La creación del héroe nacional mexicano a partir de la poesía
popular de la independencia
Angel Yared Hernández Quijada
1
Estudiante de Literaturas Hispánicas,
Facultad Interdisciplinaria de Humanidades y Bellas Artes,
Universidad de Sonora, México
a221200331@unison.mx
Recibido el 15 de abril de 2024, aprobado el 17 de junio de 2024
Resumen: la poesía popular de la independencia emerge como un elemento
central en la construcción de héroes nacionales y en la formación de la identidad
nacional de México. En contraste con las epopeyas que caracterizaron la
formación de héroes nacionales en otras culturas, la poesía popular mexicana
llenó ese vacío literario y cultural especíco. Este estudio destaca el papel
crucial desempeñado por Guillermo Prieto, autor de El romancero nacional, así
como de un sinnúmero de otras contribuciones de autoría desconocida igual
de fundamentales. A través de un análisis documentado, se revela cómo estas
expresiones poéticas no solo transmitieron los ideales de la independencia,
sino que también modelaron la percepción colectiva de los héroes y de la
identidad nacional mexicana, de manera que consolidaron un legado cultural
invaluable.
Palabras clave: poesía popular mexicana, héroes nacionales, formación de
identidad, legado cultural, literatura de la independencia.
The Construction of the Mexican National Hero in the Popular Poetry of
Independence
Abstract: Popular poetry of independence emerges as a central element in
the construction of national heroes and the formation of the national identity
of Mexico. In contrast to the epics that characterized the development of
national heroes in other cultures, that specic literary and cultural void was
lled in Mexico by popular poetry. This work highlights the crucial role played
by authors such as Guillermo Prieto, writer of El romancero nacional, as well
as other numerous and equally fundamental contributions from unknown
authors. Through a documented analysis, it is revealed how these poetic
expressions not only conveyed the ideals of independence, but also shaped
the collective perception of heroes and the Mexican national identity, in such
a way that they consolidated an invaluable cultural legacy.
Keywords: Mexican popular poetry, national heroes, identity formation,
cultural legacy, literature of independence.
1 Con aval del Dr. Gerardo Francisco Bobadilla Encinas, Universidad de Sonora, México.
29
Preferiría no hacerlo
Nota al margen
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
Vol. II Nº 3 | enero-junio 2024
La emancipación tardía de las colonias hispanoamericanas y la conformación
de una identidad nacional a destiempo con el avance de las corrientes literarias
en Europa occidental provocaron que algunos conceptos importantes —social
y culturalmente hablando— no tuvieran la misma asimilación en las naciones
emergentes como sí las tuvieron en las grandes potencias, lo que hizo de su
desarrollo algo complejo y de difícil estudio. Si bien se ha debatido respecto
a si algunos textos coloniales cumplen con las sucientes características
para ser asimilados por las actuales culturas americanas, con el propósito
de dar pie al desarrollo y análisis de conceptos o fenómenos análogos a los
acontecidos en la historia europea, lo cierto es que el contexto del que parten
las comunidades hispanoamericanas es demasiado complejo como para
hacer uso de una simple asimilación. Por poner un ejemplo, el fenómeno de
la constitución de los héroes nacionales en España es demasiado distinto,
en cuanto a contexto y necesidades, del de México, ya que no solo estamos
hablando de siglos de diferencia, sino también de géneros y discursos
completamente distintos: la épica, que bien le pudo haber servido a España
en su momento, no le sirve a México.
De acuerdo con estas consideraciones, nos proponemos hacer un breve
pero documentado análisis sobre la constitución de los héroes nacionales en
México y sobre el papel de la poesía popular de la independencia en todo
este entramado. Con ese n, partimos de una investigación sobre los héroes
nacionales —¿qué son?, ¿cuáles son sus principales características?— y su
relación con la poesía popular, para después pasar a un análisis de dos tipos
de poesía popular de la independencia: El romancero nacional de Guillermo
Prieto y varios poemas recuperados de autores desconocidos y de sus
aportaciones a la constitución de los héroes nacionales mexicanos.
Los héroes nacionales y la poesía popular
Se sobreentiende que los fenómenos cognoscitivos, la construcción del saber
y la difusión del conocimiento se logran a través de varias vías, no siendo la
oral la única ni la más exclusiva; no obstante, creemos que la importancia de
la dimensión oral radica justo en esto último, en su no exclusividad. Desde
la conformación de las primeras comunidades humanas, la tradición oral ha
estado presente gracias a su inmediación y naturalidad: “la dimensión oral
de la lengua … es la manifestación natural y primaria del lenguaje humano
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(Aguirre de la Luz, 2020, p. 139). Partiendo de esta primicia y apoyándonos en
la experiencia de otras culturas, pretendemos dilucidar si la poesía popular
surgida en tiempos de la independencia de México jugó un papel importante
en la conformación de los héroes nacionales conocidos y reconocidos a
posteriori.
Abordando lo esencial, resulta oportuno hacer una diferenciación que,
aunque obvia una vez que se la señala, puede llegar a nublar nuestro juicio a la
hora de tratar el tema: los héroes reales no son héroes nacionales. Los héroes
reales se denen por el acto que los consagra como tales, mientras que los
héroes nacionales son “héroes construidos en y por el discurso” (Mozejko
de Costa, 1995, p. 79). Esto se entiende mejor una vez que concebimos a los
hechos históricos como elementos de un discurso, anes a una determinada
nalidad; no solo “historia, sino “historia para” (White, 1978, pp. 55-56).
Digamos, pues, que los héroes nacionales se encuentran intrínsecamente
unidos a los hechos históricos y a la concepción de la historia como “historia
para, no solo en cuanto esta se escribe con una intención detrás, sino
también en cuanto se precongura para un determinado receptor (White,
1978, p. 104). Una vez entendida esta relación fundamental entre los héroes
nacionales y los discursos que los conforman, cabe cuestionarnos respecto
a las nalidades de tales discursos. Resultaría problemático absolutizar
tales nalidades o, cuando menos, tratarlas como principios aislados de un
contexto, por lo que buscaremos centrarnos única y exclusivamente en su
propósito, el cual deniremos como manipulador:
Todo discurso es manipulador, entendiendo manipulación como un
hacer hacer, es decir como una propuesta, a través del enunciado, de
una serie de transformaciones a ser realizadas por el enunciatario en
el extratexto, ya sea en la dimensión pragmática, en la cognoscitiva, o
en ambas. (Mozejko de Costa, 1995, pp. 79-80)
Comprendidos ya los parámetros conforme a los que se es un héroe
nacional, cabría analizar los elementos con los que se caracteriza a dicha
gura y, para ello, pretendemos servirnos del artículo “La construcción de
los héroes nacionales” de Danuta Mozejko (1995). En primera instancia, se
trata al héroe nacional como “un sujeto, agente de transformaciones, que …
participa de un proceso narrativo” (p. 80); dicho sujeto, además, debe poseer
la competencia para llevar a cabo los actos implicados en el proceso narrativo
Angel Yared Hernández Quijada
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y, por lo tanto, tener en su hallazgo la realización de por lo menos un acto
importante o de difícil ejecución. Conjuntamente, los héroes nacionales se
reconocen por ser plenamente perfectos, acreedores de una axiología digna
de compartirse; es esta misma perfección la que no solo provoca que se ganen
el reconocimiento y admiración del receptor, sino que también trae consigo
una sanción para el contrario (p. 81), a quien banalmente reconoceríamos
como el villano nacional. Por último, se destaca que la admiración —producto
del contacto del discurso con el receptor— termina desembocando en una
reacción pasional” que torna al héroe una gura modélica, digna de la
imitación (p. 81).
Para advertir el papel que juega la poesía popular y su importancia en la
conformación de los héroes nacionales, debemos antes apreciar plenamente
el valor de la tradición oral en todo este entramado. Las expresiones
orales sirven como medio para trasmitir los conocimientos, así como los
valores culturales y sociales de una determinada comunidad; trasmiten, en
resumidas cuentas, una memoria colectiva que permite mantener vivas a las
culturas (UNESCO, 2023, párr. 1). A un mismo tiempo, las expresiones orales
abarcan una gran inmensidad de formas habladas, tales como los cuentos, las
canciones, las leyendas, los mitos, los cantos, los poemas, los romances, etc.
Con todo esto es que podemos llegar a reconocer una relación entre la poesía
popular y los héroes nacionales, en cuanto ambos son estructuras verbales
escritas/recitadas por y para un propósito. No obstante, no hemos indagado
lo suciente en el papel que desempeña la poesía popular en la conformación
de los héroes nacionales. Teniendo esto en cuenta y partiendo de lo ya visto
es que nos aventuramos a hacer la siguiente aproximación: la poesía popular
funciona como un vehículo a través del cual el héroe nacional permite la
imitación. Entendido ya el héroe nacional como una gura destinada a la
imitación y comprendiendo el contexto en el que surgieron los primeros
prototipos más reconocibles de héroes nacionales hispanoamericanos (siglo
XIX, construcción de nacionalidades, procesos de independencia, etc.), se
sobreentiende que hubo una necesidad por parte de las comunidades de
aquella época de hacer uso de la poesía popular como un medio a través
del cual construir seres nacionales: “los héroes nacionales parecen haber
sido construidos como un modelo particular de ser nacional, destinado a
ser reproducido, imitado, perpetuado en el extratexto, congurando una
‘idiosincrasia, un ‘modo de ser propio’ de cada comunidad nacional” (Mozejko
de Costa, 1995, p. 81).
Es conforme a dicho planteamiento que se termina consolidando la
poesía popular de la independencia. Tal y como su nombre lo dice, la poesía
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popular pertenece o es relativa al pueblo (Real Academia Española, 2022).
La poesía popular, como una forma de la tradición oral, no solo permite
la transmisión de los valores de una cultura, sino que además gura como
un punto de partida para generaciones venideras, al no encontrarse sujeta
a marcos de análisis distintivos. Esta es una de las particularidades que
distingue a la poesía popular de la culta o letrada: a diferencia de la culta/
letrada, la primera no se puede aprehender en un marco de estudio, debido a
su naturaleza enunciativa que la sujeta al ahora. De acuerdo con esto es que
podríamos considerar a la poesía popular de la independencia de México,
a la que tenemos acceso actualmente, como un mero acercamiento a la
verdadera poesía popular de aquellos tiempos; hecho que de ningún modo
debería restarle valor al presente análisis, pues se sigue tratando de una
aproximación que parte de muestras acercadas a la realidad.
Dando por resuelto este intrincado tema, nos centraremos en señalar
que lo que hace particular a la poesía popular de la independencia de México
y lo que la diferencia de cualquier otro tipo de poesía popular es precisamente
el tiempo y el espacio al que hace referencia: México, entre 1810 y 1821. Como
muestra tenemos cinco poemas populares que analizaremos más adelante:
un ovillejo, una seguidilla compuesta, una décima dedicada a Hidalgo y dos
cuartetas imperfectas.
Dado que disponemos de pocas muestras, el análisis también hará uso
de El romancero nacional de Guillermo Prieto. Esto se debe a que el romancero
es un género poético narrativo en donde se recopila “poesía de trasmisión
principalmente oral, que con frecuencia se cantaba” (Díaz-Mas, 2008, pp.
245-246). Tal y como se dejó ver en la introducción, algunos romances
pertenecientes a romanceros españoles provienen de poesías épicas, un tipo
de poesía narrativa de la cual, en el sentido más estricto del género, México no
goza. Si bien esto gura como una importante diferencia entre los romanceros
españoles y el mexicano, sí hay algo en lo que se asemejan y es en que ambos
romanceros guraron como una pieza importante en la constitución de la
identidad nacional de ambas culturas en momentos cruciales de su historia.
El héroe nacional en la poesía popular de la independencia
Para el análisis de los siguientes poemas, es crucial contextualizar su
procedencia, ya que estos podrían representar un interesante desafío dada su
naturaleza y origen. Recopilados inicialmente de manera poco convencional
por José Fuentes Mares en Las memorias de Blas Pavón (1966), estos poemas
fueron seleccionados por Gerardo Francisco Bobadilla Encinas para su
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inclusión en el material de estudio de la clase de “Literatura Mexicana de
1805 a 1880” en la Universidad de Sonora. Sabido esto, podemos adentrarnos
en el análisis literario de los poemas seleccionados, los cuales, pese a su
anonimato, reejan las preocupaciones, sensibilidades y conictos sociales
y culturales de su época, ofreciendo con esto un fascinante cuadro histórico
del México en pleno devenir.
El primero de los poemas a analizar es un ovillejo en donde se traen a
colación las guras de Hidalgo, Allende y Aldama, la tríada perfecta a la hora
de hablar de los inicios de la independencia de México: “¿quién al gachupín
humilla? / Costilla. / ¿Quién al pobrísimo deende? / Allende. / ¿Quién su
libertad aclama? / Aldama. / Corre, criollo, que te llama. / Y para más alentarte,
/ todos están de tu parte: / Costilla, Allende y Aldama” (Anónimo, en Fuentes
Mares, 1966). Estos versos, aunque breves, tienen un impacto signicativo en
la conformación de los héroes nacionales mexicanos. Se destacan guras que
desempeñaron un papel crucial en la lucha por la independencia, además de
que se implementan términos tales como gachupín y pobrísimo, los cuales
sirven para crear una identicación con el lector ideal, sugiriendo con ello
una conexión emocional y de simpatía con el pueblo mexicano. Se emplea
un llamado explícito al criollo para que se una a la causa independentista y la
estructura se presta a la memorización y trasmisión.
La seguidilla compuesta retoma las guras ya abordadas y las destaca,
esta vez, como guras fundamentales en la consecución de la libertad para
México: “la libertad indiana / toda se debe / al invencible Hidalgo / y al
bravo Allende, / en cuya hazaña / no tiene contraparte / el gran Aldama
(Anónimo, en Fuentes Mares, 1966). Las primeras líneas arman directamente
que la libertad indiana se debe a los personajes mencionados, de manera que
los consagra como líderes fundamentales en el logro de la independencia y
contribuye, así, a sus estatus de héroes nacionales. Asimismo, los adjetivos
utilizados para describir a la tríada refuerzan la imagen heroica de estos
líderes, sugiriendo valores que rozan la valentía, la resistencia y el éxito.
Al igual que el ovejillo, en esta composición se combina la sencillez y la
musicalidad, lo que facilita su difusión.
La tercera composición consiste en una décima que destaca la gura
de Miguel Hidalgo, especícamente su llegada a América y su entrada en la
historia mexicana:
Llegó la espada famosa
desta América deseada,
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con la muy heroica entrada
de su excelencia piadosa.
Y esta ciudad que gustosa
vivirá ya con sosiego,
tendrá gusto desde luego.
En n, enjugará el llanto,
que un varón que mira tanto,
no dará palos de ciego.
(Anónimo, en Fuentes Mares, 1966)
Las descripciones ligadas a Hidalgo enfatizan su valentía y nobleza,
contribuyendo a la construcción de una imagen positiva y heroica. Señalan
al héroe como una gura crucial en la lucha por la independencia no solo
de xico, sino de América entera. Las líneas nales sugieren una visión
optimista del impacto de Hidalgo al insinuar que su sola presencia traerá
tranquilidad y alivio a la comunidad.
En última instancia, tenemos la primera de dos cuartetas imperfectas,
la cual reeja una alerta ante la amenaza de los gachupines, término utilizado
para referirse a los españoles en la época colonial: “rema, nanita, rema,
/ y rema y vamos remando, / que los gachupines vienen / y nos vienen
avanzando” (Anónimo, en Fuentes Mares, 1966). La repetición del verbo rema
crea un sentido de urgencia y un llamado a la acción; este tipo de llamados a
la resistencia y a la movilización construyen una imagen del héroe en cuanto
líder que insta al pueblo a luchar por su libertad. Se identica claramente
un enemigo: los gachupines, el villano nacional. Por último, la utilización
del pronombre nos en “nos vienen avanzando implica una identicación
colectiva que sugiere que el pueblo mexicano debe permanecer unido en la
resistencia contra una amenaza representada por los gachupines: el héroe
nacional inspira cohesión.
En cuanto a la segunda cuarteta imperfecta, esta reeja un fuerte
sentido de lealtad y devoción a la gura de Morelos: “por un cabo doy dos
reales; / por un sargento, un doblón; / por mi general Morelos / doy todo
mi corazón” (Anónimo, en Fuentes Mares, 1966). Las primera y segunda
líneas disponen de un valor monetario por dos rangos militares diferentes;
no obstante, la expresión “todo mi corazón” va más allá de una valoración
económica, pues reeja un profundo compromiso emocional y de lealtad
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hacia Morelos, además de que la mención especíca a mi general” sugiere
una conexión personal y afectiva con esta gura histórica.
El héroe en El romancero nacional de Guillermo Prieto
En su Romancero nacional (1885), Guillermo Prieto buscaba rescatar y preservar
la esencia de los poemas populares que orecieron en México durante el
período de la independencia. Por lo tanto, no solo aspiraba a recopilar y
difundir un rico legado cultural, sino también a mantener viva la forma y la
perspectiva que caracterizaron a dichos poemas en su contexto original,
resaltando con ello la voz del pueblo y llenando un vacío en la literatura, en
la historia y en el sentir de cada mexicano. Debido, principalmente, a la vasta
extensión de la obra recopilatoria de Prieto, centraremos nuestro análisis en
diez de los romances allí contenidos: una buena parte de los dedicados a
Hidalgo y a sus allegados.
Partiremos del titulado “Romance del corregidor y la corregidora de
Querétaro” (p. 35-38), romance dedicado al corregidor Miguel Domínguez y
a su esposa, doña Josefa Ortiz de Domínguez, ambas guras que jugaron un
papel importante en el inicio de la independencia de México. El romance inicia
mostrándonos una característica particular del personaje de la corregidora,
que se repetirá más adelante en el de Hidalgo: la cáscara que recubre al
héroe. Doña Josefa, en los primeros versos, se nos muestra como una
gura femenina que no contiene ni una pizca de la perfección y el heroísmo
característicos del héroe nacional: “con el rostro descompuesto, / la faz lívida
de espanto, / trémula, y por los sollozos / tartamudeando los labios” (vv.
1-4). No obstante, pronto esta mujer abandona la escena y la heroína toma su
lugar; el sujeto se perfecciona en pro de la patria, convirtiéndose con ello en
un agente de transformaciones: “en instantes se transforma / como amparo
de los náufragos; / y apasionada, divina, / arrollando los obstáculos, / hace
difundir la nueva, / pone patriotas a salvo, / y procura que desmientan / al
delator obcecado” (vv. 27-34).
Bajo una capa de aparente normalidad se halla el héroe: un mensaje
profundo que conduce al receptor a creer que dentro de él también se
encuentra un héroe precongurado, listo para emerger y defender aquel
sistema de valores compartidos. De pronto, los títulos de “majestuosa
matrona” (v. 11) y “sublime matrona” (v. 25) cobran sentido. Nos detenemos
ante el sustantivo matrona, pues percibimos un uso que va más allá de una
simple denominación: se trata de una hipérbole. No es matrona en cuanto
a ocio, sino matrona en cuanto a madre de familia, pero no de su propia
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familia, sino de todo México. La heroína abandona la escena dejando en
claro que ahora sus límites van más allá de lo humano; se torna en alguien
incansable o en alguien capaz de poner en juego toda integridad individual
con tal de salvaguardar la del pueblo, pues, tal y como señala Mozejko: “lo
privado aparece como obstáculo para la realización del acto heroico” (1995,
p. 80).
Después de esto, se nos introducen las guras de Allende y Aldama,
ambas con rasgos y características que acaso nos recordarán a las epopeyas
griegas: “Allende sabe el suceso, / busca a Aldama sin retardo, / y con
audaz arrogancia, / briosos y resueltos ambos, / a Dolores enderezan /
las riendas de sus caballos, / y veloces como echas / vuelan, los aires
cortando” (vv. 47-54). El romance cierra, no sin antes elevar las cualidades
de los dos insurgentes mencionados: a Allende se le trata de “ginete [sic]
entre los ginetes [sic]” (v. 63) y a Aldama de “bravo, entre los más bravos” (v.
82). No consideramos que estos reconocimientos pretendan gloricar a los
sujetos al punto tal de considerarlos inalcanzables, pues esto iría en contra
del principio de imitación: de nada sirve imitar lo inimitable. Por el contrario,
nos atreveríamos a sostener que el engrandecimiento se emplea aquí más
como un medio de persuasión: la grandeza del héroe es producto del sistema
de valores que deende con determinación, un sistema que se halla al alcance
público.
Seguimos con el “Romance de Hidalgo” (p. 39-43), el cual parte de
una metáfora que asemeja el estado de Guanajuato con minas y cosechas,
siendo su fruto hombres ilustres y valiosos. Del panorama anterior, destaca la
población de Dolores: un idílico escenario que tiene oro por trigo y apacibles
prados, pero que, aun así, es un pueblo subyugado por el trabajo: “doquiera
se ve al trabajo / derramando la riqueza, / llevando en pos de sus pasos /
a la paz y la inocencia” (vv. 39-42). Aquí surge la gura de Hidalgo rodeada
de indios que lo tratan con ternura y reverencia. Dicha introducción inclina
al receptor a la mímesis: a ver y repetir. Después de esto, presenta una
semblanza física del sujeto, en la que se hace una breve pero notoria mención
hacia su color de piel, la cual es descrita como “tirando a morena” (v. 60).
De este detalle rescatamos dos hechos: el primero, la incipiente tendencia
a optar por protagonistas no españolizados, y el segundo, el empleo de una
característica fácilmente identicable para el lector modelo.
Hidalgo es presentado como una gura triste, calma y circunspecta,
pero que, una vez más, guarda en su interior al héroe nacional, delatado
únicamente por sus ojos, los cuales relampaguean y chispean como si
contuviesen intensas llamas dentro (vv. 65-70). Asimismo, se retrata a Hidalgo
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como un ser compasivo con los indígenas, que recrimina al gobierno español
por el maltrato ejercido durante siglos sobre estos últimos; así, se reconoce al
héroe y se sanciona al villano. Al igual que con la corregidora, el héroe queda
al descubierto una vez que deja atrás todo interés por el bienestar individual
y se entrega al servicio de la comunidad. El héroe se consagra y, bajo un
juramento, se torna agente de transformaciones: “jura que ha de redimirlos
/ de su situación abyecta, / y hace surgir todo un pueblo / del volcán de sus
ideas!!!” (vv. 85-89).
En el “Romance del 15 de septiembre” (p. 45-46) se nos presenta la escena
conocida como “el grito de Dolores”, suceso que dio inicio a la independencia
de México. En esta composición se nos relata cómo Hidalgo, ya plenamente
un héroe, libera al pueblo con nada más que sus gritos: una clara exageración
que tiene por función, una vez más, elevar al sujeto a niveles cumbres de
perfección, omitiendo las complejidades que posibilitaron el hecho.
En “Romance de Dolores” (p. 47-50) se personica al pueblo
describiéndolo como “terrible, medio desnudo / incontenible, salvaje
(vv. 23-24). Los anhelos del pueblo —lector modelo— le son impuestos por
el discurso, su axiología le es asignada y la gura del héroe aparece como
modelo a seguir: “no sabe lo que quiere, / pero lo que siente sabe; / sabe que
no será esclavo, / sabe que Hidalgo es su padre, / y siente que siendo libre /
será fuerte, y noble, y grande” (vv. 25-30).
En el “Romance de Morelos” (p. 99-101) sucede algo particular: el héroe
nacional (Hidalgo) se vuelve una gura modélica que posibilita la consagración
de otro héroe nacional (Morelos). Con esto, es más fácil para el lector modelo
identicarse con un sujeto que, antes de ser héroe nacional, fue receptor al
igual que él; se prepara, así, el escenario idóneo que permite la asimilación
del ser nacional. Algo parecido pasa en el “Romance de José Antonio Torres”
(p. 133-136), donde la gura de héroe nacional recae en un hombre mestizo y
de origen nada noble que, aun así, es poseedor de un sistema de valores digno
de admirar.
El “Romance de la batalla de Calderón” (p. 141-145), lejos de lo que se
podría creer, no nos muestra la faceta más frágil de los héroes, sino que
solemniza sus derrotas y los vuelve seres atractivos, aun en sus peores
momentos. Asimismo, en el “Romance de Chihuahua” (p. 179-185), los héroes
cautivos no mueven a la lástima, sino al enojo y a la pena: enojo contra el
villano y pena por el agravio cometido contra el sistema de valores defendido
por el héroe.
El “Romance de degradación” (p. 193-196) retrata a los actores que
proceden contra el héroe como seres sin conciencia, no dignos de odio —como
Angel Yared Hernández Quijada
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sí lo serían los villanos—, sino de lástima: esclavos del sistema con la capacidad
de ser redimidos. Hidalgo, con toda su perfección, gura como ser celestial
Divino y hermoso, sin pizca de malicia alguna y sin que se considere que haya
hecho algo cuestionable. El cielo llora su entrega a manos de los villanos:
“íbase a ver a la Sagrada Madre / a su hijo a los verdugos entregando, / con
estupor del espantoso inerno, / del mundo y de los cielos con escándalo”
(vv. 39-42). Por último, en el “Romance de la muerte de Hidalgo” (p. 203-207),
nos enfrentamos a la muerte del héroe, el cual se mantiene como tal incluso
hasta el nal: sereno y calmado, seguro por haber trasmitido su axiología y
haberla dotado de propiedades atemporales.
No nos detendremos demasiado en la estructura de los romances,
pues parten de la estructura base ya conocida: son versos octosílabos, de
rima asonante en los pares. Sin embargo, resulta oportuno recordar que es
esta misma estructura repetitiva, aunada al ritmo y la melodía, la que hace de
los romances composiciones fáciles de recordar, vehículos perfectos para la
trasmisión de valores. Por otra parte, se sobreentiende que todos los sujetos
aquí analizados como héroes nacionales, y aun los que no, poseen el segundo
y tercer elemento que caracteriza a los héroes nacionales: la posibilidad de
cumplir con el propósito discursivo que los engendra y el haber sido en vida
guras acreedoras de un acto digno de admirar (Mozejko de Costa, 1995, p. 80).
Sin más, queda concluido el análisis de El romancero nacional de Guillermo
Prieto.
Conclusiones
Entendemos al héroe nacional no solo como un sujeto, sino como una
herramienta a través de la cual un discurso busca estimular una transformación
en su receptor. A su vez, los héroes nacionales cuentan con una serie de
elementos que los caracterizan y los hacen fácilmente identicables, entre
los que se destaca el empleo de la admiración como un medio para promover
la imitación. La poesía popular guarda relación con el héroe nacional y,
además, puede ser empleada como un vehículo mediante el cual el héroe
logra su asimilación en el ser nacional. En este caso, la poesía popular de
la independencia tiene un papel fundamental en la conformación de los
héroes nacionales mexicanos, fenómeno que depende, si no total, al menos
mayoritariamente de la trasmisión boca en boca de composiciones populares,
entre las que se destacan los romances contenidos en El romancero nacional
de Guillermo Prieto y algo de la poesía popular recuperada de aquellos
tiempos.
Angel Yared Hernández Quijada
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Referencias
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