Algunas reflexiones acerca de la categoría de «curso»

Autores/as

  • Mónica María Maldonado

Resumen

El trabajo pretende abordar reflexivamente el concepto de «curso» en la búsqueda de desnaturalizarlo, como una manera de posibilitar su análisis ala luz de las nuevas realidades que se nos presentan a diario a docentes y directivos. Repensar esta categoría a partir del sentido con que fue construida, arraigarla en un lugar y una historia puede ayudarnos a encontrar nuevas ópticas y nuevas perspectivas para el análisis. Implica en este sentido, una manera de comenzar a preguntarnos sobre los procesos que observamos cotidianamente en nuestra práctica docente, que a veces de tan cotidianos se tornan invisibles y nos resultan de difícil objetivación. Trabajar en investigación implica cuestionamos acerca de muchas de las categorías que usamos con soltura desde el sentido común y ello requiere de un esfuerzo intelectual importante para desabsolutizar y desnaturalizar a las mismas. Repensarlas a partir del sentido con que fueron construidas, arraigar las en un lugar y una historia puede ayudarnos a encontrar nuevas ópticas y nuevas perspectivas para el análisis. En este artículo me propongo abordar la categoría de «curso» como una manera de comenzar a preguntarnos sobre los procesos que observamos a diario en nuestra práctica docente y que a veces nos resultan de difícil explicación. En reiteradas ocasiones, cuando los docentes hablamos de un curso, en primer lugar pensamos en «un grupo>> e inmediatamente quedamos atrapados en la concepción funcionalista de la estructura social pensada como un todo integrado y homogéneo. De esta manera muchos docentes nos acercamos ingenuamente a «los cursos» pensando que cada uno es «un grupo» cuya finalidad es educarse y para ello comparte un espacio común, un grupo de docentes, un preceptor y un plan de estudios. Todo pareciera tener bordes y límites claros y definidos. Reconocemos que no hay cursos iguales a otros, que en algunos es más placentero que en otros ser docentes, y a cada uno le encontramos un adjetivo calificativo que lo caracteriza, lo compartimos en las charlas del café y de alguna manera los vamos tipificando. A unos los calificamos como cursos «muy unidos» y a otros como «desunidos» primando en nuestra calificación el carácter valorativo y positivo de la unión, de lo solidario presuponiendo o dando por sentado que esto irremisiblemente habla de conductas sanas, saludables. Sin embargo, no entra en esa tipificación realizada en el análisis, ni la complejidad al interior del curso ni el contexto social histórico en el cual se desarrollan y adquieren sentido las relaciones, las enemistades, las divisiones, las alianzas. ¿Qué hay detrás de la unión o desunión? ¿Qué intereses están en juego? ¿Qué permite ser un integrado o un excluido? ¿De qué escuela hablamos?

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Publicado

2016-08-10

Número

Sección

Artículos