EDITORIAL

 

Otro año que se cierra y nos encuentra en un estado de incertidumbre y perplejidad. Un retorno ruidoso y violento a relatos que creímos eran del pasado. Nuestro país ha elegido democráticamente a una fuerza política de ultraderecha neoconservadora y neoliberal, misógina y homofóbica, que ha afirmado públicamente que las desigualdades de género y todas las formas de violencias en razón de los géneros, son una ficción, pura ideología, asunto privado. Una fuerza política que ha instalado, como parte de tendencias globales, la premisa de la libertad como equivalente a libre mercado y propiedad. Una libertad que, llevada a límites extremos, habilita la compra y venta de órganos o la justificación de la privatización de bienes comunes como el agua, el aire, la tierra, las montañas, los lagos, mares, y bosques como única vía para su goce y cuidado. Una fuerza política que considera a la educación pública -en particular, la universitaria- como un gasto innecesario de un Estado considerado desproporcionado para las limitadísimas funciones que, desde su perspectiva, le competen. Sostienen que la educación universitaria y la investigación científica debe estar en manos de capitales privados, organizada en relación a la oferta y la demanda, sin atender las enormes desigualdades económicas y poblacionales que atraviesan a las veintitrés provincias de nuestro país.

En este marco, nuestra labor editorial como revista feminista de una universidad pública cordobesa, se torna imprescindible. Ya no se trata sólo de difundir y dar a conocer las investigaciones, los debates y las prioridades de un sector social y político específico, sino de sostenerlas como pilares básicos e imprescindibles de una democracia constitucional comprometida en cada acto cotidiano con la defensa de lo público, de los derechos humanos y del Abya Yala.

“La igualdad es el alma de la libertad; de hecho, no existe sin ella”, nos decía hace más de cien años Frances Wright, en el marco de las luchas sufragistas y por la abolición de la esclavitud. Con este número, y con cada tarea que nos compete como Equipo Editorial, recuperamos sus palabras y las extendemos como bandera, defendiendo una igualdad cada vez más amplia, creativa e inclusiva de todo lo existente, como elemento vital para la libertad que no se compra ni se vende, la del buenvivir en comunidad.

Se trata de un camino que involucra lo personal, pero que sólo puede efectivizarse en colectivo. Es un camino que hoy más que nunca requerimos cuidar, sostener y volver a sembrar solidaria y amorosamente.

 

Equipo Editorial

Polémicas Feministas

 

 

 

 

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