son la máquina social del archivo (Tello, 2018)—. Esto comienza por atender
que el archivo presenta ciertos vacíos que han sido perpetuados o incluso
falsicados por el Estado desde la negación, la limitación o ciertos mitos. Por
lo tanto, cuando nos referimos a las agitaciones colectivas y los discursos
de los grupos antirracistas y pretos que alteran los registros de identidades,
posiciones y funciones rotuladas en la máquina social —y, además, componen
nuevas lógicas de conocimiento— estamos hablando de un anarchivismo (Tello,
2018). Este no solo altera las clasicaciones institucionales que conforman el
archivo histórico y cultural, sino que incluso —y en consecuencia— amenaza
la organización del presente que ambiciona el Estado nación o cualquier
institución de poder.
A continuación, con el objetivo de analizar la sobrevida material y el
lugar de enunciación en una selección de poemas de Un cuerpo negro (2021) de
Lubi Prates y de identicar la tensión entre el poder del Estado (emparentado
con la pulsión de destrucción) y el propósito de conservación, planteamos
la siguiente hipótesis: el archivo posibilita combatir la expropiación de la
memoria y el extraccionismo del sentido4 en manos del Estado —o cualquier
institución de poder—, a partir de la producción de narrativas que conceden
un nuevo lugar de enunciación a quienes nunca han podido pronunciarse en
vida, pero que testimonian aquello que parecía sin precedentes.
Conservar es conversar con los muertos
La poetisa brasileña Lubi Prates es, más allá de un cuerpo negro, una poeta
que se dedica principalmente a combatir la invisibilidad de mujeres y Negros5.
y antirracistas, pensamos en movimientos brasileños que disputan o cuestionan asuntos como el mito
de la democracia racial brasileña. Prates es militante y, precisamente, en Un cuerpo negro se exponen
parte de las desigualdades de la sociedad brasileña.
4 Guerrero (2022) trae a colación la idea de expropiación de la memoria y el término de extraccionismo
de sentido en línea con el trabajo de Graciela Goldchluk (2019), quien indaga en las geopolíticas de la
archivación y discute, asimismo, las operaciones de extracción de datos, de minería de información y
cosecha, que han intentado apoderarse del sentido del archivo periférico a propósito del pacto con el
capital. En ese sentido, Goldchluk destaca la necesidad de leer y trabajar desde el archivo —esto es, el
porvenir del archivo que propone Derrida y del cual hacemos oportunamente mención— que permita
abarcar relatos múltiples y heterogéneos: “el archivo, entonces, dependería de su activación crítica,
más que de la ley que lo funda y gobierna” (Guerrero, 2022, p. 21). En ese sentido, el extraccionismo de
sentido, en tanto jación de un sentido, se combate desde producciones —el porvenir del archivo—
que revalorizan saberes o formas de conocimiento. Foucault (2002) critica la idea de un sentido único
y, a su vez, presenta al archivo como aquel que dene un nivel particular: “el de una práctica que
hace surgir una multiplicidad de enunciados como otros tantos acontecimientos regulares, como otras
tantas cosas ofrecidas al tratamiento o la manipulación” (Foucault, 2002, p. 221), por lo que “entre la
tradición y el olvido, hace aparecer las reglas de una práctica que permite a la vez a los enunciados
subsistir y modicarse regularmente. Es el sistema general de la formación y de la transformación de los
enunciados” (ibidem).
5 La escritura de la palabra Negro con mayúscula inicial se emplea para referirse a un grupo étnico
racial, con la intención de promover el respeto y reconocimiento hacia la comunidad afrodescendiente.
Por el contrario, cuando se reere al color, se escribe con minúscula. Grada Kilomba (2019) hace un
uso acentuado y diferenciado de dichos términos, mientras que Prates trabaja, en ocasiones, con la
Alfonsina Milán 71