GÉNERO, AFECTOS Y FICCIÓN

Presentación del Dossier Temático

 

Equipo del proyecto de investigación

“Géneros, cuerpos y afectos.

Los procesos de subjetivación

en la literatura y otras artes”*

 

Simone de Beauvoir, en El segundo sexo (1949), encendió una incandescente baliza que orientó toda investigación posterior acerca del género: “no se nace mujer, se llega a serlo”. Años después, se concluyó que varón, en realidad, tampoco se nace. Hoy en día, consideramos al género como una ficción política, es decir, como la representación incardinada que resulta de un continuo proceso socio-semiótico y performático, por cuyo complejo efecto de sentido el individuo deviene sujeto y su identidad queda vinculada con su corporalidad.

En la década de 1990, el giro afectivo reintrodujo en las Ciencias Sociales las emociones y las prácticas corporales como aspectos relevantes para el análisis de los fenómenos sociales. Si bien existen diversas maneras de entender los afectos, agrupadas en dos grandes líneas teóricas, al elaborar la convocatoria a este dossier nuestro equipo de investigación se posicionó en la perspectiva que trabajan particularmente pensadoras como la británico-australiana Sara Ahmed, la estadounidense Lauren Berlant, las argentinas Cecilia Macón y Leonor Arfuch, perspectiva basada en la socio-semiótica y la teoría cultural.

Desde el marco de esta línea del giro afectivo, consideramos las emociones, los sentimientos y las prácticas corporales como afectos que cumplen importantes funciones en la ficción política del género. La categoría “afectos” hace referencia al índice de poder o de potencia de un cuerpo, es decir, a su capacidad para afectar y ser afectado en el contexto del encuentro entre cuerpos; también, como prácticas que articulan conceptos y valores. Por ende, entendemos los afectos no solo como estados psicológicos sino también como fenómenos relacionales, y los abordamos como prácticas comunicativas, sociales y culturales que tienen sus propias modalidades y grados de performatividad. Los afectos, así entendidos, participan del proceso de devenir un corposujeto-con-género, puesto que, a lo largo de la historia, una multiplicidad de discursos y una serie de prácticas han (de)limitado los modos posibles e imposibles, aceptables e inaceptables, deseables e indeseables de sentir y actuar, y han distribuido esos modos a cada lado del binomio heteronormativo masculino/femenino con la intención de potenciar o limitar la agencia social de los sujetos.

Por su parte, las ficciones que componen el discurso social –literatura, cine y un largo etcétera– organizan lo decible y lo pensable respecto de los afectos y constituyen su “verdad” en una coyuntura socio-histórica dada. Pero el discurso social no es monolítico ni homogéneo: contiene ficciones que rivalizan e incluso son contradictorias entre sí, y que se disputan el derecho de fijar el conjunto de afectos apropiados y pertinentes para cada género (al estilo “las niñas lloran, los niños no”). Entonces, las representaciones ficcionales de los afectos se transforman en arenas de lucha donde se disputa por el control de los modos de performar e incardinar el género.

La convocatoria invitaba a enviar trabajos que exploraran, desde diferentes campos disciplinares y en diversos contextos socio-históricos, los modos en que las ficciones (en formatos escritos, audiovisuales, performáticos, etc.) habilitan u obturan modos de pensar y nombrar los afectos involucrados en el proceso de producción de sujetos generizados. Se sugería examinar en tales ficciones cómo los discursos hegemónicos gobiernan los afectos –mediante regulaciones, prohibiciones, estigmatizaciones, modelizaciones– para producir sujetos normalizados; o bien, analizar cómo los individuos y los colectivos ofrecen resistencia y disidencia a tales formas de gobierno.

En los artículos que forman parte de este dossier, lxs autorxs analizaron ficciones de consumo masivo –novelas, una película, una serie de televisión–, pero también otros tipos de representación artística de circulación más restringida –la fotografía, la poesía–; todos ellos demuestran la potencia hermenéutica de la categoría “afectos” y el enriquecimiento del análisis de los discursos cuando se la incluye en el marco teórico. Aunque las ficciones analizadas fueron producidas en países tan diversos como Argentina, México e Inglaterra, las problemáticas planteadas involucran afectos fundamentales para la vida social de todo ser humano: el amor, la sexualidad, el dolor, la solidaridad.

El conjunto de artículos de este dossier puede ser dividido en tres grandes ejes temáticos de indudable relevancia social. Uno es el de la convivencia conflictiva entre los sentimientos “apropiados” para la militancia política de las izquierdas latinoamericanas y los afectos de la intimidad sexo-afectiva; otro eje es el de las emociones que sirven para oponer resistencia a la violencia social; el tercero es el de la revisión crítica de los diversos tipos de amor que los discursos hegemónicos han establecido históricamente como “afectos propiamente femeninos”.

En el primer grupo encontramos los siguientes artículos: “Marxismo y revolución sexual: el paso de The Buenos Aires Affair a El beso de la mujer araña de Manuel Puig”, de Martín Villagarcía; “Besar a la mujer araña: memorias improbables para comunidades extáticas”, de Agostina Silvestri y “Una lectura de El Che Amor (1965): la fractura de la emocionalidad guerrillera en la poética afectiva de Alberto Szpunberg”, de María Luján Travela. Los tres revisan el entramado cultural de los años 1960 y 1970 en América Latina, centrado en la Revolución Cubana y su construcción como imperativo del Hombre Nuevo, subjetividad emergente del intelectual de izquierda, la cual aunaba el compromiso político con los ideales heteronormativos de la masculinidad e implicaba la renuncia absoluta a la vida previa en función de la entrega a la causa. En estos tres artículos se destaca cómo las representaciones literarias de los afectos funcionan como arenas de lucha política donde se disputa el sentido último del género.

La relectura que hace Martín Villagarcía de las novelas del argentino Manuel Puig pone en primer plano la dimensión política de las prácticas corporales y emocionales, presenta la sexualidad como un compendio de modos de afectar y de ser afectado no solo a nivel individual sino también a nivel social, nos recuerda que en las sociedades capitalistas modernas la sexualidad es regulada institucionalmente para disciplinar a los sujetos y mantener el orden (autoritario) y la (hetero)normalidad. El artículo focaliza en la incomodidad que generan las prácticas sexo-afectivas disidentes tanto en los grupos burgueses cuanto en los propios grupos de izquierda que quieren cambiar la sociedad burguesa.

El artículo de Agostina Silvestri también se ocupa de una novela de Manuel Puig, pero analiza el uso de la parodia y la ironía como estrategias discursivas que cuestionan las certezas sobre lo que se es y sobre lo que se siente, lo cual permite desestabilizar el modelo del Hombre Nuevo. Silvestri focaliza en el uso narrativo de la temporalidad queer como afecto capaz de producir un desajuste entre las experiencias emocionales individuales y los marcos temporales cis-heteropatriarcales burgueses de familia y seguridad.

El trabajo de María Luján Travela, en cambio, analiza la poesía del por entonces guerrillero Alberto Szpunberg, la cual inscribe los sentimientos íntimos entre un varón militante y una mujer, su amante. De ese modo, la poesía ofrece resistencia a la economía emocional de la izquierda, según la cual tales sentimientos son ajenos a las afectividades de la lucha armada y, por ende, no tienen lugar en la gesta de la revolución.

En el segundo grupo de artículos, el que se ocupa de las emociones como instancias micropolíticas de resistencia, están los trabajos “Superficies del dolor: imágenes y afectos sobre la locura para politizar las violencias sobre nuestros cuerpos”, de María Angélica Bella y “A violência, os afetos, a sodororidade em Noche de fuego, de Tatiana Huezo” de Rosilene Caramalac y Flávio Adriano Nantes. En estos artículos se analizan situaciones cuya representación artística funcionó como disparador de las reflexiones sobre el potencial político de los afectos; en ambos casos se trata de los mismos sentimientos: el dolor y la solidaridad.

A partir del hecho de que las historias de lxs locxs suelen ser borradas o invisibilizadas debido a que sus archivos quedan confinados en instituciones psiquiátricas, el trabajo de María Angélica Bella recupera un pequeño archivo fotográfico para identificar, en esas imágenes, configuraciones afectivas que resisten la normalización (prácticas corporales como sostener la mirada, modos de vinculación en viviendas asistidas para pacientes psiquiátricos, etc.) y que construyen sentidos alternativos sobre la locura.

Por su parte, Rosilene Caramalac y Flávio Adriano Nantes toman como punto de partida la insólita estrategia de autodefensa ante la violencia machista organizada por un grupo de mujeres, presentada en un filme. Allí, identifican y nombran un sentimiento –la sodororidade– como un afecto interseccionalmente específico de resistencia contra la precaridad. El término “sodororidade” surge de la articulación creativa de la categoría “sororidade” (hermandad, apoyo, ayuda mutua entre mujeres) con la categoría “dororidade” de Vilma Piedade (dolores específicos emanados de la experiencia de precaridad de las mujeres negras pobres).

En el tercer grupo, el de las múltiples formas del amor como afectos propios de la femineidad, encontramos los artículos “Subjetividad femenina y literatura en la Inglaterra decimonónica. Una lectura de Cumbres Borrascosas”, de Beatriz Dávilo; “La autoría afectada de la protagonista de La mujer sin nombre (2021) de Vanessa Montfort”, de Susana Delgado y “Toda Pamela es política. Intensidades románticas, tradiciones sociosexuales y series televisivas”, de Ariel Gómez Ponce. El tema englobante de este grupo de trabajos es un clásico de los estudios de género, cultivado en los ámbitos académicos desde la época de los Estudios de la Mujer, en los años 1970 y 1980, pero no por eso resulta un asunto perimido; al contrario, los artículos ponen en evidencia la necesidad de desnaturalizar y repolitizar constantemente los imaginarios sociales sobre el amor y el género.

Beatriz Dávilo propone que la temática de la novela Cumbres Borrascosas, escrita desde un locus de enunciación marcadamente femenino, es la lucha de diversas facciones sociales por fijar el sentido de la categoría “mujer” –y fijarlo alrededor del eje “abnegación”– en un momento de cambios sociales, en el cual el léxico cultural de los sentimientos aún no había estabilizado el modelo de los afectos propiamente femeninos. Dávilo focaliza en la problematización que la novela hace del afecto “abnegación”, mostrando sus vínculos con la violencia material y simbólica en el marco de familias patriarcales. Aunque la obra literaria analizada pertenece al siglo XIX, no es difícil encontrar similitudes entre el tipo de crisis de ansiedad de género que afectaba a las mujeres inglesas de esa época y las circunstancias socio-políticas que movilizan a las mujeres latinoamericanas contemporáneas en sus luchas por el derecho a ser, a decidir, a desear. Este artículo, al igual que el de Agostina Silvestri, recupera las prácticas discursivas como afectos capaces de poner en cuestión las gramáticas emocionales del presente de la enunciación.

A partir de un estudio de caso –el de la escritora María Lejárraga–, Susana Delgado reflexiona sobre el funcionamiento de la economía de los afectos en dos momentos históricos diferentes de la sociedad española. Primero, se ocupa de la convulsionada España de principios del siglo XX y muestra cómo la economía de los afectos sostiene el imaginario social acerca de las emociones que corresponden “naturalmente intrínsecas” a la masculinidad y la femineidad, cómo esa distribución desigual de los afectos contribuye a subordinar la subjetividad, los cuerpos y los deseos de las mujeres. En particular, Delgado interpreta el borramiento de la autoría femenina –suplantada voluntariamente por el nombre del marido– como un acto afectivo socio-históricamente marcado: la abnegación de la mujer como manifestación del amor ágape propio de la feminidad vigente en aquellos años. Luego, se ocupa del rescate de la autora por parte de una novelista contemporánea y muestra cómo, en el marco de esta otra economía de los afectos, devolverle el nombre de María Lejárraga a una obra teatral firmada con el nombre de su marido es también un acto afectivo: la solidaridad de las mujeres en su lucha por el empoderamiento, la cual se extiende a través del tiempo.

Ariel Gómez Ponce analiza, en la serie televisiva Pam & Tommy (2022), la representación del amor de pareja y la idea cultural occidental de la experiencia amorosa; muestra cómo el capitalismo se vale de las ficciones de consumo masivo para actualizar las utopías que prometen felicidad, pero sin modificarlas de manera sustancial. De este modo se puede percibir cómo el mito del amor romántico muta bajo la perspectiva posmoderna para acomodar los empoderamientos femeninos habilitados por los feminismos pero sin anular el componente del amor-pasión que tan funcional es a la naturalización del patriarcado.

En suma, lo que los diversos trabajos compilados en este dossier tienen en común es la reflexión sobre la eficacia de las representaciones ficcionales para refractar atmósferas de ansiedad de género en sus respectivas sociedades. Aunque no todos los artículos usan explícitamente categorías analíticas propias del giro afectivo, todos cuestionan los usos sociales de tales afectos, así como sus representaciones hegemónicas. En última instancia, contribuyen al giro afectivo de las Ciencias Sociales y las Humanidades proponiendo lecturas que visibilizan la dimensión eminentemente social de las emociones, poniendo en cuestión su universalidad y desestabilizando el imaginario sentimental heredado de la Modernidad decimonónica mediante el cual se reproduce la heternormatividad.

Este dossier es, entonces, una buena muestra de la producción de conocimientos que se lleva a cabo en las universidades públicas de Argentina y Brasil, donde lxs investigadorxs recurren tanto a teorías de circulación planetaria como a teorías provenientes del sur global para examinar críticamente el desarrollo conjugado y simbiótico del capitalismo y el patriarcalismo.

 

Recibido: 15 de octubre de 2022

Aceptado: 30 de octubre de 2022

 

 

 

Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)   



* Este equipo está dirigido por Cecilia Inés Luque y Nadia Der-Ohannesian, y en la organización del dossier participaron lxs integrantes René Vijarra, Carolina González, Rocío Palacios, María Elisa Molina Barrios y María Laura Roattino. El proyecto está radicado en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Lenguas (CIFAL) y co-radicado en el área Feminismos, Género y Sexualidades (FemGeS) del Centro de Investigaciones “María Saleme de Burnichon” de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH), de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina..