REENCANTAR EL MUNDO.

EL FEMINISMO Y LA POLÍTICA DE LOS COMUNES

 

BOOK REVIEW OF REENCANTAR EL MUNDO.

EL FEMINISMO Y LA POLÍTICA DE LOS COMUNES


Rebeca Surai Sotelo*

 

 

 

Resumen

Reencantar el mundo: el feminismo y la política de los comunes de Silvia Federici (2020, Tinta Limón, 311 páginas) constituye un aporte sustancial a los debates teóricos del presente, centrados en los nexos y articulaciones posibles entre feminismo y marxismo. En este sentido, se presenta una relectura de la clásica categoría marxista de acumulación originaria, a la vez que se recupera su profundo contenido político y vigencia. Además, es planteado un análisis feminista de la noción de comunes, focalizando en las luchas contra la discriminación sexual y el trabajo reproductivo. En definitiva, a lo largo de la obra se hace patente la preocupación político- práctica de la autora por encontrar lazos que unan a todas aquellas luchas contra la destrucción de la naturaleza, los ataques a la reproducción social y los comunes materiales e inmateriales.

 

Palabras clave: feminismo - marxismo - acumulación originaria - comunes

 

 

Abstract

Reencantar el mundo: el feminismo y la política de los comunes by Silvia Federici (2020, Tinta Limón, 311 pages) constitutes a substantial contribution to the theoretical debates of the present, focused on the links and possible articulations between feminism and Marxism. In this sense, a rereading of the classic Marxist category of original accumulation is presented, while its profound political content and validity are recovered. In addition, a feminist analysis of the notion of commons is proposed, focusing on the struggles against sexual discrimination and reproductive work. In short, throughout the work the political-practical concern of the author to find links that unite all those struggles against the destruction of nature, the attacks on social reproduction and the material and immaterial commons is made clear.

 

Keywords: Feminism - Marxism - Original Accumulation - Commons

 

 

La publicación de este libro se enmarca en un contexto de profundo debate entre feministas, a la luz de las luchas y movilizaciones sociales acontecidas en distintas partes del mundo y particularmente en Nuestra América. La búsqueda de un diálogo entre marxismo y feminismo, así como la posibilidad de vislumbrar ciertas coordenadas que permitan construir las herramientas teórico-prácticas para la destrucción del capitalismo, son algunos de los puntos que guían el análisis empleado por Silvia Federici, al mismo tiempo que propone una valiosa resignificación de las clásicas categorías marxistas como acumulación originaria y reproducción.

Para ello, acude y analiza un vasto cúmulo de datos estadísticos, bibliografía y artículos periodísticos, que van desde la obra de Marx pasando por la literatura ecofeminista y la referida a las relaciones comunales, hasta el New York Times. De este modo construye una sólida argumentación respecto de la política de los comunes, que se inicia con una descripción y análisis de la situación de África y Asia en los marcos de la división internacional del trabajo y finaliza con un análisis feminista de la importancia y vigencia del lenguaje teórico político legado por Marx.

En la primera parte de su obra y haciendo uso de la perspectiva histórica, la autora ofrece una explicación de las luchas y resistencias desarrolladas en África y Asia durante las décadas de 1980 y 1990, frente a lo que ella denomina “nuevos cercamientos”, es decir la

continuidad que se da entre los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), impuestos en la mayor parte de las antiguas colonias a mediados de la década de los ochenta, y la transición de la China comunista hacia el capitalismo. (Federici, 2020, p. 35)

Así propone repensar el significado político del concepto de acumulación originaria, desde tres premisas que para ella permiten comprender el ascenso del capitalismo de manera más compleja y acabada. La primera supone entender que la acumulación originaria, consiste efectivamente en la separación del productor de los medios de producción – tal como lo planteara Marx- pero entendiendo que se trata de un proceso continuo que se extiende hasta nuestros días. En segundo lugar sostiene que dicho proceso no puede ser pensado desde el punto de vista de un sujeto universal abstracto -trabajadores blancos asalariados-, ya que el capitalismo ha generado diferencias y jerarquías en función de la racialización, el género, la clase y la edad. Por último y continuando su propia línea de análisis iniciada en Calibán y la bruja: Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2016), identifica la explotación de las mujeres a través de la creación del trabajo reproductivo y el control de sus cuerpos,  como elemento que caracterizó la expansión de las relaciones capitalistas en distintos momentos históricos.

A partir de estos supuestos teóricos la autora se encarga de analizar “la globalización como un proceso de acumulación originaria pero esta vez impuesto a escala global” (Federici, 2020, p. 42). Así las categorías de acumulación originaria y globalización, son utilizadas para explicar las características de una reestructuración de la reproducción social a nivel planetario; caracterizada por el acceso precario a los ingresos monetarios y el empleo para la mayor parte de la población, la incertidumbre e inseguridad como constante en la vida y la agudización de las jerarquías raciales y de clase.  En este sentido, su motivación principal es comprender qué nos revela el retorno de la acumulación originaria sobre la naturaleza del capitalismo actual, y fundamentalmente cuáles son sus proyecciones en el futuro; en pos de aportar a lo que  para ella constituye la tarea más urgente para la mayoría de las personas del mundo: “crear un sistema socioeconómico diferente” (Federici, 2020, p. 50).

Otro de los elementos centrales en su exposición refiere al rol jugado por la crisis de deuda –entendida como la abrumadora cantidad de préstamos impagables concedidos a países de lo que actualmente se denomina Sur global-, la cual consiste en una “crisis productiva” y beneficiosa para la clase capitalista. En conjunción con los nuevos cercamientos ocurridos en distintas partes del globo, ello daría lugar a un  proceso de escala mundial, que supone la reorganización del proceso de acumulación – algo ya iniciado en la década del 70- y cuyo objetivo es desarraigar a lxs trabajadorxs y coartar sus capacidades organizativas.

En la segunda y última sección del libro Federici se centra en el potencial político que tienen las relaciones comunales, tanto como garantes de la supervivencia en un contexto de crisis sistémica, como por su capacidad para dar forma a nuevas subjetividades. Su objetivo es aplicar el principio de los comunes para pensar la organización de la reproducción social, entendiendo que “lo común” refiere a la existencia de una propiedad compartida (ya sea en forma de riqueza natural o social), a un conjunto relaciones sociales no regidas por las lógicas del mercado y el individualismo; y que además puede implicar la conformación de espacios autónomos que requieren la existencia de una comunidad.

En este sentido es que la autora propone un análisis feminista de los comunes, centrado en las luchas contra la discriminación sexual y el trabajo reproductivo, el cual constituye desde su mirada la piedra angular sobre la que se estructura la sociedad y el eje principal a la hora de analizar la organización social en su conjunto. A través de la recuperación de las experiencias de lucha por la tierra y la salvaguarda de los comunes llevadas adelante por mujeres africanas y latinoamericanas en contextos rurales y urbanos, Federici llega a la conclusión de que recuperar la tierra y crear alternativas a la economía de mercado, así como la extensión de modos de relación cooperativos, pueden ser las bases sobre las cuales pensar y edificar una sociedad no capitalista.

Ya en el final de la obra la autora plantea algunos interrogantes respecto de las herramientas que el marxismo puede aportar al feminismo y a la lucha política actual; buscando echar luz sobre la posible vinculación entre la concepción de comunismo acuñada por Marx y el principio de lo común. De aquí se desprende la conclusión de que el lenguaje político y el acervo teórico marxista siguen siendo indispensables para proyectar y construir un mundo sin capitalismo. Sin embargo, también expresa claramente que es necesario refundar algunas de sus categorías y perspectivas, tanto por las transformaciones sociales y económicas acaecidas desde la muerte del revolucionario, como por las limitaciones de su comprensión de las relaciones capitalistas.

En este sentido, para Federici es posible y necesario lograr una síntesis entre feminismo y marxismo, reconstruyendo las categorías y evitando focalizar únicamente en el trabajo asalariado y la producción (lo que podemos pensar como una concepción clásica y ortodoxa de los postulados marxistas). Ampliar  la teoría del trabajo productivo de Marx, implica incluir el trabajo reproductivo en sus diversas formas, así como dar lugar a una nueva manera de comprender la lucha de clases. “Reencantar el mundo” significa entonces conocer y extender lógicas y razonamientos distintos a los impuestos por el capitalismo, aspecto que para la autora resulta “indispensable para la mayoría de los movimientos antisistema y una precondición para resistir a la explotación” (Federici, 2020, p. 266).

A lo largo de la obra se hace patente la preocupación político- práctica de la autora por encontrar lazos que unan a todas aquellas luchas contra la destrucción de la naturaleza, los ataques a la reproducción social y los comunes materiales e inmateriales. Sin embargo hay otra cuestión que también se expresa enérgicamente en sus páginas y es el debate con otras feministas que catalogan a Federici como “autonomista” (y no marxista) por su posicionamiento respecto de la importancia del trabajo reproductivo. Sucede que desde los años 70 se debate al interior de la Teoría de la Reproducción Social (TRS) sobre las relaciones entre producción y reproducción, lo cual ha derivado en la pregunta por el trabajo doméstico y su capacidad de producir valor de cambio. Así, para algunas autoras pueden identificarse dos grandes tendencias en la TRS, las marxistas y las autonomistas. Mientras que las primeras se caracterizan por sostener que el trabajo doméstico sólo produce las condiciones para la producción del valor; las segundas consideran que el trabajo doméstico produce y reproduce la fuerza de trabajo y por lo tanto genera valor de cambio. Más allá de estos debates, a partir de la lectura del libro se vislumbra que Federici hace explícita su adscripción al marxismo.

Por todo lo antes dicho, Reencantar el mundo: el feminismo y la política de los comunes constituye un interesante y valioso aporte en función de profundizar debates teóricos en boga en la actualidad, pero también para reflexionar sobre la praxis política colectiva y particularmente el presente de Nuestra América marcado por fuertes estallidos sociales. Se trata de un libro que propone un riguroso análisis de la teoría de Marx, en pos de generar orientaciones políticas que permitan la construcción de las alianzas necesarias para la destrucción del actual modo de acumulación capitalista.

 

Recibido: 17 de marzo de 2022

Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)  Aceptado: 16 de agosto de 2022



* Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Departamento de Historia. Trelew, Chubut.