La mujer contra el patriarcado: análisis comparativo entre La
vegetariana y Las aventuras de la China Iron
Florencia Falcón1
Estudiante de Letras, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales,
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
here90andnow@gmail.com
Recibido abril 2023, aprobado junio 2023
Resumen: el presente trabajo se centrará en el tema de la intertextualidad,
tomando la denición propuesta por Julia Kristeva y Roland Barthes. A partir
de este marco teórico, se desarrollará el análisis comparativo entre la obra
La vegetariana de Han Kang y Las aventuras de la China Iron de Gabriela
Cabezón Cámara, considerando principalmente aspectos como el contexto
de producción de sus obras, cuestiones sociopolíticas e históricas en
Argentina y en Corea del Sur, la relación de la mujer con el patriarcado y la
sexualidad, corporalidad y transformación de las protagonistas. Se explorarán,
también, las relaciones entre los personajes y el elemento transgresor que las
comprende, de donde se desprenden distintos conceptos como la violencia y
la paz, la opresión, la libertad y la transformación.
Palabras clave: intertextualidad, La vegetariana, Las Aventuras de la China
Iron, el rol de la mujer, revolución, patriarcado.
Introducción
El presente trabajo se centra en el tema de la intertextualidad, tomando la
denición propuesta por los post-estructuralistas Julia Kristeva y Roland
Barthes. El concepto de intertextualidad hace referencia a la condición
relacional del texto, en el sentido de que todo texto se inscribe en un espacio
cultural y no es independiente de los procesos sociales e históricos; por lo
tanto, es posible la creación de conexiones con otro texto, aunque estos no
lo marquen explícitamente ni sean “conscientes” de la existencia de ese otro
escrito.
En este trabajo exploraremos la relación intertextual entre las obras
1 Con aval del Dr. Sebastián Sayago, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Argentina.
133
Preferiría no hacerlo
Nota al margen
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
Vol. I Nº 1 | enero-junio
La vegetariana (2017) de Han Kang y Las aventuras de la China Iron (2017)
de Gabriela Cabezón Cámara. Según la perspectiva post-estructuralista, la
intertextualidad parte principalmente del lector antes que del autor, teniendo
en cuenta la explicación de Barthes de que el yo lector se encuentra en medio
de una pluralidad innita de referencias intertextuales” (Spíndola, 2020, p. 2).
Esto podemos relacionarlo con la denición de biblioteca mental de Vitagliano
(1997), según la cual como lectores vamos conformando una biblioteca por
medio de nuestras lecturas anteriores. De acuerdo con estas concepciones,
realizaremos un análisis de las obras para establecer una relación intertextual
a partir de nuestro yo lector.
La elección de este tema para el artículo fue motivada por el elemento
transgresor que las obras poseen, ya que, a pesar de tener diez años de
diferencia en sus publicaciones y pertenecer a dos países muy distantes el
uno del otro, creemos que buscan mostrar las voces silenciadas sobre las que
se han construido las literaturas nacionales respectivas.
Los ejes del siguiente estudio son: la mujer en relación con el patriarcado,
la corporalidad y sexualidad, y la transformación de las protagonistas.
Contexto de producción de Las Aventuras de la China Iron y de La Vegetariana
Gabriela Cabezón Cámara nació el 4 de noviembre de 1968 en la provincia
de Buenos Aires, Argentina. La obra que aquí nos compete, Las aventuras de
la China Iron, es una reescritura del clásico del género gauchesco El gaucho
Martín Fierro. En esta, nos encontramos con el personaje de la China de
Martín Fierro luego de que este haya sido forzado a irse a la frontera. Ella
deja a sus hijos con los ancianos del pueblo y se embarca en una travesía
junto con Liz, una inglesa pelirroja que le va a enseñar muchas maravillas que
antes desconocía. También las acompañan su perro Estreya, y Rosario, un
joven gaucho.
Por su parte, Han Kang es una escritora surcoreana que nació el 27
de noviembre de 1970 en la provincia de Gwangju. Su novela trata sobre una
mujer llamada Yeonghye quien, de repente, decide dejar de comer carne, lo
que provoca un derrumbamiento de las estructuras sociales que siempre
sostuvieron su vida. Esta decisión termina afectando a todo su entorno.
La escritora ha hecho un recorrido alrededor de la violencia a lo largo de
todas sus obras y, en esta en particular, se centra en la violencia que ejerce la
sociedad sobre una persona.
Para comprender el impacto que tuvieron estas dos obras en sus
respectivas sociedades, queremos abordar un poco más acerca de sus
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contextos sociopolíticos e históricos. Empezaremos por el de Corea del Sur:
el rol de la mujer dentro de la sociedad coreana está íntimamente relacionado
con el confucianismo que comprende las raíces mismas de sus valores sociales.
El confucianismo es un sistema losóco y religioso originado en China que
predicaba sobre una jerarquía de género, en la cual la existencia femenina
quedaba en segundo lugar, por debajo del hombre. Los ideales confucianos
dictaban que la mujer tenía que ser virtuosa, modesta, obediente y el. Es
decir, tenían que seguir los tres caminos de la obediencia: “sigue a tus padres
en la juventud, sigue a tu marido en el matrimonio, sigue a tus hijos en la
vejez”. Básicamente, la existencia femenina se denía por su rol de madre, de
esposa o de hija. En la época Joseon (1392-1897), las escuelas enseñaban a leer
y a escribir solamente a los hombres, por lo que la mayoría de las mujeres
eran analfabetas. La literatura escrita por mujeres fue haciéndose un hueco
cada vez más grande dentro de la cultura coreana, a partir de la fundación
de la primera escuela para mujeres, pero, aun así, tuvieron que esperar por
muchos años hasta que sus obras fueran leídas y tomadas en cuenta por la
sociedad.
En el caso del contexto sociopolítico Argentino comparte un elemento
en común con lo expuesto anteriormente: la mujer tampoco tenía un espacio
propio dentro del campo literario de la época. Procederemos a citar una
introducción de Falcón (2020a) sobre la imagen de la mujer en la sociedad
argentina del siglo XIX:
En el siglo XIX, el deber de la mujer solo se centraba en lo doméstico
desde el papel de madres y esposas. No se las aceptaba en campos
de política, periodismo y literatura. Eran consideradas seres inferiores
biológicamente, generalmente relacionadas con la locura y las
patologías psicológicas. Poseían una inferioridad jurídica caracterizada
por la negación de ciertos derechos, como votar, rmar un contrato y
heredar, porque se las veían como seres irracionales, impredecibles y
vulnerables ante sus pasiones. A su lado, el hombre era considerado un
ser racional. Es por ello que, en este tiempo, la sociedad se organizaba
en base a una división de tareas: la mujer se desempeñaba en el ámbito
de lo privado, mientras que el hombre en el ámbito de lo público (el
gobierno, el trabajo, la opinión, etc.). (Falcón, 2020a, p. 1)
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Entre los aspectos que se abordan en ese material, podemos encontrar
que las representaciones de la mujer dentro de las obras literarias escritas por
hombres, en su mayoría, nacían sobre la base de una intención de utilizarlas
como herramientas políticas a través de las cuales expresar sus pensamientos
sobre la conformación de la identidad nacional, que en esa época todavía
estaba en proceso de construcción.
Los escritores argentinos buscaban poder elevar a la sociedad
argentina a un nuevo nivel que se basaba en el modelo eurocéntrico, es decir,
progreso y civilización. En contraste con esto, encontramos a la gura de la
mujer, quien fue relegada a este sitio de marginación desde la matriz colonial
eurocéntrica (racista) y la matriz patriarcal (sexista), que la conguraban como
un ser “bárbaro, ingenuo, incapaz de construir autónomamente su propia
subjetividad y desarrollar competencias intelectuales, emocionalmente
vulnerable y sentimental, pasivo, tutelado y, fundamentalmente, concebido
como objeto de uso, con una nalidad reproductora” (Boldini, 2015, p. 5).
De esta manera, como cita Moreyra (2019), se crea un dispositivo
discursivo que tiene la función de homogeneizar, denir un nosotros y un
ellos en un sistema de inclusión y exclusión” (p. 48).
La relación de la mujer con el patriarcado
En Las aventuras de la China Iron se transmite una idea de nación
completamente opuesta a aquella que había sido planteada en la literatura
del siglo XIX. Mientras que la anterior estaba caracterizada por una visión
racista, machista, eurocéntrica y excluyente; Cabezón Cámara se reapropió
de ese espacio con una mirada contemporánea, compuesta por trazos
feministas que vuelven el foco de atención en la gura de la mujer, ya no
como una herramienta sino como un ser humano. A su vez, la obra también
expande esta inclusión al movimiento LGBTQ+ al introducir personajes que
transmiten otra imagen del amor, la sexualidad y la familia. La escritora toma
el espacio que le brinda el campo literario para reinterpretarlo y funda, en
oposición al poder decimonónico, un nuevo proyecto:
Resulta interesante entonces que el canon entendido como constructo
exclusivo y excluyente en cuyo seno históricamente se invisibilizaron,
con contadas excepciones, las escrituras de mujeres y sus voces, sea
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recusado para pensar en la construcción de nuevos espacios –nuevos
corpus– que alojen estéticas desclasicadores y funciones de autor
por fuera de la herencia patriarcal. (Fandiño, 2019, p. 55)
En la estructura de la obra, podemos ver que Cabezón Cámara mar
un camino que representa la clásica oposición de civilización y barbarie.
La primera parte se llama “El desierto” y abarca el viaje de la protagonista
con Liz en caravana, que cruza el desierto iluminado; luego sigue “El fortín,
cuando el grupo detiene su viaje en la estancia de Hernández que, justamente,
marca el límite entre la civilización y la barbarie; por último, tenemos “Tierra
adentro, cuando llegan al territorio de los pueblos indígenas. Lo curioso de
esta obra es que, mientras la primera parte está caracterizada por un halo
de descubrimiento y admiración y la última parte es un paraíso de ensueño,
la segunda parte muestra un lado “incivilizado” a través de aquel proyecto
de Hernández por el cual hacía trabajar extenuantemente a los gauchos y a
las chinas que estaban a su cargo. Es así como el texto rompe con la clásica
oposición fronteriza.
Además de esto, es importante remarcar que el personaje de la
mujer de Martín Fierro no aparece como tal en la obra original, sino que es
mencionada supercialmente. En cambio, en Las aventuras de la China Iron,
se le da relieve a su voz a través de un narrador en primera persona que busca
transmitir todo el proceso por el que atraviesa la protagonista y le da vida a
un personaje que había sido silenciado durante muchos años a pesar de haber
estado en una de las obras más importantes de la literatura nacional. Por su
parte, La vegetariana también está dividida en tres partes, cada una de estas
es narrada por un personaje que conforma el entorno de la protagonista,
sin embargo nunca podemos saber qué es lo que siente y piensa ella, salvo
en pequeños fragmentos que retratan sus sueños o en algunos diálogos.
Creemos que esta decisión no es azarosa sino que, más bien, saca a relucir
la condición silenciada y oprimida de Yeonghye, a quien vemos desde las
perspectivas distorsionadas de su marido, su cuñado y su hermana. A través
de estas narraciones sesgadas podemos descubrir que Yeonghye es una mujer
que, durante toda su vida, tomó una posición sumisa ante todas las personas
de su entorno. En su cotidianidad, era normal que su familia se inmiscuyera
deliberadamente en sus decisiones y pasara de largo los pensamientos de la
misma Yeonghye. Esto impidió que ella ejerciera su propia autonomía.
La sumisión que venimos analizando también se reeja, por ejemplo, en
los constantes abusos físicos que ejercía su padre sobre Yeonghye; maltratos
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que se mencionan en el texto, y que solo se cometían contra ella y no contra
sus otros hermanos. A través de la primera narración (marido) podemos ver
que él la eligió porque ella no era “común y corriente”; por lo que, a su lado,
él podía evitar sentirse inferior. En las escenas narradas, además, se exhibe la
forma en la que él se muestra siempre indiferente ante el estado de su mujer
y, en vez de ayudarla cuando tiene un problema, le dirige comentarios rudos
desde una visión totalmente desprovista de empatía. Luego, incluso, podemos
ver que cuando Yeonghye decide dejar de comer carne y él puede atisbar por
primera vez dejes de “rebeldía, él llega a violarla como una rearmación de
su dominación. Esto no acaba cuando se separan tiempo después, puesto
que, en la segunda parte, vemos que esta acción se repite con el cuñado,
quien se aprovecha del estado de la protagonista y decide grabar todo el
proceso. Todos estos sucesos retratan el abuso que se realiza sobre la piel
de Yeonghye y, por lo tanto, sobre su psiquis, lo que lastima su cuerpo al
punto de motivarla a realizar una depuración completa para liberarse de esa
violencia.
Sexualidad y corporalidad
Tu propio cuerpo es lo único a lo que le puedes hacer daño.
Es lo único con lo que puedes hacer lo que quieres. Pero ni eso te dejan hacer.
(Kang, 2017, p. 216)
A partir de su decisión de dejar de comer carne, el cuerpo de Yeonghye se
vuelve cada vez más débil. El marido describe que su cuerpo es cada vez más
pálido y que incluso ha dejado de dormir, puesto que empezó a tener sueños
sangrientos. Yeonghye también abandona los encuentros sexuales (aunque
sabemos que el marido la obliga en una ocasión, ya mencionada). A pesar de
los múltiples intentos de toda la familia de que vuelva a comer carne, ella
es tajante en su negación. La situación llega a tal punto que, al nalizar la
primera parte, su padre la abofetea en frente de todos los presentes y ella
decide agarrar un cuchillo y autolesionarse, razón por la cual es internada en
el hospital y se empieza a ver al personaje como una mujer “loca”, que está
fuera de sus cabales. Esto deviene en una degradación que va avanzando cada
vez más sobre su propio cuerpo, pero que no está basada simplemente en
una decisión impulsiva sino, más bien, que va exteriorizando todo el caos que
la invade por dentro. Esta violencia que se cierne sobre ella se retrata en su
piel y es una exteriorización de las tensiones que se generan entre Yeonghye
y su familia. Su decisión signica un no a las imposiciones sociales, un no a
la violencia, un no a la naturaleza de la humanidad, un no a su forma de estar
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en el mundo. El cuerpo, entonces, es utilizado como un espacio simbólico. Su
individualidad choca contra la humanidad, lo que provoca una implosión que
rompe todo su interior.
En Las aventuras de la China Iron ocurre todo lo contrario. En vez de
pintar en el cuerpo maltratos y abusos, se transmite una imagen del cuerpo
libre y deseoso. Aparece un elemento descubridor en cuanto a la sexualidad
de la protagonista que realiza un proceso a través del cual va aprendiendo
más sobre su cuerpo, va abriéndose a nuevas perspectivas del sexo, y disfruta
libremente del placer. Esto le permite experimentar cómo es “volverse chico
y sentirse completamente cómoda con ello, por lo que podemos inferir que
descubre su identidad como género uido. Incluso, también podemos notar
que, al acercarse de forma íntima a Liz, descubre por primera vez su gusto por
las mujeres, amplía la concepción que tiene sobre sí misma como persona, y
se convierte en alguien más feliz y segura de sí misma. La China expresa esto
de la siguiente manera: “me sorprendió, no entendí, no sabía que se podía y
se me había revelado como una naturaleza, ¿por qué no iba a poderse? No
se hacía, nomás, allá en el caserío, las mujeres no se besaban entre ellas”
(Cabezón Cámara, 2017, p. 39).
La China no es el único personaje que realiza un redescubrimiento
sobre sí misma. El icónico personaje de la cultura argentina, Martín Fierro
–representación del “macho”–, también realiza este proceso al conocer a
Cruz y darse cuenta de los sentimientos que este despierta en él. Cuando la
China Iron se reencuentra con Fierro en los terrenos de Tierra Adentro, se
da cuenta de que no es el mismo que había conocido, puesto que la imagen
con la que se topa es la de un Fierro travestido. Además de la diferencia de
aspecto, este hombre que antes había asesinado al gaucho del que ella estaba
enamorada, le pide perdón públicamente, se muestra muy arrepentido de sus
actos y actitudes y, a la vez, se dedica amorosamente a la crianza de sus hijos.
Este nuevo Fierro es una muestra de un hombre deconstruido.
Otra diferencia que hay con La vegetariana, es que, en la obra de
Cabezón Cámara, la comunidad de pueblos originarios a la que se suman
los protagonistas termina transmitiendo otra visión acerca de las relaciones
interpersonales. Mientras que, en la novela anterior, las relaciones estaban
repletas de opresión –como si fueran cadenas– , en esta obra se muestran
vínculos sin ninguna pizca de subyugación y repletos de libertad, ya sea en el
amor, en el sexo o en la familia.
Transformación de las protagonistas
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Si no comes carne, te devorará el resto del mundo
(Kang, pp. 67-68)
La protagonista de La vegetariana sufre una gran transformación en el
transcurso de la obra, que comenzará con el abandono de la carne. De este
modo se desprende de su piel de ser humano, entendido como un animal
que depende de la cadena alimenticia basada en la muerte de otro ser vivo
para sobrevivir. Pero la transformación no acaba aquí, sino que, en la última
parte de la obra, podemos ver que Yeonghye –ya encerrada dentro de un
centro psiquiátrico– decide quitarse otra capa para asemejarse más a una
planta: dejar de ingerir comida a excepción del agua. El razonamiento de la
protagonista se erige en que se dio cuenta de que, al comer comida vegana,
también estaba violentando a otros seres: las mismas plantas. Por lo tanto,
decide cortar toda alimentación que no sea el agua y los rayos solares como
si pudiera realizar el proceso de fotosíntesis propio de las plantas. De esta
manera, intenta evitar, a través de sus hábitos alimenticios, la perpetración
de la violencia. Esta transformación con cierto tono kafkiano lleva un
simbolismo construido sobre la base de que ella realiza una limpieza extrema
de la violencia en su propio cuerpo, al punto de arriesgar su propia vida. Esta
metamorfosis termina siendo una estrategia de liberación de toda la opresión
y la violencia del mundo; por lo tanto, para Yeonghye, convertirse en una
planta signica protección. Sobre las normas sociales que se imponen a la
protagonista, Savitri (2018) expresa lo siguiente:
For Young Hye, return and continue her previous normal live means,
she will be back to enter the world, which is dominated by the culture
of patriarchy and will ‘bother’ her ‘madness’. That ‘madness’ to consider
herself as a tree, at the end of the story it can be understood as her effort
to resist and liberate herself over shackles of patriarchy construction
that seize her ‘voice’. This also shows the freedom of a woman, to
master her own self and release all of her social norm entanglement.
(Savitri, 2018, p. 8)2
2 Traducción: para Young Hye regresar y continuar viviendo como lo hacía previamente, con normalidad,
signicaría volver a entrar a un mundo dominado por la cultura del patriarcado y eso «perturbaría» su
«locura». Esa «locura» de considerarse a misma un árbol al nal de la historia se puede entender como
su esfuerzo por resistir y liberarse de las cadenas de la construcción patriarcal, las cuales aprisionan
su «voz». Esto también muestra la libertad de una mujer para lograr el dominio propio y soltarse de
las ataduras de las normas sociales. Por ello, esta transformación es crucial en tanto la protagonista
encuentra, en su propia locura, la libertad que necesitaba.
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A diferencia de Yeonghye, la China Iron no realiza un proceso de
implosión a través del cual se destroza a sí misma, sino todo lo contrario,
termina redescubriéndose como ser humano y rearma aún más su identidad.
Hasta entonces, su vida no dependía más que de decisiones de otras personas,
pero que le afectaban directamente a ella: fue ganada por Fierro en un partido
de truco y, a los 14 años, había parido ya dos hijos. A través del viaje iniciado
junto con Liz pudo, en primer lugar, ser bautizada con un nombre, lo que le
dio pie para reconocer(se) como un yo; y en segundo lugar, aprender acerca
del mundo y reexionar sobre él, conocer nuevas perspectivas, escuchar
sobre otros lugares que no había conocido antes, sumergirse en las historias
que le contaba Liz y liberar su completa imaginación. Además, pudo aprender
a expresarse en una mezcla de idiomas que se convirtió en un lenguaje propio
entre las dos, conocer el deseo y la importancia del placer propio, y atrapar
la felicidad. La narración del libro lo menciona de esta manera: “yo recuerdo
su mirada de ese día, vi la luz en esos ojos, me abrió la puerta al mundo
(Cabezón Cámara, 2017, p. 16).
La transformación de la China Iron no termina ahí, sino que ella misma
se vuelve una con la comunidad de indígenas que aparece hacia el nal. Una
comunidad en la que no existen las fronteras ni las jerarquías, donde todos
tienen el mismo poder para votar y en la que las familias se van conformando
libremente a partir de la elección propia. La China Iron se encuentra con un
grupo de gente que la acepta alegremente y en el que ella se adapta rápido y se
integra con naturalidad, como si nadara. En contraposición con el sufrimiento
de las imposiciones sociales que muestra La vegetariana, en Las aventuras de
la China Iron se nos presenta una posibilidad nueva de mundo, en la que las
normas restrictivas no existen, sino, más bien, que todos se funden como
si fueran uno, al punto de que aparece un narrador colectivo. La China Iron
tiene un destino más feliz al haberse encontrado nalmente con un lugar en
el mundo compuesto por el amor.
Conclusión
Tal como observamos, el trabajo se llevó a cabo a partir de un análisis
intertextual, siguiendo autores como Julia Kristeva y Roland Barthes.
Teniendo en cuenta que todo texto se inscribe en un espacio cultural y no es
independiente de los procesos sociales e históricos, hemos podido realizar
conexiones entre La vegetariana de Han Kang y Las aventuras de la China
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Iron de Gabriela Cabezón Cámara, a partir de nuestra biblioteca mental
(Vitagliano, 1997).
Para concluir el análisis de las obras a través de los ejes de la relación
de la mujer con el patriarcado, pudimos visualizar cómo se representaba la
perspectiva feminista en la historia; respecto a la sexualidad y la corporalidad,
hicimos una comparación entre la visualización y el trato del y hacia el cuerpo,
y lo relacionamos con el tema de la sexualidad. Por último, analizamos la
transformación de las protagonistas, donde observamos el destino que
tuvieron y cómo una es más optimista que la otra. De esta manera, nos
hallamos ante obras que juegan un papel fundamental en la representación
de la mujer, puesto que la hacen visible con su propia voz.
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