LOS MODOS DE HABITAR DE LOS SECTORES POPULARES EN EL ÁREA METROPOLITANA DE MENDOZA

María José Navarrete

Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales. CCT Mendoza

https://orcid.org/0000-0002-5788-1203

mariaj1.navarrete@gmail.com

 

DOI: https://doi.org/10.59047/2469.0724.v10.n12.41401

 

Resumen

Este artículo expone hallazgos respecto de los modos de habitar la ciudad de los sectores populares en el Área Metropolitana de Mendoza (AMM). Para conocer distintos modos de habitar la ciudad se establecieron las áreas de mayor crecimiento del AMM durante las primeras décadas del siglo XXI y se buscó la aproximación a los habitantes de barrios populares en cada una de estas. Las perspectivas teóricas de la producción social del espacio, el derecho a la ciudad, la segregación socioespacial y la movilidad urbana cotidiana, permiten complejizar los análisis tradicionales sobre las desigualdades urbanas, la satisfacción de las necesidades y la calidad de vida. Los resultados obtenidos presentan distintos aspectos que afectan a los habitantes de barrios populares y la necesaria intervención de las políticas urbanas para la mejora de sus condiciones de vida.

 

Palabras claves: Segregación socioespacial; Movilidad urbana cotidiana; Modos de habitar; Barrios populares.

 

Fecha recepción: 14 de junio de 2023

 

 

 

 

THE LIVING CONDITIONS OF THE POPULAR SECTORS IN THE METROPOLITAN AREA OF MENDOZA

 

 

 

 

 

 

Abstract

This article presents findings on the ways of inhabiting the city of the popular sectors in the Metropolitan Area of Mendoza (AMM). In order to learn about different ways of inhabiting the city, the areas of greatest growth in the MMA during the first decades of the 21st century were established and the inhabitants of popular neighborhoods in each of these areas were approached. The theoretical perspectives of the social production of space, the right to the city, socio-spatial segregation, and daily urban mobility, allow for the complexity of traditional analyses of urban inequalities, satisfaction of needs, and quality of life. The results obtained present different aspects that affect the inhabitants of poor neighborhoods and the necessary intervention of urban policies to improve their living conditions.

 

Key words: Socio-spatial segregation; Everyday urban mobility; Modes of habitation; Popular neighborhoods

 

Fecha aceptación: 26 de febrero de 2024


Introducción

En una investigación previa sobre las dinámicas de desigualdad en la producción de ciudades se indagó en la configuración de modos de habitar la ciudad por parte de distintos grupos sociales a partir de la segregación socioespacial y la movilidad urbana cotidiana (Navarrete, 2021). En este artículo se propone profundizar en aquellos resultados relacionados con los modos de habitar de sectores populares localizados en zonas de crecimiento significativo del Área Metropolitana de Mendoza (AMM) durante las primeras décadas del siglo XXI. El análisis del modo actual de producción de ciudad y la profundización en los modos de habitar de distintos grupos sociales se basó en aportes teóricos y metodológicos provenientes de la teoría de la producción social del espacio y del derecho a la ciudad, así como también en estudios sobre segregación socioespacial y movilidades urbanas cotidianas. Las perspectivas teóricas utilizadas posibilitan complejizar y ampliar las reflexiones sobre la calidad de vida y la satisfacción de necesidades. Asimismo, complejizan y amplían los abordajes tradicionales de las desigualdades sociales, los cuales por lo general se centran en los niveles de ingresos, el mercado de trabajo, la educación, etc., sin vinculación a la especificidad que aporta a las desigualdades la producción de espacio urbano y los modos de habitar la ciudad de distintos grupos sociales. Ahondar en los modos de habitar de los sectores más afectados por los actuales procesos urbanos de mercantilización y fragmentación constituye un aporte a las políticas urbanas, cuya intervención es fundamental para mejorar sus condiciones de vida. En este artículo se presentan, primero, los principales aspectos teóricos y metodológicos mediante los cuales se delimitaron los conceptos centrales, las áreas de la ciudad y los estratos socioeconómicos. Luego, se presentan los resultados más significativos respecto a los modos de habitar la ciudad de los sectores populares. La investigación de la cual esta propuesta se desprende, proponía una comparación entre distintos estratos socioeconómicos, aquí, como se refirió, se presenta una profundización en los modos de habitar de los sectores populares, ahora bien, en algunos puntos se proporcionarán comparaciones. Por último, se exponen las reflexiones finales.

 

Los modos de habitar la ciudad

Los modos de habitar se definen como las posibilidades de ocupación de espacio de los distintos grupos sociales. La segregación socioespacial y la movilidad urbana cotidiana inciden en estas posibilidades de ocupación del espacio y estructuran las desigualdades. La primera dimensión, la segregación, se define como la distribución de los grupos en el espacio urbano y el grado de concentración de cada grupo en las distintas áreas (las cuales pueden ser entonces más homogéneas o heterogéneas). A cada área se asocian, además, distintos prestigios o estigmas, los cuales retroalimentan los prestigios o estigmas de sus residentes (Arriagada Luco y Rodríguez Vignoli, 2003; Sabatini, 2006). Distintos factores inciden en la configuración de la segregación, entre los cuales podemos mencionar: el funcionamiento de las rentas de suelo, el poder de distintos agentes para construir la ciudad, la construcción de centralidades y periferias, las políticas habitacionales, las disputas materiales y simbólicas entre grupos sociales por el poder y el prestigio asociado al hábitat (Lefebvre, 1969; Timms, 1976; Harvey, 1976, 1977; Park, 1999; Bourdieu, 2002; Elías y Scotson, 2016). En las ciudades latinoamericanas la segregación en base a criterios socioeconómicos ha sido un fenómeno persistente (Arriagada Luco y Rodríguez Vignoli, 2003; Sabatini, 2006; Segura, 2006; Segura, 2012). El incremento de la segregación afecta las interacciones entre personas diversas, cualidad propia de la vida urbana, y a partir de las cuales se fortalece también la democracia (Lefebvre, 1969).

La segunda dimensión, la movilidad urbana cotidiana, comprende los desplazamientos diarios/frecuentes que personas y grupos realizan dentro de un área urbana (Casado Izquierdo, 2008). Estos desplazamientos dan cuenta de las distintas posibilidades de uso y acceso de distintos grupos a la ciudad en su conjunto. Múltiples aspectos influyen en estos desplazamientos: el nivel socioeconómico; las etapas del ciclo vital; el género; los recursos y habilidades para desplazarse; la oferta de bienes, servicios, actividades, espacios de la movilidad y transporte disponible en las distintas áreas de la ciudad; la legislación y los dispositivos de la movilidad; por último, influyen también, los lugares permitidos para la circulación de distintos grupos (Herce Vallejo, 2009; Bachiller, 2009; Jirón, Lange Valdes y Bertrand Suazo, 2010;  Palma Arce y Soldano, 2010; Jouffe y Lazo, 2010; Avellaneda y Lazo, 2011; Gutiérrez, 2010, 2011; Segura, 2012; Calonge Reillo, 2014; Zunino Shing, 2013; otros).

Además, en el modo actual de producción capitalista del espacio urbano, los modos de habitar se encuentran atravesados por las relaciones contradictorias entre centralidades – periferias y apropiación - dominación (Lefebvre, 1974). El centro refiere a la posibilidad de reunir la acumulación de excedentes en un punto, lo cual valoriza y fragmenta el espacio. Esta definición contiene también la posibilidad de vivenciar múltiples encuentros y situaciones que caracterizan lo urbano. Difiere, entonces, de la del urbanismo tradicional. En oposición, las periferias carecen de procesos de valorización y de la posibilidad de vivenciar relaciones sociales basadas en la intensidad, el encuentro, la simultaneidad, etc. Por esto, desde esta perspectiva es fundamental incidir en los procesos de construcción de centralidad.

En tanto en las prácticas de producción del espacio se genera la contradicción entre apropiación-dominación (Lefebvre, 1974). La apropiación refiere a las posibilidades de los grupos de ocupar un espacio para el despliegue de la vida cotidiana y la satisfacción de sus necesidades. Esta conceptualización de las necesidades abarca todas aquellas necesarias para la reproducción de la vida (alimento, abrigo, etc.), e incorpora el despliegue de la creatividad, el disfrute, la posibilidad de vivenciar los distintos atributos de la vida urbana (la cultura, el encuentro con lo diverso, etc.), y también, la posibilidad de decidir sobre los proyectos que inciden en los espacios que habitamos. Así, la satisfacción de las necesidades tiene dimensiones cualitativas y trasciende la medición de los aspectos materiales de las condiciones de existencia (Lefebvre, 1969).  Por su parte, la dominación ocurre cuando en la producción de un espacio se impone un proyecto económico y político. En esta fase histórica de producción de espacio, la apropiación – dominación también puede ser entendida a partir de la relación entre valores de cambio -dominación: intercambio de mercancías para maximizar la ganancia- y valores de uso -apropiación: tener para lograr la satisfacción de necesidades-. En la apropiación se realiza el derecho a la ciudad: la ocupación de un espacio para la satisfacción de múltiples necesidades humanas, esto conlleva la disputa por la centralidad. En este momento histórico del capitalismo la apropiación implica disputar la construcción del espacio urbano al proyecto capitalista dominante.

 

Metodología

El periodo de estudio de la investigación realizada abarcó las primeras décadas del siglo XXI. Un período signado por crecimiento económico, mejorías sociales y ampliación de derechos, pero en el cual también se observaron la continuidad, e incluso profundización, de distintas problemáticas urbanas y habitacionales. En ciudades intermedias como el AMM la fragmentación se incrementó durante este periodo de tiempo. La fragmentación refiere a la ruptura de la continuidad y unidad de la ciudad, este proceso tiene dimensiones espaciales (desconexiones físicas y discontinuidades morfológicas); sociales (repliegues de distintos grupos sociales); y políticas (dispersión de actores y autonomización de mecanismos) (Prévôt Schapira, 2001). En ciudades de mayor escala y jerarquía, la fragmentación se consolidó hacia fines del siglo pasado (Janoschka, 2002; Borsdorf, 2003), mientras que en ciudades de la escala del AMM sucedió a inicios de este siglo bajo otra macroeconomía, entonces, indagar en este fenómeno en ciudades intermedias puede ampliar respecto a las especificidades que aporta la producción de espacio a las desigualdades. Por lo cual se ve relevante conocer aquellas áreas de mayor crecimiento del AMM durante estas décadas. Para su determinación nos basamos en bibliografía especializada y fuentes secundarias. Desde 1970 hasta la actualidad, la modalidad de crecimiento predominante ha sido la extensión periférica, el AMM creció anexando terrenos a la trama urbana y las capitales de los departamentos próximos a Capital (Gray de Cerdán, 2005; Lentini y Palero, 2001; D´Inca y Berón, 2013), en particular, durante el periodo de tiempo de esta investigación, los lugares de mayor crecimiento fueron Chacras de Coria y Vistalba en Luján de Cuyo (hacia el sureste) y El Bermejo en Guaymallén (hacia el noreste) (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas, 2017 a, b, c y d). En este trabajo se presentan resultados en Chacras de Coria y El Bermejo, lo cual puede contribuir a establecer aproximaciones a estos sectores populares en el AMM.

 

Figura 1. Departamentos del AMM y distritos de estudio. Fuente: Elaborado por Geog. Flavia Morales en base a QSIG, año 2023.

La indagación en los modos de habitar se realizó a través de entrevistas semiestructuradas a residentes en estas áreas, en las cuales se preguntó en torno a dimensiones relevantes en relación con la segregación (modalidad de acceso, organización para lograr el acceso, motivaciones para la elección del lugar, ventajas e inconvenientes percibidos en cada lugar, interacciones entre grupos) y la movilidad cotidiana (medios y motivos de desplazamiento, usos del entorno próximo y desplazamientos a otras áreas para la realización de distintas actividades, costos). A partir del distrito de residencia se estudiaron perfiles en función de la modalidad de acceso al suelo y/o vivienda (a través del mercado, de políticas habitacionales del estado o de tomas de tierra y/o vivienda), la edad y el género, hasta lograr la saturación teórica. Se exponen los resultados de las entrevistas realizadas a residentes en barrios populares (13 entrevistas)[1], se realizaron entre los meses de junio a septiembre del año 2019, luego en el año 2021, se cotejo el análisis con nuevas entrevistas a referentes claves (3). La información recolectada se complementó con lo recabado mediante recorridos peatonales por las áreas de estudio y la consulta a fuentes documentales (como legislaciones de ordenamiento territorial, periódicos locales).

 

Modalidad de acceso al suelo y/o vivienda en la definición de estratos socioeconómicos

En el desarrollo del trabajo de campo se encontró que las posibilidades de ocupación del espacio se diferenciaban centralmente por la modalidad de acceso al suelo y/o vivienda. A partir de este indicador se organizaron los estratos socioeconómicos, en combinación con el máximo nivel educativo alcanzado y la ocupación. Establecer los estratos socioeconómicos en base a estos indicadores complejiza los análisis sobre desigualdades basados fundamentalmente en los niveles de ingresos.

Con estos criterios tipificamos tres grandes modalidades. La primera, residentes en lotes individuales o en loteos, quienes por lo general habían accedido a los mismos a través del mercado. La segunda, residentes en lotes en los cuales se construyó un barrio a través de políticas habitacionales (dentro de esta se ubican dos grupos). La tercera, quienes residen en barrios que se iniciaron por tomas[2].

El primer grupo (lotes y loteos) abarca desde las clases altas, medias-altas a medias. En este grupo también se encuentran quienes acceden a través del mercado formal de alquileres y quienes construyeron en un lote propio con PRO.CRE.AR u otra política crediticia. Al combinar las formas de acceso al suelo con nivel educativo y ocupación, encontramos que quienes residen en lotes y loteos por lo general cuentan con estudios en el nivel superior y se desempeñan en empresas, son profesionales independientes o tienen empleos públicos de mayor jerarquía.

En la segunda modalidad (lotes en los que luego se construyó un barrio estatal) encontramos dos grupos. El primero es de clases medias que resolvieron su vivienda mediante una política habitacional, tienen también acceso a la educación superior y ocupaciones relativamente bien posicionadas, por lo general en pequeñas empresas o el Estado. El segundo son aquellos grupos que provienen de villas o asentamientos y son relocalizados por el Estado en un barrio estatal, tienen menor nivel educativo y ocupaciones en el sector informal de la economía.

La tercera modalidad corresponde a las tomas, comprende aquellos grupos que habitan en barrios nacidos de procesos de toma, las cuales pueden ser más o menos organizadas en su inicio, en algunos casos posteriormente ingresan al mercado, éstos pobladores suelen tener niveles educativos primarios, secundarios, o trayectorias incompletas, y ocupaciones en el sector informal de la economía.

En el marco de este trabajo, los sectores populares se definen como aquellos grupos que habitan en barrios estatales para poblaciones provenientes de villas y asentamientos, sumado a quienes habitan en barrios iniciados por tomas. En términos habitacionales, por lo general en estos barrios se observan diversas precariedades (en los materiales de construcción de la vivienda, en el hacinamiento por vivienda o lote, en la seguridad en la tenencia, etc.), también dificultades en el acceso a los servicios. Además, suelen ser barrios cercanos entre sí, por lo cual se conforman áreas segregadas donde habitan sectores en condiciones de vulnerabilidad. Estas consideraciones aportan una definición más amplia que la utilizada actualmente en los procesos de integración sociourbana (Decreto Nacional N° 358/2017).

 

Los modos de habitar de los sectores populares

En este apartado se exponen los hallazgos respecto a los modos de habitar de los sectores populares, se muestran aquellos aspectos en los que se encontraron similitudes entre barrios localizados en los distritos de estudio, y también las diferencias encontradas. Una de las primeras distinciones en los modos de habitar, introducida por la modalidad de acceso, son las dificultades y tiempos para efectivizar el suelo y/o la vivienda. Para los sectores populares el acceso a través de la informalidad implica un largo camino para efectivizar suelo, vivienda y servicios. Las clases medias obtienen suelo, vivienda y servicios en un menor tiempo y con una organización basada principalmente en redes familiares y amistosas (a excepción de los barrios estatales en los cuales se dan algunas experiencias organizativas). En este punto hay un contraste notorio con los sectores populares, para los cuales la sola permanencia en un lugar implica un largo camino de organización colectiva, obtener el suelo, construir su vivienda y acceder a los servicios.

La organización colectiva permite lograr mejoras habitacionales y en el entorno de la vivienda. Así, los barrios más consolidados son aquellos en los cuales la organización crece y mejora, por el contrario, cuando la organización se debilita, las mejoras pueden demorar décadas. Esta necesidad constante de organización implica una importante carga sobre la vida cotidiana de los habitantes de los barrios populares, sobre todo para quienes son referentes en sus barrios, quienes pueden llegar a destinar gran parte de sus días a asistir a reuniones, visitar instituciones, reunirse con otras agrupaciones, organizar merenderos para distribuir alimentos u otras actividades. En muchos casos, quienes están al frente de estas organizaciones son mujeres.

Las siguientes citas muestran estos esfuerzos organizativos:

[Respecto a lograr la seguridad en la tenencia] Y: - Tenemos un expediente nosotros que se hizo… está dentro del Instituto Provincial de la Vivienda… Y con ellos elaboramos el proyecto de ley que ahí es donde pedíamos que se declare de utilidad pública como sujeto expropiante el IPV, para, obvio, para transferir a la gente que no tenía lugar, o sea nosotros. Porque también le contamos que nosotros queremos pagar las tierras, o sea, que queremos aclarar la situación que nos ayuden, bueno, buscando ayuda. Y se dio y, bueno, ahí se armó ese proyecto en el 2015… se presentó el proyecto de ley que fue a mesa de entrada, después se dio acá a Diputados… bueno acá entró, obvio tiene su proceso, pero entró primero a Asuntos Constitucionales que ahí es donde lo evaluaron y nos dieron el ok, es por la primera entrada. Y después pasó a Hacienda, y de Hacienda no se movió más, y fuimos a buscar nuevamente con la gente de que lo traten al proyecto, y bueno, así ¿Y qué pasa? Que en La legislatura los vieron, lo archivaron porque se discutió el proyecto y no llegó a nada, se archivó por falta de votos y no había voluntad política, pero más que nada la voluntad política (…) nosotros nos enteramos (…)... sería el año pasado, 2017, de que el dueño estaba reclamando lo que era de él, (…) Nos desayunamos que había una sentencia de que la jueza había ordenado un desalojo para toda la gente, con nombre y apellido antiguo, por así decirlo, y gente dentro del predio, o sea nosotros ocupábamos ¿Que hicimos? Inmediatamente buscamos al abogado… [Continua por varias páginas] (Y, CdC, 40, mujer, toma)[3].

[Respecto a los tiempos que pueden llevar las mejoras] L:- El Carmen (Barrios Cooperativa Norte y Sur conocidos popularmente como El Carmen) es diferente porque después de 33 años que se ha entregado, recién ahora podemos ver que se ha empezado a hacer el tema de cunetas, reparar toda la obra que se hizo de cloacas que permanentemente los líquidos rebalsaban (…) Pero el desarrollo, sobre todo para la parte de El Carmen, no he visto ninguno, pero de verdad ninguno, de hecho ni siquiera en lo social, cultural o deportivo… (L, EB, 47, hombre, Estado).

Extensos relatos sobre, las demandas a distintas instituciones, los tiempos para lograr ejecutar obras, etc., son frecuentes en todos los barrios nacidos de procesos de tomas, así como también en barrios hoy estatales construidos para población proveniente de villas o asentamientos.

En el concepto de apropiación que tomamos aquí (Lefebvre, 1969, 1974), la ocupación plena se realiza al asentarse un grupo en un espacio y transformarlo para la satisfacción de sus necesidades. Es un concepto con dimensiones políticas, ya que los grupos deben disputar al proyecto capitalista de producción del espacio sus posibilidades de ocupación y la consecuente satisfacción de sus necesidades, entonces, la organización es importante para discutir la producción de ciudad. Sin embargo, las organizaciones de estos sectores populares pueden garantizar condiciones mínimas de habitabilidad y dependen de sus organizaciones internas para realizar mejoras, entendemos que esta situación se relaciona con la mercantilización de la ciudad. La mercantilización se impone progresivamente en distintos ámbitos de la vida social desde el neoliberalismo en adelante (Lefebvre, 1974; Pradilla Cobos, 2014) e implica un encarecimiento del suelo urbano, de la vivienda, de los bienes y servicios, etc. Esto se vincula, además, con el rol clave que cumple la producción de espacio urbano en la canalización de excedentes en esta fase del capitalismo, esto finalmente produce una imposición del valor cambio (valores como mercancías) por sobre el valor de uso (satisfacción de necesidades) (Lefebvre, 1974). Situación que se traduce en una sobrecarga cotidiana sobre los sectores populares para mejorar sus condiciones habitacionales y por su lugar en la ciudad. Decimos entonces que existen limitaciones a las organizaciones de barrios populares en contextos de mercantilización y fragmentación urbana, por lo cual es fundamental la intervención de las políticas urbanas para la mejora de sus condiciones de vida.

Otro factor que afecta es el riesgo constante de desalojo, situación que produce un gran malestar. Podemos mencionar distintos factores que presionan al desalojo. Primero, hay factores vinculados al funcionamiento del estado y del mercado, aquí podemos mencionar el caso de los barrios populares en Chacras de Coria y Vistalba en Luján de Cuyo. Chacras ha experimentado en las últimas décadas un crecimiento exponencial guiado por el desarrollo de emprendimientos residenciales para sectores de alto poder adquisitivo. Esto ha producido una valorización del entorno, con esto nos referimos a un proceso que transforma áreas de la ciudad mediante la inversión de importantes volúmenes de capital de privados, a lo cual se suman intervenciones estatales que acompañan este proceso, -entre las cuales son claves las intervenciones en los espacios públicos de la movilidad-. Por último, son áreas donde se radican sectores medios y medios-altos. Así, mientras ciertas áreas de la ciudad se valorizan, otras se desvalorizan. Esta dinámica es clave en la generación de fragmentación (Navarrete, 2021).

Además, la construcción de centros y periferias valoriza también el espacio. Como mencionamos, el centro reúne la acumulación de excedentes. A partir del centro las porciones de espacio se homogeneizan y se fragmentan para ser intercambiadas como mercancías, las cuales luego se jerarquizan de acuerdo al valor que adquieren. En un proceso de construcción de centralidad se expulsa hacia las periferias los elementos rechazados (Lefebvre, 1974). En Chacras se observa un proceso de valorización y de construcción de centralidad, y los sectores populares que aquí residen son constantemente presionados al desalojo. En este contexto los residentes del barrio Valle Encantado enfrentaron durante años distintas órdenes judiciales para ser desalojados las cuales se frenaron cuando lograron, por su propia organización, el ingreso al Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) en el 2017. En otros casos, sectores populares fueron trasladados a viviendas localizadas en otras áreas (más alejadas) para poder avanzar con la ampliación de la Ruta Nº 89 que conecta Chacras con el centro de la ciudad (Navarrete, 2023). En Vistalba, si bien el proceso de urbanización es más lento que en Chacras, ya se ha producido una expulsión de sectores populares, generada de manera indirecta por el encarecimiento del valor del suelo, la disminución de las actividades agrícolas y por las relocalizaciones estatales para construir vivienda para estos sectores en otros puntos. Vistalba es el único distrito en el cual no encontramos barrios populares.

Entre los factores que presionan al desalojo, podemos también mencionar las dinámicas vinculadas al funcionamiento del mercado ilegal de tierras. Por ejemplo, en algunos barrios populares originados por procesos de tomas en El Bermejo, la presión por el desalojo puede venir de parte de quienes organizan la venta, o de quienes estén interesados en vender terrenos. Así, ocurre que quienes venden un lote, u otros, desalojan por la fuerza a quienes lo compraron y vuelven a re-venderlo. Esto puede ocurrir en repetidas ocasiones con un mismo lote.

RC: - No les puede hacer nada tampoco, no puede hacer nada porque no somos dueños como dicen, los dejan que otras personas más fuertes entran (a los lotes), por ejemplo, a veces con armas y al que es más débil lo saca digamos (RC, EB, 30, mujer, toma).

Para disminuir la posibilidad de ser desalojados existen distintas estrategias, se busca construir rápidamente viviendas de material, las cuales son más difíciles de derribar con las topadoras en caso de que se desaloje vía orden judicial, asimismo evita ser desalojados por quienes los pueden expulsar por la fuerza para revender el terreno. Para evitar la reventa, otra estrategia puede ser organizar la presencia permanente de algún miembro de la familia en el lugar para evitar llegar y ya no tener la posesión sobre el lote, esto restringe fundamentalmente la movilidad de las mujeres del hogar, quienes por lo general son asignadas a esta tarea de cuidado del lote.

Distintas citas exponen el malestar que implica la presión constante al desalojo:

MA: - Con el corazón en la boca de que llegue el dueño y diga voy a vender, le pasó la máquina y ¡chau! Cosa que no sé si le puede llegar a ser tan fácil, pero al ser un propietario muy importante como es [Menciona un importante grupo empresarial de Mendoza] Genco[4], te puede meter a toda gendarmería y ¡Chau! Ese es un riesgo que se corre todos los días (MA, EB, 44, mujer, toma).

Y: - Nosotros nos presentamos en las audiencias, que como el Valle Encantando se presentó, nos dejaron ser participantes en la última instancia ya prácticamente, porque ya había una sentencia que la jueza decía desocupen el lugar y váyanse y devuelvan al dueño. Entonces imagínate, todo el barrio estaba, todos preocupados, todos mal, psicológicamente todos mal (Y, CdC, 40 mujer, toma).

Por último, también presionan al desalojo mecanismos relacionados con las interacciones entre grupos. Las clases medias suelen preferir mantener distancia con estos sectores, lo cual se refleja en la construcción de muros y en la elaboración de discursos estigmatizantes, estos discursos están vinculados sobre todo a la suciedad de los barrios y de sus alrededores, así como también a la presunción de que los distintos hechos delictivos se originan en estos barrios.

 Figura 2. Pintada en Barrio Valle Encantado. Fuente: Imagen de autoría propia, año 2018.

Otra distinción relevante en los modos de habitar se introduce por las posibilidades de decidir el lugar donde vivir. Para los sectores populares la decisión de su localización residencial estuvo motivada por la necesidad, con menciones constantes al “estar donde se puede”. En cambio, por su parte, los estratos medios refieren a distintos atributos urbanos relacionados con la accesibilidad, el contacto con la naturaleza, etc., ya sea para decidir su localización, o cuando señalan las ventajas del lugar donde residen.

El “estar donde se puede” se relaciona con la toma de terrenos alejados de los centros urbanos, o de terrenos que, no revisten interés en la dinámica de valorización del espacio al momento en el que ocurren las tomas. Entonces, por lo general, los terrenos tienen emplazamientos desfavorables: alejados de los centros urbanos, cercanos a lugares donde se acumulan basuras, detrás de muros, rodeados de calles cortadas o sin salida. Además, en muchos casos la misma radicación de sectores populares en un lugar motiva la construcción de muros, o que los vecinos radicados en zonas cercanas se opongan a la apertura de calles para restringir la circulación de personas de estos barrios. Como veremos, estas situaciones son frecuentes en los barrios de El Bermejo.

En relación con los emplazamientos, es importante mencionar también que incide en el barrio el proceso que esté ocurriendo en el área de la ciudad donde estos se localizan. Mencionamos anteriormente esta dinámica de valorización - desvalorización, y definimos la valorización. En contraposición, la desvalorización implica: pocas inversiones por parte de privados, pocas intervenciones estatales, y suelen ser, además, áreas donde se radican sectores medios y populares. Esta radicación de sectores populares en algunos casos ha sido impulsada por el estado. En el AMM, hacia el sureste de la metrópolis (el departamento de Luján de Cuyo, con el distrito de Chacras de Coria a la cabeza) se observa un proceso de valorización, y hacia el noreste de desvalorización (departamento de Guaymallén, distrito El Bermejo). Para los sectores populares estar localizados en áreas bajo una u otra dinámica conlleva beneficios y perjuicios.

Por ejemplo, los sectores populares en Chacras se benefician de la buena localización y del núcleo urbano del distrito. Chacras está localizado relativamente cercano a los centros de Luján de Cuyo y Godoy Cruz, y posee, además, un núcleo urbano provisto de distintos bienes, servicios y actividades donde pueden acudir para resolver algunas necesidades. Cuando necesitan desplazarse a otros puntos de la ciudad pueden hacerlo en transporte público, en este lugar no se manifestaron mayores inconvenientes con el uso de este medio. Además, tienen mayores posibilidades laborales en el entorno próximo, la mayoría se desempeña en actividades de limpieza, jardinería, cuidado de personas, albañilería, etc., en las casas circundantes de las familias de mayor poder adquisitivo. Estas posibilidades de mejor inserción laboral repercuten positivamente en sus condiciones habitacionales, así, el barrio Valle Encantado es uno de los barrios con mayor nivel de consolidación. Esta es una diferencia significativa con los barrios populares de El Bermejo, donde por lo general se observan mayores niveles de precariedad en las condiciones habitacionales. Aun así, los barrios populares de Chacras padecen una fuerte segregación que, como mencionamos, se observa en la construcción de muros a su alrededor y de discursos estigmatizantes. Asimismo, sufren una presión constante al desalojo por parte del mercado o el estado, por el interés para realizar desarrollos inmobiliarios u obras de movilidad, en Chacras.

Por su parte, los sectores populares radicados en El Bermejo también resuelven en el entorno próximo cuestiones vinculadas con las compras, el acceso a la salud y a la educación, aun así, se desplazan más para todas las actividades, y si bien este distrito se considera también bien localizado en relación con los centros de Capital y Guaymallén, aquí sí aparecen algunas referencias a dificultades con el uso del servicio (respecto a las frecuencias, los costos, los recorridos, los trasbordos, otros). Como mencionamos, en los barrios de este distrito las presiones al desalojo aparecen por la re-venta de terrenos en el mercado ilegal de tierras, pero no se observan presiones al desalojo por parte del mercado o del estado. Por el contrario, el estado - a través de distintas relocalizaciones y de políticas habitacionales para población proveniente de villas y asentamientos - ha contribuido en El Bermejo a la conformación de un área segregada en la cual habitan sectores vulnerables. Hace algunas décadas se comenzaron a construir barrios para poblaciones provenientes de villas y asentamientos. Un caso emblemático fue la relocalización de un asentamiento denominado Costa Esperanza proveniente de Capital, dicho caso llegó a la justicia por la oposición de los vecinos del barrio Policial, colindante al terreno donde se construyeron las viviendas para la población del asentamiento (Lentini y Palero, 2008). Finalmente, la relocalización se realizó y se construyeron viviendas para las familias del asentamiento, sin embargo, los vecinos del barrio Policial avanzaron con la construcción de un muro para dividir ambos barrios. Además, estos barrios se localizaron cerca de otro distrito de Guaymallén, Belgrano, en el cual tradicionalmente habitan también sectores populares. Con el tiempo la construcción de estos barrios motivó la llegada de nuevas familias que proceden a tomar terrenos cercanos alentados por la posibilidad de que el estado construya viviendas. O bien, el propio crecimiento de las familias motiva la toma de terrenos cercanos. Así se conforman estas áreas en las cuales habitan sectores populares, la calle Félix Suarez en El Bermejo[5] es un ejemplo de esta situación.

Esta cercanía podría potenciar la organización de los barrios populares, pero, por el contrario, se originan diversas conflictividades. Es frecuente que se produzcan enfrentamientos al encontrarse en espacios públicos, o en las escuelas, por el hecho de pertenecer a uno u otro barrio, o por la nacionalidad, por ejemplo. La nacionalidad puede motivar también diferencias en las organizaciones. El acceso a los servicios también produce problemas: quienes residen en barrios aún no urbanizados se conectan a la luz y el agua de los ya urbanizados, lo cual genera inconvenientes entre barrios porque el servicio se empieza a cortar, escasea, o genera problemas a la hora de pagar las facturas. Además, en los últimos años se ha avanzado con la construcción de muros, aun perteneciendo a estratos socioeconómicos similares, se buscan formas de separarse entre sí. La construcción de muros, opción de las clases medias en barrios privados, aparece también como una opción entre barrios de sectores populares y también de clases medias bajas. En los últimos años, como mencionamos, construir muros ha sido muy frecuente entre distintos barrios de El Bermejo.

 Figura 3. Muro entre el Barrio policial y el Dos Costas, El Bermejo. Fuente: Imagen de autoría propia, año 2019.

La modalidad de acceso emergió como una dimensión importante para la configuración de la segregación socio-espacial. En la actualidad, el incremento de la mercantilización urbana incide en las posibilidades de acceso y de decisión sobre la localización de todos los estratos socioeconómicos, dónde los sectores medios tienen mayores posibilidades de decidir donde residir, mientras que los sectores populares ocupan las porciones dejadas de lado en la valorización de los espacios. Cabe mencionar que en las decisiones del estado respecto a la localización de barrios estatales incide también el mercado, ya que muchas veces para construir vivienda social se opta por terrenos con valores accesibles, valores ya asignados previamente por el mercado.

La segregación en base a criterios socio-económicos estructura nuestras ciudades, en estas décadas las pautas de distribución y concentración de los distintos grupos en el espacio urbano han acentuado las diferencias, lo cual afecta la calidad de vida de los sectores populares. Este fenómeno produce diferenciaciones materiales entre los grupos, en cuanto a tipología, calidad de las viviendas y características de los entornos donde éstas se emplazan. Estas diferenciaciones materiales son alimentadas, como veremos, por diferenciaciones simbólicas mediante las cuales los distintos grupos buscan diferenciarse entre sí y disputan el prestigio asociado al estatus socio-económico.

En relación con la movilidad cotidiana, en general los sectores populares dependen del transporte público urbano. En algunos casos, por cuestiones de costos, y si las distancias lo permiten, se complementa el uso de este medio con la caminata. En aquellos casos en los que las familias poseen vehículos motorizados, les implican un costo de manutención significativo. Como señala la literatura sobre movilidades, la edad y el género son factores que condicionan las prácticas de movilidad. Pero al comparar entre sectores medios y populares, la diferencia más importante reside en la posibilidad de acceder a medios de desplazamiento, y luego, se generan otras diferencias a partir de la edad y el género. Por ejemplo, en el caso de los sectores populares, si una familia posee un vehículo, este es utilizado por los hombres del hogar, mientras que mujeres y jóvenes usan el colectivo o se desplazan a pie. En un contexto en el cual se ha incrementado el uso de medios motorizados para realizar desplazamientos cotidianos, los sectores populares son los que menos acceden a estos, este punto es un debate pendiente para las políticas de movilidad sustentable[6]. Por último, señalar que la movilidad de los sectores populares se ve también afectada por la construcción de muros, así como por las calles cortadas y sin salidas en los entornos de sus barrios.

En cuanto a los usos del entorno próximo y los desplazamientos cotidianos, se observan usos y desplazamientos diferenciados según donde se resida y el estrato al cual se pertenezca. En Chacras, por las características de su centro, se observa un alto uso del entorno próximo, pero fuertemente segmentado por estratos. Los sectores medios y medios-altos hacen uso de la oferta del entorno para ocio y recreación (deportes, bares, cafés, etc.) y de los servicios privados (de educación y salud fundamentalmente). Aquí los sectores populares hacen mayor uso de la oferta de servicios públicos (sobre todo en salud) disponible en el entorno próximo. En El Bermejo, todos los sectores realizan la mayoría de las compras en el entorno próximo, pero hay más segmentación por estratos en salud y educación, los sectores populares asisten a las escuelas públicas y a los centros de salud cercanos, mientras los sectores medios se desplazan a otros puntos de la ciudad para acceder a estos servicios. Para la realización de actividades de ocio y recreación en El Bermejo todos los sectores se desplazan, ya que en el lugar no hay muchas opciones, pero los estratos medios lo hacen con más facilidad y mayor frecuencia. El Bermejo tiene la particularidad de poseer una gran cantidad de espacios públicos, pero estos se usan cada vez menos, los sectores populares evitan usar estos espacios para reducir conflictos (los que podrían generarse al encontrarse con personas de otros barrios o nacionalidades como mencionamos). Por su parte, los estratos medios también han disminuido su uso para evitar a los sectores populares, así como también se menciona el estado de abandono por parte del estado en el mantenimiento de los espacios públicos y la posibilidad de que ocurran hechos delictivos, todo lo cual los hace poco atractivos.

Como señala la literatura sobre movilidades cotidianas (Herce Vallejo, 2009; Gutiérrez, 2010, 2011; Jirón y Mansilla, 2013), la oferta del entorno influye en los desplazamientos cotidianos realizados en la cercanía y también en los que se realizan a otros puntos de la ciudad. En esta investigación observamos que cuando un sector socioeconómico hace un uso más intenso de un espacio induce a que otros estratos se desplacen. Así, las prácticas de movilidad se retroalimentan con la segregación y producen distanciamientos entre grupos sociales. Para que las propuestas para mejorar la movilidad repercutan favorablemente en las posibilidades de movilidad de los sectores populares, es necesario trabajar con dimensiones que favorezcan el encuentro y la interacción entre grupos.

Otras problemáticas que atraviesan la cotidianidad de estos barrios tienen que ver con las actividades de la economía ilegal, fundamentalmente con las actividades vinculadas al narcomenudeo. En algunos barrios la presencia de personas vinculadas a estas actividades puede generar dificultades en el uso de los espacios, porque hay lugares u horarios en los cuales se dificulta transitar. Cabe destacar que en estos barrios también se ven afectados por robos y hurtos, una de las estrategias para evitarlos es la permanencia en el hogar, al igual que con los desalojos, ya que por lo general puede ser difícil recurrir a las fuerzas de seguridad. Al hecho de padecer estas situaciones, se suma el estigma de ser el foco en el cual se originan actividades de la economía ilegal y delictivas.

Referimos anteriormente al concepto de apropiación y a las limitaciones existentes para la apropiación por parte de los sectores populares al incrementarse la fragmentación y la mercantilización urbana. Mencionaremos dos aspectos más que afectan las posibilidades de apropiación del espacio por parte de estos grupos. Decíamos que en cada área de la ciudad influyen los estigmas elaborados sobre éstas, aquí observamos que se produce una internalización de los estigmas. Elías y Scotson (2016) señalan que los estigmas se producen socialmente para diferenciarse los establecidos de los marginados[7], los primeros necesitan de los estigmas producidos sobre los segundos para preservar su estatus y poder. Las posibilidades de los marginados aumentan al revertir estos estigmas, sin embargo, muchas veces ocurre que los estigmas se internalizan y estos grupos se ven a sí mismos de la manera en la que los designa el grupo establecido. En el caso de los barrios populares observamos que al incrementarse la segregación en base a criterios socioeconómicos ser considerado un pobre o villero es algo negativo, por lo cual esto se evita. Esto motiva la elaboración de discursos mediante los cuales buscan desmarcarse de estar viviendo en una villa, así como también se observa en la construcción de muros para separarse de otros de igual o similar condición socioeconómica.

EC: - Ya no es un barrio así... como le llaman...barrio popular… de tipo plástico, ya no es tan eso, ya. Ya es un barrio que está...casi la mayor parte han construido su casa (EC, CdC, 59, hombre, toma).

JC: - Que se vea como un barrio mejor, como un barrio limpio, que no se vea como una villa, porque ahora técnicamente parece una villa (…) Ahora técnicamente porque estamos viviendo así y lo que las calles son así parece una villa (…) Mientras si nos organizamos y hacemos algo no parecería (JC, EB, 19, hombre, toma).

RC: - Nos pidió unos croquis de la casa, cómo están construidas, porque la jueza había pedido, preguntado, de qué está... ¡¿Si esto era una villa?! Esto no es una villa ¿O usted ve una villa? ¡No! Porque una villa sería otra cosa, para mí no, nosotros queremos ¡Comprar! (RC, EB, 30, mujer, toma).

En segundo término, también limita las posibilidades de apropiación del espacio la búsqueda del reconocimiento a través del ingreso a la lógica de los mercados. Los sectores populares se reivindican a sí mismos como hacedores de su propio hábitat cuando manifiestan haber ocupado y limpiado terrenos abandonados, así como por haber construido sus viviendas. Sin embargo, manifiestan su deseo de comprar los lotes para ser considerados parte de la ciudad. Desde el concepto de apropiación (Lefebvre, 1974), consideramos esto como una adaptación por parte de estos sectores a las lógicas actuales de producción de la ciudad orientadas por criterios de mercado.

[Respecto a la construcción del hábitat] EC: Hemos podido, por eso hemos construido la casa así (se enfatiza haber construido con material), para que toda la casa sea, se vea bien. Y no es que hay casas que están mejores que la mía también, porque todavía están construyendo y siguen levantando (…) Por más que ellos [se refiere al gobierno] no han querido... no han querido ver, el barrio cómo está, cómo está levantado el barrio, cómo ha cambiado el barrio, cómo es que tenemos, tenemos luz, cómo es que tenemos agua...cómo es que... porque nosotros mismos luchamos para tener todas estas cosas. (EC, CdC, 59, hombre, toma).

[Respecto a comprar] Y: - Y bueno viste que nosotros siempre buscando eso de poder pagar el lugar más que nada, la tierra, pero como les digo a un precio histórico, no a lo de ahora (…) Nosotros siempre ha sido la idea de pagar el lugar porque otra cosa ¡No queremos nada gratis! (…) y que se urbanice y que podamos ser un barrio como cualquier otro y pagar lo que tengamos que pagar y vivir dignamente como cualquier barrio, igual vivimos dignamente pero no contamos con cosas al no estar urbanizado (Y, CdC, 40 mujer, toma).

Por último, destacar que la satisfacción de necesidades de estos grupos es limitada. Basándonos en el concepto amplio de necesidades que hemos tomado (Lefebvre, 1969), podemos decir que apenas se logran cubrir las necesidades mínimas que garantizan la subsistencia y la habitabilidad (el acceso a alimentos, a una vivienda precaria, etc.). Asimismo, las posibilidades de disfrute de distintos atributos urbanos y de decidir sobre los proyectos que transforman la ciudad son también limitadas.

En relación con estos resultados, y con el concepto de apropiación como ocupación del espacio para la satisfacción de un vasto espectro de necesidades sociales, podemos decir que los modos de habitar de los sectores populares expresan distintas limitaciones y adaptaciones que posibilitan su supervivencia. Avanzar hacia una mayor apropiación implicaría discutir las lógicas que hoy estructuran la ciudad y contraponer otras propuestas de desarrollo urbano.

 

Conclusiones

Los hallazgos presentados posibilitan algunas reflexiones sobre las desigualdades. Profundizar en los modos de habitar la ciudad a partir de la segregación y la movilidad visibilizó la existencia de posibilidades diferenciales de ocupación del espacio por parte de los grupos sociales. Las diferenciaciones en los modos de habitar por la pertenencia a distintos estratos socioeconómicos se acentúan cada vez más y son los estratos populares los que más padecen las consecuencias de las dinámicas actuales de producción de la ciudad.

En los modos de habitar inciden las transformaciones en segregación y movilidad. La segregación socioespacial se ha agudizado. El incremento de la mercantilización urbana afecta significativamente las posibilidades de localización y de decisión sobre la localización de los estratos populares. Además, como mencionamos, las diferenciaciones entre estratos socioeconómicos introducidas por la segregación son materiales, abarcan las características de las viviendas y de los entornos en los cuales estas se emplazan, así como también son simbólicas, ya que los grupos despliegan distintos mecanismos para acercarse a unos y desmarcarse de otros. En este punto resaltamos los mecanismos de los sectores populares para desmarcarse de otros de igual o similar pertenencia socioeconómica, lo cual entendemos puede repercutir en las potencialidades de sus organizaciones internas. Asimismo, las diferenciaciones simbólicas afectan también las posibilidades de encuentro entre estratos socioeconómicos. Por su parte, la movilidad urbana cotidiana se realiza cada vez más en medios motorizados y recorriendo distancias cada vez más extensas. Los estratos populares dependen mayormente del transporte público urbano, las dificultades para acceder a medios motorizados, sumado a las características de las distintas áreas de la ciudad en cuanto a la oferta disponible en cada una, restringen las posibilidades de desplazamiento de los sectores populares, o bien, hacen sus viajes más dificultosos. Cabe considerar que las prácticas de movilidad se retroalimentan con los mecanismos de diferenciación entre estratos socio-económicos, incrementando los distanciamientos entre grupos sociales. Así, la segregación y la movilidad configuran limitadas posibilidades de ocupación del espacio para los sectores populares.

En este marco es clave el desarrollo de políticas urbanas que apunten a mejorar las condiciones de vida de los sectores populares. Primero, por esta incidencia de los fenómenos de segregación y movilidad ya mencionada. Segundo, porque se observa un agravamiento en sus condiciones de vida, marcado fundamentalmente por una limitada satisfacción de las necesidades y una cotidianidad atravesada por diversas problemáticas. Tercero, por las dificultades para contrarrestar esta situación a través de sus organizaciones, las cuales se relacionan, como referimos, con cuestiones de contexto producidas por el incremento de la mercantilización y la fragmentación, así como también influyen dinámicas propias vinculadas a la internalización de estigmas y de adaptación a la lógica de los mercados.

Las políticas urbanas deberían atender las dinámicas actuales de producción del espacio urbano que inciden en esta diferenciación creciente en los modos de habitar e impactan en los sectores populares, nos referimos al incremento de la mercantilización, al rol del espacio urbano en la canalización de excedentes hacia la construcción de ciudad y a la consecuente imposición del valor de cambio. Estos aspectos contribuyen a la construcción de una ciudad más fragmentada, así como también explican en parte la (re) producción de desigualdades durante el periodo de tiempo analizado.

Otro aspecto a considerar para el desarrollo de políticas urbanas se relaciona con el proceso de valorización – desvalorización observada en la producción de la fragmentación, lo cual se suma a las dimensiones espaciales, sociales y políticas que hacen al fenómeno. La valorización – desvalorización impacta en la construcción de áreas de la ciudad muy diferentes entre sí en cuanto a la oferta de bienes, servicios, actividades, infraestructura, etc. Las políticas urbanas tienden a favorecer esta dinámica, por ejemplo, cuando se realizan mayores inversiones e intervenciones estatales en las áreas de valorización, o cuando se relocalizan poblaciones en áreas de desvalorización. Esta forma de construir la ciudad afecta negativamente los modos de habitar de los sectores populares.

Complejizar los abordajes sobre las desigualdades configuradas por la segregación y la movilidad puede contribuir también al desarrollo de políticas urbanas que mejoren las condiciones de vida de los sectores populares. En relación con la segregación, pese a la relevancia de este fenómeno en nuestras ciudades, no existen políticas para atenuarlo o revertirlo, aquí observamos que las políticas habitacionales destinadas a los sectores populares priorizan la asignación de la vivienda por sobre la localización u otros atributos urbanos y atienden a la satisfacción de necesidades habitacionales elementales (la resolución de las necesidades básicas insatisfechas, la construcción de una vivienda mínima, etc.). En cuanto a la movilidad, las intervenciones deben avanzar en la incorporación de múltiples factores que inciden en las posibilidades de desplazamiento de los distintos estratos, en base a este trabajo podemos mencionar la importancia de mejorar la prestación del servicio del transporte público urbano y de atender a las características de la oferta disponible en distintas áreas de la ciudad.

Finalmente, nos interesa destacar la relevancia de políticas urbanas que atiendan a la conformación de espacios de interacción, socialización y encuentro entre personas de distintos estratos socioeconómicos. Como referimos, las diferenciaciones entre estratos se acentúan cada vez más, éstas son materiales y simbólicas, pero para revertir las diferencias en el plano material, es necesario propiciar acercamientos en el simbólico. Además, la cercanía en el espacio es conflictiva, cuando se encuentran cercanos estratos populares y medios, y también, cuando se encuentran cercanos estratos populares. Para favorecer estos acercamientos, uno de los interrogantes es cómo revertir los estigmas sobre los estratos populares, los cuales provocan que personas de otros estratos los eviten, e inciden también en la conformación de las subjetividades de los habitantes de barrios populares. ¿Cómo generar espacios para que los distintos grupos puedan encontrarse, compartir y reconocerse mutuamente?

Como mencionamos, la prevalencia de la lógica de los mercados agudiza la disputa entre estratos por el prestigio asociado al estatus socioeconómico, este puede ser un aspecto a abordar. Avanzar en estos puntos es relevante porque coincidimos con Lefebvre cuando señala la importancia de la interacción entre diversos y de la vivencia de las dimensiones cualitativas de la calidad de vida urbana para el fortalecimiento de la democracia. Intervenir en las ciudades para revertir la fragmentación y sus consecuencias puede ser nodal para las ciudades latinoamericanas en este momento histórico.

 

 

 

 

 

Bibliografía

Arriagada Luco, C. y Rodríguez Vignoli, J. (2003). Segregación residencial en áreas metropolitanas de América Latina: magnitud, características, evolución e implicaciones de política. CEPAL.

Avellaneda García, P. y Lazo Corvalán, A. (2011). Aproximación a la movilidad cotidiana en la periferia pobre de dos ciudades latinoamericanas: Los casos de Lima y Santiago de Chile. Transporte y Territorio, (4), 47-58. www.rtt.filo.uba.ar/RTT00404047.pdf

Bachiller, S. (2009). Significados del espacio público y exclusión de las personas sin hogar como un proceso de movilidad forzada. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, (128), 125-137.

Bourdieu, P. (2002). Efectos de lugar. En La miseria del mundo. Fondo de Cultura Económica, (pp. 119-124).

Borsdorf, A. (2003). Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad latinoamericana. EURE (86), 37-49.

Calonge Reillo, F. (2014). Movilidades capitalistas e identidades subalternas. Te mueves porque te mueven. Sociológica, 29 (83), 129-164.

Casado Izquierdo, J. (2008). Estudios sobre movilidad cotidiana en México. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias sociales, XII (273). http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-273.htm

Decreto Nacional N° 358 del 2017. Creación del Registro Nacional de Barrios Populares. 22/05/2017.

DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas Mendoza) (2017a). Dinámica de la población de Mendoza, Años 1970, 1980, 1991, 2001, 2010. http://www.deie.mendoza.gov.ar

DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas Mendoza) (2017b). Distribución espacial de la población y urbanización Mendoza. Censo Nacional de Población Años 1970, 1980, 1991, 2001, 2010. http://www.deie.mendoza.gov.ar

DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas Mendoza) (2017c). Población, Hogares y Vivienda según distritos de Luján de Cuyo. Mendoza 2010. http://www.deie.mendoza.gov.ar

DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas Mendoza) (2017d). Población, Hogares y Vivienda según distritos de Guaymallén. Mendoza 2010. http://www.deie.mendoza.gov.ar

D´Inca, V. y Berón, N. (2013). Expansión urbana de ciudades intermedias: modelos de desarrollo y legislación. Reflexión a partir del caso del Gran Mendoza, Argentina. Revista Geo UERJ, a.15, 1(2), 256-284.

Elías, N. y Scotson, J. (2016) [1965]. Establecidos y marginados. Una investigación sociológica sobre problemas comunitarios. FCE.

Gray de Cerdan, N. (2005). Repensando el Gran Mendoza: Estrategias para el desarrollo urbano. Mendoza, EDIUNC.

Gutiérrez, A. (2010). Movilidad, transporte y acceso: una renovación aplicada al ordenamiento territorial. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, (14). https://doi.org/10.1344/sn2010.14.1736

Gutiérrez, A. (2011). Insumos para una gestión intersectorial de políticas públicas: movilidad y acceso. Territorios (25), 151-171.

Janoschka, M. (2002). El nuevo modelo de la ciudad latinoamericana: fragmentación y privatización. EURE, 28, (85), 11-20.

Jirón, P.; Lange Valdes, C. y Bertrand Suazo M.Y. (2010). Exclusión y desigualdad espacial: retrato desde la movilidad cotidiana. INVI, 25 (68), 15-57.  http://revistainvi.uchile.cl/index.php/INVI/article/view/491/470

Jirón, P. y Mansilla, P. (2013). Atravesando la espesura de la ciudad: vida cotidiana y barreras de accesibilidad de los habitantes de la periferia urbana de Santiago de Chile. Revista de Geografía Norte Grande, (56), 53-74.

Jouffe, Y. y Lazo Corvalán, A. (2010). Las prácticas cotidianas frente a los dispositivos de la movilidad. Aproximación política a la movilidad cotidiana de las poblaciones pobres periurbanas de Santiago de Chile. EURE, 36, (108), 29-47.

Harvey, D. (1976). Teoría revolucionaria y contrarrevolucionaria en Geografía y el problema de la formación del ghetto. Geocrítica. Cuadernos de Geografía Humana, 1(4), 366-390.

Harvey, D. (1977). Urbanismo y desigualdad social Siglo XXI Editores.

Herce Vallejo, M. (2009). Sobre la movilidad en la ciudad: Propuestas para recuperar un derecho ciudadano. Reverté.

Lefebvre, H. (1969). El derecho a la ciudad. Península.

Lefebvre, H. (1972). La revolución urbana. Alianza Editorial.

Lefebvre, H. (1974). La producción social del espacio. Capitán Swing.

Lentini, M. y Palero, D. (2001). Descentralización de la política habitacional y gestión territorial. INVI, 16(42). 61-71. https://www.redalyc.org/pdf/258/25804203.pdf

Lentini, M. y Palero, D. (2008). Todos tienen derecho a una casa, pero cada uno en su lugar: alcances del derecho a la vivienda y a la ciudad en una sociedad excluyente. En El Derecho a la Ciudad y a la Vivienda: Propuestas y Desafíos en la Realidad Actual. Actas de la V Jornada Internacional de Vivienda Social. Universidad de Chile/Universidad de Valparaíso. Mendoza, CEAH.

Palma Arce, C. y Soldano, D. (2010). Capital espacial y movilidad cotidiana en la RMBA una propuesta analítica y empírica. En A. Rofman (comp.). Sociedad y Territorio en el conurbano bonaerense un estudio de las condiciones socioeconómicas y sociopolíticas de cuatro partidos: San Miguel, José C Paz, Moreno y Morón (1 ed., pp. 103-135). Universidad Nacional de General Sarmiento.

Park, R.E. (1999). La ciudad y otros ensayos de ecología de ecología urbana. Ediciones del Serbal.

Prévôt Schapira, M.F. (2001) Fragmentación espacial y social: conceptos y realidades. Perfiles latinoamericanos (19), 33-56.

Pradilla Cobos, E. (2014). La ciudad capitalista en el patrón neoliberal de acumulación en América Latina. Cad. Metrop., 16 (31), 37-60. http://dx.doi.org/10.1590/2236-9996.2014-3102

Sabatini, F. (2006). La segregación social del espacio en las ciudades de América Latina. Documentos del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Serie Azul (35), 1-49.

Segura, R. (2006). Segregación residencial, fronteras urbanas y movilidad territorial. Un acercamiento etnográfico. Cuadernos del IDES, (9), 3-23.

Segura, R. (2012). Elementos para una crítica de la noción de segregación residencial socio-económica: desigualdades, desplazamientos e interacciones en la periferia de la Plata. Quid 16, (2), 106-132.

Timms, D. (1976). El mosaico urbano: Hacia una teoría de la diferenciación residencial. Instituto de Estudios de Administración Local.

Zunino Singh, D. (2013). El Subte como artefacto cultural (Buenos Aires, 1886-1944) La historia cultural como aporte a los estudios de las movilidades urbanas. Transporte y Territorio, (9), 173-200.



[1] En total se realizaron 74 entrevistas (entre residentes en las áreas de estudio, funcionarios públicos, etc.).

[2] En concreto, estas lógicas se pueden dar de forma interrelacionada, por ejemplo, adquisición de lote en el mercado y construcción de vivienda mediante una política habitacional. O la adquisición de lotes que no cumplen con los requerimientos legales en terrenos previamente tomados.

[3] Para preservar el anonimato y referenciar las principales características de los informantes se utiliza una combinación de iniciales del nombre, distrito de residencia, edad, género y modalidad de acceso al suelo/vivienda.

[4] GENCO S.A. Grupo empresarial de Mendoza dedicado a la construcción, la venta de automóviles de alta gama y de maquinaria.

[5] Para ampliar sobre esta zona se invita a realizar un recorrido por Google Maps con Street View.

[6] Estas políticas buscan desalentar el uso de medios motorizados, sobre todo de medios privados como el automóvil. Si bien las problemáticas generadas por el modelo automóvil intensivo deben ser atendidas, es necesario una mayor consideración en estas políticas de factores que afectan las posibilidades de desplazarse de los sectores populares.

[7] Los establecidos son aquellos que en un determinado lugar logran una mayor cohesión interna, mayor sentimiento de pertinencia y status en base al tiempo de residencia en un lugar y al establecimiento de relaciones comunitarias. Para mantener y preservar su status recurren a diversas estrategias, entre estas, la producción social de estigmas sobre aquellos a quienes se busca excluir de estas relaciones comunitarias, los marginados (Elías y Scotson, 2016).