El entramado de un TFL: la experiencia del trabajo en conjunto
Valentina Goldraij
Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
valentina.goldraij@gmail.com
Mariana Moretto Fraga
Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
marianamorettofraga@gmail.com
Director Dr. Marcelo Silva Cantoni
Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
Codirector Dr. Belisario Zalazar
Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
Un Trabajo Final de Licenciatura comienza mucho antes de la decisión de
hacerlo, aunque pensemos que esa instancia está fuera de nuestro campo
de juego. A pesar de ciertas creencias arraigadas en el quehacer académico
—como la fantasía de que la investigación debe dar cuenta de una autoría
exclusivamente propia—, desde un primer momento, nos atrajo la idea de
sellar un ciclo de manera conjunta y colaborativa. Bibliografía, lecturas
y películas compartidas a lo largo de nuestra carrera anudaron la serie de
materiales estéticos que nos convocaron a la decisión de hacer el TFL de
a dos. Al pensarnos en este proceso, resuenan las palabras de Deleuze y
Guattari (2010) sobre la escritura de Mil mesetas: “aquí hemos utilizado todo
lo que nos unía, desde lo más próximo a lo más lejano” (p. 9).
En el germen de nuestra investigación, la primera denición fue que lo
que nos inquietaba era el interrogante en torno al cuerpo como materialidad
porosa, plástica y mutante conformada por una multiplicidad de relaciones
que socavan el ideal humano de un cuerpo circunscripto a una imagen
particular de la especie. A partir de allí, nuestra mirada se agudizó y entró en
diálogo con la consideración acerca de la viabilidad de la práctica investigativa,
asumiendo nuestras propias competencias: ¿qué deseamos investigar?, ¿qué
queremos decir?, ¿qué aportaríamos con nuestra perspectiva? Los ensayos de
respuestas a estas preguntas fueron los pilares del comienzo. La conciencia
de la importancia de no cercar la investigación, la socialización de nuestro
Nota al margen
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Universidad Nacional de Córdoba
Vol. II Nº 4 | julio-diciembre 2024
Kátharsis
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interés y de nuestras incertezas, de nuestro saber y de nuestro no saber,
junto a las conversaciones multiplicadas en distintos ámbitos, nos llevó a
denir a la novela Miles de ojos de Maximiliano Barrientos, publicada en 2022,
como objeto de nuestro análisis.
Al adentrarnos en este objeto de estudio, nuevos horizontes teóricos,
nuevos focos analíticos —no previstos anteriormente— se fueron encendiendo.
A medida que las lecturas de la novela se sucedían y se yuxtaponían a otras
lecturas que sirvieron de pábulo a nuestro sustento teórico, los encuentros
con quienes nos dirigieron, siempre desde la presencialidad, espesaron el
entramado de sentidos con los que trabajamos. Nuestro director, Marcelo Silva
Cantoni, y nuestro codirector, Belisario Zalazar, fueron un bastión clave para
concebir la idea de un equipo para nuestra tesis denominada “La emergencia
de cuerpos mutantes en la novela Miles de ojos de Maximiliano Barrientos”.
Una novela como Miles de ojos, que tiene diferentes líneas espaciotemporales
narradas por distintas voces, y que hibridiza las dimensiones del sueño y la
vigilia, la vida y la muerte, lo humano, lo maquínico y lo vegetal, precisó que
varios ojos fueran puestos en ella.
El weird ction como herramienta artefactual, el campo de la literatura
boliviana contemporánea y las narrativas del n, junto con el posthumanismo
crítico, se abrieron ante nosotras como espacios que indagamos apartándonos
de una metodología aplicacionista de conceptos desde los cuales leer la novela
para, en cambio, leer con la novela. Es decir, Miles de ojos fue para nosotras
un terreno especulativo que abonó a la producción crítica de conocimiento
y no solo un objeto literario a indagar. La noción central de nuestro trabajo,
cuerpo mutante, se erigió sobre el imaginario que la propia novela propone
bajo nuestra insistencia en no encorsetar a la novela en categorías foráneas
a esta.
Iniciamos la escritura a tientas, procurando una metodología que,
progresivamente, se fue consolidando en un ejercicio dinámico. La idea de
escribir de a dos como una actividad a realizarse in situ y en simultáneo fue el
primer impulso puesto en práctica, sobre todo en la instancia de escritura del
proyecto de TFL. Sin embargo, a raíz de la sugerencia de nuestros directores,
ensayamos otras modalidades de escritura que nos permitieron desarrollar
la mayor parte de nuestro trabajo nal. A modo de entramado, fuimos
entretejiendo la escritura de la una y de la otra, de un modo continuo y uido
que nos demostró que la redacción a cuatro manos aloja una potencia para
la investigación. Sin proponérnoslo, como un juego creativo, cada párrafo se
sumaba al anterior y, en un vaivén, auguraba el siguiente. Como un cadáver
exquisito, la escritura resultó una hibridación entre distintas partes.
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Parte de nuestro método a la hora de trabajar consistió en escribir cada
impulso de idea por más mínimo que fuera, entendiendo que solo se avanza
sobre lo que está plasmado, sobre aquello capaz de asentarse —aunque sea
provisoriamente— en la escritura. De igual importancia fueron los encuentros
semanales en los cuales, a través de lecturas en voz alta, construíamos la
organicidad del texto. Encuentros que no siempre implicaron que el texto
avance en su extensión, pero que sí involucraron una escucha constante y una
búsqueda de ser propositivas, una pérdida del miedo a escribir aquello que
todavía no tiene forma, así como también un movimiento entre cuestionar y
defender lo que cada una había llevado. A raíz de esto, hoy —coescribiendo
este artículo— nos resuena con énfasis una de las devoluciones en la defensa
del TFL: “para ser una escritura a cuatro manos, no se le notan las costuras”.
Por otra parte, más allá de nuestro calendario tentativo, la alternancia entre
escrituras y lecturas hizo que el proceso tuviera una temporalidad singular.
Es decir, el trabajo constante, dedicado y metódico en nuestra investigación
se sobrepuso a los reclamos de la ansiedad y las inseguridades, para dar lugar
así a la dimensión del disfrute, aspecto no menor en este trayecto.
En cuanto a la estructura del trabajo, tres núcleos problemáticos
organizaron nuestras derivas. Cada uno guardó una interdependencia con
los demás y aun así cada uno sostenía su propia autonomía. El esquema
orientativo elaborado al inicio, como tal, operó como una hoja de ruta y no
como una partitura a seguir de modo taxativo. En otras palabras, el esquema
que previmos no preguró todos los senderos de la praxis investigativa, pues
el nal de un capítulo dejaba zonas por alumbrar que llamaban al capítulo
siguiente y nos dirigían hacia nuevos horizontes analíticos, hacia zonas
no anticipadas. En la escritura del primer capítulo, advertimos, junto con
nuestros directores, que el diálogo entre la novela y la escritura no se trataba
de una relación indicativa, de constatar o demostrar con citas literarias
nuestras lecturas, sino que consistía en una nueva producción con su propio
espesor creativo.
Miles de ojos desde la mirada del posthumanismo crítico, como
literatura del descontento realista, en los términos de Amatto (2020), como
narrativa boliviana contemporánea, de acuerdo con González Almada (2017)
e inserta en el territorio de fronteras perturbadoras y perturbadas del weird
ction, como lo piensa Sanchiz (2022), preconiza la idea de una imaginación
en disputa y de sentidos naturalizados proclives a desintegrarse frente aquello
que desborda la razón y el entendimiento occidental, moderno y humano.
Lejos de pretender una visión moralizante o aleccionadora sobre el porvenir y
en quiénes nos estamos convirtiendo, la novela de Barrientos, para nosotras,
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asume su valor político en su reexión sobre el futuro y el presente. En estas
claves, desarrollamos la escritura de la tesis en un intento de contribuir
a la facultad imaginativa que amplía los límites de lo que entendemos por
nosotros” —incluso “nosotrxs”— y lo que entendemos por “mundo”; por
ello decimos que abordamos a la novela no meramente desde su dimensión
narrativa, sino también desde su dimensión especulativa.
Una vez colocado el punto nal o hecha la última corrección en el
TFL, se abre un nuevo momento del proceso signado por el entusiasmo que
trae avistar el nal, así como también el ingreso de nuevas preguntas: por un
lado, ¿qué otras miradas suscitaría nuestro trabajo en lxs evaluadorxs?; por
otro, ¿qué implica defender una tesis? Con relación a esta última pregunta,
fue fundamental la conanza transmitida por los directores en términos de
reconocer la solidez del trabajo y la viabilidad de su continuidad. La respuesta
de que una defensa no solamente está dirigida a un público académico, sino
que hay una responsabilidad en socializar la investigación a un público que
desborda ese ámbito, aseguró los últimos pasos; un público que, a su vez,
reconocemos como una comunidad afectiva que hizo posible que llegáramos
a la culminación de la licenciatura. Y en cuanto a la primera pregunta, las
devoluciones fueron algo que le dieron una nueva dimensión analítica a
nuestro trabajo. En este sentido, entendimos que la defensa es efectivamente
una instancia de aprendizaje más.
Retomando nuestra metodología, la preparación de la defensa trajo
aparejada la labor de intercalar nuestras voces una vez más. La organización
del contenido en una exposición oral signicó otro peldaño en la maduración
de nuestras ideas y esta instancia nos permitió concebirnos, desde otra
perspectiva, como investigadoras en Letras.
Un TFL comienza mucho antes de la decisión de hacerlo y continúa
aún después de su defensa, cerrando un ciclo pero abriendo otras puertas.
En nuestro proceso, los pasajes por las distintas etapas implicaron nuevas
capas de sentido para pensar la novela, que aun hasta el momento nos sigue
generando interrogantes dispuestos a entrar al campo de juego.
Referencias
Amatto, A. (2020). Transculturar el debate. Los desafíos de la crítica literaria
latinoamericana actual en dos escritoras: Mariana Enríquez y Liliana
Colanzi. Valenciana, 26, 207-230.
Barrientos, M. (2022). Miles de ojos. Caja negra.
Deleuze, G. y Guattari, F. (2010). Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-
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textos.
González Almada, M. (2017). Relaciones de poder, imaginarios sociales y
prácticas identitarias en la narrativa boliviana contemporánea 2000-
2010 [tesis doctoral, Universidad Nacional de Córdoba].
Sanchiz, R. (2022). Prólogo, en Fernández Giordano (Ed.), Mundo weird.
Antología de la nueva cción extraña, vol. 1 (pp. 9-18). Holobionte.
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