INTEGRACIÓN Y CONOCIMIENTO

N° 5

 

ISSN 2347 - 0658

Vol. 2 Año 2016

 

 

REDES ACADÉMICAS INTERUNIVERSITARIAS EN MERCOSUR: EL PAPEL DE LA EXTENSIÓN

Celia Basconzuelo Universidad Nacional de Río Cuarto cbasconzuelo2003@yahoo.com.ar

Agripino Souza Coelho Neto Universidade do Estado do Bahia agsneto@uneb.br

INTRODUCCIÓN

Quienes llevamos transitadas más de dos décadas en la labor académica universitaria argentina no podemos menos que admitir el enorme impacto que ha generado a partir de los últimos años la posibilidad de institucionalizar un sinnúmero de acciones de investigación, divulgación y extensión a través del trabajo en Red académica. Si esta modalidad de producción académica reconoce antecedentes en otros países latinoamericanos, que desde fines de los noventa venían desarrollando ese tipo de mecanismos colaborativos1, ha sido en la última década que comenzó a divulgarse fuertemente en Argentina (Finquelievich, 2006).

1 Los casos de México y Venezuela suelen citarse como ejemplos de constitución temprana en América Latina de redes universitarias. (Antolín Larios, 2011)

Su potencialidad y proyecciones futuras configuran un horizonte prometedor, tanto para los investigadores y docentes comprometidos con su ejecución, como para una más tangible integración cultural del MERCOSUR y UNASUR. Particularmente, uno de los programas que han sido impulsados y sostenidos por la Secretaría de Políticas Universitarias de Argentina, ha favorecido y facilitado las oportunidades que el mundo de la cooperación educativa y académica ofrece a las instituciones de Educación Superior. Es el Programa de Internacionalización de la Educación Superior y Cooperación Internacional (PIESCI), eje a partir del cual se coordinan

las acciones relacionadas con la internacionalización y la cooperación internacional universitaria. En ese marco se desarrolla un subprograma: el Núcleo de Estudios e Investigaciones en Educación

Superior del MERCOSUR, el cual auspicia la 98 conformación de redes académicas.2 Bajo este aliento se conformó nuestra red académica

que integra a docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), por la parte argentina, y de la Universidade do Estado da Bahia (UNEB), por la parte brasilera.

Si uno de los niveles de análisis más obvio que permite explicar todo ese proceso favorable a la cooperación es la decisión procedente de las más altas esferas

ministeriales de adherir a los pronunciamientos y acuerdos generados en la región acerca de la importancia de las redes

2 Sus propósitos son: impulsar la reflexión y producción de conocimiento de la Educación Superior en el MERCOSUR vinculada a la integración, promover investigaciones sobre las contribuciones de la Educación Superior a la integración de los países del MERCOSUR y proponer iniciativas y acciones que contribuyan a fortalecer el proceso de formulación de políticas públicas y orientar la toma de decisiones en Educación Superior del MERCOSUR. Argentina se encuentra a cargo de la coordinación de esta actividad.

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académicas como protagonistas clave para articular identidades locales y regionales, por

cierto en un contexto de la internacionalización de la Educación Superior3, un segundo nivel remite al redimensionamiento de roles que la Universidad, como institución forjadora de conocimiento, de creatividad y de compromiso con una indeclinable misión de enseñar, investigar, divulgar y proyectarse a la sociedad, ha sabido desplegar también en las últimas décadas. El trabajo en Red es resultado, creemos, de la confluencia de ambos procesos por cuanto desde las primeras convocatorias a las últimas, encuentra en la mayoría de los casos una plataforma precedente donde los vínculos universitarios previos y formalizados mediante encuentros de distinto tenor y alcance, además de estar sistemáticamente sostenidos en el tiempo, permitieron entonces proyectar acciones conjuntas de mayor envergadura e impacto cultural.

3En efecto, en junio de 2008, la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES), celebrada en Cartagena de Indias (Colombia), elaboró un documento al cual luego adhirió la SPU de nuestro país donde se dejaron sentados criterios muy claros, entre otros aspectos, respecto de la conformación de redes académicas. Allí, se expresó que las instituciones de educación superior debían “avanzar en la configuración de una relación más activa con sus contextos. La calidad está vinculada a la pertinencia y la responsabilidad con el desarrollo sostenible de la sociedad. Ello exige impulsar un modelo académico caracterizado por la indagación de los problemas en sus contextos; la producción y transferencia del valor social de los conocimientos; el trabajo conjunto con las comunidades”. Respecto de las redes académicas se declaró que mediante la constitución de redes “las instituciones de Educación Superior de la región pueden unir y compartir el potencial científico y cultural que poseen para el análisis y propuesta de solución a problemas estratégicos (…) Las redes académicas a escala nacional y regional son los protagonistas indicados para articular de manera significativa identidades locales y regionales frente al fenómeno global de la internacionalización de la Educación Superior”. ( Declaración CRES, 2008)

De eso se trata seguramente cuando se intenta interpretar el espíritu de las sucesivas convocatorias de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU): posicionar a la Universidad en el campo de la integración cultural del Mercosur favoreciendo la internacionalización de la educación superior; proceso promovido por parte del Sector Educativo del Mercosur y que se manifiesta a través de fenómenos como la creciente movilidad entre los países, lo que propicia contactos frecuentes entre estudiantes, académicos y profesionales. Así, la expansión de las actividades docentes fuera del territorio nacional define estratégicamente la acción universitaria.

Esa política de internacionalización

encontró, por nuestra parte, una predisposición para dar continuidad a una serie de trabajos conjuntos en el campo de las Ciencias Sociales. Decimos “continuidad”, por cuanto un grupo de investigadores

pertenecientes a la Universidad Nacional de 99 Río Cuarto (UNRC) y a la Universidade do Estado da Bahia (UNEB) veníamos

desarrollando acciones conjuntas básicamente orientadas al intercambio de experiencias de investigación y divulgación de resultados, en ambos casos realizando aportes alrededor de dos tópicos sociales: la participación ciudadana y la acción colectiva.4 La historia de esta Red Académica que probablemente comparte con otras un recorrido similar al descripto, muestra entonces la confluencia, por un lado de políticas que visualizan a la Universidad como actor clave en la consolidación de MERCOSUR y, por el otro, de universitarios al encuentro de dichas políticas. En ambos casos, la Universidad es pues el escenario de encuentros, reflexiones, producciones a nivel

4Parte de esas acciones previas estuvieron centradas en la coordinación conjunta de simposios en congresos internacionales y publicación de ponencias en forma alternada.

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regional y en el marco de la internacionalización y de la globalización.

A partir de ese punto concurrente, la Red despliega su potencialidad, la cual deviene en cierto modo de los lineamientos fijados en la convocatoria y aprovechados por nuestras universidades, pero también del

margen de creatividad pensada e instrumentada por quienes conforman la misma. Dicho potencial tuvo como fruto principal, concretamente, acciones de extensión y de apoyo a la formación de posgrado. Estos aportes fueron recíprocos y los resultados, altamente provechosos tanto para docentes como para estudiantes que integraron las movilidades realizadas. Su continuidad vuelve a depender, tal como se relató para el punto inicial de esta trayectoria, de los compromisos académicos bilaterales pero sobre todo de las colaboraciones estatales recíprocas.

Este artículo tiene la pretensión de esclarecer, a través de una experiencia concreta de trabajo en Red Académica, la índole de las acciones desarrolladas en el área de la extensión universitaria y junto con ello, el fortalecimiento de la investigación en el área de Ciencias Sociales. Dicho relato lleva a precisar, en primer lugar, el concepto de “red académica” que ha sido adoptado en este proyecto y explicar seguidamente el proceso de su constitución para este caso específico, donde el foco de la práctica innovadora fue puesto en la extensión para fortalecer procesos de investigación social y de posgrado en el área de las Ciencias Sociales. Al mismo tiempo, se describen las actitudes imprescindibles y las acciones primarias que llevaron a la constitución de la Red, así como también el supuesto epistemológico que guió ese proceso, respecto del cual la revisión crítica del concepto “extensión universitaria” permitió escoger metodologías de trabajo pertinentes para ejercitarla en un contexto actual donde predominan clivajes diferentes a los existentes hace décadas atrás. El segundo

apartado muestra una experiencia de extensión en el ámbito de Mercosur. Se relata la metodología empleada atendiendo a dos

criteriosfundamentales:la interdisciplinariedad y el vínculo con organizaciones de la sociedad civil. Se demostrará en esta parte del trabajo de qué modo la extensión universitaria se convierte en una herramienta de transformación cualitativa para la construcción del conocimiento social, a la vez que ha contribuido, en el marco de la cooperación internacional, en el fortalecimiento del Mercosur académico. Por último, se realizan comentarios finales y reflexiones acerca de las implicancias del proyecto en red.

PROCESOS DE CONFORMACIÓN DE UNA RED PARA LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

EL PUNTO DE PARTIDA: VÍNCULOS Y SOLIDARIDADES ACADÉMICAS

100

Así como la globalización atravesó las sociedades y generó procesos diversos y heterogéneos, en atención a ello algunos estudiosos sentaron el concepto “sociedad red” (Castells, 1999); la información y el conocimiento científico se han visto alcanzados por la internacionalización. Desenvolviéndose en este contexto, la

educación superior ha encontrado mecanismos novedosos para trabajar la gestión del conocimiento. Uno de ellos ha sido la “red académica”. De ese modo, la cooperación en la construcción y difusión del conocimiento se vio reforzada, aunque los

resultados operativos y grado de

participación de las universidades latinoamericanas ha seguido un ritmo diferencial, según el grado de interés de las respectivas políticas nacionales y los recursos disponibles para impulsar los proyectos y sostenerlos en el tiempo. Aparte de los gobiernos y las entidades científicas

interesadas en ello, organismos

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internacionales como la UNESCO también impulsaron proyectos para la promoción de redes, inclusive entre países con distinto grado de desarrollo. (Silvio, 2011)

¿Qué debe entenderse por red académica? En el ámbito académico suele concebirse como “un mecanismo de apoyo e intercambio de conocimiento que atraviesa fronteras y brinda un gran dinamismo a partir de la conjunción de intereses respecto a una temática o problema” (Reynaga Obregón, 2005, p. 9). Desde esta definición se supone que una red, en el plano científico, implica la interacción y procesos colaborativos y cooperativos a nivel internacional. Se entiende entonces que cualquier red delimita un espacio de flujos donde el conocimiento científico encuentra mecanismos para la interacción entre las partes y cuya potencialidad depende de esta condición y de los elementos que faciliten ese flujo en la red: tecnología, financiamiento, movilidades, etc. La red encierra otras potencialidades: “permite la integración para la solución de problemas y temáticas comunes (…) y propicia la reflexión” (Chavoya Peña & González Hernández, 2012, p. 7). A partir de la interacción de sus miembros, puede darse “fortalecimiento y consolidación de cuadros académicos (…) en las que los académicos constituyan colectivos que desarrollen sus tareas interactuando de la manera más productiva combatiendo así la forma de trabajo aislado que todavía prevalece en muchas dependencias”. (Lugo Villaseñor, 1999, p. 12)

Una nueva cultura académica que organiza el conocimiento social desde la premisa de la interacción y potencia vínculos regionales en la elección de la metodología para conseguirlo; esta podría ser una definición más pertinente con una red académica de Mercosur. Desde la comprensión de qué es una red académica y cuáles son los conceptos claves que la

constituyen, el paso siguiente es su operatividad que se concreta en un proceso cuyo punto de partida requiere de elementos activadores, entre los cuales resulta fundamental actitudes y prácticas concretas. La concurrencia del factor humano, de investigadores dispuestos a articular –desde la horizontalidad de los vínculos– metodologías y discutir colaborativamente supuestos epistemológicos, representa un estadio siguiente que puede confluir, aunque no necesariamente, en la institucionalización de esa red. Esta segunda instancia en la vida de una red académica suele estar promovida por políticas universitarias de organismos gubernamentales nacionales o bien por entidades internacionales. Arribados a este proceso se ha transitado del esfuerzo del investigador a la política de Estado o al apoyo de un organismo internacional que promueven el trabajo en red y pueden contribuir a su cofinanciamiento.

En este tránsito de la diagramación de 101 la red hacia su operatividad cuenta también la pregunta del para qué. Por cierto que frente a

este problema cada red traza sus objetivos específicos; sin embargo, una cuestión sobresale de suyo y es el solo hecho de estar frente a sociedades como las actuales envueltas en procesos complejos de desenvolvimiento. Una red académica puede constituirse para gestionar el conocimiento y alentar la idea de una construcción en común, así desde esta perspectiva, puede aportar esfuerzos teóricos y resultados empíricos que contribuyen desde los enfoques diversos, pero complementarios, para dar respuestas a esa naturaleza compleja del fenómeno social. En este punto, puede resultar altamente potencial el incentivo de ser impulsadas desde marcos de integración a nivel regional, en nuestro caso, el de Mercosur.

Lo relatado ha sido el trayecto recorrido por esta red académica que ya cuenta con una historicidad propia ya que la etapa de una constitución inicial donde

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predominaron relaciones de carácter informal se presenta como el trayecto necesario para el momento de su génesis. En el caso de la nuestra, se constituyó en el año 2008, en el marco del I Congreso Internacional de Ciencias, Tecnologías y Culturas convocado por la Universidad de Santiago de Chile. Luego, cuentan los sucesivos y renovados procesos de interacción entre las partes, el

desenvolvimiento de un trayecto interuniversitario en cuyo marco se concretaron movilidades estudiantiles a nivel de grado y posgrado para acompañar las actividades de extensión previstas, también intercambios que realizaron docentes con formación de posgrado a fin de participar en instancias de divulgación, extensión y enseñanza de posgrado, publicaciones conjuntas en soporte impreso y digital que reflejan y sintetizan los tópicos principales debatidos al interior y exterior de la Red en los últimos siete años y, por último, el diseño de una revista electrónica que condensa y divulga sus acciones.

Al describir esta historicidad de la Red resalta claramente una convicción compartida por las partes: esta no iba a circunscribirse solo al “conocimiento”, precisaba en su devenir también de “actitudes”, es decir, de “actitudes en Red”. Por lo tanto, creemos que toda Red académica va desenvolviendo su materialidad desde la informalidad de la cooperación hacia una mediación institucional, pero ese trayecto no se sostiene por sí mismo sino que en virtud de una cultura en Red, un compromiso que involucra primariamente a los investigadores, por su papel relevante si se quiere a fin de sostener en el tiempo la discusión sobre problemas (sociales en nuestro caso y de común repercusión en el Mercosur) que remiten a objetivos generales y específicos, factibles de ser sistematizados en un proyecto y presentados para un intercambio académico. Se logra así la convergencia

académica desde un plano funcional de la red.

Esa cultura en Red requiere partes y contrapartes, servicios y reciprocidades,

fuerte voluntarismo, imaginación y creatividad científica, es decir, bases éticas de una cooperación científica. Pero sobre todo, convicción acerca del quehacer universitario en el sentido de pensar en contribuir al estudio de procesos que pueden facilitar el desenvolvimiento de ciudadanías más democráticas en el contexto de sociedades, como las del Mercosur, atravesadas por lógicas propias, otras comunes y otras globalizadas.

Por lo demás, toda Red académica, en la medida que adquiere continuidad académicamente, enfrenta el desafío doble de profundizar y/o ampliar la composición de sus miembros. Frente a esta disyuntiva, se preservaron ambos términos y en este sentido, se incorporaron en los últimos años

investigadores de la Universidad Cooperativa 102 y de la Universidad del Norte, ambas de Colombia, junto con la Universidad de Chile.

Se trata entonces de un intercambio rico en diálogo interdisciplinar, en este caso entre la historia social, la ciencia política y la geografía, y que recoge además la experiencia de formación en Educación Superior tanto en contextos de universidades públicas como privadas, federales como estaduales.

De todos modos, nada de esta actitud cultural en Red aun con solidaridades y reciprocidades hubiese sido posible de no mediar un fuerte respaldo institucional que se visibiliza, por una parte, en la disponibilidad de infraestructura que todo proyecto precisa para su desenvolvimiento, ya que se cuenta a lo largo de todo el proceso con el apoyo de las dos universidades intervinientes, y por la otra mediante el financiamiento por parte del organismo público nacional, en este caso la Secretaría de Políticas Universitarias. Las movilidades,

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publicaciones y programación de actividades requerían necesariamente de recursos, más allá de que los avales institucionales constituían por sí mismos una acreditación importante. Pero sin aquellos, y lo que es más importante aún, sin el patrocinio de políticas universitarias direccionadas a objetivos de internacionalización del conocimiento, toda programación impulsada por las partes hubiera naufragado en un ambicioso cronograma incapaz por sí mismo de sostenerse en el tiempo y menos aún de contribuir a una efectiva y tangible integración regional de las sociedades que pretende convertir en su objeto de estudio. Todo ese respaldo permite advertir un segundo momento constitutivo de la Red: cuando de aquellas relaciones informales que se relataron en los párrafos precedentes y de la cultura en red se transitó hacia una mediación institucional que le dio estructura formal.

Por último, cabe considerar en el relato de este proceso constructivo de la red, su tipología. Las hay académicas, de información, de posgrado. Las redes de investigación en América Latina y el Caribe han permitido fortalecer esa área de la producción universitaria, tal como se reconoce actualmente, debido a su papel relevante en la formulación, desarrollo y ejecución de proyectos de investigación, en la organización del conocimiento a través de centros e institutos de estudios e investigación, cuerpos académicos y/o grupos de investigación, siendo estas investigaciones de carácter nacional e internacional. (Alvarado Peña, 2014). Pero, en cuanto a las redes que pretenden fortalecer la extensión universitaria, su número es menor. Este pretende constituirse entonces en el aporte de nuestra red, pero para ello hubo de considerarse por un lado ese proceso que se describió a lo largo del apartado, de internacionalización del conocimiento, cuya correspondencia con el

fenómeno de la globalización es evidente; aunque por otra parte, también resultan

fortalecidos los procesos de reterritorialización o nueva significación del territorio. En atención a estas dos dinámicas el objetivo general de la Red fue constituirse para generar un espacio de cooperación académica entre la UNRC y la UNEB en orden a desarrollar prácticas de extensión a partir de las cuales resultaran potenciadas otras acciones igualmente relevantes como la investigación, aportes en la formación de

posgrado, intercambios académicos, movilidad de estudiantes y profesores.

El proceso es tan importante como los resultados. Por eso, constituir la Red para desarrollar de modo cooperativo la extensión interuniversitaria significó, como antes se dijo, una cultura de Red consensuada entre los pares académicos y sostenida en el tiempo, para luego acordar alrededor del

proyecto convocante: la “extensión

universitaria”. Fue importante aquí 103 comprender qué significaba ese concepto a la

luz de los desafíos actuales que plantea la internacionalización del conocimiento para de ese modo privilegiar un enfoque epistemológico que permitiese considerar de qué modo iba a realizarse la articulación entre las universidades de Mercosur entre sí y a su vez entre estas y sus respectivas sociedades. Por otra parte, esa noción debía facilitar estrategias metodológicas que dotasen de mejor funcionalidad a la Red. Aquí debió reconocerse que hubo una historicidad en torno a la evolución de la extensión universitaria, aspecto que es abordado en el apartado siguiente.

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EL VIRAJE EN LA CONCEPCIÓN DE LA “EXTENSIÓN”: DE LA TRANSFERENCIA A LA ARTICULACIÓN SOCIAL EN UN CONTEXTO DE INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO

Varias producciones han hecho referencia a la historia de la extensión universitaria y conforme con ello los modelos sobresalientes y su desenvolvimiento en América Latina. En efecto, al historiar la extensión se advierte que comenzó a ser reconocida como una función de la Universidad a partir de su adopción en Cambridge, en 1872, bajo un modelo que resaltaba la promoción cultural y su aporte a la construcción de identidad nacional. En América Latina, el impacto de la reforma generada en Córdoba en 1918 sentó las bases para una concepción de la Universidad según la cual el saber también debía democratizarse y para ello servía la difusión cultural promovida desde la institución superior. Así pensada, la Universidad “transfería” a la sociedad saberes e investigación y por lo tanto fortalecía su “función social” mediante actividades culturales. La continuidad de esa misma visión quedó en evidencia en 1957, en ocasión de celebrarse la primera conferencia latinoamericana de extensión universitaria” en Santiago de Chile. Volvía a subrayarse esa idea de “proyectar cultura” y “vincular a todo el pueblo con la Universidad”, aunque se añadía la premisa de contribuir al desarrollo social y técnico de la nación. Un primer cambio de rumbo sobrevino a partir de 1972, cuando en México tuvo lugar la II Conferencia Latinoamericana de Extensión y Difusión Cultural y allí se pensó la extensión

como una relación comunicacional bidireccional entre Universidad y Sociedad ya que hasta entonces se había desconocido la participación social en la elaboración de los objetos de estudio científico. Un segundo

momento de cambio fue en 1998 cuando en el marco de la Conferencia Mundial sobre Educación Superior, la declaración de la UNESCO ratificó ese criterio y destacó la necesidad de estudios interdisciplinarios para analizar los diferentes problemas. (Sastre Vázquez, Zubiría & D’Andrea, 2008)

En el marco de ese devenir, la función de la extensión en el ámbito de las universidades latinoamericanas comenzó ocupando un plano marginal en relación con la preponderancia que siempre tuvieron la docencia y la investigación, lo que dio como resultado una escasez de recursos para su operación, una vinculación débil con la docencia y la investigación y un bajo nivel de calidad en sus productos y servicios.

Evaluado en su conjunto, el

desenvolvimiento de la extensión universitaria ha venido operando de manera muy heterogénea tanto en lo que se refiere a las concepciones institucionales como en el

carácter estratégico de la función. Algunos 104 aportes permitieron pensar en un giro de visiones. La extensión podía ser vista como

un espacio real de comunicación entre la Universidad y la sociedad. Orientar su acción a la solución de problemas del entorno social, educativo y cultural; incorporar en sus actividades a toda la comunidad académica. Desarrollar procesos de interacción e integración con los agentes sociales y comunitarios. (Ortiz Riaga & Morales Rubiano, 2011)

De acuerdo con esta evolución se han desarrollado en América Latina distintos modelos de extensión universitaria desde aquella idea de la transferencia a otra más economicista o empresarial (Serna Alcántara, 2004). A comienzos de siglo XXI las propuestas acerca de cómo debía desarrollarse la extensión universitaria ha priorizado distintos actores en la articulación. Algunos proponen la participación del público en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, hay quienes advierten sobre las

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ventajas de fortalecer lo local y lo nacional para contrarrestar las tendencias de la

globalización, otros, aluden a un “conocimiento contextualizado” (Ortiz Riaga

&Morales Rubiano, 2011, p 3), lo cual implica mayor articulación entre las instituciones educativas y el entorno social en que ellas se desenvuelven. Sin embargo, una concepción es la que mayormente se ha impuesto: la del enfoque empresarial que responde a requisitos del mercado. Es decir, en algunas experiencias de extensión se propugna la defensa de la vinculación entre la Universidad y la empresa, ya que la generación de procesos de cooperación puede ser beneficiosa para la empresa por cuanto apropia conocimientos y habilidades necesarios para la producción de sus bienes y servicios.

A partir de dos enfoques teóricos complementarios se ha concebido la extensión universitaria en este trabajo. Por un lado, se la entiende como una “interacción creadora entre universidad y comunidad”, aspecto que supone una relación permanente y directa con los demás subsistemas sociales, ya que opera en el doble sentido de proyección de la institución en ellos y de estos en aquella, (Leyva Vidal y Santiesteban Leyva, 2011) pero también se enmarca a la extensión en un proceso formativo que tiene como propósito promover la cultura en la

comunidad intrauniversitaria y extrauniversitaria para contribuir a su desarrollo cultural. (González & González, 2001)

Han sido pues estas perspectivas las que se constituyeron en fundamento epistemológico para emprender un proyecto de extensión entre la UNRC y la UNEB. Así entonces, la práctica de la extensión se vincularía a las otras dos (docencia e investigación)por un lado y por el otro se diagramarían vínculos entre la Universidad y la sociedad en un nivel de horizontalidad e interdisciplinariedad con una connotación

democrática. Ello significó pensar la Universidad pública desde una perspectiva donde la problemática de investigación y docencia preste particular atención a las cuestiones de la sociedad, particularmente en su dimensión social. (Carlevaro, 2009)

En síntesis, teniendo en cuenta que en los últimos años se ha afirmado un paradigma que otorga preponderancia a la internacionalización del conocimiento, y en cierto modo para reivindicar un enfoque donde la extensión pueda entenderse como un proceso de interacción Universidad- sociedad, y en respuesta a incentivos más específicamente sociales que de mercado, se pensó este proyecto en Red donde el foco de la producción sería la extensión. Y atendiendo también a los procesos de reterritorialización se buscó articular problemáticas sociales regionales comunes de Mercosur y locales. En razón de ello el proyecto se tituló “Participación ciudadana y

organizaciones sociales en el nivel territorial 105 local: aproximaciones desde prácticas de extensión universitaria”.

Sobre la base de esa premisa se estipuló como objetivo central “consolidar la vinculación de la Universidad con la sociedad y potenciar espacios de discusión desde una perspectiva interdisciplinaria y convocante de actores sociales comprendidos en el mapa de organizaciones sociales estudiadas”. Por otro lado, se formularon objetivos específicos:

instrumentar a través de un Seminario taller un mecanismo de comunicación con la sociedad local convocante de

las organizaciones sociales seleccionadas para su estudio.

profundizar los vínculos académicos entre docentes y estudiantes de las Universidades de Río Cuarto y del Estado de Bahía, a partir del desarrollo de actividades que permitan la movilidad intrarregional y la transferencia de los resultados mediante la divulgación científica

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METODOLOGÍA DE UNA RED ACADÉMICA INTERUNIVERSITARIA EN EXTENSIÓN

Si una red académica, tal como la concebimos, implica articulaciones, si esta experiencia iba a darse entre universidades públicas del Mercosur que pretendían vincularse con actores sociales a fin de concretizar ese nivel de diálogo científico con organizaciones de la sociedad civil, se pensó en un diagrama de actividades donde la interdisciplinariedad fuera el eje transversal y el objeto de estudio fuese de identidad territorial, para así responder a los desafíos que plantean problemáticas sociales actuales las cuales reúnen cuestiones de la globalización y a la vez de la realidad local y regional.

Al fijar como meta la constitución de equipos para una acción de extensión, el criterio que permitió fundamentar la metodología tuvo en cuenta, en primer lugar, la interacción interdisciplinar, lo cual supuso el aporte de geógrafos de la UNEB, historiadores y politólogos de la UNRC, además se previó la integración de alumnos de posgrado de ambas universidades en cada una de esas disciplinas.5En segunda instancia, y con el objeto de articular la Universidad con la sociedad local a través de algunas entidades comunitarias se firmó un Protocolo de Trabajo entre la UNRC con la entidad que nuclea a todas las organizaciones vecinales de la ciudad de Río Cuarto (Círculo Vecinal), mediante el cual se facilitó la comunicación con dirigentes vecinales para la realización de entrevistas e intercambio de problemáticas sociales territoriales.

Una Red implica gestión, de allí entonces el sentido de esa asociación interuniversitaria e interdisciplinaria y como

5 El número de alumnos que realizaron movilidades fue de tres en total: uno de la UNEB y dos de la UNRC.

se trataba de una red para la extensión se buscó generar puntos de intersección con la sociedad. A partir de allí se desenvolvió un cronograma de encuentros, estos fueron en espacios concretos y no virtuales en esta etapa.6Por otra parte, y además de que esta Red se constituyó para contribuir en el marco de la cooperación internacional, desde el fortalecimiento del Mercosur académico, lo fue también para encarar acciones de transformación en la construcción del conocimiento social interregional. De manera tal que este segundo propósito dependía para su concreción del primero. En este sentido, su viabilidad provino de las fuentes de financiamiento gerenciadas desde la SPU de Argentina.

Para el logro del primer objetivo, las acciones emprendidas fueron:

-Una dinámica de la movilidad e intercambios de estudiantes de posgrado, profesores e investigadores

logradas durante dos años 106 consecutivos7.

-Prácticas de investigación destinada a comparar desde un punto de vista crítico las políticas en materia de

extensiónuniversitaria implementadas en universidades argentinas y en universidades brasileras. Dicha práctica se dio en el marco de una Pasantía de dos alumnas de posgrado de la UNRC que realizaron entrevistas a docentes y estudiantes en la UNEB y en la

6 Se halla diagramado, de todos modos, un nuevo proyecto que busca potenciar esta segunda dimensión de la intercomunicación en la Red: una revista virtual, “Sociedades y Territorios”, pronta a ser divulgada en su sitio web.

7 Durante todo el período se llevaron a cabo dos misiones de movilidad. En el primer año (2014) se concretó una misión con la participación de cuatro docentes y 2 alumnos de la UNRC. En el segundo año (2015) la participación fue con tres docentes y 1 alumna de la UNEB.

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UEFS8. El objetivo fue abordar la

dinámica que mantienen las

organizacionesestudiantiles universitarias, la inserción de alumnos de color, mediante el sistema brasilero de “quotas”, en el sistema universitario local, y compararlo con

las organizaciones estudiantiles argentinas y las políticas de formación de grado en la UNRC, Argentina.

En cuanto al segundo propósito de la Red, se implementaron actividades de divulgación, realizadas en la UNRC y en la UNEB. La primera de ellas tuvo lugar en la UNEB, con la participación de docentes de la UNRC en un Seminario organizado por el grupo de investigación GEOMOV. La temática fue discutir e intercambiar

reflexiones con representantes de organizaciones comunitarias acerca de repertorios de acción y características de organizaciones socioterritoriales urbanas y rurales en la región de Bahía, Brasil. Por otra parte, se intensificaron vínculos para la capacitación en posgrado. Por eso, una de las actividades consistió en el desarrollo de un Seminario de Posgrado dictado en la UNEB, a cargo de docentes de la UNRC, dedicado a discutir las tendencias actuales del capitalismo global y su impacto a nivel de organizaciones socio-territoriales en Argentina, Bolivia y en Río Cuarto, a nivel local. Un segundo Seminario de Posgrado fue dictado en la UNRC, por docentes de la UNEB, sobre las nuevas tendencias teóricas en la geografía crítica y su aporte al estudio de los movimientos sociales latinoamericanos.

Particularmente se trabajó con el pensamiento de Milton Santos acerca del espacio y el territorio. Estuvo a cargo de docentes de la UNEB, especialistas en el área de geografía, y destinado a los alumnos de la

8 Universidad Estadual de Feria de Santana, distante

120 km. de la Universidad Estadual de Salvador de Bahía.

Maestría en Ciencias Sociales de la UNRC, con lo cual se contribuyó al fortalecimiento de la formación de cuadros académicos así como también de los programas de posgrado. Pero además contó con la participación de

representantes de organizaciones comunitarias con lo cual se intercambiaron reflexiones y aportes.

Entonces, movilidades académicas, seminarios para el intercambio de experiencias, acciones de apoyo a la formación en posgrado mostraron cómo desde la extensión universitaria podía contribuirse a la cooperación científica y a la vez generar un diálogo con sectores de la sociedad, particularmente con organizaciones socioterritoriales.

El siguiente esquema muestra cómo a partir de los Nodos de investigación social existentes tanto en UNRC como en UNEB se diagramaron actividades de extensión, las que luego contribuyeron para revisar y

reflexionar sobre hipótesis previamente 107 planteadas acerca de la relación entre organizaciones sociales y sus acciones territoriales, su contribución a la participación ciudadana y al fortalecimiento de una ciudadanía democrática, vía participación

local. En todos los casos, la Universidad ofició como espacio de encuentro y de discusión, donde se integraron actores sociales y se articularon las redes académicas preexistentes.

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Nodo de investigación social en UNEB sobre OST urbanas y rurales

Práctica de Extensión en

UNEB

. Técnicas de articulación

lingüística

. Fortalecimiento del

posgrado

. Conferencias

. Entrevistas sociales

Nodo de investigación social en UNRC sobre OST urbanas

Nodo de extensión en

espacios universitarios

(UNEB y UNRC)Práctica de Extensión en

UNRC

. Técnicas de articulación

lingüística

Fortalecimiento del

posgrado

. Convenio con

organizaciones comunitarias

108

Por otra parte, cabe considerar que esas prácticas de extensión debieron

desarrollarse empleando técnicas de articulación lingüística, las que consistieron tanto en la UNEB como en la UNRC en desarrollar estrategias áulicas para un lenguaje común y así facilitar el diálogo y las prácticas entre los actores (uso de diapositivas/slides traducidas en ambos idiomas). El supuesto epistemológico que guió esta parte del trabajo conjunto fue el de entender la articulación universitaria desde una perspectiva dialógica, que supone aceptar y entender la diversidad dentro de la región; por lo tanto, las actividades se realizaron con respeto a los idiomas de origen, por ello se recurrió a traducciones en el caso de las entrevistas, pero no así en el desarrollo de las clases de posgrado y conferencias en el marco de los Seminarios realizados.

APORTES ACADÉMICOS Y SOCIALES DESDE LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

Para concluir señalamos que las prácticas de extensión universitaria realizadas en el marco de una Red académica entre UNEB (Brasil) y UNRC (Argentina) han mostrado ser una estrategia significativa para la articulación interuniversitaria en Mercosur. Las actividades emprendidas permitieron llevar a cabo desde el espacio universitario la divulgación científica de problemáticas de la investigación social que tienen como sujetos de estudio las organizaciones sociales de nivel territorial. A su vez, esas prácticas favorecieron el fortalecimiento de la formación de recursos humanos por dos vías: a nivel de posgrado y la movilidad estudiantil entre las dos universidades intervinientes.

INTEGRACIÓN Y CONOCIMIENTO

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Por otra parte, las prácticas de extensión desarrolladas y el trabajo colaborativo han favorecido procesos de diálogo y articulación Universidad-Sociedad. La extensión permitió intercambiar y discutir problemas de las OST a nivel territorial e intercambiar experiencias entre Brasil y Argentina; un intercambio que se llevó a cabo en el marco de seminarios de posgrado y de conferencias. Teniendo en cuenta ese actor de la sociedad civil, es decir, las OST, las prácticas de extensión estuvieron dirigidas también al desarrollo comunitario, por ello buscó integrarse a través de los seminarios a

representantes de organizaciones socioterritoriales a quienes se les realizaron entrevistas.

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Recibido: 07 de marzo de 2016

Aceptado: 22 de agosto de 2016