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INTEGRACIÓN Y CONOCIMIENTO

Año 2015

ISSN 2347-2658

 

 

 

Red Global Local por la Calidad Educativa. (2014). Informe Mundial de la Calidad Educativa 2014. En este debate: ¿De qué se está hablando? Venezuela: Coord. Dr. Luis Bonilla-Molina.

MARÍA ANGELA PETRIZZO PÁEZ Colegio Universitario Hotel Escuela de Los Andes Venezolanos mariangela.petrizzo@hotelescuela.org.ve

Sobre el contexto del estudio sobre la calidad educativa

El estudio sobre la calidad educativa se presenta como resultado de ocho meses de intenso trabajo e incorporación de un proceso detallado de revisión de documentos, informes

yexpertos/-as de distintas latitudes que expusieron su perspectiva sobre temas atinentes a un necesario replanteo político pedagógico del proceso educativo.

La realización de este informe tiene como escenario de ocurrencia la Consulta Educativa que se llevó a cabo en Venezuela durante el año 2014. En ese contexto, la consulta reivindicó su intención de involucrar las voces de todos los actores que son parte clara del proceso educativo y abrió un espacio para que, desde los estudiantes hasta las comunidades, todos pudieran expresar su opinión sobre las genuinas expectativas en torno del devenir de la educación en el país.

Con respecto a la calidad educativa, el informe nos advierte desde el inicio que flota en el aire la pregunta sobre lo que ésta es. Por ello, la motivación que emerge como impulsora del estudio que se reseña en este artículo, realizado por la Red Global Local para la Calidad de la Educación, es precisamente reunir la mayor cantidad de pensadores y pensadoras sobre el tema de la calidad

educativa y avanzar en la construcción de una visión común sobre lo que podemos entender como tal en un contexto histórico signado por la demanda de formación de ciudadanos/-as corresponsables con el destino y la suerte de su entorno.

La mirada a este primer avance nos muestra dos elementos claros vinculados con la aspiración del informe. Por una parte, el carácter inacabado de la discusión sobre la calidad educativa y, por el otro, la condición de no neutralidad del informe.

Resulta claro que la pregunta sobre la calidad educativa se debe articular y rearticular de modo constante a fin de imbricar todos a todos los actores involucrados en la construcción del sistema educativo. Más allá de las estructuras burocráticas encargadas de la operativización de la educación en todos sus niveles, los sectores de la sociedad constituidos (en lo que Fuenmayor denominó sector social receptor) deben sentir resonando en sus quehaceres diarios el llamado a interpelar de modo permanente a los procesos educativos. No en balde a estos últimos concedemos de modo -casi- irreflexivo la responsabilidad de adiestrar a los niños, las niñas y los y las adolescentes en sus habiliades sociales básicas y profesionales más especializadas para asegurar su interacción

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con las estructuras sociales e incluso, la construcción de otras nuevas.

Sin embargo, el segundo elemento mencionado arriba y referido a la declaración de no neutralidad del documento, resulta una sorpresiva muestra de sinceridad científica y humildad intelectual que no abunda en estos días, fuera de las muestras del pensamiento que pugna por la decolonización de nuestras sociedades geopolíticamente subyugadas a patrones de conocimiento exógenos.

De modo que si algo debemos apuntar como destacado en este informe es su apego prácticamente total a la senda de la búsqueda de una pedagogía que no eluda su compromiso político en la constitución del ser, y que pueda ser construida desde el Sur, siendo reivindicativa de procesos decolonizadores y para la cual el sistema educativo resulta un escenario privilegiado de acción.

Hitos axiológicos destacados en el avance del Informe sobre la Calidad Educativa

De la lectura del primer avance del Informe Mundial sobre la Calidad Educativa 2014 emerge casi de modo intuitivo una primera inquietud. ¿Cómo puede hablarse de calidad educativa sin dejarse atrapar por las lógicas instauradas en el pensamiento colonizado y que persiguen establecer y mostrar lo que puede y lo que no debe ser tomado, de modo único, como ejemplo? ¿Desde dónde muestra dicho informe sus aportes?

Esta inquietud se resuelve a través de lo que se muestra al lector de esta reseña como hitos axiológicos, elementos significativos, que suponen una ruptura con el modo dominante de pensar sobre la educación. El informe muestra de modo transversal cómo, si el pensar sobre la calidad educativa fuera hacer una pieza de bordado, cada una de las puntadas y su color serían esos hitos

axiológicos que muestran la ruta por la cual, nos apuntan desde la Red Global Local por una Educación de Calidad, debería discurrir el debate.

El documento se encarga de mostrarnos, entonces, el modo en que eso que llamamos antes honestidad intelectual opera como marco desde el cual, hechas las declaraciones políticas de rigor, se deja claro también su alcance: mostrar voces que piensan a la educación desde la pertinencia de su sentido y la reivindicación de su papel transformador.

De este modo, un primer hito axiológico lo constituye el declarar al informe y al estudio que lo alimenta como políticamente no neutrales y escritos desde la reflexión que la pregunta por la calidad debe responderse, no desde lógicas que apabullen lo local sino desde esas propias características y particularidades locales que logran iluminar y que parten de condiciones geohistóricas también singulares, lo anterior da cuenta del quehacer educativo como derecho inalienable de todos y todas.

La declaración de la no neutralidad

seguida de la demanda de una “pedagogización de la política para lograr politizar la pedagogia” (Red Global Local por una Educación de Calidad, 2014:10) introduce al lector en un ambiente reivindicativo que denuncia el secuestro del debate educativo por parte de intereses comerciales propios de un modelo neoliberal responsable de alienar al sujeto de su papel como ciudadano activo y corresponsable.

El segundo hito axiológico que plantea el informe es la búsqueda de la construcción del debate propuesto desde la comprensión de que la educación, en tanto proceso formativo que se sustenta en una aproximación teórica particular, es subsidiario de la sociedad en la cual éste ocurre y, por tanto, cualquier reflexión involucrada en repensar la educación debe contemplar una lectura integral del entorno.

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Esto, nos muestran las voces del informe, es lo único que puede salvar(nos) de asumir la búsqueda de la calidad educativa desde una mirada alienada y, por consiguiente, desvinculada del contexto en el cual ocurre. Alienar el debate sobre la educación es, en el fondo, despedagogizar la educación y avanzar en la producción de ciudadanos despolitizados y desconfigurados de su relación con el entorno, a la vez que se facilitan los procesos colonizantes.

El tercer hito axiológico que observamos en el informe es el planteamiento del tema de la educación como un terreno en el cual se ha cedido progresivamente espacio a prácticas conservadoras y cómo esto ha permitido insuflar políticas neoliberales en la educación en las regiones. Los modos en que estas prácticas se han evidenciado han sido diversos, aunque el informe identifica los siguientes: el creciente menosprecio hacia la actividad docente y su aprendizaje, el acceso a procesos de formación para ejercer profesión docente por parte de estudiantes excluidos/-as del sistema y con bajas calificaciones, la diferencia abrumadora y excesiva entre los salarios devengados por docentes en las distintas regiones (entre 40$ y 5.500$ mensuales), significativas diferencias entre las regiones con respecto al número de estudiantes asignados a cada profesor/-a, atribución al marcado consumismo tecnológico (y la consecuente

obsolescencia programada) de la

responsabilidad de construir espacios formativos a través de una educación a distancia (que lejos de complementar la formación pretenden sustituirla y la precarizan, en términos pedagógicos) y, finalmente, la desvalorización de la pedagogía como un elemento interpretativo de la educación en su conjunto y su vaciamiento y sustitución por los elementos pragmáticos de la burocracia que orquesta el fenómeno educativo.

El cuarto hito plantea la denuncia sobre la intervención de organismos multilaterales en

procesos de condicionamiento de las políticas educativas a pautas preestablecidas por estos a fin de adecuar las primeras al modelo de desarrollo que propugnan los segundos. Este hito está en franca relación con el anterior, al insistirse desde estos organismos en la necesidad de ajustar las mediciones de la calidad educativa a estas pautas (que van desde el establecimiento de estándares educativos hasta la búsqueda de egreso de jóvenes aptos para su pronta incorporación al mercado laboral) se acentúa la perspectiva de la educación como un proceso de producción en línea que recibe seres sin formación y los transforma en mano de obra generalmente acrítica y, por tanto, útil para las empresas que están inmersas en la preservación del sistema del que son parte.

Resulta evidente que actualmente, bajo esta premisa, uno de los pilares que sustenta el modo de producción capitalista es la educación, allí donde sirve de sostén a paradigmas que otorgan sentido al proceso educativo sólo en tanto y en cuanto facilita la adquisición de competencias y destrezas que sirven al modo de producción hegemónico.

Toda búsqueda por desmontar la responsabilidad de los Estados en la conducción y sostenimiento de los sistemas educativos supone entonces perpetuar el paradigma selectivo en la educación que viene impuesto desde el capitalismo.

Si alzamos la voz para preguntar por la calidad educativa, tarde o temprano surgen argumentos que defienden su evaluación. En la mayoría de los casos, y como indica e quinto hito axiológico (aún sin haber un acuerdo previo sobre lo que la calidad educativa significa), se pasa casi automáticamente a establecer la necesidad de medir y evaluar a nuestros estudiantes y profesores. Pero, ¿evaluarlos sobre cuáles elementos? Varias de las voces que se muestran en el informe apuntan a la necesidad de comprender que medir no es mejorar la calidad y, además, no

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deberían sobrevalorarse los resultados de pruebas como la PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos), pues se niega con ello toda posibilidad de complementar su revisión con la de otras pruebas nacionales, al tiempo que impone a los/-as docentes dinámicas de evaluación de desempeño en términos de eficiencia y no de contenidos, pedagogía o formación de ciudadanos/-as responsables.

El sexto hito axiológico resulta casi consecuencia natural de los anteriores; el informe establece que un debate sobre la calidad educativa que tome en cuenta condiciones y particularidades propias, que permita la revalorización y re-politización de la pedagogía, que atienda a criterios de evaluación cónsonos con el propósito mismo de la educación debe, necesariamente, ser un debate desde la ideología de la resistencia. Esta resistencia, tal como lo expone el mismo documento, se hace en primer lugar frente al discurso hegemónico y a una suerte de imperialismo académico, que se personifica en los/-as voceros/-as del Banco Mundial y frente al cual, la ideología de la resistencia debe suponer la construcción de una nueva pedagogía que impulse la búsqueda de nuevos significantes para lo que una educación de calidad debiera ser en contextos concretos.

La resistencia, como pedagogía y motor del proceso de formación de ciudadanos a través de la educación es, en resumen, la esencia del rescate de su condición de derecho humano inalienable. La resistencia es, entonces, la ruta de la viabilidad para la politización de la pedagogía.

La búsqueda de la calidad desde la educación en la calidad

Las voces que se muestran en el Informe Mundial de la Calidad Educativa 2014 apuntan a señalar la falta de liderazgo de entes regionales que se encarguen de la educación,

como una de los condicionantes básicos de la no construcción de un cuerpo conceptual común sobre lo que la calidad educativa es. La ausencia de este cuerpo conceptual, como hemos mostrado, es el principal argumento del informe.

Si bien es cierto que dicho consenso no existe, y por ello se requiere un debate continuo, no es menos cierto que la construcción de este no resulta tarea fácil en especial porque la reflexión sobre la educación es, por razones históricas derivadas de la implantación social de ese discurso hegemónico que se muestra de modo muy claro en el informe reseñado, un campo abierto que exhibe varios elementos que, desde su

interrelación directa, condicionan su configuración.

En otras palabras, todo debate sobre lo que la calidad educativa es, debiera contemplar entre otros elementos: a) la razón de ser del sistema educativo en función de las políticas nacionales educativas que lo sustentan, b) la comprensión de la educación como un derecho humano y, por tanto, inalienable, c) el refuerzo que desde lo local y sus particularidades debe hacerse hacia la formación de una “ciudadanía planetaria”, d) la resolución de las dificultades de acceso a datos sobre impacto de políticas educativas por parte de entes nacionales y, finalmente, e) el hecho de que los mecanismos de evaluación condicionan de modo claro y determinante la pregunta por la calidad.

Estos elementos, concluye el informe, encuentran manifestaciones claras en varias dimensiones tanto de los esquemas de evaluación de la calidad como del sistema educativo en sí mismo. Por una parte, ya se nos advierte en el documento que la reflexión sobre la necesidad de la evaluación de la calidad educativa y sobre esta en sí misma, tiene como punto de partida los sistemas escolares como un referente único. Esto ocurre cuando se ignora de modo deliberado que,

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además de ser la educación un conjunto de sistemas escolares, es también un complejo proceso social transformador. Se obvia también que este proceso social, por medio de la interacción del individuo con distintos elementos presentes en esa complejidad, es el que determina el sistema de valores y la ética del individuo, factores que no pueden separarse del hecho educativo.

Esto último es especialmente evidente cuando confrontamos los sistemas escolares con sus actores articuladores. Elementos como la primacía de la imagen, por ejemplo, el afán por la socialización a través de la teledirección de emociones y acciones, a través del uso intensivo y extensivo de las tecnologías de la información y comunicación en sus diversas manifestaciones (desde la televisión hasta los

videojuegos o teléfonos inteligentes), introducen los principales elementos distintivos de la brecha generacional ya evidente entre docentes y estudiantes. Pero revela, además, que los planos discursivo, ideológico y de valores, rara vez se encuentran.

Finalmente, en el contexto de los articuladores de los sistemas escolares, el informe rescata la necesidad de incluir en ellos a docentes motivados, personas en formación docente con intención de crear ciudadanos/-as al margen del modelo liberal académico hegemónico. Estos docentes motivados, activos y comprometidos con una formación crítica desde la resistencia y desde una pedagogía politizada, sólo pueden ser constituidos desde la revisión intensa de los procesos de formación por los cuales transitan quienes serán formadores, deberán entender que también estos son procesos sociales integrales complejos y, por tanto, mucho más que apenas sistemas escolares.

Se trata entonces de una perspectiva integradora que defiende la imbricación de actores, sistemas y procesos educativos de forma tal que constituyan un espacio armónico

con las particularidades de los contextos regionales pero que al mismo tiempo posibiliten la formación de un ciudadano hábil e su inserción en un espacio global (planetario) de acción.

La pregunta por la calidad educativa entonces tiene una primera condición para su respuesta: la complejidad de las relaciones y dimensiones que la habitan y la facultan como espacio de debate sobre las condiciones ciudadanas para las naciones y regiones del futuro.

Reflexiones finales

A lo largo de esta reseña sobre el Primer Avance del Informe Mundial de la Calidad Educativa se ha querido enfatizar en lo que se comprende como su motivación central: marcar un hito en el inicio de la reflexión comprometida acerca de la calidad educativa, encender la mecha de un debate que no espera ser agotado en instancias e instituciones sino decantado en procesos sociales de generación de conocimiento sobre lo que la calidad educativa es para nuestras sociedades y cómo debe ser evaluada a partir de dicha comprensión de lo que esta es.

En este contexto, el informe plantea la necesidad de poner en valor nuevamente el papel del Estado como conductor de la política pública nacional en materia de educación, con carácter soberano y muy por encima de cualquier intervención directa o solapada de organismos multilaterales motivados por intereses particulares.

Este ejercicio, qué duda cabe, requiere de alimentación y los nutrientes solo pueden venir del campo de la investigación en políticas educativas, su impacto y su contribución a la formación de ciudadanos autónomos y regiones soberanas. Y en este contexto (puntualiza en sus últimos párrafos el informe

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cuando se refiriere a declaraciones de Pablo Gentili en el marco del estudio), el acceso libre al conocimiento tiene un papel fundamental e ineludible como desafío central en la construcción de una educación pública de calidad.

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