Pobre pibe con pistola
Nunca lo bastante diferente de ti
Nadie te enseñó a conjugar
la primera persona del singular
quizá lo aprendiste a escondidas
¡tan típico de ti!
Adueñarte de lo ajeno
Y por eso cabes tan bien en ti
con tus bordecitos tan prolijos
Ahí donde acabas tú, empiezo yo
Por eso encastras sin asperezas
en el molde donde te gestaste
directo en ti mismo
en ese cuerpo tuyo
sin infancia, sin vejez, sin muerte
Como el lobo de los cuentos
agazapado frente a nuestros ojos
con un hambre de siglos
de niña me preguntaba
cómo sobrevive
el condenado a perder
la barriga ondulante de Tom
que no se resolvía
en ningún capítulo
y después, con la panza abierta
de donde surge ilesa la abuela
sin dientes ni jugos ni sangre
el nacimiento de Venus
bajo el brillo del hacha
que sostiene el cazador
solo la muerte del lobo
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Variatinta
Nota al margen
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
Vol. II Nº 4 | julio-diciembre 2024
puede ser denitiva
y se acomoda mansa
en un cuento de hadas
Hay formas decentes de dar muerte
¿Cuáles?
Las tuyas, no.
Hay muertes más decentes
¿Cuáles?
Las tuyas, sí.
Pobre pibe con pistola
Te dibujas una vez sola
en todas las páginas del tiempo
y nosotros
tan parecidos a nosotros
en este miedo terco
Ojalá se rompa el hechizo
y cuando levante la mirada
el cazador reciba en la cara
un escupitajo de sangre
de su hacha opaca.
Andrea Vizcaíno de la Torre
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