INTEGRACIÓN Y CONOCIMIENTO
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Año 2014
seguir transformando la educación. Venezuela: Ediciones
por: Marianicer C. Figueroa Agreda *
Elaborar la reseña de un libro como acto que trasciende a la descripción en espejo de su cartografía interna comporta siempre riesgos, pues el ejercicio de dialogar con el autor y sus ideas, y luego de escribir el resultado de ese encuentro íntimo, genera siempre espacio para dejar ver ideas que sobrepasan las fronteras del texto y de las intenciones iniciales de quien las escribió, más aún cuando el mismo provoca con sus planteamientos, escenarios para analizar política y pedagógicamente lo que somos, ver condicionantes históricos silenciosos con los que se ha querido limitar a la educación como escenario emancipatorio de los pueblos del sur, y por ende inspirarnos con la posibilidad de transgredir esas limitaciones.
Desde este sitial, la intención de compartir las líneas que a continuación se despliegan es la de dejar ver el diálogo que producto de un lectura con intensidad, se generó con los planteamientos centrales que el Dr. Luis Bonilla expone en su libro Calidad de la Educación: ideas para seguir transformando la educación venezolana, con lo cual se espera extender la invitación del propio autor a que cuerdos, y los que no lo son mucho, se sientan
*Lic. en Psicología Escolar, Especialista en Educación Moral y Cívica y Candidata doctoral en Innovación Educativa. Docente- Investigadora del CIM – CNIE, Venezuela.
interpelados con los ángulos de mira desde donde el autor analiza diversas tramas presentes en el hecho educativo, realicen su propia lectura de la obra y produzcan nuevos sentidos con los cuales incidir y avanzar en materia de transformación educativa.
Es importante iniciar el dibujo de este diálogo, y dejar ver que para muchos educadores que nos consideramos trabajadores sociales militantes por una educación liberadora de lo que históricamente ha oprimido a nuestros pueblos, abordar de entrada un texto que nos hable de Calidad de la Educación trae consigo la imperiosa necesidad de encontrar en el mismo
una completa resignificación y desterritorialización de la concepción y de los procesos asociados a la calidad educativa que desde perspectivas neoliberales han querido imponerse en los sistemas educativos del mundo, en nombre de la eficiencia productiva. Afortunadamente para mí el libro que aquí reseño esboza, desde una perspectiva crítica profundamente comprometida con los humildes, la soberanía de los pueblos y el socialismo, un conjunto de ángulos, parámetros y posiciones desde donde no sólo se desmonta el discurso tecnocrático de la calidad educativa sino también desde donde se erigen alternativas concebidas como miradas otras, miradas propias, con las cuales avanzar en la transformación de nuestros sistemas educativos desde una perspectiva política socialista y pedagógica emancipadora.
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Calidad de la Educación: ideas para seguir transformando la educación venezolana es una obra que se muestra como una narración sobre nosotros/as mismos/as desde dónde poder experimentar la necesidad y la posibilidad de que todo podría ser de otra manera en materia educativa. Esta posibilidad de proporcionar “a la vida una salida” se plantea a partir del análisis del presente, la problematización de lo concebido como único y verdadero, así como la interrogación de los intereses y límites que han configurado históricamente a la educación, tránsito figurado por el autor que nos lleva deliberadamente hacer el ejercicio de “pensar de otro modo” al Estado y su vinculación con los organismos internacionales, a los sistemas y políticas educativas, a la escuela, a la labor de directivos, maestros y maestras, de las y los estudiantes, los padres, entre otros actores cuyos roles requieren ser replanteados desde lo que Deleuze G. (1995) llama acontecimiento y vida, al referirse con ello a la liberación de la vida de aquello que la aprisiona.
Empiezo por comentar que la lectura inicial de la obra genera la sensación de leer dos libros en uno, al presentar en paralelo textos acerca de la calidad educativa, reflexiones sobre diversos hechos sociales que han acontecido en nuestro país y en otros países del mundo que son el reflejo del deseo cruento de quienes quieren hacerse del poder para borrar los avances de gobiernos progresistas revolucionarios y nuevamente imponer, desde el oscuro rostro del fascismo, la más regresiva expresión del pensamiento político de la derecha.
Una lectura integrada posterior da cuenta de que la presencia de los temas que alertan sobre la permanente ofensiva neoliberal en los procesos revolucionarios de nuestra región y del mundo; éstos no son ajenos al hecho educativo y por ende a la forma como desde allí se contribuye o no a la consolidación de modelos
hegemónicos que responden a los intereses del capital financiero nacional y trasnacional o a las transformaciones educativas profundas que garantizan justicia, social, económica y política para todos y todas. En ese sentido, abordar de forma introductoria narrativas que hacen ver la permanente disputa entre dos formas de hacer política, entre visiones encontradas del mundo, es una forma de entrar en materia con respecto al importante debate nacional que en Venezuela se está dando con relación a la Calidad Educativa y que el autor de manera determinante lo distingue como un proceso de carácter político y pedagógico cuando señala que la calidad no es una expresión neutral en tanto su desarrollo y evaluación se configura desde la perspectiva
Esta condición que pone sobre el tapete la genuina vinculación de la calidad de la educación con la obligación que tienen los sistemas educativos de alcanzar los objetivos y propósitos que cada sociedad le determina, implica que es preciso que la calidad pueda pensarse, desarrollarse y evaluarse sobre la base del cumplimiento del mandato social que los pueblos le asignan a la educación. En el caso de Venezuela este mandato queda explícito en diversos instrumentos jurídicos como la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), la Ley Orgánica de la Educación (LOE, 2009), la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB, 1996) y el Plan de la Patria
A partir de esta premisa, el autor plantea como tarea revolucionaria los retos que implica garantizar la calidad de una educación comprometida con el cambio social y presenta
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para ello diferentes ámbitos de incidencia y actuación concebidos no como compartimientos estancos sino como un sistema de interacciones que se articulan con la escuela/universidad de modo que necesariamente se resignifica al vincularse de forma recursiva y autopoiética con diferentes instancias dentro y fuera de sus muros; lo educativo transforma a la realidad y esta a su vez transforma lo educativo. A partir de la idea de que nada escapa a la dicotomía dominación/liberación, estos niveles o ámbitos que se perfilan en el libro se plantean como diferentes entramados de carácter social, cultural, político y económico que reconfiguran el
Sin correr el riesgo de sintetizar en demasía cada uno de estos ámbitos, a continuación los describo:
-Nivel
donde significar la calidad, implica el estudio con una visión integradora y no fragmentada3 de
2 El autor refiere que concibe al aula más allá de las fronteras físicas de la escuela y por ello incluye los escenarios donde se desarrolla la educación popular.
3 Sobre la visión fragmentada de la pedagogía el autor indica que ha sido una de las vías utilizadas para viabilizar y concretar las contrarreformas propias del Capitalismo, que reconoce la potencialidad subversiva de la Pedagogía y la ha simplificado a lo curricular y éste a planes de estudio diseñados para el alcance de estándares y competencias en el marco de una cultura única y con ello han reducido el accionar docente al manejo de contenidos y técnicas de enseñanza que generalmente se encuentra prefigurados en los materiales educativos
las prácticas pedagógicas que acontecen en la estructura escolar y de las representaciones que de las mismas tienen las y los docentes, los ciudadanos, los padres y representantes, las y los decisores, y de manera fundamental las y los estudiantes. Sobre este último grupo, el autor manifiesta la importancia de poner sobre la mesa el enorme desafío que implica educar a una generación que aprende “lo nuevo” fuera de la escuela, dado los largos períodos que se tarda la escuela en actualizar tanto los contenidos que facilita como las dinámicas que para ello utiliza. El autor propone como categorías de análisis que permitirían estudiar la calidad educativa en este nivel el abordaje de los diferentes componentes del acto pedagógico que se despliegan para que las y los actores involucrados en el hecho educativo alcancen a) el desarrollo biopsicosocial, b) los aprendizajes asociados al ser, comprender, conocer, hacer, emprender y crear y c) la capacidad de relacionar, como continuo humano, lo particular con lo general y viceversa, en función de lo que se espera alcanzar en cada grado escolar, etapa, ciclo y subsistema educativo.
Si bien el autor no hace referencia detallada a los contenidos y prácticas educativas necesarias de incorporar ante la emergencia de nuevos códigos culturales y sociales, es imprescindible desde una postura pedagógica crítica que más que insistir en brindar respuestas prefabricadas en los textos escolares (respuestas que a su vez las y los estudiantes pueden conseguir fuera de la escuela), se pueda
elaborados por las grandes empresas educativas. Esta transfiguración del rol docente a un sentido ejecutante ha sido examinado por Mejía, M. (2006), quien lo denomina despedagogización. Ante esta realidad el autor manifiesta que constituye una tarea urgente retomar el lugar protagónico de lo pedagógico en el estudio, diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las operaciones de transformación educativa y, más aún, en las vinculadas con la calidad de la educación
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enseñarles a realizar buenas preguntas con respecto al mundo que los rodea, los problemas de fondo que se mantienen presentes a nivel local, regional, nacional e internacional, así como el rol que tenemos en los mismos. Rescatar en este nivel una pedagogía de la pregunta puede permitir atender de manera simultánea los retos que tienen las y los maestros ante la presión social permanente sobre la vigencia y capacidad de renovación de los contenidos debido a la velocidad tan vertiginosa de los ciclos de renovación informativa que impactan el Curriculum, la imperiosa necesidad de atender el diálogo
intergeneracional como acción para reencontrarnos, aceptarnos y respetarnos, romper con la enseñanza instrumental de una larga lista estandarizada de contenidos en muchos de los casos ajenos a la vida misma, y a su vez incidir en el desarrollo tanto en estudiantes y maestros en la capacidad de
curiosear, indagar, cuestionarse, pensar y encontrar juntos las respuestas como preámbulos a las acciones que pueden llegar a ser ejecutadas o rehechas para impactar en la realidad.
-Nivel
organización comunitaria, la corresponsabilidad ciudadana, la toma de decisiones, el trabajo productivo y el protagonismo para la incidencia en la política pública de un país cuyo modelo
reconoce que la soberanía reside
intransferiblemente en el pueblo. Inevitablemente el análisis de estas dinámicas lleva al autor a distinguir que en una escuela liberadora y emancipadora (que promueve los valores de la democracia participativa y
protagónica) discutirían los directivos, padres/madres, obreros, docentes, estudiantes de varios grados o secciones, sobre cómo organizar las diferentes dinámicas que acontecen en la vida escolar, lo que demanda asumir el desafío de transformar la
-Nivel
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como de las potencialidades productivas presentes en el territorio. Estos aspectos distintivos resignifican y reorganizan la escuela/universidad más allá de lo que a través del currículo
ydespedagogización- pretende determinarse, además del ejercicio de la arrogancia académica que parece cosificar el acto de enseñar como
producto de lo que Santos, B. denomima la
“racionalidad indolente”4.
El trabajo en este nivel implica la participación y el conocimiento de todos/as los miembros de la comunidad educativa en el levantamiento de la cartografía social, económica, cultural, productiva y política del territorio donde la escuela/universidad se ubica, no como simple inventario de datos, sino como la información imprescindible que permita a través de proyectos educativos 5comunitarios
4Se trata de una racionalidad indolente que se traduce en la ocultación o marginación de muchas de las experiencias y creatividades que se dan en nuestro mundo, y por tanto, en su desperdicio. Santos, B. (2003)
5Sobre el desarrollo de proyectos educativos como forma de organización y desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje, el autor alerta que es muy importante tener en cuenta que el método educativo de proyectos comunitarios (independientemente del nivel o del subsistema educativo) tampoco es una tecnología neutra. Esto implica estar consciente que el método de proyectos tiene su aplicabilidad y utilidad según la perspectiva ideológica que se tenga, de manera que pueden desarrollarse proyectos como formas no políticas de
subvertir y transformar la realidad al confrontarla, no desde un rol paternalista que intenta resolver problemas con verdades instrumentales sino como acción en la que confluyen la otredad y la mismidad para
liberarnos en términos materiales y fundamentalmente culturales de las situaciones de opresión existentes en las realidades que nos circundan. Esto implica la creación de modelos de gestión educativa que integren a la
comunidad de manera que la escuela/universidad y sus miembros, incluidos los directivos y los padres, puedan cumplir nuevas tareas y mantengan las que le son
inherentes pero transformándolas continuamente.
En este nivel el autor, de manera novedosa, propone la creación de instancias de coordinación de la política educativa a escala municipal, como órganos de planeación local que permitan romper (sobre todo a nivel universitario) con el modelo liberal de la oferta académica ya que ésta se organizaría según las necesidades de formación que surgen producto de las demandas sociales y las especifidades territoriales, esta iniciativa está en consonancia con la propuesta de municipalización que impulsó el presidente Hugo Chávez. En ese sentido se sugiere la creación de Consejos Municipales de la Educación en los que por una parte confluyan representantes estudiantiles, directivos de cada una de las instituciones educativas y organismos vinculantes que hacen vida en un municipio, incluidos los consejos comunales y las comunas, y por otra se articule el hecho educativo con a) Los requerimientos y planes de desarrollo establecidos por las gobernaciones de estados y las alcaldías, b) Las expectativas de formación de los estudiantes en cada subsistema, c) Las necesidades de formación planteadas por los ministerios conforme a las actividades que desarrollarán por año y sexenio (lo que permite conocer los
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requerimientos de formación para todas las instancias públicas y privadas existentes en la región), d) Las exigencias de formación de personal que emergen de la planificación de los consejos comunales, comunas y otras instancias del poder popular, e) Las peticiones del Estado central para esa región y/o municipio que surgen de los instrumentos normativos y de planificación.
Pensar en la valoración de la calidad educativa desde esta perspectiva implica tomar en cuenta la capacidad de flexibilidad de la escuela/universidad para adaptarse a los requerimientos locales, sin perder de vista las metas nacionales, pero también reconocer la capacidad de incidencia en la transformación de su entorno y por lo tanto en el desarrollo del contexto en donde se ubica, hecho que cambia por completo su rol como espacio meramente de transmisión de conocimientos, concepción desde donde se ha querido valorar la “excelencia” de una institución sobre la base del promedio académico de sus estudiantes.
-Nivel
Ahora bien, en este apartado son interesantes las reflexiones que regala el autor sobre la importancia de la articulación entre
instituciones educativas, lo que da cuenta de las posibilidades de construir una nueva institucionalidad que se caracterice por la cooperación solidaria y la complementariedad y cuyo engranaje es la puesta en común del talento humano, los recursos físicos, las capacidades técnicas, las voluntades políticas y espirituales para la generación, transformación y socialización de conocimiento pertinente a las realidades y los retos culturales, ambientales, políticos, culturales y sociales, en aras de potenciar la misión social de las instituciones educativas en una región. La propuesta de circuitos educativos, modelos de redes pedagógicas (y de gestión) y centros regionales de investigación e innovación, constituyen una vía expedita para contextualizar, a partir de las potencialidades de las instituciones de la zona, las necesidades, requerimientos y expectativas locales.
-Nivel aula- plantel / Proyecto nacional: contempla la relación de las dinámicas del aula y del plantel con los objetivos estratégicos para la educación definidos en la CRBV, la LOE y otros instrumentos normativos con las previsiones que definan los ministerios y órganos de la administración pública. Este nivel se fundamenta en la convicción de que la escuela y la Universidad están llamadas a abordar acciones que perfilen el desarrollo del país como un todo en cada uno de los procesos de
En ese sentido es necesario valorar en este nivel, entre otros aspectos: a) Normas y marco jurídico en materia educativa, visto como sistema, b) Las nociones de sistema educativo y de sistema escolar y lo que se procura de cada uno de ellos, c) El sistema educativo y sus elementos asociados (medios de comunicación,
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culturas, especificidades sociales, entre otros),
d)El sistema escolar y sus componentes (subsistemas, grados, desarrollo biopsicosocial de los niños, jóvenes y estudiantes en general, los padres y representantes, la formación de los docentes, el pensamiento pedagógico de la Revolución Bolivariana, entre otros), e) El componente ético y f) El modelo de sociedad que tenemos y el de la sociedad que deseamos construir.
Este nivel requiere de un Estado dispuesto a asumir con responsabilidad técnica profesional y compromiso revolucionario el mandato social de monitorear las políticas públicas en general y las educativas en particular y con ello de ejecutar labores de seguimiento, supervisión, acompañamiento pedagógico y evaluación de la calidad de la educación que ya no pueden estar enmarcadas en el simple ejercicio profesional punitivo sino más bien dignificadas desde el ejercicio de la autoridad moral de quienes asuman esta tarea. Para ello, el autor alerta sobre la importancia de romper con las prácticas de ver directores y docentes recién graduados o con pocos años de
servicio en cumplimiento de roles de supervisión o hasta en cargos en las zonas educativas, lo que desprestigia la propia labor de conducción y supervisión.
-Nivel
Ahora bien, asumir la calidad de la educación a partir de tener en cuenta los diferentes aspectos propuestos para cada nivel
es un proceso que cobra un mayor significado cuando las y los involucrados con el hecho educativo están problematizados ante la mirada geopolítica de las tareas de producción y transmisión de conocimientos y su vinculación con procesos de neocolonialización, lo que necesariamente nos lleva a plantearnos el lugar de enunciación del conocimiento y con ello las preguntas fundamentales que al respecto plantea Lander6 ¿Para qué y para quién es el conocimiento que creamos y reproducimos en las escuelas y universidades? ¿Qué valores y qué posibilidades de futuro son alimentados por ellos? ¿Qué valores y qué posibilidades de futuro contribuyen a arruinar?
Leer el libro desde esta perspectiva da la oportunidad de ordenar los contenidos y las reflexiones expuestas por el autor y reconocer de esta manera su constante interés por dejar ver los ejes problemáticos que se ponen en juego a la hora de transformar los sistemas educativos. La educación no puede cambiar el mundo si en él se mantiene la constante amenaza neoliberal de desmontar y borrar las alternativas progresivas que subvierten el orden capitalista en todos los ámbitos, que mueve las fichas políticas, económicas y últimamente de manera visible militares para imponer y fortalecer sistemas educativos que desconoce quiénes somos, y que en palabras de Galeano (2007), nos reconoce como “nadies”7. Para ello, en el
6 Lander, E, ¿Conocimiento para qué? ¿Conocimiento para quién? Reflexiones acerca de la geopolítica de los saberes hegemónicos, pp.
7Tal como lo refiere Galeano, las sociedades capitalistas y
“…Los nadies: Los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen
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libro se entretejen constantemente las ideas sobre la calidad educativa con la alerta de que las posibilidades de hacer emerger las transformaciones necesarias que la resignifiquen pasan por desmontar (ya no sólo desde la resistencia sino desde la acción e incidencia de quienes decidimos ser libres) las lógicas de dependencia neocoloniales que se quieren imponer en la región desde los Organismos Internacionales a través de decisiones/reformas educativas de carácter tecnocrático que se disfrazan de demandas nacionales; lo mismo ocurre con los procesos de ideologización y domesticación presentes en las producciones artísticas culturales que se distribuyen y exponen a escala mundial.
|El objetivo visible de este accionar de la derecha mundial es la permanencia de una
educación precaria que garantice la consolidación del modelo de producción capitalocentrista8 y viabilice para ello planes curriculares cuyos contenidos y materias estén adaptados a los requerimientos del mercado. Éstos se definirán por el capital financiero y trasnacional y a partir de allí se formarán en función de las condiciones de acceso al mercado laboral, se mantendrá por ello la visión unidimensional del mundo y “los valores universales” que lo sustentan y se continuará
arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata…”. (Galeano, 2007, p. 59).
8 Para las geógrafas Julie Graham y Catherine Gibson (1996), la mayoría de las teorías acerca de la globalización y el postdesarrollo son capitalocéntricas, porque sitúan al capitalismo en el centro de la narrativa del desarrollo, por ende tienden a devaluar o marginalizar las posibilidades de un desarrollo no capitalista. Al criticar el capitalocentrismo, estas autoras buscan liberar nuestra capacidad de ver sistemas
precarizando la formación docente en nombre de la fragmentación de la pedagogía y la exaltación de lo instrumental, se congelarán las reivindicaciones sociales del gremio docente, se consolidarán propuestas de privatización y mercantilización de la educación y con ello se
extenderán las formas de exclusión educativas, sociales, políticas y económicas ligadas a las clases sociales, el género, la etnia o el origen social, entre otras.
Las anteriores no son preocupaciones menores, por lo que las mismas constantemente cruzan y enlazan la totalidad de los planteamientos expuestos en la obra.
Ante esta realidad, la propuesta del autor no puede ser otra que una respuesta militante y esperanzadora, que apuesta y confía en el empoderamiento de los sectores populares alrededor de las ideas movilizadoras del Plan de la Patria
Ante esta realidad, como educador revolucionario, no puede dejar de lado el importante rol que las y los maestros tenemos como trabajadores sociales comprometidos política y amorosamente con el derecho a la educación, la inclusión educativa como confluencia de sujetos históricamente excluidos del hecho pedagógico transformador, y el desarrollo de las condiciones de igualdad y justicia social que desde y dentro de la
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educación requieren abordarse ante la amenaza de estar reproduciendo, aún en importantes procesos de inclusión, condiciones que excluyan
aquienes ingresan al sistema educativo9. Este rol estelar que dignifica a maestras y maestros de escuelas y universidades al ser llamados a educar para la libertad y la soberanía de los pueblos, puede genera en los mismos la inevitable pregunta ¿Cómo se hace?
La respuesta del autor cónsono con su apuesta profesional y militante por la
1.El rescate de la centralidad de la pedagogía como totalidad del hecho educativo, y que contiene la planeación,
9Al respecto Gentili, P. (2011) alerta sobre la presencia en los sistemas educativos de condiciones de “exclusión incluyente” entendido como procesos ante los cuales los mecanismos de exclusión educativa se recrean y asumen nuevas fisonomías, en el marco de dinámicas históricas de inclusión o inserción institucional que acaban resultando insuficientes para revertir los procesos de desigualdad, de pobreza, injusticia, de segregación social y de deterioro ambiental, entre otros, que hoy se mantienen y reproducen aún en los países que como Venezuela, que son reconocidos por tener una alta matrícula de estudiantes en el subsistema de educación universitaria. En el mejor o peor de los casos, aquellos/as que logran permanecer y egresar del sistema educativo, corren el riesgo de ser parte de modelos educativos neocolonizadores que nos mantienen como seres enajenados en el mundo, por llevarnos a
el currículo, las didácticas, la evaluación, la gestión, etc., todos estos componentes interconectados en diálogo con otras disciplinas, de acuerdo a cada momento histórico concreto. La vuelta de la pedagogía al sitial que le corresponde es regresarle al maestro su capacidad de hackear y subvertir lo preestablecido como única y verdadera vía, de acompañar amorosamente a los pobres y explotados en su emancipación y con ellos en la de las y los maestros propiamente.
2.La recuperación de la memoria histórica para que maestros y maestras
desarrollen plena conciencia de su pasado, de sus tareas del presente y del proyecto de futuro individual y colectivo que están llamados a construir desde su accionar pedagógico. Para ello es
importante construir unidades curriculares que contemplen la evolución de la pedagogía y sus componentes en el marco de relaciones históricas concretas, la pedagogía en el marco de las luchas
sociales y las resistencias o complicidades con modelos opresores, como respuesta ante un currículo capitalista que nos requiere sin sentido
de historia para que seamos consumidores acríticos. Esta tarea, necesariamente debe permear aguas abajo e ir hacia los diversos ámbitos de formación de manera que en todas las carreras y especialidades se enseñe sus recorridos históricos en el marco de las luchas sociales y quitarles con ello toda visión apolítica del desarrollo y ejecución de las tareas profesionales y técnicas.
3.La actualización tecnológica y de conocimientos de punta que posibilite a
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las y los docentes no sólo el manejo
importante acercarse al desafío intergeneracional que implica conocer los nuevos lenguajes, códigos y dinámicas que forman parte de los
modos de
4.La enseñanza del hacer, desde el hacer. Al respecto se plantea que si bien las y los docentes quieren estar al día con las “modas” educativas, requieren que se les enseñe a cómo hacerlo. Este planteamiento del autor alerta sobre los resultados poco honrosos de la precaria capacidad de demostrar a los maestros y profesores de aula cómo se hace lo que se quiere, cómo se concreta el cambio. No bastan las precisiones conceptuales y los discursos si no van acompañados de demostraciones in situ acerca de cómo se hace lo nuevo que se desea poner en práctica. De allí su propuesta de desarrollar una política de captación de jubiladas/os en los distintos campos del
conocimiento para la docencia universitaria (yo extendería a la docencia en los otros subsistemas) que además del conocimiento formal cuentan con la experiencia tan necesaria para la relación
5.La comprensión de la realidad social.
La sociedad está cambiando
aceleradamente y esto genera presiones sobre los sistemas escolares y las aulas. Es urgente formar a los docentes para el uso apropiado y crítico de herramientas para el estudio, análisis, comprensión e incorporación de lo nuevo a las aulas con
criterio pedagógico, sin falsos apriorismos morales. Particularmente añado que para ello, se hace necesario formar al docente como investigador sentipensante10 llamado a develar las lógicas y marcos de comprensión que existen en la realidad, como paso inicial para poder transformar y transformarse con las y los otros, para posteriormente sistematizar y divulgar los procesos de emancipación
6.La formación permanente. La carrera pedagógica debe ser el punto de partida y no el de llegada de un proceso de formación continua que el autor plantea inclusive como un sistemático accionar renovador cada cuatro años. Los temas de investigación y de trabajo durante la
carrera y como postgraduados,
articuladosenequipos multidisciplinarios, constituyen un camino en ese sentido.
Aunado a lo anterior propone la implementación de posgrados del Estado de carácter obligatorio para ingresar al ejercicio de la formación docente
10El término “sentipensante”, es una noción propuesta por Fals Borda, que reconoció haberla tomado prestada de los campesinos momposinos de la Costa Atlántica colombiana, para denotar aquella persona que combina en todo lo que hace, razón y pasión, cuerpo y corazón.
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afrontar los retos que demandan los diversos aspectos que se plantean a lo largo de la obra. De igual manera y en apoyo al proceso de formación no sólo de docentes sino de todas y todos los actores de la sociedad, plantea que se cree en cada uno de los diferentes niveles propuestos (incluso dentro del aula) el entramado necesario para hacer nacer una red de publicaciones que posibilite el acceso11 a
11 Como activista de conocimiento libre se me hace necesario complementar la propuesta de esta red de publicaciones insertándola dentro de una necesaria política de acceso abierto al conocimiento que requiere sumarse como una parte más del entramado necesario para dar vida a una educación emancipadora que no ve al conocimiento como mercancía que excluye, sino como un bien público cuyo propietario es la humanidad, más aún si la creación de ese conocimiento fue financiado con los fondos públicos del Estado. Si bien el acceso abierto puede justificarse fácilmente como parte de las condiciones que apoyaría la formación de nuestros maestros y el nuestros pueblos en general, su significación en el marco de una propuesta revolucionaria implica distanciarse de las posturas que miran la causa del conocimiento libre como mero acceso a la información, sin alertar que el acceso abierto puede convertirse a su vez en parte de ese entramado sociopolítico y técnico sobre el cual se sigue manteniendo, fortaleciendo y ahora visibilizando abiertamente en esa mal llamada sociedad del conocimiento. Las propuestas desarrollistas se basan en una racionalidad instrumental totalitaria que orienta sus decisiones hacia los modos que fortalecen valores, principios y formas precisas de hacer, sentir, pensar y relacionarnos en un modelo capitalista. La respuesta
contrahegemónica es la de emprender circuitos alternativos de publicaciones abiertas que visibilicen los modos en que concebimos, pensamos y actuamos sobre los diferentes ámbitos de desarrollo, lo que necesariamente requiere de nuevos criterios de valoración y validez a partir del reconocimiento abierto tanto del lugar de su enunciación, la dimensión geopolítica a la que responde, así como de sus posibilidades de apropiación social en tanto aporten respuestas que trasciendan a lo tecnocrático, empoderen, permitan el buen vivir, la vida plena y la soberanía de nuestros pueblos. Se trata de un sistema de publicación que amerite desterritorializar las concepciones tradicionales que sustentan la calidad de la publicación académica, la investigación científica, para desarrollar una nueva línea de vuelo que las califique
materiales que aborden temas pedagógicos, artísticos, científicos y tecnológicos, desde una mirada nuestro americana, pluricéntrica y multipolar.
Evidentemente muchas de las propuestas planteadas en este libro implican reformas a los marcos jurídicos que en materia educativa rigen al país, también acciones para desmontar los marcos de
En ese sentido podríamos decir, parafraseando a Silvio Rodríguez, que el libro regala una propuesta que no juega a darse, ni a abordar el problema por la ocasión. Es una firme propuesta que aborda el problema de la calidad educativa para poder seguir sembrando amor, lo que da cuenta del espacio discursivo socialista
desde sus posibilidades de incidir en procesos descolonizadores y transformadores.
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desde el que se sitúa el autor para hablar de educación.
Para finalizar hago expreso mi deseo de que las ideas que aquí comparto funcionen como dispositivo para que el lector se sienta interpelado12 a leer por sí mismo cada uno de las apuestas que el autor nos regala en su libro y que se permita con ello la posibilidad de significar desde la primera fila del auditorio, lo que aquí humildemente sólo me acerco a insinuarles. Tal como lo propone el Dr. Bonilla es una invitación para que de su lectura surjan formulaciones que alimenten la reflexión y alimenten el debate nacional en torno a la calidad de la educación, tomando en cuenta que “…Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la
siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día…” (Galeano, 2007, p 111).
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12 El concepto de interpelación lo asumo desde la perspectiva de Althusser, L. (2006) como la constitución del sujeto, que tiene lugar cuando se reconoce como aquél a quien el llamado ha sido dirigido y porque se reconoce en el llamado como en espejo.
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