curso de las acciones y no renuncian a problematizar la totalidad.
En ese sentido, la lectura del libro también es una fuente de inspiración para recuperar ese espíritu reflexivo y crítico que es tanto más urgente hoy cuando la crisis del capitalismo neoliberal apremia, profundizando las contradicciones que señala Vogel entre la acumulación de capital y la reproducción de la vida y exponiendo aún más sus límites. En un contexto donde se desfinancian y privatizan los servicios públicos, se profundiza la precarización del empleo, la sobrecarga de trabajo impacta de lleno en los hogares y comunidades, se degradan cada vez más las condiciones de vida de las grandes mayorías, pero donde también se imponen resistencias como las que dan origen a la Nueva Ola Feminista a nivel global, se reactualizan los debates que plantea el libro, como la socialización del trabajo de reproducción social que el capital no puede generalizar sin comprometer sus ganancias. En fin, el libro se plantea como una herramienta muy potente para reflexionar sobre los desafíos del presente, ampliar nuestras expectativas de lo posible y advertir sobre la importancia de discutir programas políticos que apuesten por unir las luchas para fortalecerlas.
Recibido: 31/10/2024
Aceptado: 18/01/2025
Referencias Bibliográficas
Arruzza Cinzia y Bhattacharya Tithi (2020). Teoría de la Reproducción Social. Elementos fundamentales para un feminismo marxista. Revista Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda (16).
Ferguson, Susan y McNally, David (2013). Capital, fuerza de trabajo y relaciones de género. Marxismo Crítico. https://marxismocritico.com/2017/01/16/capital-fuerza-de-trabajo-y-relaciones-de-genero/
Varela, Paula (2024). Un libro justo a tiempo, 40 años después. En L. Vogel, El marxismo y la opresión de las mujeres: hacia una teoría unitaria. Ediciones IPS, Ediciones CEHTI.
Vogel, Lise (2024). El marxismo y la opresión de las mujeres: hacia una teoría unitaria. Ediciones IPS, Ediciones CEHTI.
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* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL). Universidad de Buenos Aires (UBA), Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC). Buenos Aires, Argentina.
[1] Treinta años después, en 2013, el libro fue ampliado y republicado por Historical Materialism y por aquellos años también fue traducido a varios idiomas: chino (2009), turco (2015), alemán (2019), rumano (2021), portugués (2022). En 2024 se publica por primera vez en castellano a partir del trabajo conjunto de cuatro editoriales: Ediciones CEHTI y Ediciones IPS de Argentina, Bellaterra Ediciones de España y Proyección de Chile, con prólogo de Paula Varela. Las publicaciones recientes son expresión del valor que permanece en el libro para comprender la relación entre género y clase en nuestro tiempo, construida desde una lectura integral sobre el capitalismo. También nos hablan, según señala Vogel en el prefacio a la edición brasilera (2022), de un cambio en el contexto de recepción de la teoría, donde el crecimiento de distintas expresiones de lucha contra la crisis capitalista, incluido el movimiento feminista, se extienden y se masivizan a nivel internacional.
[2] En este punto resulta interesante retomar la lectura que plantea Cinzia Arruzza (2020) sobre la reproducción biológica como hecho social, por un lado, para problematizar y atender las relaciones sociales que la atraviesan y organizan y, por otro lado, para despejar dudas sobre las miradas que atribuyen un reduccionismo biológico a la TRS.