ESTEREOTIPOS DE GÉNERO Y PREJUICIOS EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS/AS
GENDER STEREOTYPES AND PREJUDICES IN UNIVERSITY STUDENTS
Ivana Teresa Troncoso*
Marcela Muratori**
Resumen
El proceso de integración de las mujeres al sistema universitario supuso una conquista para los derechos de las mujeres, pero aun así siguen existiendo prejuicios en cuanto a su rol dentro de este sistema o estereotipos acerca de las carreras que deben estudiar. Por esta razón, la presente investigación tiene como objetivo analizar las creencias y actitudes acerca del rol de las mujeres en el sistema universitario en instituciones públicas y privadas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Para esto se realizó un estudio empírico con 142 estudiantes de universidades públicas y privadas, laicas y religiosas, y de las carreras de psicología e ingeniería. Los resultados exponen que las personas participantes exhiben estereotipos de género rígidos y niveles moderados de sexismo. A su vez, se identificaron diferencias significativas en las actitudes hacia las mujeres en función de las características de la institución y de la carrera que estudian las personas participantes del estudio empírico.
Palabras clave: Estereotipos de género – Sexismo - Estudiantes universitarios/as.
Abstract
The process of integrating women into the university system was a victory for women's rights, but even so there are still prejudices regarding their role within this system or stereotypes about the careers they should study. For this reason, the present research aims to analyse the beliefs and attitudes about the role of women in the university system in public and private institutions in the city of Buenos Aires and the Buenos Aires suburbs. For this purpose, an empirical study was carried out with 142 students from public and private, secular, and religious universities, and from psychology and engineering careers. The results show that the participants exhibit rigid gender stereotypes and moderate levels of sexism. At the same time, significant differences in attitudes towards women were identified according to the characteristics of the institution and the career of the research´s participants.
Keywords: Gender stereotypes - Sexism - University students.
Introducción
Tradicionalmente la sociedad ha asociado un conjunto de atributos, motivaciones y comportamientos diferenciados a hombres y mujeres, percibiendo a los primeros como dominantes y líderes y, a las segundas, como emocionales y dependientes (Morales, Gaviria, Moya y Cuadrado, 2007). Estos estereotipos han impactado en el desarrollo de sus respectivos roles en las diferentes instituciones en las que se desempeñan, entre ellas la universitaria. No fue hasta la década del 80´ que se le permitió a la mujer el acceso a la educación superior, y aunque desde entonces se han conquistado nuevos derechos, todavía siguen existiendo prejuicios o formas de discriminación que actúan como barreras para alcanzar no solo la finalización de una carrera académica sino el acceso a posiciones de poder o alta responsabilidad en organizaciones (Morón, 2018). La discriminación de género se produce en el marco de una relación asimétrica donde se ubica al otro en una posición de desventaja debido a su género y, en el ámbito universitario, se observa una masculinización y feminización de carreras, así como diferencias en las oportunidades académicas o en el trato recibido (Brito Rodríguez, Basualto Porra, y Posada Lecompte, 2020). Además, estos factores psicosociales, junto a los estructurales, pueden afectar el aprendizaje y el desarrollo del logro académico (Espinoza y Albornoz, 2023).
En primer lugar, se entiende como estereotipo a aquellas creencias compartidas por una gran mayoría de personas acerca de las características y cualidades de un grupo de individuos que en general son injustificadas y tienden a la categorización, siendo los estereotipos de género aquellos que hacen referencia a los rasgos y comportamientos socialmente esperados y asignados según el sexo (Morales et al., 2007). De este modo, los estereotipos de género son aquellas generalizaciones acerca de los atributos que se cree que poseen tanto hombres como mujeres que no necesariamente se corresponden con la realidad. Estos estereotipos tienen varios componentes como las características físicas y los roles o las ocupaciones que se espera que ejerzan en la sociedad, que -a su vez- sirven para diferenciar y dividir el trabajo según el género, reforzando a los hombres en su lugar de poder y sostén económico, y a las mujeres en las ocupaciones tradicionales como el cuidado de los/las hijos/as y las tareas de la casa, fomentando su posición subordinada y convirtiéndolas en objeto de discriminación.
Según Bem (1974), la masculinidad está asociada con características como la practicidad y lo utilitario, mientras que la feminidad representa el interés y el cuidado por los otros. De esta manera, el estereotipo del hombre está relacionado con una menor demostración de afectos, una mayor agresividad y ostentación de la fuerza física, una mayor inclinación hacia nuevos desafíos y conductas de riesgo (Niremberg, 2006). Mientras tanto, a las mujeres se las percibe como afectuosas, comprensivas, sensibles a las necesidades de los demás y sumisas, atributos relacionados con la emocionalidad y con el mantenimiento de la unión entre grupos (Morales et al., 2007). Sin embargo, estos estereotipos no siempre coinciden con la realidad, sino que es una visión generalizada acerca de los atributos masculinos y femeninos percibidos por la sociedad.
Este proceso de tipificación según el sexo planteado por Bem (1984) se aprende en la infancia a través de un procesamiento esquemático de la información, en la que el niño o la niña asocia determinadas prácticas o comportamientos al género según los preconceptos que adquirieron de los/las padres/madres y que generalmente van en línea con la ideología de la sociedad en la que viven. De esta manera, se ve influenciado el concepto que tienen de sí mismos/as, así como su manera de comportarse, sus aptitudes e intereses. Un individuo que haya internalizado los rasgos que son culturalmente aceptables y esperables según su género, tendría menor flexibilidad en sus conductas y eso, a la vez, podría generar consecuencias en su salud mental, mientras que aquel que sea capaz de integrar en sí mismo atributos considerados tanto masculinos como femeninos, como el pragmatismo o la afectuosidad, tendrá comportamientos más adaptativos y a esta aptitud se la denomina androginia (Moreno-Jimenez, Aguíñiga, y Sebastián, 1987).
Sexismo
Si bien se ha avanzado con ciertas políticas públicas y se ha intentado reducir la desigualdad social, la configuración de la sociedad hasta el día de hoy sigue respaldando aquellos comportamientos que ubican a los hombres en una posición dominante sobre las mujeres que influye tanto en los roles que ejerce cada uno como en la manera en que se vinculan (Morales et al., 2007). Este poder estructural ejercido por el sexo masculino, tanto en las instituciones como en la intimidad, se conoce como patriarcado, y tiene su base en creencias culturales que ayudan a mantener los roles de género tradicionales, fomentando la inequidad y la hostilidad hacia las mujeres (Glick y Fiske, 2001).
La Teoría del Sexismo Ambivalente de Glick y Fiske (2001) plantea que en la actualidad la discriminación hacia la mujer no se ha extinguido, sino que se manifiesta de nuevas maneras. Por un lado, sigue vigente el sexismo hostil, que adopta una actitud invalidante hacia las mujeres y las considera como objetos sexuales, y por el otro, el sexismo benevolente, que involucra sentimientos de aprecio y cuidado hacia ellas. Sin embargo, estas posiciones generalmente no están dirigidas hacia el mismo tipo de mujer, sino hacia dos tipos distintos, ya que así se evita la disonancia cognitiva o el malestar psicológico asociado a la ambivalencia. De este modo, el sexismo hostil suele estar relacionado con aquellas mujeres que no cumplen con los roles tradicionales, es decir, que en lugar de ser amas de casa se dedican a una profesión, pero que a pesar de que son vistas positivamente por los hombres como capaces y aplicadas, suscitan emociones adversas de desconfianza y amenaza ya que temen que les roben el poder. En cambio, el sexismo benevolente está dirigido hacia las mujeres que se hacen responsables de las tareas de la casa y de los/las hijos/as que son asociadas con rasgos como afectuosidad y comprensión, pero que no son valoradas como inteligentes o cualificadas. Por esta razón, se cree que aquellas características usualmente asociadas con las mujeres, como la docilidad y fragilidad, no son adecuadas para desempeñar correctamente empleos de alta responsabilidad que las relacionan con atributos masculinos como la competitividad (Morales et al., 2007). Así, aunque una mujer esté a cargo de un rol de liderazgo, siguen siendo objeto de prejuicio debido a que se sostiene que no están capacitadas o que un hombre podría realizar mejor ese trabajo.
Esta ambivalencia, según Glick y Fiske (2001), está compuesta por diferentes dimensiones que delimitan cómo se constituyen las relaciones entre los géneros y cómo se distribuye el poder. Primero, el paternalismo, que es la justificación de la autoridad de los hombres, en su forma dominante implica el temor a que le arrebaten el poder y el protector se encarga de cuidar y abastecer a las mujeres. La diferenciación de género puede ser competitiva, donde los hombres creen que las mujeres tienen un rango inferior a ellos, o complementaria, en donde la división del trabajo es cooperativa, ya que mientras que las mujeres se hacen cargo de las tareas domésticas, los hombres son los encargados de proveer para el hogar, siguiendo la línea de los roles tradicionales. Por último, la heterosexualidad, que analiza los vínculos afectivos entre hombres y mujeres y se divide en hostil la cual tiene de base la seducción y las relaciones sexuales que son vistas como un instrumento de poder y a la vez de peligrosidad si son llevadas a cabo por mujeres; y en íntima la cual implica la creencia de que los hombres están incompletos sin el amor de una mujer y que para ellas es necesaria esta conexión para su realización personal.
Por lo general, los hombres puntúan más alto en sexismo, tanto hostil como benevolente, pero en este último las mujeres también muestran un puntaje relativamente alto, ya que está camuflado detrás de una connotación positiva por los beneficios que implica como la protección y el abastecimiento (Glick y Fiske, 2001). Por esta razón, se observa que las mujeres rechazan el sexismo hostil de los hombres, pero no oponen resistencia al benevolente, en tanto buscan protección y afecto del grupo dominante que a su vez las oprime y crea al mismo tiempo el problema y la solución (Glick y Fiske, 2001).
Antecedentes sobre el tema
Como señalan Muratori y Zubieta (2022), las personas que acceden a la universidad confeccionan distintas estrategias, construyen identidades y proyectos de vida que refuerzan la división sexual de las profesiones y cuestionan las (des)igualdades sociales.
Según el informe Mujeres en el Sistema Universitario Argentino (2019-2020) presentado por el Ministerio de Educación Argentina (2019) se muestra que tanto las nuevas inscripciones, el cuerpo estudiantil y los egresos corresponden en su mayoría a mujeres que estudian generalmente Ciencias Sociales, Humanas y de la Salud como Medicina o Psicología, y en menor medida Ciencias Aplicadas o Básicas como Física o Ingeniería las que por ende son carreras habitualmente cursadas por hombres (Ministerio de Educación Argentina, 2019). Además, respecto a la distribución de los puestos de autoridad en las universidades nacionales según el género, se observa que, a mayor jerarquía, menor presencia de mujeres a cargo. En este sentido, se observa que el 47% de mujeres son vicedecanas, el 35% decanas, el 33% secretarias de Universidad, el 31% vicerrectoras y solo el 11% rectoras/presidentas (Ministerio de Educación Argentina, 2019). Sin embargo, las docentes jóvenes parecen no percibir esta realidad y consideran que hay una mayor participación, aunque dista de ser igualitaria, en ámbitos de poder, y combinan responsabilidades como la maternidad con su desempeño laboral, mientras que, las de mayor edad reconocen que todavía siguen existiendo estereotipos de género (Morón, 2018). Lo expuesto anteriormente puede relacionarse con el concepto de techo de cristal el cual hace referencia a aquellos obstáculos intangibles que impiden a mujeres competentes alcanzar puestos directivos, habitualmente ocupados por hombres, en las organizaciones en las que trabajan (Morales et al., 2007). Muchos de estos obstáculos son producto del sostenimiento de estereotipos rígidos y de los prejuicios mantenidos a nivel cultural.
En esta línea, existen distintas investigaciones que analizan los niveles de sexismo y los estereotipos de género, en especial en el ámbito universitario. Una de ellas realizada en la Universidad de Granada, encontró que los estudiantes de género masculino exhiben más estereotipos de género y actitudes sexistas que las mujeres, especialmente aquellos que cursan carreras en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, ya que su alumnado es predominantemente masculino (Herrera, Payihuanca, y Gallegos, 2019). Además, se halló que tanto los estudiantes de universidades públicas en comparación con las privadas expresan mayores niveles de violencia, mientras que los estudiantes de ingeniería, al ser en su mayoría varones, manifiestan sexismo benevolente paternalista al sentir la necesidad de proteger a sus compañeras mujeres (Madolell Orellana et al., 2020).
Del mismo modo, en una investigación realizada tanto en universidades públicas como privadas en Arequipa sobre la relación entre el sexismo ambivalente y la violencia en las relaciones, se encontró que los estudiantes de universidades públicas poseen mayores niveles de sexismo en comparación con los de universidades privadas, lo que se puede deber al nivel socioeconómico. También, se encontró que los estudiantes de Ingeniería presentan valores altos en sexismo benevolente paternalista, lo que se puede deber a que, como hay menor cantidad de alumnas mujeres en este tipo de carreras, los varones sientan la necesidad de resguardarlas (Fernández Herrera, Alvarado Payihuanca y Arias Gallegos, 2020).
Un estudio realizado por Muratori (2018) con estudiantes universitarios militares del Colegio Militar de la Nación, indagó acerca de los niveles de sexismo, los roles sexuales y la importancia dada a los valores según esa población. En primer lugar, se encontró que el sexismo benevolente es superior al sexismo hostil, y entre sus categorías, la intimidad heterosexual es mayor que la diferenciación de género complementaria. Con respecto a cómo perciben los participantes a cada sexo y a sí mismos, los participantes atribuyeron características masculinas al hombre típico y propiedades femeninas a la mujer típica, aunque los hombres percibieron rasgos femeninos también en el hombre y las mujeres más atributos masculinos en la mujer, aunque al momento de caracterizarse a sí mismos, se autoevaluaron con atributos concordantes con su sexo. En otro estudio realizado por Muratori (2022), se encontró una relación entre los estereotipos de género y niveles de sexismo, en cuanto que quienes presentan actitudes más hostiles dirigidas hacia las mujeres, presentan a su vez estereotipos más rígidos asociados a las características femeninas de la mujer.
Por último, una investigación cualitativa realizada en una universidad de Chile indagó la percepción de prácticas de discriminación, exclusión y violencia de género de mujeres estudiantes por parte de compañeros o profesores, quienes narraron situaciones donde las ridiculizaban, subestimaban o juzgaban como débiles, perjudicando su participación dentro de la institución y afectando la mirada que tienen de ellas mismas y de su futuro profesional (Brito Rodríguez et al., 2020).
De este modo, la importancia del presente estudio radica, por un lado, en indagar en los estereotipos y los prejuicios asociados respecto a las mujeres en el ámbito universitario, tanto en las instituciones públicas como privadas. Es por esta razón que se eligieron las carreras de Psicología e Ingeniería, por ser dos carreras típicamente feminizadas y masculinizadas respectivamente. A su vez, se espera que la información recolectada sea útil para diseñar campañas de concientización o educación acerca de la equidad de género en el ámbito universitario, para así poder reducir la violencia simbólica que aún está presente y condiciona la elección y desarrollo profesional.
Metodología
La presente investigación se trató de un estudio empírico de enfoque cuantitativo. En cuanto al diseño fue no experimental, con corte transversal. Además, con la finalidad de cumplir con los objetivos propuestos se llevó a cabo un estudio con alcance correlacional, de diferencia de grupos (Hernández Sampieri et al., 2014), ya que se analizaron las relaciones entre las variables, teniendo en cuenta las diferencias en los estereotipos de género y el prejuicio según el tipo de universidad y carrera de estudio.
La muestra no probabilística intencional estuvo conformada por 142 estudiantes universitarios, 91 pertenecían al género femenino y 51 al masculino. El promedio de edad fue de 22,61 años (SD = 3,16), con edades comprendidas entre 18 y 40 años. Respecto al lugar de residencia, el 56,3% era de Gran Buenos Aires (GBA), el 21,8% de la Ciudad de Buenos Aires, y el otro 21,8% de la Provincia de Buenos Aires (no incluye GBA). Respecto a las instituciones a la que asistían, el 57,1% pertenecía al ámbito público y el 42,9% al privado. El 51,8% estudiaba en una universidad laica, el 35,9% en una religiosa, y un 12,1% ignora el tipo de institución. En relación con las carreras, un 52,1% de los estudiantes estaba cursando Ingeniería, mientras que un 47,9% cursaba Psicología. Cabe señalar que de los estudiantes de Ingeniería, hay una participación equitativa por género; mientras que en Psicología, 79,7% corresponden al género femenino y 20,3% al masculino.
Instrumentos
En primer lugar, se utilizó el Inventario de Roles Sexuales (Bem, 1974) que mide los atributos que se perciben como deseables para cada persona según su sexo y los comportamientos asignados a la masculinidad y feminidad. El instrumento se compone de un cuestionario autodescriptivo con 18 adjetivos que se dividen en dos subescalas de nueve ítems cada una, y de los cuales nueve están estereotípicamente asociados con la masculinidad y otros nueve con la feminidad. Posee un formato tipo Likert que va desde el 1 (nunca) al 7 (siempre), en el que se les pide que evalúen en qué grado los adjetivos coinciden con el hombre y la mujer típica y que luego se autoevalúen. Además, se empleó el Inventario de Sexismo Ambivalente que fue validado en Argentina por Vaamonde y Omar (2012). Esta escala está compuesta por 22 ítems de formato Likert de cinco puntos, que varían de 1 (muy en desacuerdo) a 5 (muy de acuerdo). Mide los factores de sexismo hostil, entendido como las conductas de rechazo hacia las mujeres fundadas en estereotipos con respecto a su supuesta fragilidad, y sexismo ambivalente interpretado como aquellos comportamientos sexistas que, aunque estén basados en estereotipos, tienen una motivación altruista o un estilo afectivo favorable, teniendo en cuenta los tres componentes de paternalismo protector, diferenciación de género complementaria e intimidad heterosexual.
Asimismo, se incluyeron preguntas respecto a si las personas participantes creían que existía una masculinización o feminización de las carreras (si/no), si consideraban que su propia carrera estaba asociada a algún género en particular y, en caso afirmativo, a cuál se asociaba, si su elección de carrera se vio influida por los estereotipos de género dominantes en la sociedad, y si sufrieron algún tipo de discriminación en su carrera por su género. Por último, se indagó acerca de los datos sociodemográficos, tales como el género, la edad, la nacionalidad y el lugar de residencia.
Procedimiento
La primera etapa consistió en el diseño del cuestionario y en su revisión para evaluar el nivel de comprensión y equivalencia lingüística. La selección de sujetos fue realizada de manera aleatoria a través del método bola de nieve. La aplicación del instrumento fue ejecutada de manera virtual a través de la plataforma SurveyMonkey. En un primer apartado se les informó acerca de los propósitos de la investigación, se les explicó que la participación era totalmente anónima y voluntaria, y por ende se les solicitó el consentimiento informado para participar del estudio. Por último, se descargaron los datos en el paquete estadístico SPSS para la depuración y análisis de los datos.
Análisis de datos
Para el análisis de datos, en primer lugar, se aplicaron medidas de estadística descriptiva, es decir, las medidas de tendencia central y dispersión. Luego, se utilizaron análisis de estadística inferencial, específicamente la prueba t de student, para calcular la diferencia de medias entre grupos.
Resultados
En cuanto a los resultados descriptivos (Tabla 1), se observa que las personas participantes evalúan a los hombres con atributos estereotípicamente relacionados con la masculinidad, por ejemplo, ser dominante, líder y egoísta. Del mismo modo, destacan aquellos rasgos de la mujer más asociados con la feminidad, tales como ser amante de los/las niños/as, afectuosa y comprensiva. Sin embargo, dadas las elevadas puntuaciones en las características masculinas con las que se la evalúa, se podría considerar que los participantes consideran a la mujer con características más andróginas.
Luego, si bien las personas participantes presentan puntuaciones moderadas en cuanto al sexismo, éstas son más altas en sexismo hostil que en sexismo benevolente. Al analizar las dimensiones del sexismo benevolente se verifica que la diferenciación de género supera la media teórica. Le siguen el paternalismo protector y, por último, la intimidad heterosexual.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos sobre estereotipos de género y sexismo
|
M |
SD |
Características masculinas- hombre típico |
4,93 |
0,76 |
Características femeninas- hombre típico |
3,53 |
0,88 |
Características masculinas- mujer típica |
4,02 |
0,79 |
Características femeninas- mujer típica |
5,01 |
0,80 |
Sexismo Hostil |
2,65 |
1,30 |
Sexismo Benevolente |
2,54 |
1,08 |
Paternalismo protector |
2,61 |
1,33 |
Diferenciación de género complementaria |
3,16 |
1,32 |
Intimidad Heterosexual |
2,01 |
1,24 |
Nota: Escala de estereotipos de género. Continuo de respuesta de 1= totalmente en desacuerdo al 7= Totalmente de acuerdo. Inventario de sexismo ambivalente. Continuo de respuesta de 1= totalmente en desacuerdo al 5= totalmente de acuerdo.
Al preguntar acerca de la masculinización o feminización de las carreras en general, el 45,1% de las personas participantes afirmó que existen ciertas carreras que son más masculinas y otras más femeninas, mientras que el 54,9% las consideró indistintas. Al solicitarles que evalúen su carrera de estudio en particular, el 44,8% señaló que ésta no estaba asociada a ningún género. Sin embargo, al analizar por carrera, se verificó que el 46,1% de los estudiantes de Ingeniería considera que su carrera es más masculina. El 56,5% de quienes estudian Psicología consideran que su carrera es más femenina. En esta línea, el 80% de la muestra afirmó que los estereotipos asociados a sus carreras no tuvieron influencia en su elección. Por último, el 21,1% de los estudiantes de Ingeniería y el 7,2% de Psicología reportó haber sufrido algún tipo de discriminación debido a su género durante el cursado de la carrera.
A continuación, se procedió a comparar si estas actitudes hacia la mujer diferían según las características de la institución, si era pública o privada, y si era laica o religiosa, y según la carrera que estudiaban las personas participantes, es decir, Psicología o Ingeniería.
Con respecto a la representación del hombre o mujer típica, se hallaron diferencias estadísticamente significativas tanto por el tipo de institución como por la carrera que estudiaban las personas participantes. En la Tabla 2 se puede observar que la representación que se tiene de la mujer difiere según el tipo de institución. En este sentido, son estudiantes de instituciones privadas quienes evalúan a la mujer típica con atributos más estereotípicamente femeninos, mientras que estudiantes de universidades públicas le atribuyen más características masculinas respecto a quienes están en las instituciones privadas, configurándose en un estereotipo con características más andróginas.
Tabla 2
Resultados comparativos sobre estereotipos de género en universidad pública o privada
|
Institución |
M |
SD |
t |
gl |
p |
Características masculinas - hombre típico |
Pública |
4,90 |
,76 |
-,601 |
119 |
,55 |
Privada |
4,99 |
,75 |
|
|
|
|
Características femeninas - hombre típico |
Pública |
3,50 |
,81 |
-,212 |
118 |
,83 |
Privada |
3,53 |
,93 |
|
|
|
|
Características masculinas - mujer típica |
Pública |
4,18 |
,75 |
2,32 |
118 |
,022 |
Privada |
3,85 |
,81 |
|
|
|
|
Características femeninas- mujer típica |
Pública |
4,97 |
,76 |
-2,00 |
117 |
,048 |
Privada |
5,26 |
,81 |
|
|
|
|
Características masculinas- mujer típica |
Laica |
4,11 |
,76 |
2,32 |
118 |
,022 |
Religiosa |
3,82 |
,66 |
1,87 |
105 |
,064 |
Respecto a la comparación entre las personas participantes que asisten a universidades religiosas y laicas, no se comprobaron diferencias estadísticamente significativas. Solo cabe mencionar que quienes estudian en universidades laicas, en comparación con quienes lo hacen en universidades religiosas, presentan una tendencia a atribuirles rasgos estereotípicamente masculinos a la mujer.
En cuanto al análisis según las carreras de estudio y los roles sexuales (ver Tabla 3), se evidencia que son las personas estudiantes de Psicología, en comparación con los de Ingeniería, los que le atribuyen cualidades estereotípicamente femeninas a la mujer típica y características típicamente masculinas a los hombres. Sin embargo, los estudiantes de Ingeniería exhiben una tendencia a destacar las cualidades masculinas de las mujeres.
Tabla 3
Resultados comparativos sobre estereotipos de género en carreras de Psicología o Ingeniería
|
Carrera |
M |
SD |
t |
gl |
p |
Características masculinas- hombre típico |
Ingeniería |
,77 |
,62 |
2,38 |
21 |
019 |
Psicología |
,09 |
,85 |
|
|
|
|
Características femeninas- hombre típico |
Ingeniería |
,54 |
,83 |
,097 |
120 |
,923 |
Psicología |
,52 |
,93 |
|
|
|
|
Características masculinas- mujer típica |
Ingeniería |
,15 |
,73 |
,81 |
20 |
,073 |
Psicología |
,90 |
,82 |
|
|
|
|
Características femeninas- mujer típica |
Ingeniería |
,96 |
,72 |
2,04 |
119 |
,043 |
Psicología |
5,25 |
,84 |
|
|
|
En cuanto al sexismo, y según se aprecia en la Tabla 4, no se observaron diferencias significativas según las personas estudiantes asistan a universidades públicas o privadas.
Tabla 4
Resultados comparativos sobre sexismo en universidades públicas o privadas
|
Institución |
M |
SD |
t |
gl |
p |
Sexismo Hostil |
Pública |
2,55 |
1,32 |
-,97 |
141
|
,335
|
Privada |
2,76 |
1,28 |
||||
Sexismo Benevolente |
Pública |
2,40 |
1,05 |
-1,82
|
141
|
,071
|
Privada |
2,73 |
1,10 |
||||
Paternalismo (SB) |
Pública |
2,44 |
1,24 |
-1,73
|
141
|
,085
|
Privada |
2,82 |
1,41 |
||||
Diferenciación Género (SB) |
Pública |
2,99 |
1,39 |
-1,56
|
141
|
,120
|
Privada |
3,34 |
1,20 |
||||
Intimidad Heterosexual (SB) |
Pública |
1,91 |
1,20 |
-1,25
|
141
|
,213
|
Privada |
2,17 |
1,31 |
En la misma línea, solo se observó una tendencia a un mayor sexismo benevolente en personas estudiantes de universidades religiosas, en comparación a quienes asisten a una laica (ver Tabla 5). Específicamente esta tendencia se muestra en las dimensiones de paternalismo protector e intimidad heterosexual. Esto quiere decir que las personas estudiantes en este tipo de institución tienden a considerar en mayor medida que a las mujeres se las debe cuidar y proteger y que el mantener una relación con ellas contribuye a la realización personal del hombre.
Tabla 5
Resultados comparativos sobre sexismo en universidades laicas o religiosas
|
Institución |
M |
SD |
t |
gl |
p |
Sexismo Hostil |
Laica |
2,49 |
1,34 |
-1,34 |
125 |
,182 |
Religiosa |
2,80 |
1,25 |
|
|
||
Sexismo Benevolente |
Laica |
2,37 |
1,08 |
-1,89 |
125 |
,061 |
Religiosa |
2,74 |
1,08 |
|
|
||
Paternalismo (SB) |
Laica |
2,47 |
1,29 |
-1,89 |
109,83 |
,062 |
Religiosa |
2,80 |
1,41 |
|
|
||
Diferenciación de Género (SB) |
Laica |
2,95 |
1,42 |
-1,30 |
103,09 |
,194 |
Religiosa |
3,40 |
1,21 |
|
|
||
Intimidad Heterosexual (SB) |
Laica |
1,85 |
1,25 |
-1,92 |
119,45 |
0,57 |
Religiosa |
2,20 |
1,26 |
|
|
Por último, en cuanto al nivel de sexismo según la carrera de la que forman parte las personas participantes, no se presentan diferencias significativas entre el nivel de sexismo en estudiantes de Ingeniería o Psicología.
Discusión
Este estudio tuvo como objetivo analizar los estereotipos de género y los niveles de sexismo en el ámbito universitario, más precisamente en estudiantes de Ingeniería y Psicología de universidades públicas y privadas. Los resultados revelaron que las personas participantes presentan ciertos estereotipos de género rígidos, ya que le atribuyen rasgos típicamente asociados con la masculinidad a los hombres y atributos estereotípicamente femeninos a las mujeres. A su vez, se encontró que, si bien los niveles de sexismo son moderados, las personas estudiantes presentaron una sutil inclinación hacia las actitudes hostiles que las benevolentes dirigidas hacia la mujer. Respecto al sexismo benevolente, presentaron una tendencia hacia la diferenciación de género complementaria, es decir, que consideraron que mientras que las mujeres se hacen cargo de las tareas domésticas, los hombres son los encargados de proveer para el hogar, siguiendo la línea de los roles tradicionales. Esto coincide con la investigación realizada por Muratori (2018), en donde las personas participantes le asignaron características masculinas al hombre típico y cualidades femeninas a la mujer típica, aunque la dimensión de sexismo benevolente más elevada en este estudio era la de intimidad heterosexual.
En segundo lugar, se propuso comparar si las actitudes hacia la mujer eran diferentes según las características de la institución, es decir, si ésta era pública o privada, laica o religiosa, y según la carrera que estudiaran las personas participantes, en este caso, Ingeniería y Psicología. Se encontró que mientras que el alumnado de universidades privadas y religiosas enfatizan las características femeninas de la mujer típica, como la afectuosidad o sumisión manteniendo estereotipos más rígidos acerca de ella, quienes asistían a universidades públicas y laicas resaltaban en mayor medida atributos asociados a la masculinidad, como la asertividad y la dominancia, configurando una imagen más flexible y andrógina respecto a ellas. Esto coincide con la investigación de Fernández Herrera, Alvarado Payihuanca y Arias Gallegos (2020), en la que el estudiantado de universidades públicas, específicamente las mujeres, le atribuyeron a su género características más asociadas con la masculinidad, lo cual se podría relacionar con el fortalecimiento de las mujeres.
Respecto a la carrera de estudio, a diferencia de estudios como los de León Ramírez, Sanvicén-Torné y Molina-Luque (2018), quienes encuentran diferencias en los niveles de sexismo según el tipo de carrera, en este estudio se verifica que las personas estudiantes de Psicología, en comparación a Ingeniería, son quienes mantienen los estereotipos más rígidos, sobre todo en lo que hace a la evaluación de la mujer, otorgándole así características más femeninas, en comparación con quienes estudian Ingeniería. Esto, junto al hecho de que hay un predominio de mujeres estudiantes que conformaron la muestra de Psicología, podría estar asociado a los roles esperados en dicha profesión, los cuales coinciden con los estereotipos asociados a la feminidad en cuanto al cuidado y protección de los/las otros/as. En cambio, aquellas personas que estudian Ingeniería le atribuyeron en mayor medida características masculinas a la mujer, configurando una imagen más andrógina lo que podría deberse al cambio que puede producir el ingreso y la permanencia, cada vez más frecuente, de las mujeres en ámbitos que tradicionalmente han sido asociados a la masculinidad.
A pesar de las limitaciones que se pudieron haber presentado en el estudio tales como el tamaño de la muestra y la desigual distribución de género en la carrera de Psicología, lo que pudo haber afectado el poder de generalización de los datos, se concluye con la necesidad de seguir realizando estudios que indaguen en las actitudes hacia las mujeres en las distintas carreras profesionales y, sobre todo, en la promoción de medidas que fomenten la igualdad de género en el ámbito universitario.
Conclusiones
La presente investigación se planteó como objetivo general analizar los comportamientos y las creencias asociadas hacia el rol de las mujeres en la universidad en estudiantes de instituciones tanto públicas como privadas. En primer lugar, se logró describir los estereotipos de género y los niveles de sexismo de las personas participantes de la muestra en general. A pesar de no exponer altos niveles de sexismo, presentaron atribuciones rígidas acerca de las características del hombre típico y de la mujer típica.
En segundo lugar, se propuso comparar si estas actitudes hacia las mujeres eran diferentes según las particularidades de la institución, o sea, si era pública o privada, laica o religiosa, y según la carrera que estudiaran las personas participantes, en este caso, Ingeniería y Psicología. Se encontró que mientras que el alumnado de universidades privadas acentuaba las características femeninas de la mujer típica como la afectuosidad o sumisión, tanto las universidades públicas como laicas resaltaban los atributos típicamente asociados a los hombres, como asertividad y dominancia, pero en las mujeres. En conclusión, se puede decir que se pudo cumplir con los objetivos propuestos y que los hallazgos son significativos.
Recibido: 20/08/2023
Aceptado: 6/11/2023
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