María Georgina Oberto1, Elizabeth Liliana Asís2, María Daniela Defagó3.
1. Prof. Tit. Cátedra Microbiología y Parasitología. Escuela de Nutrición. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Córdoba; Argentina. E-mail de contacto: georginaoberto@hotmail.com
2. Médica Cirujana. Esp. en Neonatología. Esp. en Infectología Pediátrica. Dir. y Jefa del Servicio de Infectología Perinatal del Hospital Materno Neonatal “Ministro Ramón Carrillo” de Córdoba; Argentina
3. Mgtr. Prof. Cátedra Seminario Final de la Escuela de Nutrición. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Córdoba; Argentina.
Los medicamentos antirretrovirales mejoran la calidad y sobrevida de los niños con VIH al detener la replicación viral y reconstituir el sistema inmunitario, pasando de ser una enfermedad mortal a una infección crónica. Sin embargo, el tratamiento de forma indefinida puede ocasionar efectos metabólicos a corto y largo plazo. La vigilancia del estado nutricional de manera continua, permite la identificación de alteraciones metabólicas como parte integral del tratamiento de estos pacientes.
la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) ha reducido considerablemente la morbimortalidad relacionada con la infección por VIH en la población pediátrica. El tratamiento de forma indefinida se acompaña de efectos metabólicos como la intolerancia a la glucosa y dislipemia.
las dificultades para mantener la adherencia al tratamiento, los efectos adversos no evaluados en el largo plazo y la limitada experiencia en niños con VIH, transforman a la población pediátrica en un grupo vulnerable de interés para el estudio de la evolución del estado nutricional, en las diferentes etapas que cursa su enfermedad con relación a los nuevos tratamientos farmacológicos. Así, se pretende contribuir con datos que aporten a la vigilancia del crecimiento de manera continua y a la posible identificación de alteraciones metabólicas.
Introducción: la vigilancia del crecimiento de manera continua permite la identificación de alteraciones antropométricas y metabólicas como parte integral del tratamiento en VIH. Se propuso analizar la evolución del estado nutricional, con los parámetros inmunológicos y virológicos en niños infectados con VIH de transmisión vertical y su asociación con el tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA). Material y Métodos: se incluyeron 56 niños de 0-12 años, asistentes al Hospital Materno Neonatal de Córdoba, Argentina entre 1998-2014. Se evaluó, por grupo etario (menor o mayor de 6 años) y TARGA administrado, el estado nutricional antropométrico y bioquímico, inmunológico, virológico y manifestaciones clínicas en tres controles médicos. Resultados: en el tercer control el análisis del estado nutricional antropométrico según el índice de masa corporal (IMC) diagnosticó 47 niños (83,93%) con un IMC normal y 6 (10,71%) sobrepeso/obesidad, sin diferencia estadísticamente significativa por grupo etario (p=0,10). Treinta y seis niños (64,29%) presentaron hipertrigliceridemia, siendo mayores las concentraciones al segundo (p=0,003) y tercer control (p=0,06) en los tratados con esquema II y III con inhibidores de proteasa (IP), a diferencia del esquema I sin IP. La normoglucemia prevaleció en 54 niños (96,43%) y la anemia en 29 (51,79%). Las manifestaciones clínicas disminuyeron en los sucesivos controles y en el último, 3 niños (5,36%) mayores de 6 años, tuvieron neumonía y uno (1,79%) inmunosupresión grave. Conclusiones: la hipertrigliceridemia fue el principal efecto adverso de la medicación que, sumados a la alta prevalencia de anemia, constituyen parámetros importantes para el tratamiento de manera interdisciplinaria.
Palabras clave: VIH; estado nutricional; antropometría; niño.
Introduction: continuous growth monitoring allows the identification of anthropometric and metabolic disorders as an integral part of HIV treatment. It was proposed to analyze the evolution of nutritional status, with the immunological and virological parameters in children infected with vertically transmitted HIV and its association with highly active antiretroviral treatment (HAART). Material and Methods: were included 56 children aged 0 to 12 years, attending the Hospital Materno Neonatal of Córdoba, Argentina between 1998-2014. Anthropometric and biochemical, immunological, virological nutritional status and clinical manifestations were evaluated by age group (younger or older than 6 years) and HAART administered in three medical controls. Results: in the third control the analysis of the anthropometric nutritional status according to the body mass index (BMI) diagnosed 47 children (83.93%) with a normal BMI and 6 (10.71%) overweight/obesity, without statistically significant difference by age group (p=0.10). Thirty six children (64.29%) presented hypertriglyceridemia, with higher concentrations at the second (p=0.003) and third control (p=0.06) in those treated with scheme II and III with protease inhibitors (PI), unlike scheme I without IP. Normoglycemia prevailed in 54 children (96.43%) and anemia in 29 (51.79%). The clinical manifestations decreased in the successive controls and in the last one, 3 children (5.36%) older than 6 years, had pneumonia and one (1.79%) severe immunosuppression. Conclusions: hypertriglyceridemia was the main adverse effect of the medication, which, added to the high prevalence of anemia, constitute important parameters for interdisciplinary treatment.
Keywords: HIV, nutritional status, anthropometry, child.
Introdução: o monitoramento contínuo do crescimento permite identificar distúrbios antropométricos e metabólicos como parte integrante do tratamento do HIV. Foi proposto analisar a evolução do estado nutricional, com os parâmetros imunológicos e virológicos em crianças infectadas com HIV transmitido verticalmente e sua associação com tratamento antirretroviral altamente ativo (HAART). Material e Métodos: Foram incluídas 56 crianças de 0 a 12 anos, atendidas no Hospital Materno Neonatal de Córdoba, Argentina, entre 1998 e 2014. O estado nutricional antropométrico e bioquímico, imunológico, virológico e as manifestações clínicas foram avaliadas por faixa etária (menor ou maior que 6 anos) e HAART administrado em três controles médicos. Resultados: no terceiro controle, a análise do estado nutricional antropométrico de acordo com o índice de massa corporal (IMC) diagnosticou 47 crianças (83,93%) com IMC normal e 6 (10,71%) sobrepeso/obesidade, sem diferença estatisticamente significante por faixa etária (p=0,10). Trinta e seis crianças (64,29%) apresentaram hipertrigliceridemia, com maiores concentrações no segundo (p=0,003) e terceiro controle (p=0,06) naquelas tratadas com os esquemas II e III com inibidores de protease (PI), ao contrário do esquema I sem IP. A normoglicemia prevaleceu em 54 crianças (96,43%) e a anemia em 29 (51,79%). As manifestações clínicas diminuíram nos controles sucessivos e, no último, 3 crianças (5,36%) com idade superior a 6 años apresentaram pneumonia e uma (1,79%) imunossupressão grave. Conclusões: a hipertrigliceridemia foi o principal efeito adverso do medicamento, que, somado à alta prevalência de anemia, constituem parâmetros importantes para o tratamento interdisciplinar.
Palavras-chave: HIV, estado nutricional, antropometria, criança.
La infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) progresa con más rapidez en pacientes pediátricos que en adultos, y muchos niños sin tratamiento fallecen en los dos primeros años de vida(1,2). La enfermedad cursa como un proceso inflamatorio crónico que se correlaciona con una carga viral de VIH más alta y una depleción acelerada de linfocitos T CD4 que determina el estado de inmunodeficiencia. En esta situación, la desnutrición puede ser devastadora en los niños en constante crecimiento y desarrollo, donde la pérdida de peso para la edad (P/E) es uno de los parámetros antropométricos y nutricionales más afectados(2,3).
Desde el descubrimiento de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), se ha reducido considerablemente la morbimortalidad relacionada con la infección. La finalidad de la medicación es disminuir la replicación viral que se refleja en el descenso de la carga viral, logrando así enlentecer la progresión de la enfermedad y reconstituir el sistema inmunitario, lo que cambia la evolución de la patología con respecto a la historia natural(4).
A partir de entonces, la supervivencia de los pacientes pediátricos ha aumentado, sin embargo la incapacidad del TARGA para erradicar la infección obliga a prolongar el tratamiento de forma indefinida. Esto se acompaña de efectos secundarios a corto y largo plazo; principalmente de tipo metabólico como intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina y dislipemia(5).
El TARGA consiste en la combinación de tres o más fármacos antirretrovirales, a partir de dos o más clases disponibles con diferentes mecanismos de acción(4,6). Si bien se ha descripto que los niños medicados con inhibidores de proteasa (IP) presentan niveles aumentados de triglicéridos (TG), los estudios que buscan la asociación entre la infección por VIH, dislipemia y obesidad infantil son aún limitados(7-9). Por otra parte, aunque algunos estudios reportan que el TARGA no revierte los efectos del VIH en el crecimiento de los niños, la asociación entre terapia antirretroviral y alteraciones antropométricas son poco conocidas(10). Por lo tanto, el objetivo de este trabajo fue analizar la evolución del estado nutricional, con los parámetros inmunológicos y virológicos en niños infectados con VIH de transmisión vertical y su asociación con el TARGA. También, conocer las manifestaciones clínicas compatibles con la patología de base y de esta manera contribuir con datos que aporten a la vigilancia del crecimiento de manera continua y a la posible identificación de alteraciones metabólicas. Así, las unidades de nutrición podrían realizar intervenciones nutricionales como parte integral del tratamiento de la población pediátrica con VIH para una mejora de su calidad de vida.
Se realizó un estudio observacional, analítico y retrospectivo. Se contó con la aprobación del Comité de Ética Institucional del Hospital, según Habeas Data. Se recabaron 59 historias clínicas de niños con VIH atendidos en el Hospital Materno Neonatal de la ciudad de Córdoba, Argentina, entre los años 1998 y 2014, bajo TARGA, con un mínimo de un control de rutina anual de valoración clínica y registros de laboratorio completos. Se excluyeron 3 historias clínicas por tener los registros incompletos en el centro de documentación del hospital. Finalmente, se trabajó con una cohorte de 56 niños diagnosticados con VIH de transmisión vertical que fueron atendidos, por dos médicas, durante todo el período en estudio en el consultorio de Infectología pediátrica del Hospital Materno Neonatal como único lugar, donde oportunamente se tomaron las mediciones antropométricas y las extracciones de sangre para realizar los distintos estudios de laboratorio. De esta manera, se tuvo la certeza que toda la información volcada en las historias clínicas fueron datos fiables.
El registro de cada paciente comenzó a partir del inicio del TARGA y finalizó con el último control clínico y de laboratorio en el año 2014. Se extrajeron tres controles: el basal (primero), el del medio (segundo) y el último (tercero), de cada sujeto.
Se registró peso, talla y perímetro cefálico, este último hasta los 2 años de edad y se evaluó el estado nutricional antropométrico según los indicadores P/E, talla para la edad (T/E) e índice de masa corporal (IMC). Los parámetros bioquímicos incluyeron colesterol total (CT), TG, glucemia (GL), hemoglobina (Hg) y hematocrito (Hto), categorizados como las directrices de la Sociedad Argentina de Pediatría11. El TARGA se clasificó según la combinación de fármacos siguiendo las indicaciones unificadas para tratamiento antirretroviral en pediatría12. Además, se tuvieron en cuenta las manifestaciones clínicas compatibles con el VIH.
Para el análisis estadístico, la muestra fue dividida según edad en Grupo 1 (G1) de 0 a 5 años y 11 meses y Grupo 2 (G2) de 6 a 11 años y 11 meses, de acuerdo a las tablas de crecimiento y desarrollo del Ministerio de Salud de la Nación Argentina(13).
Se compararon las variables en estudio, según grupo etario, a través de los test de Wilcoxon para las variables continuas y el test exacto de Fisher para las variables categóricas. Para analizar la asociación entre los parámetros antropométricos y bioquímicos según el TARGA administrado, se aplicó el test de Kruskal Wallis. Se utilizó el software Stata V.11 y se estableció un valor de significación de p <0,05.
La muestra quedó conformada por 30 niñas y 26 niños, de los cuales al inicio del estudio 51 pacientes (91,07%) pertenecieron al G1 y 5 (8,93%) al G2. Al finalizar 20 pacientes (35,71%) se encontraron en el G1 y 36 (64,29%) en el G2.
Con respecto el indicador P/E, en el primer control 14 niños (25%) presentaron riesgo de bajo peso/bajo peso y el diagnóstico de malnutrición por déficit descendió a 11 (19,64%) en el último control. Con relación al parámetro T/E, inicialmente 14 niños (25%) presentaron baja talla, mientras que al finalizar el estudio decreció a 8 niños (14,29%). Al aplicar el test de Fisher se observó que la T/E, en el tercer control, se asoció significativamente con el grupo etario (p=0,01), donde la talla normal estuvo presente en 14 niños (70%) del G1 versus 34 niños (94,44%) del G2. Con respecto al diagnóstico nutricional por IMC, a lo largo del estudio, no fue estadísticamente diferente según grupo etario y en el último control 47 niños (83,93%) presentaron IMC normal y 6 (10,71%) exceso de peso (Tabla 1).
Tabla N°1: Características
antropométricas de los sujetos en los tres controles del estudio |
||||||||||||||
Características antropométricas |
Primer control |
Segundo control |
Tercer control |
|
||||||||||
Todos |
Grupo 1 |
Grupo 2 |
p - valor |
Todos |
Grupo 1 |
Grupo 2 |
p - valor |
Todos |
Grupo 1 |
Grupo 2 |
p - valor |
|
||
(n=56) |
(n=51) |
(n=5) |
(n=56) |
(n=39) |
(n=17) |
(n=56) |
(n=20) |
(n=36) |
|
|||||
Edad (años) |
8,87±5,0 |
0,58±0,95 |
8,14±2,17 |
- |
4,74±2,66 |
4,20±5,86 |
8,09±1,13 |
- |
7,22±3,41 |
3,32±1,28 |
9,44±1,77 |
- |
|
|
IMC |
16,29±1,88 |
16,36±1,92 |
15,60±1,34 |
0,27 |
16,25±1,86 |
16,08±1,55 |
16,65±2,42 |
0,71 |
17,0±2,47 |
16,8±1,81 |
17,2±2,77 |
- |
|
|
IMC (%) |
|
|
0,46 |
|
|
|
|
|
0,1 |
|
||||
R. bajo peso |
- |
- |
- |
1,80 (n=1) |
2,56 (n=1) |
- |
0,42 |
5,36 (n=3) |
5,00 (n=1) |
5,56 (n=2) |
|
|||
Normal |
87,50 (=49) |
86,28 (n=44) |
100,00 (n=5) |
87,50 (n=49) |
84,61 (n=33) |
94,12 (n=16) |
83,93 (n=47) |
75,00 (n=15) |
88,88 (n=32) |
|
||||
Sobrepeso |
12,50 (n=7) |
13,72 (n=7) |
- |
5,35 (n=3) |
7,70 (n=3) |
- |
7,14 (n=4) |
10,00 (n=2) |
5,56 (n=2) |
|
||||
Obesidad |
- |
- |
- |
5,35 (n=3) |
5,13 (n=2) |
5,88 (n=1) |
3,57 (n=2) |
10,00 (n=2) |
- |
|
||||
P/E (%) |
|
|
|
0,35 |
|
|
|
0,33 |
|
|
|
0,22 |
|
|
Bajo peso |
12,50 (n=7) |
11,76 (n=6) |
20,00 (n=1) |
7,14 (n=4) |
7,70 (n=3) |
5,88 (n=1) |
3,57 (n=2) |
- |
5,56 (n=2) |
|
||||
R. bajo peso |
12,50 (n=7) |
11,76 (n=6) |
20,00 (n=1) |
19,64 (n=11) |
17,95 (n=7) |
23,53 (n=4) |
16,07 (n=9) |
15,00 (n=3) |
16,67 (n=6) |
|
||||
Normal |
75,00 (n=42) |
76,48 (n=39) |
60,00 (n=3) |
69,65 (n=39) |
74,35 (n=29) |
58,83 (n=10) |
71,43 (n=40) |
75,00 (n=15) |
69,44 (n=25) |
|
||||
Sobrepeso |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
7,14 (n=4) |
10,00 (n=2) |
5,56 (n=2) |
|
||||
Obesidad |
- |
- |
- |
3,57 (n=2) |
- |
11,76 (n=2) |
1,79 (n=1) |
- |
2,77 (n=1) |
|
||||
T/E (%) |
|
0,41 |
|
|
|
|
0,01 |
|
||||||
Baja talla |
25,00 (n=14) |
25,49 (n=13) |
20,00 (n=1) |
12,50 (n=7) |
15,38 (n=6) |
5,88 (n=1) |
0,31 |
14,29 (n=8) |
30,00 (n=6) |
5,56 (n=2) |
|
|||
Normal |
75,00 (n=42) |
74,51 (n=38) |
80,00 (n=4) |
87,50 (n=49) |
84,62 (n=33) |
94,12 (n=16) |
|
85,71 (n=48) |
70,00 (n=14) |
94,44 (n=34) |
|
|||
PC (%) |
|
|
|
- |
|
|
|
- |
|
|
|
- |
|
|
Normal |
s/d |
90,70 (n=39) |
s/d |
s/d |
87,50 (n=7) |
s/d |
s/d |
80,0 (n=4) |
s/d |
|
||||
Macrocefalia |
s/d |
4,65 (n=2) |
s/d |
s/d |
12,50 (n=1) |
s/d |
s/d |
20,0 (n=1) |
s/d |
|
||||
Microcefalia |
s/d |
4,65 (n=2) |
s/d |
s/d |
- |
s/d |
s/d |
- |
s/d |
|
||||
Los valores se presentan como media ± desviación
estándar para variables continuas y número (porcentaje) para variables
categóricas. Se aplicó el test exacto de Fisher. |
||||||||||||||
IMC: índice de masa corporal, P/E: peso para la
edad, T/E: talla para la edad, PC: perímetro cefálico, R. bajo peso: riesgo
de bajo peso, s/d: sin datos |
||||||||||||||
En relación a los parámetros bioquímicos, se observó al inicio del estudio, 16 niños (28,57%) con CT en la categoría límite/elevado, en el último control, 20 niños (35,71%) tuvieron el perfil lipídico alterado sin diferencias estadísticamente significativas según edad. Con respecto a los TG, al finalizar el estudio 36 niños (64,29%) presentaron valores límite/elevado. La media de las concentraciones de GL fue similar en ambos grupos y en el tercer control 54 niños (96,43%) tuvieron valores dentro de la normalidad (60-100 mg/dL).
Al analizar los datos de Hg y Hto, a lo largo del estudio, más de la mitad de los niños presentaron valores bajos, observándose diferencias en el Hto, según grupo, en el tercer control (p=0,01) (Tabla N° 2)
Tabla
N°2: Características bioquímicas de los sujetos en los tres controles del
estudio |
||||||||||||
Características bioquímicas |
Primer control |
Segundo control |
Tercer control |
|||||||||
Todos |
Grupo 1 |
Grupo 2 |
p – valor |
Todos |
Grupo 1 |
Grupo 2 |
p – valor |
Todos |
Grupo 1 |
Grupo 2 |
p – valor |
|
(n=56) |
(n=51) |
(n=5) |
|
(n=56) |
(n=39) |
(n=17) |
|
(n=56) |
(n=20) |
(n=36) |
|
|
CT (mg/dL) |
150,11±30.87 |
153,07±30,78 |
136,33±33,48 |
0,31 |
163,76±33,58 |
164,94±35,02 |
160,86±30,89 |
0,68 |
157,77±35,51 |
162,59±43,60 |
155,64±31,83 |
0,77 |
Aceptable (%) |
71,43 (n=40) |
72,54 (n=37) |
60,00 (n=3) |
|
66,07 (n=37) |
61,54 (n=24) |
76,48 (n=13) |
|
64,29 (n=36) |
75,00 (n=15) |
63,89 (n=23) |
|
Límite (%) |
16,07 (n=9) |
13,73 (n=7) |
40,00 (n=2) |
|
17,86 (n=10) |
20,51 (n=8) |
11,76 (n=2) |
|
25,00 (n=14) |
15,00 (n=3) |
30,55 (n=11) |
|
Elevado (%) |
12,50 (n=7) |
13,73 (n=7) |
- |
|
16,07 (n=9) |
17,95 (n=7) |
11,76 (n=2) |
|
10,71 (n=6) |
20,00 (n=4) |
5,56 (n=2) |
|
Tg (mg/dL) |
159,09±95,25 |
180,68±91,22 |
58,33±2,89 |
0,01 |
97,83±60,64 |
90,03±46,19 |
116,07±84,76 |
0,19 |
112,99±58,75 |
110,55±53,88 |
114,07±61,52 |
0,90 |
Aceptable (%) |
28,58 (n=16) |
21,56 (n=11) |
100,00 (n=5) |
- |
41,08 (n=23) |
46,16 (n=18) |
29,41 (n=5) |
|
35,71 (n=20) |
40,00 (n=8) |
33,34 (n=12) |
|
Límite (%) |
- |
- |
- |
|
26,78 (n=15) |
25,64 (n=10) |
29,41 (n=5) |
|
16,07 (n=9) |
5,00 (n=1) |
22,22 (n=8) |
|
Elevado (%) |
71,42 (n=40) |
78,44 (n=40) |
- |
|
32,14 (n=18) |
28,20 (n=11) |
41,18 (n=7) |
|
48,22 (n=27) |
55,00 (n=11) |
44,44 (n=16) |
|
GL (mg/dL) |
82,52±11,95 |
82,49±12,59 |
82,67±9,81 |
0,85 |
83,98±12,62 |
83,68±12,57 |
84,71±13,19 |
0,75 |
84,03±9,96 |
79,79±13,20 |
86,15±7,23 |
0,08 |
Normal (%) |
94,64 (n=53) |
94,12 (n=48) |
100,00 (n=5) |
|
89,28 (n=50) |
92,30 (n=36) |
82,35 (n=14) |
|
96,43 (n=54) |
95,00 (n=19) |
97,22 (n=35) |
|
Elevada (%) |
5,36 (n=3) |
5,88 (n=3) |
- |
- |
10,72 (n=6) |
7,70 (n=3) |
17,65 (n=3) |
|
3,57 (n=2) |
5,00 (n=1) |
2,78 (n=1) |
|
Hb (g/dL) |
11,76±2,34 |
11,78±2,43 |
11,57±1,10 |
0,85 |
13,24±1,90 |
13,03±1,13 |
13,88±3,01 |
0,71 |
12,91±1,28 |
12,36±1,54 |
13,15±1,08 |
0,16 |
Normal (%) |
50,00 (n=28) |
49,02 (n=25) |
60,00 (n=3) |
|
35,71 (n=20) |
23,08 (n=9) |
64,70 (n=11) |
|
48,21 (n=27) |
20,00 (n=4) |
63,89 (n=23) |
|
Baja (%) |
50,00 (n=28) |
50,98 (n=26) |
40,00 (n=2) |
- |
64,29 (n=36) |
76,92 (n=30) |
35,30 (n=6) |
|
51,79 (n=29) |
80,00 (n=16) |
36,11 (n=13) |
|
Hto (%) |
34,61±7,19 |
34,71±7,47 |
33,40±2,08 |
0,8 |
36,97±4,37 |
36,17±3,10 |
38,81±6,10 |
0,08 |
37,51±3,67 |
35,53±4,05 |
38,39±3,18 |
0,01 |
Normal |
39,29 (n=22) |
43,14 (n=22) |
- |
|
44,64 (n=25) |
38,46 (n=15) |
58,82 (n=10) |
|
48,21 (n=27) |
40,00 (n=8) |
55,56 (n=20) |
|
Bajo |
60,71 (n=34) |
56,86 (n=29) |
100,00 (n=5) |
- |
55,36 (n=31) |
61,54 (n=24) |
41,18 (n=7) |
|
51,79 (n=28) |
60,00 (n=12) |
44,44 (n=16) |
|
CV-VIH |
553919,71 |
710864,53 |
89558 |
0,82 |
281378,77 |
389854,14 |
16216,78 |
0,6 |
17974,08 |
29032,69 |
12770,03 |
0,40 |
(copias/mL) |
±1443917,31 |
±1695604,34 |
±62024,90 |
|
±1488425,09 |
±1766877,73 |
±38098,74 |
|
±54314,29 |
±77848,66 |
±39222,90 |
|
Detectable (%) |
94,64 (n=53) |
94,12 (n=48) |
100,00 (n=5) |
|
57,14 (n=32) |
56,41 (n=22) |
58,82 (n=10) |
|
33,93 (n=19) |
45,00 (n=9) |
27,78 (n=10) |
|
No Dble
(%) |
5,36 (n=3) |
5,88 (n=3) |
- |
- |
42,86 (n=24) |
43,59 (n=17) |
41,18 (n=7) |
|
66,07 (n=37) |
55,00 (n=11) |
72,22 (n=26) |
|
LT-CD 4 |
2184,20± |
2354,56± |
651,01± |
0,01 |
1566,08± |
1769,73± |
1027,86± |
0,008 |
1247,96± |
1783,20± |
997,06± |
0,0003 |
(cel/mm3) |
1437,05 |
1413,88 |
203,81 |
|
950,52 |
1009,36 |
472,92 |
|
614,65 |
636,81 |
416,96 |
|
SES (%) |
80,36 (n=45) |
84,32 (n=43) |
40,00 (n=2) |
|
83,93 (n=47) |
87,18 (n=34) |
76,47 (n=13) |
|
85,71 (n=48) |
85,00 (n=17) |
86,11 (n=31) |
|
SM (%) |
14,28 (n=8) |
9,80 (n=5) |
60,00 (n=3) |
- |
14,28 (n=8) |
12,82 (n=5) |
17,65 (n=3) |
|
12,50 (n=7) |
15,00 (n=3) |
11,11 (n=4) |
|
SG (%) |
5,36 (n=3) |
5,88 (n=3) |
- |
|
1,79 (n=1) |
- |
5,88 (n=1) |
|
1,79 (n=1) |
- |
2,78 (n=1) |
|
LT-CD 4 (%) |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
SES (≥ 25%) |
78,57 (n=44) |
82,35 (n=42) |
40,00 (n=2) |
|
82,14 (n=46) |
92,31 (n=36) |
58,82 (n=10) |
- |
78,56 (n=44) |
90,00 (n=18) |
72,22 (n=26) |
|
SM (24-15%) |
14,29 (n=8) |
11,77 (n=6) |
40,00 (n=2) |
- |
16,07 (n=9) |
7,69 (n=3) |
35,30 (n=6) |
|
19,65 (n=11) |
10,00 (n=2) |
25,00 (n=9) |
|
SG (< 15%) |
7,14 (n=4) |
5,88 (n=3) |
20,00 (n=1) |
|
1,79 (n=1) |
- |
5,88 (n=1) |
|
1,79 (n=1) |
- |
2,78 (n=1) |
|
Los valores se presentan como la media ±
desviación estándar para las variables continuas y número (porcentaje) para
las variables categóricas. Se aplicó el test de Wilcoxon. |
||||||||||||
CT: colesterol total, Tg:
triglicéridos, GL: glucemia, Hb: hemoglobina, Hto: hematocrito, CV-VIH: carga viral del virus de
inmunodeficiencia humana, No Dble: no detectable, |
||||||||||||
LT-CD4:
linfocitos T CD4, SES: sin evidencia de inmunosupresión, SM: inmunosupresión
moderada, SG: inmunosupresión grave, cel/mm3:
células/mililitros |
En el primer y tercer control de todos los niños, no hubo diferencias estadísticamente significativas entre el TARGA suministrado y las variables nutricionales antropométricas y bioquímicas. No obstante, se observó una tendencia a la significación entre el TARGA y la trigliceridemia (p=0,06) en el tercer control.
Con respecto al segundo control, las concentraciones de TG fueron estadísticamente diferentes (p=0,003) según el esquema terapéutico, donde se observaron valores promedio más altos en los niños con esquema II y III que incluyen IP (Tabla 3).
Tabla N° 3:
Variables nutricionales de los sujetos en los tres controles según TARGA |
||||||||||||||||||||
Variables nutricionales |
Primer Control |
Segundo Control |
Tercer Control |
|
||||||||||||||||
Esquema I |
Esquema II |
p - valor |
Esquema I |
Esquema II |
Esquema III |
p - valor |
Esquema I |
Esquema II |
Esquema III |
Esquema IV |
|
|
||||||||
(n=34) |
(n=22) |
(n=42) |
(n=13) |
(n=1) |
(n=28) |
(n=23) |
(n=4) |
(n=1) |
p - valor |
|
||||||||||
(INTR+INNTR) |
(INTR+IP) |
(INTR+INNTR) |
(INTR+IP) |
(INTR+INNTR+IP) |
(INTI+INNTI) |
(INTI+IP) |
(INTI+INNTI+IP) |
(INTI+IP+II) |
|
|
||||||||||
IMC |
16,45±2,24 |
16,05±1,17 |
0,14 |
16,08±2,24 |
16,05±1,17 |
15,1±0,00 |
- |
17,38±1,78 |
16,12±2,41 |
18,33±3,1 |
19,7±0,00 |
- |
|
|||||||
IMC (%) |
|
|
0,28 |
|
|
|
0,26 |
|
|
|
|
|
|
|||||||
R. bajo peso |
- |
- |
- |
7,69 (n=1) |
- |
- |
13,04 (n=3) |
- |
- |
0,49 |
|
|||||||||
Normal |
85,29 (n=29) |
90,91 (n=20) |
85,72 (n=36) |
92,31 (n=12) |
100,00 (n=1) |
82,14 (n=23) |
82,61 (n=19) |
100,00 (n=4) |
100,00 (n=1) |
|
||||||||||
Sobrepeso |
14,71 (n=5) |
9,09 (n=2) |
7,14 (n=3) |
- |
- |
10,71 (n=3) |
4,35 (n=1) |
- |
- |
|
||||||||||
Obesidad |
- |
- |
7,14 (n=3) |
- |
- |
7,14 (n=2) |
- |
- |
- |
|
||||||||||
P/E (%) |
|
|
0,33 |
|
|
|
0,26 |
|
|
|
|
0,50 |
|
|||||||
Bajo peso |
8,82 (n=3) |
18,18 (n=4) |
4,76 (n=2) |
15,38 (n=2) |
- |
- |
8,70 (n=2) |
- |
- |
|
||||||||||
R. bajo peso |
14,71 (n=5) |
9,09 (n=2) |
16,67 (n=7) |
30,77 (n=4) |
- |
14,29 (n=4) |
21,74 (n=5) |
- |
- |
|
||||||||||
Normal |
76,47 (n=26) |
72,73 (n=16) |
76,19 (n=32) |
46,16 (n=6) |
100, 00 (n=1) |
75,00 (n=21) |
65,21 (n=15) |
75,00 (n=3) |
100,00 (n=1) |
|
||||||||||
Sobrepeso |
- |
- |
- |
- |
- |
7,14 (n=2) |
4,35 (n=1) |
25,00 (n=1) |
- |
|
||||||||||
Obesidad |
- |
- |
2,38 (n=1) |
7,69 (n=1) |
- |
3,57 (n=1) |
- |
- |
- |
|
||||||||||
T/E (%) |
|
|
0,34 |
|
|
|
0,72 |
|
|
|
|
0,87 |
|
|||||||
Baja talla |
20,59 (n=7) |
31,82 (n=7) |
11,91 (n=5) |
15,39 (n=2) |
- |
17,86 (n=5) |
13,04 (n=3) |
- |
- |
|
||||||||||
Normal |
79,41 (n=27) |
68,18 (n=15) |
88,09 (n=37) |
84,61 (n=11) |
100,00 (n=1) |
82,14 (n=23) |
86,96 (n=20) |
100,00 (n=4) |
100,00 (n=1) |
|
||||||||||
PC (%) |
|
|
0,74 |
|
|
|
0,37 |
|
|
|
|
|
|
|||||||
Normal |
89,29 (n=25) |
93,33 (n=14) |
85,71 (n=6) |
100,00 (n=1) |
- |
75,00 (n=3) |
100,00 (n=1) |
- |
- |
- |
|
|||||||||
Macrocefalia |
3,57 (n=1) |
6,67 (n=1) |
14,29 (n=1) |
- |
25,00 (n=1) |
- |
- |
- |
|
|||||||||||
Microcefalia |
7,14 (n=2) |
- |
- |
- |
|
- |
- |
- |
- |
|
||||||||||
CT (mg/dL) |
145,78±31,91 |
160,60±28,69 |
0,3 |
160,54±32,20 |
175,68±39,51 |
167,00±0,00 |
0,62 |
159,29±34,16 |
160,49±38,44 |
147,45±23,56 |
105,80±0,00 |
0,39 |
|
|||||||
TG (mg/dL) |
181,27±97,77 |
87,0±33,06 |
0,09 |
80,96±36,00 |
155,64±91,97 |
103,00±0,00 |
0,003 |
93,72±37,18 |
121,00±65,41 |
185,92±68,33 |
68,90±0,00 |
0,06 |
|
|||||||
GL (mg/dL) |
93,06±12,50 |
81,33±11,67 |
0,65 |
82,28±12,05 |
89,75±14,11 |
89,00±0,00 |
0,12 |
82,59±10,58 |
84,59±10,20 |
89,15±4,98 |
83,50±0,00 |
0,55 |
|
|||||||
Hb (g/dL) |
11,71±2,21 |
11,93±2,89 |
0,74 |
13,25±2,12 |
13,10±1,12 |
14,40±0,00 |
0,56 |
12,87±1,54 |
12,76±0,94 |
13,95±1,30 |
12,40±0,00 |
0,39 |
|
|||||||
Hto (%) |
33,94±7,43 |
36,05±6,70 |
0,26 |
36,91±4,87 |
36,79±2,54 |
41,00±0,00 |
0,30 |
37,27±4,32 |
37,23±3,06 |
40,47±2,68 |
37,3±0,00 |
0,29 |
|
|||||||
CV-VIH |
666888,07± |
611029,01± |
0,26 |
8130,42± |
1805,00± |
2446,00± |
0,61 |
20178,65± |
19657,36± |
480,25± |
212,00± |
0,99 |
|
|||||||
(copias/mL) |
1704043,03 |
1486147,24 |
20534,05 |
4464,92 |
0,00 |
65717,45 |
47720,85 |
860,50 |
0,00 |
|
||||||||||
LT-CD 4 |
2229,77± |
2128,50± |
0,3 |
1658,43± |
1129,92± |
1556,00± |
0,12 |
1490,60± |
1006,35± |
1233,75± |
799,00± |
0,09 |
|
|||||||
(cel/mm3) |
966,36 |
1891,57 |
1024,66 |
361,93 |
0,00 |
680,94 |
507,58 |
164,23 |
0,00 |
|
||||||||||
Los valores se presentan como la media ±
desviación estándar para variables continuas y porcentaje para variables
categóricas. Se aplicó el test de Kruskal Wallis
(variables continuas) y |
||||||||||||||||||||
test
exacto de Fisher (variables categóricas). Esquema I: 2 INTR (zidovudina, didanosina, estavudina, lamivudina)+1 INNTR (nevirapina). Esquema II: 2 INTR (zidovudina, lamivudina, abacavir)+ |
||||||||||||||||||||
1 IP (nelfinavir o lopinavir/ritonavir). Esquema
III: 1 INTR (estavudina) + 1 INNTR (nevirapina) + 1 IP (lopinavir/ritonavir). Esquema IV: 1 INTR (tenofovir) + 2 IP (ritonavir, darunavir)
+ 1 II (raltegravir). |
||||||||||||||||||||
IMC: índice de masa corporal, P/E: peso para la
edad, T/E: talla para la edad, PC: perímetro cefálico, CT: colesterol total,
TG: triglicéridos, GL: glucemia, Hb: hemoglobina, Hto: hematocrito, |
||||||||||||||||||||
CV-VIH: carga viral del VIH, LT-CD4: linfocitos T
CD4 cel/mm3: células/mililitros |
||||||||||||||||||||
En relación a las manifestaciones clínicas concomitantes con el VIH, en la primera etapa de tratamiento 42 niños (82,36%) del G1 y 2 (40%) del G2 presentaron infecciones respiratorias, digestivas, dérmicas, adenopatía generalizada y hepatoesplenomegalia. En el segundo control los síntomas persistieron en 14 niños (35,90%) del G1 y 5 (29,41%) del G2 y al finalizar el estudio tuvieron neumonía solo 3 niños (8,30%) del G2.
El presente trabajo realizó un análisis pormenorizado e integrado de variables clínicas, bioquímicas y antropométricas para la evolución de la población pediátrica con VIH en las distintas etapas del ciclo vital pediátrico.
La pérdida de peso es uno de los parámetros antropométricos y nutricionales más afectados en los niños con VIH, por ello es importante valorar periódicamente este indicador de desnutrición global. En el presente estudio, el P/E como único parámetro se consideró diagnóstico de desnutrición global en los menores de 1 año, puesto que el aumento de peso en los primeros meses de vida es un indicador muy sensible de evaluación del crecimiento(11).
Al analizar la evolución del P/E, en el primer control 14 niños (25%) presentaron riesgo de bajo peso/bajo peso y al finalizar el estudio el déficit de peso se encontró en 11 pacientes (19,64%), estos hallazgos son inferiores a varios estudios de América Latina(2,3,14,15). Una posible explicación se deba a que al momento del diagnóstico nutricional la mayoría de la población pediátrica estudiada en Colombia y Perú presentó un estado inmunológico moderado o grave(3,14), mientras que más del 80% de los niños de nuestro estudio no presentaron inmunosupresión. Asimismo, en países asiáticos la prevalencia de desnutrición global en población pediátrica con VIH oscila entre 17-63%(9,16).
Con respecto al diagnóstico de desnutrición crónica, similares resultados se reportaron para pacientes con VIH de 15 meses a 19 años(9,17-19). Otros estudios epidemiológicos documentaron mayor prevalencia de desnutrición crónica(2,16,20,21) observando el retraso del crecimiento lineal en niños mayores de 9, probablemente debido a la progresión de la enfermedad(16,21). Por el contrario, en el tercer control, los menores de 5 años presentaron un 30% (n=6) de baja T/E en relación al 5,56% (n=2) del G2, con una diferencia estadísticamente significativa (p=0,01).
Un estudio venezolano en menores de 13 años con VIH determinó un 52,4% de malnutrición por déficit y 9,5% por exceso, según la combinación de los indicadores antropométricos P/E, T/E y peso para la talla(22). En el presente trabajo, el P/E no se consideró para diagnosticar malnutrición por exceso, sino que se utilizó el IMC, encontrando al inicio 49 niños (87,5%) eutróficos y 7 (12,5%) con sobrepeso, en los controles siguientes 6 niños (10,71%) tuvieron sobrepeso/obesidad, similar a otros estudios(9,18). En contraposición, en una investigación en la India, el 16,9% tuvo bajo IMC al inicio del estudio y la cifra se incrementó al finalizar el primer año de seguimiento, no registrándose niños con sobrepeso/obesidad(16).
Los estudios que buscan la asociación entre VIH y obesidad en la población pediátrica son limitados, no obstante López-Mejía y col. encontraron un 10,2% de sobrepeso y 8,1% obesidad en su muestra de niños mexicanos de 3 meses a 18 años de edad y atribuyó en similitud con otros autores que hablan de dislipemias, que la presencia de estos problemas nutricionales puede deberse a estilos de vida poco saludables que incluyen malos hábitos de alimentación y sedentarismo(20).
En forma similar, la coexistencia de condiciones de déficit, sobrepeso y obesidad, constituyen los problemas centrales observados en menores de 6 años en la Argentina(23). Si bien los datos pertenecen a la población pediátrica general, existe concordancia con las cifras de obesidad de los pacientes con VIH.
No se encontraron alteraciones en el crecimiento cefálico; sólo un niño presentó macrocefalia, no evidenciándose alteraciones morfológicas encefálicas ni otras malformaciones en el estudio ecográfico y tampoco alteraciones en el desarrollo neurológico.
En similitud con Viganó Contri y col. que evaluaron antropométricamente a niños brasileros de entre 3 y 17 años en dos puntos, al inicio y luego de 6 meses de TARGA con y sin IP(7), en el presente estudio no se encontraron, en los tres controles, diferencias entre los indicadores antropométricos valorados y los antirretrovirales. Sin embargo, Cardoso Dos Reis y col. en su estudio realizado también en Brasil, documentaron mayor prevalencia de baja T/E y bajo IMC en los usuarios de IP(10).
Desde la introducción del TARGA, algunos trabajos en la población pediátrica latinoamericana han señalado las alteraciones del metabolismo lipídico y glucémico como consecuencia de los nuevos tratamientos antirretrovirales, reportando un 40-80% de niños con hipertrigliceridemia(2,20,24,25) y destacando una mayor prevalencia en aquellos tratados con IP(7,9,10).
En el grupo con IP, también se encontraron alteraciones del CT que se modificaron según la edad(25). En nuestro estudio, al relacionar los promedios de TG con el TARGA suministrado, teniendo en cuenta que los esquemas II y III están compuestos por medicamentos IP asociados a hipertrigliceridemia, se observó una diferencia significativa entre los tratamientos en el segundo control (p=0,003) y una tendencia a la misma en el tercer registro (p=0,06). En la misma línea de investigación, se documentó mayor colesterolemia(18).
Un estudio venezolano reportó un colesterol sérico normal en el 73,8% de los pacientes con VIH de 1 a 14 años, en cambio trigliceridemia en el 78%, en relación a los cortes de referencia establecidos para la población pediátrica sin VIH de ese país. Asimismo, al observar la distribución del perfil lipídico según el grupo etario con VIH, los prescolares presentaron mayores niveles altos de TG que el grupo de los escolares(22). En concordancia con los resultados citados, 16 niños (28,57%) en el primer control tuvieron hipercolesterolemia y 40 (71,42%) hipertrigliceridemia, en los sucesivos controles el CT límite/elevado persistió en 19 (33,93%) y 20 (35,71%) niños, en el segundo y tercer control respectivamente.
Con respecto a los TG, los valores límite/elevado en el segundo y tercer control, se mantuvieron en 33 (58,92%) y 36 (64,29%) de los niños respectivamente. Finalmente se evidenció una diferencia estadísticamente significativa por grupo etario para TG en el primer control, donde los valores promedio del G1 fueron superiores al G2. Estos hallazgos coinciden con el estudio de Villalobo y col. anteriormente citado(22). Si bien hay que tener en cuenta que en el primer control el G2 tenía un n=5, y en los sucesivos controles la muestra en este grupo aumentó debido a que los niños cumplían 6 años, no se pudo establecer diferencias significativas, posiblemente por la variación en la edad de la muestra.
No se encontró asociación entre los valores medio de GL y los esquemas de TARGA y 50 niños (89,28%) presentaron normoglucemia a lo largo del estudio. Estos resultados concuerdan con investigaciones que además sugieren que es la variable con menor cambio y que los mismos se dan tardíamente en los pacientes(18,24,25).
Se encontró en el G1 una media de Hb de 12,39 g/dL a lo largo de los tres controles, valor similar a la media de Hb para la población pediátrica argentina según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud que además reportó un 35% de niños de 6 a 23 meses con anemia, y una tendencia al incremento de la proporción de deficiencia de hierro a medida que aumentó la edad(26). La mitad de nuestra población presentó anemia, en concordancia con un estudio realizado en 60 niños indios con VIH, de edades comprendidas entre 1 y 15 años(16) y una revisión bibliográfica que reportó una alta prevalencia de anemia en población pediátrica con VIH(27). Además algunos autores afirman que durante la infección se establece una anemia progresiva(20,28). En nuestro estudio se constató dicha progresión, que según Gaddi y col. (28) se debería a la estimulación crónica del sistema inmune y la liberación de citoquinas específicas las que estarían asociadas con cambios en el metabolismo de hierro y el desarrollo de anemia. El motivo por el cual aumentó la anemia en los sucesivos controles del G1 pudo deberse, por un lado, a que el régimen alimentario no aportó el hierro necesario y por el otro, a la zidovudina con la cual estaba bajo tratamiento el 63% de este grupo.
A su vez, se observó un mejor estado inmunológico de los niños con TARGA independientemente del esquema suministrado, debido al aumento de los linfocitos T-CD4, la disminución significativa de la carga viral y una menor presencia de manifestaciones clínicas. Estos hallazgos concuerdan con la mayoría de los trabajos que reportan a sus pacientes inmunocompetentes debido a la respuesta a los tratamientos antirretrovirales(4,9,29). Los beneficios del TARGA se reafirma en el informe de Bustamante Gallego quien encontró en Colombia, mayor compromiso inmunológico en su población pediátrica sin TARGA(14).
Las manifestaciones clínicas de los pacientes pediátricos con VIH/SIDA presentan diferencias poblacionales según las áreas geográficas estudiadas, por ejemplo en Venezuela prevalecen las enfermedades gastrointestinales y parasitosis(2). En general, las infecciones respiratorias son las más observadas seguido en frecuencia por diarrea, hepatoesplenomegalia y esplenomegalia(14,16). En nuestra población las manifestaciones clínicas encontradas al comienzo del estudio fueron infecciones respiratorias como neumonía, bronquitis obstructiva seguida de cuadros digestivos y patologías dérmicas. Dichos procesos disminuyeron en los sucesivos controles, lo que se puede atribuir a la adherencia a la medicación.
La población incluida en este trabajo, por número y procedencia, es representativa para nuestro medio. Justifica esta aseveración los datos reportados por el Área de Epidemiologia de la provincia de Córdoba, quién informó que entre los años 1989 y 2016 se diagnosticaron 241 casos de VIH en menores de 14 años, de los cuales se registraron 32 fallecidos y 139 enfermos. En 2015, de las 89 mujeres VIH positivas asistidas en la provincia de Córdoba, el 60,7% se controlaron en el Hospital Materno Neonatal y el resto en Instituciones públicas o privadas de la capital e interior provincial(30), esta cifra revela la importancia de éste Hospital como centro de referencia para investigaciones en la presente temática.
Una posible limitación del estudio es no haber realizado un análisis de la ingesta alimentaria y de pliegues cutáneos para completar la valoración nutricional que contribuya a evaluar los factores de riesgo cardiovascular como la lipodistrofia. Esto se fundamenta en nuevos trabajos que sugieren su incorporación en la valoración clínica de estas poblaciones(24).
En conclusión, la vigilancia nutricional temprana y periódica, así como una intervención adecuada, de acuerdo a las necesidades nutricionales y metabólicas, es esencial para mantener un estado nutricional, metabólico y bioquímico óptimo a fin de contribuir en la mejorar de la calidad de vida actual y futura de estos niños.
La responsabilidad de este trabajo es exclusivamente de los autores.
Ninguno
La presente investigación no contó con fuentes de financiación.
Este artículo es original y no ha sido enviado para su publicación a otro medio de difusión científica en forma completa ni parcialmente.
Los participantes de este trabajo ceden el derecho de autor a la Universidad Nacional de Córdoba para publicar en la RFCM y realizar las traducciones necesarias.
Todos los autores han participado en la concepción del diseño, recolección de la información, análisis e interpretación de los resultados, elaboración del manuscrito y revisión de su versión final.
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Recibido: 2020-04-11 Aceptado: 2020-10-09
DOI: http://dx.doi.org/10.31053/1853.0605.v78.n4.28147
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