El tópico de la Pax Romana en la elegía I.10 de Tibulo: la
denostación de la guerra y la invitación a vivir apaciblemente
Iván Manuel Giorgieff1
Estudiante de Letras,
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación,
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ivan.giorgieff1005@gmail.com
Recibido el 23 de agosto de 2024, aprobado el 22 de octubre de 2024
Resumen: el propósito de este artículo es analizar la construcción del tópico
de la Pax Romana en la elegía I.10 de Tibulo. Se propone, a modo de hipótesis,
que el poeta reivindica y promueve la paz romana a la vez que declara su
oposición a la guerra, posicionándose así como uno de los poetas augusteos de
su tiempo. Para comprobarlo se empleará un enfoque lológico-comparativo
que tome en cuenta tanto el estudio del texto desde una perspectiva lológica
clásica como su comparación con otras elegías del Corpus Tibullianum
(especialmente la I.1 y la I.3) y con la poesía bajo el período de Pax Augusta
(como las obras de Virgilio y Horacio), con el n de trazar continuidades y
variaciones temáticas y formales, y de posicionar a Tibulo en el contexto
literario de su época.
Palabras clave: Tibulo, elegía, Pax, guerra.
The Topic of the Pax Romana in Tibullus’ Elegy I.10: the Condemnation of
War and the Invitation to Live Peacefully
Abstract: The purpose of this paper is to analyse the construction of the topic
of the Pax Romana in Tibullus’ elegy I.10. The hypothesis proposed is that the
poet vindicates and promotes Roman peace while declaring his opposition
to war, thus positioning himself as one of the Augustan poets of his time. To
prove this, a philological-comparative approach will be employed, taking into
account both the study of the text from a classical philological perspective
and its comparison with other elegies of the Corpus Tibullianum (especially
I.1 and I.3) and with poetry during the Pax Augusta period (such as the works
of Virgil and Horace), in order to trace thematic and formal continuities and
variations and to position Tibullus in the literary context of his time.
Keywords: Tibullus, elegy, Pax, war.
1 Con aval de la Lic. Julia A. Bisignano, Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
137
Labor Limae
Nota al margen
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
Vol. II Nº 4 | julio-diciembre 2024
Albius Tibullus: un breve acercamiento a la producción elegíaca bajo la Pax
Augusta
Albius Tibullus (54 a. C. - 19 a. C.) es reconocido como uno de los cuatro
principales autores elegíacos de la Antigüedad Clásica romana. Es importante
señalar que su inclusión en el canon elegíaco no es una percepción moderna.
Ya en la Antigüedad, su relevancia había sido destacada tanto por el gramático
Quintiliano, en el siglo I d. C., como por Ovidio, uno de sus contemporáneos.
En el libro X de su Institutio Oratoria, Quintiliano resalta la potentia de la elegía
romana en comparación con la griega cuyos exponentes más destacados
incluyen a Píndaro, el poeta griego arcaico del siglo V a. C., y a Calímaco, uno
de los máximos exponentes de la lírica helenista e introduce a los autores
que se convertirían en las guras más representativas del género. Asimismo,
menciona las diversas valoraciones (como tersus, elegans, lascivior, durior)
que, según se presume, habrían recibido por parte de sus lectores.
Elegia quoque Graecos provocamus, cuius mihi tersus atque elegans
maxime videtur auctor Tibullus. Sunt, qui Propertium malint. Ovidius
utroque lascivior, sicut durior Gallus2. (Quint. Inst. 10. 1, 93)3
Y así como el grammaticus Romanus lo considera el autor más “tersus
atque elegans”, Ovidio se lamenta de la mors immatura de Tibulo, a quien
conesa no haber podido conocer en Tristia, una de las dos obras escritas
durante su relegatio en Tomis:
Vergilium vidi tantum, nec amara Tibullo
tempus amicitiae fata dedere meae;
successor fuit hic tibi, Galle, Propertius illi,
quartus ab his serie temporis ipse fui4. (Ov. Trist. 3. 10. 51-54)5
2 Para el texto latino de Institutio Oratoria se ha utilizado la edición de H. E. Butler, (1922), The Institutio
Oratoria of Quintilian.
3 Las traducciones del latín al español empleadas a lo largo de todo el trabajo son propias: También
provocamos a los griegos con nuestra elegía, de la que Tibulo me parece el autor más intachable y
elegante. Existen quienes preeren a Propercio. Ovidio me parece más lascivo que cada uno de los dos,
así como Gallo me resulta más duro.
4 Para el texto latino de Tristia se ha utilizado la versión de L. Georg, (1977), P. Ovidius Naso: Tristia,

5 Traducción: Vi tan solo a Virgilio y los amargos destinos me arrebataron el tiempo de mi amistad con
Tibulo. Este fue el sucesor para ti, Galo, Propercio para aquel. Yo mismo fui el cuarto de los suyos en la
sucesión del tiempo.
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Ovidio no solo menciona a Tibulo, Galo y Propercio (tal como hace
Quintiliano), sino que también se incluye a sí mismo dentro del canon
elegíaco, reconociendo así su propia auctoritas como poeta de este género.
Al hacerlo, establece una línea cronológica que lo posiciona como el último
de los elegíacos mencionados (“quartus ab his serie temporis”).
En cuanto a la obra de Albio Tibulo, la elegía I.10 ha sido considerada
una de las pocas elegías “auténticas”6 del Corpus Tibullianum. Se trata de una
clara manifestación tanto de la originalidad del poeta romano como del género
elegíaco latino per se. Denida por Árcaz Pozo (2019) como el más preclaro
ejemplo de poesía contrabelicista de toda la literatura antigua” (p. 1), esta se
consagra como una de las más particulares del corpus, gracias a su carácter
programático (ver nota 12) y a las implicancias que adquiere cuando se analiza
en relación con el contexto histórico según el cual fue producida. Se debe
tener en cuenta que la vida de Albio Tibulo transcurre bajo el principado de
Augusto, el hijo adoptivo de Julio César: se trata de un período en el que por
primera vez después de muchos años (y, principalmente, luego de la terrible
bellum civile entre César y Pompeyo en el 49 a. C.), los romanos pudieron
disfrutar de un período de paz y estabilidad y del cultivo y la promoción de las
artes mixtas, especialmente la poesía. De esta manera se gesta, en paralelo a
la denominada Pax Augusta, el apogeo de la literatura latina y la consagración
de autores como Virgilio, Horacio, Propercio u Ovidio, además del propio
Tibulo. Los tres primeros pertenecían al renombrado círculo de Mecenas,
el cual estableció como uno de sus primeros objetivos “atraer” a los poetas
contemporáneos (que, de hecho, ya eran reconocidos en ese entonces por
sus méritos y hazañas literarias) a su entorno. De esta manera:
Mecenas tuvo no sólo la habilidad de atraer hacia sí a los escritores
más brillantes de su siglo, sino que también supo dirigir sus genios
poniéndolos al servicio de esa “revolución espiritual”, indispensable
para que triunfara plenamente la revolución política en la que trabajaba
Octavio. (Grimal, 1996, p. 74)
6 La mayor problemática del Corpus Tibullianum reside en la presunta autoría de sus textos,
principalmente en el libro segundo y en el libro tercero de las Elegías. En lo concerniente al segundo
libro “los problemas surgen a la hora de jar la fecha de publicación del libro y comprobar si tal
publicación tuvo lugar en vida de Tibulo o tras su muerte” (Soler Ruiz, 1993, p. 228). Retomando los
aportes de J. H. Voss (1786) y de K. F. Smith, Soler Ruiz (1993) postula que las elegías del libro tercero
debieron circular sueltas en la Roma augustea, hasta que acabaron unidas al Tibulo auténtico, por la
única razón de que todas se reconocían procedentes del círculo de Mesala” (pp. 229-230).
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Si bien el afán inicial de Mecenas de cantar directamente las hazañas
de Augusto no fue completamente satisfecho por los autores que formaban
parte del círculo7, resultaba suciente que sus obras manifestaran ese espíritu
pacista” y “revolucionariodel siglo augusteo, tal como se ve en el caso de
Eneida a partir de la legitimación del imperio y del establecimiento de un
linaje divino (ver nota 5) o en las Odas de Horacio, que “son, ante todo, los
cantos de alegría y de reconocimiento que la humanidad entera eleva hacia
Augusto” (Grimal, 1996, p. 95). Sin embargo, además del círculo de Mecenas,
también existía la cohors de Mesala Corvino, a la que pertenecían Tibulo y
Ovidio. A partir de las únicas piezas literarias que nos quedan de Tibulo, sus
Elegías, se ha discutido la actitud política de este con respecto a Augusto,
sugiriéndose que el círculo de Mesala ofrecía mayor libertad en comparación
con el círculo de Mecenas, considerado más comprometido con la promoción
y difusión de las ideas imperiales:
Durante mucho tiempo se ha hablado sobre la actitud política de
Tibulo con respecto a Octavio, y se ha querido creer que el círculo de
Mesala era poco menos que un foco de resistencia republicana frente
al círculo de Mecenas, entregado en cuerpo y alma a la divulgación y
proselitismo de las ideas imperiales de Augusto. (Soler Ruiz, 1993, p.
224)
Sin embargo, tal como se desarrollará a lo largo del trabajo, el reiterado
anhelo de la paz y la marcada condena a la guerra representan un tipo de
cosmovisión que se condice con el ansia de una literatura augustea que
manieste ese espíritu pacista. De esta manera, a pesar de no encontrar
7 El caso de Virgilio y su Eneida (la épica insignia de la literatura latina clásica) resulta sumamente
paradigmático a la hora de entender la resistencia de cantar las victorias políticas de Augusto por
parte de los autores. Se trata de una obra que “fue comenzada poco después de Accio, probablemente
a petición de Mecenas, quizá del mismo Augusto” (Grimal, 1996, p. 83), esto es, cerca del 29 a. C. Lo
más seguro es que el propósito inicial del encargo haya sido la escritura de una Augusteida (Caesareis),
aunque Virgilio, alegando la dicultad de la tarea encomendada, nalmente se decide a escribir el
ilustre poema que ahora conocemos. Sin embargo, lo más interesante reside en que, en torno a la
obra, podemos encontrar dos grandes corrientes interpretativas: la optimista y la pesimista. La primera
concordaría” con el tenor de la Pax Augusta, exaltando las virtudes del gobernante a través de Eneas
(un ser mesurado y racional) y augurando un presente y un futuro prósperos para la Roma clásica
(encarnado, por ejemplo, en la gura de Marcelo, el pretendido sucesor de Augusto, al nal del libro
VI). La interpretación pesimista se ha centrado, sobre todo, en la escena que cierra el libro XII, en
la que Eneas, encendido por la ira y por el furor (furiis accensus/ira terribilis), asesina a Turno. Esta
escena “ha suscitado condenas por la supuesta irracionalidad de la conducta de Eneas, y ha llevado a
sacar conclusiones ‘pesimistas’ de Eneida en su totalidad” (Galán, 2005, p. 93). Sin dudas, se trata de un
tema cuya complejidad excede los límites de este trabajo. Recomendamos enfáticamente la lectura de
Eneida. Virgilio: una introducción crítica (2005) de Lía Galán y el artículo “La ira de Eneas” (2002) de
Karl Galinsky.
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en Tibulo ninguna mención o alusión directa a Augusto o al régimen como
sí podemos encontrar en las Odas, en las Geórgicas o en Eneida, sí podría
ser considerado como otro de los grandes poetas augusteos de su tiempo.
Análisis de la elegía I.10: el anhelo de la paz y la condena a la guerra. La
disputa como una forma de militia amoris
La elegía consta de dos grandes protagonistas: la guerra y la paz. La primera
parte de esta (vv. 1-44) la ocupa la denostación de la guerra, mientras que la
segunda (vv. 45-68) está destinada a la alabanza y reivindicación de la paz, en
tanto única vía posible para el bienestar humano. Se establece, de esta manera,
una marcada contraposición entre lo ruin y despreciable de la disputa bélica
y la elogiada y anhelada paz que solo admite el combate mientras sea un tipo
de militia amoris.
Los primeros cuatro versos de la elegía son sumamente signicativos,
puesto que delinean al igual que en gran parte de la elegía I.1 el rechazo a
la guerra y, en consecuencia, los propios ideales de la elegía romana:
Quis fuit, horrendos primus qui protulit enses?
Quam ferus et vere ferreus ille fuit!
Tum caedes hominum generi, tum proelia nata,
tum brevior dirae mortis aperta via est8. (Tib. 1. 10. 1-4)9
El yo-poeta se lamenta de quienquiera (“ille”) que haya sido el inventor
de las armas (“horrendos enses”) y de sus devastadoras consecuencias para la
humanidad, catalogando al indeterminado ille como ferus et ferreus. Weiden
Boyd (1984) postula que “Tibullus begins by lamenting the close of the
Saturnian age, and thereby acknowledges the present reality of war” (p. 278)10.
Las consecuencias de la guerra se resumen en el tercer y cuarto verso, con la
mención de las matanzas del género humano (“caedes hominum generi”) y los
combates (“proelia nata”) que acortan el tiempo de vida. Inevitables resuenan
los siguientes versos de la elegía I.3, en los que se describe el reinado de
8 La versión latina de las elegías de Tibulo citadas a lo largo del trabajo pertenecen a la edición de J.
Lilienweiß, A. Malmsheimer y B. Mojsisch, (2017), Albius Tibullus. Elegische Gedichte.
9 Traducción: ¿Quién fue el primero que inventó las horrendas armas? ¡Qué cruel y verdaderamente
salvaje fue aquel! Entonces nacieron las matanzas del género de los hombres, entonces nacieron los
combates, entonces fue abierto un camino más corto de cruel muerte.
10 Las traducciones del inglés al español empleadas a lo largo de todo el trabajo son propias: Tibulo
comienza lamentando el n de la era saturniana, y reconoce así la realidad actual de la guerra.
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Júpiter en términos de una tiranía signada por la sangre y por la muerte11 , en
clara oposición con el reinado de Saturno, en tanto representante del último
estadío de la Edad de Oro. Para Maltby (2002), la elegía I.10 “shares with 1.3
the realization that the ideal for which he longs was only possible in an earlier
age, before the invention of war. As it is, he must suffer the ills of the present
age with everyone else” (p. 340)12. Se nos dice primero en esta elegía:
Quam bene Saturno vivebant rege, priusquam
tellus in longas est patefacta vias! (Tib. 1. 3. 35-36)13
Y más adelante, al señalar el reinado de Júpiter (“sub domino Iove”) bajo
el que vive y sufre, incluye la mención al saevus faber, forjador del lo de la
espada (ensem), como otra posible caracterización del ille ferus et ferreus de
la décima elegía:
Non acies, non ira fuit, non bella, nec ensem
inmiti saevus duxerat arte faber.
Nunc Iove sub domino caedes et vulnera semper,
nunc mare, nunc leti mille repente viae.
Parce, pater, timidum non me periuria terrent,
non dicta in sanctos impia verba deos. (Tib. 1. 3. 47-52)14
11 La imagen del Iovis furiosus es uno de los tópicos más recurrentes en la literatura latina clásica.
Podemos revisar, por ejemplo, la sphragís de Metamorfosis XV:Iamque opus exegi, quod nec Iovis ira nec
ignes / nec poterit ferrum nec edax abolere vetustas” [He creado una obra, a la que ni la ira de Júpiter, el
fuego, el hierro o la vetusta edad podrían destruir] (Ov. Met. 15. 871-872). O la sphragís del libro IV de las
Geórgicas, en la que la gura de Augusto (Caesar) aparece equiparada a la imagen de la deidad: “Caesar
dum magnus ad altum fulminat Euphraten” [Mientras el gran César lanza rayos hacia lo profundo del
Éufrates] (Ver. G. 4. 560-561). Para la versión de Metamorfosis se ha empleado la edición de R. J. Tarrant,
(2004), P. Ovidi Nasonis Metamorphoses. Para el texto latino de Geórgicas se ha empleado la edición de
R. A. B. Mynors, (1969), Vergili Maronis opera.
12 Traducción: Comparte con la 1.3 la constatación de que el ideal que anhela solo fue posible en una
época anterior, antes de la invención de la guerra. Así las cosas, debe sufrir los males de la época actual
con todos los demás.
13 Traducción: ¡Qué bien que vivían bajo el reinado de Saturno, antes de que la tierra se abriera a largos
viajes!
14 Traducción: No había batallas, no había ira, no había guerras, ni el salvaje artesano había forjado la
espada con cruel ocio. Ahora, bajo la tiranía de Júpiter, siempre carnicerías, siempre heridas; ahora
el mar, ahora, de repente, mil caminos de muerte. Calma, padre. A mí, temeroso, no me aterrorizan los
perjurios, no me aterrorizan las blasfemias dirigidas a los santos dioses.
La enumeratio de elementos típicos de la denominada Edad del Hierro como las heridas provocadas
por la guerra o la navegación a través de los mares, se condice perfectamente con lo presentado por
autores como Virgilio en las Bucólicas o por Hesíodo en su obra Los trabajos y los días. La inclusión del
mar en Tibulo responde a la tradición mitológica de la Edad de Oro. Durante el reinado de Saturno,
no había necesidad de desplazarse marítimamente, dado que la tierra proporcionaba el sustento
necesario. El comienzo de los viajes a través del mar se condice con la necesidad de obtener los bienes
que antes eran proveídos en otros territorios. Esto conduce, naturalmente, a la invasión y a la conquista
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En el séptimo verso de la elegía I.10, Tibulo propone que la guerra es un
defecto (vitium) provocado por el oro, elemento irónicamente representativo
de la Edad del Hierro. Los primeros versos de la I.1 resultan más que sugerentes
al respecto:
Divitias alius fulvo sibi congerat auro
et teneat culti iugera multa soli,
quem labor adsiduus vicino terreat hoste
martia cui somnos classica pulsa fugent:
me mea paupertas vita traducat inerti,
dum meus adsiduo luceat igne focus. (Tib. 1. 1. 1-6)15
Tanto en la primera como en la décima elegía, la equiparación entre
los vicios del oro y la vida guerrera es altamente notoria, hasta el punto en el
que en la I.10 se presenta al aurum como la causa principal de las bella y en la
I.1 parece no haber distinción entre el guerrero y el hombre rico. De hecho,
arma Solmsen (1962):
The man who goes to war and the man who amasses wealth are treated
as being one and the same person; the two motifs easily combine in
the idea that riches are acquired through participation in wars. The
picture of a truly satisfying life also includes the rural cults, the rural
festivals, and the yearly rural lustratio. (p. 305)16 17
De esta manera, la obtención de la paz para el yo-poeta no viene dada
por la posesión de riquezas ni de grandes tesoros, sino que un pequeño
campo es más que suciente (parva seges satis est) para vivir contento y
de nuevas parcelas, es decir, a la guerra.
15 Traducción: Que otro acumule para sí riquezas de oro amarillo y que tenga muchas yugadas del
cultivado suelo, que a este le aterrorice la preocupación asidua del enemigo vecino, que a este las
pulsadas trompetas marciales le arrebaten el sueño: que a mí la pobreza me conduzca a través de una
vida inactiva mientras mi hogar reluzca con el ininterrumpido fuego.
16 Traducción: El hombre que va a la guerra y el hombre que amasa riquezas son tratados como si
fueran la misma persona; los dos motivos se combinan fácilmente en la idea de que las riquezas se
adquieren mediante la participación en guerras. La imagen de una vida verdaderamente satisfactoria
incluye también los cultos rurales, las estas rurales y la lustratio rural anual.
17 Si bien la caracterización realizada por Solmsen pertenece a la descripción de la elegía I.1, puede ser
aplicada perfectamente a la elegía que nos compete en el presente trabajo.
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despreocupado (contentus vivere parvo).
Tampoco debemos olvidar que el yo-poeta describe los peligros y las
inclemencias de la guerra luego de haberlos experimentado en carne propia.
Esto parece conrmarlo el verso 14 de la elegía 10 además de las escuetas
referencias biográcas dedicadas al poeta y la Vita Tibulli18, problemáticamente
atribuida a Suetonio. En él, el yo-poeta, luego de lamentarse por los tiempos
en los que le ha tocado vivir, reconoce haber sido arrastrado como soldado a
la guerra: “nunc ad bella trahor”. De todas formas, debemos ser precavidos a
la hora de asumir como “verdades biográcas” los lexemas de cualquier tipo
de obra literaria. Solmsen (1962) postula, con respecto a este verso:
We should still not be able to determine for which bellum –i. e. for the
bellum of which year- Tibullus is being called up, nor could we know
whether he is called for the rst time or has already participated in
more expeditions than he cares to remember. Any attempt to extract
from I, 10 answers to these questions is bound to end either in delusion
or in frustration. (p. 312)19
La utilización del presente pasivo del verbo trahere denota la
imposibilidad de elección del presunto Tibulo a la hora de participar o no en la
disputa. Además, la inclusión del adverbio nunc ‘ahora’ y, contextualmente,
por primera vez’, que además se contrapone al tunc del verso 11 (Maltby,
2002)20 podría otorgar algunos indicios sobre la fecha de composición
de la elegía21. La invocación posterior a los Lares de los antepasados (“sed
18 Soler Ruiz, 1993.
19 Traducción: Todavía no podríamos determinar para qué bellum i. e., para la bellum de qué año se
convoca a Tibulo, ni tampoco podríamos saber si se le convoca por primera vez o si ya ha participado
en más expediciones de las que le importa recordar. Cualquier intento de extraer de la I.10 respuestas
a estas preguntas está destinado a terminar en el engaño o en la frustración.
20 Se intensica la contraposición con la particular construcción desiderativa irreal a partir del verbo
foret y a partir de los irreales de pasado nossem y audissem: “Tunc mihi vita foret, volgi nec tristia
nossem / arma nec audissem corde micante tubam” (Tib. 1. 10. 11-12) [Ojalá la vida hubiera existido para
mí en ese entonces, no habría conocido las tristes armas del pueblo ni habría oído la trompeta con el
corazón sobresaltado].
21 A pesar de que la elegía I.10 es la que cierra el primer libro de elegías, gran parte de la crítica ha
postulado que, probablemente, se trate de la primera composición de Tibulo. La inclusión del adverbio
nunc en el verso “nunc ad bella trahor”, podría darnos algunos indicios acerca de la biografía del
poeta romano y de la posible fecha de composición de la obra. Soler Ruiz (1993) postula que la décima
“presenta a Tibulo en la situación de acudir a la guerra por primera vez ... Como la expedición de
Mesala a la Galia debió de ser a nales del 31 a. C o en el 30 a. C., esta composición debe fecharse por
la misma época y considerarse la primera de la colección” (p. 227). También se ha asumido la ausencia
de su primer amor juvenil, Delia, como uno de los principales indicadores; aunque Solmsen postula
que la descripción “objetiva” del paisaje rural prima sobre la intención “subjetiva” del poeta. De esta
manera, “this observation furnishes an alternative explanation for the absence of Delia’s name in
I,10 – and as soon as there is an alternative explanation Dissen’s theory can no longer comand assent”
Iván Manuel Giorgieff
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patrii servate Lares”, v. 15) para que nalicen con las guerras y aparten las
broncíneas armas del yo lírico (“at nobis aerata, Lares, depellite tela”, v. 25) no
solo implica un retrotraimiento casi nostálgico a la infancia y a los recuerdos
de la vida en el campo, sino que también da cuenta de cómo Tibulo concibe
verdaderamente a la vida campestre y, por defecto, a la paz. Siguiendo a
Weiden Boyd en su análisis sobre el paisaje presentado en la elegía I.1
que también se puede aplicar perfectamente a la décima, la descripción
tibuliana de la vida campestre es una más “realista” y menos “idealizada” en
comparación con las presentadas en obras como las Bucólicas o las Geórgicas
de Virgilio o los Epodos de Horacio. La autora propone:
Tibullus describes the rural landscape in which he and his elegy are
to reside. The rura and farm described here are realistic, insofar as
this landscape contains neither the arva beata / divites et insulas
of Horace’s sixteenth Epode (41-42) nor the labor ... / improbus et
duris urgens in rebus egestas of Virgil’s rst Georgic (145-46). In his
opening lines (1-4), Tibullus equates labor with martial violence and
the acquisition of wealth; such labor has no place on Tibullus’ modest
farm. (Weiden Boyd, 1984, pp. 273-274)22
Esto signica que, en su representación de la vida campestre, Tibulo
concibe al labor como improbus o como adsiduus (elegía I), puesto que implica
la posterior adquisición de la riqueza material. La inclusión del sacricio
animal como parte vital del ager Tibullianus implica el reconocimiento por
parte del poeta del anacronismo de la Edad de Oro.
Los versos siguientes a la invocación de los Lares han resultado
problemáticos para un gran sector de la crítica:
[esta observación proporciona una explicación alternativa para la ausencia del nombre de Delia en
I.10 y tan pronto como haya una explicación alternativa, la teoría de Dissen ya no podrá imponerse]
(Solmsen, 1962, p. 312). Otra parte de la crítica ha destacado el carácter programático de la elegía, en la
que se delinean los principios de la composición tibuliana. El poeta habría incluido intencionalmente,
entonces, la obra al nal del libro como conclusio y síntesis de lo desplegado anteriormente. Sin dudas
se trata de un desarrollo tan extenso y problemático que requiere un análisis en profundidad.
22 Traducción: Tibulo describe el paisaje rural en el que él y su elegía van a residir. Los rura y las granjas
aquí descritas son realistas en la medida en que este paisaje no contiene ni los arva beata / ... divites
et insulas del Epodo XVI de Horacio (41-42) ni el labor ... / improbus et duris urgens in rebus egestas de
la primera Georgica de Virgilio (145-46). En sus primeras líneas (1-4), Tibulo equipara el trabajo con
la violencia marcial y la adquisición de riquezas. Este trabajo no tiene cabida en la modesta granja de
Tibulo.
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Sic placeam vobis: alius sit fortis in armis
sternat et adversos Marte favente duces,
ut mihi potanti possit sua dicere facta
miles et in mensa pingere castra mero. (Tib. 1. 10. 29-32)23
Desde la perspectiva de Árcaz Pozo (2019), en Tibulo:
No encontramos una condena a la guerra, aunque él sea un espíritu
pacista. La guerra es la ocupación de otros como su amigo Mesala, y
él mismo le ha seguido en sus campañas. Al evocar la gura del soldado
que cuenta sus triunfos Tibulo no hace una caricatura, muy fácil, por
otra parte, sino que sonríe con simpatía y comprensión. (p. 305)
Si bien podríamos coincidir en que Tibulo nunca realiza una
ridiculización ni esboza un trazado burlesco del soldado por supuesto,
no estamos ante el miles gloriosus plautino, sí deberíamos dudar de su
supuesta “nula condena a la guerra. En sus elegías no encontramos elementos
laudatorios de la misma ni el lamento del yo-poeta ante la imposibilidad de
su participación. A pesar de sus exhortaciones a Mesala a combatir por tierra
y por mar Te bellare decet terra, Messalla, marique, / Ut domus hostiles
praeferat exuvias (Tib. 1. 1. 53-54)24 y a otros futuros soldados; nos parece
que el posicionamiento tibuliano implica el reconocimiento de la guerra como
un hecho terrible pero inevitable. Para él, la mejor opción es llevar a cabo una
vita iners y dedicarse a escuchar, mientras bebe (“mihi potanti”) las hazañas
del soldado experimentado.
La segunda parte de la elegía la ocupa, tal como lo hemos anticipado,
el elogio a la paz. La fuerte contraposición efectuada entre la primera y la
segunda mitad contribuye a crear el clímax de cuán deseosas resultan la
armonía, el reposo y la calma para el ideal elegíaco. Para Weiden Boyd (1984)
“in the second half of 1.10, Tibullus effects his revision. He once again describes
country life, in even more vivid and more realistic terms that he had used
in 1.1” (p. 278)25. El verso 45 comienza con un apóstrofe a la paz, personicada
23 Traducción: Que así les plazca a vosotros. Que otro sea ducto en las armas, que otro derribe a los
jefes enemigos con Marte por delante, de tal manera que el soldado pueda contarme a mí, mientras
bebo, sus hazañas y embadurnarme con vino el campamento en la mesa.
24 Traducción: A ti, Mesala, te conviene pelear por tierra y por mar, para que tu casa exhiba despojos
enemigos.
25 Traducción: En la segunda mitad de la elegía 1.10, Tibulo lleva a cabo su revisión. Vuelve a describir
la vida en el campo en términos aún más vívidos —y más realistas— que los que había utilizado en la 1.1.
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como una divinidad, exhortándola a poblar los campos de cultivos. Hasta
el verso 50 nos encontramos con un pasaje signado por la anáfora y por la
repetición, puesto que el núcleo nominal pax aparece tres veces y el ablativo
singular pace una vez:
Interea pax arva colat. Pax candida primum
duxit araturos sub iuga curva boves,
Pax aluit vites et sucos condidit uvae,
funderet ut nato testa paterna merum,
Pace bidens vomerque nitent at tristia duri
militis in tenebris occupat arma situs—. (Tib. 1. 10. 45-50)26
En palabras de Árcaz Pozo (2019), la personicación de la Pax efectuada
en este pasaje asume las funciones propias de Ceres y Baco. De esta manera,
es factible observar el modo en el que la construcción del tópico de la Pax
Tibulliana se encuentra indisolublemente asociado a la vida rural.
Así mismo, los rura se erigen como representantes sinecdóticos de la
vida campestre y como representantes metonímicos de la paz, oponiéndose
a las crueldades de las guerras. Para Maltby (2002), la inclusión de las tristia
arma tanto en 11-12 como en 49-50 “refer[s] to civil war it may be signicant
that the deity Pax, as depicted on the coins of Julius Caesar and (in the East)
of Augustus, stands primarily for internal concord” (p. 351)27. Consideramos
que el posicionamiento de Maltby en su comentario se rearma en los versos
que siguen hasta el nal de la elegía. En tiempos de paz y de concordia
interna, solo se permite el combate mientras sea un tipo de militia amoris.
La construcción de este tópico tan divulgado en la literatura latina clásica
implica la utilización de guras retóricas e imágenes que dan cuenta de un
léxico militar para tratar cuestiones vinculadas con el amor. Tal como hemos
aclarado anteriormente, el rechazo de Tibulo a su participación bélica no
contradice su autodenominación como “dux milesque bonus” (Tib. 1. 1. 75),
puesto que esta última responde a su posicionamiento como miles amoris:
26 Traducción: Entretanto, la paz cultive los campos. La cándida paz condujo primero a los bueyes para
arar bajo los curvos yugos. La Paz alimentó las uvas y dio jugos a la uva, para que el ánfora paterna
derramara buen vino para el nacido, para que brillen la azada y la reja del arado con la paz. Pero en
cambio, la herrumbre corroe en las tinieblas las tristes armas del duro soldado.
27 Traducción: Se reere a la guerra civil. Puede ser signicativo que la deidad Pax, tal y como se
representa en las monedas de Julio César y (en Oriente) de Augusto, represente principalmente la
concordia interna.
Iván Manuel Giorgieff 147
Nunc levis est tractanda Venus, dum frangere postes
non pudet et rixas inseruisse iuvat.
Hic ego dux milesque bonus: vos, signa tubaeque,
ite procul, cupidis volnera ferte viris,
Ferte et opes: ego conposito securus acervo
despiciam dites despiciamque famem. (Tib. 1. 1. 73-78)28
La sección nal de la elegía I.10 de Tibulo merece una atención especial
gracias a su carácter innovador en comparación con lo que se ha expuesto en
las secciones anteriores del poema. Esta parte de la elegía se distingue por la
representación vívida y dramática de una escena de confrontación conyugal,
en la cual una joven llora la violencia física efectuada por su amante irritado.
Este episodio aporta una dimensión crítica y realista a la representación de las
relaciones amorosas en la poesía elegíaca, puesto que marca un alejamiento
signicativo de las convenciones elegíacas tradicionales, donde el amor suele
representarse en términos idílicos:
Sed Veneris tum bella calent, scissosque capillos
femina per fractas conqueriturque fores.
Flet teneras subtusa genas, sed victor et ipse

At lascivus Amor rixae mala verba ministrat,
inter et iratum lentus utrumque sedet. (Tib. 1. 10. 53-58)29
Se aprecia, otra vez, el modo en el que la construcción de los rura en
Tibulo nunca deviene en idealización ni en sublimación suprema como sí
podemos leer, por ejemplo, en las Bucólicas virgilianas sino que, aún entre
la concordia bélica, hay lugar para las disputas, la violencia física, la ira, la
tristeza, la impotencia y la dominación. De esta manera:
28 Traducción: La suave Venus ha de ser servida ahora, mientras no avergüence quebrar los postes y
mientras agrade comenzar las disputas. Aquí, yo soy un buen jefe y soldado: vosotras, las señales y las
trompetas, iros lejos, llevaros las heridas a los varones deseosos, llevaros las riquezas. Yo, despreocupado
en un hacinamiento revisto, despreciaré las riquezas y despreciaré el hambre.
29 Traducción: Pero entonces se enardecen los combates de Venus y la muchacha se lamenta por
los cabellos cortados y por las puertas destrozadas. Algo magullada, llora las tiernas mejillas, pero
él, vencedor, llora para sí que sus dementes manos hayan tenido tanta fuerza. Pero el lascivo Amor
suministra maldiciones a la disputa y permanece indiferente entre cada uno de los irritados.
Iván Manuel Giorgieff
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The incidents of love sketched in I, 10 are of a piece with the rural
merry-making and the rural festivals described immediately before
this section. Since there is no connection between these incidents and
Tibullus’ own amor, we may label this treatment of love as “objective.
It certainly does not correspond to the conventional denition of
the “subjective elegy” as one in which the author dwells on his own
experience. (Solmsen, 1962, p. 308)30
Sin embargo, a pesar del reconocimiento de este tipo de “incidentes”
propios de la vida campestre, el yo poeta asume en los últimos versos un
repentino cambio de actitud. Lo que en un comienzo parecía ser una
descripción “objetiva” del paisaje rural, se convierte en una fuerte crítica
a todo tipo de violencia, ordenando a quien sea salvaje con sus manos
(“manibus qui saevus erit, v. 65) a alejarse de Venus (“sit procul a Venere, v. 66)
y exhortándolo a tomar las armas y el escudo (“scutumque sudemque, v. 65).
Tal como hemos anticipado en la introducción, si bien Tibulo nunca
realiza una mención explícita a Augusto ni al Principado, sí podría ser
catalogado como otro de los destacados poetas augusteos de su tiempo. A
pesar de que su participación en el círculo de Mesala Corvino le posibilitaba
una mayor “libertad” de expresión y producción con respecto al régimen,
el constante elogio de la paz, la denigración de la guerra y la exaltación de
los rura como el “paisaje ideal” para el descanso son rasgos fuertemente
asociados al programa propagandístico imaginado por el princeps.
Conclusiones
En el presente trabajo hemos analizado los modos en los que Tibulo construye
el tópico de la Pax Romana en la elegía I.10 tanto a partir de la maniesta
contraposición con los dolores y con las nefastas consecuencias de la guerra,
como a través de la exaltación de la paz y de los rura como “paisaje ideal” para
el descanso. Al equiparar el arquetipo hombre-guerrero con el arquetipo
“hombre rico”, tal como sucede en la elegía I.1, queda de maniesto que no
hacen falta riquezas (y, mucho menos, guerras) para vivir contento en la paz
(contentus vivere parvo). De hecho, si nos retrotraemos al mito hesiódico de
30 Traducción: Los incidentes amorosos esbozados en la elegía I.10 coinciden con la alegría y las estas
rurales descritas inmediatamente antes de esta sección. Puesto que no hay conexión entre estos
incidentes y el propio amor de Tibulo, podemos calicar este tratamiento del amor como objetivo”,
pues no se corresponde con la denición convencional de “elegía subjetiva”, en la que el autor se
detiene en su propia experiencia.
Iván Manuel Giorgieff 149
las edades, la corrupción del ser humano y del mundo en el que habita halla
su causa en el comercio y en la obtención de bienes “innecesarios” para la
supervivencia y el bienestar. La utilización de sintagmas tales como “nunc ad
bella trahor” (Tib. 1. 10, v. 13) denota no solo la imposibilidad de elección del yo-
poeta a la hora de participar en la disputa bélica, sino también sus nulas ansias
de hacerlo. Su anhelo, expresado mayoritariamente a través de proposiciones
exhortativas, es poder reposar despreocupado en el acostumbrado lecho.
Además, el reconocimiento de posibles episodios violentos durante el
período de paz nos permite leer el modo en el que Tibulo no concibe a sus
rura como paisajes totalmente idealizados, algo que sí sucede, por ejemplo,
en las Bucólicas virgilianas.
Referencias
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Iván Manuel Giorgieff
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